Partida Rol por web

Strange Death in Paradise.

Logs editados.

Cargando editor
05/02/2009, 00:41
Director
Sólo para el director

LOS HECHOS QUE LOS DISTINGUEN

Bajo un cielo encendido Del color de la canela Avanza el convoy furtivo De polvo dejando estelas.
El aire sabe a sulfuros Los filtros no dan abasto Caronte es el planeta; Escilla el lugar exacto
Que los vagones recorren Llevando preciosa carga De iridio y otros metales Y el celo a todos embarga

Que es este pasaje hostil Propicio para emboscadas Y las huestes del Cónclave No dejan pasar tajada
Vuelan a ras de tierra Sirviéndose del relieve Flamígero, roturado Con tal de que no desvelen
Los radares adversarios Su pista, y con tensa vista Los Temperantes de guardia sobre los techos cromados
vigilan el firmamento manejándose en torretas De firmes cañones de plasma, dos por cada vagoneta.

Escilla es el peligroso paso que separa la Planta de Extracción Ra-342 (localizada en el Cuadrante I, Longitud 32o Norte, Latitud 34o Este), de Nagledech.
Mientras que la parte norte es flanqueada por una cordillera escarpada, levantada capa sobre capa de escoria volcánica, hacia el sur se abre una fosa de lava viva de cientos de kilómetros de profundidad: la fosa Caribdis. Sobre Caribdis flota una nube turbulenta de gases tóxicos y corrosivos, a través de la cual los convoys pueden internarse sólo en caso de extrema necesidad.
Los convoys cargados de metales pesados utilizan este paso, pese al manifiesto riesgo de desprendimientos y erupciones, para evitar las señales de los satélites enemigos, viajando en pequeños grupos, de cuatro o cinco furgones blindados, aerodeslizadores de casi veinte metros de eslora. Sobre el techo de cada uno, suele disponerse un pelotón de caballeros Temperantes:
dos operarios para las torretas de cañones de plasma (una en cada extremo), y cuatro o cinco caballeros de apoyo. Están calzados con botas magnetizadas que, si bien los mantiene afianzados, hacen que la velocidad normal por asalto (8 metros) se reduzca a 6 metros.

CARGUERO CLASE SABA.

Todos los yelmos disponen de intercomunicadores. El Diácono tiene, además, línea con el piloto.
Vuestra misión es muy sencilla: custodiar el cargamento. Son cuatro cargueros los que viajan en esta ocasión, y el vuestro cierra la marcha.

Arrio debe designar quién se ocupa de las torretas.
[Arrio] señala a Lucius y Otho
[Arrio] Vosotros: subid a las torretas y manteneos alerta
[Otho] Si Señor

El carguero avanza a una velocidad mínima, su carga se estima en cientos de toneladas.

[Zan] este sitio es perfecto para las emboscadas
[Otho] hace un saludo militar, y acto seguido, sube a las torretas
[Arrio] devuelve el saludo y revisa su arma metódicamente
[Lucius] Salta hacía una de las torretas
[Zan] mira a su alrededor

Fumarolas tóxicas prenden el miasma que es la atmósfera de Caronte.

[Hospitalario Vangelis] Sí, Hermano, así es. Por eso estamos nosotros aquí, para encargarnos que los blasfemos imperiales rieguen el suelo con su corrupta sangre si se atreven a aparecer.
[Zan] se sabe si esta ruta ha recibido ataques últimamente?
[Lucius] espero q después de esto nos encomienden algo más entretenido
[Hospitalario Vangelis] se encoje de hombros, sin tener dicha información.
[Arrio] Muchos ataques
[Zan] lo suponía
[Arrio] De hecho, hermano, muchos cargueros son los que no llegan a su destino
[Arrio] Esperemos que no nos pase lo mismo
[Zan] como a dicho el hermano vangelis
[Lucius] otea el horizonte a través del visor de la torreta
[Zan] para eso estamos aquí

[Director] Los minutos parecen licuarse.
[Director] Las entrañas de la tierra se convulsionan en el abismo que se abre la izquierda de la caravana...

[Zan] mira atentamente
[Zan] menudo paraje...
[Arrio] Atención: me avisan de que el radar detecta movimiento
[Padre Cornelius] permanece sentado en su sitio, impertérrito en su meditación
[Otho] mira rápidamente, girando hacia el abismo la torreta
[Zan] se prepara
[Arrio] se incorpora revisando su arma nuevamente
[Lucius] Una vez conocí a un tipo de aquí, toda su vida ahorrando para pasar una semana en mi planeta

[Director] Las escotillas conducen al interior de la estructura, deben permanecer selladas herméticamente.

[Arrio] Ya sabéis la consigna: disparad primero y preguntamos después
[Hospitalario Vangelis] se incorpora y apresta su arma, mientras unos chasquidos indican que el guantelete de seda se activa por si fuese necesario su uso.
[Zan] se sabe por donde vienen?
[Lucius] busca en el visor lo que Arrio dice
[Hospitalario Vangelis] Sí, Señor.

[Director] Un viento furibundo azota los riscos a su derecha.

[Hospitalario Vangelis] responde al DIácono.

[Director] De repente, el paisaje parece estremecerse.

[Zan] otea una vez más el horizonte
[Arrio] Por el este!
[Arrio] Un transportador!
[Arrio] Alguien lo ve?
[Zan] se gira rápidamente
[Hospitalario Vangelis] se gira rápidamente al escuchar al Diácono
[Zan] de momento no señor
[Arrio] Atención torretas: me dicen que viene desde el este
[Otho] Yo no veo nada mi señor, pero estoy atento a lo que sea
[Arrio] intenta distinguir algo entre la polvareda
[Otho] agudiza su vista desde la polvareda.
[Lucius] apunta al este, mientras espera q su mirada aguda ayudada por los sistemas electrónicos de la torreta le permitan disparar a algo
[Padre Cornelius] guarda su rosario en un recoveco de su armadura

[Director] La proa de un crucero de guerra comienza a despuntar sobre las crestas de Escilla.

[Zan] allí esta!!
[Lucius] disparamos al polvo señor?
[Otho] Es de los nuestros? ¿Abrimos fuego?
[Lucius] abre fuego contra la nave q se nos aproxima
[Arrio] Torretas: ¡FUEGO!
[Zan] es un crucero de guerra

[Director] Aún están lejos para vuestras ametralladoras, pero vosotros no lo estáis de sus cañones, y pronto, a medida que la velocidad de los vagones aumenta, la roca empieza a saltar en mil fragmentos a vuestro alrededor bajo el fuego enemigo.

[Director] Grrroommmm!!!!
[Hospitalario Vangelis] Agarraos!!
[Otho] empieza a disparar, pero no lo alcanza
[Arrio] se aferra a la baranda

[Director] El estruendo es ensordecedor, la tierra tiembla!

[Zan] empieza la fiesta
[Lucius] ajusta su puntería
[Otho] Imposible disparar Señor, nuestros cañones no llegan
[Padre Cornelius] se agarra a algún asa, para no caerse
[Hospitalario Vangelis] se aferra a la baranda de la cubierta

[Director] Por suerte, vuestras botas magnetizadas os permiten despreocuparos por las sacudidas y las fuerzas de rozamiento.

[Lucius] no llegamos! no llegamos!
[Otho] se agarra a los mandos de la torreta cuando los temblores comienzan
[Zan] no creo que podamos hacer mucho con los fusiles
[Padre Cornelius] toma nota mental de que Lucius abrió fuego un segundo antes de recibir la orden

[Director] El crucero se va situando lentamente sobre vuestras cabezas y bajo su vientre se abren unas compuertas,

[Otho] Espero Ordenes Señor
[Arrio] Por el momento esperad a tenerlo a tiro
[Lucius] apunta con la torreta al desértico suelo con la intención de levantar una polvareda que los esconda
[Zan] apunta hacia arriba
[Arrio] no malgastéis munición inútilmente

[Director] por las que comienzan a saltar decenas, cientos de soldados Proteus provistos con jets individuales de baja autonomía, con los que tratan de controlar su caída.

[Otho] en cuanto lo tenga a tiro los fríe a tiros desde la torreta
[Zan] ahí estan!!

[Director] Su propósito es abordar los furgones!

[Arrio] En cuanto estén cerca fuego a discreción
[Hospitalario Vangelis] alza el rifle, preparado para abrir fuego al recibir la orden.
[Arrio] permanece calmado, apuntando con su blaster a los asaltantes
[Zan] suda apuntado

[Director] La nube de enemigos se despliega, repartiéndose entre los cuatro objetivos. Al menos un centenar se precipita hacia vuestra nave.

[Otho] abre fuego contra los tipos que se acercan
[Zan] piensa: vamos, vamos
[Lucius] piensa en cuando jugaba al tiro al plato, y estos tíos caen mucho más lentos
[Arrio] Fuego
[Hospitalario Vangelis] Sí Señor!
[Padre Cornelius] dispara con el guantelete

[Director] Arrio y Otho comienzan a llenar el cielo con ráfagas de plasma en dirección a los engendros que caen y causan numerosísimas bajas.
Cornelius, por su parte, emite un pulso mercurial desde su guante y una bola de fuego se estalla a unos veinte metros de altura, segando las piernas de muchos.
Una lluvia de sangre hirviente, esquirlas de hueso y miembros sajados se derrama sobre la cubierta.
A medida que descienden, un resplandor de plasma se vierte sobre vosotros. El metal crepita, vuestros yelmos y armaduras se ponen al rojo vivo.

[Zan] maldita sea

[Director] Al menos setenta de esos legionarios continúan descendiendo hacia vosotros, replicando a vuestros disparos. Los cañones del crucero también hacen crujir la estructura del carguero.

[Otho] sigue disparando desde la torreta
[Padre Cornelius] emite otra voluta de mercurio
[Hospitalario Vangelis] continua disparando, esta vez con mas acierto que antes.
[Padre Cornelius] 6+4=10
[Lucius] Lucius mata a los de antes y a los de ahora

[Director] Los restos calcinados rebotan sobre vuestras armaduras: medio centenar ha resultado abatido.
La cubierta está resbaladiza a causa de la sangre negra y de los miembros espumeantes.
[Zan] vamos chicos!!
[Arrio] sigue apuntando
[Zan] grita
[Arrio] Vamos, masacrad a esos infieles, no merecen vivir
[Zan] dispara sin demasiado acierto
[Hospitalario Vangelis] continúa con el rifle alzado, apuntando, manteniendo la calma. Casi hasta feliz, tanta muerte le recuerda de forma indirecta a su hogar natal.
[Padre Cornelius] apunta con su guantelete mercurial al mayor reducto de los herejes apóstatas y abre fuego

Zan, Arrio y Vangelis son víctimas del fuego enemigo.
Lucius también. 5 puntos de daño cada uno.

[Zan] ahhhhhh!!!
[Zan] me han dado
[Zan] se echa mano adonde le han alcanzado
[Hospitalario Vangelis] aprieta los dientes al recibir el impacto, pero no cede. Su Fe y Entrega son más poderosas que las armas de la herética horda Proteus.
[Lucius] sonrie y levanta los ojos al cielo, vuelve a apuntar
[Arrio] aguanta el daño estoicamente

[Director] 30 de esos engendros alcanzan la cubierta!!
Los masas nervudas y pardas de los Proteus, bajo cuya piel inexistente asoman tanto venas que bombean sangre negra como fragmentos de huesos deficientemente batidos antes de ser vertida la pasta de la que están hechos en los moldes en serie, tienen fusiles Nuremberg implantados en lugar de sus manos derechas, y bayonetas.
Sus movimientos recuerdan a los de los artrópodos. Cuando ya están en la cubierta, algunos se lanzan a inutilizar los rotores de navegación para hacer escorar el vagón, mientras otros tratan de forzar las escotillas para irrumpir en la estructura. Los vagones tienen 400 puntos de estructura. Las torretas no se pueden utilizar sobre los enemigos que ya están en la cubierta, so pena de barrer a los propios compañeros.

[Zan] guarda el fusil en su espalda y saca su espada

[Director] Otho está aterrorizado, sabe que están perdidos y se lanza a abrir una de las escotillas para colarse dentro del carguero.
Lucius, que quiere huir también, se siente reconfortado por la bravura de Arrio, cuyo coraje parece no tener medida.
[Padre Cornelius] hace un barrido con su guantelete
[Hospitalario Vangelis] alza el guantelete contra el proteus mas cercano.
[Lucius] sale de la torreta camino a la escotilla, cuando choca pecho con pecho contra Arrio, levanta la mirada, sus ojos resplandecen de ira, y el gesto con el q levanta su arma para disparar a esos perros devuelve a Lucius el sentido común.
[Padre Cornelius] -¡Otho! ¡Maldito perro cobarde! ¡Vuelve ahora mismo y lucha como un hombre!
[Hospitalario Vangelis] golpea a la bestia deforme y herética en el pecho haciendo chasquear los sensores del guantelete liberando una descarga de energía.
[Lucius] se vuelve, se vuelve para hacerle mucha pupita a esos odiosos mutantes
[Padre Cornelius] grita furioso el escasamente comunicativo padre
[Lucius] falla su ráfaga por muy poco
[Arrio] desenfunda su espada, dispuesto a repartir justicia entre los herejes
[Otho] no oye nada, es como si hubiese sufrido algún tipo de maldición, y sigue huyendo. ¿Serán designios del Emperador que huya de esa manera?
[Arrio] golpea furioso a uno de los atacantes, pero su impacto es repelido por la bayoneta del monstruo

[Director] Los proteus se baten como dementes!
pero son incapaces de superar la férrea resistencia de los Temperantes...
y diez de ellos se derraman desventrados o machacados por los laterales del furgón.
De soslayo, captáis que el vagón que os precede (marcháis los últimos) está en grave apuro, erizado de enemigos, el combate es monstruoso, hasta que por fin, los rotores delanteros estallan, expulsando piezas derretidas y pedazos de proteus, y el vagón clava los morros en la tierra, pulverizando la roca, y se alza por los cuartos traseros, dando una vuelta de campana.

[Arrio] ATENCION!
[Arrio] VAMOS A VIRAR!
[Arrio] se aferra a una barandilla con la mano izquierda mientras mantiene la espada alzada en la derecha

[Director] Arrio y Vangelis pierden sostén!
Y Cornelius!!

[Arrio] ni siquiera grita, solo intenta prepararse para el impacto
[Hospitalario Vangelis] Maldición!

[Director] Sin embargo, aún tienen una oportunidad para aferrarse a las barandillas!

[Hospitalario Vangelis] exclama al comenzar la caída, intentando encoger el cuerpo para minimizar el impacto.
[Arrio] intenta aferrarse a la barandilla pero es inútil, el vuelco lo ha desestabilizado totalmente
[Hospitalario Vangelis] logra aferrarse a la barandilla en el ultimo momento
[Hospitalario Vangelis] Diácono!!
[Hospitalario Vangelis] grita al ver la caída de su jefe de unidad contra el duro suelo carontiano
[Padre Cornelius] Cornelius dispara al vagón de delante para sacarle de la carretera y que no se estrelle contra ellos

[Director] Cornelius sale también despedido hacia fuera, revoloteando las manos en el aire y se despeña.
Arrio y Cornelius pierden diez puntos de vida y ven cómo el carguero se va alejando.

[Arrio] siente el impacto que recorre su cuerpo, pero rueda rápidamente para ponerse de pie

[Director] Los que permanecen sobre la cubierta:
De repente, vuestro vagón se desvía, intentando esquivar al que os precede, el cual entierra su proa en la tierra y da una espectacular vuelta de campana, derramando enemigos y caballeros Temperantes por igual. La nave se precipita a cámara lenta sobre el lomo, dejando al descubierto su vientre de metal: a continuación, su chasis y sus vísceras son desparramadas bajo el fuego de los cañones del crucero enemigo, a cuya sombra aún os desplazáis, y el aire cruje con la subsiguiente poderosa incontenible explosión. Una ola de fuego barre vuestra cubierta (tirada de Resistencia, so pena de sufrir 2d6 de daño por onda de calor).

[Director] Vangelis y Lucius: 11 puntos de daño
Arrio y Cornelius contemplan maltrechos como el carguero se va encaminando hasta la sima llamada Caribdis, tratando de escapar de los cañones del crucero.

[Arrio] Vamos!

[Director] Sin embargo, los que permanecen sobre la cubierta, están en riesgo mortal de resultar volatizados!
[Arrio] corre hacia el carguero
[Hospitalario Vangelis] Rápido Hermanos!!! Hay que salir de aquí!
[Arrio] usa el intercomunicador
[Arrio] Tenéis diez segundos para entrar por las escotillas!
[Padre Cornelius] sigue al jefe, aunque cojeando por la herida que ha sufrido en la pierna
[Hospitalario Vangelis] dice entre toses por la ola de calor y viendo la sombra de los cañones sobre ellos

[Director] Zan parece que ha abierto una de las escotillas...
[Arrio] mira a su alrededor

[Director] 1
[Director] 2
[Arrio] Busquemos cobertura!
[Director] 3
[Lucius] me tiro de cabeza a una de las escotilla
[Hospitalario Vangelis] VAMOS!!!!!
[Director] 4
[Otho] corre hacia una de las escotillas
[Director] 5
[Padre Cornelius] se tira a cubierto
[Director] 6
[Hospitalario Vangelis] se lanza a la carrera por la escotilla abierta, sin dejar su arma.
[Director] 7
[Director] 8
[Otho] cuando llega, se tira con cuidado
[Arrio] se oculta tras una roca

[Director] De pronto, cuando tratan de cerrarla tras de sí...

[Otho] después, corre hasta ocultarse
[Lucius] dentro, dentro, dentro, espera a que estén todos dentro con la pierna preparada para cerrarla del tirón.

[Director] encuentran que el sistema de control está estropeado!
[Director] La escotilla no cierra bien!

[Lucius] le pega una patada para cerrarla

[Director] Otho consigue hacer funcionar la consola
y la escotilla se cierra herméticamente
justo cuando los vapores
comienzan a abatirse sobre el carguero
envolviéndolo en un infierno.

[Lucius] Otto, recuérdame q te de mi postre durante una semana
[Hospitalario Vangelis] Aguantad! Aguantad!!
[Otho] tranquilo, no se me olvidará...

[Director] Desde tierra, Arrio y Cornelius
observan cómo el carguero escapa de las hordas del Cónclave, mientras buscan cobijo en las rocas.

[Hospitalario Vangelis] prepara el Guantelete de Seda por si fuese necesaria una intervención de urgencia
[Arrio] revisa el estado del blaster

[Director] Vangelis, Otho, Lucius y Zan
están a salvo en el interior de la nave.

TO BE CONTINUED

Cargando editor
14/02/2009, 23:30
Director

CONTINUACIÓN.

[Director] Los restos del carguero siniestrado espumean y crepitan, una vez liberado el material radioactivo que transportaba, a unos cien metros de vosotros, y sin embargo, resulta una columna de fuego patética en comparación con el vórtice piroclástico que es Caribdis. El monstruo parece emberrenchinarse por la irrupción en su seno de los supervivientes del convoy.
El crucero imperial, por su parte, se pierde en las alturas, intentando tal vez sobrevolar el centelleante maëlstrom.
Y allí os encontráis vosotros, de pie ante aquel espectáculo devastador, el Diácono y el Dominico (a quien sólo le quedan seis cargas en su guantelete), observando horrorizados como las maltrecha tropas Proteus (apenas un centenar) comienzan a reorganizarse y a batir la zona, rematando a los temperantes que se han precipitado desde los cargueros.

[Padre Cornelius] -¿Qué hacemos, Diácono?
[Arrio] mira el espectáculo
-Me temo que intentar sobrevivir hasta que alguien pueda rescatarnos
comprueba su rifle como si en lugar de estar en medio de aquel caos estuviese de revisión en el cuartel
[Padre Cornelius] comprueba su guantelete, esperando con paciencia
[Arrio] Alguna idea de hacia donde ir? Me temo que operaremos mejor como dos soldados que como una unidad militar
[Arrio] estudia el terreno para ver si hay alguna posición ventajosa donde parapetarse
[Padre Cornelius] -Podemos tratar de reunirnos con los demás hombres una vez que el Maelstrom haya pasado
[Arrio] Sí, debemos encontrar un punto donde podamos resguardarnos mientras no pasa esa tormenta de fuego
[Arrio] No creo que tardemos en tener compañía
[Padre Cornelius] -Es posible que haya cuevas accesibles en la pared del desfiladero -añade metálicamente

[Director] El único punto de huida lejos de las legiones proteus
parece ser las laderas de Escilla
un irregular terreno, afilado, salpicado por manantiales de lodo hirviente
y terrazas de azufre.
Arrio indica esa dirección, pero yerra en el sendero que deben seguir
y, al volver, un recodo, queda expuesto a la vista de un pelotón de
Proteus que de inmediato comienzan a disparar contra él.

[Arrio] A CUBIERTO!

[Director] Cornelius, que avanza un poco por detrás, se libra de los disparos.

[Padre Cornelius] espera en el recodo de la esquina
[Padre Cornelius] -¡Vamos capellán, demuéstreles de qué están hechos los caballeros temperantes!
[Arrio] se tira al suelo abriendo fuego

[Director] Los proteus fallan sus disparos!!
Pero la posición que tienen Arrio y Cornelius es de lo más precaria.
Los disparos de Arrio barren el aire, pero no aciertan a nadie
[Padre Cornelius] como hasta que Arrio diga que se retiran no se pueden retirar
asoma su guantelete refocilador y dispara al grueso de los mutantes

[Director] El estallido de Cornelius también surca el aire en vano.
Los proteus replican.
Son ahora seis los que se acumulan sobre las rocas, ascendiendo en busca de su carne.
Tres de los engendros os alcanzan con sus armas terminadas en bayonetas.
Uno de ellos impacta sobre el yelmo de Cornelius, pero no logra atravesarlo.

[Padre Cornelius] -¡JA! ¡Ser impío!

[Director] Dos aún apuntan sobre Arrio que, debido al empuje, cae sentado, pero aún listo para la lucha.

[Arrio] abre fuego mientras intenta retroceder de espaldas
[Padre Cornelius] aplasta a un proteus con su guantelete
[Arrio] falla sus disparos, debido sin duda a su posición precaria...

[Director] Los enemigos comienzan a aglutinarse sobre la ladera, como una metástasis.
Y continúan disparando.

[Arrio] RETIRADA!

[Director] Un pulso mercurial de Cornelius
restalla en el aire
e impacta contra los proteus.
Pedazos de carne y de roca estallan!
Pero, de improviso, una conmoción tiene lugar
[sobre sus cabezas.
[Los impactos han hecho que una parte de la ladera de roca se derrumbe
y se precipita sobre ellos, atrapando a Arrio.
Arrio está atrapado de cintura para abajo.
Sin embargo, el magnífico disparo de Cornelius les ha dado un respiro.

[Padre Cornelius] agarra al Capellán con su superguante y le saca del arrollo
[Arrio] AARGH
[Arrio] no puede sofocar un grito de dolor al ser aplastado por la roca
[Padre Cornelius] -Este dolor le purifica, Capellán

[Director] Cornelius no puede sacar a su diácono de debajo del montón de rocas.
Un gran clamor comienza a inundar las laderas de nuevo.
Los proteus continúan su avance.

[Arrio] HUYE!
[Arrio] YO TE CUBRIRÉ!
[Padre Cornelius] -¿Y dejarle aquí solo? Antes afrontaré la excomunión
[Padre Cornelius] saca su espada y comienza a cavar alrededor del padre
[Padre Cornelius] del capellán
Arrio intenta mantener la consciencia ante la ola de dolor

[Director] Por si fuera poco, comienzan a sentir un rumor bajo sus pies.
[Por fin, con un poderoso estirón, Cornelius extrae a Arrio

[Padre Cornelius] -¡La tierra no puede detener a un templario temperante en el cumplimiento de su sagrado deber!
y al instante, una salva de plasma percute a su alrededor.

[Padre Cornelius] pues nos ponemos del lado de la ladera del que no cae plasma
[Arrio] cojea al lado de Padre Cornelius buscando un sitio donde cubrirse
[Arrio] Le debo la vida Padre Cornellius...
[Padre Cornelius] -Agradezcaselo al señor por darme fuerza, capellán

[Director] Los dos héroes consiguen retirarse
hacia una cornisa, a salvo de los disparos
pero de repente
un géiser brota desde la roca
[incontenible!!!
Pedazos de roca saltan por los aires.

[Padre Cornelius] entona la plegaria al valor y la unidad temperante

--------------------------------------------------------------------------------

[Director] Al cabo de una hora de sacudidas y señales de alarma indicativas de peligro de colapso estructural, vuestro vagón emerge humeante y deformado, con las torretas y los propulsores derretidos, del maëlstrom centelleante que es Caribdis. El piloto informa de que el crucero enemigo ha desaparecido del radar y de que al parecer tan sólo se han perdido uno de los cargueros del convoy. Es imposible hacer otra cosa que continuar hasta el primer enclave importante antes de arribar a Nagledech (40º,25' Latitud Norte, 3º,45' Longitud Oeste, cuadrante I): La atalaya de Avicena.

[Lucius] mira a su alrededor comprobando el estado de sus compañeros
-Tío, cuándo vamos a llegar un sitio donde poder gastar dinero

[Director] Vangelis va de compañero en compañero, inyectando sus dosis de nanobots.

[Lucius] ne-ce-si-to un buen baño, una noche de sexo salvaje, y una comida descomunal
en cualquier orden

[Director] Todos estáis apenados por la pérdida del diácono y del dominico, ¿seguirán vivos?

[Otho] En eso es en lo último que estoy pensando yo ahora Lucius
No sabemos que ha sido del Diácono y del Dominico.

[Director] El piloto parece ser un tipo de fiar.
Sabe lo que se hace.

Zan, desprovisto del yelmo, se vomita sobre las botas.
-Lo siento -dice. - Demasiada tensión.

[Lucius] observa la tristeza en el rostro de sus compañeros, cuenta 1,2,3...

-Seguirán vivos? -pregunta Vangelis. -Deberíamos intentar rescatarlos, no creéis?

[Otho] Sería lo más conveniente si, son nuestros superiores. Aunque, ¿Cómo sabemos si estarán vivos?

[Director] Arrio es un tipo estricto.
Es un novato, como vosotros.
Pero fue elegido como Diácono sin ningún tipo de réplica por vuestra parte.

[Otho] Quizás sea por eso por lo que tenga un buen pelotón...

-Y ese Cornelius... no os ponía la piel de gallina? -se atreve a decir Zan. -Apenas quedaba algo de ser humano en él.

[Otho] Osea, que no os importa nada lo que les haya pasado ¿no?
[Lucius] no eran malos tipos, un poco estirados... pero supongo q la vida los trató mal

-Por Arrio... Creo que iría a buscarlo. Y también por Cornelius, qué diablos! -dice Vangelis. -Deberíamos hacerlo.

[Lucius] Cuál era nuestra misión aquí?
[Lucius] Acompañar el comboy hasta aquí, no? Ya lo hemos hecho, no perdemos nada, yendo a buscarlos

-Custodiar estos furgones -afirma Vangelis.

El piloto interviene:
-Lo siento, hermanos. Pero el viaje no concluye hasta la Atalaya, y ya véis cómo ha quedado nuestra nave.

[Lucius] De todas formas, ahora q no vamos rodeados de precioso metal, no creo q sea muy peligroso salir al desierto

[Director] Vuestras armaduras aún humean a causa de la lluvia de plasma que los proteus vertieron sobre vuestras cabezas.
Nunca antes los vistéis tan de cerca, vivos y letales.
Se trataba de vuestra primera incursión en combate, y debéis sentiros muy afortunados por haber sobrevivido.

[Lucius] Tienen alguna forma de volver ellos solos o los estamos dejando morir de sed en el desierto?

[Otho] tras unos momentos pensativos, dice
[Otho] Bien parece que no tenemos otra alternativa por lo que parece.

-Los pelotones de temperantes de los otros dos furgones supervivientes -os comunica el piloto - han caído, no sobrevivieron. Creo que os condecorarán, hermanos.

[Otho] Son nuestros superiores, y nuestro deber es ir a buscarlos
[Lucius] En estos momentos creo q podríamos hacer cualquier cosa, aún tengo el subidón de la refriega
esto es mejor q las drogas recreativas de mi planeta natal

-Ya estamos cerca! -anuncia Zan.

[Otho] Pues no cometas estúpides por culpa de ese subidón Lucius

[Director] Asomándoos a un ojo de buey podéis apreciar en el horizonte las murallas y el baluarte de Avicena.

[Lucius] Creo no haber cometido ninguna

[Director] Pero algo pasa en el bastión...
Fuego, columnas de humo...
...todo parece ser un caos.

[Lucius] Otho, no habrás tenido nada q ver en todo esto, no?
[Otho] Ojalá...

-¿Qué demonios está ocurriendo? -maldice el piloto, un tal Molay.

[Lucius] Estamos seguros de q el comboy quiere llegar allí?
No sería mejor dar la marcha atrás

[Director] De súbito, la nave se estremece.
-Nos están bombardeando -avisa Molay. -Agarraos!

[Lucius] Es lo mismo q le digo a las chi... eh? qué fue eso?
[Otho] Nos bombardean!

[Director] Una escuadrilla de cazas imperiales Fénix está bombardeando las murallas, y los temperantes se baten con denuedo.
Los tres furgones, empero, alcanzan el pórtico de Avicena.
Los caballeros más próximos al pórtico interrumpen sus tareas por un momento y os reciben con unos hurra!
El convoy por fin se detiene en la plaza papal y podéis descender.
El cielo está transido de cazas enemigos, que llamean con espasmos sobre las almenas.

[Lucius] Bajo de la nave, salto raudo a observar el campo de batalla, cómo están las cosas?
[Otho] Rápido, tenemos que ir a las torretas!

[Director] Las torretas temperantes responden con plasma fulgúreo.
El Obispo Alcaudil os da la bienvenida bajo los resplandores de plasma que salpican las murallas y, de inmediato, os dispone sobre posiciones de artillería en las murallas.
-Vamos, hijos!!! Dónde está vuestro diácono? -ruge Alcaudil.

[Otho] Tenemos que combatir el ataque aéreo

[Lucius] Se perdió por el caminio, señor
sólo quedamos nosotros, señor

[Otho] No... No lo sabemos con exactitud

Alcaudil dice:
-Maldita sea... Vamos, ya habrá tiempo para ocuparse de ellos. Subid a esas torretas de la zona sur.Destruid a esos hijos de puta.

[Lucius] observo como están las cosas, la gente q corre por los alrededores, y empiezo a darles órdenes a civiles, y milicianos por igual
[Lucius] recogiendo escombros, q protejan a los débiles

[Director] Vangelis y Zan desaparecen, urgidos por unos sanitarios.

[Otho] Vamos, a las torretas sur!
[Lucius] y los hombres q puedan ser de ayuda allá donde puedan servir de algo
[Otho] corre tras Vangelis y Zan

El mismo obispo Alcaudil corre junto a vosotros, espada plásmida en mano.
-Vamos, perros en la viña del señor. A las torretas!!

[Lucius] miro alrededor me congratulo de mi mismo, recuerdo mis tiempo de capitan de equipo de rugby, y salgo corriendo para las torretas
[Lucius] siente la adrenalina inundando cada ápice de su ser, grava a fuego en su cabeza la situación en la ciudad, las zonas más dañadas, por donde vuelan los cazas enemigos, todo es muy emocionante, ve como se acercan las torretas, no puede esperar el momento de saltar en una

Un diácono os asigna un par de torretas, a Otho y Lucius.
El plasma se derrama por los cañones de las ametralladoras.
TATATATATATATATATATATATA

[Lucius] apunta al cristal de uno de los cazas, desde aquí puede ver las desagradables facciones del bicho q la tripula, de hecho ve como un chorro de plasma atraviesa la cubierta, dejando a su piloto sufrir las consecuencias de la despresurización

[Director] Otho acierta a un caza monoplaza en uno de los motores, si bien consigue planear y no estrellarse contra una de las torres de metal.
Lucius apuñala con sus proyectiles el vientre de otro de ellos.
Los pedazos de metal caen sobre sus posiciones.

[Lucius] Otho, uno a uno!

[Director] Pero esa oposición heroíca
supone correr grandes riesgos:
un fénix en vuelo rasante recorre las almenas
y los ametralla.

[Otho] sigue así Lucius
[Otho] vamos bien...
[Lucius] ah! bueno, eso ha estado cerca, recuérdame q le escriba una carta a la factoría de armaduras cuando acabemos
[Otho] tranquilo, no se me olvida, igual que tampoco se me olvida que me debes el postre de una semana
[Lucius] te debo el postre de una semana?
[Otho] Que rápido se te olvidan las cosas
[Otho] jejeje
[Lucius] venga q me estás desconcentrando, apunta a los avioncitos y no me des conversación hasta q no hayas tirado 5 más

Los disparos de Otho y Lucius fallan en esta ocasión, pero
un caza enemigo los ha enfilado y destroza sus torretas con una precisión pasmosa

[Lucius] salta de la torreta, o lo q queda de ella, sin perder de vista al caza q le ha jodido el invento
[Otho] sale como puede de la torreta
[Otho] Mierda
[Lucius] me las pagarás! a ti te tiro yo como q me llamo Lucius!
[Otho] se mira la cantidad de heridas que tiene tras el destrozo
[Otho] Mierda, ¡busquemos refugio! o al menos, alguien que nos de curación!
[Lucius] grita gesticulando mucho al caza q termina de pasarlos

[Director] Lucius y Otho, maltrechos, saltan de sus asientos, mientras un caza se dispone a acribillarlos.
Pero entonces, cuando todo parece estar perdido para el desdichado Lucius, que ha trastabillado, otro temperante
acierta en la cabina del caza, el cual corre a estrellarse contra la muralla a una escasa docena de metros de donde se hallan
Se produce una gran explosión.

[Otho] Vamos Lucius, no te detengas!
[Lucius] Venga, donde está el del guante ahora q se le necesita!
[Otho] Vamos a buscar a Vangelis
[Otho] Necesitamos curación, no podemos combatir medio muertos!
[Lucius] Siempre tienes tan buenas ideas, si te di mi postre sería por algo, justo detrás tuya chico

[Director] Lucius comienza a buscar otra torreta desde la que disparar y encuentra una.
El anterior artillero ha sido decapitado por una ráfaga de plasma

[Lucius] espero tener más suerte q tú colega, hazme sitio
[Lucius] se dirige al cadaver q quedaba en la torreta, mientras lo empuja a un lado para ocupar su posición
[Lucius] enciende el pinganillo de su traje, y le da un beso
[Lucius] Vangelis, Vangelis, por la Gloria de tu casa, Otho y yo necesitamos tu ayuda
[Lucius] Vente a donde las torretas q escupen plasma, q no se te olvide tu guante por lo q más quieras

-Trataré de ir enseguida... pero estoy muy ocupado... -gime Vangelis por el intercomunicador

[Lucius] tose al micrófono, q siempre queda muy dramático
[Lucius] enfila al caza q destruyó su torreta antes
[Otho] no puede hacer otra cosa más que mirar como Lucius dispara desde la torreta

[Director] La ametralladora comienza a vomitar sus dardos y arrasan el caza que viene en picado desde la cabeza hasta la cola, partiéndolo en dos.
De repente, veis que el cielo comienza a despejarse
y el sonido de las bombas a espaciarse.
La voz del obispo Alcaudil retumba sobre las almenas:
-Los hemos repelido!!

[Lucius] mira por un instante a los ojos del engendro q cae en el caza

-Gloria al alto Gerión!!!

[Otho] Viva!
[Lucius] Gloria!

[Director] Los hospitalarios comienzan a recorrer las murallas, retirando los cadáveres.
Un diácono aparece entre vosotros a todo correr.
-Hermanos, hermanos!
-El obispo os busca.

[Otho] Díganos diácono
[Otho] Ahora mismo acudiremos a su llamada
[Lucius] Hable amigo
[Otho] Lucius, vamos a ver al obispo
[Otho] No hay tiempo que perder
[Otho] se encamina en dirección al obispo
[Lucius] No se hable más, amigo, por dónde queda el obispado?
[Lucius] sigue a Otho

[Director] El diácono os dirige hasta Alcaudil.
Allí ya esperan VAngelis y Zan.
[Director] También hay otro hermano, con traje de piloto, un Icarus.

-Hijos, este es Oratos.

[Oratos Tobör] Saludos- miro a los demas uno a uno

-Él os llevará en una barcaza al rescate de vuestro Diácono -continúa Alcaudil. -Estáis dispuestos??

[Otho] Saludos Oratos
Por supuesto, Obispo
[Lucius] Lucios, encantado, perdona q no te haga mucho caso ahora mismo, pero... Vangelis puedes echarnos una mano, y con una mano, quiero decir un guante?

[Oratos Tobör] *inclina la cabeza como respuesta a los saludos

-Adelante, pues!! Partid, perros en la viña del señor!!

[Lucius] En un momento estaré más que dispuesto
[Otho] Si Señor
[Otho] Vamos, el tiempo es vital, pueden estar en peligro
[Otho] Oratos, llévanos a tu barcaza
[Oratos Tobör] Adelante entonces!
[Otho] no hay tiempo que perder.
[Lucius] sale corriendo hacía la barcaza con el resto, está muy excitado

[Director] La barcaza está a punto, Oratos la cuida como si fuera propia, aunque los temperantes no tengan posesiones.

[Oratos Tobör] *empieza a accionar los mandos de la consola, hay seguridad en sus gestos
- Donde perdisteis a vuestros superiores? -dijo mirando levemente hacia atrás por encima de su blindado hombro

[Otho] Si, si mal no recuerdo, las cordenadas son...

[Director] Otho introduce en telemetría las coordenadas sin un atisvo de duda
y Oratos, confiado, parte hacia el paso de Escilla.
El viaje, tan preciso, les tomará hora y media.

[Oratos Tobör] Bien
[Lucius] se acomoda en la nave, levanta el visor, y se desabrocha el casco
- Ha estado guapísimo!

[Oratos Tobör] El tiempo apremia. Agarraros cuan fuerte podais!
[la mano de Oratos empuja la palanca del impulsor y una sensación de velocidad llena el vehiculo

[Lucius] Vangelis, lo del guante no era de coña, quizás un chute de eso evitaría q perdáis un par de compañeros más bajo el plasma, no estás de acuerdo conmigo Otho?

[Director] La barcaza surca el aire sulfuroso a toda mecha.
Vangelis os atiende.
Sus curaciones son altamente exitosas y os sentís recompuestos internamente por una legión de nanobots.

[Lucius] Por cierto, ¿por qué te debo el postre de una semana?
[Otho] Por cerrar la escotilla
[Lucius] Si hubiera sabido q la vida como temperante era así, hubiera abandonado el hogar paterno incluso antes de q me echarán
[Otho] Tanto te gusta Lucius?
[Lucius] Cierto es, te mereces el postre de toda la semana
Es tan excitante como la vida en un planeta resort, pero mucho más real
y la adrenalina, por lo más sagrado, creo q después de esto tengo una adicción más
[Otho] Cuidado, esa adicción puede ser peor que muchas de las drogas más adictivas que hay...

[Director] por fin habéis llegado al pasaje de EScilla

[Lucius] mira por la ventana buscando alguna señal de sus compañeros

[Director] El piloto comienza a sobrevolar el área, parece que hay movimiento de tropas proteus allí debajo.

[Oratos Tobör] Proteus! - grita
[Otho] Cuantos diríais que hay?
[Lucius] Podemos achicharrarlos desde aquí? Tiene torreta este aparato?

Pero entonces, Otho, Lucius y Oratos
descubren bajo sus pies
un géiser que, prorrumpiendo en la ladera de Escilla,
atrayendo su atención
les descubre la posición precaria de dos héroes
sobre una cornisa.
Son Arrio y Cornelius!!

[Otho] Dios mio, ahí están!
[Oratos Tobör] Son ellos!!
[Otho] Rápido Oratos, acércate para que podamos recogerlos

[Director] Una tropa de proteus avanza rápidamente en dirección al diácono y al dominico. Son al menos 50!!!

[Arrio] sigue vigilando por si algún proteus de última hora se acerca
[Arrio] abre fuego
[Oratos Tobör] Si - y la aeronave empezó a descender

[Director] Los proteus disparan ahora también sobre la barcaza, cuya compuerta lateral ya empezaba a abrirse.
Pero al piloto, que nunca jamás había estado en zona de combate real, le pudieron los nervios.
La nave se escoró demasiado y enterró un lateral en la ladera, provocando que un aluvión de piedras se precipitara desde los farallones
sobre la cabina de mando, inutilizando los mecanismos y deteniendo los motores.
La nave cayó a peso sobre la roca.

[Lucius] Salta de la nave por la compuerta abriéndola del todo, y escupiendo plasma
[Padre Cornelius] -Mmm -gruñe Cornelius, mirando el aterrizaje apóstata
[Oratos Tobör] Hemos tenido un accidente! Enviad apoyo cuanto antes - dijo abriendo el intercomunicador

[Arrio] Bueno chicos, bienvenidos...
[Arrio] mueve su espada sesgando el aire y lo que se cruce...
[Oratos Tobör] Lucius desconectado (timeout)
[Padre Cornelius] -SI, bienvenidos atajo de inútiles! ¿Qué le habeis hecho a la nave, herejes!!!!
[Lucius] piensa: espero q no nos esté gritando eso a nosotros, pq hoy ya hemos salvado una ciudad, y hemos venido a rescatarlos
[Padre Cornelius] -¡Herejes!
[Padre Cornelius] -¡Ya vereis cuando os coja!

[Director] Cornelius y el maltrecho Arrio sólo pueden asistir al desplome de la nave de rescate? En su interior, pueden reconocer los rostros de sus hermanos, caballeros temperantes. La nave se desploma un centenar de metros más abajo. La escuadra de Proteus se divide ahora, para asesinar a los supervivientes.
En la estrella cornisa, tratan de contener el asedio de los proteus que ya están sobre ellos. Cuando están muy cerca, los fusiles resultan inútiles, y a espadazos y puñetazos, hacen que decenas de enemigos se precipiten sobre el abismo. Pero todo es en vano. Las entrañas de ambos quedan al descubierto tras el paso de las bayonetas enemigas.
Mientras tanto, en los restos de la barcaza, Otho hacía lo imposible por reparar los paneles de control, sin ningún éxito. Los engendros ya saltaban sobre ellos y los masacraron a todos, pese a la heroica oposición de Lucius. Los cadáveres quedarán expuestos aún muchos días a la brutal atmósfera de Caronte. Poco se pudo reconocerles cuando por fin otra misión fue enviada en su busca.

THE END.