Partida Rol por web

El guerrero agradeció la bebida con un gesto, sin poder evitar sentir bastante curiosidad por todos aquellos símbolos. Sin embargo, estaban allí para detener a unos bandidos, no para recibir lecciones. Así que se acomodó en su asiento, y con la taza en las manos, esperó a que todos sus compañeros hicieran lo mismo. 

Desde el momento de su aparición, había mirado con gran sorpresa a Oppa. No sólo por su imponente figura, si no por su amabilidad en contraposición con la aspereza de Erelieva. Sin embargo, esa amabilidad me dejaba un rastro imperativo en la boca, como si no obedecer sus serviciales palabras pudiera tener consecuencias no muy agradables.

Admiro el interior del habitáculo, mientras tengo especial cuidado de no pisar nada, hasta que llego al asiento contiguo al de Kromwill y me siento a su lado.  A continuación, con una educada inclinación de cabeza, agradezco la infusión a nuestro anfitrión:

- Es muy amable por tu parte, Oppa.

Mientras tanto, mis compañeros van pasando al interior de la tienda.

En cierto modo me resulta chocante la forma de ser del Aifuki, ciertamente comparte algunas semejanzas con los ventantes, pero este tipo de ceremonias de tomar un trago antes de mantener una discusión para "calmar los ánimos", es un ritual totalmente contrapuesto a las inquietudes de los de mi raza. Aun así, si algo he aprendido durante mis estudios es a anteponerme a mis instintos más básicos, de modo que simplemente me deslizo por la sala hasta llegar a una de las sillas y sentarme en ella. Después cojo la jarra y doy un pequeño sorbo.

-Gracias.

Arbahin miro al sujeto intrigado, sabia que algunas personas tenian un aroma tan...sutil, que resultaba muy dificil identificarlos o seguirlos, por lo menos para alguien como el. No era momento para pensar en esas cosas. Simplemente se sento en el suelo diciendo con voz grabe.

-No hace falta, me sentare en el suelo- tomo la bebida olisqueandola antes, el alcohol era algo que no le gustaba, podia tomar cerveza de raiz a veces, o la poderosa cerveza enana, pero apenas un poco, sus sentidos eran preciados para Arbahin. Asi que tomo hasta que juzgo que habia cumplido con el ritual.

En cuanto Gruntah hizo su entrada en la tienda, se sobresaltó levemente por la repentina aparición de Oppa, pero luego se relajó al ver la cantidad de objetos interesantes del interior. Más interesado que sus compañeros y amigos en el arte y los objetos creados con mimo y cuidado, se tomó unos segundos para recorrer con los dedos algunos de los intrincados dibujos de la madera. Incluso cuando le ofrecieron un asiento, una parte de él se dijo que no se perdonaría que su peso destrozara alguna de esas delicadas sillas, por lo que ocupó el trozo de suelo contiguo al de Arbahin asintiendo a su anfitrión.

- Una manufactura impecable, Oppa - dijo, acariciando la superficie de la mesa antes de coger la taza de infusión con cuidado - Había oído hablar de tu pueblo, pero desconocía esta costumbre vuestra... sumamente interesante.

-Tus palabras me halagan, draconiano. La madera de estas tierras es más fácil de tratar, aunque el resultado no es tan satisfactorio como el que los maestros artesanos de mi pueblo podían conseguir con la madera de un árbol espiral. -Luego hace un gesto alrededor con las manos, mientras toma asiento. -Disculpad el desorden. No es que el espacio para guardar cosas sea muy grande en una tienda, pero se hace lo que se puede. -Entonces se toma la infusión de dos tragos largos, y se recuesta en el asiento viendo cómo el resto haceis lo mismo.

-Ahora que ya hemos empezado bien, metámonos en faena. La jefa ya os ha contado sobre los ataques, y ahí fuera habeis visto al grupo que se irá conmigo en la caravana, siendo seis por carromato. -Debía tenerlo ya preparado, porque echa mano debajo de su asiento y saca un mapa parecido al que ya os han enseñado, pero vacío de señales. -Estoy seguro de que este camino -señala la ruta principal entre el pueblo y Obendar- ya lo habeis recorrido varias veces, si algo de lo que he oido sobre vuestros viajes es cierto. Saldremos de Fenwood poco después del amanecer, llevando dos caravanas reforzadas del almacén y unas cuantas monturas adicionales. Si a alguno de vosotros se le da bien, supongo que podremos conseguir una extra para él. En caso de que el camino vaya despejado, llegaremos más o menos hasta aquí -señala un punto a tres cuartas partes del destino- al caer la noche, por lo que acamparemos ahí y haremos guardias por si se les ocurre atacar por la noche. Aunque con tanta gente custodiando, no sé si se asomarán. Por la mañana continuaremos el camino y aquí -señala la intersección con el rio Zandial- es donde nos dividimos. Tendremos preparadas unas barcas para que remonteis el rio. Si al pasar la frontera no habeis sufrido ningún ataque, lo más seguro es que no seais el objetivo. En todo caso, nos mantendremos en contacto por unos ratones mensajeros que tenemos en los carruajes. ¿Algo que querais saber por ahora, algo en lo que tenga que centrarme o no haya quedado claro?

El guerrero observó el mapa, y como Oppa iba dando sus indicaciones. La verdad es que no parecía excesivamente complicado, y tampoco se le ocurría nada que preguntar al respecto, así que permaneció en silencio. Además, tampoco iba a pedir una montura... no es que se le diera demasiado mal, pero no pensaba combatir montado.

"Además, si le pasara algo al caballo, seguro que Erelieva me hacía pagarlo..."

Lanzó una rápida mirada a sus compañeros, para ver si alguno tenía algo que comentar. 

-No puedo montar- dijo simplemente el enorme licantropo. No era por su tamaño y peso, ni siquiera era por el hecho que nunca hubiera montado, sino mas bien porque cualquier animal al que se le acerque un enorme lobo saldria corriendo aterrorizados-. Me las arreglo caminado o corriendo.

Casi distraído porque manejaba en sus garras una curiosa caja igualmente labrada con los intrincados diseños, Gruntah alzó una mano apuntando que él se encontraba en las mismas condiciones que su lupino compañero.

- A no ser que dispongan de un protodraco... - dijo, bromeando.

Arbahin estaba algo pensativo, en su juventud, habia visto a verdaderos lobos salvajes, cazando, relacionandose. Tan cercanos a el y a la vez tan lejanos que dolia. Pero aprendio mucho de ellos, pues su astusia y fieresa opacaban a otros animales mas grandes y fuertes. Usaban muchas cosas a su favor, pero la principal era el trabajo en equipo.

-Se sabe si...- comenzo el licantropo sin saber como expresarse-. ¿Ellos son muy coordinados? ¿Atacan como una manada?...- miro a sus compañeros-. ¿Como un equipo? ¿Como nosotros? Tambien deberiamos saber...si son fuertes o solo rapidos. Asi sabremos como atacarlos.

Habia visto como unos lobos mataban un bisonte, muchisimo mas grande, mas fuerte, pero no mas peligroso. Si ellos podian, sus amigos y él tambien. Solo tenian que ser mas listos.

El draconiano pareció caer en la cuenta de algo, y finalmente dejó con cuidado la cajita sobre la mesa para luego chasquear la lengua.

- ¡Ah! Sí... tenía una duda... ¿sabemos si alguno de los atacantes usó magia? Es un factor a tener en cuenta... así podríamos estar preparado con algunas guardas protectoras...

Sonrío ante la aparente preocupación de Arbahin.

-Tranquilo, no sería el primer grupo de bandios experimentados y organizados con los que acabaríamos. ¿O no?.

A pesar de haber dicho eso, las precauciones que parece querer tomar Gruntah sí me parecen correctas, a fin de cuentas un mal golpe puede aguar la fiesta a cualquiera, y eso ocurre más cuando se habla de magia.

Inevitáblemente cuando Oppa nombra el río Zandial no puedo evitar recordar la vez en que regresábamos a casa en una barca cuando un grupo de piratas nos asaltaron. Decían llamarse a si mismo piratas, pero la verdad es que parecieron más unos bandidos ilusionados al escuchar historias de marineros, pues su embarcación a penas era capaz de trasportar a una decena de hombres, y no les hizo ninguna gracia cuando Gruntah hizo un agujero en el casco de este.

No me consideraba un mal montador pero tampoco era un experto a la hora de cabalgar, así que como mis amigos, iría a pie y así se lo hago saber a Oppa:

- Yo también iré a pie.

A continuación, escucho con atención las dudas que mis compañeros plantean.

Según nos habían informado el alcalde y Erelieva sobre los asaltos anteriores, parecían un grupo mínimamente organizado, por lo que éste no sería un asunto que tomar muy a la ligera. La cuestión era hasta qué punto llegaba su eficacia y cuáles eran sus puntos fuertes o en qué destacaban a la hora de atacar, información que sin duda nos serviría de gran ayuda para planificar una estrategia.

Por tanto, espero en silencio y con una expresión de curiosidad las respuestas de Oppa antes de plantear alguna duda más si la tuviera.

La figura de tez oscura va curvando ligeramente los labios mientras os escucha hablar, hasta que acaba con una amplia sonrisa en su petreo rostro.

-Me alegra ver que os preocupais por saber contra qué os vais a enfrentar. No será la primera vez que trato con algún grupo que creía poder con todo sin importarles el qué, y al final no acabaron excesivamente bien. Y por zanjar el asunto, mucho me temo que a menos que podais aguantar pasos rápidos durante bastante tiempo, os va a tocar ir subidos en la caravana por lo que estareis un tanto apretados.

Entonces Oppa se levanta de su silla y se pone a cotillear unos papeles que tiene en una de las varias mesas que tiene repartidas por la tienda, ojeando por encima información, hasta que encuentra un pergamino y vuelve a la mesa con él.

-Aquí está, reportes de los ataques. Sobre números, no puedo deciros nada exacto, aunque estad seguros de que vais a combatir en desventaja de tres o cuatro a uno en el ataque. Sobre cómo de bien pelean, por lo que puedo ver de las experiencias cambia un tanto, uno de los caravaneros consiguió sacar a toda su gente y parte del inventario porque casi se matan entre ellos, pero también hay un reporte de un muchacho que consiguió esconderse del ataque y dice que los asaltantes no necesitaron soltar una palabra para cazar a todos los demás de manera sistemática. ¿Mi teoría? Alguien ha aunado a unas pocas bandas para atacar. Y por lo que puedo leer aquí, sí, tienen un único mago. Experto en... pergaminos, sombras e ilusiones, no hay mucho más. Nada muy peligroso por sí solo, pero formaba parte del grupo más organizado, así que probablemente lo usen de forma agresiva.

Oppa tuerce el gesto al hablar de la magia, y mientras tanto extiende la mano a una bandeja y coge lo que en principio os parecían unas piedrecitas, pero que resultan ser alguna clase de chucherías por cómo se mete una en la boca y empieza a saborearla, para luego ofreceros por si quereis una.

-Un mago, ¿eh?-dijo Kromwill, rechazando la invitación de Oppa con un gesto-Gruntah, parece que al final vas a tener alguien con quien "jugar". Pero éso no es bueno, y más si dices que están así de organizados. Y más aún, ésos indeseables contarán con el factor sorpresa en la emboscada que nos tiendan. 

Echó otra ojeada al mapa, viendo más atentamente las rutas que iban a seguir.

-Oh, y por lo que veo, hay puntos en los que el terreno también va a jugar bastante a su favor.

Sonrió.

-Desde luego, va a ser... interesante. 

Arbahin asintio pensativo. Eso queria decir que varias manadas... bandas, se habian juntado, seguro que el jefe debia ser alguien o muy listo o muy fuerte. Era la unica forma de mantener un grupo tan grande. Estaban a medias, podia tocarles un grupo facil como uno muy dificil. Eso no interesaba. Hacia mucho que no luchaba en grupo, se habia desacostumbrado, ultimamente dejaba que sus instintos lo guiaran, ahora tendria que controlar esa parte de si mismo.

-El terreno sera aprovechado por ellos- murmuro al comentario de Kromwill-. Sera mejor ocultarnos, en las caravanas. Solo unos pocos de nosotros estaran a la vista- alzo los ojos-. Como cuando crees que hay un conejo en una cueva y sale un tejon. Te confias y pierdes una parte de tu cuerpo.

Acepto lo que le daba Oppa, olisqueo el objeto, para luego meterselo en la boca masticando, sus mandibulas rompieron el objeto con facilidad. Arrugo un poco el morro ante el sabor...

Con una negación de cabeza, declino cortesmente el ofrecimiento de Oppa.

Sus palabras habían hecho que frunciera un poco el ceño para concentrarme mejor. Aunque contaba con ello, me había preocupado un poco lo de la desventaja numérica. A pesar de que era capaz de defenderme, no era un gran luchador como Kromwill, ni tenía la imponente complexión de Arbahin, ni la velocidad vertiginosa de Imhol... Aquello me abrumaba en cierta medida, no por el hecho de que pudiera salir herido, sino por ser una carga para mis compañeros.

"No es el primer combate que lucho junto a ellos, ¿cómo era antes de separarnos tres años, eh?", mi propio pensamiento me tranquiliza un poco. Era verdad, no era la primera vez (ni sería la última) que teníamos que enfrentarnos a bandas de asaltantes. Saldría bien.

- Solo para asegurarme, ¿es cierto entonces que, a excepción de los que estamos en este campamento, nadie sabe que el viaje va a realizarse no? -le pregunto a Oppa.

Recordaba que el alcalde había comentado que existía la sospecha de un inflitrado, que era quien le decía a los asaltantes cuándo las caravanas viajaban.

Gruntah agradeció la información e incluso aceptó una de esas curiosas chucherías. Al contrario que sus compañeros, le podía la curiosidad y el descubrimiento de cosas nuevas, así que se puso una en la punta de la lengua y se la introdujo con rapidez. Tenía un sabor amargo, pero extremadamente intenso, como si fuera artificial. 

- Así que un mago ilusionista - dijo, chasqueando la lengua - Son cobardes y traicioneros... será mejor que vayamos preparados.

Diciendo esto, comenzó a hacer recuento de los hechizos que podría necesitar para contrarrestar las sombras y los espejismos.

Saboreando el caramelo con tranquilidad, Oppa tuerce el gesto al oir a Elius.

-No. Los mercenarios sí saben el recorrido y la separación, aunque espero que las respectivas parejas no, pero nunca se sabe a qué atenerse con ellos, aunque sean viejos conocidos. El alcalde, la jefa y sus contactos a recibir el pedido también lo saben, y por supuesto vosotros y yo. Hasta ahí la gente de "fiar". -Notais una cierta reticencia en la última palabra, pero no es para menos dado lo ocurrido. -Luego están los cargadores del pedido, que saben que hay un viaje pero no los detalles, unas pocas personas más que han colaborado en una u otra manera, que más de lo mismo, y por último los tres colaboradores principales de la jefa, que es donde ya os habrá contado ella, pensamos que hay alguien pasando información a cambio de un precio. Y cada uno tiene una historia diferente sobre por dónde irá el pedido, por lo que dependiendo de quién sea atacado, si ambos, vosotros o nosotros, sabremos quién está detrás del cactus*. ¿Más dudas? ¿Alguna por tu parte, señorita? -Dice mirando a Gloria, que se ha mantenido en relativo silencio toda la velada.

-Ilusiones - Murmullo, nunca me ha gustado cuando tras cruzar uan puerta de unas ruinas veo cosas que se que no existen... Pero al menos en esas situaciones es relatívamente fácil de detectar de qué se tratan. Sin embargo en batalla.

-Creo que deberíamos tomar más medidas contra ese posible mago ilusionista. No queremos cansarnos combatiendo fantasmas inexistentes... Creo qeu si nos asaltan con ilusiones deberíamos dividirnos, Arbahin buscar al mago, pues si se le echa encima nuestro bigardo dudo que el hechicero pueda hacer algo. El resto, entre Gruntah y yo ocuparnos de detectar las ilusiones. Sí, me he incluido yo también, en estos años he ganado bastante experiencia con las ilusiones yendo de aquí a allá en ruinas antiguas.