Partida Rol por web

Cuando Keldorn se va me busco una banqueta y comienzo a estudiar los papeles. Parece que el proceso de forja es bastante más complicado que realizar arreglos. En principio hay tres pasos que pueden dividirse en bastantes más: el fundido del metal para quitarle impurezas y dejar solo acero, el vertido del metal dejando en el molde solo la cantidad necesaria para que no sea ni mi pesado ni muy ligero y finalmente el moldeado a base de martillazos. En las notas aparecen bastantes pasos más, pero parece que esos serian los principales.

Una vez estudiado el proceso enciendo el fuego y busco los recipientes necesarios para fundir el metal, trabajo durante horas, pero no tengo ni idea de en que momento las impurezas se van o sio hay que realizar alguna acción más asi que vierto el metal sobre el molde consiguiendo, creo yo, un acabado bastante bueno entre resistencia y ligereza. Finalmente saco la hoja del molde con la ayuda de las tenazas y comienzo a martillear. El acabado que realizo a martillo no es que sea ni bueno ni malo, es ligeramente desastroso, pero parece que la espada podria servir. Una vez acabado todo el proceso dejo la oja enfriar en un cubo con agua y preparo los materiales para la fabricación del pomo y la guarda

El resultado final está a años luz de catalogarse como la mejor espada que has podido ver en tu vida. La hoja te ha quedado tosca, doblada y no está precisamente equilibrada. Keldorn examina la pieza algo decepcionado, aunque más consigo mismo que contigo.

- Bueno, tampoco podría exigirte mucho más. Para tratarse de la primera vez que forjas un arma de principio a fin, has conseguido desenvolverte bien - Keldorn deja la espada en el banco de trabajo y te sonríe tímidamente - Poco a poco irás mejorando. Ahora vamos a cenar algo, estarás hambriento.

Al dejar la herrería atrás y entrar en el salón, el olor de la comida no es precisamente muy embriagador, tan solo una fuente de frutos del bosque y unas piezas de carne reseca adornan la mesa.
- Nos estamos quedando sin víveres - dice Marian al observar la expresión de asombro de su hermano - Normalmente Lilly se encargan de ir a por suministros a la aldea cercana. Pero lleva ya unos días fuera. Me resulta extraño que no haya vuelto todavía. Esa chica gato seguro que también anda metida en algún lío.

- Si así fuera nos habría enviado alguna señal, como hizo Nathyra ayer - responde Keldorn a su hermana - Si te parece bien, el chaval y yo iremos mañana a por víveres. ¿Qué me dices Gerinn? - te pregunta directamente el líder - Así rompemos un poco la rutina de tanto entrenamiento.

Nervioso ante la perspective de salir me cuesta un poco articular palabra pero finalmente asiento firmemente -Claro, lo que tu digas jefe- Contesto mientras mi cerebro comienza a trabajar a mil y le da vueltas a la posibilidad de que si salgo alguien pueda reconocerme -Es imposible. Estoy demasiado lejos de casa- Pienso mientras intento tranquilizarme

La noche pasa lenta y las pesadillas vuelven a perturbar tu descanso. De forma inconsciente rememoras otra vez el fatídico momento en que acabaste con la vida de tu padre con tus propias manos. El sueño parece casi real, notas la descarga de adrenalina recorriendo todo tu cuerpo y el calor sofocante del fuego que quemó hasta los cimientos tu hogar te golpea en la cara. Gerinn... Gerinn... escuchas la voz de tu padre que te llama desde el interior de la casa en llamas. Un sudor frío recorre tu espina dorsal y finalmente un grito de agonía te hace estremecerte.

De un sobresalto te despiertas. Ya es de día. Enseguida caes en la cuenta de que el calor que sofocaba tu cara era la luz del sol entrando por la ventana, en cuanto a la voz que te llamaba... miras a tu alrededor y descubres que Keldorn está en la puerta de la herrería. Te observa extrañado. ¿Estás bien, chico? - te pregunta algo preocupado. Mientras espera tu respuesta se adentra en la herrería y deja a los pies de tu improvisado catre una pesada cota de mallas, un escudo de metal y un hacha de mano que no está muy afilada aunque parece que corta bien - Esto es todo lo que he podido encontrar. Espero que te sirva. El escudo prácticamente sabes cómo usarlo y no creo que tengas problemas manejando un hacha. Cuando estés listo partiremos hacia villa Fluvial, es la población más cercana y donde solemos abastecernos.

-S-si, estoy bien. Una pesadilla nada más- Respondo mientras me quito el sudor de la frente y voy a meter la cabeza en agua para despertarme del todo. Recojo el equipo que me ha dejado y comienzo a colocarmelo como puedo ya que es la primera vez que me coloco una armadura. Cuando finalmente tengo la cota de mallas bien equipada me coloco un cinturon por encima y coloco el hacha, el escudo me lo cuelgo a la espalda y me muevo un poco para ver que no me moleste todo el equipo. Una vez agusto miro a Keldorn y señalo con la cabeza hacia la salida -Ya estoy listo. Cuando quieras nos vamos

Cuando estás preparado y después de despediros de Marian, ponéis rumbo al este, tomando un camino semi asfaltado que conecta la pequeña aldea de Villa Fluvial con la carretera principal del reino de Fígaro. El viaje comienza monótono aunque agradable debido a la buena temperatura. Camináis durante dos horas hasta que empezáis a ver la villa a lo lejos.

- Dime, chaval - dice Keldorn rompiendo el silencio que había entre vosotros - Ya llevas un tiempo con nosotros pero todavía no conocemos nada acerca de ti. ¿Tienes familia, amigos? ¿Qué hacías tu solo en el bosque la noche que te encontramos? Desde que conociste al jefe de los mercenarios siempre lo habías visto distante, aunque cada vez parece más cercano y esta es la primera vez que demuestra un interés real por ti.

-Si tengo familia- Conteste intentando recordar lo que les habia contado la primera vez que nos encontramos -Pero querian que fuese granjero, no estaba interesado asi que me meti en algunos lios junto a mi unico amigo. La cosa acabo mal para los dos, pero nos soltaron. Él tuvo que pedirle un favor a su padre para que nos soltaran, cosa que no le gusto nada- Mientras lo cuento me viene a la mente la noche en que nos escapamos -Odiaba a su padre, sabes. Me culpo por ello y ya no somos amigos. No queria volver a casa, asi que me largué. Estaba buscando algún lugar donde unirme a alguna compañia de mercenarios cuando me encontrasteis. Creia que era bueno luchando

Keldorn te escucha atentamente y asiente con la cabeza - Entiendo que quisieras escaparte de casa, pero ¿no crees que tus padres estarán preocupados por ti? No voy a juzgarte ni nada por el estilo, todos tenemos nuestro pasado más o menos turbio, todos hemos huido en algún momento de nuestra vida. Y he de decir que nos viene muy bien tener un herrero en nuestra compañía... pero quizá deberías hacer las paces contigo mismo cuando tengas la ocasión. Estoy seguro que ese amigo tuyo, en el fondo le gustaría volver a verte. Y a tu familia también le gustaría saber que estás bien - el tono que emplea Keldorn se acerca más al de un padre sentimental que al del hombre rudo que dirige a un grupo de mercenarios.

En cuestión de media hora más por fin llegáis a la entrada de la aldea. Aunque Villa Fluvial no es muy grande, tiene varios puestos de frutas, verduras y carnes ahumadas y pescado fresco recién sacado del río que bordea la villa. Keldorn saca un trozo de pergamino desgastado donde hay apuntadas varias cosas - Coge esto y ve a la posada - te dice señalando un edificio a lo lejos - Habla con la posadera, Martha, y dile que vas de mi parte y que te ponga las cosas de la lista. Yo me encargaré de comprar los alimentos.

-De acuerdo- Le respondo a Keldron mientras cojo la lista de sus manos y me muevo en dirección al edificio que me ha señalado. Mientras me desplazo estoy atento a las reacciones de la gente por si alguien me reconoce, estoy con los nervios a flor de piel puesto que no se como se quedo la situación con lo que ocurrio en mi pueblo y si la noticia se habia extendido. Al llegar a la puerta de la posada respiro algo más aliviado puesto que parece que no he levantado ninguna sospecha aunque no pueda saberlo.

Una vez dentro busco por todo el local con la vista a la que tenga pinta de ser la dueña hasta que finalmente me doy por vencido y agarro a la primera persona que se me cruza -Perdona ¿Sabes donde esta la posadera?

Mientras te acercas a la posada, ves como algunas personas te miran con curiosidad. Tal vez sea por ser la primera vez que visitas esa pequeña villa y ya se sabe lo que ocurre con las gentes de pueblos pequeños... todos se conocen entre si.

Una vez llegas a la posada, en el letrero que cuelga en la puerta se puede leer "El Portal de los Bostezos". Aunque no es muy grande resulta bastante acogedora. La luz del día se cuela por los ventanales, dejando una estampa cálida y bastante hogareña. Hay un par de personas, dos hombres casi ancianos, que están sentados en la barra bebiendo orujo de miel y despotricando de sus respectivas esposas.

En el momento en el que agarras a uno de los hombres y le preguntas por la posadera, antes de que pueda abrir su boca mellada, una mujer rolliza, con anteojos, mandil y el pelo blanco recogido en un moño, sale de la trastienda situada detrás de la barra.

- Bienvenido al Portal de los Bostezos, joven señor. Me llamo Martha y soy la dueña de la posada - dice la mujer con un tono simpático y muy agradable - ¿Qué puedo hacer por ti?

-Hola buenas, yo soy Gerinn- Digo una vez que se ha presentado y mientras rebusco en los bolsillos donde he podido dejar la lista que me ha dado Keldron hace solo unos momentos -Soy un poco desastre- Pienso justo antes de encontrarla -Vengo a por las cosas que hay en esta lista. Me envia Keldron

La mujer coge la lista amablemente y tras echarle un vistazo te sonríe - ¡Oh! Por fin venís a recoger el pedido. Vuestra compañera Nathyra vino hace cosa de una semana y dejó este encargo pagado. Espera un momento, enseguida te traigo la que necesitas - Martha se mete en la trastienda nuevamente y al cabo de un par de minutos sale con una caja llena de botellas de vino. La mujer deja la caja a tus pies - Pesa bastante pero veo que tienes unos brazos bien fornidos. No te costará mucho transportar esto hasta vuestra base - La posadera se echa la mano por detrás del mandil y saca una pequeña bolsa de cuero con el símbolo bordado de un sol surgiendo por el horizonte. Martha abre la bolsa y retira unas cuantas monedas - Asunto arreglado. Al final había más cosas en la lista de lo que en un principio me había dicho la chica elfa - te da la bolsa - Siempre es un placer hacer negocios con los Guerreros del Amanecer.

-Pues no es que haya sido un trabajo muy dificil- Pienso mientras me cargo la caja al hombro -Bueno, pues gracias. Si queda algun asunto por resolver ya se encargará Keldron. Por cierto...¿No sabras adonde se dirigia Nathyra?- Digo antes de salir de la posada en busca de Keldron

- Estuvo echando una ojeada al tablón de anuncios. La anciana señora Fhara necesitaba ayuda con un asunto, un collar que le habían robado por la noche unos ladrones. Lo curioso es que decidió compartir la misión con otra chica joven, era rubia y nunca la había visto antes por aquí - La posadera se encoje de hombros - Poco más puedo contarte. 

Cuando sales de la posada, ves a Keldorn en la lejanía. Está hablando con un hombre en una cuadra y porta un par de cajas que, al igual que la tuya, parecen pesadas.

- ¡Chico! - te llama el jefe de los mercenarios desde la lejanía y se acerca corriendo hasta ti. Observa la caja de suministros y te da una palmada en el hombro -  Ya casi estamos listos. Solo nos falta una cosa, un carro para transportar todo esto. He intentado hablar con el vigilante de la cuadra para que nos preste una mula y un carro, pero el alquiler es de 75 monedas de oro y eso excede nuestro presupuesto. Tan solo contamos con 50. ¿Eres buen negociador?

-¿Buen negociador? ¿Yo? No podrias encontrar a peor persona. Si quieres puedo amenazarle para que nos baje el precio porque otra cosa no se hacer- Digo encogiendome de hombros mientras dejo la caja en el suelo -Por cierto, me he enterado de hacia donde iba Nathyra, me lo ha dicho la posadera. Tenia un asunto que resolver de un robo de un collar, algo del tablon de anuncios. Lo unico raro de todo eso, segun la posadera, es que compartia la misión con una joven rubia que nunca habia visto

- ¿Amenazar, dices? Mejor no. No nos conviene enemistarnos con la gente de la villa - Keldorn vuelve a recoger las cajas y se las echa al hombro - Esta bien, Gerinn, aquí ya hemos terminado. Será mejor que volvamos al campamento. Nos espera un largo camino de vuelta si vamos a transportar toda esta carga al peso. Después de esto, el hombre echa a andar y te pide que le sigas. En cuestión de minutos abandonáis Villa Fluvial y volvéis a estar de vuelta en el camino. Os quedan por delante dos horas de viaje hasta el campamento.

- Dices que han visto a Nathyra compartiendo una misión con una chica joven? - pregunta Keldorn bastante extrañado. Tras una pequeña reflexión, el hombre empieza a reír - Compadezco a esa chica. Espero que sea lo suficientemente lista para no dejarse engañar por nuestra amiga elfa o acabará por no ver ni una sola moneda de cobre por la recompensa y aun encima creyendo que ha contraído una deuda con Nathyra. Esa elfa es muy astuta.

-Lo decia en broma hombre- Digo mientras cargo la caja al hombro y comienzo a seguir a Keldron. Cuando ya hemos salido de la villa y vamos en dirección a la base Keldron me tranquiliza sobre Nathyra -Si tu dices que todo esta bien, entonces no hay problema

El transporte de las cajas te resulta más complicado de lo que parecía al principio. En un varias ocasiones se te resbala la caja, una de ellas llega a caerse al suelo y oyes cómo algo cristalino se hace añicos en el interior, desparramando un líquido con el inconfundible color y aroma del vino. Debes parar cada dos por tres para coger aliento y sacar fuerzas de flaqueza para continuar, lo que conlleva un retraso considerable.

Cuando os queda media hora para llegar, no puedes más y tus fuerzas te abandonan, dando como resultado una caída de bruces contra el suelo. El impacto te produce una herida bastante fea en el labio y la caja termina por romperse entera, sin que se pueda salvar ninguna de las botellas de vino y aguamiel que había en su interior. 

Keldorn, bastante disgustado, consigue que recuperes el sentido a base de guantazos - ¡Vuelve en ti, chico! Ya nos queda poco para llegar - el jefe mercenario no te reprocha nada pero su fría mirada es más que suficiente para averiguar sus verdaderos sentimientos. Durante el resto del trayecto no dice nada y tras media hora de camino, con el sol poniéndose por el oeste, divisáis la silueta de vuestro refugio... y una columna de humo que surge de él.

-No se lo que me ha ocurrido- Digo mientras me pongo otra vez en marcha tras los guantazos. La marcha comienza a hacerse larga puesto que noto el desprecio de Keldron, pero entonces aparece el humo a lo lejos -¿Eso es...La base?- Le pregunto a Keldron mientras la sorpresa se refleja en mi cara

- Por todos los dioses... - Keldorn se queda pálido cuando también se percata del humo y en un acto reflejo, arroja las cajas al suelo y sale corriendo hacia la base - Mariaaaan! - grita el nombre de su hermana mientras atraviesa el muro que rodea la finca y lo pierdes de vista...