Partida Rol por web

Gloria se vuelve al oír a Arbahin. Por un instante, está tentada de decirle que sí. Puede haber peligros en la noche, y sabe que encontrará a pocos guardianes tan feroces y leales como el licántropo. Pero...

Te lo agradezco, mi buen Arbahin. No se me ocurre a nadie a quien me gustaría más tener a mi lado en una noche que puede ser peligrosa. Pero hay algo que debo hacer. Algo que necesito saber, acerca de... él. Y creo que soy la única que puede hacer que se abra lo bastante para que me lo cuente. No temas por mí. Kromwill está distinto, pero se que me protegerá si hay peligro. En eso confío de forma absoluta en él. Si te necesitamos, te haré una señal. Puedo generar una columna de luz fuerte. Mi magia ofensiva es muy... inepta, pero crear luz es fácil, debería poder hacerlo. Si la ves, sabrás que estamos en peligro.

Sin decir más, Gloria sonríe para infundirle confianza a Arbahin y sigue su descenso, caminando silenciosamente en dirección a donde siente llegar el aura del guerrero.

Arbahin asintió lentamente, volviendose otra vez hacia la lejania, como pensativo. No dudaba de las capacidades de lucha de Kromwill, pero a veces uno solo poco podia hacer contra muchos. Tenia en su instinto la caceria en manada y sabia que a veces unos pocos mas debiles podian facilmente acabar con uno mas fuerte.

Gruntah había caminado demasiado y había realizado grandes esfuerzos mentales, y no era capaz de negarse al confortable calor y el mullido lecho que le recibía con los brazos abiertos dispuesto a brindarle un cómodo descanso. Ajeno a todo lo que pasaba a su alrededor, el draconiano pronto empezó a dormitar acompañando su respiración con un estremecedor siseo.

Los pequeños arbustos dan paso a matos más altos, aunque no te cuesta demasiado encontrar un pequeño camino que debe de utilizar la familia nomari cuando se internan en la espesura para lo que sea, como recoger bayas por poner un ejemplo. A partir de ahí, el camino se resuelve bastante más sencillo, y tienes espacio hasta para moverte cómodamente con la vaina al costado sin que choque con nada. Tus pasos te llevan no mucho más allá, mientras el bosque se espesa poco a poco a tu alrededor... y entonces llegas a un pequeño claro, sin notar que necesitas avanzar más. Es más, no necesitas hacer caso a otra cosa que tu instinto guerrero para tener claro que observándote, en algún lugar del claro hay una presencia oculta. Alguien, o algo, que espera que hagas un primer movimiento antes de mostrarse.

Gloria desciende los escalones que separan la azotea del piso mediano con pasos seguros y rápidos, tratando de seguir a Kromwill mientras éste se interna, tal y como puede ver Arbahin, a pasos rápidos en el bosque. Una vez abajo, tiene que recorrer todo la planta para llegar a las escaleras del otro lado, pero cuando está llegando a la altura de las camas, la presencia de una figura frente al fuego del horno, y algo más... pero en cuanto la pequeña figura se da cuenta de la presencia de la sacerdotisa, el revuelo que monta es bastante sonoro.

Rauda es tu mente al reconocer el aura de Árdigant en la pequeña figura que se pone a refunfuñar, pero lo que no has podido evitar también notar es que no estaba solo murmurándole al fuego, sino que había algo en él respondiendo a la conversación. Sin embargo, al volverse, el hilo de lo que fuese que mantenía conectada a la otra persona se ha roto, y el vínculo se desvanece a pasos agigantados.

En el primer piso resuena una voz, potenciada por el tamaño de la sala, mientras despotrica al aparecérsele Gloria al lado.

-¡Aaaaak! ¡¡Aaak!! ¿¡Qué haces aquí, maldición!? -Se gira a mirar el horno un instante, y luego bufa enseñando los dientes. -Agh, qué importa. Ya no importa, me voy a la cama. No quiero saber nada. -El vradeno rápidamente se pone en pie y se va a su cama, ignorando por completo a Gloria y los demás. Sin embargo, lo que queda claro es que ésta ha perdido el rastro, y a lo sumo lo que podría hacer es tratar de seguirlo buscando por dónde se fue Kromwill.

El guerrero avanzó, con la determinación reflejada en sus ojos, y su diestra apoyada en el pomo de su espada, aflojada en su funda. Miró alrededor, sabía que era allí, pero no veía a nadie. Dio unos pocos pasos adelante, y esperó un minuto. Cuando vio que no pasaba nada, dijo:

-Basta de juegos. Me habéis llamado, y he venido. ¿Quienes sois, y qué queréis?

"Y como seáis responsables en algún modo de lo de mi brazo, lo vais a pagar muy caro..." pensó el guerrero, mientras esperaba una respuesta de quienes fuera que lo hubieran llamado. La verdad es que, si tenían arcos o algo similar, era un objetivo demasiado fácil. Solo en aquel claro, y la única protección que vestía era la que cubría su brazo maldito, con aquellas runas intentando contener el poder de aquella extremidad, y sobre todo su maldad. 

Gloria se encoge ante el brusco recibimiento de Ardigant, preparada para responder rápidamente si intenta algo. Su magia no es gran cosa cuando se trata de atacar, pero si se trata de ganar tiempo... un destello muy fuerte cerca de los ojos podría cegarle, y en cuanto subiese las escalera y estuviese cerca de Arbahin de nuevo, no habría nada que temer...

Parece que no va a ser necesario, no obstante. Pese al alboroto que ha montado, Ardigant se limita a irse a su habitación sin más. La sacerdotisa frunce el ceño. Puede que él no quiera saber nada, pero ella si que tiene en interés en saber con quién hablaba a través del fuego... y por qué tenía que hacerlo en secreto. Por un instante, se plantea llamar al licántropo y obligar le a que se explique, pero de repente recuerda por qué está aquí en primer lugar. Kromwill.

Con todo este jaleo, le ha perdido el rastro. Gloria sale rápidamente de la posada y, adoptando la posición de rezo, intenta serenar su mente y vaciar sus sentidos, eliminar toda distracción externa y ver si, sola en el silencio de su propia mente, consigue encontrar de nuevo el aura del guerrero...

Movida por la preocupación, Gloria trata de serenarse y tratar de captar el aura especial de Kromwill. Sin embargo, ese miedo unido a todo el entorno causado por los el bosque y los animales que lo pueblan le impide percibir nada más allá, al menos desde su posición actual.

Algo más arriba, Arbahin ha visto sin demasiados problemas cómo el guerrero se internaba en el bosque, mientras que el nomari que lo acompaña, viendo su interés y el comportamiento extraño de vuestro compañero, le comenta que en esa dirección hay un viejo camino que suelen usar para adentrarse en el bosque a por bayas, así como el punto exacto por el que entrar a él sin tener que recorrer un cacho de bosque como ha hecho Kromwill. Sin embargo, lo que definitivamente llama la atención al licántropo es que, en un cambio de viento repentino, el aire que viene de la posición por la que se ha ido el humano tiene el característico olor de la sangre... y no de una simple presa, como podría tratarse de una noche cualquiera en el bosque, sino el rastro de la muerte de varios individuos.

Escamas. Justo en el momento de verla aparecer, reconoces el claro sonido que escuchaste hace ya varios días, al poco de encontrarte con Elius. Y es que en aquel entonces no pudiste imaginarlo, pero al verla aparecer moviéndose sinuosamente sobre ramas y hojas, te das cuenta sin lugar a dudas de que sí que son escamas lo que suena, al desmigajar todo lo que se abre a su paso, pues tu benefactora es una nuwa, tal y como su cola serpentina te deja percibir. Cuando llega a tres metros de ti, empieza a dar un rodeo a tu alrededor, mirándote fijamente antes de detenerse tras haber dado una vuelta entera. Aunque son varios los metros que alcanza desde la cabeza hasta la punta de la cola, llega a alzarse a un poco menos de tu altura, lo cual deja bastante cola escamosa por el suelo.

-Oh, mi buen Kromwill. Vamoss, vamoss, no muestres esa expresión tan sseria, querido. -Su voz es sibilina, probablemente potenciada esa característica por la lengua bífida que has podido ver cuando ha seseado un par de veces. -Preguntass y te responderemoss. -Se vuelve un poco para mirar hacia el costado, aunque le sea imposible ver nada realmente con la capucha. -Podeisssalir, no seaiss tímidos ahora.

En ese momento, cuatro figuras más aparecen entre los arbustos, alguno solo asomándose de costado, otro descolgado de una rama. Sin embargo, al que más te choca ver entre ellos es a Arbahin. O al menos, esa es la primera impresión que te da al ver al ser cubierto de pelos de arriba abajo, con un tamaño tan grande como tu compañero o quizá mayor, y las mismas garras y dentadura. Sin embargo, hay algo en su mirada que te hace ver cuán claro ha sido tu error, y la sensación solo se incrementa más cuando te das cuenta de que está cubierto casi por entero de salpicaduras de sangre. Viendo que lo miras fijamente, la nuwa vuelve a hablar.

-Ssu nombre ess Dominic, y lamento decirte que no ess la respuesta al enigma que tanto le preocupa a tu amigo. Kroff ess el nombre al que responde nuestro albino acompañante. -Dice señalando a la figura que cuelga del árbol, que podría pasar por un humano si no fuese por su blanco color de piel, las extrañas marcas moradas que lleva encima... y las dos grandes alas negras que salen de su espalda, acabadas en garras con las que se sujeta a la rama en la que se sostiene. -Aquel cornudo -dice señalando a un tercero, con dos grandes cuernos poblando su frente, del que te llaman la atención sus ojos ambarinos y la curiosa formación cristalina que tiene en vez de cuero capilar, del mismo color-, ess Bo. Y esse que no se quiere girar del todo ess Jerimavor. -Señala al último de las figuras que han aparecido, cuyo lado izquierdo de la cara te mira un instante antes de girarse y revelar que el derecho está plagado de lo que parece carne chambuscada, escamas o algo similar... y que en buena medida te recuerda a la piel de tu propio brazo abominable. -Y por ssupuesto, la pequeña a la que no vess porque es una cabezota es Halgaria, pero me ssorprendería que ni aun así sse mostrase. -La nuwa hace entonces un par de cruces de manos frente a ella, e inclina el torso en una inclinación. -Y por último, mi nombre ess Elissandra. Nos has preguntado quiéness somos y qué queremos. Bien, ya he resspondido a la primera pregunta, y la ssegunda será máss corta. Queremoss que vengas con nosotross. Pero no lo haráss, no abandonaráss a tus amigoss, así que te traemoss un regalo. -Alza el brazo con el codo doblado y hace el gesto de adelante, que el gigantón que responde al nombre de Dominic responde agachándose y agarrando algo, que luego arroja al claro donde puedes verlo claramente. Cayendo a un lado de Elisandra, destrozados, tienes a dos guerreros ataviados exactamente igual que aquellos que os atacaron en el camino. El tufo de sangre que se estaba abriendo paso lentamente, ahora se deja sentir con mucha mayor intensidad. -Ssolo traemos doss, pero la unidad sse componía de variass docenass. Y os esstaban esperando para atacar essta noche. Conssideralo un agradecimiento por salvarnoss de la diablessa... y no encontrar ssu cámara privada y hacernoss lo missmo que al resto de sus abominacioness. -Su mueca se torna una cínica sonrisa a la vez que recula un poco el torso, alzándose unos cuantos centímetros más. Y lo cierto es que tiene razón, pues al fin y al cabo sí que acabaste con toda criatura monstruosa que encontraste antes de atrapar a la bruja.  -¿Algo máss que quierass preguntar, querido?

El guerrero observó como todos aquellos seres emergían de la espesura. Verdaderamente, le superaban en número... Y era bastante probable que también en habilidad y fuerza. Pero, aunque sentía cierto nerviosismo, su carácter de guerrero no lo dejó traslucir. Cuando aquellos dos cadáveres fueron depositados cerca de él, Kromwill pudo comprobar que llevaban restos de aquellas extrañas armaduras. Éso, y que parecía que habían sido absolutamente masacrados.

-Gracias-musitó el humano, aunque lo que verdaderamente pensaba, es que aquello no podía ser bueno de ninguna manera. Un extraño gesto, entre la ira, el horror y los remordimientos, apareció en su rostro cuando por fin revelaron de donde venían. 

-Si hice lo que hice fue por el bien de los inocentes aldeanos... Estaban más allá de toda salvación, no conservaban ningún rastro de cordura, sólo ira irracional y homicida. Fue un acto piadoso, y lamento verdaderamente todo lo que ocurrió aquel día. Salvo haber detenido a aquella asquerosa bruja. Odio lo que me vi obligado a hacer, y odio más aún lo que me ocurrió. ¿Por qué debería ir con vosotros?

Casi bajó con rapidez cuando el hombre rata empezo a gritar, pero se contuvo al darse cuenta que no era una amenaza real. En la mañana se encargaria de hablar con él.

Levantó le labio, mostrando una mueca amenazante, no le gustaba para nada esa sensacion. De un salto se arrojó al vacio, cayendo en la hierba y rodando un poco para atenuar la caida. Hizo un poco de ruido, pero mucho menos de lo que cualquier otro haria. Luego fue directamente hacia Gloria.

-Te acompañaré- dijo simplemente-. Hay sangre en el aire.

No tenia intenciones de escuchar lo que sea que Gloria queria hablar con Kromwill, pero tampoco la dejaria marchar sola. Podia ser un simple depredador cazando... pero se sentia intranquilo y siempre seguia a su instinto. Por mas imposible que pareciera, nunca fallaba.

Con dos poderosos serpenteos, la nuwa recorre la distancia que os separa en un instante y se queda plantada observándote a menos de lo que ocupa el puño de tu espada. Y entonces la mujer sonríe, enseñando unos dientes afilados que antes no había mostrado, y vuelve a retirarse un poco.

-Oh, querido, no noss malinterpretess. Inclusso sin todass las pocioness que Ella less daba, la mayoría ssimplemente habían perdido el juicio, aunque ssi que había casoss donde ssimplemente no los quería importunándola y loss drogaba. Solo a nossotross noss dejaba algo de libertad, como "obrass maesstras". ¿Por qué deberíass venir con nosotross? -Suelta una risotada, que solo Dominic medio acompaña, así como una risita oculta entre los árboles cuyo origen no puedes ver. -Querido, tú hubiesesssido una de suss obrass maestrass. Tú ERESs uno de nossotros.

Al parecer, Gloria ha perdido el rastro de Kromwill. Sin embargo, tú no te sigues por rastros espirituales sino físicos, y el olor del guerrero es todavía claro por haber pasado por aquí hace un tiempo escaso. Y no es probable que te costase demasiado seguirlo incluso entre los árboles, puesto que no parecía dedicado a hacer desaparecer su rastro ni nada por el estilo. Y ni el olor de la sangre, que se notaba muchísimo más arriba que a nivel del suelo, es suficiente como para que pierdas la pista.

"Verdaderamente eres rápida, Elisandra... Pero creo que yo puedo serlo más, si haces algo que no debes..." dijo Kromwill, que seguía con la mano apoyada en el pomo de la espada. Si la nuwa hubiera intentado atacarle, se habría encontrado con un acero demasiado rápido para su gusto. Pero aquel no había sido el caso. 

"Ésto es una maniobra de intimidación... Están intentando ponerme nervioso para que ceda. Creo que aquellos con los que acabé, no eran los únicos locos de aquel castillo..."

-¿Así que por éso sanaste a mi amigo, y a mí, cuando aquellas marionetas o lo que fueran nos atacaron? ¿Para que me uniera a los tuyos? Lo siento pero no, no soy como vosotros... Y mucho menos me voy a resignar a serlo. Y tarde o temprano, encontraré mi brazo, se lo arrancaré al engendro que lo lleve puesto y volveré a la normalidad. 

-Es por alli- murmuro el licantropo sin perder de vista la espesura del bosque. Alzo un poco le morro, aspirando varias bocanadas de aire, queria localizar la fuente de esa sangre-. El olor viene de arriba...

No sabia que podria significar eso, solo que algo se ocultaba mas alla de la vista, alli donde las hojas de los arboles le protegian. No le gustaba, los ataques de arriba eran los mas dificiles de esquivar y normalmente eran mortales. Sentia que se estaba metiendo de lleno en una emboscada. Pero Kromwill caminaba hacia ella con tranquilidad, asi que se arriezgaria por él.

Condujo a Gloria lo mejor que pudo, tratando de que el espacio entre ellos y los arboles sea bastante pronunciado, de esa forma tendrian mas tiempo de reaccion.

Vamos entonces- dijo Gloria, sin poder ocultar la tensión en la voz. No se que pasa, pero tengo la impresion de que algo se trama. Ese hombre-rata, Ardigant... estaba hablandole al fuego. Y algo o alguien le estaba respondiendo desde él, usándolo como vehículo para comunicarse. Mañana tendríamos que hablar con el... si es que esta dispuesto a hacerlo. Y si no, probablemente también.

Palabras duras para la habitualmente dulce y comprensiva joven, pero los nervios claramente hacen mella en ella. Está preocupada por Kromwill. Por ese repentino hermetismo y por lo que el licántropo acaba de decirle, y por esa sensación de negrura en torno suyo. Está empezando a cansarse de tener siempre preguntas en la cabeza. Es hora de que conseguir respuestas.

Pero de momento lo fundamental es que localicemos a Kromwill. No se si está realmente en peligro, pero están pasando muchas cosas extrañas últimamente, y la voluntad de Oxidion nunca ocurre por casualidad. Demasiadas casualidades no son el curso natural de las cosas. Tenemos que encontrarle antes de que algo ocurra.

-Oh, no, querido, no malinterpretess mis palabrass. Ssalvar a tu amigo fue ssolo un gesto de buena voluntad, al fin y al cabo yo antess era una ssanadora, y que fuesse amigo tuyo ssolo mejoró la situación. No pretendemoss obligarte a que vengass con nossotros, como ninguno essta aquí en contra de ssu voluntad, aunque a alguno le dissguste. -Y mira de reojo a Kroff, que por su parte cada vez que te mira notas la rabia y las ganas de atacar, y cómo se controla para no hacerle caso a esa ansia. -Pero no ess como si... -Entonces escuchas el murmullo de las hojas justo sobre ti, mientras una se desprende y empieza a caer. -Vaya, querido, me temo que ess momento de marcharnoss, esa preciossa amiga tuya viene directa hacia aquí. Ssolo recuerda -dice mientras se acerca hacia ti serpenteando con calma-, algún día mirarás a tus compañeross y no loss reconocerás, y entonces querráss unirte a nossotros. Hassta entoncess, estaremoss vigilantes, llámanoss si noss necesitas. -Y con un rápido movimiento de la mano, agarra la armadura de tu brazo malo, y al instante empiezas a notar cómo la presión que te llevaba ejerciendo disminuye hasta casi apagarse por completo, aunque todavía está ahí, durmiente, aguardando. -Y essta ess la recompenssa por escucharnoss sin atacarnoss como a monstruoss. -Termina apartándose, y empieza a alejarse para detenerse un instante al borde de los árboles, mientras sus compañeros desaparecen en la espesura. -Hassta la próxima vez, querido. -Y se interna por completo. Escasos segundos después, Arbahin y Gloria aparecen en el claro por el camino que tú has recorrido.

El cauce está relativamente claro, y aunque al principio os veis obligados a caminar entre árboles y cruzando arbustos y matorrales, pero un poco más tarde llegais a un pequeño camino que debe de utilizar la familia nomari cuando se internan en la espesura para lo que sea, como recoger bayas por poner un ejemplo. A partir de ahí, el camino se resuelve bastante más sencillo, y encontrais que hay espacio suficiente para ir uno junto a la otra sin rozar los lindes en absoluto. El camino continúa, mientras Arbahin empieza a notar cómo aumenta el olor de la sangre, con el bosque espesándose poco a poco a vuestro alrededor... y entonces llegais a un pequeño claro, en el centro del cual encontrais a Kromwill de pie con la espada a un costado, guardada en la vaina. Y además, y más llamativo, los cadáveres mutilados de dos soldados ataviados exactamente igual que aquellos que os atacaron unas noches atrás. Y hay algo más en el ambiente... una especie de perfume claramente femenino.