Partida Rol por web

El chico sopesó las diferentes opciones que tenían. No terminaba de estar seguro sobre qué camino escoger como menos peligroso.

- Será mejor que toquemos cuanto menos mejor. No sabemos qué podemos encontrarnos...- se rascó la nuca.- Tírales la llave y mientras deciden qué cofrer abrir nosotros podemos hacer una escalera con todas esas sábanas polvorientas para que suban. Lizzy y Jake están heridos. Hay que ser rápidos para todo.

Dicho aquello no perdió más tiempo. Se agachó y empezó a unir con fuertes nudos las sábanas que iba encontrando Quizás incluso estar ahí arriba fuera lo más seguro. ¿Quién sabe lo que podría encontrarse en esos cofres?

LA muchacha asintió a regañadientes y se arrodilló cerca del hueco, sujetándose firmemente al dintel de la puerta con una mano mientras con la otra sostenía la llave que acababa de encontrar.

- ¡Ahora procurad no perderla!.- Comentó en voz alta para que la oyeran desde abajo, mostrando el brillante metal con la diestra.- ¡Allá va!

Con un movimiento suave de la muñeca dejó caer la llave en dirección a Lizzy y Lenny, lo más cercanos a su posición. La puntería no era lo suyo, así que cuantas menos tonterías mejor. Esperaba que ellos tuviesen algo más de habilidad para cogerla.

Haciendo acopio de gran destreza, Lenny logró hacerse con la llave antes de que ésta chocase contra el suelo. La sujetó con fuerza en su puño cerrado, atreviéndose a sonreír ligeramente.

- ¡La tengo!

Sin perder más tiempo, tras el aviso se acercó hasta los tres cofres idénticos nuevamente. Miró a los tres, comprobando que no existía diferencia alguna entre ellos. ¿En cuál se hallaría la llave?

- ¿Algún valiente que quiera abrir uno?- obviamente él tenía que proteger a Lizzy, por lo que no sería él quien se decidiera. Además, era uno de los más jóvenes.- Solo tengo 15 años y no es que saque muy buenas notas en clase que se diga. Creo que no deberíais dejarme algo así a mí.
 

Lizzy no se encontraba en las mejores condiciones pero, viendo que nadie parecía querer atreverse a abrir alguno de los cofres, decidió ser ella quien lo hiciera. Esperaba que, después de lo que había pasado y el tortazo tan grande que se había dado, ahora quizás tuviera un poco de suerte. Estaba cansada de todo aquello y lo único que quería era terminar lo antes posbile. Si la fotografía se encontraba en uno de ellos habría que arriesgarse, de esa forma tal vez tendrían una oportunidad de volver a sus casas.

-En fin, alguien tendrá que hacerlo. Déjame la llave Lenny. -Respiró hondo antes de decidirse por uno de los cofres-.  A ver... Pito pito gorgorito... Probemos con la número tres. Crucemos los dedos...

El cofre elegido fue el número tres. Había que arriesgarse y para Lizzy eran los tres iguales así que... Qué más daba uno que otro. Mientras metía la llave en el cofre rezó en silencio para tener un poquito de suerte.

Lizzy tuvo que forcejear con la cerradura llena de óxido antes de que la llave por fin girara con un angustioso chirrido. El chasquido consecuente fue la señal de que el cofre por fin estaba abierto. Temerosa por lo que iban a encontrarse elevó la tapa lentamente para otear en el oscuro interior pero no hizo falta ver lo que había para saber que no era la foto.

El olor que salía por la tapa entreabierta era nauseabundo pero nada comparable con la imagen que se mostraba ante ellos. El cofre estaba lleno de una masa sanguinolenta que sólo podía describirse como vísceras, órganos frescos como si alguien los hubiera acabado de extraer de los cuerpos. Quizás así fuera. Podían apreciar lo que sin duda era un reconocible trozo de intestino, un juego de pulmones y lo que sin duda era un hemisferio cerebral, todo bañado en el espeso y rojizo jugo de la vida.

Y, antes de que empezaran a darse cuenta, la sangre empezó a aumentar de nivel, a punto de rebosar y bañar el suelo de piedra de la estancia.

Estaban decidiendo qué hacer cuando la misma sombra que algunos vieran antes a partir de los fragmentos del espejo volvió a cruzar la buhardilla, esta vez visible para todos. Se detuvo encima del jergón, donde todos los haces de luz la enfocaron. Esta vez no se difuminó como si nunca hubiera estado ahí pero antes de que pudieran reconocerlo, un flash de luz les cegó momentáneamente.

Cuando sus pupilas se acostumbraron vieron a Hugo sentado tranquilamente en el jergón, con la cámara nuevamente en la mano y observando por la pantalla la foto que les había tomado.

- Las expresiones naturales son las mejores - comentó con una sonrisa tranquila antes de quitarse las gafas y limpiarlas con su camisa con tranquilidad, como si nada estuviera sucediendo -. ¿Cómo va la búsqueda de la foto? ¿Os gusta mi antiguo hogar? Era más bonito antes, ahora está un tanto sucio e infectado por el mal - se encogió de hombros como si fuera algo nimio. Sólo le faltaba ponerse a hablar del tiempo -. Ah, a propósito - dijo alzando la voz para que le oyeran los de abajo -, uno de esos dos cofres matará a quien lo abra. Lleváis demasiado rato tranquilos - aclaró, como si alguien le hubiera preguntado por ello. Aunque ninguno de los ahí presentes diría que con el accidente de la escalera aquello pudiera tacharse de tranquilo precisamente.

No encontraba nada, era frustrante. La estancia estaba oscura y mis ojos nerviosos se movían de un lado a otro, intentando buscar la solución a nuestros problemas, que no parecía llegar. Por suerte los demás tuvieron más suerte. Miré como Lizzy abría el primero de los cofres con nerviosismo. La chica estaba demasiado lastimada, no iba a aguantar demasiado. Estuve atento por si salía algo del arcón para protegerla, pero lo que nos encontramos ahí fue más asqueroso que peligroso.

Parecían partes de órganos extraídos recientemente bañados en sangre. Además, la sangre parecía subir de nivel, al punto de casi rebosar el cofre. Era escalofriante. El flash iluminó la estancia por un breve segundo. Giré la cabeza y vi aquel rostro tan odioso. Y pensar que le quería proteger como a todos los demás... tenías que haber muero tú en vez de Mai. Apreté la mandíbula, intentando calmarme.

Cuando terminó de hablar me acerqué a Lizzy y, sin decirle nada cogí su mano y la abrí para coger la llave. Déjadme a mí. me agaché frente al primero de los arcones. Cogí aire con fuerza y metí la llave. Antes de abrirlo me giré hacia los demás, despidiéndome con una triste sonrisa, intentando darles ánimos. Hugo me dijo que se intentó escapar de los campistas y que se escondió en algún lugar. Salió desde el claro de la bruja y corrió durante basante tiempo. Hay una cueva, está indicado en el mapa. No sé si se escondió ahí, el bosque es muy amplio y... No me dijo en que dirección se fue, pero parece un buen lugar para empezar a buscar...

Dicho esto, le dediqué una última sonrisa a Ashley y giré la llave para abrir el arcón.

El olor y aquella imagen resultaban asquerosas. Tanto, que de no ser porque llevaba horas sin meterse comida para el cuerpo, la habría echado directamente. Arrugó el rostro con asco y apartó la mirada. Ya solo quedaban dos cofres.

Uno es la foto. El otro es la muerte.

Repitió para su interior ante las palabras de Hugo, recién aparecido de nuevo, con aquella asquerosa y molesta cámara. ¿Quién sería el valiente dispuesto a sacrificarse por los demás? Lenny temblaba. Miraba a Lizzy, esperando que no se decidiera ella. Al mínimo movimiento hacia los cofres le quitaría la llave.

Pero entonces habló Jake. El monitor. El protector monitor que durante toda la noche había estado a su lado El que tenía más cabeza y mejor corazón. Se emocionó ante el momento, tragando con dificultad. ¿Qué ocurriría? ¿Qué cofre escogería?

La escena parecía parada para Lenny. Era como estar viendo una película en primera persona. Observó a Jake cogiendo la llave, acercándose a los dos cofres restantes... y abriendo el primero. Instintivamente Lenny cerró los ojos con fuerza.

Bobby tiene buena idea con lo de hacer una especie de cuerda de sábanas y telas aunque ella hubiese propuesto que abriesen la puerta principal. Pero bueno, cada uno con su tema. Se dispone ha ayudar haciendo nudos para poder subir a sus compañeros.

No se da cuenta de la sombra que cruza el desván hasta que el flash ilumina la oscuridad del lugar. Da un pequeño gritito cuando ve esa luz cegadora y cuando escucha a Hugo hablar cerca de ellos. Mira asustada y se queda donde está. Está amenazando a los amigos que hay abajo.

Traga con dificultad antes de hablar.

-¿Por... por qué haces... esto? Nosotros no hemos hecho nada... aquellos niños fueron crueles, pero nosotros no lo hemos sido...

Al ver el contenido del cofre Lizzy se dobló sobre sí misma por culpa de las arcadas. El mareo fue a más y a punto estuvo de caer, pero por suerte Lenny se encontraba a su lado. Paralizada por la impresión, miraba la sangre y las vísceras como si estuviera hipnotizada, incapaz aún de creer lo que estaba viendo. Sólo apartó la mirada cuando vio el fogonazo de un flash y oyó la voz de Hugo.

Temblando, apretó el puño que sujetaba la llave incapaz de pensar. Ni siquiera puso resistencia cuando Jake le abrió la mano para cogerla. Era como si Lizzy ya no estuviera en aquella casa y su mente estuviera a millas de distancia. Sólo volvió en sí cuando oyó hablar al monitor, pero ya era tarde para quitarle la llave.

Una lágrima resbaló por su mejilla al darse cuenta que quizás Jake les estuviera salvando la vida.

-Ten cuidado Jake.

Le sonaron un tanto ridículas aquellas palabras. Tuviera o no cuidado si Hugo había decidido acabar con uno más de ellos así sería.

https://www.youtube.com/watch?v=uGlTNx6hD9E

El silencio predominó en la sala desde el momento en que se escuchó el "click" de la llave dentro de la cerradura. Parecía como si todos los presentes hubieran aguantado la respiración, esperando el desenlace de aquella acción tan arriesgada. Hasta la propia casa parecía atender al devenir de los futuros hechos. El monitor había elegido el primero de los cofres. ¿Habría acertado?

Ahora solo quedaba abrir el cofre, un gesto aparentemente sencillo que a Jake le costó varias intentonas. Y al abrir el cofre...

Nada ocurrió a excepción de que en el fondo de dicho objeto se encontraba una foto que había sobrevivido en buenas condiciones durante el paso de todos aquellos años, como si hiciera décadas que nadie la hubiera tocado. Jake seguía vivo y además había logrado dar con la foto. Ya estaban un paso más cerca de salir de aquella pesadilla.

- Shhh - Hugo interrumpió a Jane, llevándose un dedo a los labios al oír la llave que sostenía Jake girar en la cerradura. Una lenta sonrisa se fue formando en sus labios mientras esperaba lo que sabía que iba a suceder. Y eso fue, aparentemente nada.

Se palmeó las rodillas antes de ponerse en pie, sin perder su gesto relajado ni su sonrisa que podría pasar por alegre aunque con las gafas relucientes por las linternas que le enfocaban tenía ese aire tétrico que le caracterizaba.

- Enhorabuena Jake. Me hubiera dado pena que tuvieras que morir por una tontería como esa - se encogió de hombros con calma -. ¿Os importa que me quede con vosotros un poco más? Está a punto de suceder algo interesante... - inclinó la cabeza, como si estuviera escuchando algo que no llegó. Su rostro cambió al desconcierto durante unos segundos antes de volver a su tenue sonrisa -. Ah sí, un momento - chasqueó los dedos. Nada pareció cambiar, era como si el tiempo se dilatara a su alrededor presa de un eterno silencio que, por fin, fue roto por un grito desgarrador de terror proveniente del exterior. Era Dylan.

Lizzy se dio cuenta que estaba aguantando la respiración mientras Jake abría otro de los cofres, soltando todo el aire que retenía de golpe al comprobar que no había pasado nada. Al contrario, la fotografía estaba allí dentro, igual que si se hubiera hecho el día anterior, sin que el paso del tiempo hubiera hecho mella en ella, pero a Lizzy, después de todo lo que había visto y vivido hasta el momento, ese detalle sólo le pareció curioso.

Lo importante era que por fin tenían la foto en su poder y a Jake no le había sucedido nada. Lizzy se iba a permitir un pequeño respiro, pensando que por fin la pesadilla se había terminado y que podrían volver a casa sin mayores problemas, pero al escuchar de nuevo la voz de Hugo, ese leve momento de tranquilidad huyó de ella como si fuera el mismísimo diablo.

El grito que se oyó a continuación consiguió que Lizzy se echara a temblar. Estaba claro que Hugo no les permitiría alejarse de allí sin problemas, que la pesadilla aún no había finalizado, y que su palabra no tenía ningún valor. Algo había pasado a los que se habían quedado fuera y, tal y como había sonado aquel grito, no era nada bueno.

-¿Es que nunca nos vas a dejar en paz? Dijiste que si encontrábamos la foto no nos harías nada... Mentiroso.

Al no escuchar nada más tras el "click", Lenny fue abriendo los ojos. Primero el izquierdo y con miedo, después, tras observar que tenían en su poder la foto, abrió el otro y respiró aliviado. Había intentado ignorar a Hugo, pensando que de aquel modo le dejaría tranquilo. Y así fue.

Las víctimas estaban fuera y el hecho de recordar a Dylan provocó en el chico aún más miedo. Miedo por su amigo, el que había estado con él durante todo aquel tiempo. Entonces escuchó a Lizzy llamarle mentiroso y no pudo más que susurrar:

- Lizzy... no conviene que le insultes... probemos con irnos disimuladamente...

¿Por dónde podrían salir? ¿Qué tal si intentaba abrir la puerta? ¿Habría suerte? ¿O por la ventana? A lo mejor debían escalar por las sábanas que Bobby acababa de tirar. A Jake y a Lizzy les costaría.

Tras la aparición de Hugo y su patente amenaza, Alex no pudo evitar cerrar los ojos en el mismo instante en que el monitor giraba la llave dentro de la cerradura de aquél baúl. Una cosa eran las vísceras y la sangre, y otra muy distinta ver morir a alguien en primera persona. Oírla ya era lo suficientemente traumático, no estaba segura de poder soportar una segunda.

Sin embargo, los miedos que compartía con todos sus compañeros se quedaron en eso, miedos. Y dejó escapar un sonoro suspiro de alivio cuando se dio cuenta de que en el cofre que había abierto Jake no se encontraba ningún monstruo o trampa mortal, si no la foto que habían ido allí a buscar.

Aliviada, se sentó en el suelo, muy cerca de las escaleras rotas.

- Ya solo nos queda un trozo.- No pudo evitar susurrarlo. Estaba aliviada, si, pero aún quedaba mucho para poder salir de allí con vida.

Las próximas palabras de Hugo le erizaron el vello de la nuca. Siniestro como siempre, no podía permitirles un segundo de descanso. Justo cuando se acercaban a su meta, ¿Tenía que atormentarlos de nuevo? El grito de terror de Dylan confirmó lo que llevaba pensando desde el principio: Separarse y dejar gente fuera había sido una muy mala idea.

Ashley se había quedado paralizada en el sitio al escuchar las como Hugo dictaminaba que uno de los cofres condenaría a muerte al que lo abriera, sobre todo teniendo en cuenta que segundos después Jake se ofreció a ello. Cerró los ojos tras contemplar la sonrisa de Jake, sintiendo el sabor ácido del miedo llenarle la boca mientras le pedía a Dios, a pesar de no ser demasiado entregada en sus labores religiosas, que cuidara del rubio.

Pudo escuchar a la perfección el sonido de la llave al girar en la cerradura llena de herrumbre y entonces, nada. Esperó hasta que las nuevas palabras de Hugo aliviaron su carga un tanto. Abrió los ojos para mirar por el hueco de la escalera y observó a Jake sosteniendo la fotografía, sano y salvo. Qué ganas tenía de abrazarle.

Sin embargo se hallaban inmersos en asuntos de vida o muerte, como salir de ahí. El grito exterior demostraba que podían olvidarse de la escalera, y la interior estaba rota. Realmente la distancia que separaba un piso de otro no era tanta si se lo miraban objetivamente.

- Sólo necesitamos una pequeña ayuda para bajar... - miró a Bobby, el otro monitor que se hallaba arriba junto a ella, buscando una propuesta mientras se esforzaba por ignorar la presencia de Hugo -. Quizás podríamos lanzar el jergón y saltar sobre él - sugirió dubitativa.

No parecía una solución demasiado plausible teniendo en cuenta que justo abajo estaban los restos astillados de la escalera.

Suspiré, lleno de alivio al ver la foto en el interior del cofre. Lo había conseguido. Seguía vivo y estaba un paso más cerca de acabar con aquella pesadilla. O eso creía, al fin y al cabo nos estábamos fiando de la palabra de Hugo. Miré al chico de la cámara, una mirada fría que no solía dedicar a nadie. 

Mi preocupación no hizo más que aumentar con sus palabras y el grito de Dylan. Maldito traidor. Estás siendo peor que aquellos que te hicieron esto. El infierno tiene un sitio reservado para ti. Le dije, incapaz de contenerme más. Corrí hacia la puerta como pude y me dispuse a quitar el armario para poder abrirla.

Colocad el jergón para que puedan saltar. Yo me encargo de la puerta. Ordené, mientras me disponía a tirar la puerta abajo con el hombro. No me atrevía a darle una patada por como tenía la pierna.

Todo parece ir bien hasta que se oye el grito de Dylan en el exterior. Se debate en entre ir a ver que está pasando o quedarse allí, sin saber que van a hacer. No pueden hacer nada por él, pero la gente parece bastante pasiva en ese momento y no parece moverse salvo para echarle las cosas en cara a Hugo.

-Hay que dalse prisa. Saltal puede suponer que nos hagamos daño por los lestos de la escalera.

La cuerda de sábanas aun está a medio hacer y pueden acabarla rápido si ayudan todos. Se le ocurre algo que puede servir.

-El jelgón en la planta de abajo y la cuelda de sábanas nos ayudalá a no hacelnos daño.

Se pone a trabajar todo lo rápido que puede.

-Venga, no hay tiempo que perder. Bobby puede bajar primero y ayudar con la puerta.

Jake cogió carrerilla tras apartar el armario. ¿Aguantaría la puerta su embestida o terminaría logrando abrirla? Mientras, Bobby apremiaba a los de arriba para que bajasen. Era el primero que quería bajar, pero como monitor debía proteger al resto.

Cinco pasos hacia atrás y empezó la carrera de Jake hacia la puerta cerrada.

¡PUM!

Instantes después y debido a la fuerza del golpe, la puerta se vino abajo con un fuerte estruendo. Debido a la gran potencia con que iba, Jake continuó trastabillando hacia adelante, ya fuera de la casa, hasta terminar cayendo de bruces contra el suelo manchándose la cara y el cuerpo con un líquido viscoso. Sangre.

Era un charco de sangre que hacía camino hacia el interior del bosque. No había ni rastro de Dylan ni John. ¿O era precisamente aquel camino sangriento su rastro?

Al menos habían logrado el objetivo. Entrar en la casa, conseguir la foto, y hallar la salida. Todo gracias a Alex, Lizzy y Jake.