Partida Rol por web

Toca ir a ciegas, compañeros. Saco la cimitarra y voy tanteando con ella mientras avanzo cuidadosamente pasando la cascada

Jainas, en una pose muy divertida si es que alguien pudiera verla, se coloca tras Tharlatos y apoya una mano sobre su hombro, a modo de guía, mientras que con la otra sujeta su bastón que emplea para tantear el suelo.

"Ya solo me falta decir: Una moneda para una invidente. Esto me recuerda al cuento de un ciego que decidió seguir a otro ciego....", piensa con cierto humor negro.

-Dejadme ir a mi delante, estoy acostumbrado a ir a oscuras, más o menos puedo ver lo que hay delante de mi.

Digo mientras me pongo delante de todos.

Golgo guía al grupo con su excelente visión en la oscuridad por unas escaleras que suben a lo alto de un páramo, y en el centro se levanta un pequeño altar rectangular con un pequeño surco carvado en la parte superior de forma semi-esferal.

Según llego a la nueva sala miro a ver que hay, si hay alguna salida o algo que parezca una palanca.

No ves nada especial que indique una salida o  un boton o palanca.

Caigo en la cuenta

"¡Hey! ¡VELAS! ¡Las velas están hechas de cera... que es un tipo de GRASA, y la grasa es hidrófoba! ¡vamos, que no se empapa!"

Más por tacto e instinto que otra cosa, voy rebuscando en mi mochila hasta dar con las velas. Por suerte, guardo la yesca y pedernal en un saquillo, en mi cinturón.

"Golgo... a ciegas, si lo intento, lo más seguro es que me machaque los dedos si trato de usar pedernal y acero ¿Podrías encender tu la primera de las velas?"

Jainas, dice el elfo, pon la piedra en el recipiente del altar.

- Buena idea, Thar. Golgo, guíame.

El enano coge su mano y Jainas se deja llevar por él ante el altar. Posicionada adecuadamente y siguiendo las indicaciones del guerrero, saca de su morral la gema y la deposita en el agujero.

Cuando Jainas coloca la piedra, me pongo en guardia de cara a lo que pueda pasar....

La piedra empieza a emitir un destello dorado cegador durante unos segundos y después cesa para revelar que la piedra se ha abierto en 8 partes cual naranja y dentro se muestra una piedra, muchísimo mas pequeña pero totalmente negra con un destello azul en los bordes.

Tras un par de segundos contemplando estupefacientes la piedra, emite otro destello y el espíritu de un enorme dragón, azul como el destello de la piedra empieza a envolver la sala con su cuerpo fantasmal, hasta posarse y dirigiros la palabra.

- Os saludo guerreros. Hace cientos de siglos que estoy encerrado en ese artefacto y por fín puedo estirar las vértebras. A quién he de agradecerselo? - os mira a todos de reojo mientras (de alguna manera extraña) se escuchan crujidos de huesos por la sala.

Saludos, noble Draconis. Tu esencia habia sido utilizada para reanimar a una criatura no-muerta, a la que derrotamos en una cruel lucha.

Podrias decirnos tu nombre y donde estamos, ya que hemos llegado aqui de otra dimension ?

"Somos la tribulación de la Vergadora. Somos Los Vergadores, Dragón azul" digo alerta ante esta imponente presencia.

La falta de luz, y el evidente poder de la criatura (¿Un dracón de CIENTOS DE SIGLOS? ¿Pueden vivir TANTO? "¿Quien eres tu? y ¿Tienes que ver algo con Laerguldor, el Verdugo de Rondar?"

Me planteo que un centenar de siglos, preso y encorvado, siendo el alimento de un no-muerto, deben de arrebatar la cordura a cualquiera

- Laerguidor? No me suena tal nombre. En cuanto al mío.. ya ni me acuerdo, de todas maneras mi existencia en este mundo es tan solo el reflejo de mi cuerpo que habita en otro lado. - el dragón bufa un poco y llena todo de humillo.

- Os doy las gracias entonces tripulación de La Vergadora. Como regalo os déjo ésta gema que me ha tenido preso tanto tiempo. Tened cuidado con ella pues no querréis que se desate de nuevo. - A medida que habla se desvanece, hasta que ya no queda nada de él y la habitación de nuevo se queda a oscuras.

La piedra ahora negra del todo sin brillo yace en medio del recipiente.

"Vaya... No ha sido muy ilustrativo este dragón azul" digo algo molesto.

Quizá, su partida, haya hecho que el campo anti-magia se disipe... pruebo un cantrip de luz una vez más.

El virote de Razar se enciende, mostrando a su alrededor una sala de piedra con las paredes bien talladas formando pequeños ladrillos y unas columnas en las 4 esquinas. El altar en el medio aún sostiente la gema que yace sin brillo y las escaleras por donde habéis subido están justo detrás.

"Misterio resuelto" digo contemplando como la luz de Hildegarth vuelve a iluminar la sala.

"Supongo, que de alguna forma este altar y esta gema absorbian la "Magia" de esta zona, y se la transmitian a Laerguldor y al dragón sin nombre, para aumentar su poder"

"Ahora, Laerguldor y su aliado han perdido una parte de ese poder... y tambien saben que vamos a por ellos"

Miro a los magos, como esperando ver si mi idea es correcta o si es una mera fantasía. Ellos son más expertos que yo en la teoría mágica -yo simplemente aprendo los componentes más prácticos, sin saber que es lo que hay detrás-

Suena interesante Razar. Podria ser. Examino la sala con cuidado buscando algun grabado/runa en el altar o las paredes. Uso tambien detectar magia para ayudarme