Partida Rol por web

Sentí un nudo en el estómago al ver a la niña. Recuerdos dolorosos atenazaron mi mente. Suspiré y me acuclillé, tendiendo mi mano hacia ella.

-Eh, pequeña. No tengas miedo...- dije con la mayor dulzura que mi alma fragmentada podía ofrecer -¿Y tus papás?

Sabíamos que los strigoi, una vez convertidos, buscaban a sus seres queridos. Quizá los padres de la niña la estaban buscando, lo que era un riesgo para ella... y para nosotros.

Con un gesto claramente sarcástico, moviendo la mano en señal de "usted primero, señora", es la respuesta a la orden de Romanov.

Claro, no tengo nada mas que hacer que esperar plácidamente aquí...- dice con cierto tono ya familiar a su compañera - ..., cualquier cosa , ya me avisas, bajaré en un momento. - responde ya mas relajado.

Le toca esperar aun en el sitio, no es que le haga mucha gracia. Vuelve a rascarse la coronilla, la verdad que empezaba a impacientarse de quedarse quieto, pero , era una orden y debía de respetarla, sobretodo cuando sus compañeros podían llegar a necesitarlo.

Cuanto más hacéis por que ella se aproxime, ella se aleja más, al principio a pasos pequeños. Llegado un momento, la niña comenzó a correr hacia la oscuridad, por alguna razón los adultos la aterrorizaban Aunque vosotros sabíais que lo que más debía temer en un lugar abandonado no era a los adultos... Sino a los sitios oscuros.

¿Papas? ¡Joder!

Me lanzo corriendo hacia la oscuridad en pos de la niña. Es casi imposible que haya llegado aquí sola. Si se refugió aquí con sus padres y ya estaban infectados…
Intento cogerla y, en caso de ver cualquier amenaza, interpondría mi cuerpo para proteger a la niña.

No me mataran antes de que mis compañeros los eliminen. O eso espero. Con suerte solo me causaran una fea herida. En el peor de los casos moriré salvando a una niña. Una muerte digna diría yo.

-¡Mierda!- exclamé al ver que la niña se adentraba en la oscuridad y Scarface corría en pos de ella, giré  la cabeza para mirar a Kumiko -¿La alumbrasteis con la luz negra?- pregunté. Cuando me respondió, añadí: -Avisa a Han, yo voy con Scar, luego id a buscarnos, pero aseguraros de cubrir vuestras espaldas, no vayan a flanquearnos- tras esto, fui tras Scarface.

De la oscuridad, de la dirección hacia la que corre Scarface, oís unos ruidos. Son ruidos que conocéis bien, de strigoi durmiendo o preparando ese apéndice que usaban para alimentarse. Sonaba como si hubiera varios de ellos, pero con la oscuridad no podíais verlos bien. Tenían que esconderse en la profundidad del sótano, hacia donde corría la niña.

De una carrera sube a media escalera para que pudiera escucharla bien desde arriba - ¡Han rápido! ¡Tenemos compañía! - Saca el cargador normal e introduce el de balas de plata, extrae la daga de su pierna y se lanza detrás de Romanov, no estaba seguro de si se habían percatado de los sonidos pero no iba a dejar nada al azar.

¿Lo has oído Aletha? ¡Están por aquí, nos acechan! - dijo mientras el haz de luz de la linterna bailaba de un lugar a otro buscando la fuente de ese asqueroso sonido.

Se coloca la linterna para poder alumbrar por donde anda y se prepara el hacha..

Ya era hora, ya empezaba a aburrirme cosa mala... - de la manera tan ágil que nadie podía preveer, baja en un momento la escalera, para estar con sus compañeros lo mas rápido posible.

Al llegar abajo, echa un vistazo por si ve a algún chupasangre y disponerse a cortarles la cabeza.

Scarface atrapó a la niña casi al vuelo, alargando un brazo y atrapándola antes de que se internara en la oscuridad. Ella chilló y pataleó, tratando de soltarse, pero era demasiado pequeña para ello. Aquello llegó justo a tiempo, pues las linternas de sus compañeros alumbraron el fondo del sótano para descubrir al menos cinco de aquellas cosas, despertándose y removiéndose.

Han y Aletha no los habían oído antes, pero allí estaban. De haber huido la pequeña hacia aquel lugar sería el desayuno temprano de los strigoi, pero el vagabundo la había salvado. Sin embargo los gritos de la pequeña los habían despertado y ahora tendríais que liquidarlos o huir.

Scarface había conseguido atrapar a la niña justo a tiempo, pero los gritos de la pequeña habían despertado a aquellas cosas. Sin pensármelo, cogí a "Jackie" por el cañón y tiré para empuñar la escopeta.

-¡Sácala de aquí, Scar!- le grité a mi compañero mientras encañonaba a una de esas cosas: -Say "hello", Jackie...

Disparé. El rugido de la escopeta resonó en el interior del sótano, como un trueno. El fogonazo iluminó brevemente la estancia y una marea de perdigones salió disparada en dirección a los strigoi, ampliando el radio de dispersión cada medio metro, hasta impactar en su objetivo.

Visto que su compañera ya usaba a "Jackie" , no le queda otra que dejar el hacha guardada donde la tenía y liarse a disparos.Saca la Glock para disparar a aquellas criaturas.

Las balas salían despedidas hacia aquellas criaturas, con una única finalidad, ahora la meta en su vida, acabar con ellos para siempre...

Tragar balas , cabrones... - dice a la misma vez que disparaba.

Apenas a tiempo de responder a su aviso, Alehta empuñaba ya su escopeta, Scarface se quitaba de enmedio y Han la alcanzaba. Kumiko no lo dudó, el enemigo estaba delante y debía ser destruido, apuntó su glock a uno de los engendros y disparó con odio, mientras pensaba qué hubiera sido de la niña si su compañero no la hubiera alcanzado a tiempo.

Cojo a la niña en brazos y me alejo lo más rápido posible esperando, de un momento a otro, un seco mordisco en la espalda.

El disparo de Aletha da sobre uno de los strigoi (3), frenando un poco su avance, pero no del todo. El disparo de Han también con balas de plata, hizo que uno de ellos se resintiera (1). La criatura gritó de dolor, pero al tiempo se espabiló lo suficiente para seguir caminando en dirección a aquella comida tan suculenta que tenían delante. La primera bala que disparó Kumiko se alojó en el cuerpo de otro de los strigoi (5), sin embargo las tres siguientes lo masacraron. Se notaba el daño de las balas de plata y como aquel chupasangres se retorcía en el suelo a causa del dolor, hasta que la última bala le dio el golpe de gracia y cayó muerto.

Scarface se retiró con la niña pequeña, sacándola del peligro, aún no estaba tan cerca como para llevarse un mordisco. Pero la niña estaba teniendo algún tipo de crisis, gritaba como si le faltara aire en los pulmones y se removía para soltarse del vagabundo.