Partida Rol por web

El filo del cuchillo de Tobías danzó por el aire y alcanzó su objetivo. La hoja de clavó en la cabeza del roedor y se llevó una oreja en su viaje, salpicando de sangre a Tobías y a Ayelen.

Un grito de satisfacción, gutural y grave como un gruñido animal, salió de la garganta del vampiro: su instinto de cazador estaba empezando a ser saciado.

Adoraba ese sonido a muerte ... ese olor a sangre ... me lancé al lado de Tobias, esta vez no quería golpear con la linterna, quería oir crugir el craneo del animal entre mis manos, aguanté la linterna con la boca sin importarme la sangre o la suciedad y traté de hacer fueza cogiendo la cabeza del animal para golpearlo repetidas veces contra el suelo

Agarró con fuerza el mango del cuchillo y se lanzó con saña contra la rata.

El lodo del suelo era fino y resbaladizo, y al pisarlo Alyss perdió pie un instante, fallando en su ataque y consiguiendo sólamente cortar el aire.

La verdad es que dos ratitas nos estaban durando demasiado y comenzaba a ponerme nervioso.

Me acerque a la primera de ellas y como habia tanta gente alrededor falle estrepitosamente, pues la muy bruja se movio en el ultimo segundo.

Blasfeme en mi ruso natal y vi que la otra estaba mas despejada y sin ninguna compañera cerca, asi que me acerque dando un paso lateral y la descerraje otro disparo a la espalda de esta.

Las ratas se revolvieron, airadas.

Una de ellas se lanzó con ira hacia Alyss, pero su boca no llegó a toca a la muchacha que, ágil, consiguió esquivarla en el último momento.

La otra se lanzó contra Tobías fallando en su intento y sólo alcanzando el roto y viejo abrigo.

Una especie de gruñido sale de mi garganta mientras miro a una de esas ratas. Enseño mis dinetes en modo amenazante y me lanzo de nuevo contra una de esas ratas, la que ataca a Alyss que en ese momento me parece casi la más indefensa, pues Ayelen y Yakov parecen duchos en peleas y Alyss intenta herirlas con una triste linterna.

Me lanzo sobre la odiosa rata y clavo mi cuchillo en su fuerte piel sintiéndo como el líquido caliente comienza a brotar de la herida abierta.

Un nuevo gruñido sale de mi garganta mientras se ibuja una pequeña sonrisa en mis labios.

Tobías se lanza con su cuchillo a por la rata que acaba de intentar mordele mientras masculla un "hija de puta" entre dientes. La hoja brilla un momento bajo la luz de la interna que danza en la mano de Alyss, y alcanza su objetivo, consiguiendo únicamente cortarle una diminuta parte de su pustulenta oreja.

La maldita linterna se resbalaba en mi mano, por culpa del agua que rezumaba por las paredes y que corría por mis pies.

Gruñí como un animal enrabietado y me lancé con todas mis fuerzas contra una de las ratas, blandiendo mi linterna-porra con ambas manos.

Lástima que no acertara a darla... Habría sido mi mejor actuación.

-Esto se está alargando demasiado... quien haya entrado antes ya se habrá ido. Además, estamos haciendo demasiado ruido.- pensó.

Se giró y alargó su brazo, tensando los músculos mientras lanzaba una estoda contra la cabeza del roedor; quien, rápido y ágil a pesar de sus heridas, consiguió moverse en el último momento, consiguiendo que la afilada hoja del cuchillo sólo le rasgara un poco el lomo.

me estaba cansando de estas ratas tan resbaladizas y extrañamente tan resistentes. Volvi acercarme a ellas y la misma operacion, solo que esta vez acerque el cañon a quemarropa y en la cabeza para haber si las remataba de una vez.

¡Bang!- la primera y sin mirar me acerque a la segunda para hacer la misma operacion acercandome desde la espalda y sin peligro de dar a ninguno de mis compañeros...

¡Bang!

Las balas de Yakov rasgaron el aire con el estrunedo de un terremoto. La sangre salpicó por todos los lados, llenando de carmín la ropa de los vampiros y la pared curva de la alcantarilla.

Los deformes roedores no tuvieron la oportunidad de gritar, agitarse o gruñir; sólo pudieron dejar que sus pesados y peludos cuerpos cayeran con la pesadez de una losa sobre el agua llena de los desperdicios de la ciudad.

Las ratas por fin han caido a manos de Yakov.

Miro los cadáveres repugnantes en el suelo con expresión de desagrado en el rostro.

-¿Qué hacemos ahora? Con el ruido que hemos hecho habrán salido por aptas si es que quedaba alguien en este lugar-digo con la aparente seriedad a la par que sensualidad que me caracterizan.

-Yo también lo creo. Pero ahora lo importante es decidir por dónde ir, si por aquí o por el otro camino.

Ayelen caminó un poco hacia el fin del túnel, intentando no resbalarse. No se veía dónde terminaba porque la alcantarilla iba girando poco a poco a la derecha.

-Yo voto por hacer dos grupos y explorar un poquito, no mucho, cada túnel, así podríamos decidir qué hacer mejor, ¿no?

Después parecía haber caído en la cuenta y añadió:

-Bueno, aunque está lo de "divide y vencerás", y no sabemos quién ha entrado antes que nosotros.

Mientras los demás empezaban a pensar adónde deberíamos ir, me acerqué a una de las ratas muertas. Eran relamente grandes, con el pelo ennegrecido y sucio.

Ecerqué la linterna y me dediqué a ver las entrañas de esas bestias peludas. No daban tando asco como creía, y decidí tocar un poco los sesos de una de ellas con el dedo. Eran viscosos como un flan. Me gustaban los flanes de huevo.

Total, había prometido a Yakov no decir nada, más perdían ellos sin oír mis ideas.

- Creo que es una buena idea, mientras no nos separemos demasiado. Andamos un poco y, a la mínima señal de peligro o pista, avisamos.-dijo el viejo vampiro mientras devolvía el cuchillo al interior de su raído gabán.

- Podemos dividirnos: el ruso y la chiquilla de Erik por ese lado, y tú, la loca y yo por éste- dijo secamente, señalando a Ayelen.-Si no hay ningún problema, nos dividimos de una puta vez y ya está, que esto se está alargando.

-Bien, pues andando-digo mientras sigo el camino que me ha indicado recorrer con el ruso.

"La chica de Erick, la chica de Erick" pienso para mí mientras ando sopesando la posibilidad de sacar mis garras por si acaso vuelven a atacarnos alguna especie de criatura venida del averno.

No me gustaba mucho la idea de separarnos, pero Tobías tenía razón: habíamos perdido mucho tiempo en matar a un mísero puñado de ratas, habíamos hecho mucho ruido y, además, había alguien que se nos había adelantado.

- Bueno, nosotrros irremos porr ese lado-contesté, guardándome las pistolas.

Me giré y miré a Kashya:

- Usted prrimerro, señorrita.

Volvéis sobre vuestro pasos hasta la pequeña habitación con el sumidero en el centro. Detrás de vosotros oís los pasos de Tobías, Alyss y Ayelen y el goteo constante del agua.

Váis hacia el túnel. En él no hay un pequeño arroyo, sino que tenéis que bajar un deminuto escalón y sentir la fría y hedionda agua hasta los tobillos. Yakov maldice su suerte por lo bajo mientras camináis.

El túnel es tan ancho como el que acabáis de dejar y con una pequeña inclinación hacia donde os dirigís. Después de unos metros, tuerce en ángulo recto hacia la derecha.

Al girar véis una luz ténue al fondo, solitaria como un fuego fátuo. Y a vuestros oídos llega unas notas musicales, demasiado débiles para que podáis saber de qué canción se trata.

Avanzo rápidamente sin pararme a pensar que pueda atacarme alguien por algún lateral y sin ni siquiera esperar que Yakov me siga. Veo esa luz y escucho la múscia y no puedo menos que sentirme atraída por la curiosidad.

Avanzo decidica pero intentando no hacer ruido como si de un animal sigiloso se tratara y trato de fijar mi vista para ver si soy capaz de distinguir qué es aquello que brilla a lo lejos.

-Yakov,  ¿qué es eso?-le pregunto sin volverme-. ¿Escuchas esa música?.

Agarré con delicadeza a Kashya por el hombro.

-Debemos volverr-dije.-Quedamos con Tobías en que nos darríamos media vuelta en cuanto viérramos algo.

Miré con detenimiento la luz, y agudicé le oído, pero el goteo del agua me impedía escuchar la música.

-Además, puede serr peligrroso.

No quería confesarlo, pero no me gustaba esa luz. Sentía que en el sitio de donde provenía íbamos a encontrar una sorpresa desagradable, y mi "sexto sentido" no tenía la fea costumbre de equivocarse.