Partida Rol por web

A duras penas pude alcanzar a Rubí-san en el camino, esos pasillos tan oscuros hacen que me recorran los escalofríos... brrr... con un gran suspiro procedente de lo más profundo de su pecho Hina termina de ajustarse la camisa debidamente, para terminar por colocarse el abrigo y observarse en el espejo unos instantes. Esboza una pequeña sonrisa y se acomoda las gafas con un solo dedo antes de despejar su rostro de algunos mechones de cabello. Finalmente, se gira hacia Rubí-san y ensanchando su sonrisa asiente una sola vez, completamente decidida y emocionada de asistir a tal evento. Pese a ello su sonrisa decrece un poquito tan solo al pensar en ser descubiertas por las hermanas... ufff... no me gustaría en absoluto.

-Cla-claro Rubí-san, prefiero... prefiero que vayamos juntas, los pasillos están tan oscuros...- Como si un nudo en la garganta se le formase hizo un pequeño ruidito al tragar algo de saliva, volviendo a sonreir. Ya cambiada de nuevo de pies a cabeza con un atuendo bastante informal y despreocupado, siempre con camisas algo holgadas y ahora con un sencillo abrigo de color pastel y que no abriga demasiado a simple vista, simplemente por ocultar tanto puede de su figura. Mientras observa a Rubí con su móvil su mirada avellana se desvía hacia la mesita de noche, el suyo sigue cargándose todavía y es por ello que conforma un pequeño mohín casi imperceptible.

-T-tenemos que ir con cuidado... no quiero que nos atrapen las hermanas y... y si lo hacen que me atrapen a mi, pero tu escóndete Rubí-san.- Dice con un hilillo de voz suave y susurrante, terminando por morderse el labio inferior con algo de preocupación en su mirada redondeada que ahora se enfoca en Rubí. Suspira de forma entrecortada y toma sus gafas para limpiar los cristales con lentitud, tratando de relajarse debido a que son varias emociones las que tienen mucha intensidad ahora mismo y son incompatibles a la vez, pues por una parte está emocionada de partir hacia la fiesta y por otra le aterra la idea de ser capturadas o incluso la misma oscuridad de los pasillos a estas horas.

Nada más salir, os parece escuchar voces que vienen, no del pasillo de Miatre, sino del de Spica, justo en el punto opuesto. ¿Sería una de las hermanas acercándose?

Caminar por un pasillo era peligroso, pero hacerlo fuera de horas y a oscuras reunía era una receta para el desastre.

Ignorando las voces y los sonidos del otro lado, os dirigís hacia el pasillo de Miatre y la habitación de Tamao y Noriko. Cuando llegáis a ella, golpeáis suavemente con los nudillos en la puerta.

Tamao escucha que llaman a la puerta y vuela hacia ella para a continuación, abrir con mucho cuidado. Al veros, sonríe.

-Hola, bienvenidas -os dice en voz muy baja -. Entrad, entrad.

Una vez dentro, cierra la puerta.

Veis que en el centro de la habitación, que está a oscuras, hay un fogón con una tetera encima, y alrededor, varios cojines y almohadas, junto con tazas y pequeños platitos que contienen pastas.

Hina luego de haber pasado por los pasillos a oscuras y muy cerca de Rubí pero con la suficiente cautela de no tropezar por su culpa y formar un escándalo que las descubriría a ambas, por fin deja libre un pequeño y apresurado suspiro cuando llegan a la puerta. Con unos suaves golpecitos de sus nudillos llama la atención de quienes se encuentran en el interior y mira a su alrededor en estado de alerta, teniendo el labio inferior apresado con sus pequeños dientes de forma muy suave y casi imperceptible.

-Entremos Rubí-san...- Dice con voz susurrante al ver como se abre la puerta y esboza una amplia sonrisa sin poder evitarlo al escuchar la voz de Tamao, aliviada como nunca desde luego. Se adentra en la habitación junto con Rubí y comienza a retirarse el abrigo lentamente, para dejarlo bien doblado a un lado buscando que no estorbe a nadie. -No nos han visto... estoy segura... hola Tamao-san, Noriko-san.- Realiza una pequeña reverencia en señal de saludo sin perder su sonrisa y se acomoda las gafas de pasta rojas con ambas manos, teniendo cuidado de no tocar los cristales en el proceso.

Observa lo bien preparado y dispuesto que han dejado todo para la ocasión y sin duda se siente como en casa, reconfortada y arropada. No duda en descalzarse por respeto a las demás al estar en una habitación ajena y que por lo tanto en este lugar es como un hogar, antes de tomar asiento sobre uno de los cojines y alternar su mirada entre Tamao y Noriko, antes de palmear un par de veces sobre un cojín a su lado mirando ahora a Rubí e invitándola a tomar asiento junto a ella con una sincera a la vez que amplia sonrisa sobre sus labios.

No... por favor, que esto sea una pesadilla...- pensé aterrada al ver que, ni siquiera habiendo salido del cuarto... ya nos habíamos topado con una hermana que muy contenta no se encontraba, preguntándonos que estábamos haciendo a estas horas de la noche.

Me quedé pálida de golpe, bastante asustada y empezando a temblar -_{E-eehhhh... no-no-nosotras... y-y-yo... a-aahh...}- empecé a tartamudear mucho, sin saber del todo que decir o que comentarle... ¿sería esta la primera vez que iba a mentir a alguien? Por lo que me contó Yaya, que me desmayase ante la primera monja con la que nos encontramos empeoró la situación un poco... ¡si me desmayo ahora sería peor! -_{No-nosotras... y-yo...}- seguía tartamudeando, a medida que del pálido pasaba al colorado.

_{Pe-perdón...}- pedí perdón, ocultando media cara con mi cámara; más por empezar a mentirle ahora mismo que por otra cosa -Y-yo... no-noche bo-bo-bonita... de-desde nu-nuestra ve-ventana n-no ve-ver bi-bien y-y...- estaba improvisando una mentira sobre la marcha... con los nervios que tenía, algunas frases ni estaban bien estructuradas -Sa-salir no-nosotras... u-un mo-momento... pa-para ha-hacer fo-foto de-desde ve-ventana...- le dije, señalando con el dedo tembloroso a uno de las ventanas del pasillo. Se me estaba empezando a nublar la vista... creo que no iba a aguantar demasiado tiempo más consciente -Di-disculpa he-hermana... pe-perdón...

La monja os miró con desconfianza, pero finalmente, parece que la medio explicación de Yuki le convenció.

-Si se tratase de otra persona, Hana-chan, me lo pensaría dos veces antes de aceptar esa explicación. Pero tratándose de ti, que nunca te metes en líos, sé que seguramente no te has dado cuenta de la hora que es. ¡Si hasta vais en pijama! Anda, volved a la cama.

La monja os sonrió con afabilidad.

-Claro, hermana. Menor volvemos. Hasta mañana -le dijo Yaya, tirando de ti hacia dentro y cerrando la puerta.

Una vez en el cuarto, Yaya resopló.

-Qué suerte hemos tenido de que piensen que nunca te metes en líos. Vamos a tener que esperar un rato antes de volver a intentarlo.

Ruby-chan, Hina-chan. Gracias por haber venido. Sentaros donde querías. Cuando vengan las demás, serviremos el té. Habéis sido muy rápidas.

Noriko siempre había sido muy tímida. Comparada con Tamao, que era mucho más atrevida, parecía hasta ser mucho más joven. Pero era muy agradable y educada.

Cada segundo en el que la hermana no respondía nada, era un segundo más cerca de un desmayo por mi parte. Hasta que al final, la monja cambió su actitud a una más afable, y pareció que se había creído mi historia... de golpe recuperé el color de piel con ello, aunque siguiera nerviosa -A-ahora n-nos va-vamos a l-la ca-cama... bu-buenas no-noches...- le dije a la monja que nos había sonreído mientras que entrabamos de nuevo dentro de la habitación. No sabía que tenía esa fama en la escuela... era bueno saberlo, significaba que era una buena chica.

Solté un suspiro muy grande al cerrar la puerta -Pufff... menos mal, no nos metimos en problemas- pensé aliviada de haber pasado este bache -Bueno, pues entonces me meteré en la cama y...- iba pensando, hasta que escuché a Yaya -¡¿Qui-quieres vo-volver a-a i-intentarlo?!- pregunté nerviosa y sorprendida. ¡Habíamos esquivado una bala! ¿Porque quería meterse en medio del tiroteo de nuevo?.

-Jejeje, gracias a ambas por recibirnos, claro, no hay problema, esperaremos a las demás-

Sonrio a ambas con amabilidad automático, antes de girarme en dirección a Hina. 

-Ven Hina-chan, sentemonos-

Digo apacible mientras vuelvo a ver mi móvil, esperando un mensaje de alguien importante. 

-Nos alegra de haber sido las primeras en acudir a la fiesta, eso demuestra nuestro interés.- Dijo con voz suave y susurrante dejando escapar una pequeña risita algo aguda y no demoró demasiado en colocarse cerca de Rubí. Un largo y lento suspiro surgió de entre sus pequeños labios rosados mientras observaba la tetera y todo a su alrededor, agradandole con sinceridad y resultandole más que acogedor.

Su mirada volvió a centrarse en Rubí al ver como se fijaba en su móvil de nuevo, tal vez pecando de curiosa de más pero intentando cambiar de perspectiva su mirada avellana una y otra vez. Sacudió la cabecita un par de veces y observó todas las pastas en los platitos, dejando su pequeña lengua atrapada entre sus labios ligeramente a la vista y terminando por esbozar una amplia sonrisa, entrecerrando su mirada redondeada.

-Todo tiene un aspecto delicioso, espero no pecar de golosa...- Luego de dejar libre otra pequeña carcajada cubriendo sus labios con una de sus pequeñas manos, cruzó las piernas sentándose sobre ellas en el cojín y tomando una profunda bocanada de aire alternó su mirada entre las anfitrionas.

Gracias, Suzume-chan. Yo espero que las demás no tarden mucho porque si no puede que lleguen demasiado tarde -dijo Tamao, a quien le brillaban los ojos al mirar las pastas y el té.

Supongo que es que esquivar a las hermanas es difícil. Espero que no hayáis tenido problemas. 

Aquel intenso día estaba llegando a su fin. Mitsuki estaba muerta de ganas por llegar a su habitación y hablar con Mai. La actitud de la escritora al principio del día la había molestado, pero el cambio que notó cuando estuvieron juntas trabajando en el cartel la había confundido y apaciguado. Ahora, simplemente se notaba confusa. 

Era casi la hora de encontrarse con las chicas en la habitación de Tamao y Noriko. Aprovechando el momento, la muchacha se cambió a un conjunto de camiseta blanca y falda larga y verde. El uniforme de Miatre era bonito, pero demasiado negro para su gusto. Se plantó delante del espejo y observó a Mai desde ahí. 

-Mai-chan, ¿me ayudas con la trenza? -ofreció a su compañera como pretexto para empezar una conversación.  

Aunque no habían logrado reclutar tanta gente como Ran había querido, a la hora de ir a la fiesta sentía haber logrado algo, por fin, algo que iba a acercarla a su objetivo de ser una chica tan adecuada como las demás que la rodeaban. Quizá había algo en su naturaleza que se resistía contra esto, pero donde había una voluntad, las naturalezas tenían que ceder. Al menos así lo creía o tenía que repetirse para poder continuar sobre el camino del aprendizaje.

Miró a Harumi y de se sintió muy contenta por tener una tal compañera de cuarto en la que podía confiar.

Abrió la puerta de su habitación y pasó fuera la cabeza, escrutando la oscuridad del pasillo. “Vamos”, susurró y salió. Sonrió. Estoy forzada de moverme como una dama grácil si no quiere que nos descubran…

Harumi no había podido ni descansar apenas pensando en la fiesta. Aunque en un principio no pareciera nada importante, cualquier cosa que hicieran, sobre todo si era algo que significase romper las normas, le emocionaba mucho.

Y también le ponía muy nerviosa, claro.

Ran, por su parte, parecía algo defraudada por no poder contar con más gente, pero se mostraba muy animada. Cuando estuvieron listas, Ran le susurró un "vamos" apenas audible y Harumi abrió la puerta, miró hacia ambos lados del pasillo y salieron. La puerta del cuarto de Tamao y Noriko estaba muy cerca.

Qué nervios.

Harumi y tú salisteis al pasillo y no había ni rastro de ninguna hermana, así que echasteis a correr hacia la puerta de Tamao y llamasteis a la puerta.

Tamao abrió la puerta con una sonrisa.

-Harumi-chan, Ran-chan. Bienvenidas. Pasad, pasad.

Dentro se encontraban ya Hina y Ruby, sentadas en sendos cojines alrededor de un fogón con una tetera calentándose, y junto a varias tazas y platitos con pastas.

Tamao cerró la puerta y Noriko os saludó con una ligera inclinación de cabeza.

Tras esperar unos minutos, y ante el horror de Yuki, Yaya se giró hacia la puerta.

-Voy a volver a intentarlo -dijo, abriendo la puerta con cuidado. Tras mirar en ambas direcciones, metió la cabeza para hablar contigo.

-No hay hermanas en la costa, vamos, deprisa, que ya mismo estamos allí -te dijo, tirando de ti hacia fuera.