Partida Rol por web

Grummbar vio cómo el clérigo era alcanzado por el ataque de aquél ser que sabía era despreciable, por mucho que exhibiera una gran belleza externa. Echó el enorme martillo hacia atrás y se colocó el escudo frente a sí, corriendo todo lo que le permitían sus cortas piernas, mientras lanzaba un grito ronco y cavernoso.

- ¡Rrraaaaaargh!

No se detuvo ni miró alrededor hasta que sintió el impacto de su propio cuerpo con lo que suponía era la desdichada dríade que tenía delante. Ahora iba a enterarse aquella hechicera de pacotilla de lo que era bueno...

-!PARAD¡!AHORA¡!MISMO¡

Grite como un condenado, fijando la vista hacia las driadas, que ahora que pensaba con mas claridad, seguramente eran de la tal corte del invierno. Estaba enfadado y me siento humillado, por la facilidad con la que me han manipulado, se notaba por la forma que frunci el ceño y mis largas cejas, y ademas por las sutiles llamas que aparecian y desaparecian de los entresijos de mi ropa y la punta de mis dedos y mi trenza, en señal del proximo conjuro y mi actual temperamento.

-Ya habeis jugado suficiente, ahora bajad las armas, rendios y pedid disculpas por vuestro malcomportamiento, o si no...- Torci la boca, en un gesto de enfado tan largo como mi cara.-!Pienso quemaros no solo a vosotras, sino todo ser verde y animal a 9 millas de aqui¡!Las ardillas y las florecillas nos haran de hoguera esta noche, si seguis provocandome¡

El enano carga hacia la mujer y suelta un poderoso golpe de escudo que resuena en el bosque y ocasiona que la nieve caiga de las ramas de los arboles.

El golpe manda a la dríada por los aires chocando contra la corteza del árbol y dejándola de bruces en el suelo con expresión aturdida.

La chica mira al enano desde el suelo con expresión dolorida, su voz suave llena sus oídos. -¿Por que me haces daño?-

-Ayúdame- Continua, extendiendo la mano en una atrayente suplica. -Y te daré todo lo que desees.-

La expresión de Grummbar pasa de rabia a babeo mientras avanza hacia ella casi dejando sus armas en el suelo y sonriendo bobaliconamente.

En ese momento Willen entra en escena realizando una muestra de poder para intimidar a las mujeres. Elyin no se muestra impresionada, pero podéis notar que Alanderil si y que mira a su alrededor para encontrar un modo de huir.

Al ver al enano bravucón babeando, no puedo evitar hacer una mueca burlona en mi rostro, sin embargo observo a la Mujer que esta en el piso, con intenciones de huir... como un silencioso roedor me deslizo rápidamente hasta donde esta la driada intimidada, entonces rápidamente lanzo un tajo hacia una de sus piernas, intentando lesionarla para que no pueda huir.

Desgraciadamente para Joran, al salir de su escondite y avanzar hacia la dríada es descubierto y la mujer reacciona a tiempo, defendiéndose de la cuchillada que el mediano le lanza.

Aunque evita la mayor parte de la traicionera apuñalada, no evita por completo el ataque y recibe un corte en su pierna izquierda que la hace perder el equilibrio y quedar renqueando. Viendo que no la dejareis huir, se plantea si luchar hasta el final.

Sin embargo, antes que esto Batheus lanza una plegaria al aire para que los dioses lo ayuden, casi al instante un remolino de viento se congrega a vuestro alrededor, levantando una fina capa de nieve que brilla con vida propia.

Antes de que os deis cuenta, tanto el hechizado Grummbar como Joran son levantados del suelo por el viento y depositados de nuevo en tierra firme, el mediano se encuentra en la posición perfecta para flanquear, mientras que el enano ... lejos del abrazo de la mujer, consigue deshacerse del hechizo que lo embrujaba.

Batheus sonríe victorioso y lanza un golpe de su maza a Alanderil con la fuerza de la ventisca como aliado. Aunque la mujer se consigue defender, no evita que el golpe la lance al suelo.

La dríada escupe sangre desde el suelo, o mas bien sabia, y os mira con expresión dolorida y en sus últimos momentos de vida. Sin tiempo para levantarse, se arrastra por el suelo alargando la mano hacia el árbol mas cercano ... la desesperación se nota en su gesto y Joran afila sus daga dispuesto a clavársela entre los omóplatos.

Sin embargo cuando lo hace solo encuentra nieve.

Alanderil se ha fusionado con la corteza y ha aparecido 12 metros mas allá.

Esta vez, libre ya del hechizo que había pesado sobre él, Grummbar se aproxima a la dríade con su martillo preparado. No está dispuesto a permitir que esa inmunda criatura vuelva a ponerle bajo su influjo.

- Bien... ahora nos veremos las caras, monada -dijo con voz amenazadora.

A continuación, alzó el arma y descargó un golpe terrible sobre la dríade, con ánimo de acabar por fin con ella.

El golpe del enano cae sobre la dríada que poco puede hacer para defenderse, el impacto hace crujir su corteza y suelta un aullido de dolor.

Encontrándose rodeada y sola, se arrastra por el suelo hasta llegar a un árbol como antes hizo su hermana.

Instantes después reaparece lejos de aquí.

Mis palabras no han surtido el efecto deseado, sin embargo, antes de que pueda cumplir mi amenaza, las acciones contundentes, en mas de un sentido de la palabra, las convencieron de que luchaban una batalla perdida, haciendo que se alejaran de nosotros. Dudo de que nos den mas problemas.

-Parad, ya es suficiente.- Digo ahora mas calmado y avispado, mientras coloco una mano sobre el pecho del enano para que se calmara, cosa dificil, ya que tuve agacharme o arriesgarme a meter los dedos en su nariz.-Ya han aprendido la leccion, dudo que vuelvan a molestarnos, no hace falta derramar mas sangre. Las driadas, aunque salvajes y traviesas hasta el punto de poder ser crueles, no son mas malvadas que otros seres y animales del bosque.- Asegure, con cierta culpabilidad en el tono de mi voz. Despues de todo, si no me hubiera dejado engatusar, quizas hubieramos resuelto todo esto de forma diferente.- Ademas, se esta haciendo tarde, a este ritmo, nos tendremos que levantar al mediodia, y perderemos valiosas horas, para llegar a Fallcrest.

No lo tengo tan claro como el pisaverdes élfico pero después de ver a estas mujeres repartiendo leña - nunca mejor dicho - tampoco tengo demasiado claro que debamos tentar a la suerte.

- Lo malo es que creo que estas brujas nos han teleportado de alguna forma. Cuando seguimos tu rastro pasaba algo raro en el camino... ¡maldita sea! ¡Ni para buscar leñas nos vales!- le reprocho al elfo malhumorado.

Mientras hablo no dejo de observar a las dríadas por si acaso tienen la peregrina idea de volver.

Las dríadas no tardan en desaparecer fusionándose de árbol a árbol.

Quedáis solos y en silencio en medio de la nieve y los arboles, momento que Batheus aprovecha para remendarse sus heridas.

-¿Estas seguro de eso, paladin? Yo diria que mi desaparicion, os ha traido suficiente leñazos para manteneros caliente toda la noche.- Bromee, aunque pronto me arrepenti, mesandome mi trezanda barba, no pude sino evaluar nuestra situacion, y darme cuenta de lo perdidos que estabamos.-¿Teleportado decis? Vaya, es extraño, no supiera que las driadas tuvieran tal poderes. Debe ser cosa de la corte de fatas, de las que ante me hablaban. Dijeron que estaban aqui cerca. Si fueramos en la direccion por la que han huido, quizas la encontremos.- Señale, hacia el horizonte frondoso, por donde vimos por ultima vez, aquel duo "elfico".

Me acerco rápidamente a los demás mientras me apresuro a agregar en voz baja.... -Es mejor que nos vayamos de aquí y busquemos la manera de regresar, es evidente que este bosque tiene sus secretos y esta parte del bosque está oculta por algún motivo.... Además...- Observé hacia la espesura del bosque por un momento  -Algo nos estaba acechando desde la sombra, pero lo perdí de vista cuando aparecío el floripondio de Willen - Dije con tono algo cabreado, no me gustaba que por su culpa estemos ahora mismo en este lugar... - Sin duda no eran esas malditas brujas del bosque y vaya, quien sabe si aún nos esté acechando....-

Grummbar no dejaba de mirar ceñudo al elfo. Después todo, que se hubieran visto metidos en aquél berenjenal había sido culpa suya. Y ahora ni siquiera sabían dónde demonios estaban...

- Más vale moverse y salir de aquí pronto -dijo, mostrando su acuerdo con el mediano-. Puede haber más de esas cosas, y tendríamos problemas si se presentan... No podemos pasarnos el día luchando y sin saber a dónde hemos ido a parar.

Dio un par de golpes con su martillo en el suelo, y miró alrededor buscando un camino por el que ir a continuación.

-!Bah, solo sabeis quejaros y echar las culpas¡ Al final las driadas iban a tener razon, hubiera estado en mejor compañia con ellas, que vosotros.- Dije irritado e indignado, cruzandome los brazos.-Decis de salir de aqui, pero como el paladin ha dicho, va ser cosa dificil pues habeis sido teletrasportado, y quedandonos aqui, solo seremos un blanco facil para las criaturas que acechan en la oscuridad. Asi que, tendremos que tratar con las fatas si o si, para pedirles una via de salida, y cuanto antes y menos cansados estemos, mejor. Por lo que yo me voy a verlas, con y sin vuestro apoyo.

Aclame alzando ligeramente la voz, mientras daba media vuelta, e iba en direccion de donde se fueron las driadas, con la nieve hundiendose bajo mis pies.

-[Elfo]!Y pensar, que he desperciado, la posibilidad de un trio con driadas, por esta panda de estupidos¡¿En que estabas pensando, Willen?[/Elfo]

La paciencia de Grummbar se agotaba rápidamente, y el parlamento petulante del elfo fue muy eficaz a la hora de agotarla del todo. Dio un par de pasos hacia él mientras farfullaba en su lengua amanerada, y le amenazó con el martillo.

- ¡Basta de idioteces, elfo! -bramó airado-. ¡No estaríamos aquí, sólo los dioses saben dónde, si no te hubiéramos seguido para evitar que te chuparan hasta la última gota de vida! Y sí, repito lo de que tenemos que salir de aquí, de este endemoniado bosque, lo antes posible y en cualquier dirección... ¡incluso bajo tierra si hace falta!

El vapor de su aliento y las salpicaduras de su saliva acompañaron cada una de sus palabras. Luego miró al humano y al mediano, y resopló.

- Quizá esa última idea fuera la mejor... al menos para mí -concluyó, dando un par de pisotones en el suelo-. Yo me largo, lo más lejos posible de esas cosas. Si alguien viene conmigo, estupendo...

Y sin más se volvió y echó a andar en dirección opuesta a aquella donde habían enfrentado a las hadas.

- Ya os dije que era una pérdida de tiempo venir a buscar a este comeflores.- añado malhumorado mientras sigo al enano - Quizás si volvemos sobre nuestros pasos encontremos algún portal de vuelta. Lo que tengo claro es que no voy a ir por donde se fueron esas arpías para que llamen a más de las suyas y nos den una buena tunda. Por mucho que me duela reconocerlo creo que si vienen un par de brujas más nos pueden dar para el pelo.