Partida Rol por web

Seath se acuclilló, reposó su afilado mentón sobre el dorso de su mano y escuchó con atención a la felina carbonizada, que explicando la historia de Viejo Un Ojo tenía la misma elocuencia que Volo negociando una liberación de rehenes con un comando goblin.

—Creo que he lanzado el conjuro con «fuerza irresistible.» Hum… Estoy poseído —se maravilló el dracónido observando la palma de su manaza mientras la versión no muerta de Jisk’a proseguía su simposio sobre Euclides, el gigante rebelde.

—Basta. Se dirigían a Bryn Shander, ¿verdad? —preguntó grabando una caricatura bastante siniestra de un tipo con un remoto parecido a Hrothgar con una soga al cuello y la lengua colgándole.

Jisk’a pronunció un escueto y gutural «Sííííí…»

—Entiendo. Y… ¿Cómo se llamaba vuestro guía?

Jisk’a dijo Clint Fucking Eastfarthing.

—Qué nombre tan ridículo… Bien, gatita. Una última pregunta…

Seath se incorporó. Estiró su cabeza hacia atrás, hasta que su cuello emitió un reconfortante crujido que le invitó a esbozar una sonrisilla siniestra, un preludio a su pregunta.

—¿Dónde puedo encontrar a tu hermana?

El cadáver de Jisk’a pareció temblar antes de emitir sus últimas palabras:

—North… Look… Inn…

Satisfecho, Seath cortó los hilos que retenían a la tabaxi a medio camino entre la Vida y la Muerte y observó los restos de la sala de ceremonias flanqueada por lo que quedaba de las efigies de Auril. Confiado, se dirigió hacia las baldosas marcadas con diferentes runas, sabedor de que no había llegado tan lejos para morir a manos de una estúpida prueba divina.

—Northlook Inn, ¿eh? Le enviaré recuerdos de tu parte. Palabra de Seath.

Fundido en blanco ártico.

La Muerte seguía repasando los formularios para cuando Jisk’a regresó de su interrogatorio. No parecía nada contenta.

—¿YA? ¿HAS TERMINADO DE JUGAR AL ESCONDITE? TE PARECERÁ BONITO… EN LOS ÚLTIMOS TIEMPOS ME VISITA MUCHA GENTE CON TENDENCIA A DEJARME CON LA PALABRA EN EL MAXILAR. ES MUY MOLESTO. Y DE MUY POCA EDUCACIÓN. EL ÚLTIMO FUE UN MAGO INDECOROSO. ESTÁ EN MI LISTA NEGRA… — No es que La Muerte tuviese listas de otros colores, ¿sabéis?—. TERMINAREMOS ENCONTRÁNDONOS DE NUEVO. MUCHO ANTES DE LO QUE ÉL CREE… JU, JU, JU.

La Muerte parecía tener algo personal contra aquel advenedizo, y a Jisk’a le dio por pensar que ella había conocido a un mago en vida que estuvo a punto de palmarla.

¿Podría tratarse de…?

—«LOST THUNDER» FIGURA AQUÍ COMO CANTANTE DE UN GRUPO DE ROCK ALTERNATIVO ESCANDINAVO ABATIDO POR UN RELÁMPAGO MIENTRAS REALIZABA UN COMPLEJO SOLO DE GUITARRA A LOMOS DE UN HIPOGRIFO DURANTE EL BLIZZARDFEST… ¿CÓMO ES QUE NO RECUERDO A ESTE TIPO?

El espectro se alzó con silenciosa parsimonia de su asiento de mármol —que a juicio de Jisk’a no era nada cómodo— y comenzó a andar en círculos con los brazos a la espalda, hablando consigo mismo.

—FATIGA MENTAL. SUFRO FATIGA MENTAL. MORTY, SÉ REALISTA: TE ESTÁN EXPLOTANDO. ¿DESDE CUÁNDO NO VES UNA BONIFICACIÓN POR PRODUCTIVIDAD? MALDITOS SEAN LOS SINDICATOS. FORMAN PARTE DEL PROBLEMA, NO DE LA SOLUCIÓN. SI PUDIERA COGERME UNAS MINIVACACIONES EN LA TOSCANA…

La Muerte reparó en que Jisk’a seguía allí, observándole anonadada.

—AH, CLARO. TU ALMA ESTÁ AGUARDANDO EL TRÁNSITO. QUÉ DESCONSIDERACIÓN POR MI PARTE. ¿VES? ¡YA NO PUEDO IDENTIFICAR A UN CLIENTE DE VERDAD!

Desplegó su guadaña mariposa en todo su esplendor, alzándola sobre su encapuchada calavera con las dos huesudas manos, sus zafiros estelares refulgiendo en la Noche de los Tiempos.

—TIEMPO DE COSECHA.

No dolió absolutamente nada.