Partida Rol por web

Salir de allí era la mejor noticia que había oído Liam en muchas horas. Ikegar se ceñía al plan de reconocer e informar. Si su presencia había pasado inadvertida, la misión había sido un triunfo. Sin embargo, a pesar de encontrarse aún indispuesto, su cabeza no parecía quedarse conforme. Propuso: - Quizá Richard no ande desencaminado. Es probable que si no reconocemos toda la instalación no informemos de algo mas relevante -

El médico no pretendía contradecir órdenes o ni mucho menos cuestionarlas, acataría y cumpliría con su deber, pero sentía como si se estuvieran dejando algo sin descubrir. No quería que se hubieran jugado el tipo para quedarse a medias.

El ruido del HK se iba acercando, así que ibais a salir de allí pitando, siguiendo las órdenes. Pero mientras os retirabais, una compuerta al final del complejo se abrió desde el suelo, por lo que podríais suponer un ascensor, con lo cual las dudas sobre un nivel inferior no eran infundadas.

Os escondisteis y pudisteis comprobar que en ese ascensor subían dos T-600 y un hombre con pinta de científico... que por su aspecto demacrado y demás, lo estarían obligando a saber qué. El HK se puso arriba y bajó una compuerta, con una jaula llena de personas (unas 10) las cuales podíais ver el miedo en sus ojos.

La señal de un puño cerrado y abajo era la orden inequívoca de que había que ocultarse o al menos reducir el perfil. Tenían que dejarle pasar, porque combatir allí sería todo un destrozo. Miró hacia atrás, a posibles lugares donde retroceder, si había que cambiar de posición, y poder así ocultarse. Sus sentimientos le indicaban que había que volarle la tapa de los sesos a aquel traidor, pero, igual, también podría haber aprendido cosas y ser una herramienta más para poder destruir a esas máquinas y terminar con esta maldita guerra.

- A que nos vamos a tener que meter por ese ascensor. Maldijo para sus adentros. - Esos 10 ya están sentenciados, y hacer alguna estupidez, como hablar, puede hacer que en lugar de 10 sean 15. Puso el índice sobre los labios, pidiendo silencio. Pero silencio de cualquier tipo, no solo voz, sino también de emisiones. - No se os ocurra ni tiraros un pedo.

Aquel era un buen momento para salir del escondite, arma en mano, dejando que su arma escupiera plomo y muerte. Lanzaría un par de granadas antes de morir. Una muerte heroica, una muerte humana. Pero sería inocua. No salvaría a aquellas personas. Estaban preparando alguna clase de experimento, lo intuía. Eran conejillos de indias. El cientifico sería un prisionero. Le obligarían a trabajar para las máquinas. El miedo vendía rápidamente las lealtades. Si tenía un ser querido, o si simplemente se quería a si mismo, ya lo tenían controlado. No lo culpaba, no podía, solo quería vivir. Y ya era más de lo que podía decir él.

A él no podían subyugarle así. Vio las órdenes de Ikegar. Estaba de acuerdo, pero que no se pensase que era uno de esos perros de presa que tenía por soldados. Él no era como ellos. Y estaba dispuesto a llegar al fondo de aquello. No podían volver con la información a medias. ¿A medias? Era solo la punta del iceberg.

Trató de ocultarse lo mejor que pudo. No se movió mucho, llevaba demasiadas ebillas y herrajes en su traje como para ser silencioso. Contuvo un estornudo y el aliento. Se quedó mirando la escena. Y el ascensor. Si tenían un camino despejado propondía colarse hasta el ascensor. Para su desgracia, y sus pesadillas, no podían salvar a esos pobres diablos. Pero, quizás, si regresaban con suficiente información sobre aquel lugar pudieran desmantelarlo o bombardearlo. Quizás. "Oh mierda, voy a tener que seguir vivo un poco más".

Liam reaccionó al instante a las órdenes de su líder. Ver salir a aquel humano colaborando con las máquinas supuso un golpe para él. Buscó entre las inmediaciones un lugar donde pasar inadvertido. Las señas de Ikegar sobre silencio total fueron motivo sucifiente para que el médico incluso apagara la radio.

Con la llegada del HK cargado de humanos, la idea de experimentar con ellos cobraba un peso capital. Al parecer había mucho tema oculto en estas instalaciones. No era sólo un bunker de ejecución.

Permaneció expectante a los acontecimientos, muy atento ya que si fueran descubiertos, la situación se tornaría mortal.

Estábamos atrapados en una ratonera.

Que aquel sitio no tuviera la seguridad suficiente, no dejaba por ser peligroso, y más cuando, tras meternos en el ascensor y bajar al piso inferior, vimos máquinas. Y aquel humano, estaba ayudando a las máquinas a matar humanos.

Me daban ganas de salir y darle una ostia, pero si lo pensásemos bien, quizá estuviera coaccionado.

Me aseguré de mantener los equipos electrónicos y las comunicaciones apagadas. Cualquier emisión podría ser captada por las máquinas. Y estaba segura de que en algún LOG estaría indicado que las puertas se habían abierto de una forma errónea. Esas máquinas eran muy listas y no dejaban nada al azar. 

Básicamente, teníamos el tiempo de nuestra contra. Solo era cuestión de buscar la oportunidad y salir de allí pitando.

Coaccionado o no, les ayudaba. Y si era un heroe, antes que los maten que se le preste ayuda de algún tipo al enemigo.

Una vez el HK dejó el "paquete", se fue en dirección Norte. Mientras lo hacía, los T-600 movían al científico para que acercara una tarjeta a la celda, la cual comenzaron a sacar a la gente. Las patrullas que antes visteis dejaron de hacerlo, para centrarse en que ninguna persona decidiera huir. 

No tardaron más de 10 minutos en meter a todos en el ascensor para luego descender. Una vez hecho, las patrullas volvieron a su anterior tarea.

La situación estaba en un punto de inflexión: volver e informar a la Comandante... o entrar y averiguar qué tipo de instalación era, para dar un informe más completo.

Estaba clara una cosa. Allí había más que un simple centro de detención. Había un científico, y como tal, un centro, o de producción de algo o de investigación, cosa que, si conseguían destruir, evitarían la evolución de las máquinas en el segundo caso, o que dejasen de obtener suministros y refuerzos en el segundo. Allá como fuere, esto era digno de ser investigado, y a ser posible "Neutralizado".

Tenían ante sus manos la posibilidad de una muerte segura, y de conseguir ser heroes.

Su misión estaba cumplida, solo había que regresar, y su mentalidad militar le obligaba a cumplir la misión totalmente....pero también notaba que algo faltaba. Su espíritu de servicio y sacrificio le obligaba a tirar más adentro, a asumir más riesgos, y a obtener un fin mayor. La pena es que munición no cargaban como para poder montar una batalla. Solo una escaramuza con niveles de tiroteo.

Les advirtió: - Tenemos poco tiempo, suministros y munición. Entramos, inspeccionamos, si podemos dejar una bomba o algo, marchamos... y ojalá podamos neutralizar o rescatar al científico. Ya estaba la decisión tomada. Seguirían. - Escatimen munición, racionen agua y comida, y sean tan sigilosos como una sombra.

Pensaba para si: - Malditas máquinas. ¿Dónde estará el Primer Principio de Asimov?

Tras la partida de la aeronave y el ascensor "fagocitando" a los humanos prisioneros con los T-600, la quietud regresó al bunker. Los soldados de Techcom se reorganizaron recibiendo las nuevas órdenes de Ikegar. Liam no pudo reprimir la angustia que le producía acceder al interior de aquellas instalaciones, era como entrar en la boca del lobo. Maldita sea, hemos cumplido la misión, que vengan otros mejor armados a acabar con todo... -  Pensó frustrado. Sin embargo, a pesar del miedo, no cuestionó las órdenes. Al tiempo que se movió de su improvisado refugio, apartado con su bota una extremidad de algún desdichado, propuso a su líder. 

- Cabo, por si las cosas se complicaran ahí abajo, sería importante disponer de un medio rápido de huída... Bueno... si es que podemos huir -

- Que se encargue el de los mecheros.- Dije por lo bajo refiriéndome al tío de los explosivos.

Tanto si necesitábamos una salida, como si queríamos dejarle un regalito de Navidad a esos T-600, una bomba bien puesta sería una buena distracción a la par que unos fuegos artificiales cojonudos.

Por otro lado, tanto la comida como la bebida, después de lo que habíamos encontrado allí, se me había revuelto el estómago tanto que no me entrababan ni unos Nachos. Y unos buenos Nachos son unos buenos nachos...

- ¿Jefa?- Pregunté inquisitivamente.- Te sigo.

Con un poco de suerte quizá encontrase algún mecanismo o protocolo de seguridad para abrir las jaulas de forma remota. También sería una buena distracción, aunque sería cubrir nuestra huida con la sangre del resto.

Ahora estaban hablando su idioma. Desconocía el destino de esos pobres desgraciados. No se hacía fantasías ni esperanzas, el cruel mundo en el que vivían ahora le habían arrebatado todas. No lograrían sacar con vida a esa gente de allí. No tenían recursos, medios. Aunque pudieran sacarlos por la puerta sin ningún problema. ¿Qué iban a darles de comer o de beber? ¿Dónde les llevarían? Eran hombres muertos, sin ninguna oportunidad de salvación. Así era el mundo de hoy día.

Pero eso no significaba que no pudieran echar abajo todo aquello. Ikegar había decidido seguir adelante. Bien por allí.

—Antón puede colocar sus cargas mientras bajamos, él sabrá que sitio es mejor.

Se colocó el primero, tenía ganas de husmear un poco. Sería una sombra. Y claro que guardaría sus raciones, tenía el estómago revuelto como si alguien hubiera enganchado una batidora a sus intestinos. Mantendría el perfil bajo, el arma amartilla y lista. Otro paseo más hasta las profundidades.

—Podemos dejar una cuerda en el hueco del ascensor. Si nos descubren, seguramente lo bloqueen, pero podremos subir trepando.

Os escabullis entre las patrullas para entrar al recinto. Como era de esperar, el ascensor no estaba ahí, pero las habilidades de Alexandra hicieron que subiera sin dar la alarma. La bajada al piso de abajo fue rápida, pero al llegar abajo, algunos gritos os taladraron los oídos. El binocular que os entregaron os daba una ligera visión, ya que estaba todo tan oscuro, pero solo había dos enemigos: los T-600. Estaban al final del todo con el científico, pero... dónde estaban las personas que habían metido?

Antes de pillar el ascensor y bajar les advirtió: - Olvidad de rescatar esa gente. Los corderos han sido sacrificados ya, y lo que tenemos es que quemarle el culo al matarife. No quería, pero ... habría que ver. Si conseguían quitar del medio al científico o incluso rescatarlo, podríamos averiguar más cosas, o si no, evitar que lo siguieran usando para lo que lo hubieran puesto a hacer.

Miró al "Doc". - Claro "bro", espera que subimos a mi moto y nos piramos. Pensaba para si, sabiendo que escapar de esta era ya demasiado, en el momento que cruzaron la primera puerta que hakeó Alexa. Asintió dándole la razón, pero sin darle dato alguno. - Si dispusiera de esa respuesta te la daba ahora mismo "Doc".

Se tiró al suelo, a ver a los enemigos y no pudo más que ordenar: - Avanzad por los laterales y cubríos. Si nos descubren, fuego. - A ver si tenemos suerte y podemos rescatar a "Bacterio". Pero algo le decía que no podrían y que habría que sacrificarlo. Ya tumbada en el suelo se apartó, cuando ya los demás empezaron a subir para que algún metal, pared, hierro o lo que fuera le hiciera parte de escondite, parte de cobertura.

- ¿Apunto a los T's o al tipo .....? Dudaba para sus adentros, pero su instinto y adiestramiento le dio la respuesta: - A los T's primero, y si no hay tu tía, ya veremos.

Descender en aquel elevador era como bajar al mismo infierno, solo que los demonios eran de metal. Una vez abajo, La cabo cumplió con su cometido y dió nuevas órdenes. El médico pudo apreciar cierta ironía en sus ojos respecto al comentario de un medio de huída rápida. Fue consciente de su falta de experiencia en el exterior, pero nunca había que rechazar una idea. Nunca se sabía qué podría haber a la vuelta de la esquina.

Como respuesta a la presencia de los dos T-600 al fondo, Liam hincó una rodilla en el suelo y apunto a uno de los dos terminators con su M16 mientras el resto de la unidad tomaba sus posiciones. Fue en ese momento cuando se dió cuenta de que sabía mucho de anatomía humana, pero no esas cosas. ¿Tenían un punto débil en aquel blindaje?

Con una mano, hizo un gesto en silencio al resto para que saliera del elevador antes de ser detectados, o al menos, esa fue su intención.