Partida Rol por web

The Last Blade

Capítulo I: Hermanos

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16/01/2011, 23:38
Juzoh

El gigante se puso las manos detrás de la cabeza, incapaz de entender qué estaba pasando con los Shikigamis. ¿Por qué estaban tan inquietos? Miró a la pequeña Akari y sonrió. Era dura, casi tan dura como él y mucho más inteligente. Cuando se ocupara del templo, sería una buena sacerdotisa.

Bajó los brazos y miró a la puerta. ¿Cómo reaccionaría padre ante lo sucedido? Normalmente era un hombre firme pero justo. Se encaminó hacia la puerta para recibirle y explicarle de primera mano qué había pasado.

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17/01/2011, 20:35
Akari

Mira a los shikigamis y luego como señalan su bastón... no entiende muy bien de que va todo eso, aun le falta mucho que aprender, pero se desata el bastón de la espalda y con las dos manos de lo muestra a los shikigamis... a lo mejor es que quieren tocarlo o algo...

Los mira esperando a ver que hacen.

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17/01/2011, 21:24
Director

En el momento en el que Akari les muestra el bastón sagrado, los dos shikigamis dejan de moverse impacientemente. Sin perder un momento, ponen sus manos de papel sobre los sellos sagrados, y de pronto una luz blanca les envuelve. Un viento suave y arremolinado se levanta, jugueteando con la coleta de Akari, mientras ella mira sorprendida la escena. Los dos espíritus parecen felices a través de la luz blanca, y sus ojos se vuelven de un color azul claro. Entonces desaparecen, con un fuerte "¡pop!" y una gran voluta de humo blanco. Parece ser que la pequeña onmyoji ha conseguido purificarlos y devolverlos a su hogar... pero le ha costado caerse de culo al suelo debido a la sacudida que han producido al desvanecerse.

Hasta Juzoh la ha notado y ha estado a punto de rodar escaleras abajo. Cuando se vuelve, ambos ven con horror que todos los adornos de porcelana del templo se tambalean en los delicados muebles de sakura. El primero cae, mientras los dos lo ven a cámara lenta.

"¡Crash!"

Luego, el desastre...

"¡Crac, pum, zas, cling, crash!"

Akari no puede hacer otra cosa que apretar los ojos y los dientes, mientras Juzoh se lleva las manos a la cabeza. Todo el templo está lleno de trozos de porcelana y cristal. Entonces, oyen afuera una voz familiar.

- ¿Akari? ¿Juzoh? -llama padre desde el patio.

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17/01/2011, 22:02
Juzoh

El gigante se había llevado las manos a la cabeza, y miraba todo a su alrededor boquiabierto. No sabía que hacer. ¡La que les iba a caer! ¿Qué les diría padre?

- Ah-ah... ah... - intentaba decir algo, pero de su boca no salía sonido alguno.

Repentinamente, se golpeó las mejillas con ambas manos y corrió hacia la entrada, decidido a bloquear a su padre y darle tiempo a Akari a limpiar el desorden.

- ¡Paaaaadre! ¡Cuánta alegría me da verte! - dijo, abriendo los brazos y preparándose para darle al sacerdote un formidable Juzoh-Mighty-Hug

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19/01/2011, 11:41
Akari

La onda expansiva de la purificación ha destrozado todos los objetos valiosos del templo... cuando llegue su padre se los va a cargar, seguro... destrozar así el templo, aunque haya sido por una buena causa, siempre tiene castigo.

Y cuando oye la voz de su padre que los está llamando aun se asusta más... no tienen tiempo para arreglar nada, aunque Juzoh se dedique a entretenerlo, lo verá... por que faltaran todos los adornos sagrados del templo.

Corre a intentar recogerlo un poco, pero sabe que no servirá de nada.

Notas de juego

Perdon por no escribir ayer!! >.<

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19/01/2011, 14:54
Director

Cuando Juzoh sale del porche del templo, la luz del sol le golpea en la cara. Otra cosa que también le golpea es la expresión de su padre, que casi ha acabado de subir las escaleras, y se le ve furioso. A la puerta del templo se agolpa un montón de gente, curioseando, pero está claro que no se atreven a subir... vuestro padre debe haber sido tajante en ese aspecto.

- ¡Juzoh! -truena con una voz que te hace temblar. Apenas te llega al pecho, pero puede ser aterrador si se lo propone-. ¿Qué me está contando todo el mundo? ¿Qué ha pasado en la calle? ¡Está todo destrozado!

Sin esperar una respuesta, te deja atrás y entra en el templo. Akari está en plena recogida de trocitos de porcelana, pero no le ha dado tiempo a retirar más de tres cuando su padre contempla la escena, boquiabierto. No dice nada, pero podéis observar que se va poniendo cada vez más y más rojo... Finalmente estalla con su voz grave y profunda.

- ¡¿Pero qué demonios es todo esto?! ¡AKARI!

 

Notas de juego

Tranquila, ayer yo también estuve liado y no pude actualizar ninguna escena. Me van a comer por las patas como no me ponga las pilas hoy... xD

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19/01/2011, 17:47
Juzoh

Con las manos apoyadas sobre las rodillas, Juzoh mantenía la cabeza agachada mientras recibía la bronca de su padre.

- Lo siento, padre, es culpa mía. Yo salí a la calle a por algo de comer, entonces Aka-Chan me siguió para obligarme a volver al pueblo... entonces vino esa gente pidiendo ayuda... y luego los Shikigamis... y una cosa llevó a la otra...

Estaba tan atemorizado y arrepentido que no pensaba lo que decía, y sólo iba soltando las ideas según le iban viniendo a la cabeza.

- Asumo toda la responsabilidad por lo sucedido - dijo, mirando de reojo a Akari para que se mantuviera callada - Yo fui el responsable de que todos los adornos quedaran destrozados, y yo recibiré el castigo.

Él era un caso perdido, pero Akari era la joven promesa de la familia. No permitiría que ella sufriera.

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20/01/2011, 13:03
Akari

Se asusta cuando su padre grita su nombre y se encoge, quedándose en el mismo sitio donde se encuentra recogiendo fragmentos de cerámica.

Escucha atentamente lo que explica Juzoh... aunque está de acuerdo en algunas cosas como que no ha hecho nada en toda la mañana y que encima se ha ido del templo para comer ramen, lo que no es cierto es que eso sea el causante de tal destrozo, tanto en el barrio como en el Templo.

-Es cierto que Juzoh dejó su puesto y ha vagueado durante todo el día, pero no ha sido culpa suya que unos shikigamis atacaran el barrio... Yo los purifiqué y los tuve que traer al templo para acabar de purificarles con el bastón y fue entonces cuando hubo una gran onda de energía.

Se inclina ante su padre tocando con la frente al suelo casi.

-Lo siento! No sabía que sucedería esto!

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20/01/2011, 14:32
Director

Vuestro padre respira profundamente un momento y parece calmarse. No soléis ser tan proclives a disculparos rápidamente, así que se da cuenta de que la tensión del día ha sido importante. Aunque permanece serio, su tono se suaviza bastante.

- Mmmm... bueno, bueno. Está bien -dice, haciendo señas para que os levantéis-. Es una faena que se haya roto toda la porcelana... pero supongo que se habrían roto muchas más cosas en el barrio de no haber sido por vuestra intervención. Has hecho un buen trabajo, Akari.

Al decir eso te mira, e incluso sonríe un poco tras su poblado bigote. Pero enseguida se pone serio otra vez.

- Sin embargo, la presencia de esos espíritus es preocupante -comenta-. He venido corriendo porque en toda la ciudad está pasando lo mismo. Anoche el cielo se puso gris... los ancianos lo tomaron como un mal presagio. Y ahora aparecen espíritus furiosos por todos lados. Esto tiene que tener algún significado... y creo que no va a ser nada bueno.

Con el aplomo que suele tener vuestro padre, lo cierto es que se le ve bastante preocupado. Llama a un sirviente para que recoja los cacharros rotos y se sienta junto a vosotros en el templo. De pronto, se da cuenta de algo. Hikari aún no ha vuelto a casa desde esta mañana, que se ha marchado temprano.

- Vaya... ¿dónde está tu hermana, Akari? Creí que ya habría regresado.

Es cierto. No es normal que Hikari se retrase tanto. Casi es la hora de comer, y suele volver para mucho antes. De pronto, os preocupáis un poco... ¿Todos esos sucesos extraños y Hikari no vuelve?

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21/01/2011, 17:05
Juzoh

Las orejas de Juzoh se agitaron cuando escuchó el nombre de su querida Hikari, y un escalofrío recorrió su espinazo. ¡Era cierto! ¿Dónde estaba? Hikari era demasiado seria y formal como para llegar tarde a la hora de comer sin avisar. ¿Acaso le habría ocurrido algo con todos esos espíritus salvajes? No, Hikari se bastaba para deshacerse de criaturas tan débiles. ¿Algún ladrón? Tampoco, toda la ciudad conocía los símbolos sagrados que portaba la sacerdotisa como propios del Templo, y no se atreverían a rozarle ni uno sólo de sus cabellos.

Alzó la cabeza y miró a su padre con los ojos brillantes de emoción.

- ¡Padre, permitidme ir a buscar a mi hermana! ¿Quién sabe qué le puede haber sucedido?

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21/01/2011, 22:03
Akari

-Eh? Hikari no ha regresado? Con todo este lío no me había dado cuenta!

Se pone en pie, dispuesta a salir a buscarla. Por alguna parte tiene que estar. Quizá solo se ha retrasado por culpa de los ataques o ha encontrado a alguna amiga de hace tiempo y se ha quedado hablando con ella y ha perdido la noción del tiempo.

-Juzoh y yo nos separaremos para buscarla.

Coge el bastón sagrado por si aun queda algún shikigami al cual purificar.

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27/01/2011, 19:37
Director

- ¡Esperad! -exclama vuestro padre, dejándoos quietos en el sitio.

Le observais y notáis que parece preocupado por algo. Mira alrededor, como pensativo, pero finalmente niega con la cabeza. Os mira y se pone de pie.

- De acuerdo, buscadla... -concede-. ¡Pero tened cuidado! Están pasando cosas muy raras y no quiero que vosotros también os perdáis. No os separéis para nada, ¿entendido?

Mira sobre todo a Akari al decir eso último, con el ceño fruncido y señalándola con un dedo admonitorio. Luego se arrebuja en sus ropas y carraspea.

- Mientras tanto iré diciendo a los sirvientes que arreglen este estropicio... -murmura mirando alrededor.

Camina con paso lento hasta el fondo del templo y desaparece por una de las minúsculas puertas de servicio.

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28/01/2011, 12:14
Juzoh

En el preciso momento en que su padre se perdió entre las sombras, Juzoh se puso en pie de un salto, como activado por un resorte. Dedicó una amplia sonrisa, y una mirada cargada de determinación, a su hermana pequeña. No necesitó decir nada. De sus labios no surgió palabra alguna. Parecía decir "Haré todo lo que haga falta por encontrarla".

Se encaminó hacia sus aposentos, austeros como cualquiera de las habitaciones de los responsables del Templo, a excepción del Sacerdote. Dedicó unos segundos a mirarlo todo, como despidiéndose. No sabía cuánto tardaría en encontrar a Hikari, dos horas o dos años, no importaba. Haría cualquier cosa por traerla de vuelta sana y salva. Preparó el petate con alguna muda y algunos objetos sagrados, sobre todo reliquias de escaso valor, usadas para la oración. Juzoh apenas tenía posesiones, ya que todo pertenecía a todos, y se enorgulleció de ello. Siempre había pensado que, si algún día tenía que marcharse, le costaría mucho menos hacerlo si no tenía de qué desprenderse.

Preparó otra bolsa con utensilios de cocina, unas pocas especias y palillos para que Akari y él pudieran comer. Él se encargaría de cocinar para los dos, ya que su hermana tenía una cierta tendencia a preparar platos insoportablemente insípidos. Cuando se dirigía hacia la puerta de salida, listo para marcharse, cayó en la cuenta de que le faltaba algo. Dejó el ligero equipaje en el suelo con suavidad y se encaminó hacia una habitación que llevaba cerrada mucho tiempo.

Los goznes crujieron con un sonido lastimero, y una corriente fría se coló en la habitación proviniente de ninguna parte. Se había prometido que sólo volvería a esa habitación en caso de extrema necesidad, y en su mente no asomó duda alguna de que la desaparición de Hikari era de suma importancia. Entró en la sala, completamente a oscuras salvo por los escasos dedos de luz que se filtraban por las rendijas del desvencijado techo. Al fondo, sobre un pequeño altar, reposaba su posesión más preciada.

Forjado en tiempos antiguos con el poder del relámpago y la dureza del diamante, el Kongo Rakan, surcado de símbolos sagrados era el arma predilecta de Juzoh. Sólo él, con su formidable fuerza, era capaz de blandir el enorme garrote de acero.

Utilizaría ese arma para defender a su pequeña hermana, y abrirse paso hasta Hikari.

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01/02/2011, 21:35
Akari

Empaca en un petate un par de cosas que cree necesarias por si tienen que estar más de unas horas buscándola. Hikari seguramente se las podría apañar sola, pero es muy raro que aun no haya vuelto, así que puede que le haya pasado algo y no haya podido regresar a la ciudad. Si así fuera, seguramente les llevará unos días encontrarla.

Coge también su bastón con símbolos sagrados y lo aprieta con las manos, decidida a encontrar a su hermana. La miko sale de la habitación y va al arco principal del templo, la entrada, a esperar a su hermano, que es muy lento él.

Notas de juego

A ver si ahora consigo acabar el mensaje ¬¬ que tengo una suertecita ¬¬ voy a cerrar un programa y sin querer cierro el chrome y no se me manda el mensaje ¬¬

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03/02/2011, 14:24
Director

Cuando ambos os reunís en el arco principal del templo, comprobáis que se ha levantado algo de viento. Las hojas de los árboles emiten un característico sonido, y las del suelo vuelan en pequeños torbellinos. Tratáis de recordar las tareas de Hikari por la mañana. Lo primero que hace es dirigirse a la escuela de música, para aprender a tocar el shamisen, una clase de laúd que se utiliza en los ritos purificatorios. Juzoh también sabe tocarlo, pero Hikari le supera ampliamente en este arte. Puede que se haya entretenido allí, pero debería haber salido hace horas...

Después de eso, desayuna en los puestecillos cercanos a la escuela de artes, y luego va a la fuente de un pequeño callejón colindante con la plaza del mercado. Allí hay una fuente de agua, famosa por su pureza. Recoge todos los días un cubo, que utilizáis en el templo para muchas cosas.

Para acabar, se dirige al orfanato de camino a casa. Allí hace una ofrenda en la capilla del lugar para que los dioses protegan a los niños que no tienen hogar.

Ese suele ser el recorrido de vuestra hermana a través de Kyoto día sí y día también. Tenéis que decidir por dónde empezaréis a buscar...

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05/02/2011, 22:23
Akari

Cuando Juzoh se reúne con ella, se gira y comienza a bajar la escalinata del templo. El cabello se mueve al compás del viento que se ha levantado en poco menos de media hora... es algo extraño para las fechas que son... y tampoco parece que vaya a llover, así que un tifón no es...

-Deberíamos hacer el recorrido de Hikari a la inversa... ya sabes... comenzar por el orfanato y seguir desde ahí... tu que piensas?

Piensa que también deberían preguntar a la gente que encuentren por si la han visto... son muy conocidos en ese barrio, así que seguro que si saben algo de Hikari, los vecinos se lo dirán.

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06/02/2011, 00:40
Juzoh

El gigante asintió como única respuesta.

Estaba claro que se había concienciado de que la tarea que tenían delante era muy importante. Sobre todo para él. Hikari era su anhelo, su diosa particular, y aunque no podía hacerle partícipe de sus sentimientos (sería una deshonra para el Sumo Sacerdote), no permitiría que le pasara nada.

- Está bien. Es importante que no nos separemos, hermanita. Quién sabe qué más acecha ahí fuera.

Apretó con fuerza el mango de su garrote y frunció el ceño. Con lentitud, dio un paso en dirección a la calle.

Lo que no sabía era cuánto iba a durar ese viaje.

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07/02/2011, 21:51
Director

Sin perder tiempo, ambos os encamináis al orfanato de Kyoto. Apenas está a unas manzanas de vuestra casa, y la gente que os ve pasar os saluda con la mano, preguntándose a dónde iréis con tanta prisa. Por el camino, habláis con algunos transeúntes, para saber si han visto o oído algo acerca de Hikari... pero todo son respuestas negativas.

Finalmente, torcéis una esquina y encontráis el edificio en el que viven los niños sin hogar. Tiene un muro de piedra gris, con una base pintada en rojo, y tejas en la parte superior. Corréis a la puerta y veis un montón de niños y niñas jugando en el patio, bajo la atenta vigilancia de una señora anciana vestida con un kimono verde y el pelo gris recogido en un moño. Tiene aspecto de ser la maestra.

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09/02/2011, 20:15
Juzoh

Juzoh miró con añoranza el orfanato. A su memoria venían imágenes de su estancia en ese mismo lugar. Recordaba con suma precisión el día en que el Sumo Sacerdote lo libró de aquella estancia pobre y desgraciada. El lugar en sí no era malo, y la maestra cuidaba de los pequeños como si fueran suyos, pero vivir sabiendo que sólo saldrás de allí gracias al cariño de un extraño era duro.

Muy duro.

El gigante se aproximó a la maestra con una nerviosa sonrisa en sus labios. No se había olvidado la razón de por qué estaban allí, pero hablar con esa persona años después aún le resultaba difícil.

- Ohayou gozaimasu - dijo, con un leve asentimiento de cabeza - Somos los hermanos de Hikari, del Templo. ¿Por casualidad no habrá venido hoy por aqui?

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09/02/2011, 21:19
Director

La anciana mira hacia arriba sorprendida y sonríe enseñando una boca con apenas cuatro dientes.

- ¡Juzoh! ¡Cuanto tiempo sin verte! -exclama, abrazando una de tus rodillas-. ¿Hikari? No, ahora que lo dices... aún no ha venido. Y ya se acaba el recreo, es raro que aún no nos haya visitado.

Es obvio que la señora no está muy al tanto de todo en el barrio. De pronto parece preocuparse un poco. No tiene ni idea de dónde estará vuestra hermana.