Partida Rol por web

Alex, con Caesar detras busca un medio de transporte ya arrancado... y lo único que ve cerca es un aerotaxi, lo que es perfecto para sus propósitos.

El piloto droide trata de protestar pero es enseguida empujado fuera del aerovehículo... ¡no tiene pinta de que ninguna Fuerza de Seguridad vaya a protestar con la que está cayendo en el planeta.

Enseguida estáis los dos a bordo y empezáis a elevaros ¡A tiempo, porque la enorme torre en la que se encontraba el local comienza a inclinarse mientras una serie de explosiones recorren su estructura!.

Y hacia abajo que os vais a esquivar todos los disparos posibles...

Tratáis de controlar los mandos entre los dos, ya que ninguno es precisamente bueno en ello.

En ocasiones como esta hay que improvisar. No es que tuviera nada en contra de ese droide pero si tenía que elegir entre su pellejo metálico y el nuestro lo tenía muy claro. Le empujo con una patada y ocupo el asiento en el que estaba como si supiera lo que estoy haciendo. Había visto a Zekk montones de veces. Y a otros pilotos, era cuestión de concentración. Miró de reojo cómo la torre se inclina sospechosamente y se llena de explosiones. Necesitábamos bajar, a ser posible sin rebotar demasiado con las paredes. 

Decidí que era mejor no pensar. Agarré los mandos con decisión y actué por intuición, como si siempre hubiera sabido lo que tenía que hacer en estas circunstancias. Abajo, todo lo que pudiera y buscando la protección de torres y edificios estables. Esbocé una sonrisa, como siempre, los momentos al límite eran los que me recordaban lo que significaba estar viva. Sólo sentía no poder hacer nada por el resto de víctimas. ¿Pero qué podía hacer? C'est la viè.

- Agarrate, parece que será un viaje movidito 

Caesar trata de manejar torpemente los mandos, convencido de que son similares a los que sí sabe utilizar, los de una nave espacial, pero no consigue nada y las pasarelas del siguiente nivel se ven cada vez más cerca mientras el vehículo hace un picado...

En ese momento Aleesha toma cartas en el asunto y le arrebata la palanca de control, consiguiendo estabilizar el aerotaxi en meros instantes, esquivando con destreza las pasarelas donde aterrorizados ciudadanos ven como los edificios se les caen encima.

Nivel tras nivel el vehículo desciende controladamente y las explosiones y los bombardeos van quedando atrás, os encontráis casi en los niveles inferiores de la ciudad, bloques de apartamentos pobremente iluminados para ciudadanos de clase baja y menos recursos... pero al menos  allí estáis seguros, porque donde no llega la luz, tampoco llegan hoy los disparos o los restos candentes de edificios que se hunden en los niveles inferiores acabando con las fugaces vidas de miles de personas.

El aero taxi parecía fuera de control y la habilidad del chiss no parecía suficiente para hacerlo recobrara la horizontalidad. Malditos transportes droides... quizá habría sido mejor no echar al conductor y pagarle la carrera. Al menos no esparcirían sus sesos por todo Raxus.

Alex... ella si parecía tener consciencia de lo que hacía. En un segundo agarró fuertemente los controles y poco después el transporte se alejaba del peligro flotando lentamente como una hoja en un charco. Caesar estaba acalorado. Se decía que los chiss eran seres fríos como témpanos... tanto a nivel intelectual como físicamente, pero no era así. La mente del muchacho burbujeaba como envenenada por un malsano calor producido por todo el exceso al cual se había visto sometido aquella noche; la bebida, la música, los colores, el peligro... Alex. Caesar se giró y le sonrió sinceramente a la vez que profería un suspiro de alivio.

- Wow... Alex. Eso ha sido... increíble. ¿Qué demonios estará ocurriendo allí arriba? Parece que Raxus está... bajo asedio. - Las palabras sonaron extrañas... anacrónicas. Hacía pocos años que la terrible guerra civil había terminado y, sin embargo,  la gente se había desacostumbrado a los conflictos. Aunque aquello... no era una lucha o una batalla. Aquello era como... una venganza. Como una tortura. - Tenemos que salir del planeta. Hay que llegar al espaciopuerto cuanto antes. Aunque las autoridades no nos den permiso de despegue hay que salir que este lugar como sea.

La voz del chiss sonó ahora firme y decidida.

Levanté una ceja, la verdad es que estaba conduciendo aquel aerotaxi por instinto y que no tenía ni la más remota idea sobre pilotaje. Pero eso sólo podía significar una cosa: no teníamos que morir estrellados. O tal vez si, pero no ahora. Fui descendiendo en busca de algún lugar que me pareciera apropiado para ir hacia el espacio puerto. Aunque si tenía que ser sincera dudaba de que fuera buena idea. Estaba casi segura de que ese era el primer sitio al que habían disparado. sobre todo porque habíamos visto cómo disparaban a las naves. Eso quería decir que querían evitar que nadie saliera de aquí.

Apreté los labios en una expresión ligeramente incómoda, la verdad es que no quería ser yo quien se lo dijera a Caesar. Pero era algo que iba a descubrir pronto. Muy pronto. 

- Quieren evitar que nadie salga de aquí. Puede que no quieran que les sigan - callé por un momento, tenía la impresión de que esto estaba relacionado con la fanática religiosa de la capucha. Miré de reojo a Caesar - Es... posible que... es posible que hayan destruido el espacio puerto. - terminé por decir. 

El comentario cayó sobre Caesar como el bombardeo que había arrasado con la ciudad... devastadoramente. Sin porder controlarlo, su cuerpo comenzó a temblar y a agitarse en un incómodo y enfermizo estado de catatonia. El retraso... el bloqueo... evitar que cualquier nave abandonase el planeta. El espacio puerto... su padre... Gaius.

El chiss se llevó las manos a la cara ante la evidencia... notó como unas lágrimas ácidas brotaban al exterior y, queriendo enjuagarlas antes de que hicieran acto de presencia, se frotó los ojos con los nudillos y extrajo de algún lugar recóndito las fuerzas para paliar el hilo de voz y decir:

- Da igual, conduce al espacio puerto... ¿de acuerdo? 

Apreté una de sus manos con la mía por un segundo. Sabía lo que se sentía cuando perdías a tu única familia. Cómo era encontrarse sola de pronto en un universo demasiado grande. Pero él seguía vivo y le debía a su padre aprovechar esa vida. Respondí con voz queda. 

- Claro, con suerte habrá salido antes. Intentaremos rastrearle. 

Estáis pensando en dirigiros hacia el espaciopuerto, o lo que quede de él cuando vuestros dos comunicadores suenan a la vez, y en varias de las pantallas de anuncios que se ven los edificios se proyecta la misma imagen.

En las pantallas sale una imagen de mujer que empieza a hablar, su voz también sale de los comunicadores.

-Aquí la consejera Barh'eia Mavros del Alto Consejo de Raxus, rogamos a todos los ciudadanos que ayuden a sus congéneres en la medida de lo posible, y que intentaremos solucionar esta agresion no provocada cuanto antes. La ayuda médica está en camino.-

-A la nave atacante repetimos nuestra rendición incondicional, en un canal público, tal y como pidió para cesar el bombardeo, nos rendimos totalmente y estamos a su merced.- Toma un datapad y arruga el gesto al leer de él.-Leo textualmente como ha sido acordado en la rendición: Raxus se rinde al Poder del Lado Oscuro y le entregaremos a las ratas Jedi que se esconden en el Planeta. Ciudadanos... ahora contactaremos -arruga más el gesto.-con El Supremo Señor Darth Akef y el nos dará las órdenes precisas para servirle adecuadamente.-

La imagen del canal oficial se divide en dos en todos los datapads y un humano anciano de pelo blanco y vestido con algún ropaje negro se dirige al planeta desde algún lugar ¿Podrá ser desde la nave que está causando tanta destrucción?.

-Habitantes de Raxus, querida gobernante del Consejo... quiero deciros que hoy voy a liberaros, hoy es el día en el que os alzaréis sobre vuestros maestros... pero sólo lo haréis los que seáis mas fuertes, más dignos, los que no...- Toca un control en la pantalla.- Observad la Gran Torre de Raxus, las viviendas de vuestros dirigentes.-

Muchos de los ciudadanos que están todavía en los niveles inferiores a vuestro alrededor dejan de mirar las pantallas y sus miradas se dirigen al mayor de los rascacielos de los muchos que sobresalen de la ciudad, el unico que cuenta con un rudimentario escudo y que ha resistido el bomardeo intacto.

En ese momento lo que parece un cometa se estampa contra la torre ¡Reventando el escudo y provocando una brutal explosión, seguida de una lluvia de fuego turboláser y de torpedos de protones que en un par de minutos hacen que el edificio, asemejando a una primitiva antorcha se derrumbe sobre la ciudad acabando con la vida de miles de personas, probablemente de decenas de miles.

-NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO ¡Loco! Ahí vivía mi familia, ¡Las familias de todos los miembros del consejo!-

El humano rie como si la consejera dijera lo más gracioso del mundo. Y continúa hablando: -Afortunadamente el Consejo está a buen recaudo... en las profundidades de Raxus, en un lugar de seguridad... pues que sepáis, ciudadanos, que ofrezco cienmil créditos por la cabeza de cualquier miembro del consejo y la seguridad para el que me la traiga y para su familia.-

-Y aparte... cualquier nave que salga de la ciudad será derribada, dentro de unas horas os pasaré unas imágenes de unos enemigos míos que es posible que se encuentren en ese planeta... si me los entregáis os dejaré tranquilos... mientras tanto, agradeced a vuestra consejera que me proporcionara las coordenadas de hospitales y guarderías para respetarlos... muchas gracias.-

Y la imagen desaparece y el bombardeo se reanuda... y la gente se mira horrorizada, porque sabe perfectamente contra que está disparando ahora.

Tras estos terribles sucesos las pantallas quedan en blanco. Ahora sabéis algo más de lo que está pasando en la ciudad... pero ¿Que sacáis en claro de ello? y sobre todo ¿Qué vais a hacer ahora?.

- Fanáticos religiosos, lo sabía.

Entrecerré los ojos, este era uno de esos casos en los que lamentaba tener razón. Las muertes sin sentido de tantas personas resultaban especialmente dolorosas si se tenía en cuenta que el tipo aquel lo hacía sólo por demostrar algo falso: "que estaba en control". Pero la realidad era que incluso matándolos a todos no lo estaba. En el fondo el que hubiera atacado los hospitales y guarderías sólo demostraba que actuar por miedo y ceder ante la fuerza sólo te dejaba vendido. 

- Pues me niego a dejar que sus patéticas amenazas cambien nada. 

Entrecerré los ojos, atenta a cualquier señal que me indicase un nuevo curso de acción. Estaba completamente segura de que habría más espacio-puertos porque los contrabandistas y elementos criminales siempre, siempre, siempre sabían cómo entrar y salir burlando los bloqueos. Más aún, era cuestión de tiempo que aquel ególatra de los discursitos atrajera la atención de uno de eso ¿jedis? o algún pez gordo, se pegasen y se distrajeran el tiempo suficiente para que nos largásemos de aquí. En el fondo, lo más trágico además de las muertes y la destrucción era que aquel tipo, fuera quien fuese, era sólo otro megalómano más. 

- Es un cabrón mentiroso - dije tajante - No piensa cumplir su palabra, pero usa el miedo para manipular a la gente. - miré de reojo a Caesar - Siento... siento lo de tu padre. De verdad. Sé... sé cómo es.

- No... - gritó Caesar con una voz grave interrumpiendo las palabras de su compañera. - No lo sientas, ¿me oyes? No hay nada que sentir porque mi padre está bien. Simplemente está atrapado en esta roca... igual que tu y que yo. ¿De acuerdo? Voy a ir al espacio puerto y lo voy a encontrar. Y estará bien. Y si quieres acompañarme, perfecto. Pero si tus planes de "vivir la vida intensamente porque cada instante es único e irrepetible" te indican que debes seguir por otro camino no tengo ningún inconveniente.

Las palabras salían de la boca del chiss como si hubiesen sido pronunciadas por otra persona... por alguien mayor, más adulto. Más un hombre y menos un muchacho. Como si Gaius hablase a través de su propio hijo. Probablemente habría ofendido a su compañera pero ahora tenía otras cosas en qué pensar.

El joven chiss dio la conversación por concluida interpretando que, efectivamente, su compañera dirigiría el rumbo al espacio puerto y allí ya verían qué hacer. Las rutas de escape del planeta que usaban los contrabandistas eran una opción aunque aquel tipo vestido de negro no parecía que hubiese podido permitir un descuido semejante. En cualquier caso seguro que Gaius tendría un plan. Y en caso contrario...

... no habría caso contrario. Gaius estaría bien. Seguro. 

Negación o esperanza, a veces eran una misma cosa. Incluso entendía que fuera agresivo conmigo. Por un momento había llegado a pensar que habíamos conectado pero era cierto, nosotros no eramos familia, no eramos nada el uno para el otro. Dirigí el aerotaxi hacia el espaciopuerto, atenta a los inevitables disparos que recibiríamos cuando nos acercásemos. Luego ya pensaría que hacer, a dónde ir o cómo sobrevivir a esto. O tal vez sólo cómo pasar mis últimos momentos. Permanecí en silencio, era mejor así. Si quería desahogarse conmigo o culparme porque eso le resultaba más fácil, bueno, era comprensible. 

Volaba manteniendo todo lo posible la distancia con las calles, evitando mirar la miseria que nos rodeaba, evitando pensar en la matanza que estaba sucediendo. La gente lloraba a sus muertos, ¿pero quién me lloraría a mi? Esbocé una sonrisa triste, la vida sigue. 

Aleesha conduce hacia el espaciopuerto... y el panorama es desolador.  Lo observáis en la distancia. Centenas de naves yacen destruidas en sus respectivos hangares, y una columna de humo y llamas se alza del lugar. No podéis ni acercaros a la última línea de edificios...

Y los láseres siguen lloviendo sobre la ciudad.

Pero no todo son malas noticias... en el comunicador de Caesar aparece un mensaje. "Están bombardeando el aeropuerto. Volved rápido" seguido de otro "No volváis, Aquí no hay manera de escapar HAY REFUGIO EN LOS NIVELES INFERIORES.".

Y nada más.

Evitas pensar en los muertos, en toda la gente que está perdiendo su vida por la tragedia... tratas de encerrarte otra vez en tu capullo de sentimientos tranquilizadores.

Pero esta vez el ruido del ambiente es demasiado para tí. No puedes evitarlo y empiezas a notar como una madre Talz proteje a sus hijos del bombardeo y del fuego con su propio cuerpo... inútilmente, porque todos arden hasta morir después de que el techo se caiga sobre ellos. Una pareja de enamorados se lanzan al vacío llameante desde un edificio con la manos enlazadas al ver como las llamas suben hasta la cima de su apartamento...

Éstas y otras muchas sensaciones empiezan a meterse en tu cabeza y te das cuenta que una vez tu protección se ha roto... no hay manera de repararla. Que eres especial y puedes ver, palpar y sentir, como se vuelven a la Fuente miles de almas inocentes.