Partida Rol por web

- Escucha. Ha habido un incidente... - Fue lo primero que dijo Cassidy con su interlocutor. No sabíais con quien hablaba, pero enseguida os dísteis cuenta de que sabía de que iba todo esto o al menos en parte. - Han herido a Darryl, un alfa... no debería haber alfas en Hill Valley, era parte del trato. - Dijo bastante rudo. - Vamos a ir para allá... Revok, un chico mordido por el alfa y sus amigos...

- ¿Me lo estás diciendo a mí? Tengo a Revok tirado en el suelo, transformado delante de ellos. El alfa ha herido a uno de los chavales... hay que protegerles y mínimo que sepan donde están metidos para que se alejen lo que puedan... - Parecía cabrearse por segundos. - No, no soy uno de los vuestros... solo vuestro... - Os miró a todos antes de seguir hablando. - ... druida y eso me convierte en el consejero y el responsable del pacto... No... hay que solucionar esto pronto... si vienen los cazadores y ven los ojos de Revok... - Miró a Mel con preocupación.

- Estaremos en un rato allí. Llama al abogado, seguramente nos haga falta su ayuda en todo esto... - Colgó el móvil y os miró. - Lo sé, tenéis muchas preguntas. - Dijo sosteniendo la manta que le había dado Mel antes de colocarse junto a Darryl. - Pero antes debemos irnos.

Extendió la manta en el suelo, lejos del charco de sangre y miró a Darryl. - A ver como lo hacemos...

La broma de Leo estaba fuera de lugar, pero en medio de una situación así cada uno reaccionaba como buenamente podía. Él hacía comentarios de dudoso humor, y pedía disculpas por no haber podido hacer algo que realmente no podía hacer. ¿Qué iba a hacer ante un hombre lobo al que ni Darryl había podido detener? David incluso se había dado la vuelta para no ver nada, y yo... Yo permanecía allí inmóvil, incapaz de hacer ni decir nada. Sólo miraba aquella herida inmensa, que parecía dejar de sangrar, y el bolígrafo que permanecía clavado en su cuerpo, y que el doctor se había encargado de ocultar.

Sin embargo, la pregunta del doctor se repitió una y otra vez en mi cabeza. ¿En qué pensaba Darryl, enfrentándose a ese monstruo? La respuesta era sencilla, puesto que daba por sentado que no había sido un enfrentamiento buscado por él. El Alfa les había atacado, y seguramente había ido a la biblioteca en su busca. Pero ¿en busca de quién? No podía evitar preguntármelo. ¿El Alfa buscaba a Darryl, o su objetivo era Mel y el hombre lobo se había interpuesto? No podía evitar relacionar todo aquello con la muerte de los padres de Melissa... ¿El mismo asesino, buscando terminar el trabajo tantos años después? Sonaba enrevesado, pero no tanto como el hecho de que hubiera hombres lobo en Hill Valley...

Aguanta, tío... -Traté de animar a Leo, a pesar de todo, estando como estaba arrodillado- Igual deberías limpiarte un poco la herida en el baño, antes de irnos. Agua y jabón no es desinfectar precisamente, pero es menos que nada. Si necesitas ayuda...

No es que me apeteciera precisamente limpiar una herida como aquella, ni siquiera acercarme a mirarla, pero en medio de aquel marrón todos tendríamos que hacer cosas que no nos gustaban. Y Leo iba a necesitar ayuda con aquella herida. Me sentí tentado de pedirle al doctor que nos confirmase que Leo no se iba a transformar allí mismo, o algo así. Seguramente se lo tomaría igual que la broma del chaval, pero con lo que estábamos descubriendo había demasiado que no entendíamos. Sin embargo, Cassidy se puso a hablar por teléfono y las chicas regresaron con varias cosas, entre ellas unas camisetas.

No te preocupes, Mel. Mejor grandes que pequeñas. -Traté de quitarle hierro a la talla de las camisetas, poniéndome una rápidamente. Lo cierto es que me quedaba enorme, y me daba un aspecto bastante raro- Darryl está... no se, estable, supongo. El doctor parece optimista. Ha dejado de sangrar, pero vamos a tener que transportarle con... cuidado. -Indiqué, mirando a Diana y haciéndolr un gesto para que se acercase, estrechándola entre mis brazos. Necesitaba ese abrazo, pero más importante aún... quería evitar que se quedase mirando a Darryl. Incluso sin verse el bolígrafo clavado, parecía cualquier cosa menos algo agradable.

Pero mientras tanto, atendí como pude a la conversación del doctor. No sabía exactamente con quién hablaba, pero supuse que se trataba de alguno de los compañeros de "manada" de Darryl. Nombraba un trato, negó en un momento dado ser uno de ellos, y volvió a nombrar un pacto. ¿De qué iba todo aquello? Lo más curioso fue que se definió a sí mismo como un... druida. ¿Qué diablos era eso? Pero lo que me sobresaltó fue oír hablar de cazadores.

¿H-hay cazadores...? -Pregunté sin esperar una respuesta, más por nerviosismo que otra cosa. Y no pude evitar pensar en el loco del tiroteo del hospital, y en las armas incautadas en la fiesta del bosque. ¿Estarían esos cazadores detrás de todo eso?

Sólo ver la indecisión del doctor al extender la manta me hizo reaccionar. Aquella tarea no iba a ser sencilla, así que tragué saliva y le di un beso en la cabeza a Diana, antes de soltarla y acercarme a Darryl, tomando aire y soltando un resoplido. A fin de cuentas, lo único que se me daba bien era organizar cosas. Fiestas, normalmente, pero era organizar, al fin y al cabo. Aquello era muy distinto, pero había que hacerlo igualmente.

Doctor, usted y yo por arriba, una mano bajo el cuello y otra por el hombro bajo un brazo. ¿Le parece? -Propuse, improvisando sobre la marcha- David... ¡David! -Grité para hacer reaccionar al chico, que se había quedado de espaldas para no ver nada- Tú por las piernas, rodeando los muslos. Tenemos que levantar los tres a la misma altura, ¿no? Para que permanezca horizontal... Leo, tú tienes un brazo jodido, así que mucha fuerza no puedes hacer, pero ¿puedes quedarte a su lado e intentar que "el vendaje" no se le mueva? -Le indiqué señalando el lugar donde ambos sabíamos que tenía el bolígrafo clavado. El doctor parecía confiar en que Darryl fuera capaz de mantenerlo firme él sólo, pero yo dudaba de que un hombre herido al que debíamos alzar por los hombros fuera capaz de algo así- Chicas, intentad que no se mueva la manta hasta que esté sobre ella... -Indiqué, esperando que esa tarea mantuviera a Mel, y de paso a Diana, ocupadas como para percatarse de lo que Darryl tenía. Volví a mirar al doctor en busca de su aprobación, antes de soltar un nuevo resoplido y dar una palmada- ¡Vamos, chicos, podemos hacerlo!

Me sorprendió lo que Melissa me contó de su relación con el bibliotecario, aunque más que por el contenido en sí, por la forma en que lo contaba. Mi amiga era alguien de pocas palabras por lo general, pero con aquellos recuerdos del pasado se había mostrado especialmente habladora y nada tímida. La verdad era que con su relato me había hecho ver a Revok de un modo algo diferente, aunque continuaba pensando que aquel hombre había llegado demasiado lejos en cuanto a lo que debía hacer por Mel.

No añadí nada más cuando esta respondió a aquel consejo que le había dado, en gran parte porque tras ello me metió prisa para que saliéramos, aunque me apenó su falta de esperanza. Tenía sentimientos contradictorios a ese respecto, pues si bien creía que no le convenía una relación con el bibliotecario, estaba convencida de que sus sentimientos por él eran verdaderos, lo cuales podían llegarle a hacer sufrir mucho de no ser correspondida. ¿Más que teniendo una tormentosa relación con el que ahora sabíamos que era un hombre lobo? Quién sabía.

Cuando volvimos con los demás, Melissa en seguida repartió las camisetas y preguntó por Revok, ocupándome de dejar los utensilios de limpieza donde no molestaran mientras Jayden parecía hablar con ella. Melissa se dirigió entonces a Revok, estando dispuesta a hacer lo mismo para ver cómo se encontraba este, cuando Jayden me hizo una seña. Me acerqué a él, creyendo que quería decirme algo, pero entonces me estrechó entre sus brazos.

- Se pondrá bien ¿no? - le dije algo asustada, queriendo saber cómo se encontraba el bibliotecario y preguntándome si la reacción de Jay se debía a la gravedad de aquel hombre.

Rodeé a Jayden con mis brazos, permaneciendo junto a él a la espera de ver qué teníamos que hacer, pudiendo escuchar entonces una conversación que el doctor mantenía por teléfono que resultó ser de lo más extraña.

¿Druidas? ¿Pactos? ¿Cazadores? Esto se parece cada vez más a World of Warcraft...

Cuando Jayden preguntó en voz baja por los cazadores, levanté la mirada hacia él.

- Si lo piensas fríamente, los cazadores son lo más normal de todo esto... - señalé poco antes de que llegara el momento de ponernos manos a la obra.

Fue Jayden quien tomó la iniciativa tras las últimas palabras del doctor, dándome un beso en la cabeza antes de comenzar a darnos indicaciones a todos en pos de que estuviéramos bien coordinados. Lo que nos encomendó a Melissa y a mí no parecía complicado, pero todo lo que fuera ayudar a trasladar a un hombre lobo herido imponía. Me dediqué a cumplir con lo que Jay nos había pedido, mientras seguía lo que hacían los demás, esperando que Revok no sufriera mucho durante el traslado.

Asentí sin mirar a Jay cuando intentó darme ánimos para que aguantara.

No me quedaba otra en realidad. Dolía, escocía, quemaba... joder me daba la sensación que ya no era mi mano de lo poco que sentía. Pero quejarse habría sido de idiotas, y ya había hecho el idiota demasiado, empezando por aparecer por allí, para espiar a Mel y al viejo.  las cosas podrían haber salido mucho peor. Yo estaba herido pero... ¿ y si lo hubiera tocado a David?

Puto inconsciente que soy.

Me alegré de ver de vuelta a las chicas. A Mel por un lado, viendo que no se derrumbaba. Seguramente ver al viejo mas recuperado, y estar cerca de sus amigos, sería el apoyo que necesitaba. Me alegré por ella. Y también por los tortolitos, que no paraban de demostrarse que ambos habían visto Titanic. Eso me hizo sonreir al menos de saber que ambos estaban bien y eran la mejor ayuda que se podía esperar. También me dio cierta envidia, y es que el recuerdo de Rylee aun estaba demasiado presente.

-¿Q-que?- Dije sorprendido cuando me solicitaron que le sujetase la vía abierta mientras se le trasladaba al viejo.- Mierda- Mascullé por lo bajo alargando la mano hacia la funda del bolígrafo temiendo por muchas cosas.

Primero que no se moviera, a ver si encima le iba a matar yo allí mismo. Y segundo por que en el estado en el que estaba, me acojonaba la idea que le hiciera daño, se revolviera y me mordiera él mismo. Y no era de extrañar, ese tío mas que un hombre lobo parecía un hombre gato con siete vidas: de todo se recuperaba el jodío.

- Vamos, Leo, que es un un bolígrafo, no es su polla!- Me dije a mi mismo mientras sujetaba firmemente aquel remedio médico de urgencia mientras le trasladaban en la manta.

- El de los ojos rojos.- Dije aún con el recuerdo de su rostro y sus dientes hincándose en mi brazo.- Dijo que había un nuevo Alfa.- Miré al Chaman o druida o... lo que fuera ese tío como si el tuviera las respuestas a aquel galimatías sangriento.- Dijo que ya sabía el viejo lo que tenía que hacer si quería... proteger lo que mas quería. - Señalé con al vista a Mel.- Algo.. así...creo. ¿Que significa, Doc?

Miré con ojos hostiles al taxista-¿Y yo que cojones se? Es algo personal y por mucho que quiera saber, hasta que no nos lleve allí no podré decirle nada, me puedo inventar algo si quiere ¿Qué ha estallado una bomba? O en cambio ¿Le gusta más que haya ocurrido otro tiroteo?-respondí hostil.

-Usted llévenos allí y luego haga lo que le dé la gana, como si quiere llamar a la guardia Nacional, no tengo ni idea...- le espeté malhumorado ¿Quién coño se creía? Estaba claro que tenía que darle alguna larga ni yo mismo sabía lo que realmente ocurría, en eso no mentía, pero si nos dejaba tirados allí tardaríamos más en llegar y cuánto más tardásemos peor, de eso estaba seguro...

Revok estaba más tranquilo y las palabras de Jay me relajaron lo suficiente como para poder sonreír levemente a Darryl. Entonces observé como el doctor preparaba la manta y Jay comenzaba a organizar a la gente para mover a Revok sobre ella. David se giró a mirar a Jay cuando este le llamó. Seguía con la camiseta en sus manos y miró a Revok con miedo. - No te va a hacer nada... - Le susurré tímidamente a David, manteniéndome junto al bibliotecario. Pero este parecía demasiado aturdido aún para reaccionar y ponerse en marcha.

Jay terminó con la explicación de como mover al bibliotecario y por un momento le miré a él y luego a Leo preguntándome por el vendaje aquel, para luego ver a Leo colocarse junto a Darryl y tender su mano hacia el costado. - Esperad. - Agarré la mano de Leo deteniéndola antes de que tocase a Revok. - No hace falta levantarle, no aún. - Dije con seguridad en mi voz. - Hay otra manera.

Me levanté del suelo no sin antes sonreir a Darryl y caminé hacia la manta. - Es un truco fácil de hacer... lo aprendí hace años... viendo como cambiaban las sábanas de la cama con el paciente sobre ella. - Caminé hacia la manta. - Necesitaré ayuda en el otro lado. Veréis, la manta debe doblarse como si fuera un acordeón, de tal manera que luego, tirando de los extremos doblados, se pueda extender. Con doblar hasta la mitad bastará.

»Luego solo hay que tumbar a Revok de medio lado y colocar la manta junto a su cuerpo, la parte doblada pegada a él. - Dije mientras seguía doblando la manta por una punta y me ayudaban desde la otra. - Después se le vuelve a colocar bocarriba y se le gira hacia el otro lado, cogiendo la manta en este caso y tirando de ella, quedará bien colocada bajo su cuerpo. Lo único que se manchará de sangre... - Pero no me importaba. Odiaba esa manta y esa era la mejor manera de que Darryl se deshiciese de ella. - Esto está listo... ¿probamos, doctor?

- Se que sois todos deportistas, pero Darryl es alto y pesa lo suyo. - Añadí con timidez. - Además, debéis llevarlo a lo alto de la pickup, cuanto menos cansados estéis... - más fácil que se hagan daño o que caiga al suelo...

- Prefiero que nadie toque nada que no deba. - Respondió rápidamente Cassidy al gesto de Leo, al darse cuenta de lo que iba a hacer. Al menos Mel estuvo rápida y llegó a tiempo, deteniendo la mano del chico. Sabía que no tardaría en preguntar que estaba pasando con aquello, pero por el momento parecía que la idea de levantar en volandas a Revok no la gustaba demasiado y expuso otra, la cual Cassidy si conocía a la perfección.

- Eso será suficiente, además, no es necesario tampoco inclinarle demasiado para terminar de pasar la manta al otro lado. - Dijo pensando en la cánula de plástico. - Traed la manta mientras giro a Darryl. - Os indicó el doctor, colocándose del lado contrario a la pieza de plástico. Una vez allí, colocó primero la mano de Revok bajo su cara. - Se que puedes moverte y que esto es incómodo, pero no quiero que hagas esfuerzos con esa herida en el torax, no hasta que no cierre más... tu mantén la mano aquí y esta... así. - Dijo doblando su codo en un ángulo de 90º y dejando el antebrazo paralelo a su cara. - Ahora viene la magia. - Indicó cogiendo la pierna más alejada y tirando de ella, por la rodilla, hacia sí mismo. Revok se quedó de lado sin ningún esfuerzo extra por parte de nadie.

Tras colocar la manta como Mel indicó, Cassidy se colocó a la espalda de Darryl y puso sus manos en ella. - Vale, ahora si que necesito que le giréis hacia mí y tu Darryl, sin tensar. Ya me encargo yo de bajarte con cuidado.

Al menos Amber tuvo algo más de picardía y se sirvió de parte de la historia para contarle un rollo al taxista de cuernos entre adolescentes, algo que desinfló por completo la curiosidad del hombre. - Así que queríais hacerme correr y jugármela para que la novia de tu amigo no le pillase con otra... - Dijo el hombre todo chinado mirando con mala cara a Jason por el retrovisor. - Casi consigues que moleste a mi hermano para una mierda de pelea de adolescentes... y a mí perder una o dos carreras por ir a ver que pasa. ¡Debería dejaros aquí mismo y cobraros el doble de la carrera! - Exclamó enfadado. - Pero no me puedo permitir más reclamaciones este mes... ni este año. - Refunfuñó.

Subió hasta las cercanías de la biblioteca y no os abrió hasta que no le pagásteis la carrera. El cabrón lo tenía bien montado para que nadie saliese sin pagar. Corristéis hasta la biblioteca. En ella se veía el cartel de cerrado colgando por el otro lado del cristal. El taxista también lo vió. - ¡Creo que llegásteis tarde! - Dijo rompiendo a reir y marchándose de allí antes de que decidiérais hacer alguna otra cosa.

Leonard había soltado una bomba como si tal cosa, o al menos así lo veía yo, pero nadie reaccionó ante ello; ni siquiera el propio doctor, a quien se había dirigido la pregunta del chico. ¿Le estaría ignorando de manera premeditada? La verdad era que no me extrañaría que así fuera, y era de agradecer si con eso se evitaba que Melissa se percatara de lo que Leonard había dicho, pues no era el mejor momento para abordar aquella cuestión; aunque sin duda era un tema del que tendríamos que hablar pronto.

A mi no me cabía la menor duda de que Mel era lo que aquel viejo cascarrabias más quería, no podía pensar otra cosa con aquella enfermiza manera en la que el bibliotecario sobreprotegía a mi amiga, pero, ¿lo sabrían aquellos que le buscaban? ¿Era ese hombre de ojos rojos el mismo que había atacado a los padres de Melissa? Tendría que esperar a un momento más propicio para preguntar por el asunto, seguramente cuando alcanzáramos aquel lugar al que nos dirigiríamos.

Me limité a seguir las indicaciones con respecto a mover a Revok, siendo finalmente Melissa quien llevó la voz cantante en la organización de aquel “operativo”, con la aprobación del doctor presente. No sabía si me sorprendía más la manera en la que la timidez de mi amiga parecía haberse volatilizado, o el que un médico tardara más en encontrar la mejor forma de mover a un paciente que una adolescente. Esperaba que Cassidy fuera más hábil curando enfermos que reaccionando a la hora de trasladarlos.

Después de convencerle de que nos lleve y nos deje en paz me muerdo el labio por dentro tras su contestación, mirando por la ventana con un gesto impasible, en silencio, harta de la cháchara, las demandas y las amenazas del puto taxista gilipollas. Si no fuera por que la biblioteca está ahí mismo sacaría el móvil para sacar una foto de sus datos y grabar en un audio a ese cabrón y joderle vivo, pero tendré que dejarle pasar. - Déjalo. - Insto a Jason dejando mi mano sobre la suya un momento intentando que se calme, sin pensar que merezca la pena ni nos vaya a llevar a nada bueno el seguir discutiendo con él, y por como veo al chico no parece tener muchas ganas de contenerse si este gilipollas nos sigue tocando los cojones.

Como si no tuviera ya suficiente estrés con la mierda que pueda estar pasando en la biblioteca después de las movidas que ha habido en Hill Valley, como para tener que aguantar a este subnormal que hasta parece que la puede liar más, y de verdad, si en la biblioteca no pasa nada grave. Ojalá fuera cierto y fueran movidas de adolescentes, y aunque alguien saliese herido... Bueno, lo siento mucho, pero estaría aliviada si fuera emocionalmente, y no físicamente. 

- Valiente subnormal. - Digo de mala hostia, justo antes de ponerme el último cigarro en la boca y encenderlo. - Increíble. - Insisto, aun indignada y negando con la cabeza justo antes de echar el humo. Encima la biblioteca está cerrada. - Pero esto qué es, ¿Una puta broma? - Digo molesta, sin comprender qué pasa, ni qué tenemos que buscar, así que me acerco a la puerta para ver si hay algún tipo de horario colgado. Igual hoy se lo han pasado por los cojones después de la movida de ayer y punto. Tendría que haberme quedado a mi puta bola, que hoy parece que solo me van a dar por culo.

Miro a Jason antes de llegar hasta la puerta. Estoy siendo una borde, y él no tiene la culpa. - Perdona, tío. No quería ser una borde, pero es que hemos tenido una mañana de mierda, no sé qué está pasando, así que ya cualquier cosa me agobia después de estos días en Hill Valley, y encima tenemos que aguantar a ese gilipollas. - Doy otra calada antes de retomar la palabra, insistiendo. - Perdona, de verdad, que no es por ti. Es que el taxista me ha dejado calentita, vamos. - Digo ladeando la cabeza un segundo y apretando la mandíbula, con rabia. - ¿David no te ha dicho nada más? Pregunto finalmente, más casual. 

Esperaba que el doctor Cassidy corrigiera mi propuesta, incluso que la desechara. Después de todo, era médico, y se supone que debía saber cómo hacer ese tipo de cosas. Lo que no entendía era por qué se haba quedado parado, pensando. Y desde luego, no entendí la propuesta de Melissa. ¿En serio íbamos a extender la manta sobre el charco de sangre, y transportar a Darryl en una manta empapada? Pero el médico-druida, fuera lo que fuera eso, estaba de acuerdo, y además prefería dejar que el propio herido se controlase el bolígrafo antes que permitir que alguien le ayudase. Así que, suponía, eso sería lo mejor.

O tal vez estaba confiando demasiado en que un médico que se quedaba esperando a que unos adolescentes le dijeran cómo transportar a un herido sabía lo que se hacía.

En fin, la cosa es que no había nada que decidir, ni nada que pensar. Había que hacer lo que decían aquellos dos y nada más, así que me puse manos a la obra  seguir sus instrucciones.

Todos ayudásteis como podísteis a colocar a Darryl sobre la manta. Si el médico hubiese sido enfermero, seguramente hubiera dado aquella idea al resto, pero no era así y tal vez prefirió aquel sistema menos agresivo y dañino para mover a Revok, que elevarlo entre dos personas y un tullido, puesto que David no andaba muy por la labor de acercarse a aquel hombre. Y es que a veces había que pensar un poco y ceder ante la evidencia.

Una vez asentado sobre la manta, Darryl miró a David. - No te voy a morder. - Gruñó el bibliotecario al joven con una voz profunda y gutural. - No soy un animal ni un monstruo a pesar de mi aspecto. Aún teniendo forma lobuna, soy consciente de quien soy, de quien me rodea. - Su voz estaba alterada por aquel cambio de forma y sonaba bastante más grave que la suya habitual. De fondo se percibía dolor en ella, aunque se esforzaba en ocultarlo.

- Doc, creo que podré levantarme y moverme por m... uggghhhh. - Gruñó y se quejó al intentar incorporarse por sus propios medios. Entonces miró a Mel, quien corrió a su lado. - No te preocupes, princesa. Solo necesito descansar un poco más. Me pondré bien enseguida. - Su voz se había dulcificado un poco al hablar a Mel y trató de sonreírla, mostrando sus colmillos en aquel proceso, pero logrando calmarla a la vez. Tras esto, miró a Leo.

- Sí, eso dijo el Alfa. - Dijo confirmando las palabras que habían quedado aisladas por la urgencia de mover al hombre lobo, lo que no quería decir que quedasen en el olvido. - Es capaz de leernos la mente y el corazón además de doblegarnos a los más débiles a su voluntad. - O lo que era lo mismo, Darryl sabía que no tenía nada que hacer al enfrentarse a aquel Alfa y aún así lo hizo, llevándose aquel zarpazo... por proteger a Melissa.

Cassidy irrumpió de una manera un tanto brusca a Revok. - Las heridas de Alfa no son ninguna broma, Darryl. Nadie mejor que tú para saberlo. - Le dijo señalando la cicatriz del bibliotecario con la mirada, aquella que se veía claramente en su rostro y que casi le hace perder el ojo. - Así que guarda esas fuerzas y las palabras para más tarde. Nos va a tocar dar muchas explicaciones, no solo a ellos. - Dijo refiriéndose a vosotros. - Sino que los demás también querrán saber que está pasando y quien está rompiendo el pacto y con ello la tregua. 

Os miró a todos antes de seguir hablando. - Salvo que tengáis otro vehículo para moveros, podemos ir todos en mi pick up. Tú y ella, - Dijo poniendo la mano sobre el hombro de Leo y mirando luego a Diana,- vendréis conmigo delante. Mel querrá estar con Darryl y no tengo sitio para nadie más en los asientos. - indicó a Jay. - Pero si preferís ir de otra manera, a mí me vale.

Entonces volvió a centrarse en Darryl, quien había quedado en silencio tras la pequeña reprimenda del médico. - Ya sabes donde colocar las manos. - Le dijo el médico con seriedad, tratando de no alertar a Mel con lo que Revok tenía en su costado. - Yo cogeré por la parte de la cabeza. Vosotros dos, por los pies. Uno por cada esquina. - Miró a David, quien parecía indeciso aún. - No tenemos todo el día, chico. - Le indicó con aquella seriedad impropia de él al joven, quien al final arrancó y se situó en una de las esquinas. 

- En cuanto las chicas abran la puerta, le levantamos. No podemos perder más tiempo aquí. - Indicó esperando a que Mel se levantase y se moviera o que fuese Diana quien abriese aquella puerta. 

Salisteis al exterior de la biblioteca cargando con Darryl sobre aquella manta. Para vuestra sorpresa, Amber y Jason corrían hacia allí. - Vuestros amigos, espero. - Dijo Cassidy al verlos llegar, portando a Revok por la parte superior del cuerpo. La verdad era que, a parte de que pesaba lo suyo, la manta le cubría tanto que no se veía quien era hasta que se acercaban a su lado y menos aún la sangre que manchaba su pecho. Darryl mantenía su aspecto de semi-animal y sus ojos brillaban con aquel tono azul antinatural mientras que Mel no se separaba de su lado, tratando de ayudar agarrando de un lado de aquella manta. 

Por fortuna, la pick up del doctor no estaba lejos y aquellos brazos extra os facilitaron mucho las cosas a la hora de subir al bibliotecario a la parte trasera del vehículo, aunque el hombre-lobo se acabase llevando algún  que otro pequeño golpe durante aquella maniobra. - Los que vayáis a venir con nosotros, id subiendo. - Indicó el médico. - Por razones evidentes, no diré a donde vamos. - Clavó sus ojos en David. - Pero podréis seguirnos con vuestros coches si es que disponéis de ellos. Cerrad la trampilla cuando esteis listos. - Dicho esto, Cassidy subió al volante de su vehículo y arrancó el motor, listo para irse de allí.

Me alegré de ser útil por una vez y aquello me dio seguridad en mis palabras y mis gestos. Fue algo verdaderamente especial y único, sobre todo teniendo en cuenta todos los que estaban delante mío cuando di aquellas explicaciones. Ver que el doctor no me decía que no, me reafirmó un poco más, aunque las expresiones en los rostros de Diana y de Jay respecto a aquello lograsen acabar con aquella estupenda sensación. 

Al menos Darryl habló, aunque me costó reconocer su voz al principio, le vi tratar de levantarse. Siempre había sido un hombre rudo y fuerte, estar así delante de todos nosotros le debía estar sentando mal y costando asimilar su actual debilidad. Quizás eso fue lo que le hizo intentar moverse. Pero verle sufrir me hizo correr a su lado. Sus palabras me tranquilizaron, al igual que sus explicaciones, hasta que le habló a Leo y aquellas palabras que dijo refiriéndose a mí y lo ocurrido me hicieron agachar la cabeza y ruborizarme por completo. Pero Cassidy no me dio tiempo para recomponerme, metiéndonos prisa con salir de allí.

Una vez fuera de la biblioteca, ya cargando con Revok, traté de ayudar como pude, viendo como Jason y Amber venían hacia nosotros. Hubiese matado a David en aquel momento por decirles donde estábamos y por ver a Darryl así, pero ya no podía hacer ni decir nada, salvo subir a Revok a aquel vehículo y marcharnos de allí. Una vez que dejamos a Revok en la parte trasera de la pick up, recostado en el suelo, me acerqué a David y saqué el juego de llaves que tenía de aquel lugar. - Estas son las de la puerta. - Le indiqué tímidamente sacando dos llaves del llavero. - Cuando termines, deja todo en el baño de los chicos y cierra bien. Yo me encargaré del resto.  - Le dije con temor en mi voz y mis palabras. 

Luego me giré para subir en la pick up y me detuve antes de subir. Me di la vuelta y volví hacia David. - Gracias... - Le susurré y le sonreí tímidamente para acabar subiendo en la parte trasera junto a Darryl. Una vez allí, coloqué su cabeza sobre mi regazo tras sentarme a su lado y le sonreí, acariciando su cabeza ahora poblada de pelo, mientras esperaba que los demás subiesen para irnos.

Gran parte de lo que se decía suponía un enigma para mí. Eran palabras ya pronunciadas, alfa, pacto, etcétera, pero hasta que no nos explicasen de qué iba todo aquello tenía la sensación de contar tan sólo con algunas piezas sueltas de un puzzle que me resultaba incomprensible. Lo bueno era que teníamos algo que hacer, en qué concentrarnos. Seguimos las instrucciones del doctor, o más bien de Mel, para poder transportar a un Darryl que trataba de mostrarse más hablador incluso que de costumbre. Bueno, no era difícil tampoco, pero seguro que era un esfuerzo para él en su estado.

Cassidy repartió los puestos en su vehículo, no supe muy buen en función de qué. Pura eliminación, supuse. Mel no se apartaría de Darryl, y querría tener controlado a Leo y su herida sentándolo a su lado.

Creo que yo os seguiré en mi coche. -Indiqué ante la oferta del doctor. No me hacía gracia que nos llevase a un lugar indeterminado y tener que depender de él para regresar. Y no quise decirle nada a Diana para que no se sintiese obligada. Después de todo, tal vez viajando al lado del doctor se enterase de algo más, y podría estar atenta a Mel a través de la ventanilla trasera.

Estábamos saliendo de la biblioteca, cuando nos dimos cuenta de que alguien se acercaba. Se me puso el corazón en órbita al percatarme de ello, creyendo que alguien nos había descubierto, pero se trataba de Jason y Ámber que llegaban a la carrera. Terminé de ayudar a subir a Darryl a la parte trasera y acudí junto a los dos chicos hinchando mis papos y soltando el aire lentamente, con cara de no saber ni por dónde empezar. Aunque lo mejor sería, como cuando te quitaban un vendaje adhesivo, arrancar de cuajo. Así que me acerqué y les hablé en voz baja.

Chicos, no se lo que os ha contado David, pero alguien... -Me resultaba confuso usar esa palabra. ¿No debería decir "algo"? ¿Sería ofensivo si lo oían el doctor o Darryl?- ...ha atacado al señor Revok. Ha sido un... ellos lo llaman Alfa. Y Darryl es... se que es increíble, pero podéis verlo por vosotros mismos. Es un hombre lobo. -Indiqué, señalando al herido en la parte trasera de la camioneta. Mi móvil vibró en mi bolsillo por alguna notificación, pero decidí ignorarlo. Para redes sociales o WhatsApp estaba yo con todo lo que caía- Leo también está herido. Vamos a un lugar seguro para atenderles, y allí nos van a explicar todo lo que está pasando. El doctor Cassidy parece saber mucho de ésto, él... antes ha dicho algo de que era un druida, sea lo que sea eso. -Llegó una nueva notificación, y la vibración en mi bolsillo empezaba a ponerse pesada- David va a quedarse a limpiar, el resto vamos a enterarnos del asunto. Si venís podéis ir en la camioneta, si no tenéis coche. Yo iré en el mío.

Las notificaciones seguían llegando, así que saqué el móvil con un reniego, resoplando con fuerza. Mi intención era únicamente ponerlo todo como leído y desconectar los datos del móvil hasta que estuviera de humor para llevar una vida normal, conectado a las redes. Sin embargo, al aparecer aquella imagen en la pantalla con un titular tan llamativo, me quedé helado. Tragué saliva, busqué a Diana y a Mel con la mirada descompuesta, y volví a mirar la pantalla. Era lo que Mel había dibujado, el resultado de aquella escena. Y ese resultado era alguien muerto, descuartizado. Pero eso no era lo que me hizo comenzar a temblar con el teléfono ante mi rostro, sino recordar que mi prima Bella seguía desaparecida.

N-no, nonono... -Murmuré con desesperación, mientras me apartaba del grupo y accedía a la agenda del teléfono buscando el número de Styles, su hermanastro, pulsando llamada inmediatamente y llevándome el aparato a la oreja mientras con la otra mano me levantaba el flequillo con gesto de desesperada impotencia- Vamos, Styles, cógelo... Cógelo... ¡Cógelo!

No podía tratarse de ella, ella no...

LLegar a la biblioteca se había convertido en una odisea, pero aunque yo fuí un verdadero bocazas, pero Amber puso su mano sobre la mía, la cual miré con cierta sorpresa, pero agradable, miré luego a Amber, con una sonrisa agradecida, pero me mantuve en silencio, pues habíamos llegado a la biblioteca y no tuve tiempo para más en aquel momento.

Bajamos del taxi ambos mosqueados por a actuación del taxista y para rematar la biblioteca estaba cerrada-esto tiene que ser una puta broma-dije llevándome las manos a la cara por un instante, pero Amber comenzó a disculparse-No digas tonterías no hace falta que pedir perdón por nada, él se merecía esa respuesta y mucho más, lo has hecho genial-dije con una agradable sonrisa mientras la miraba darle una calada al cigarro y yo puse mi mano en uno de sus brazos-eres una tía dura y las tías duras hacen eso-le guiñé el ojo divertido apartando mi mano a continuación mirando hacia otro lado. Momento en el que de repente las puertas de la biblioteca se abrieron y la escena que se abrió ante nosotros parecía de película.

Revok medio convertido de nuevo en hombre lobo, Mel a su lado sin apartarse de él con aquella dulce cara, nerviosa, dolida, preocupada y llorosa, pero ahí seguía, aguantando estóicamente. Con el doctor cargando al bibliotecario en una manta ensangrentada seguían David y Jay que se dirigió hacia nosotros contándonos todo lo ocurrido a grandes rasgos. Oí con atención todo lo que decía, si viniera de parte de otra person sonaría a cuento de miedo, pero era todo real, tensé la mirada y me fijé en Amber-creo que lo mejor será acompañarles ¿tienes algo mejor que hacer?-pregunté a la morena con una sonrisa ligeramente nerviosa-No sé dónde vamos pero quedarse aquí quizás sea peligroso..-dije mirando a Jay-No tenemos coche así que dependemos de vosotros ahora mismo-comenté esperando la respuesta de Amber.

- ¿Perdón...? - Jason me había tranquilizado ligeramente durante un instante, pero más bien para poco. En un momento siento como paso de tía dura a mantequilla cuando veo el panorama. Normal que los chicos parecieran unos flipados con lo de Revok. Ahora sí que lo estoy flipando yo. ¿Un hombre lobo? ¿Hooola? Miro a todas partes y a todos conforme explican e indican brevemente lo que ha pasado y lo que va a pasar, confusa, casi incapaz de asimilarlo y definitivamente con sensación de inseguridad. ¿En serio todo dios está conforme con pirarse con un hombre lobo al que acaban de atacar, a saber dónde? Ni lo entiendo, ni lo acepto, ni me pienso unir. Lo tengo claro, o al menos lo tenía hasta que Jason me tiene que recordar que puede que estar aquí no sea seguro. Jayden acaba de contarnos que ha habido un ataque, joder. Tengo que mantener la calma y prestar atención, pero es más fácil pensarlo que hacerlo. - Eh... ¿Vale...? - Acepto, sin tener claras mis opciones ni el peligro real de mi posición o nuestro misterioso destino como para ser capaz de evaluar cual es el siguiente paso a tomar para mí. Es que, joder, ¿Dónde coño me estoy metiendo?

Me dediqué a ayudar a sacar a Revok de la biblioteca, sin perder detalle de las conversaciones que se iban dando. Eran varias las informaciones que se me antojaban útiles, pero aún indescifrables. Todo aquello se parecía cada vez más a un maldito puzle cuya parte de las piezas habían sido escondidas, y es que de tenerlas todas, ningún puzle se me resistía.

El reparto de los asientos me pilló por sorpresa, aunque aún lo hizo más el que Jayden decidiera ir en su coche... ¿sólo? Preguntándome si tendría algo en mente mientras le miraba con extrañeza. Pero aquello era algo que no podía preguntarle aún, así que aguardaría a salir de aquel lugar, fuera del cual nos encontramos con que Amber y Jason habían llegado.

Cuando terminamos de subir a Revok, Jayden acudió en busca de los recién llegados, con quienes se quedó hablando mientras el doctor nos instaba a subir al vehículo.

- P-pero... - fue todo lo que acerté a decir ante la premura del médico, quien terminó diciéndonos que ni siquiera pensaba revelarnos el destino.

Miraba a Jayden y la puerta delantera de la pick up de manera alternativa, preguntándome qué hacer, cuando le vi mirar su móvil y después hacia mí de aquel modo. Un modo que nada me gustó. De repente volvió a mirar su teléfono y se apartó de Amber y Jason, terminando por llamar con su móvil pareciendo bastante agobiado.

Sin mediar palabra corrí hasta allí, mirando a Amber y Jason con extrañeza al verles allí plantados sin reaccionar. Me detuve a algunos pasos de Jay, dejándole espacio para hablar, pero aguardando con preocupación a que me explicara qué estaba sucediendo. Caí entonces en cómo había estado mirando su teléfono, y se me ocurrió mirar el mío, preguntándome si habría pasado algo más.

Fue entonces cuando vi aquel texto con una imagen, una imagen que se parecía demasiado a... Miré a Melissa, que estaba ya dentro del vehículo con el bibliotecario, pero tan solo un segundo, antes de continuar leyendo sobre qué se decía de ese asunto a la espera de Jay. Y la vi. La irreverente prima de Jayden aparecía en un mensaje como una adolescente desaparecida, un mensaje que al parecer había estado circulando desde antes de que la escena del bosque se volviera realidad.

- No, no puede ser... - musité, mirando aterrada a Jay.