Partida Rol por web

No notaste nada fuera de lo común en la escena, tan sólo los guardias típicos de los puertos aerospaciales yendo hacia vosotros para cumplir con su trabajo... aunque con cierta malas formas, como si alguien tuviera un mal día...

Tras bajar por la rampa, el dueño legítimo de la nave, Anzak, era perseguido por su pequeña unidad R3 de color blanca y rojiza. Sus compañeros también iban junto a él, pero éste se adelantó para intentar mediar en medio de la acometida... porque había sido una acomtida, sin pedir permiso de aterrizaje ni nada... Anzak pareció querer adelantarse, pero el guardia en cabeza levantó su mano en señal de parada, obligando al contrabandista a detenerse. Los guardias, entonces, se acercaron del todo hacia vosotros. Traían cara de pocos amigos.

¡Alto ahí! -dijo el que parecía el cabecilla de los guardias, el que había instado con su mano a que Anzak se detuviera-. ¿Qué significa todo esto? -su voz imponía cierto respeto-. Podría decirse que la actitud era, ciertamente, muy arisca con vosotros. ¡Aterrizar sin siquiera mantener contacto, responder a las llamadas de comunicación o esperar luz verde es un severo delito!

Al instante Anzak levantó las manos y miró al guardia que le había hablado mostrando un semblante entre afligido y agradecido.

- Siento habernos presentado así, sin comunicaros nada, pero hemos tenido unos problemas en la nave al cruzar un campo de asteroides- confesó Anzak lo más sincéramente que pudo. Y en ese momento se giró y miró la nave para que ellos también se fijaran en la misma y vieran como estaba y así darle más credibilidad a sus palabras.

- Venimos aquí pues es el sitio más cercano al que hemos podido llegar sin que la nave se haga pedazos- siguió-. Y, de verdad, pido mil perdones por no haber podido comunicar nuestra llegada, pero las averías nos han impedido comunicarnos.

- Gracias...no sabéis la suerte que hemos tenido de haber encontrado éste fabuloso planeta y haber podido llegar hasta aquí...mil gracias por ofrecer la hospitalidad a gente que realmente la necesita. La galaxia debería estar poblada de sitios como éste. Edenes en la materia oscura...Gracias- dijo el contrabandista visiblemente afectado.

- Y no es por ser pedigüeño, pero, como ve, nuestra necesidad es grande- dijo sin dejar hablar al guardia e intentando llevarle hacia otra conversación-. Si nos pudiera ayudar diciéndonos dónde pueden alojarse unos viajeros en este bonito lugar, le estaría eternamente agradecido. Ya sabe, algo bueno, bonito y barato...¿no tendrá algún familiar que pueda alquilarnos unas habitaciones por un módico precio, verdad?

Anzak se dirigió hacia éste y bajó las manos mientras miraba a la ciudad intrigado, para que le contestara la pregunta.

¡Qué quisquillosos!. Pensó entrecerrando los ojos. Pero con la nave así, estaban vendidos.

-No hemos querido infortunarlos con nuestro carguero- Dijo remarcando el carácter civil de su nave.

¿Delito?¡Ha sido un aterrizaje forzoso!  

-Si hay algo que podamos hacer para compensarles por el sobresalto. Colaboraremos encantados- Dijo para apoyar a su socio poniendo su mejor cara.

El guardia se quedó mirando al contrabandista y al cazarrecompensas, y pensó que aunque aquel carguero fuera tal, sus intenciones bien podrían ser otras ¿y si habían venido a parar aquí tras un asalto espacial o algún robo en un planeta?

Antes de decir nada, comprendísteis porqué los guardias tenían tales actitudes, y supísteis que vuestros problemas comenzaban a acrecentarse. Y es que un grupo de tres soldados de asalto imperiales salían ahora del mismo edificio de la plataforma, justo de la entrada por la que habían salido los guardias de las Nubes instantes antes... Venían con sus armas en sus manos (aunque no apuntándoos), hacia donde charlábais.

   -Hmm...La apuesta sube- pensó al ver a los soldados de asalto. Evitó mirar a su socio, pero si llevaba algo comprometedor en la bodega, esto se convertiría en una fiesta.

El gesto de Darius permaneció impertérrito a los ojos de los guardias, incluso se permitió una leve sonrisa de aprobación cuando aparecieron los imperiales: -Las leyes de la navegación no niegan el auxilio a una nave en situación crítica.- Se reafirmó con una inclinación de cabeza.

   Clint recordaba a esos viejos senadores que parecían saberlo todo y el caza-recompensas volvió la mirada hacia él para que confirmase sus palabras, entonces dejó de pensar en el contenido de la bodega; se preguntó si el tipo o su ayudante estaban reclamados por el imperio y observó su reacción para salir de dudas.

Anzak asintió a la afirmación de su socio. Le sonrió también y le contestó.

- Mira, hemos tenido un accidente con un campo de meteoritos y necesitamos reparar la nave- dijo muy despacio para que se centrara en eso-. Eso significa dinero en reparaciones y dinero en días que la nave está en el en está en el hangar- continuó.

- Por no hablar del, como bien ha dicho mi compañeros, del auxilio a una nave en una situación crítica- dijo-. Solo queremos ayuda, pagamos lo que debemos y nos vamos. Lo repito, siento no haber comunicado nuestra llegada, pero la avería también afecta a las comunicaciones de la nave. Si te sientes más seguro lo miramos para que verifiques que no te miento- le ofreció al guardia haciendo un gesto con la mano en dirección a la nave.

Anzak volvió a sonreír al cabecilla de los guardias. Mientras, de reojo, miraba a los soldados de asalto para ver lo que hacían. No le gustaba la idea de quedarse allí estando ellos, pero no le quedaba otra estando la nave averiada.

La situación parecía complicarse por momentos. Si las explicaciones de Anzak y Darius no convencían a los guardias, podríamos tener problemas.

Miro de reojo a mi pupilo. Tengo que controlar que permanezca tranquilo y sosegado.

Permanezco en segundo plano. Me apoyo en mi bastón, simulando que estoy cansado, pero me mantengo alerta a los soldados imperiales.

Uno de los soldados imperiales se acercó con cautela al jefe del grupo de guardias. Mientras que el soldado le hablaba, el guardia os dirigía distintas miradas casi de reojo llenas de sospecha. Ciertamente, mantuvísteis la compostura con vuestra coartada (que a decir verdad era cierta) y con un semblante tranquilo y conciliado (y eso que tener enfrente soldados imperiales niegan toda situación de ese tipo). Fuísteis caustos, y el policia de la ciudad de las Nubes os habló.

Veamos... -el tipo tenía el guante lanzado de Anzak acerca de comprobar los sistemas de comunicación de la nave-. Aunque hayáis tenido problemas, el imprevisto de vuestra llegada ha sido realmente aparatoso. Se procederá a inspeccionar la nave de inmediato. El soldado imperial irá con mis ayudantes, no queremos "sorpresitas".

La inspección se efectuó sin incidencias, aunque una vez finalizada, los ayudantes salían con otro semblante. Anunciaron al guardia que el historial de navegación había sido borrado*.

Realmente estupendo... -dijo el guardia-. Espero que podáis explicar ésto.

- Ya te lo expliqué- comentó tranquilo en contrabandista.- Ha sido un viaje de locos. Nos hemos encontrando con diversas circunstancias que han dañado los sistemas y que no nos han matado..la verdad, no sé por qué.

- Todo empezó cuando atravesamos una nebulosa de diferente gradiente gravitacional. Eso hizo que el computador de abordo cambiase por error la ruta..y aunque esto no lo he podido comprobar, es la probabilidad más coherente- comentó Anzak haciendo un inciso mientras se frotaba la incipiente barba haciendo cómo que intentaba recrear el tema y pensaba que eso era lo más probable.

- Bueno, continuó- dijo al momento volviendo a lo que le estaba contando-. El ligero cambio de ruta nos llevó a cruzar un campo de asteroides, en el cual chocamos varias veces...más bien los asteroides chocaron contra nosotros...parecíamos una coctelera y nosotros eramos los hielos..., eso nos dejó sin propulsión. Algo fatal, dado que ese campo rodeaba una estrella de alta radiación. Todo se volvió loco, nada funcionaba correctamente y solo gracias a la suerte pudimos salir de ahí.

- Aunque suerte no es lo más correcto, pues nada más ponerse operativo el sistema hizo un salto al azar...¡¡un salto al azar!!...¡No sé cómo seguimos vivos! El salto nos sacó de la amenaza de la estrella pero estuvimos una semana viajando sin saber a donde y sin haber calculado la ruta. Menos mal que conseguimos abortar el salto sin que nada se interpusiera en el camino...algo casi inaudito. Total que cuando paramos, buscamos el sitio más cercano donde pudieran ayudarnos a reparar la nave y a descansar de esta locura.

- Y aquí nos tienes- dijo Anzak abriendo las manos en señal de que no tenía nada más que contar, poniendo la cara más sincera que podía poner.

Medito si decir algo y ayudar a Anzak, pero creo que la explicación dada por el contrabandista es más que suficiente, y meterme en la charla igual empeoraría la situación.

Me sigo manteniendo alerta vigilando de reojo a los soldados imperiales.

El guardia arqueó una ceja y tragó saliva levemente mientras escuchaba con atención toda la historia. Ciertamente, la cara de convicción y las palabras del contrabandista bastaron para que creyera el porqué de toda aquella situación (sobre todo porqué el computador de navegación no registraba las últimas rutas conocidas).

Pareció que salísteis airosos de aquel envite. Justo en ese momento, un nuevo grupo de soldados imperiales, esta vez más numeroso y bien armado que el anterior, llegó a la plataforma de aterrizaje 327. En esos momentos, la puerta por la que habían salido los soldados saltó por los aires.

¡¡BOOM!! Una tremanda explosión hizo saltar a ese grupo por los aires. Los guardias de las nubes se giraron asustados, y quedaron petrificados de la impresion. Tras el desconcierto ocasionado, vísteis como desde un lateral un alienígena sullustano alcanzó corriendo vuestra posición. Iba ataviado con una mochila y un traje como militar. Allí se paró, os miró y entonces os habló en su idioma. Acto seguido, se fue corriendo hacia vuestra nave, que aún tenía la rampa bajada, y se metió en ella... Por cierto, ¡más soldados imperiales llegaban tras el gran estruendo de la explosión!

Justo cuando ya estaba un poco más tranquilo al ver que las explicaciones de Anzak daban su resultado, ¡la explosión hace que me caiga de bruces!

De pronto todo lleno de soldados y un sullustano que parece ser el autor de la explosión.

Me incorporo agarrando mi bastón y veo como entra en la nave mientras dice algo que no logro entender, pero no creo que sea difícil de deducir.

Miro a mis compañeros, y les hago un ademán de volver a la nave.

- Creo que será el sitio más seguro por ahora - les digo mientras empiezo a subir la rampa.

Convencido de que la historia que le estaba "vendiendo" estaba funcionando a pleno rendimiento, Anzak se relajó. Pero en ese instante todo se vino patas arriba. Aparecieron más imperiales, mejor armados, un mal augurio se cernía en aquella ciudad. Continuando, una explosión hizo saltar la puerta que daba al hangar donde estaban ellos. Anzak se tapó la cara con la mano y justo después vio como un sullustano salía a la carrera en dirección a ellos.

El contrabandista no daba crédito a lo que veía. Si bien habían conseguido sortear el primer escollo, parecía que tras esta había una inmensa roca...que inexoráblemente se dirigía hacia ellos. Para acabar el tipo se acercó, dijo unas palabras que Anzak no pudo interpretar y se metió en su nave... ¡¡en su nave!!

Para colmo, Clint les dijo que era mejor meterse en la nave siguiendo al tipo ese. La cara de Anzak era todo un poema. No podía creérselo. En unos segundos habían pasado de ser los tipos con más fortuna del universo, a ser los más buscados del mismo. ¿Qué está pasando? pensó el contrabandista. Tenía que hacer algo y rápido o morirían allí mismo en un instante.

Sujetando a Clint por el brazo para adelantarse a éste y que no pareciera que seguía al sullustano, el contrabandista gritó siguiéndolo despacio.

- ¡¡Eh, tú!! ¡¡Baja ahora mismo de mi nave o eres hombre muerto!!- dijo con cara de pocos amigos para que la situación fuera lo más real posible. 

Luego girándose murmuró a sus compañeros mientras se acercaba a la nave.- ¿Alguien sabe lo que ha dicho?- preguntó.

Darius repitió las palabras del sullustano a sus compañeros: "¡Hay que largarse ya!" era lo que aquel tipejo había dicho. Clint no se lo pensó dos veces y comenzó a subir a la nave, no sino procurando a modo de ofrecimiento que sus compañeros lo hicieran... el contrabandista, por su parte, no daba crédito... Enseguida vió a través de los cristales exteriores cómo el sullustano se ponía a los mandos de la nave..., como intentando pilotarla. Anzak no se daba cuenta de qué los hombres muertos, quizá, fueran ellos mismos*...

Maldita sea!!!, no hemos estado 5 minutos en esta ciudad y ya tenemos que huir??, vamos vamos!!!

*Me doy la vuelta y empiezo a correr para subir la rampa de nave hasta llegar arriba, acontinuacion me quedo arriba, observando si vienen con la intencion de impedir que los imperiales suban a la nave, cojo el sable y sin encenderlo todavia me pongo en posicion de combate por si van a disparar cubrir a mis compañeros...