Partida Rol por web

La voz del hombre que pregunta si hay alguien te es inconfundible. Se trata de la voz más hermosa que has oído a un hombre, única como el resto de su ser: Adrien Farenheitt, muy cerca, en algún lugar de aquella espesa oscuridad al otro lado...

Tiene que haber un llave o algo... ¡ALGO! - grita Liam bastante asustado, corre hacia la cama donde se levanto y empieza a rebuscar por alrededor, el suelo, debajo del colchón... en los cajones... - ¡UNA MONEDA! - se para unos segundos, mientras lentamente mira al resto de cajoneras junto a las camas... Se levanta a toda velocidad, y se sube a la cama saltando de una a otra a toda velocidad, agarrando casi al vuelo las monedas que hay en los muebles junto a estas. - si, ¡con esto podre salir! - piensa en un desquiciado intento de comprar su libertad.

Tras la escena que acaba de mostrar, y agarrando con fuerza su nuevo tesoro entre sus manos, mira con los ojos muy abiertos a todos y cada uno de los presentes, clavando la vista en la enfermera Milton, al ser la que tiene una apariencia más agradable. Vuelve a correr hasta acercarse a ella, y le tiende una de las monedas - Puedes sacarme de aquí, ¿verdad? Si! seguro que puedes, ¡tienes que sacarme de aquí! - le suplica con una voz totalmente histérica, a la vez que unas lagrimas recorren su rostro empapado de sudor.

La falta de respuestas es quizás un shock más duro de asimilar que la propia situación en la que Lene se encuentra: a oscuras, en un lugar tan tétrico como siniestro, con gente que tampoco saben nada y encerrada en cuarto oscuro sin salida aparente.

Poco a poco, la rubia empieza a tener una ligera sensación de agobio, como si la habitación fuera más pequeña que antes y hubiese empezado a disminuir poco a poco.
Tiene que haber algo...tiene que haber algo... -empieza a pensar Lene mientras empieza a remover sábanas y a levantar colchones para dejar la vista el somier de las camas.

Tiene que haber algo...algo...algo que nos sirva...Algo con lo que abrir la puerta o romper la ventana...

Y saltar....

Realmente confundida por no salirle las cosas como deberían, Millie, se enfurruña y patea el suelo, cual chiquilla a la que han quitado un caramelo...

-Esto no se vale... Debería ser algo más...

Es entonces cuando otras voces se alzan en la oscuridad, candentes, delirantes, exasperantes y realmente notables...

Una entre ellas, destaca... La mujer rubia que antes había pateado el suelo, abre muy grandes los ojos y, pregunta, vacilante, pero, a la vez, decidida y con alta voz:

-ADRIEN???

la voz del otro lado de la puerta hace que la joven se exalte alejandose unos pasos de esta... que esta... ?? su voz se corta al escuchar la voz del hombre... y los peores pensamientos pasan por su mente mientras el crugir de la madera retumba fuera de la habitación...

Con temor e inseguridad intenta apoyar su oido en la puerta, pero esto solo es un instante pues un sobresalto aun peor la hace girarse bruscamente... Candice observa fijamente al joven pelirrojo que ha gritado su mirada se torna asustada al ver la reacción de este, y como busca sin cesar, cama tras cama .... conocerme, conocerte, conocelos.... who am I... Who are you... la joven no retira su mirada confusa, del pelirrojo... no lo culpo, no me culpo, no culpo a nadie.... no ... si culpo a alguien....

Tiene que haber algo...algo...algo que nos sirva...Algo con lo que abrir la puerta o romper la ventana...

La voz femenina hace que la mirada de Candice repare en una mujer rubia hermosa... no... no hay nada hermoso... todo es efímero todo es solo un estado... los ojos casi melancólicos de la chica se ecuentran con los de la mujer... -no creo que sea la mejor alternativa su voz es sueve delicada... afectada por el miedo... una vez más la voz inestable del pelirojo le hace girar su cabeza... sin embargo ahora su atención no se centra en el joven, se centra en la mujer de tez pálida, una enfermera... una expresión casi que de repulsión se asoma en su rostro...

ADRIEN???

un momento vacilante... Candice clava su mirada fija en la mujer -has reconocido la voz? pregunta la joven con voz algo ronca aun su garganta no le responde bien... en espera de una respuesta la joven mira denuevo la puerta.... y en un impulso deja caer fuertemente su cuerpo en esta con la vaga esperanza que si bien no se abra, alguien del otro lado haya escuchado el golpe.

El joven agarró la mano de la mujer, con un cariño infinito, la fue soltando poco a poco, recorriéndola, memorizándola al tacto, parecía gustarle sentirla allí, pero cuando preguntó sobre el Único terminó de soltarla.

- El Único somos nosotros, todos somos el Único,- tienen que entenderlo, todos podemos llegar a serlo, sólo necesitan nuestra ayuda - Esto es una oportunidad, os habéis encontrado conmigo, este lugar, el armazón, no tiene importancia, vuestro problema no está aquí- abre los brazos abarcando el patético cuarto, sonriendo tiernamente - está en vuestro interior, lo resolveremos si os dejáis -

Más gente, caos, el caos confunde a las personas, no las deja pensar, no las deja ser ellas mismas, ruidos y voces que no tienen ningún sentido para nosotros,

- !BASTA! - gritó con sorprendente fuerza mientras se interponía entre la puerta y el resto. Autoritario, marcial dirían algunos, la desesperación era palpable otra vez, extendió las palmas de las manos pidiendo calma, - ¿Para qué quieres salir? – preguntó al chico pelirrojo, dinero - no nos escucháis, - apenado, negando con la cabeza. La chica pasó a su lado golpeando la puerta, castigando su cuerpo , en otro vano intento. no lo permitiremos

Se vuelve hacia la joven Candice, el color del hielo bajo el mar, frío y hermoso, duro pero capaz de derretirse bajo el prisma adecuado, estira con una mano la punta de su flequillo, separando sus ojos, uno para leer en su mente, otro para leer en su alma, cercenó la distancia con dos pasos, y tomó las palmas de la joven. Ella sintió el calor que emanaba de él, comenzó a invadirla, un cosquilleo, sus miradas seguían prendidas, con una intensidad que ahogaba alrededor. Ella será libre, lo será enterró su mano izquierda en las de ella, liberando la otra, que se posó en el corazón de la chica, - Ya nunca más estarás desvalida, nunca más estarás sola, estamos contigo – cinco dedos que parecían sellar una promesa.

-Déjame hacerlo – necesitamos su corazón para guiarla, el poder para hacerse libre está en cada uno, sólo podemos ser el sol que brilla sobre la nieve sin mácula, y aquella voz sonó con una sinceridad tan afectada que se quebró justo al final, afilando aún más la mirada que amenazaba con penetrar en cualquier lugar.

Lene revuelve las camas con desesperación cuando de nuevo Sebastián capta la atención de todos con sus enigmáticas palabras. La rubia se calma, se sienta y respira una y otra vez para recuperar el control de su mente.

Cita:

-Otra vez las mismas palabras...-piensa Lene.

-¿Por qué no somos capaces de entenderlo? ¿Por qué...?-

Ante su propia ignorancia, Lene se siente perdida, sola, casi desamparada... -Seguramente como todos los que estamos aquí-

-Un momento...- dice repentinamente, -tiene que haber algo que nos relacione, algo que entre todos podamos hacer para salir de aquí. Sebastían ha dicho que nuestro problema está en nuestro interior. Creo que a todos nos asaltan dudas, temor y miedo por esta situación. Sin embargo, no creo que debamos temer a nada de lo que haya fuera de esta habitación, aquí estamos a salvo pese a lo que la incertidumbre de la situación nos haga creer. Somos seis personas y estamos libres...Podrían habernos atado, o habernos separado. Pero no es así. Aunque os parezca extraño, por primera vez desde que fui internada no hay nadie que me controle, que me diga qué pastillas tengo que tomar, o las sesiones a las que tengo que asistir. Ahora no hay nada de eso, solo esta habitación...y no se porqué, me siento mejor-.

Cita:

¡No pueden atraparme! - Responde Liam con un grito, andando de un lado a otro de la habitación, como un animal encerrado en su jaula - No... si me cogen volverán las palizas, no quiero volver a ser un esclavo nunca ni que me tiren botellas a la cabeza otra vez... - piensa en voz alta, que progresivamente se va convirtiendo en un grito, agarrándose los brazos, recordando el dolor que tantas cicatrices ha dejado en su cuerpo -... tengo que salir, no puedo quedarme ¡MALDITO TIMMY! ¡Tú me has vendido! - continua hablando solo mientras va de un lugar a otro de la habitación, sin ningún orden fijo, desquiciado y con lagrimas recorriendo su rostro.

Se acerca a las puertas de la celda, dejando su cuerpo reposar sobre ella...

No hay respuesta del exterior...

Muy de fondo escucha lo que le pregunta Candice y lo que señala Lene...

"Es posible que tenga razón... Pero aún así... Qué hago yo entre ellos? Este no es mi lugar... No... Mi lugar está junto a Adrien... Tengo que... Cuidarle... Me... necesita... No puedo permitirme... perder... más... tiempo..."

Sin dar lugar a más pensamientos, arremete contra las puertas que le prohíben alcanzar su objetivo... Está claro que desea salir de allí con todas sus fuerzas, pero, así como el joven "raro" que dice llamarse Sebastian la ignora a ella, ella también ignora ese mundo caótico y fétido construido con escasos razonamientos y repleto de sentimientos desbordantes...

De hecho, si no ignorase al hombrecillo, su mundo se habría caído ya, minutos antes, porque el sólo motivo de tener que verle hacía que en su espalda un escalofrío se arrastrase perezoso, pero a la vez jactante, triunfante...

"Aún así... Quizás esas voces débiles que oigo tras de mí... Necesiten mi ayuda... Quizás... Sólo quizás..."

Muy poco a poco, su cabeza se gira, intentando enfocar a Lene, la única en ese tumultuoso infierno que parecía intentar comprender las cosas...

- ¿¡QUÉ COÑO ES ESO!? - de nuevo, voces al otro lado de la puerta - ¿¡QUÉ ERA, JODER!? - una mujer, parece desesperada.

Algo de rumor lejano, gente hablando, no se sabría decir exáctamente cuánta, pero el tono de todos es nervioso, parecen querer ponerse de acuerdo en algo...

- ¡...NO PUEDEN ATRAPARME! - de pronto, con mucho retardo, el eco de la voz de Liam había vuelto, y pasaba ante la puerta como si su voz corriera de un lado a otro de ésta - ...no quiero volver a ser un esclavo nunca...

- ¡DALE LA PUTA MONEDA! - otra vez una voz desconocida - ¡VENGA, DÁSELA!

- ¡VOY, VOY, JODER! ¡Toma! - otra mujer, más joven, que empezaba a toser violentamente. Los demás hablaban agitados de nuevo... Y de pronto, un silencio sepulcral. Una quietud previa a la mayor tormenta - ¿...PORQUÉ LA SUYA ES DISTINTA? - y aquella misma voz, junto con otras, empezó a gritar, atronadora, aterrorizada, sin que se oyeran sonidos viscerales, ni golpes que correspondieran a una razón de ser para esos horribles gritos... Alguien pedía ayuda, pero su voz se apagaba lentamente...

Se hizo de nuevo el silencio, interrumpido únicamente por la tos de la mujer...
- La puerta... - dijo otro - ¡La puerta está abierta!

Lo siguiente fueron pasos que corrían hacia el pasillo, y una sucesión de sombras cruzaban por delante de la puerta, desapareciendo en la penumbra...

"Mierda, ya vienen." Penso Thomas mientras miraba nervioso por la ventanilla, la pesadilla iba cada vez tomando mas forma y realidad, aunque eso no impedia ser mas grande y horripilante a cada esquina y cruva que veia formarse."No voy a conseguir nada de estos inutiles, y aun menos del Sebastian ese. Nuestras realidades y formas del ver el mundo parecen totalmente distintas. Incapaces de poner en comun facetas del enemigo que nos persigue."

-Si, hay algo en comun. Que todos estais locos y desquiciados como lunaticos, sobre todo el que proclama ser el nuevo mesias de este mundo. Pssst, son los egocentricos como tu los que anulan la personalidad de cada uno y los corrompe.- Dijo cabreado mientras se acercaba a la puerta y se ponia al lado del Hamilton. En su mente solo se repetia una y otra vez "Antes prefiero que me den de hostias que oir otro discurso sectario".- En cuanto a mi, no estoy loco, solo que la gente lo piensa y me trata como tal. Vosotros pronto tambien lo pensareis, y los que no lo pensais, seguramente me intentareis matar a puñaladas.

Empieza a observar la ventanilla y a apartar los cristales rotos con cuidado, lo que le interesaba de verdad era la reja metalica. Tal vez, si habia suerte, podria encontrar algun alambre semi-roto con la forma perfecta para forzar la cerradura y ahorrarse tener que aporrear a patadas la puerta

No nos dejan realizar aquello para lo que estamos aquí, son demasiados, no tienen ninguna intención de dejarse ayudar, pobres, a lo mejor no lo estoy haciendo bien, por favor, decidme algo, mostradme el camino terrenal que lleva hacia sus corazones

El joven Sebastian cerró los ojos, y fue como si una estrella hubiera perdido su brillo de repente, todo se volvió más oscuro por un instante, liberó a la joven Candice de su contacto, y pareció aislarse totalmente de cuanto lo rodeaba. El terror contrajo su rostro, se encogió como si hubiera recibido un golpe físico, y una gota de sudor frío se escurrió desde la frente hasta la punta de la nariz, balanceándose en ella unos segundos, hasta que se estrelló contra el suelo.

Y abrió los ojos de nuevo.

¿Por qué son las cosas tan complicadas algunas veces?, maldita ambición, siempre han sido así las cosas, hemos vívido la misma historia demasiadas veces, que pregunta más ingenuas nos hacemos. Revelar lo que no se puede, decidir lo que ningún mortal debe, esa es nuestra responsabilidad, no vamos a rehuirla, mi cobardía nos ha traído hasta aquí.

No desaprovecharé otra oportunidad

Con pequeños pasos, el joven recorrió toda la habitación, recogiendo a su paso las monedas que había en cada una de las cojoneras que se encontraban junto a las camas, no todas, puesto que una ya la poseía Liam. Los desquiciados encontraran la paz en este mundo . Se acerca a Lene, sintiendo la deliberada ignorancia hacia su persona por parte de aquella enfermera fuera de lugar, solían estar al otro lado de la puerta.

Agarra la mano de la rubia, y la abre con sus dedos, depositando una de las monedas, -Comprendernos lleva su tiempo, nadie nace conociéndose- sonríe de una forma que lo hace parecer mucho mayor, quizás sea por esa mirada, o porque ella se siente como una niña cuando la ha tocado. Luego se agacha a los pies de Milton y deposita otra moneda ante ellos, sin llegar a tocar a la mujer, ellos debían venir a nosotros, no al contrario al incorporarse despacio fue abriendo también su sonrisa para ella, mucho más acorde con su edad aparente, ladeo la cabeza y le dio la espalda a ambas para encararse con Thomas.

- Si quisiera hacerte daño, ya lo hubiera hecho,- su mirada se ha vuelto helada, no se lo merece, no respeta a los demás, es como aquellos chicos del instituto, aquellos que se creían especiales, y a pesar de ello sentimos compasión por él - Todos estamos locos, eso es lo que nos hace Únicos- un destello de esperanza que se desvanece fugaz – Sólo queremos ayudaros – traga saliva con cierta desesperación, y se envuelve a Candice con el brazo en su cintura, acercándola a él, protector, hasta que la espalda de la chica se estrella en su pecho, con la mano libre entrega la penúltima moneda.

- A mi lado estarás bien, me ayudarás a ayudarte –

Un calor quemante un sentimiento nuevo... una situación extraña todo un mundo que nunca antes se habia hecho presente ante ella.... Candice hundio su mirada en lo ojos azules... misteriosos.. indesifrables, de Sebastián cuando este se acerco aella luego que su voz resonara con impetu por toda la habitación .... que es?.. que no es?... quie es?... quien no es'... por que lo hace?... y por que no? ... la joven permaneci de pie estatica... mientras le observaba mientras el se hacercaba a ella, en ese instante un punzada un corrientazo una indescriptible sensación como nunca antes habia sentido... todo provenia desde el tacto calido pero a la vez frío de la mano de aquel joven ... de aquel indesifrable joven que ponia ante Candice una sensacion que no reconocia que nunca antes ninguna persona se habia preocupado siquiera por hacerle comprender que existia

Todos son unos interesados... todos actuan por el egoismo de sus almas ... todos solo piensan en usarte....

la respiración de la joven se corto y el aire dejo por un momento de llegar a sus pulmones ... Ya nunca más estarás desvalida, nunca más estarás sola, estamos contigo..  La voz de Sebastián penetraba en su mente y en su alma... una exhalación salió con suavidad de su pecho mientras intentaba que sus pensamientos se calmaran...Déjame hacerlo...  El pecho de la joven comenzaba a moverse cada vez con más agitación, en su mirada la confusión iba en aumento... pero no por lo que sucedía si no por que sentía como sialgo no estuviese bien como si algo la quemara y la hiriera.

tras una profunda inhalación, causada por las voces que se sentián casi en su nuca ya que se encontraba junto a la puerta Candice apretó con fuerza la mano de Sebastiáncomo reación a la sorpresa....  .... un bucle temporal... un suceso que se repite una y otra y otra vez ... una mirada hacia el pasado estando en el futuro... o un vistzo hacia el futuro haciendo parte del pasado...

Esta vez los ojos azul oscuro de la joven se dilataron... queria convencerse a si misma de esta realidad.

-Si, hay algo en comun. Que todos estais locos y desquiciados como lunaticos, sobre todo el que proclama ser el nuevo mesias de este mundo. Pssst, son los egocentricos como tu los que anulan la personalidad de cada uno y los corrompe.   En cuanto a mi, no estoy loco, solo que la gente lo piensa y me trata como tal. Vosotros pronto tambien lo pensareis, y los que no lo pensais, seguramente me intentareis matar a puñaladas.

Otra voz, otra persona más.... Candice sientio como la mano del joven se desentrelazo de la suya y sintiedo como denuevo un frío sentimiento la invadía dejo que su mano cayera con suavidad. mientras dejo caer su delgado cuerpo contra la puerta....

-como puedes decir que no estas loco, si eres capaz de reconocer a aquellos que respiran la locura.. como puedes pensar siquiera que la locura es algo que se comparte....

La voz suave, fragíl y aun quebrada de Candice salio de sus labios intentando razonar... estamos aqui porque debemos estarlo... por que asi lo pedimos... su voz era casi inaudible demasiado delicada...

Todos estamos locos, eso es lo que nos hace Únicos

Escucho el comentario de aquel enigmatico joven mientras bajaba la mirada una vez más hacia las marcas en sus muñecas... jugar con unos, jugar con tigo mismo... tu sangre... o mi sangre que diferencia hay? con lentitud se giro dejando su rostro contra la puerta de donde momentos antes las voces se habian escuchado.... coloco una de sus manos en la puerta ... en ese momento denuevo un calor inquietante .... un calor que solo hacia unos momentos habia sentido pero que aun era desconocido y por tal motivo era inquietante... aquel calor se desprendía del brazo de Sebastián que con una casi que macabra delicadeza de enrollaba en la cintura de la joven... y con la misma suavidad desconocida acercaba su cuerpo hasta chocarse con el de el... Candice contuvo la respiración .... no le era desconocida la sensación de su cuerpo junto al cuerpo de otro ser.... pero ahora era desconocido era nuevo... antes de poder soltar el aire o de siquiera pronunciar sonido la joven se percato de la moneda que el chico le ofrecia con la otra mano....la joven levanto de forma temblorosa el brazo y con una timidez embriagada de miedo tomo con sus manos heladas la moneda

- A mi lado estarás bien, me ayudarás a ayudarte ... la joven dejo su mano por unos momentos.... el frio de sus manos se anulaba con el calor de las manos de Sebastián, Pero de la garganta de Candice no se emitio sonido alguno.

-Oh...una moneda...- piensa Lene mientras bucea en sus recuerdos.
Conocía la historia de unas monedas famosas en una determinada historia de la mitología griega, en la que el valor de estos objetos era pagar a un tétrico personaje, Caronte el barquero del río que lleva las almas de los muertos al infierno...
-Sebastian...-
Lene mira la moneda y después la encierra en su mano.
-Sea lo que venga, este es mi billete de ida...-

Cita:

-Ayudarnos...Cómo unos locos podrían ayudarse unos a otros...-piensa Lene.
-Cómo podemos ayudarnos a todos...cómo podemos saber qué necesitamos todos...cómo podemos ser Únicos...

Lenta, lánguida, una mano delgada, de dedos finos y pálida asomó por la ventanilla de la puerta, extendiendo la palma hacia el interior... Con una voz que con su susurro quedo hacía estremecer a cualquiera, simplemente dijo:

- Tributo...

Al oír esa tenebrosa voz tras la ventanilla, un escalofrió recorre de arriba a abajo todo el cuerpo del joven, pero aun así, Liam corre hacia la puerta, con el rostro iluminado, casi se podría decir que hasta feliz - Si sobornas al carcelero... el carcelero te ayuda, esta claro. - es todo lo que el pobre muchacho llega a pensar en esta situación.

Sin pensárselo dos veces, y antes de que alguien pueda impedírselo, deja caer todas y cada una de las monedas que tiene en su poder sobre la esquelética mano que se encontraba frente a él, teniendo la total seguridad de que estaba haciendo lo correcto, y que, con toda seguridad, lo que hacía le llevaría hacia la libertad que tanto ansiaba.

Ahora, abre la puerta por favor - suplica al desconocido tras la puerta - Necesito salir rápido. - añade esperanzado, al haber escuchado, no hace mucho, como alguien de ese mismo pasillo decía que la puerta estaba abierta.

Thomas no tiene bastante claro que esta ocurriendo, bueno sospechaba que ellos querian jugar un poco a torturar psicologicamente, pero tenia que reconocer que hasta el le parecio extraño lo de la mano. Es mas, juraria que esa mano no estaba antes de que saltara asustado hacia atras ante tan esprectal aparicion.

-Uh, esto, yo voy con el.- Dije rapidamente mientras me ponia al lado de Liam y sonreia nervioso, siguiendo el juego del "vendededor de tickets".- Esto... ¿No te importara pagarme el viaje, verdad? Si quieres luego puedo ayudarte como favor, soy muy bueno protegiendo a la gente.- Dije a Liam con una sonrisa amable mientras me retiraba las mangas, ambas llenas de cicatrices que parecian hechas a base de cortes y desgarres, muy profundos.- ¿Ves? Tengo el cuerpo lleno de cicatrices, sufrir alguna herida de mas no supondra gran diferencia para mi.

Con un gesto de total comprensión y empatia hacia Thomas, Liam deja al descubierto parte de su brazo, enseñándole a su nuevo amigo las marcas de su pasado, horribles cicatrices mezcla de cortes, latigazos, quemaduras, unas encima de otras, y que, por lo que se puede ver, es más que probable que el chico tenga marcas similares por el resto de su cuerpo.

Vuelve a cubrirse rápidamente, dirige su mirada hacia el carcelero y dice - Vamos juntos.

Cerró los ojos unos instantes, dejándose acunar por la humana sensación de proximidad, después de todo habitaba en el cuerpo de un hombre joven, pero sólo fue un breve instante, cuando abrió de nuevos los ojos parecía cualquier cosa menos alguien dominado por sus pasiones.

La puerta se abrió y Sebastian miró al cielo, ignorando los techos, los cimientos, como si el sol o las estrellas fueran completamente visibles para él. Te damos las gracias, todo era muy sencillo cuando uno escuchaba, simplemente había que saber hacerlo, algo complicado en el mundo que nos ha tocado, pero es lo hermoso de toda la situación . Señala con la cabeza la mano que acaba de entrar, mirando a Lene, la moneda y la fantasmal aparición. Lo mismo para la enfermera. Alguien nos espera, nos necesita, vamos a buscarle, debemos seguir los pasos necesarios para ayudar a esa persona,

Apretó contra si a Candice un poco más, y acarició las heridas de su muñeca con sus dedos suaves, como los de un niño pequeño, y la giró para quedar frente a ella, mirándola con una sonrisa, estamos contentos de haberte encontrado, luego se separó y colocó su moneda en la palma de la mano que la solicitaba.

- Es inútil que habléis, ¿acaso creéis que le importa lo que decís? – miró con pena a los chicos heridos en su alma, creen que pueden hacerlo todo ellos solos, negocian con la ayuda y la bondad, intereses personales, sentimos que nos hayan rechazado, pero cada uno es libre de hacer lo que desee, aunque nuestro corazón lloré al verlos errar su camino, no podemos mirarlos . Se volvió hacia la joven de tristes ojos, ternura infinita al hacerlo, y de nuevo cogió su mano, guiando como haría un padre con una hija hasta dejarla junto a la que solicitaba su tributo.

No temas, estamos contigo había paz y tranquilidad en su voz.