Cabaña del bosque de los Garlan-Connery

En el bosque, cerca del lago, se encontraba la vieja cabaña familiar de la familia materna de Jayden. Aprovechando el emplazamiento, los padres de Jayden se dejaron antes del divorcio un buen dinero en derruir la cabaña y construir una nueva en su lugar, algo que el padre no quería y que aún hoy le causa mal humor si alguien le comenta. Jayden organiza en la cabaña algunas fiestas pequeñas y reuniones con sus amigos más allegados.

Se accede a la cabaña a través de un puente peatonal de macera, con el que se salva un gran desnivel del terreno, el cual sirve para encauzar hasta el lago el exceso de luvias en invierno. La estancia principal de la cabaña es un inmenso salón con una amplia mesa, una chimenea abierta 360º, y multitud de sofás y cojines en los que acomodarse. El salón cuenta con una pequeña cocina y un mueble-bar, además de sistema de hilo musical y una gran pantalla oculta en el interior de un armario.

Fachada exterior:

Salón:

Los padres de Jayden llevan años sin pisar la cabaña. Jason ya la aborrecía antes del divorcio, debido al dinero que se gastó en la reforma por el mero capricho de su esposa. Margareth disfrutó de ella al principio, pero tras el divorcio se enfrascó en tantos proyectos que ya no tenía tiempo para visitarla.

Jason Robin Garlan Jr.: Padre de Jayden, abogado y dueño del prestigioso bufete Garlan & Asociados. Un hombre obsesionado con el éxito en su trabajo, que no tiene para su hijo más que el tiempo imprescindible, o menos. En alguna ocasión ha tenido que sacarle de algún apuro, cosa que siempre le ha recriminado más por hacerle perder su valioso tiempo que otra cosa. Por lo demás, sus visitas son esporádicas y cortas, aunque en esos breves espacios de tiempo es un hombre encantador.

Margareth Connery: Modelo de pasarela retirada, dedicada al diseño de ropa y a diversas fundaciones benéficas. Pasa la mayor parte de su tiempo viajando, aunque frecuenta la casa familiar esporádicamente entre semana. Es cariñosa con Jayden pero únicamente en breves períodos de tiempo, pues es una mujer muy ocupada y sin ningún espíritu de la responsabilidad como para ocuparse de él.

Shyl había permanecido todo el viaje callada. Ni tan siquiera habló cuando pasasteis junto al jeep. Una vez en la cabaña, detuvo el coche y se bajó. Abrió el maletero y sacó las mochilas con la ropa y demás enseres personales. Se la notaba abatida por lo que estaba pasando. Miró la hora.

Chicos, con todo esto es casi la una y... yo creo que me voy a dormir. No estoy para mucha fiesta más. Dijo con pesar y cansancio. Lo cierto es que quería estar sola y poder llorar tranquila, sin tener que dar explicaciones o aguantar las estupideces de Bella.  No hagais mucho ruido, ¿vale?

Y lentamente se adentró en la casa, se encaminó al dormitorio donde durmió aquella misma tarde y trató de dormir, evitando llorar... aunque finalmente no lo lograse, si pudo hacerlo en silencio.

Cuando nos bajamos todos del coche Shyl dejó claras sus intenciones cosa totalmente lógica, la fiesta se había convertido en un infierno y sólo quería dormir-si, es lo mejor, intenta descansar-le dije mientras se alejaba.

Una vez todos dentro de la cabaña, miré el gran salón, soltando un pequeño silvido-Joder Jay, menuda casita, ¿no os priváis de nada eh? gracias por haberme invitado-dije con una amistosa sonrisa.

-¿Por dónde se va a la cocina? no sé vosotros, pero yo estoy seco y necesito beber algo, creo que nos vendrá bien hidratar el cuerpo, no lo hemos pasado precisamente bien-comenté con un gesto serio, recordando el terrible accidente de Tommy-ojalá que se recupere el chaval-pensé al recordar su cuerpo líbido y empapado en sangre.

El viaje en el coche había sido algo menos aburrido de lo esperado gracias al Jeep volcado y a toda la policia que había venido.

Vaya accidente.¿no? ¿No es un poco raro que haya tanta policía para un coche volcado? La verdad es que me parecía raro. Igual se a estrellado un ovni.

Me encendí un cigarrillo y le di un calada pensativa.

Primo no te importa que fume. ¿Verdad?

Mire a la mohína la cual dijo que estaba cansada y que no metiéramos ruido. Yo la materia de todo menos ruido o mas bien la haria hacer mucho ruido.

​Si no te puedes dormir avisa doy unos masajes genitales geniales. Y me recosté un poco en el suelo. La verdad es que la noche no había estado tan mal. Lobos asesinos, cargar con un picadillo de carne un accidente , bebida gratis. 

Todo parecía indicar que aquel día no habíamos sido los únicos en tener una noche ajetreada, pues de camino a la cabaña no sólo vimos que había habido un accidente, sino que la policía se estaba movilizando por algún motivo. Aun así, continuaba preocupándome más Tommy y esos inquietantes ojos azules que me habían mirado fijamente en el bosque. Aquello no eran lobos normales, no podían serlo.

Aun así, mientras llegábamos a la cabaña hice una rápida búsqueda en internet, queriendo ver si había ya alguna noticia respecto a lo que habíamos visto de camino.

Al llegar en seguida entramos en la espectacular cabaña, yo frotándome los brazos, pues ya más tranquila había comenzado a sentir frío. No llevaba más que una blusa sin mangas, y es que mi chaqueta se había quedado tapando a Tommy. Jayden nos dio paso y nos adentramos en el salón, comentándonos Shyl en seguida que prefería dormir.

- No te preocupes, descansa. – dije a la chica con una comedida sonrisa, escuchando después a Jason preguntar por la cocina.

Por un momento pensé en ayudarle, pues Jayden ya nos había explicado antes dónde estaba todo. Pero miré a este, aún algo alicaído, y se me ocurrió algo mejor.

- Jayden, parece que alguien necesita orientación. – le saqué la lengua, animándole a hacer de anfitrión, pues aquello era algo que se le daba bien y parecía gustarle; cosa que ya suponía antes, pero después de su reacción ante la organización de aquella fiesta en el bosque lo pensaba aún más.

Entonces Bella volvió a hacer de Bella, encendiéndose un cigarrillo y preguntando después, sólo a Jayden; para acto seguido soltar otra de sus barbaridades. Por suerte en seguida se alejó, con lo que no tendría que aguantar el humo, además, yo también debía retirarme un momento.

- Voy a ponerme algo, ahora vuelvo. – anuncié, dirigiéndome después a la habitación en la que había dejado antes mis cosas.

A pesar de tu búsqueda (y de ese pedazo de crítico), la información que obtienes sobre la fecha actual es nula. Encuentras accidentes de semanas y meses atrás cerca de Hill Valley y alguna noticia sobre intervenciones policiales en la zona, pero nada reciente.

El trayecto de vuelta a la cabaña fue ciertamente silencioso. La preocupación por Tommy, la tensión acumulada, el miedo pasado en aquel bosque, el inquietante recuerdo de aquellos lobos... Todo se mezcló con el espectáculo que contemplamos a orillas de la carretera, un siniestro alrededor del que había tanta policía que no parecía encajar nada. Decidí poner música, pero fui seleccionando canciones para que escucháramos las más relajadas, y aún así lo puse a un volumen moderado.

Nada más llegar y aparcar los coches en el pequeño descampado, apenas un claro con espacio para unos pocos vehículos, no dio tiempo casi a salir del coche cuando Shyl cogió sus cosas y se excusó para retirarse a descansar. Se la veía abatida y agotada, y no era de extrañar, así que no traté de convencerla de lo contrario.

Si necesitas algo avísame, ¿vale? -Le ofrecí, con cara de circunstancia, preocupado también por ella. Todo lo que nos había pasado le había afectado especialmente, o eso creía- Que descanses.

Mientras Shyl se adelantaba con prisas, los demás nos acercamos a paso más tranquilo, cruzando el puente de madera que daba acceso a la cabaña. Me encogí de hombros cuando Bella habló de lo raro que había sido lo del accidente, incapaz de centrarme en ese tema con todo lo que tenía en la cabeza.

Con que no nos eches el humo en la cara... -Respondí a mi prima, suspirando- El techo tiene sistema de extracción de humo, por eso de la chimenea, así que si echas el humo hacia arriba al fumar lo más seguro es que los demás casi ni lo notemos.

Aquella había sido otra de las muchas exigencias de mi madre al reformar la cabaña, esas cosas caras que la mayor parte del tiempo eran completamente innecesarias pero para cuya instalación se dejaban una pasta. Recuerdo que mi padre se volvía loco con ello, aunque no debía ser una cuestión de dinero, sino del hecho de que fuera un simple capricho. Una excusa como otra cualquiera para sacar a relucir sus diferencias y acabar a gritos.

¿Eh? Oh, sí... -Jason me estaba hablando acerca de la casa, agradeciendo la invitación. Pero yo estaba demasiado distraído y descentrado- Era la cabaña de la familia de mi madre, ella y mi padre la reformaron completamente. Antes era la típica cabaña de madera tradicional. -Le expliqué, alcanzando ya la puerta- Es un placer, hombre... Al fin y al cabo, casi morimos juntos esta noche... -Añadí por lo bajo, agachando la mirada.

Accedimos al interior, donde me acerqué al cuadro de luces, conectando las lámparas. ¿Cómo había ido Shyl hasta la habitación? ¿A oscuras? Fue entonces cuando oí mi nombre y me di cuenta de que Jason había dicho algo. Diana me sacaba la lengua, ese gesto tan característico suyo que me hizo sonreír, y me percaté de que Jason había preguntado por la cocina.

La cocina está al fondo, Jason, donde se ve el mueble-bar. -Le expliqué- Hay bebidas en la nevera, con alcohol o sin él, y si hay hambre también habrá algo en el armario de al lado. La puerta del fondo da al baño y las habitaciones. -Me froté la cara con ambas manos. No estaba cansado, no físicamente, pero la noche había resultado muy larga con tanta tensión. Necesitaba despejarme un poco. Diana se retiró a ponerse algo más de abrigo, ya que su chaqueta se había quedado con Tommy. Si no fuera por eso, no se si me habría dado cuenta de que también yo estaba con una simple camiseta, aunque en la cabaña no tenía frío, y menos lo tendría en cuanto caldease un poco el ambiente- Bueno, voy a encender el fuego y poner algo de música. Poneos cómodos, hay cojines en los arcones bajo los asientos, y mantas también si tenéis fresco. Bueno, y tengo algo de ropa por ahí si queréis poneros más cómodos. Pantalones cortos, de chándal, creo que algún pijama, no se. -Les ofrecí, encaminándome hacia los mandos para poner el hilo musical a un volumen relajado y encender la chimenea y los extractores de aire.

 Durante el viaje en el coche me mantengo callada y de brazos cruzados, mirando todo el rato al exterior y sin atreverme a pronunciar la primera palabra, incómoda. Shyl parece bastante afectada, lo cual no es de extrañar, así que lo último que quiero es distraerla durante la conducción. La noche ya ha tenido accidentes de sobra. Por otro lado me pregunto si ella, Diana o Jayden no estarán enfadados conmigo y con Jason, pero por mucho que me pueda llegar a preocupar el asunto no saco el tema. Finalmente cuando llegamos a la cabaña decide irse a dormir, y asiento cuando pide que no hagamos ruido. 

 - Sí. Es demasiada movida para un coche. - Coincido con Bella. ¿Es que ha pasado algo más, además de lo de Tommy? No creo que lleven a tanta gente sólo para aguar la fiesta. - Cuando Gus y Jordan dijeron que pasaba algo y que había que irse, pero no nos dijeron por qué. Creo que ya por hoy prefiero dejarlo estar. -

 La chica se enciende un cigarrillo, aunque yo no tengo tanta confianza con Jayden como para hacer lo mismo sin permiso, así que espero a su respuesta y tomo nota antes de hacerlo yo también. - Pues yo me uno... - Comento para encenderme también un cigarro. 

 Atiendo a Jayden cuando Jason le pregunta por la cocina para beber algo. - Voy contigo. - Decido acompañarle. Me vendría bien una Coca Cola. - Me dijiste que no fumabas, ¿No? - Le pregunto, insegura, para saber si ofrecerle o no tabaco. En realidad no tengo claro si ya se lo he preguntado antes, pero no tiene pinta de fumar. 

Bella como era habitual, soltó una de sus típicas sobradas gilipolleces hacia Shyl.

En cambio, Jayden había resultado ser un buen anfitrión, incluso con un desconocido como yo, me trataba como si fuese un amigo suyo-Si, tienes toda la razón la noche no ha resultado como esperábamos- respondí bajando un poco el tono, la adrenalina había abandonado mi cuerpo y notaba como volvía a mi estado natural y así intentar sonreír quitando hierro al asunto.

Seguí las indicaciones de Jay y vi la pequeña cocina, ordenada y limpia-muchas gracias tío, creo que de momento, con un refresco me apaño perfectamente ahora paso de alcohol- comenté con una sonrisa.

Me iba a encaminar hacia la cocina cuando Amber se acerca-Claro, no hay problema-le digo asintiendo con una amigable sonrisa cuando se ofrece acompañarme-La verdad es que yo también la necesito, demasiadas emociones fuertes en una sola noche y el cuerpo pide un chute de azúcar-

Una vez hemos llegado, abro la puerta del frigorífico y le paso una de las latas de refresco cogiendo yo otra-Pues no, no fumo Amber, probé el tabaco junto con un par de canutos pero me dejaban demasiado agilipollado- respondí con una simpática sonrisa-tu si ¿verdad? Nadie es perfecto y todos tenemos nuestros vicios-respondí con un guiño.

 - Gracias. - Digo a Jason mientras cojo la lata de refresco que me alcanza. Por otro lado, su negativa sobre lo de si fuma es esperada, pero nunca se sabe. - Ya, yo prefiero decir que me dejan muy... tranquila, jeje. Aunque entiendo a qué te refieres. - Normalmente no pasa nada. Me echo unas risas, me relajo y me olvido de mis problemas, pero esta noche, por ejemplo, habría sido una cagada estar 'tranquila', estar lenta. 

 - Claro. - Contesto alzando ligeramente el cigarro. - Vaya, me has pillado... No soy perfecta. - Digo sonriendo, más relajada. Casi ni sé cómo se ha unido Jason, o a quiénes del grupo conoce, pero ha resultado un chico agradable y templado, que está haciendo la noche más llevadera. - Y tengo vicios, jeje. - Admito, para dar una calada y agachar la cabeza, ocultando una sonrisa, antes de volver al salón con los demás.

-De nada guapa-contesté distraidamente. Me sentía cómodo con ella y aún sin apenas conocernos habíamos congeniado bien-Oye, si fueramos perfectos, la vida sería muy aburrida, no hay nada como tropezarse en la calle y luego intentar parecer muy digno como si no hubiese pasado nada, cuando los demás se descojonan de tí, con la perfección eso no existiría-le dije con un gesto gracioso.

-Y bueno...hay vicios que no son malos para la salud-respondí con una sonrisa picarona. No solia ser tan lazando y abrirme tan fácilmente a los desconocidos, pero quizás por la experiencia cercana a la muerte de esta noche, me había hecho replantearme algunas cosas..

Me dirigía camino de la habitación escuchando a Jayden ejercer de anfitrión, explicando tras indicarnos dónde teníamos manta y cojines, que tenía ropa que podría prestarnos; incluyendo pijamas entre ello. En un principio había descartado la idea de ponerme el pijama, temiendo ser la única que lo hiciera, pero posiblemente no sería así. Además, viendo que Jayden se dirigía a encender la chimenea mientras Jason y Amber parecían charlar en la cocina, puede que ni siquiera me hiciera falta al final abrigarme demasiado, así que me decidí a ponérmelo.

Entré en la habitación y busqué el pijama, uno sencillo y de manga corta, dada la época del año en la que nos encontrábamos. Este consistía en unos pantalones de algodón grises, estampados con el logotipo de batman en negro, y una camiseta ancha que dejaba un hombro al descubierto, también gris; aunque ni siquiera formaban parte del mismo conjunto. Aproveché para peinarme un poco y salí de la habitación, colocándome la camiseta para que no se bajara mucho por la parte delantera.

Me acerqué a uno de los sofás y saqué una manta de uno de los arcones, queriendo tener una a mano por si hacía frío, aunque el lugar ya había empezado a templarse. Miré entonces alrededor, dándome cuenta de que Amber continuaba con Jason y Bella con su cigarrillo, así que tenía claro a dónde me dirigiría. Jayden no parecía haber terminado con su labor de anfitrión, encontrándose junto al equipo de música, aparentemente decidiendo qué poner.

- ¿Te echo una mano? – pregunté abordándole por la espalda, queriendo sorprenderle, para sonreírle al colocarme junto a él.

Jason se despidió rumbo a la cocina, según él en busca de un refresco pues no tenía ganas de alcohol. A mí me pasaba más o menos lo contrario, con todo lo que había pasado la verdad es que me apetecía una copa, no beber en exceso ni nada muy fuerte, pero sí algo que me dejara ese regustillo a calor bajando por la garganta hasta el pecho.

Con Diana cambiándose y Jason seguido por Amber a la cocina, me dirigí también al extremo del salón, pero al lado contrario, donde estaban los controles de la chimenea. Funcionaba con una mezcla de gas y combustible mineral, o algo así, de modo que una vez se accionaba el encendido era instantáneo, pero no consumía demasiado gas una vez cogía calor. Una vez me aseguré, asomándome, de que la llama fuese correcta, cerré los controles y abrí el equipo musical. Conecté el hilo musical excluyendo las habitaciones, para no molestar ni a Shyl ni a quien quisiera retirarse como ella. Cogí del estante un pendrive, y lo conecté al equipo, iluminándose una pantalla donde aparecían las carpetas con música que contenía. Comencé a seleccionar unas carpetas y a incluirlas en la lista de reproducción, y cuando casi estaba terminando me sorprendió una voz a mi espalda.

¿Eh? Ah... Oh. -Apenas logré reaccionar al girarme y ver a Diana con un monísimo conjunto de pijama, un pantalón con símbolos de Batman y una ancha camiseta que dejaba al aire uno de sus hombros y la tira del sujetador. Me qué mirándola un instante, embobado, hasta que reaccioné nervioso y parpadeando mientras sonreía avergonzado por haberme quedado así, con los ojos perdidos en ella- Oh, perdona, ¿qué? No, no hace falta, ya estoy acabando. -Dije apresuradamente, volviendo a mirar la pantalla para pulsar sobre un par de carpetas más y darle al play. Suspiré y me giré de nuevo hacia Diana- Estaba seleccionando música más tranquila, no parece que haya muchas ganas de marcha, ¿no? -Expliqué, con mis ojos clavados en los suyos, aún nervioso- Me gusta tu pijama, por cierto. -Confesé en voz baja- Por cierto... que... bueno, que creo que antes... hemos dejado una "conversación" a medias... -Le dije, sonriendo avergonzado, deseando que tuviéramos un momento para poder hablar de aquel beso que nos habíamos dado antes de que el mundo se fuera a pique.

 - Jaja, tienes razón. Si hay gente a la que le queda bien y todo. - Contesto divertida, ampliando mi sonrisa cuando hace ese gesto que le queda tan mono. - Y... Me has vuelto a pillar, a veces también tengo vicios de esos. - Reconozco aun sonriendo, tímida esta vez, y volviendo a agachar la mirada un momento. ¿Qué hago dándole bola? Casi nos matan juntos esta noche y gracias a él no se me ha ido la olla, eso tiene que contar como para haber dicho algo así sin pensar. Además es bastante mono. Resuelvo antes de volver a mirarlo directamente, afilando mi sonrisa. - Pero mejor que quede entre nosotros. No quiero que Bella me oiga y se le suba a la cabeza. - 

La mirada tímida de Amber, reflejaba que no debía estar muy acostumbrada a ese tipo de conversaciones o quizás que al hablar con alguien casi extraño como yo, le daba bastante corte, así que mantuve mi sonrisa y me acerqué un poco a ella para susurrarle como si fuera un secreto no sin antes mirar a mi alrededor-Descuida no se lo diré a nadie y menos a esa bruja de Bella, joder es insoportable y no respeta nada ni nadie-dije con desagrado-¿siempre es así de insoportable? no sé cómo la aguantas-

Al girar la cabeza pude ver el ligero conjunto de pijama que se había puesto Diana y como iba directo a Jayden-Vaya vaya-dije dándole un suave codazo a Amber para que mirase-Diana no pierde el tiempo ¿no?-pregunté en tono bajo para no molestarles-aunque no me extraña, antes se les cortó el rollo radicalmente-susurré.

Al girarse hacia mí, Jayden apenas balbuceó algo antes de quedárseme mirando. Bajé en seguida mi mirada, observando la ropa que llevaba puesta. ¿Finalmente me había equivocado al ponerme el pijama? La verdad es que resultaba ser la única que se había puesto cómoda, quizá sólo era que no se esperaba que fuera a cambiarme cuando había dicho que iba a ponerme algo encima.

Miraba confundida su sorprendido gesto cuando reaccionó, diciéndome de forma apresurada que no le hacía falta mi ayuda y volviéndose en seguida hacia el equipo. Mi ceño se frunció un instante, preocupada, preguntándome si habría hecho bien en acercarme a él; pero no tardó en volver a mirarle, permitiéndome ello respirar tranquila.

Relájate, Diana.

Me explicó que seleccionaba música más tranquila, dado todo lo sucedido, poniéndome algo nerviosa al sentir sus ojos fijos en los míos. Pero más nerviosa me puse aún cuando me dijo que le gustaba mi pijama, dejando claro que él también se sentía así al sacar el tema de que teníamos algo pendiente.

- Gracias. – respondí en primer lugar, sonriendo avergonzada, del mismo modo que el hacía. – S-Sí… Creo que tenemos algo pendiente… - confirmé en voz baja, sin estar segura de si era exactamente una conversación lo que había quedado a medias, pero pareciéndome buena idea hablar sobre lo sucedido.

Después de todo, tras un beso - un gran beso -  y un “me gustas”, todo ha sido caos y locura.

De forma casi inconsciente, mi mirada se desvió hacia Bella al pensar en aquella palabra, mirando en seguida de nuevo a Jayden.

- ¿Q-quieres que hablemos entonces? ¿Aquí? ¿O…? – miré uno de los sofás, algo más al fondo. – Podemos sentarnos por allí si quieres. – le propuse, volviendo a mirar sus claros ojos con una nerviosa sonrisa.

Al final, terminamos riendo ambos llenos de vergüenza. Diana admitió que, efectivamente, habíamos dejado algo a medias, diciéndolo en voz baja como yo había hecho pero con una vocecilla que me llenó de ternura, deseando poder escuchar siempre un susurro como ese cerca de mí.

Me despistó la forma en que desvió su mirada, sin lograr entender en qué se fijaba antes de que me pidiera una confirmación de si quería hablar allí mismo o en otro lugar, proponiendo tomar asiento en uno de los sofás al fondo del salón.

Sí, claro, allí sería genial... -Admití con una amplia sonrisa llena de ilusión- P-pero antes iré a ponerme algo más cómodo, ¿vale? Aunque no será tan cuqui. -Bromeé señalando sus pantalones, que con ese detalle de los murciélagos me resultaban tan bonitos como divertidos. Todo lo que yo tenía era ropa deportiva, nada especial- ¿Quieres tomar algo? Yo pensaba prepararme un combinado o algo así suavecito. Te puedo preparar otro y me esperas allí, si quieres...

  Sonrío por lo de Bella, quitándole importancia, aunque creo que en realidad sí sería incómodo que dijera algo así delante de ella, y probablemente divertido si fuera otro el que lo hiciera. - Eso parece, ¿No? No estoy segura, la verdad es que la he conocido hoy. Vaya asco le tenéis todos, ¿No? Jeje... En realidad he conocido a todos hoy. Llegué hace sólo una semana. - 

 Miro a donde Jason me señala. Diana ya ha salido y vuelve a buscar a Jayden. - Ya ves, quién lo diría. - Los miro, sonriendo con ilusión y doy una calada. Siempre es bonito ver como dos personas congenian tan bien. - No sé si les molestaremos si volvemos, aunque con Bella por ahí... Supongo que si quisieran más privacidad podrían buscarla cuando quisieran. - Para algo es la casa de Jayden. - No sé si ponerme el pijama yo también. Tú no has traído nada, ¿No? - 

Esperé nerviosa la respuesta de Jayden, apenas un par de segundos que me parecieron toda una eternidad. Al aceptar mi propuesta y ver aquella gran sonrisa me sentí aliviada, aunque no dejé de estar inquieta, preguntándome qué querría hablar exactamente.

Ha dicho que le gustas. Es más, que le gustas mucho. Así que no puede ser nada malo, ¿No?

Reí cuando dijo que iría a ponerse algo más cómodo, bromeando sobre mi pijama.

- Y yo que pretendía ser discreta, tengo cosas más “cuquis”. – volví a reír, con evidente nerviosismo, antes de mirarle fugazmente de arriba abajo. – S-seguro que estás guapo igual. – añadí ante su aparente preocupación por la ropa, sonrojándome.

Al preguntarme si quería tomar algo, ofreciéndome prepararme algo suave mientras le esperaba me mostré pensativa, aunque no tardé mucho en responderle.

- Vale, gracias. – respondí pensando en cómo las cualidades del etanol podrían ayudarnos a relajarnos frente a todo lo sucedido aquella noche, sin pasarnos, claro. – Te espero allí entonces… - añadí, quedándome un segundo bloqueada, hasta que moví un pie hacia delante y me alcé sobre él; alcanzando su mejilla y dándole un rápido beso en esta. – H-hasta ahora. – me despedí con timidez, girando sobre mi misma para dirigirme hacia el sofá.

Tomé la manta que había sacado de camino y me senté en él, volviendo a consultar mi móvil al ver que el resto seguía a lo suyo. No había encontrado nada sobre lo visto en carretera, y apenas había pasado tiempo, así que me decidí por ver si había novedades en el mundo del cómic y en mi blog.

Diana se dirigió al lugar acordado, tras cruzar unas palabras tímidas entre los dos. Sonriendo con el recuerdo de lo que me había dicho, me dirigí a mi habitación, aquella al menos que más usaba cuando iba a la cabaña. Abrí el armario y saqué algo de ropa deportiva de sobra que siempre tenía por allí: camisetas de manga larga, corta o sin mangas, pantalones de chándal y algunos pantalones cortos. Elegí un pantalón largo y una camiseta de manga corta azul, y me cambié a toda prisa. El resto de la ropa la cogí y la llevé conmigo de vuelta al salón.

Al llegar, dejé el montón sobre una butaca, acercándome a Jason y Amber, y fijándome en que mi prima continuaba por allí manteniéndose al margen de todo. Abrí la nevera y saqué una botella de refresco de limón, abriendo el armario para sacar dos vasos grandes, un par de pajitas y una botella de licor de melocotón.

Chicos, si queréis poneros algo más cómodos, ahí os he dejado algo de ropa de deporte. -Dije abriendo el congelador y sacando un par de hielos para cada vaso- Lo siento, pijamas no tengo. -Me disculpé con una sonrisa nerviosa, antes de mezclar el licor con el refresco y colocar las pajitas en ambos vasos- Y no os cortéis en prepararos cualquier cosa, ¿vale? Como si estuvierais en vuestra casa. -Les invité, cogiendo los dos vasos y encaminándome hacia el sofá donde aguardaba Diana. Sin embargo, antes de dar un par de pasos noté una vibración en mi bolsillo. Extrañado, dejé los vasos sobre una mesa a mitad de camino, sacando el móvil y leyendo el mensaje de Gus. Aquello era muy raro, sin duda alguna. ¿Cómo iban a esperar algo así? A no ser, claro, que ya hubiera pasado... Tecleé una respuesta rápidamente y la envié, guardando el móvil y recorriendo la última parte del recorrido hacia el sofá con el ceño fruncido y la mirada perdida, pensativo. Al llegar, dejé los vasos en la mesita frente al sofá y me senté junto a Diana observando el móvil que dejé también junto a los vasos, aguardando una respuesta. Sin embargo, apenas un instante después me di cuenta de que me había quedado allí plantado como un estúpido, con Diana a mi lado- L-lo siento, es que... Gus me ha mandado un mensaje, es todo muy raro. Parece que en el hospital ni han preguntado qué le había pasado a Tommy, como si ya lo supieran...