Partida Rol por web

-Por favor no pierdan la calma, todo estará bien si mantenemos la calma, ahora lo mínimo que necesitamos es descontrol, así que traten de pensar en como detener las fugas, intenten todo lo posible en detenerlas, con perder el control solo lograran que quedemos todos nadando con el resto de cadáveres y en el fondo del mar.- , -¡Tu!- diciéndole a uno de los hombres que estaban allí, -¡Ven conmigo, ayúdame a encontrar el almacén donde guardan todos los suministros y buscar algo con que dañar a ese horroroso monstruo!

 ¡Uh!

Exclamé al ver lo de cerca que me había ido de la muerte, pero claro, nada podía destruir a un noble, exceptuando otro noble.

-Gracias cariño, sin ti ahora estaría derretido.

Le digo a mi salvadora, la cual era la chica con la que había bailado antes y de la que había huido al ver surgir el monstruo de las aguas.

-Gracias... por cierto me llamo Atho- comenta Atho al desconocido que había venido a ayudarlo mientras terminaba de montar la metralleta cuando un proyectil impacta directamente contra el monstruo, el cual suelta un grito monstruoso. "Dios mío... debemos acabar con esto enseguida. Si no los daños serán irreparables" pensaba Atho mientras se colocaba en posición y comenzaba a disparar directamente a la cara de aquel ser.

No malgastes munición Atho, la criatura ya se ha ido! grito intentando hacerme oir por encima del ruido de la ametralladora. Yo soy Mousa.

Me encaramo a la barandilla, me calo las gafas de visión nocturna y examino el mar minuciosamente por si el gusano asoma la cabezita otra vez.

Tras hablar con un grupo de individuos ves como algunos de ellos, con aspecto de soldados, parecen recuperarse del miedo y te miran asintiendo con la cabeza para posteriormente correr hacia varios marineros que están bajando al lugar donde se encuentran las fugas de agua.

El hombre al que has llamado te sigue mientras intentas localizar el almacen, perdiendote varias veces en el camino y tardando varios minutos en dar con este.

Durante el camino el hombre se te presenta Fergal Matulant, mercenario hambriento de aventuras y recompensas.

Por fin llegais al almacen, abris la puerta y podeis ver un gran numero de cajas apiladas por toda la estancia, además de bastante comida y algo de bebida. Tras entrar podeis oir como algo se mueve tras un grupo de cajas y podeis ver a un hombre delgado con el rostro rojo por la bebida que sostiene a duras penas una botella de vodka en la mano -¿Que quereis de mi? -os pregunta hoscamente.

-De ti nada, del lugar, si, necesitamos saber donde están los líquidos inflamables o ácidos- (gasolina, aceite, alcohol, acido acetílsalicilico, acido muriático), -tu Fergal ayudame a buscar gasolina o algo que se pueda utilizar como para hacer un asado de bicho-…

Por un momento todo queda en calma, creando una vez más un falso panorama de tranquilidad y quietud, aunque esta vez en un escenario bastante más tétrico, con sangre esparcida en la cubierta, restos viscosos de personas y partes del cuerpo podrido del monstruo que saltaron de su cuerpo gracias al disparo del capitán y de la ametralladora de Atho. Nadie logra ver la figura del monstruo en las aguas, aunque se observa una fica capa de materia en las aguas formada por partes del cuerpo de la bestia.

A los pocos instantes la actividad comienza a retornar lentamente al barco y todos podeis observar como algunos hombres comienzan a recargar sus armas, buscar a compañeros perdidos o, incluso, a llevar más comida a las barcas que cuelgan de los costados del barco.

Tambien podeis ver como el grupo de sacerdotes ayuda a los hombres que reunen comida en las barcas, acelerando su labor y montándose en dos de ellas, preparados para bajar a las aguas y desprenderse del barco.

En ese instante la bestia vuelve a salir precipitadamente de las aguas, lanzándose con las fauces abiertas sobre el indefenso capitán que apenas tiene tiempo de gritar antes de verse arrastrado por el monstruo, que atraviesa el barco de lado a lado y vuelve a sumergirse en el agua, quedando parte de su cuerpo sobre la cubierta que de forma continua sigue desplazándose hacia el mar.

En pocos segundos veis que la cabeza del monstruo vuelve a salir con los dientes ensangrentados con el resto del capitán, terminando de envolver el barco en un abrazo mortal y rugiendo desafiante mientras comienza a constreñir con su cuerpo la estructura del barco, haciendo que este cruja por numerosos sitios.

Las personas que se encontraban en las barcas aprovechan la situación y huyen del barco, usando dos de estas naves para escapar a tierra firme.

Alli hay bastantes botellas de alcohol -te dice Fergal señalando a un rincón del almacén.

Tu puedes ver entre los numerosos productos de limpieza algunas botellas de ácido clorhídrico y de lejia.

Atho! Ayudame a soltar otra barca!! Rápido!
Y dicho esto corro todo lo que puedo hacia la barca de salvamento más cercana o en su defecto, la que menos gente tenga alrededor e intento desatarla, sin dejar de prestar atención al gusano y a la gente del barco. Si me pilla de camino, cojo también un salvavidas.

Cuando Atho observó como el monstruo devoraba al capitán se quedó totalmente petrificado, pero enseguida salió de ese estado al ver como su compañero. -Toma- le dijo al hombre entregándole su espada corta. -Ve cortando las cuerdas... necesitaremos provisiones- 

Echó a correr hacia las pocas mesas que quedaban en pié buscando desesperadamente toda la comida y el agua que podía atrapar. Pero mientras buscaba en las mesas una idea vino a su cabeza. -¡Juliana!- gritó con todas sus fuerzas. -Nos marchamos en una bote... ¡Ven con nosotros!- al terminar de gritar, sin saber exactamente dónde podía estar su amiga; siguió buscando todos los alimentos posibles para llevarlos a la barca.

Tomo un bote de acido en cada mano y me apresuro a decirle a Fergal que tome el alcohol y botellas de cristal vacías que pueda llevar –eh Fergal freiremos a ese bicho o moriremos en el intento, vamos, apresúrate- corro lo mas rápido que den mis piernas hacia la cubierta del barco, -piensa, piensa-…. Después de unos segundos de pensar en un plan, -Fergal, estilo molotov- empiezo a llenar unas cuantas botellas con alcohol y acido, pongo una tira de tela en su interior con una parte saliente para poder encenderla, busco mi mechero y enciendo la tela y lanzo una de las botellas hacia la cabeza del bicho, mientras lanzaba aquella botella escuche la voz de Atho no lograba ver de donde provenía su voz así que grite cual si de ello dependiera mi vida, -Atho, por aquí, ven, dame una mano, acabaremos con este bicho horroroso, ¡apresúrate por favor!

Salgo corriendo a recoger mi rifle y mi mochila y voy hacia donde están varias personas intentando arriar un bote.

Oígo lo de las provisiones e intento hacer acopio de lo que vea a mano mientras me acerco hacia ellos.

-Halima, creo que va siendo hora de salir de aquí.

Le digo a mi compañera en un tono de aparente calma, pues acababa de observar la muerte del capitán y empezaba a darme cuenta de la realidad que ocurría a mi alrededor, ahora no era momento de sonreír y hacer chistes, no, ahora era momento de escapar o morir.

Me quede inmóvil un momento, estudiando mi propia reacción con desaprobación y maldiciendo estos pensamientos, ¿pero que estaba pensando? En estos momentos es cuando mas se necesita un toque de humor, la moral lo suponía todo.

-¡Si salimos de esta prometo hacer una donación al acuario!

La bestia sigue destrozando de forma progresiva el barco, que cruje cada vez más y comienza a hundirse poco a poco en las aguas. Algunos marineros siguen tratando de hacer frente a la bestia, ayudados por un par de aventureros, pero la mayoría de la gente o se encuentra en en interior del barco o trata de huir de la nave gracias a las barcas.

Todos podeis observar que dos barcas ya se han alejado del barco, ambas llenas al límite de su capacidad ocupadas por aventureros, niños con sus padres y los religiosos. Otras dos barcas han sido tomadas por dos hombres de negocios y sus guardaespaldas, uno de los cuales mantiene alejado a cualquiera que quiera subir a bordo a punta de pistola.

La mayoría de la comida está desperdigada por la cubierta, aunque si buscais podeis encontrar lo suficiente como para comer un par de días, junto con algunas botellas. Por cada 20 segundos que esteis en el barco podeis recoger comida suficiente para un día, pero cada segundo que pasa la bestia destroza más el barco y se vuelve más activa, atacando a los pasajeros cada vez más.

Halida da una tremenda carcajada y te da un rápido beso en los labios para justo despues golpearte el hombro con un puño y señalándote una barca en la que se están reuniendo varios pasajeros. La mujer sale corriendo hacia vuestro posible medio para escapar sin mirar atrás, recogiendo un par de frutas y botellas en su camino hacia la barca.

¡Estúpidos! ¡Corred a las barcas mientras podais! ¡Huid! -grita un hombre a pleno pulmón montado sobre una barca, rodeado por media docena de pasajeros -Montaos rápido o la criatura nos matará antes de que lleguemos a tierra. Huyamos mientras aun está entretenida -ruge con voz fuerte mientras ayuda a un par de mujeres a subir a la barca.

Un grupo de pasajeros en pleno estado de embriaguez sale del interior de la nave, algunos de ellos con heridas propias de una pelea, con numerosas botellas de alcohol en las manos. Todos se quedan paralizados al ver a la criatura y algunos de ellos bastante sorprendidos.

Momentos despues el grupo parece dividirse en dos, alentados por las palabras de dos individuos, uno de los cuales es un tipo robusto y con abundante vello vestido con ropa de aventurero y armado hasta los dientes mientras que el otro es un joven de aspecto opuesto que fuma un puro y está armado con dos uzis.

El primer grupo, tras las palabras de su lider comienzan a lanzar las botellas del alcohol contra el monstruo para, a continuación, tratar de provocar una combustión potente que dañe a la bestia mientras otros miembros del grupo vuelven a las profundidades de la nave.

El segundo grupo se dirige hacia las barcas, abriendose paso con brusquedad entre los pasajeros llegando a disparar a estos para pasar más rápidamente. Una vez que llegan a las barcas los hombres tratan de tomar por la fuerza las barcas de los dos hombres de negocios y la otra barca que está cerca suya, la misma a la que se dirigen Atho, Mousa y Mark. Los guardaespaldas de los hombres ricos comienzan a responder a los disparos, creando un fuego cruzado entre ellos que causa varias heridas e incluso muertes entre los combatientes.

¡Mierda! Atho y tú, rubio, terminad de desatar esto mientras yo os cubro.
Le devuelvo la espada a Atho, por si es necesario cortar las cuerdas y acto seguido, me subo de un salto a la barca y apunto a los borrachos que se están acercando, dispuesto a disparar al primero que se atreva a desenfundar un arma mientras les grito:
¡Hay sitio para todos, no es necesario iniciar una refriega!