Partida Rol por web

8.946ª vez

Después de considerar tus palabras durante un rato con cara obviamente compungida, incluso traicionando un dolor que no se hubiera creído posible aparecer en las expresiones habitualmente tan inertes de Mogi, ella, en una voz que le sale trabajosamente, penosamente de la garganta, contesta: “Por favor, espera hasta mañana.”

2.601ª vez

 “Soy Aya Otonashi”, murmura la estudiante transferida, y nada más. 

Sigue la 2.601ª vez

 “Oh Dios! Esto es increíble!” Haruaki Usui, tu amigo en el asiento a tu lado, articula esto en voz bastante alta y te da una palmada bastante audible en las espaldas, a pesar de que aún estáis en medio de la segunda clase del día.

Todos, intrigados, irritados o consternados, se vuelven hacia vosotros.

Haruaki, quien mira boquiabierto por encima de tu hombro, está tan fuera de sí debido a la presencia de Aya Otonashi, la estudiante transferida. “Nuestras miradas acaban de cruzarse! Cielos, no puedo creer en esto!”

"Ja ja ja... me alegro por ello..." se vio respondiendo. Le dolía la cabeza horrores. Era como si su mente pegase salto tras salto por el espacio tiempo y no lograse centrarse en ningún sitio... ni tiempo... Recordaba la 'primera vez' que había experimentado todo aquello... La 13.118... y luego la 10.876... No, también otras dos más, antes. ¿La... número 23 y la 1ª? Agggh... ¡Solo eran fragmentos, y ni siquiera iban en orden! Como ese último de Mogi-san... donde le decía que esperase a mañana... ¿Esperar qué? ¿Por qué?

Pero lo peor de todo era la persona que tenía al lado suya. ¿¡De dónde había salido!? ¿¡Por qué antes no la recordaba y ahora su nombre le venía a la mente como si siempre hubiera estado allí!? Haruaki Usui. Y no, no estaba volviendose loco. Estaba viviendo un loop del mismo día una y otra vez, y al parecer Otonashi también lo sabía. Pero... si era retroceder en el tiempo... ¿por qué había aparecido Usui de la nada? ¿Qué había pasado con él todas las otras veces? Ni siquiera recordaba qué relación tenía con él... ¿un compañero más? ¿Un amigo? Buscó con la mirada a Kokone-chan, Daiya-kun y Kasumi-san. ¿Estaban ahí, ¿verdad? N-no habrían desaparecido también, ¿verdad?

Tu mirada inquietada tras poco tiempo de búsqueda halla a Kokon, Daiya y Mogi. La primera frunce el ceño mirando a vosotros dos, seguramente debido al pequeño alboroto que las exclamaciones de Haruaki causan en el aula; el segundo alza una ceja despectivamente, los labios curvados en una expresión burlona; y la tercera no parece prestaros atención, pero al profe.

Ante tu respuesta, Haruaki te mira escéptico, sospechando aparentemente que te estás burlando de él, y que tu comentario añadido, que te alegras por él, no ha sido sino un intento torpe para desagraviar la media insolencia de tu risita. “Hosshi, ¿por qué te ríes?” Si está ofendido, sin embargo, lo supera de inmediato explicándose así tu falta de empatía: “Supongo que realmente no tienes un sentido romántico. Simplemente es la chica más bella! En serio, mírala! Como una pieza de arte andante. Es un tesoro nacional. Un bien del Estado. Del Mundo, digo!” Sus ojos echan chispas entusiasmo. “No puedo aguantarlo más. Mi corazón le pertenece a ella! Voy a confesarle mi amor.”

Se puede decir que nunca se habrá visto amor más rápido.

Suena la campana anunciando el fin de la clase. Tras que los alumnos se despiden con la salutación debida del profesor, Haruaki vuele en zigzag a través de sus compañeros atravesando el aula hacia el asiento de Otonashi. “Aya Otnoashi, me has robado el corazón! Te amo!”

A la distancia que estás, no puedes oír la respuesta de Otonashi, respuesta dada en voz baja contrastando con las palabras efusivas de Haruaki, pero probablemente no hace falta mucha imaginación para conjeturar su contenido. Además, la expresión fría de la chica lo dice todo, y el cambio en el rostro de Haruaki lo confirma.  

Haruaki vuelve y se para delante de tu escritorio. “No puedo creérmelo. Me ha rechazado.” Muestra una expresión doliente.

Tragó saliva cuando se dio cuenta de que de alguna forma había ofendido a Haruaki, quien afortunadamente lo dejó pasar rápidamente.   Las relaciones sociales eran complicadas. ¿Cómo tratar con alguien que se supone conoces pero no recuerdas en absoluto? Haruaki le respondió diciendo que no tenía sentido alguno del romántico... ¡Gaggh! ¡Ya era la segunda vez que le decían algo parecido aquel día! La otra vez fue que era un hombre triste y... No, espera eso fue ayer... ¿Ayer? ¡Podría haber sido hace mil días, podría haber sido dentro de mil días!

Haruaki, por su parte, fue a declararse sin más. Tuvo que hacer un gran esfuerzo para aguantarse la risa. ¡Pero hombre, que técnicamente Otonashi acababa de llegar a la escuela! Y luego decían que era él el que no tenía sentido de lo romántico... Ay...

Haruaki parecía tocado por la respuesta de Otonashi. Conociéndola, habría sido muy ruda y fría con él. Pobre. "Tal vez ya tenga novio... o no esté interesada en una relación actualmente..." le respondió en voz baja procurando, esta vez, no ofenderle, desviando la culpa de la forma en la que se había declarado él, a que simplemente Otonashi no estaba interesada en un noviazgo... Lo cual muy probablemente era verdad, teniendo en cuenta la situación desastrosa y aún increíble en la que él y ella se encontraban...

“Oh”, se ve el desconcierto apoderarse de la expresión de Haruaki. “Espero que no tengas razón. Espero que aún esté soltera. En cuanto al otro punto… si aún está soltera, ¿cómo no podría estar interesada en un chico apuesto como yo?” Una auto-suficiencia inquebrantable emana de sus palabras. “Por ende, creo que sólo tengo que probar otra vez mi suerte, pero la próxima vez no voy a hacerlo de manera tan brusca...”, añade en voz baja con una punta ya poco plausible de auto-crítica. “Sé que la convenceré alguien día”, termina con la totalidad de su optimismo luciendo otra vez.

 “¿Y qué estáis tramando vosotros dos?” aparece Daiya a vuestro lado refiriéndose a la escena que acaba de suceder. “A mi me parece muy divertido, pero seguro que las chicas ahora mismo no os tienen en alto estimo.”

"A-a mí no que no me incluyan, le estaba mirando a él..." contestó Hoshino señalando a Usui, aunque en el fondo sabía que muy probablemente Otonashi le estuviera mirando a él, como había hecho todas las otras veces. Miró su mochila, sacó un Umaibo y lo comió con desgana. Sabor a cerdo, claro. Si seguían repitiéndose los días iba a acabar aborreciendo su golosina favorita, ay... 

Al menos todo estaba bien ¿no? Otonashi estaba viva, y a Mogi-san no le había ocurrido nada... Un momento. ¿No tomaría Mogi-san la misma ruta de regreso a su casa? ...Aquello podría... podría terminar en una tragedia al repetirse. Pero... ¿se repetiría? Miró a Haruaki de reojo. ¿De dónde había salido este chiquillo? No estaba las otras veces... Quizás todo hubiera cambiado. ¿Quizás cambiaba a cada salto?

Tenía demasiadas preguntas y la única que quizás podría responderselas era Aya Otonashi. María, según ella... Así que tenía que escabullirse del astuto Daiya y del... uh... ruidoso Haruaki. "Voy a... vo-voy a hablar con ella." dijo de inmediato, levantándose. "Decirle que eres un buen tío. Tal vez así pueda ayudarte..." le dijo a Haruaki, y miró a Daiya entonces, pidiendo consejo. "¿Qué le... qué le digo?"

Ojalá aquello funcionase. No quería tener que volver a repetirle la explicación a Daiya-kun. Sabía qué le iba a responder... ¡Oye, eso podria funcionar para convencerlo! Pero por otra parte, estaba Haruaki ahora... y no antes. No sabía cómo reaccionaría él al enterarse de que estaba viviendo el mismo día una y otra vez. ¿Siquiera tenía confianza con él para hacerlo? No podía recordarlo...

 “Bueno, Kazu, en cuanto a las chicas, aunque quieres que no te incluyan en esto, me temo que os consideran cómplices criminales a los dos”, explicó Daiya con una expresión divertida. “Y en cuanto a tú idea...”

 “Es malísima”, interviene Haruaki. “Hosshi, no me hagas esto.” Te mira perplejo. “Aléjate de esta chica. “¿Realmente quieres arrebatármela bajo el pretexto de hablarle de mis buenas calidades?”

Con desconfianza repente brotando en su mirada, habla en tono medio de broma, medio receloso a Daiya: “Pero que se te presenta a ti, Daiya? Estoy seguro de que a ti también te dan comezones de derretir a la chica de hielo, ¿o me equivoco?” Le da con el codo en las costillas, aparentemente para subrayar la intención bromista y borrar la impresión de aprensión que da.

De todas formas, mientras que la mayoría de la gente tendría miedo de bromear con Daiya al coste del último, Haruaki no se lo piensa dos veces. Son viejos amigos, y además Haruaki no se suele preocupar demasiado de las consecuencias de sus actos. 

Daiya suspira y replica en toda brevedad: “Nah.”

 “No me digas! Y qué, ¿esto significa que tu corazón pertenece ya a otra persona?” - una mezcla de alivio y incredulidad en la voz. 

Se responden a continuación en sucesión rápida...

Daiya: “No importa si la vista de Otonashi cosquillea mi corazón o no. Admito que es muy hermosa, pero nunca trataría de cortejarla.”

Haruaki: “Hmm, realmente...?”

Daiya: “¿No puedes comprender nada, Haruaki? Pero supongo que tal sentimiento es incomprensible para un mono como tú sólo movido por instintos y persiguiendo la primera cara bonita que cruzas en la calle.”

Haruaki: “¿Qué rayos dices? ¿Que tiene admirar la belleza tener que ver con instintos?”

Daiya: “Produciendo niños atractivos resultará en una descendencia más grande”, explaya Daiya su visión particular de la evolución humana, “por ende, somos instintivamente atraídos por parejas visualmente más atractivos.”

Haruaki: “Ohhh-… Phew… entonces, comprendo, Daiya. Lo que realmente quieres decir es que no tiene sentido empeñarnos en esto porque Aya no juega en nuestra liga, ¿correcto? Pero no lo veo así. No hay deshonra si te presentas al combate aun sabiendo que no puedes ganar. Sé que estás haciendo tú. Eres como uno de los zorros esos que saben que no pueden alcanzar las uvas muy altas en las ramas del árbol, desde luego, trata de hacer creer a todo el mundo que estas uvas son amargas.” Daiya le mira a Haruaki un segundo confundido, obviamente no conociendo la fábula que avanza para sostener su argumento. Haruaki persigue: “Rationalización. Esto es lo que estás haciendo. Y no mola, no, no mola de todo, Daiya, perdedor!”

Daiya: “¿Siquiera has escuchado una palabra de lo que he dicho?” se mantiene Daiya aparentemente amovible ante el insulto. “Sin embargo, la primera parte de tu argumento no ha sido completamente equivocada. Por la segunda, al contrario, deberías morir mil veces.”

Haruaki: “Ha! Entonces, admites que no tienes posibilidad con ella!”

A este punto Daiya ha escuchado demasiado para dar un puñetazo en la sonrisa triunfante de Haruaki – por supuesto, aunque tenga ademán de puñetazo, en realidad no debe hacerse sentir más que una simple bofetada. Pese a que la cólera que Daiya había suprimido había finalmente hervido a tal punto de brotar en la superficie de su conducta, sabe coordinar perfectamente su gesto. Luego explica, dándose por satisfecho con la cara de lástima de su amigo: “No es que no tendría posibilidad. Es que ella no trataría de acercarse a mí.”

 “De verdad, si esto no se llama ser un engreído, yo no sabría cómo llamarlo de otra forma. Este sujeto piensa que merece tener el mundo sobre una bandeja de plata simplemente porque es apuesto. No tengo razón, Hosshi?”  

Haruaki le resultaba intimidante. No sabía si era por el hecho de no recordarle y no saber cómo tratarle, o por la fuerza de su personalidad o, vete tú a saber por qué. Es por eso que acabó viendose volver a sentar cuando le acusó de que iba a arrebatarle su amor, pese a que en la mente de Hoshino eso ni siquiera se le había pasado.

Cuando empezaron a discutir Daiya y él, no pudo evitar pensar que probablemente Daiya hablaba de Kokone-chan. Habría soltado una risita si no fuera porque Haruaki-san se lo tenía 'prohibido'... En cualquier caso, aunque la conversación era divertida, estaban tan enfrascados en ella que quizás era la oportunidad que necesitaba. Se agachó y salió por debajo del pupitre con la esperanza de que ellos dos, enfrascados en la conversación, no se dieran cuenta. Al menos, no Haruaki-san, que estaba de espaldas a Hiroshi mirando a Daiya-san. De hecho ahora que lo pensaba muy posiblemente Daiya-san le viera, pero confió en que le cubriría las espaldas.

Iría directo a Aya Otonashi, y le diría: "María-sa... Ejem, Otonashi-san, tenemos que hablar. ¿Me acompañas fuera?"

Así, con suerte Hiroshi habría desaparecido para cuando Haruaki volviera a reparar en él.

Daiya y Haruaki están tan enfrascados en su discusión que Haruaki ni siquiera se da cuenta que tú no le contestas, como ya te has agachado y has salido por debajo del pupitre. De todas formas, Daiya ya le está contestando a Haruaki:

Daiya: “No estoy diciendo que ella no va a dar un paso hacia mí porque no estoy fuera de su alcance”, articula exasperado. “Puede que sea verdad, pero así no funcionan las cosas con ella.”

Haruaki: “De verdad eres un descarado.”

Daiya: “Ella no piensa que estoy fuera de su alcance”, explica con una paciencia hasta angelical en él, “de hecho, yo ni siquiera entro en su categoría. Nadie de nosotros la interesa en lo más mínimo. Ella tampoco nos mira despectivamente. Ella nos percibe más bien como nosotros percibimos insectos como insectos, o humanos como humanos. Ella ni siquiera se da cuenta de las diferencias más particulares entre nosotros, como yo soy apuesto y Haruaki es un total desastre. Es… como ignorar la diferencia entre cucarachas masculinos y femeninos. ¿Cómo podrías pretender tratar de acercarte a una chica que tiene una tal perspectiva sobre ti?”

Por un segundo, ni siquiera Haruaki tiene idea de qué responder a esta crítica más bien despiadada de Otonashi. 

Pero seguro que pronto habrá encontrado una respuesta, sin embargo, tu, dirigiéndote a Otonashi, no prestas más atención a su intercambio. Sólo te das cuenta que Daiya no se ha dejado engañar tan fácilmente por ti; te está mirando del rabillo del ojo, pero sin señalar tu acto poco leal a Haruaki quien seguro habría intentado de impedirte acercarse a la estudiante transferida.