Partida Rol por web

Demasiados jedis de antaño no dejarían hablarles a sí mismos a sus pupilos. Claro que, ese desparpajo que Devian tenía encima no era fruto únicamente de su naturaleza, sino más bien de la influencia del propio Clint. Por su parte Anzak comenzó a jugar su verdadera mano (tras la primeras de calentamiento y tanteo) al sabacc, al tiempo que Darius proponía algo verdaderamente indecente. Sólo hacía falta volver a liarla en el casino. Si ahí afuera acampaban los imperiales, en el resto de la ciudad, aquí adentro seguramente habría más blásteres no detectados que los que pudieran imaginar... Clint no siguió la propuesta de Darius, prefiriendo centrarse en su pupilo con buen ejemplo... Los tres veían desde la barra a Anzak jugar al sabacc...

¿Tú te crees que soy imbécil...? -dijo un devaroniano que estaba sentado a tu lado-. Entonces dejó sus cartas sobre la mesa, plantando al resto al final de una mano, y se levantó. Luego se alejó, yéndose hacia un lateral del casino...

Aun con el pequeño "rifirrafe" entre maestro jedi y cazarrecompensas, presenciásteis también una curiosa escena muy cerca de vosotros. Dos alienígenas, uno de ellos trandoshano, se enzarzaban en una discusión más o menos comprensible para vosotros tres. Acto seguido, os soprendísteis, pues vísteis que el trandoshano acababa con el otro con un sable láser, activándolo a bocajarro contra el torso del malogrado... El tipo, lejos de temer la acción de la Justicia, se carcajeaba mientras que dejaba caer un puñado de créditos a los empleados del Casino para que retiraran al cadáver.

Al fondo, en la barra, donde aguardaban tus amigos, parecía haberse arremolinado la gente y un grupo de empleados del Casino. Todos miraban al suelo, aunque como no estabas en la mesa no sabías porqué.

- No se que le pasa a este tipo... se ve que tiene un mal perder queno puede con él- dijo siguiéndole con la mirada y luego mirando al resto.

- Bueno, sigamos. No dejemos que alguien nos quite la diversión de jugar unas manos al sabbac- comentó siguiendo como si no hubiera pasado nada.

Pero al volvera mirar vió que donde estaban sus compañeros se arremolinaban varios tipos. Frunciendo el ceño con síntomas de preocupación por sus amigos, Anzak se levanta de la mesa y mira en dirección a donde estaba la gente porsi podía ver quien estaba en el suelo o sipodía saber qué estaba pasando.

No veías nada... Había mucha gente y la mesa estaba a cierta distancia. Empleados estaban allí mirando al suelo, y algunso se agachaban para hacer algo...*

Anzak intenta ver entre la montonera de personas la cara de alguno de sus compañeros. Tal vez por su expresión pudiera deducir algo. 

De vez en cuando el contrabandista miraba la mesa y a sus compañeros para ver si estaban haciendo algo raro.

Mientras pienso que tal vez he sido demasiado duro con Darius y que ato demasiado corto a Devian y que tengo que dejarlos hacer, veo atónito como un trandoshano liquida a otro alienígena con un sable láser.

¿Un Jedi? ¿Un Sith? ¿Quien más usaría un sable láser? pienso mientras el trandoshano se jacta de su hazaña. No es que sea una raza muy sensible a la Fuerza, y no he notado nada al entrar. Medito sobre las palabras que hemos podido oír antes de la trifulca. Que sea cazarecompensas me cuadra más, pero me intriga como habrá conseguido un sable láser.Tal vez liquidó a un Jedi menor y se lo quedó.

Sigo observando, mientras retiran el cadáver.

Parecía que dos caza-recompensas iban detrás de la misma presa. Uno era el mismísimo Boba Fett y el otro acababa de morir.

Como la mayoría de los presentes, Rammkopf se volvió para ver el cadáver de cerca cuando pasase. No conocía a todos los de su gremio, pero no pedía nada por intentar reconocer al alienígena o a su reptiliano verdugo.

El trandoshano , al margen de los créditos que pudiera repartir, tenía que estar bien relacionado para permitirse una ejecución pública.

En su trabajo sabía que reunir la información necesaria era tan importante como la puntería. Darius sintió una tentación enorme por preguntar a las Twi´lek por la lagartija, pero Debo o cualquier camarero, probablemente sabrían mas. Chasqueó la lengua con fastidio y se acercó al sullustan.

Puso la mano en el hombro del droide azulado y se presentó:

-Saludos- Dijo con una respetuosa inclinación de cabeza hacia el arconiano.

-¿Este lugar está siempre tan animado?- Preguntó con ironía. Si realmente querían hablarle de lo sucedido, no necesitaba decir mucho más. En caso contrario, seguiría con los camareros.

*Mi cara se encendio al ver ese asesinato tan atroz en nuestra presencia y mi mano se dirigio hacia el sable oculto bajo mi tunica y en el momento que di un paso hacia delante mis pasos se detuvieron..., gire la cabeza hacia mi maestro esperando un respuesta pero al ver que su rostro inexpresivo de sentimientos no me indicaba nada le digo...

Pero que.... acaso no vas a parar los pies a ese asesino maestro..., espero que se te ocurra una buena excusa para detenerme porque no pienso consentir que esta atrocidad quede en vano...

Oigo a Devian. Me recuerda a mi cuando era joven: impulsivo, irreflexivo...

- Me parece bien que pienses así, y yo no te detendré si crees que tienes que hacer algo al respecto. He visto a muchos como tú, y la mayoría han acabado muertos. Pero un Jedi no actúa sin pensar ni valorar todas las opciones, ni por impulsos sin meditar bien que hace.

Me apoyo en mi bastón mientras observo a mi alrededor.

- Pero demonios, no pienses que te dejaré sólo si decides liarte a sablazos con estos.

El trandoshano ya salía por la puerta del casino, pues, lógicamente, no iba a esperar a ver cómo los empleados recogían "la basura". Devian pareció adelantarse, pidiendo con la mirada su aprobación, a la cual éste no es que se la diera al instante (sino que le dio un consejo jedi), pero tampoco se negó que se guiara por sus instintos... mejor dicho, la Fuerza. Por su parte, a Darius no le dijeron absolutamente nada más relevante que "eso no se producía habitualmente" o que "a pesar de que es un casino y se mueve dinero, las peleas no son corrientes, aunque pueden suceder". Veíais que Debo aún charlaba con aquel conocido suyo, pero mirando la escena, que a él también le había sorprendido.

Estoy a la expectativa de mi pupilo, aunque debo decir que me pica la curiosidad de saber como semejante criatura tiene el arma de un Jedi, o un Sith, en su poder. Por la manera de usarlo parece que es neófito en el tema, por lo que la teoría de que robó o mató a un Jedi y se quedó su arma me parece plausible.

*Mis pasos avanzan detras del tipo misterioso que porta un sable laser..., recuerdo mis enseñanza en las artes marciales..., "Tranquilo como el agua y veloz como el viento", cuando lo tengo a mi altura, me centro en la mano que tiene agarrada su sable laser y con una sutil tecnica agarro su mano y la doblo  junto con su brazo en posicion opuesta a la normal y tiro en una direccion mientras la otra mano palmo mi mano en su espalda tirando de ella hacia delante para bloquearle cualquier movimiento y obligarle a dejar caer el sable mientras lo inmovilizo...

Sigo a mi alumno. Quiero observar lo que hace, como reacciona... y ayudarle si es necesario.

a Darius no le dijeron absolutamente nada más relevante que "eso no se producía habitualmente"

-Tipos así no ayudan- Se lamentó. Darius había nacido en la mediocridad de una colonia minera e imaginaba lo difícil que habría sido para la Ciudad Nube llegar a hacerse un nombre.

Al ver a Devian y su maestro salir tras el trandoshano se despidió y fue tras ellos. De camino pasó por delante de la mesa de Anzak. Si su socio no estaba demasiado absorto en el juego, leería en sus ojos que algo peligroso estaba pasando.

Para cuando llegó junto al joven, Devian ya estaba intentando reducir al asesino.

-¡Es lagarto no dudará en matar al chico!- Pensó al ver a Clint.

Miro como el aprendiz intenta desarmar al trandoshano.

Espero que tenga suficiente habilidad para tumbar a ese sujeto. Pienso mientras le veo ejecutar sus movimientos.

Me coloco al lado de Darius. Que haya acudido en ayuda de Devian hace que me empiece a caer bien. Me preparo por si tengo que entrar en acción por si Devian no puede reducir al trandoshano.

Devian salió del Casino, como instintivamente, seguido por su maestro de la Fuerza y luego por el cazarrecompensas. En verdad éste último debía de sentir algo de aprecio por ambos, o quizá al menos ese sentimiento de pertenencia al grupo parecía haberle invadido... al menos un poquito. Una vez fuera, Devian supuso demasiado: supuso que estaría allí aquel trandoshano del sable láser, pero el tipo se había esfumado (quién sabe si habría tomado un callejón, si habría tomado un transporte, o si habría entrado en alguno de los edificios colindantes, innumerables todos ellos).

Viste a tus compañeros... ¡salir del casino! El pequeño círculo que empleados y otros curiosos clientes hacían no era sino porque los trabajadores del lugar sacaba como a rastras a un alienígena, o más bien su cuerpo. Quizá habría habido alguna pelea o algo así (cosa que no sabías porque habías estado pendiente del Sabacc). El caso es que tus compañeros salían por la puerta del casino, por la que entrásteis. Observaste a Debo, que había dejado ya de hablar con el arconiano, y extendía sus brazos mirando a tus compañeros, como tampoco entendiendo por qué diantres se largaban... Debo debería estar pensando algo así como "¿¡Pero qué!?" Acto seguido, el sullustano miró en su derredor y te encontró con la mirada. Rápidamente te hizo una señal con la mano para que fueras con él.