Partida Rol por web

El instituto de Hill Valley cuenta con una diversidad de deportes bastante amplia a pesar de no tener muchas veces suficientes estudiantes para completar los equipos. Aún así no se rinden y siguen peleando porque los jóvenes lleven vidas saludables, lejos de las fiestas con drogas y alcohol.

Allí los chicos pueden disfrutar del equipo de rugby, cuyo campo está rodeado por la pista de atletismo.

O bien pertenecer al equipo de basket, en el pabellón cubierto.

Tras pagar y el desayuno y ver la sonrisa de Brad y el gesto de sorpresa al ver el plato vacío del camarero, os marchásteis a  la zona deportiva del instituto.

Normalmente es un lugar con actividad, donde los fines de semana se juegan partidos o hay competiciones de atletismo. Pero ese día aquello está casi vacío, si no fuese por alguno corredor que ha ido a entrenar a la pistas.

"Todos los actos deportivos para este fin de semana, han sido cancelados por los desastres ocurridos en los últimos días."

Se podía leer en un cártel en la entrada de las pistas, abiertas para todos aquellos estudiantes que las quisieran usar.

El pueblo no era grande para nada, tenía poca cosa que ver aunque se podían sentir orgullosos de Simone's y toda esa espectacular apuesta por el deporte. John había escuchado lo de las zapatillas violetas, le pareció una coincidencia divertida que les gustara la misma marca aunque no era de extrañar porque eran de las buenas.

- Así que también tienes unas Brooks, fabuloso. Eso sí, todo el mundo sabe que las rojas son las más rápidas.

Trató de picarla un poco y siguió caminando hasta poder alcanzar el nuevo suelo. No había usado mucho las Brooks, las había estado reservando porque no tenían que ver con el calzado oficial del equipo de fútbol americano. El joven miró el campo de juego encontrando emociones dispares en su interior. En los últimos días no había tenido muy claro cuál era su lugar, si tenía que seguir adelante o dar un giro en sus aficiones, pero ser parte del equipo era una buena sensación, en los entrenamientos, durante los partidos y luego en las fiestas cuando conseguían ganar. Todo ello se sumaba dando un resultado positivo que por ahora le hacía seguir allí pese al gran cambio que había llevado a cabo marchándose de casa así como alejándose de varias de sus anteriores amistades, las más banales.

- Qué te parece, espero que te traiga buenos recuerdos. Nosotros los de rugby nos divertimos mucho aquí.

Quedó muy atento a Amber pensando en cómo le sentaría el descubrimiento de este lugar y el buen estado en el que estaba todo, signo del buen hacer de la gente de allí.

Al decirme aquello de que las rojas eran más rápidas me reí, porque aquello estaba siendo un reto en toda regla, al que claramente respondí como debía hacerse. 

- Cuanto quieras echamos una carrerita, pero nada de las cortas - porque ahí él casi tendría más potencia, que para algo practicaba el deporte que practicaba - unos cuantos kilómetros y a ver quién gana. 

Yo llevaba unos días sin correr y ya lo echaba de menos, la verdad. 

- ¿Puede correr en estas instalaciones todo el mundo o tengo que pedir permiso antes de hacerlo? 

No sabía cómo funcionaba aquello, pero bueno, hasta que no fuera oficialmente al instituto, cosa que sucedería en breve, no podía preguntar por el equipo de atletismo. Ya que no tenía a mis amig@s al menos podría correr. 

Al decir aquello de que si me traía buenos recuerdos, lo que se dibujó en mi rostro fue la tristeza. 

- He tenido que abandonar todo lo que conozco para acabar aquí, donde la única persona a la que conozco eres tú. Por el momento los buenos recuerdos se me hacen todos tristes. 

Vaya, así que una carrera de unos cuantos kilómetros, Amber se lo quería poner complicado y a él tampoco le importaba demasiado el tipo de prueba que se propusieran.

- No sé, una sola prueba no parece justa. Deberíamos hacer al menos tres para que quedara claro quién está en mejor forma.

Sonrió un tanto divertido porque la idea no era tanto compararse sino tener algo que hacer que les motivara. A Amber las pistas le producían emociones encontradas pero no podía hacer nada para evitarlo, quizá sí para que viera las cosas desde otra perspectiva.

- Siento que hayas tenido de hacer un cambio tan grande en tu vida. Si te digo la verdad, yo estoy en proceso de ampliar amistades porque he querido alejarme de las anteriores.

Así era, había cortado con el antiguo grupo, incluso con la antigua novia, un cambio radical sin nada planificado para después. Simplemente lo hizo y le sucedió lo impensable, que después de terminar con aquella vida tan estresante, tan falsa, su cuerpo reaccionó a la contra debilitándolo. Pasó días en casa y hasta ahora no pudo salir, al menos se sentía mucho mejor y no había tardado en conocer a alguien refrescante.

- Hay más gente nueva en el pueblo, en teoría estamos todos en la misma clase así que tampoco vamos a tardar en conocernos todos.

Ahora le picaba la curiosidad, pero quiso apartar ese tema para volver a lo de la competición.

- Qué te parece entonces lo de las tres pruebas. Podemos ir a cambiarnos y pillar las brooks.

Dijo terminando de retarla.

- Yo creo que aquí puede correr cualquiera, ya usar el campo de Rugby es otro cantar.

Estaba claro que John se apuntaba a lo que le echaran, pues no sólo no le había parecido suficiente una prueba sino que prefería que hiciéramos tres. 

- Bien, pues tres. Así le damos más emoción. 

Me encogí de hombros cuando dijo aquello del cambio, pues llevaba ahí dos días y bueno, iba a necesitar bastante más tiempo para terminar de hacerme a la idea de que ahora mi vida estaría en aquel pueblecito. 

- Vaya. - Exclamé cuando dijo aquello de ampliar amistades. - Parece que es la semana de los cambios. - Quise bromear e incluso sonreí al hacerlo. Al menos, ya no tenía la cara taciturna con la que me había pasado todo el día anterior. 

- ¿Sí? - Me sorprendió que hubiera más gente nueva. - Pues que conste que no nos hemos puesto de acuerdo para venir. Eso sí, al menos no voy a ser la única novedad de clase. Eso de repartirse el protagonismo va a estar bien. - Sobretodo porque a mí me gustaba ir a mi rollo y ser el centro de atención de mucha gente me agobiaría bastante. 

- ¿Ahora? - No lo pensé demasiado. - Venga, vale. Total, no tengo nada más que hacer... 

Eso sí, cuando dijo lo del rugby me eché a reír. 

- No me veo yo en ese deporte ¿eh? No va a haber apuro por eso. 

Juntó las manos como si quisiera hacer crujir los nudillos aunque no hizo tal cosa, estaba más bien disfrutando de que hubiera aceptado el reto aunque él iba a necesitar suerte para ganarlo. John era más bien de potencia y ella estaba tratando de ir por la dirección contraria.

- Vale, pero no vamos a hacer tres veces la misma prueba, imagino.

La miró esperando que pudieran negociar a ese respecto, tenían que definir las reglas del reto.

- Qué menos que una carrera de cien metros entre ellas. Luego la de un kilómetro y la tercera la tenemos que pensar.

Lo dejó abierto por si a ella se le ocurría alguna cosa, era cuestión de ser un poco más imaginativos con la tercera.

- Piensa en todo eso y lo hablamos cuando estemos aquí listos. Hasta pronto.

Guiñó un ojo a la chica para alejarse, debía de llegar a su estudio para rescatar del olvido las Brooks rojas. John iba a acudir con unos pantalones rojos y camiseta gris en la que aparecía el logo de Nike que también era de ese color. Lo tenía todo localizado en su armario así que tras entrar en casa fue a cambiarse sin prisa. Imaginaba que podían tomarse unos segundos por lo que encendió tanto televisor como radio buscando noticias, repasándolas hasta que estuvo convencido de que no había nada nuevo. Dejó el mando a distancia en la mesilla y volvió a la calle, caminando con normalidad. A la espalda llevaba un macuto con su ropa y el resto de objetos que podía necesitar, así como jabón, toalla y la muda de ropa interior.

Un rato después llegaba a las pistas y podía iniciar el siguiente paso que era realizar algunos estiramientos hasta que Amber llegaba. Su mente se dedicó a recordar las cosas que habían sucedido en el pueblo.

"Vaya mierda de noche la de ayer, y vaya mañanita."

Quizá lo mejor era hacer cosas que le permitieran no pensar. No tenía ganas de calentarse la cabeza.

Negué con la cabeza cuando dijo eso de que la primera carrera fuera de cien metros, pues aquello quería decir que me iba a ganar casi seguro. 

- Así es como se lleva uno las apuestas a su terreno. - De todas formas, me apetecía bastante el juego y me animé. Además, tampoco era que yo fuera la estrella del equipo de atletismo, pero me gustaba y bueno, por algo tendría que empezar en aquel lugar. 

- ¡Vale! ¡Hasta ahora! 

Volví a casa para cambiarme de topa y me puse unos pantalones cortos y una camiseta, a parte de las zapatillas de correr. Para no coger frío hasta comenzar me puse una sudadera por encima. 

Seguía sin haber nadie en casa, pues mi padre aún no había vuelto así que no tardé demasiado en volver, eso sí, tardé algo más que él. 

- ¿Preparado? - Pregunté sonriendo viendo que estaba estirando. Me acerqué a él y comencé a estirar yo también. 

Mostró una pequeña sonrisa cuando le dijo que llevaba la apuesta a su terreno. Más bien había buscado un poco de equilibrio ya que la joven parecía bien preparada para las carreras. Cuando regresaron a la pista y pudo ver las piernas de Amber quedó claro que tenía entrenamiento para eso.

John aprovechó para quitarse el pantalón del chandal, quedándose con los pantalones cortos. No iba a dejar que el aire le frenara porque parecía que iban a tener que darlo todo en esa competición improvisada.

- Yo ya estoy listo, empezamos por ejemplo con la de mil metros, que necesita menos calentamiento.

Miró a la chica con determinación, esperando que estuvieran los dos preparados para la carrera del año. Sentía la excitación que provocaba tener que competir contra ella, lo cierto es que era muy estimulante.

- ¿Se te ocurrió algo para la tercera prueba?

Preguntó un poco después, acercándose a la zona de salida, podrían hablar de eso cuando terminaran la primera de las pruebas.

- Qué te parece si apostamos aunque sean unas hamburguesas.

Se colocó en posición de inicio y sonrió con maldad a Amber esperando para empezar.

- No aún no, pero seguro que se nos ocurre algo. - Dije colocándome para la salida de la carrera. Sí, era de las que les gustaba ganar cuando competía, aunque sólo fuera una chorrada de apuesta me esforzaría al máximo para ganar. 

- ¡Hecho! Aunque vas a tener que elegir el sitio, que seguro que sabes donde las hacen buenas. - Mi ojo no me había llevado tan mal a elegir el sitio para tomar el desayuno. De hecho, ahora mismo iba a quemar la porción de tarta que me había zampado para desayunar. 

- A la de 1, a la de 2, a la de 3... 

Eché a correr por la pista como tantas otras veces había hecho y cuando vi que apenas iba un par de pasos tras de mí, me di cuenta de que podía ser peligroso llevarlo así de cerca. Apreté un poco más el ritmo, para asegurarme de que en el último momento no iba a hacer gala de fuerza y me iba a dejar detrás de él. 

Para cuando crucé la meta la primera me di la vuelta y me marqué un bailecito breve. 

- No está mal para un jugador de rugby... 

Acabábais de completar la primera prueba, donde Amber hizo morder el polvo a John, cuando dos figuras pasaron cerca vuestra. John conocía perfectamente tanto al chico oriental como al hombre que le acompañaba, el entrenador Blake. Ambos caminaban bastante cabizbajos, algo normal. No solamente por lo ocurrido la noche anterior sino por lo del chico encontrado muerto en el bosque en aquella fiesta: Tristán Kirby.

Ham, el chico oriental y Tristán, eran tan íntimos y como rivales. Ambos pertenecían al equipo masculino de atletismo y siempre estaban compitiendo entre sí. A Ham le gustaba autodenominarse "el Hijo del Viento" y en algunas sudaderas y camisetas lo tenía grabado en coreano [Balam-ui Adeu]. Mientras que Tristán se reía de él llamándole "el Hijo del Viento en Calma" o "El Hijo del Soplido".

Siempre estaban a la par en atletísmo. Pero había una prueba donde Ham no había logrado vencer nunca a Tristán y era ya una tradición para ellos, repetirla el primer fin de semana de cada trimestre escolar. Solo que esta vez, Kirby no correría más.

- De verdad, entrenador... le agradezco muchísimo que me permita hacer esto. - Dijo el cabizbajo Ham al hombre que le seguía caminando en silencio cerca suyo. - No será lo mismo... jamás lo será... Pero creo que es la mejor manera de honrarle.

Tanto el entrenador como el chico de vuestra edad, se acercaron a las vallas de salto y el entrenador sacó la llave del candado que las mantenía sujetas a una enorme cadena. - Se me hará extraño correr sin él... pero... montemos las dos pistas... como siempre. - Le pidió el joven y el entrenador asintió en silencio.

Ambos cogieron las vallas y comenzaron a colocarlas por las dos pistas externas, preparando así el reto entre Ham y Tristán, donde el oriental trataría de superar el mejor tiempo de su amigo, en aquella singular carrera de obstáculos.

Terminó la prueba, John acusó el esfuerzo de tratar de alcanzar a Amber, quien llegó la primera y sacándole distancia. El joven respiraba con fuerza pero aún así sonrió viéndola celebrar la victoria. Él había tenido una buena carrera mas fue insuficiente.

- Por lo que veo eres una profesional. No corres sino vuelas.

Había sido una demostración excelente por parte de la nueva habitante del pueblo, esas piernas suyas podían convertirse en las más rápidas de allí. Entretanto habían llegado más personas al lugar, John desvió la mirada hacia ellos, estaba claro que el rojo era el color favorito de los deportistas de Hill Valley y lo constató al ver cómo venía vestido el entrenador, lo de llevar chaquetas rojas era un clásico.

Se fijó de nuevo en Amber.

- Parece que preparan una de saltos, apuntémonos después de la de cien metros.

Había que aprovechar que preparaban todo aquello. John no veía muy claro que fuera una prueba que le favoreciera, sin embargo no le importaba tanto ganar como que se divertieran. Le gustaba ver que Amber estaba animada.

- Venga, prepárate que ahora viene la prueba de potencia.

Le mostró una sonrisa y fue a ponerse en posición, listo ya para la prueba que debería de tener más fácil.

La verdad es que aquello estaba siendo lo más divertido y estimulante que había hecho desde que me había enterado de que me tenía que mudar al culo del mundo, es decir, el lugar donde estaba ahora, pero bueno, no podía negar que mi padre había acertado con eso de que tenía que salir de casa. Eso sí, no se lo iba a decir porque seguía enfadada con él. 

- Mucho entrenamiento. - Le dije. 

No me tomaba aquello de forma "profesional" ni mucho menos, pero era de ese tipo de personas que usa el deporte para relajarse y acostumbraba a correr todos los días. Lo de ponerse retos y demás, sólo era una cuestión para no aburrirse mientras lo hacías. 

Observé a los recién llegados en silencio, aunque parecía que John sí los conocía y luego me encogí de hombros. 

- Después de que exprimas la poca fuerza que tengo no sé si voy a poder saltar vallas. 

Asentí cuando me dijo que me preparara para la prueba y traté de poner toda mi fuerza en aquella salida, pues era donde estaba lo importante en esta prueba. La verdad era que sabía la teoría de todo, pero otra cosa era la práctica. 

Así, eché a correr con la mayor potencia que pude. Incluso era poco recorrido para mirar a ver cómo iba él, pues cualquier distracción iba a ser una derrota, pero... cuando crucé la línea de meta él no estaba delante mío, por lo que estaba claro que había ganado. Ni siquiera supe si había sido por mucho. 

Eso sí, me agarré las piernas con las manos recuperando el aliento. 

- Dos de tres... - dije aún jadeando - eso quiere decir que me debes una hamburguesa. 

En cuanto se inició la carrera John pudo ver que Amber había tenido mejor salida, y eso que la suya fue decente, pero la chica tenía unas piernas de oro y más fuerza en ellas de las que el joven había pensado. El jugador de rugby pudo seguirla mas sin oportunidad de superarla. A los pocos segundos cruzaban la línea de meta con ella primero, John caminó un poco mientras la respiración se iba normalizando.

- Eres muy buena, Amber. Enhorabuena. No sé dónde entrenaste pero te prepararon para todo tipo de carreras.

Con dos de tres ya la victoria estaba clara y el premio sería para ella, aunque por su parte comer hamburguesas le parecía un plan muy divertido.

- Te debo una hamburguesa, o dos, las que prefieras hoy. Iremos al mejor sitio de Hill Valley, ya verás.

Le sonrió un momento, había sido un gran descubrimiento aquél de ver las excelentes capacidades de Amber.

- Hagamos la tercera prueba de las vallas, está el entrenador delante y podrá verte a pleno rendimiento. Tan sólo tenemos que descansar unos minutos. Voy a hablar con ellos, ¿vale?

Preguntó imaginando que ella iba a estar de acuerdo, pues tarde o temprano tendría que enseñar sus capacidades y justo hoy parecía tener una buena racha a su favor.

Sonreí agradeciendo sus halagos, pues la verdad es que no esperaba ganar esta prueba e incluso había sido un logro para mí. 

- Empecé en el equipo de atletismo bien pequeña. Soy la niña más pequeña que han aceptado - dije orgullosa. - La verdad es que no tuvieron más remedio pues me ponía a correr tras ellos cuando los veía o me colaba en sus entrenamientos. Era como la mascota. 

Asentí con lo de las hamburguesas, pues la verdad es que me apetecía salir un poco. 

- Perfecto. Con una será suficiente. - Bromeé llevándome la mano al estómago. 

Me dijo hacer aquella prueba de vayas y asentí, aunque yo no acostumbraba a practicar aquello tampoco. 

- Ahora es cuando la cagaré. Tú tranquilo. 

Sí, aquello solía funcionar así. Una hace bien las cosas y cuando la están observando y quieres lucirte, zasca. Se acabó la suerte. 

- Te espero aquí. 

Se imaginó a Amber de chica corriendo de un lado para otro, tenía que ser graciosa verla hacer sus primeras carreras. Él empezó un poco más tarde.

- Con razón tienes así de entrenado el cuerpo. Yo empecé más bien en la adolescencia, me admitieron en el equipo de fútbol americano y me fue bastante bien.

En verdad sólo llevaba dos años con eso. El joven no comentó los problemas que había tenido derivados de las manías de su familia, se calló y le guiñó un ojo con complicidad cuando ella se animaba a hacer la tercera ronda.

- Voy a hablar con el entrenador, hasta ahora.

Dando la vuelta se acercó a los otros dos, que todavía andaban montando vallas y es que la carrera de 100 metros había dudado unos pocos suspiros, tenían ambos el cuerpo ardiendo.

- Ham, Blake, habíamos venido a hacer un poco de ejercicio Amber y yo, ella es nueva en el pueblo y os la quiero presentar. Nos apuntamos a esta carrera si lo veis bien, por lo que he entendido es en honor a Tristán.

Sabía que había un trasfondo detrás muy melancólico pero la tristeza la iban a tener que dejar para el domingo, que era cuando se desarrollaba la misa.

- Hola John. - Saludó un tanto escueto el entrenador a Collins. Solía ser más alegre, pero las circunstancias eran duras para él al igual que para Ham, que simplemente saludó con la cabeza y se mantuvo en silencio. El entrenador miró a Amber. - Dila que se acerque, no es el mejor momento para conocernos pero dudo que mañana lo sea tampoco. - Tendió la mano a Amber cuando esta se acercó. - Encantado, el es Ham. - El chico tendió la mano a Amber también y la miró a los ojos, mostrando así el dolor que guardaba detrás de los suyos.

- Y sí, es la competición privada de Ham y Tristán, la que hacían siempre juntos. - Miró al chico oriental antes de seguir hablando, parecía tratar de contenerse ante la petición. - Esto es delicado, John y espero que lo entiendas... es su carrera. De nadie más. - El rosto de Ham se fue relajando conforme escuchaba al entrenador hablar. - Competían entre ellos y... - Miró al chico de nuevo. - ... creo que entre ellos debe quedar. - Ham asistió con la cabeza, dando por válida la explicación del entrenador y comenzó a calentar.

- Si queréis usarlas, aprovechad ahora que Ham está calentando. - Os propuso como plan alternativo, para luego mirar a la pista. Sus ojos se cargaron de dolor. - La otra opción es esperaros a que terminenos y os las deje libres, a condición de que al terminar las recojáis todas y las encadenéis con las demás. Sea lo que sea, decidid rápido. Ahora mismo este lugar me causa sentimientos enfrentados... - Os pidió sin dejar de mirar las pistas.

En cuanto me indicaron que me acercara lo hice y aunque veía sus caras largas, imaginaba que por esas cosas que habían sucedido y de las que había hablado John, yo sonreí, pues era lo que se hacía cuando ibas a conocer a alguien. 

- Hola. Es un placer. - Dije tendiéndole la mano. 

Claro que luego comenzó a decir eso de su carrera entre ellos y que no se qué y yo me sentí como si estuviera en un lugar en el que no me correspondía escuchando hablar de gente a la que no conocía y eso se me hizo incómodo. Como si estuviera invadiendo algo así de repente. 

Me volví hacia John y negué con la cabeza. 

- Creo que mejor lo dejamos para otro día. 

Desde luego si aquel era el panorama que iba a reinar en el equipo de atletismo y aquella iba a ser la persona responsable de él, tenía la sensación de que iba a empezar a correr por mi cuenta y apuntarme a los maratones que no requirieran tener un equipo. 

- Gracias por enseñarme esto, pero creo que es mejor que me vaya. Ya quedaremos para esa hamburguesa. - En aquel momento sólo quería salir de allí lo antes posible.