Partida Rol por web

—Oh... Pero si...

Medifir se quedó pensativo unos segundos, como si le costase hilar las cosas que habían ido pasando. De hecho, parecía haberse olvidado incluso de la conversación con el mediano sobre desayunar juntos. La expresión de aturdimiento desapareció y dijo

—¡¡Ah, que quería desayunar conmigo también, Sir Bredwir!! ¡Me encantará! Pero espere, iré a mi cuarto a recoger el libro del que le hablé. El que tenía esas ilustraciones.

Antes de que pudiesen detenerlo, Medifir había desaparecido en busca de un libro que, a juzgar por la expresión del tal Sir Bredwir no debía ser muy agradable

La intervención de aquel hombre había desconcertado a Kevork: ¿Quién es este tal Sir Bredwir? Parece que se conocieran de antes... Pensó mientras recorría con su mirada la figura del noble desde los pies hasta cruzarse con sus ojos.

- Buenos días señor, mi nombre es Kevork. Veo que ya se conocían de antes usted y Medifir, yo acababa de tener el placer... - En realidad, el halfling no sabía cómo describir aquel breve encuentro. No era el momento, aunque tal vez más adelante, debiera reflexionar sobre la variedad de insectos y lo que representaban.

- Jamás pensé que hubiese tantos tipos de chinches, tampoco antes había encontrado a nadie tan interesado en ellas. Me gusta la gente que se preocupa por las cosas pequeñas...

Tras volver de sus pensamientos, el mediano continuó dirigiéndose al hombre que acababa de aparecer:

- ¿Es usted también jugador? ¿Desde dónde viene?... No sé si tiene hambre, pero quizá sería buena idea sentarnos a desayunar como sugería.

El mediano se giró entonces y buscó quien pudiese servirles el rico desayuno en el que no había dejado de pensar desde que abriese los ojos por la mañana.

No hay demasiadas cosas que remarcar de Sir Bredwir. Es un soldado, grande y bien armado. Con una barba arreglada y cierto porte militar. 

El hombre sonrío afable al mediano, convencido de que le había quitado un problema de encima, aunque a costa de echárselo a él. Tenía la mirada cansada, pero se mantenía firme, como un soldado.

—Encantado Kervok, efectivamente como nuestro... compañero ha dicho, soy Sir Bredwir.... Y sí, he venido también a jugar. Salvo el servicio, creo que todos hemos venido a lo mismo. Pero sí, sí. Vayamos a desayunar.

Sir Bredwir acompañó al mediano a la espera de que la camarera se acercarse a servirlos. El hombre le explicó que llevaba mucho tiempo allí y que estaba muy interesado en aquel juego. Su familia era adinerada, pero no le gustaba mucho la vida tan aburrida y había comenzado a jugar hacía unos años. Pronto, el tema pasó a Medifir, dada la curiosidad de Kervok.

—Medifir si...eh... Como decirlo. Llegamos el mismo día y al principio creí que era un chico un poco rarito, nada más— el guerrero, de porte noble y sincero, se estremeció. Resultaba raro ver a un hombre como aquel estremecerse por alguien como Medifir, pero no tardó en explicarse.— Pero digamos que poco a poco se fue volviendo más y más raro. O mejor dicho, me fui dando cuenta. ¿Cómo explicarlo? El libro del que habla... Es un compendio de las secreciones humanas, dibujados con tinta hecha con la propia muestra. O eso dice... Y empezó a hablar de obtener muestras de todo tipo de diferentes personas. En fin, nada para un desayuno. Espero que tarde en encontrarlo. 

Kevork quiso aprovechar la agradable compañía de Sir Bredwir para profundizar un poco en la conversación:

- ¿Ha visto a mucha más gente entonces que haya venido jugar? ¿Lleva muchos días en la fortaleza? Yo llegué anoche, y si le soy sincero, es mi primer torneo de Skulls - y, a continuación, añadió con una amplia sonrisa mientras se rascaba la cabeza - Confío en la suerte del principiante.

- La verdad que la hospitalidad de Lord Kent es reseñable, después del largo viaje he agradecido disfrutar de una buena cama, comida y el calor de una chimenea encendida. 

Sin querer dar más importancia a Medifir, el mediano continuó hablando: - Es cierto lo que dice de nuestro compañero... parece algo... singular, sí. Su voz cambiante, a veces tan aguda, y sus obsesiones por insectos y secreciones... Pero bueno, supongo que todos tenemos nuestras cosas... A mí, por ejemplo, me encantan las historias. Seguro que un noble caballero como usted, señor, ha vivido y escuchado muchas...

En ese momento, Kevork, se dió cuenta que quizá Sir Bredwir podría aportarle una nueva perspectiva sobre su investigación al respecto de lo sucedido. Asegurándose con discreción de que nadie más les escuchaba, el halfling siguió dirigiéndose al noble:

- ¡Bueno! Hablando de historias... supongo que si lleva mucho tiempo aquí tendrá noticias del ataque sufrido recientemente por el pueblo de Rhiannon... no sé mucho la verdad, pero en el camino escuché que una banda de malvadas criaturas lo había saqueado. Cuando lo atravesé, pude respirar la pesadumbre en cada rincón... 

06:57, 7 Lamashan 4720, Día Próspero
Fortaleza Lord Kent
Gran Comedor

Las puertas se abrieron a una gran estancia. Había preciosos tapices que ilustraban la heráldica de Lord Kent y su blasón, un dragón negro encabritado sobre un telón de fondo azul. La estancia se iluminaba a través de sus muchos ventanales, pero estaba claro que también se usaba por la noche, ya que había numerosos candelabros a lo largo de las paredes. 

Varias mesas, reservadas para el banquete y cargadas ahora de comida, se apilaban en una zona a modo de "bufé" a lo largo de la pared oriental, aunque la gran mayoría estaban cubiertas por tapetes y se veía que estaban preparadas para el área de juego.

Además de Kara, a quién Kevrok reconoció con facilidad, había otros comensales en la habitación. Una mediana ciertamente atractiva, un gnomo que llamaba mucho la atención, y un enano con barba corta y bien recortada. Había, también, un par de guardias cerca de la comida.