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Taller de Harboiled: Era Victoriana

Ambientación

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26/05/2020, 19:41
Mr. Sandman

Ambientación

La sociedad en la época victoriana estaba exacerbada de moralismos y disciplina, con rígidos prejuicios y severas interdicciones. Los valores victorianos se podrían clasificar como "puritanos" destacando en la época los valores del ahorro, el afán de trabajo, la extrema importancia de la moral, los deberes de la fe y el descanso dominical como valores de gran importancia.
Los varones dominaban la escena tanto en los espacios públicos como en la privacidad, las mujeres se debían a los lugares privados, con un estatus de sometimiento y del cuidado de sus hijos y del hogar.

Los comportamientos “indecorosos” eran severamente castigados (como la condena por sodomía a Oscar Wilde con Lord Alfred Douglas a dos años de trabajos forzados).
Quizá por la acentuada moral de la época sea la observación del psicoanalista Jacques Lacan, quién dice que sin la reina Victoria el psicoanálisis no hubiera existido, ella fue la causa del deseo de Sigmund Freud y la que hizo necesario lo que Lacan llamó el "despertar".
Las condiciones como la pereza se vinculaban con los excesos y la pobreza con el vicio. La repulsión social hacia el vicio también se traduce en el sexo, relacionado con las bajas pasiones y su carácter animal proveniente de la carne. Por ello, la castidad era una virtud a resguardar.
La insatisfacción femenina, en cualquier ámbito, era tratada como un desorden de ansiedad con pastillas y psicoanálisis y, si la mujer tenía suficientes recursos económicos, lo trataba en manos de un "experto" que las estimulaba sexualmente con sus manos.

Entretenimiento:

Música: Las bandas de música municipales y los quioscos de música fueron populares durante esta época. El quiosco de música es una construcción simple que no sólo crea un lugar ornamental, sino que además facilita las necesidades acústicas a la vez que ofrece protección ante el cambiante clima británico. Era común escuchar el sonido de las bandas mientras se paseaba por los parques. En aquellos tiempos la grabación musical era aún algo muy novedoso.

Sucesos paranormales: En esa época proliferaron estos “misterios inexplicables” como la hipnosis, la comunicación con los muertos (por medio de un vidente o canalizador), la invocación de fantasmas, espíritus y similares. Estas actividades fueron muy populares comparando con periodos más recientes de la historia occidental y se llevaban a cabo para el mero deleite de las masas y sus participantes.

La literatura: También fue una forma muy popular de entretenerse en la Época victoriana y surgieron grandes escritores que aunque causaron escándalo son reconocidos hoy en día.
Los escritores más reconocidos de la Época victoriana son:
 

Charles Dickens

Las hermanas Brontë (EmilyCharlotte y Anne)

Lewis Carroll

Herbert George Wells

Hilda Doolittle

Oscar Wilde

Arthur Conan Doyle

Bram Stoker

Robert Louis Stevenson

Entre los ideales literarios de la época, quizás el más perceptible, es el ideal de progreso. Progreso científico (Darwin), progreso económico (Stuart Mill y librecambistas de Manchester), progreso social (a pesar de las lacras de miseria de la nueva sociedad industrial), progreso tecnológico (ferrocarril, industria textil del norte de Inglaterra). Nada es tan palpable en la era victoriana como el progreso.
La segunda característica que se advierte en la literatura de la época victoriana es un cierto espíritu didáctico (la filosofía de Carlyle) y moralista (la novelística de Charles Dickens). Hay tener en cuenta que, junto a la revolución industrial, se e produciendo en Inglaterra una revolución social que hacía que millares de personas, hasta entonces analfabetas, accedieran a la cultura de la letra impresa. El escritor se sentía “educador” de estas masas proletarias y de clase media. Se explica así el auge del melodrama y las novelas por entregas para satisfacer exiguas necesidades culturales de estas clases sociales.

El juego: Esta nueva sociedad inglesa tan aparentemente abocada al trabajo, a la moral y a las buenas costumbres, inventa el juego, en todos los sentidos que este término abarca. Desde el backgammon y los juegos de casino, las charadas y juegos de salón, hasta los deportes de campo, como el rugby, el tenis, el cricket y el fútbol. Sin olvidar el croquet, que es una mezcla de juego de salón y de campo. Naturalmente, algunos de estos juegos eran ya conocidos antes de la era victoriana, pero es sin duda esta sociedad la que los practica y pone de moda, difundiéndolos por todo el orbe terráqueo.

Exploración:
Otro de los ideales de la era victoriana era, sin duda el espíritu de descubrimiento y aventura. Los viajes de Livingstone y Stanley apasionaban al público inglés, que seguía sus aventuras por el corazón de África con entusiasmo. También se seguía con mucha atención los viajes a los cascos polares (con algunos sucesos trágicos como el Erebus y el Terror).
 

Religión:

También es propio de la era victoriana un cierto espíritu religioso, incluso místico, que trataba de hermanar los grandes descubrimientos científicos y técnicos con una nueva fe en Dios.
Quizás la característica esencial de la era victoriana sea su sentido práctico —utilitarismo; en cierto modo el capitalismo actual es una vertiente de entonces—, su búsqueda de la realización personal y colectiva, su sentido de lo que los ingleses llaman el fulfilment o el accomplishment.

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26/05/2020, 19:43
Mr. Sandman

Costumbres más “extrañas”

La era victoriana fue una época próspera en la Gran Bretaña debido al gran avance de la industria y la ciencia. Pero que el hecho de que esta etapa moldeara el rumbo del pensamiento moderno del país, no implicó que las supersticiones y las creencias extrañas desaparecieran como si nada. Muy por el contrario, las teorías científicas erróneas y la tecnología en ciernes cultivó muchas costumbres y hábitos curiosos que hasta la fecha siguen siendo tema de conversación.

1. Los espectáculos de las bellas durmientes

Durante esta época se popularizaron los espectáculos en los que la gente observaba mujeres que supuestamente dormían permanentemente sin tomar alimento alguno y, por supuesto, sin orinar ni moverse de su sitio. En esta rara costumbre, las mujeres participantes (siempre bellas y saludables) posaban por horas como bellos objetos de lujo para disfrute del público, que ingenuo, muchas de las veces solían creer que de verdad dormían sin despertar nunca.

2. Los shows de fantasmagoría

Los múltiples experimentos ópticos que dieron origen al cinematógrafo dejaron en el camino interesantes recursos para hacer proyecciones visuales. Uno de los más destacados es la cámara obscura, que sirvió para crear extrañas shows donde se mostraban secuencias terroríficas por retroproyección, una técnica con la que era posible hacer que las imágenes se encogieran, crecieran súbitamente y cambiaran de posición de manera casi mágica. Estos espectáculos se acompañaban de presentadores macabros rodeados de personajes con bizarros disfraces, humo y velas.

3. Las fotografías sin cabeza, fotografías post mortem

Los victorianos parecían gente de aspecto terriblemente serio y formal, sin embargo, se divirtieron como locos haciendo fotomontajes. Unos de los más curiosos eran aquellos donde la cabeza aparecía separada del cuerpo.

Otra de las aficiones consistía en la fotografía post mortem o “Memento Mori”. Hacerse una fotografía era una actividad costosa y al alcance de pocos. Con ellas se buscaba recordar a los seres queridos. Y en muchos casos se les fotografiaba una vez éstos habían fallecido. Fue popular en la época vestir a los familiares y amigos recién expirados con sus mejores galas y fotografiarse junto a ellos. Cabe añadir que las fotografías de la época suponían permanecer inmóviles por unos 20 minutos junto a los cadáveres, los cuales eran maquillados y a los que se les mantenía erguidos y con los ojos abiertos mediante soportes y adhesivos.

4. Las tarjetas de desamor

Muchas damas en esta época utilizaban tarjetas con las que, no siempre de la manera más suave pero sí bastante clara, rechazaban las insinuaciones de los hombres en las que no estaban interesadas. Lo más curioso es que estas tarjetas pronto se utilizaron para enviar toda clase de insultos de una manera "propia y condecente".

5. Uso de joyería extraña

Los victorianos solían utilizar joyería y accesorios fabricados a base de materiales inusuales. Los ejemplos más conocidos son las piezas de luto hechas a base de cabello humano, sin embargo, también fue popular la técnica bois durci, que permitía crear desde medallas y joyería hasta piezas de tocador como peinetas y cepillos para el pelo. Esta técnica utilizaba aserrín de maderas finas que se aglutinaba en moldes con ayuda de sangre de reses y cerdos recogida de los mataderos de las grandes ciudades.

6. Unas opciones de ocio muy tétricas

¿Qué hacer en tu tiempo libre en una época en la que no había fútbol, cine, musicales y en general ocio nocturno? Ante la ausencia de actividades con las que llenar el tiempo libre los británicos optaban por prácticas ante las que muchos fruncirán el ceño. Una de ellas eran las llamadas “exposiciones de rarezas”, en las cuales seres humanos anormalmente altos o bajos, con hipertricosis (que provoca la aparición de vello por todo el cuerpo), con órganos sexuales masculinos y femeninos al mismo tiempo y otro tipo de condiciones extraordinarias eran expuestos para el impacto de los espectadores. El caso más famoso y triste puede ser el del Joseph Merrick, conocido como el “Hombre elefante”, una persona extraordinariamente inteligente que por desgracia padecía el síndrome de Proteus, una enfermedad congénita que le provocaba un crecimiento anormal de la piel y los huesos.

7. Comida para todos los gustos

Hoy en día pocos se sentirán atraídos por una sopa de cerebro, un revuelto de hígado o un corazón rebozado, pero estos platos eran considerados auténticas delicatesen en dicho momento. La máxima era no desaprovechar nada, y tener acceso a comer carne era todo un lujo, aunque fueran piezas de casquería. También eran frecuentes otro tipo de comidas hoy en desuso, como la sopa de tortuga o gelatina realizada con grasa de ballena, platos que hoy ya no se consumen dado que estos animales se encuentran al borde de la extinción.

Hasta la reina tenía sus particularidades:

La Reina Victoria quedó viuda en 1861, y hasta su muerte cuatro décadas después estuvo en luto permanente, vistiendo siempre de negro y evitando en lo posible todo tipo de apariciones públicas. La Reina Victoria acudía a Londres sólo para actos oficiales, y prefería confinarse en la seguridad que le ofrecían las dependencias reales. Apodada “la viuda de Windsor”, paradójicamente los británicos engalanaron Londres en blanco y púrpura para despedirla en su funeral debido a que en los últimos años de vida la monarca dijo estar cansada de usar únicamente el color negro.

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26/05/2020, 19:45
Mr. Sandman

Características de la época Victoriana:

La niebla o “pea soup”

Una de los fenómenos meteorológicos más asociados a Londres es el de la niebla. Un hecho que en realidad es muy infrecuente y que se da en contadas ocasiones. No obstante, parece ser que durante la época victoriana la niebla de la que se valía Jack “El destripador” y otros personajes para cometer sus fechorías era una constante. Era producto de una combinación de vapores emanados del río Támesis junto al humo procedente de las estufas de carbón que eran habituales en la época. A ello debían sumarse la contaminación emanada de las fábricas y talleres repartidos de la ciudad, y todo ello provocaba una especie de neblina pesada que según testimonios de la época tenía un característico color verduzco que hacía que fuera conocida por los londinenses como “pea soup” (sopa de guisante). Al margen de dificultar la visión y servir como herramienta para tender emboscadas, la presencia de contaminantes en la neblina provocaba problemas respiratorios que costaron la vida a miles de ciudadanos.

Cirugía sin medios

Es quizás uno de los aspectos más espeluznantes de la época. Y es que en un tiempo en que la cirugía era una disciplina todavía en desarrollo, la limpieza de las herramientas y hospitales brillaba por su ausencia y el único anestésico que podía encontrarse eran el whisky y el ron, someterse a una operación quirúrgica era una auténtica ruleta rusa. Dependiendo del tipo de lesión, entre un 25 y un 50% de los pacientes morían, ya sea por pérdida de sangre durante la intervención, infecciones tras ésta o directamente por el shock sufrido.

En dicha época la solución para muchas lesiones era proceder a la amputación de miembros. Una muñeca rota cuyo hueso no soldaba bien solía terminar con el paciente en una mesa de operaciones rodeado de personas que utilizaban sierras y otras herramientas más propias de un almacén de bricolaje. Perder la conciencia durante la intervención era lo mejor que podía suceder, y aquellos que lograban superarla debían enfrentarse a un post operatorio en el que se carecía de elementos básicos como vendajes limpios y desinfectantes.

“Resucitadores”, ladrones de cuerpos al servicio de la ciencia

Una de las disciplinas que más se desarrolló durante la época victoriana fue la medicina. En las principales ciudades del Reino Unido surgieron facultades en las que los doctores enseñaban a sus alumnos anatomía. Pero para el estudio de ésta era necesario un recurso imprescindible pero muy escaso: cuerpos humanos. En los primeros años los cuerpos de los reos condenados a muerte y mendigos eran suficientes para satisfacer la demanda, pero el boom de la medicina, que multiplicó exponencialmente el número de alumnos, hizo que la demanda superara notoriamente a la oferta. Y para nutrir a esas universidades surgió una red de profesionales que hicieron del robo de cuerpos su profesión.

Los resucitadores tomaban, literalmente, a las personas recién fallecidas de los cementerios, rompiendo los ataúdes y extrayendo los cuerpos mediante cuerdas. Posteriormente los vendían a las facultades de medicina, que los utilizaban en sus sesiones formativas. Se llegó a crear todo un mercado negro de cuerpos, en el cual éstos se valoraban en función del deterioro del cuerpo y el estado de sus órganos internos y músculos.

El hacinamiento en las “casas de pobres”

El proceso de industrialización hizo que ciudades como Londres, Birmingham o Glasgow aumentaran rápidamente su población. Millones de personas se desplazaron a las zonas urbanas en busca de trabajo en las fábricas y talleres textiles. Y con ello surgió el problema del hacinamiento y la escasez de vivienda. Ante la ausencia de casas en las que alojar a los recién llegados, las autoridades crearon las llamadas “casas de pobres”, unas instalaciones administradas por el gobierno donde personas de bajo poder adquisitivo, enfermos mentales y con adicción al alcohol o las drogas podían vivir. Dichas viviendas llegaban a alojar a familias enteras en habitaciones de pocos metros cuadrados, estaban infectadas de ratas y conformaban focos de delincuencia.

La sociedad de la época consideraba la pobreza como algo deshonroso y fruto de la poca capacidad de trabajo de quienes la padecían, así que además éstos sufrían el estigma social de ser considerados vagos y merecedores de la situación que padecían, lo cual no incentivaba a la mejora de las condiciones habitacionales.

El auge de la novela gótica y detectivesca

Mientras que al otro lado del mundo Edgar Allan Poe se consolidaba como escritor gótico, en el país británico otros como Bram Stoker con “Drácula” y Rober Stevenson con “Doctor Jekyll y Míster Hyde” se convertían en referentes de la novela gótica. La literatura de la época victoriana es acorde al ambiente en que se vivía, así que proliferó la novela con personajes oscuros en los que se combinaba el romance y el horror. En la última fase de la época victoriana también se desarrolló la novela detectivesca, con el inspector Dupin creado por el mismo Poe y el inolvidable Sherlock Holmes de Doyle como grandes referentes, personajes que basaban la resolución de sus casos en el uso de la razón y que no debían seguir los arcaicos procesos de la policía de la época que se mostraba incapaz de resolver la mayoría de casos asignados.

Asesinos en serie (tema interesante para el juego)

No existían herramientas con las que hacer análisis de balística y de ADN; el personal de policía carecía en muchos casos de formación básica, y a todo ello, había una mezcla de resignación y desconfianza hacia los cuerpos de seguridad. Quizás la historia de Jack “El destripador” es la más conocida para el gran público, pero tras la caída del sol los residentes en las grandes ciudades debían ingeniárselas para sobrevivir a la acción de los asesinos en serie que merodeaban en los barrios marginales. Siniestros y perturbados personajes como el doctor William Palmer, la prostituta Sarah Freeman y el peor de todos, Amelia Elizabeth Dyer, conocida como “Baby Farmer” y a la que se le atribuyen más de 400 víctimas, fueron una amenaza constante bajo el reinado de Victoria.

Los asesinos en serie eran muy prolíficos y sólo eran capturados por una serie de graves errores o por ser delatados por algunos de sus cómplices. No contentos con los asesinos reales, se llegó incluso a crear otros ficticios, tal y como ocurre con Sweeny Todd, el llamado ‘barbero diabólico de Fleet Street’.