Partida Rol por web

The Last Blade

Capítulo II: Maestro

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06/11/2011, 11:17
Director

Tras algunos minutos de espera en el agradable porche de la cabaña, Moriya empezó a sentir que el aire frío de la mañana tocaba su brazo izquierdo. Hasta ese momento no se había dado cuenta de lo entumecido que había estado, pero ahora parecía irse recuperando. Era una buena señal.

No tuvo que esperar mucho hasta que la jovencita salió de la cabaña, con un cayado para senderismo y una mochila a la espalda. Sonreía, y Ko la seguía dando saltitos.

- Cuando quieras podemos irnos -dijo jovial. Su actitud hacia el samurai había cambiado-. Me llamo Kashiwagi Michiko, por cierto. Siento no haberme presentado antes...

Hizo una reverencia rápida ante Moriya, uniendo las manos en el regazo, lo que hizo que la coleta de pelo liso le cayera por encima del hombro.

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06/11/2011, 16:57
Moriya

El joven samurái devolvió el gesto y contesto cortésmente.

Encantado Michiko san, cuando quiera abrir el camino la seguiré. Y por favor, no hace falta que relaje el paso para guiarme.

Ante estas palabras, el joven, se cubrió los brazos con la gabardina, y empezó a moverse tras la joven. El tenía algo que hacer, y no quería retrasarse más de lo necesario.

Notas de juego

La verdad es que hoy no he estado muy inspirad. XD

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13/11/2011, 12:22
Director

Michiko abrió la marcha sin dilación, y enseguida Moriya, Ko y ella estuvieron caminando por el bosque. Había ahora mucha más luz que cuando Moriya había despertado, pero era plomiza y grisácea, como si estuviera nublado. Los dos jóvenes recorrieron durante horas un camino bien trazado, con escasas señales, pero sembrado de farolillos de piedra y con abundantes cañas de bambú verde a los lados. Buenas armas improvisadas si se cortaban en bisel, como Gaisei había enseñado a Moriya y a sus hermanos.

No pasó mucho tiempo más hasta que Michiko comenzó a sentirse cansada.

- Deberíamos hacer un alto, Moriya-san -dijo pasándose una mano por la frente-. Lo cierto es que estoy un poco fatigada, ¿vos no?

Se sentó en el suelo, y bebió agua de un odre pequeño que llevaba. Pero Moriya no estaba del todo tranquilo. Había algo en el ambiente que le preocupaba, aunque no habría sabido decir qué...

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14/11/2011, 21:05
Moriya

Había algo en el ambiente, que lo le dejaba tranquilo desde hacía horas. Era el clima, o como este interactuaba con el samurái.

Hizo un gesto para que la joven tomara agua y se sentara sin preocupaciones. Pero el siguió de pie, alerta. Concentrado.
Sabia, que una buena trampa, era aquella que conseguía confundirse con las expectativas del objetivo.

Si ponías nervioso a alguien durante horas, lo más probable, es que más tarde o más temprano, este se acostumbre a esa sensación, y deje de predecir por donde puede venir un ataque.

Moriya, aunque gastaba unos preciosos recursos en tiempo, voluntad y cansancio, no dejaba de estar concentrado.
Aquella sensación era como la que vivió anoche en el bosque, justo antes de que aquellas criaturas, o espíritus aparecieran.

O no, no era exactamente la misma. Pero lo dejaba igual de intranquilo. Así que mientras la chic bebía,  y jugaba un poco con el perro, este dejo que sus sentidos viajaran más allá de donde la vista llegaba, intentando entender que había fuera de lugar.

Y como de costumbre, su preocupación se mostraba en un gesto inconsciente, poner la mano sobre la empuñadura de su arma.

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23/11/2011, 12:31
Director

Michiko se sentó sobre una roca plana que había allí, y sacó su agua. Quedaba claro que tenía mucha sed, porque bebió con avidez.

- Qué calor hace... -comentó distraída.

En efecto, Moriya llevaba un rato pensando lo mismo. Hacía calor, demasiado calor para ser otoño. Además, el cielo continuaba nublado a ratos y ni siquiera era mediodía aún. Una alarma se activó en la mente de Moriya. Aquello no era normal. Michiko pareció darse cuenta de su turbación, porque se levantó preocupada.

- ¿Ocurre algo, Moriya-san?

En ese momento, Ko empezó a gruñir. Había algo cerca que molestaba al perro, y Gaisei había enseñado a Moriya a tener en cuenta la actitud de los animales. Podía ser muy reveladora, ya que ellos estaban más en sintonía con la naturaleza que los seres humanos. Decididamente, algo en aquél sendero estaba fuera de lugar... y quizá fuera peligroso.

Notas de juego

Podeis volver a poneros en camino, buscar por los alrededores posibles amenazas, descansar... lo que se te ocurra. =)

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23/11/2011, 16:22
Moriya

El joven samurái estaba alerta. Sabía que algo estaba fuera de lugar, aunque aun no supiera que. Cuando el animal le dio la razón, lo uso como guía.

Sabía que los animales tenían sentidos que los hombres no llegaban a desarrollar nunca, y los que tenían en común, estaban normalmente más agudizados.

Así que siguió una línea imaginaria desde el perro, hacia la dirección en la que gruñía. Porque estaba claro que le gruñía a algo.

Me parece que aquí pasa algo raro. Mantente detrás de mí.

Ahora, en posición defensiva, y siempre mirando la zona a la que gruñía el pequeño y fiel animal, Moriya dio pasos cortos y seguros en busca de lo que no encajaba.

Desde la muerte de maestro y padre adoptivo, muchas cosas estaban totalmente descontroladas, incluido el clima, por lo que podía notar, así que lo mejor era estar preparado para cualquier amenaza.

Notas de juego

Busco por la zona, con mucha paciencia, y mucho cuidado, aunque me lleve bastante tiempo. Las prisas son para cuando son necesarias, y ahora mismo, es mas necesario seguir vivo, juas juas juas. 

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28/11/2011, 15:37
Director

Michiko no dijo nada, limitándose a obedecer las indicaciones de Moriya mientras lo miraba con preocupación. El joven se internó en la maleza, justo en la dirección en que Ko ladraba y gruñía.

El calor iba poco a poco en aumento. Ya no quedaba duda alguna de que el ambiente estaba enrarecido y Moriya sentía la amenaza cerniéndose sobre ellos. Con el rabillo del ojo, vio algo tras un árbol. Entonces una chispa prendió súbitamente y tres árboles cercanos estallaron en llamas.

Michiko gritó y trastabilló, cayendo de espaldas al suelo  mullido de hierba. La temperatura ascendió varios grados, y se pudo oír una voz cruel y chillona riéndose a carcajadas. Dos segundos más tarde, un ser de fuego salió de detrás de los árboles que ardían. Moriya nunca había visto algo parecido a aquello. Se movía con torpeza a grandes zancadas, a un lado y a otro, como un mimo borracho. Pero tenía los infernales ojos clavados en él y el aura que desprendía era aterradora. No cabía ninguna duda de que tendría que defenderse o aquella cosa acabaría calcinándoles hasta los huesos.

Notas de juego

Es un enemigo peligroso, pero no destaca por su rapidez. Si quieres atacarle, tienes la inicativa.

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28/11/2011, 21:33
Moriya

El samurái sabia que una vez más, aquel ser no pertenecía aquel mundo, o al menos a aquel plano de existencia.

Los seres naturales no atacaban la naturaleza que les albergaba. Aquel ser de fuego venia desde otro lugar, y tenía una idea clara de donde podía haber salido.

Su enemigo ya había confesado haber dejado espíritus para enlentecer su paso. Si se había topado con este, era porque estaba cubriendo su rastro. Lo que se traducía, en que Moriya había encontrado un rastro bueno que seguir.

Pero qué clase de loco dejaría una llama suelta en un terreno fértil. Aquel hombre, aquel demonio pagaría su ofensa al mundo con algo más que sangre. Pero eso sería más adelante. Ahora tenía algo que hacer.

Se irguió todo lo alto y recto que era para hablar al ser.

Si das un paso más, y si no aplacas las llamas que tú mismo has provocado, me veré forzado a acabar con tu vida aquí y ahora. Es la única advertencia que tendrás.

Moriya seguía queriendo dar a cualquier oponente la opción de declinar el combate, aun a sabiendas de que tal cosa no sucedería. Y no pensaba perder su costumbre ni frente a hombre alguno, ni frente a espíritu de ignota procedencia.

El ser dio otro paso y se carcajeo con vileza de sus propios actos. No parecía rápido, pero una llama no tenía que serla.

Bastaba con estar cerca y hacer lo que ahora, subir la temperatura.

El samurái sabía que si quería ganar aquel combate tenía que hacerlo con rapidez y eficacia. Si no, pasarían dos cosas.

Todo el bosque ardería sin remedio. Y lo peor de todo, el calor mermaría sus fuerzas y sus reflejos, pues tal era el poder de la naturaleza.

Sin mediar más palabras, retiro con cuidado su capa hasta colocarla tras él. Con el arma enfundada se concentro en el siguiente golpe. Como le habían enseñado. Siempre el golpe mas allá del enemigo, mas allá del objetivo.

Aquel ser parecía seguir un patrón humano, tenía piernas y cabeza, tenía brazos, y tenía un torso amplio al que golpear.

No sabía si su piel seria dura como el acero, y blanda como la carne. Y peor aún, no sabía sangraría, o si de sus heridas brotarían llamas de fuego.

Pero sabía que no debía temer. Que no tenía tiempo para perderse en las dudas. Lo que tuviera que aprender de aquel combate, lo aprendería luchando, y no observando a la criatura.

Esta ya había avanzado más. Con uno de sus brazos había arrancado una flor que llevada por la triste brisa y el calor alzo el vuelo para consumirse presa del fuego que brotaba ya dentro de ella.

Moriya no podía enfocar a esa flor, pero unió su destino al de la planta. Cuando esta se consumió por fin, justo antes de tocar el suelo, el guerrero emprendió su ataque.

Como si de un duelo de espadas legendarias se tratara, el cielo se recortaba mas allá de Moriya, desdibujado por las oleadas de calor que parecían venir de todos lados, y al mismo tiempo, no tener un foco único.

Los pies de Moriya eran rápidos, sus desplazamientos eran como patinar en el fondo de un lago. Y como solo el viento sería capaz de moverse, se acerco en medio latido a su oponente.

En ese momento, su cuerpo sufrió una metamorfosis, y sus rodillas se plegaron para hacer que su silueta se recogiera sobre el suelo. Pero eso solo duro lo que dura un parpadeo. Pues su arma. Su preciada Katana salió disparada como si tuviera un resorte oculto en la saya, buscando el cielo, buscando el sol, pero sobre todo, buscando morder la piel y las entrañas de su enemigo.

Para acompañar el movimiento e imprimir más fuerza, mientras el arma cortaba lo que se ponía en su camino, el luchador en un último esfuerzo imperceptible acabo saltando y girando sobre sí mismo.

La fuerza centrípeta de su cuerpo, y la centrifuga de su espada se combinaron para hacer de el un torbellino mortal.

Al tocar el suelo, y ante la duda de si habría acabado con su enemigo, Moriya dio un rápido paso atrás, para guardar la debida distancia. Pero su golpe maestro había sido dado. Había intentado acabar aquel combate allí y ahora, como habían hecho los héroes de leyenda antes que él. Porque para un samurái, para un seguidor de bushido. El golpe siempre estaba dado antes de iniciar el movimiento. Y sobre todo, si uno era bueno con su arma. Bastaba un solo golpe para acabar el combate.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Ataque: 21

Daño: 8


Para que te hagas una idea, hago un Uppercut contra el bicho, pero con una katana. 

Y te tire iniciativa por si las moscas: 7

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04/12/2011, 01:03
Director

Moriya lanzó un ataque tan fulgurante que el engendro que tenía ante sí apenas pudo ver por dónde venía el golpe. Lo recibió en pleno mentón, y la hoja cortó limpiamente allí por donde pasó. El monstruo ígneo chilló de dolor y sorpresa, pero lo que realmente cogió a Moriya desprevenido fue el hecho de que no manó sangre de la herida de aquella cosa, si no una especie de llamas fluidas y espesas que impregnaron su katana. Tuvo que dar un rápido tajo para limpiar la espada con rapidez y evitar que aquella cosa la estropeara.

Mientras tanto, el monstruo de fuego se llevó las manos a la barbilla, y emitió un rugido grave y gutural. La expresión de su rostro no cambió, pero Moriya detectó que su aura sí. Ahora estaba furioso... muy furioso. El ser dio dos zancadas a los lados, y echó los brazos hacia atrás, mientras de su herida aún manaba ese líquido candente. Abrió la boca de forma desmesurada, y su garganta se iluminó. El joven guerrero supo con un estallido de adrenalina lo que iba a ocurrir.

Un chorro espeso de fuego naranja salió disparado de la boca de aquél ser. Moriya saltó a la izquierda haciendo una pirueta para esquivarlo y lo logró por un pelo, mientras veía cómo el proyectil se estrellaba contra un tronco y lo hacía estallar en llamas al instante. Se levantó lo más rápido que pudo y adoptó su posición de combate. Tendría que tener muchísimo cuidado...

- Tiradas (1)

Notas de juego

Uuuuuuuy... por que poco. xD

Te toca. =P

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04/12/2011, 22:40
Moriya

El samurái ya sabía algo más sobre su enemigo. Era duro de matar, y podía atacar a distancia. Eran cosas malas, sobre todo si quería acabar con él. Pero al menos, saberlo le ayudaba a dibujar una estrategia.

Por lo que podía ver, aquel ser, contaba con las llamas para protegerse, y no era particularmente rápido.  Esa era la única ventaja que podía añadir el diestro guerrero para sentenciar aquel combate a su favor.

Porque acabarlo podía acabarlo rápido. Pero no sin poner su vida en peligro, ni el resto del bosque. Tendría que hacerlo más despacio y más seguro.

Ahora tenía que reducir la movilidad de aquel ser al mínimo. Sus piernas serian las próximas en venirse abajo.

Se acerco despacio, y lo hizo premeditadamente y envainando el arma. Iba a provocar un segundo escupitajo de fuego.
Sospechaba que entre uno y otro el ser tendría un pequeño descanso, y sería el que aprovecharía.

Ahora que sabía como era, podía anticiparse con cierta seguridad. Y como no podía ser de otra manera, el ser decidió jugarse su carta sin mucho meditarlo.

En cuanto el ser disparo la baba, con fuerza y agilidad Moriya se desplazo todo lo rápido que podía, en un parpadeo estaba al otro lado de ser, y descargo un golpe de Iaido*, el famoso arte japonés del desenvaino entre dos latidos de corazón, con la intención de sesgar los músculos, tendones, carne y hueso que hubieran en las piernas del ser.

Si su golpe tenia efecto, podría dejarlo quieto en ese sitio y sería más fácil acabar con él.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Movimiento:

Ataque: 16
Daño: 6

* El iaidō (居合道, iaidō?) es un arte marcial japonés relacionado con el desenvainado y el envainado de la katana. Era practicado por los samuráis, especialmente en el periodo Edo. Estas técnicas surgen principalmente para poder atacar o defenderse a la vez que se desenvainaba, comenzando por tanto el enfrentamiento con el arma aún en la saya (vaina) y desenvainando con la velocidad apropiada para atacar o contraatacar al oponente sin darle tiempo a reaccionar. La principal idea del iaidō es ser capaz de reaccionar correctamente ante cualquier situación inesperada.

Mas info en http://es.wikipedia.org/wiki/Iaid%C5%8D
Para muestra un boton: http://vimeo.com/8608458

Si quieres informar al resto de los jugadores ya sabes. Para motivar y esas cosas. XD

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05/12/2011, 12:24
Director

La hoja de Moriya buscó el muslo del horripilante monstruo y lo encontró sin problemas. El ser era demasiado lento para apartarse de un ataque así, aunque ahora tomaba mucho más en serio a Moriya. Su katana cortó a través de la carne ardiente y destrozó músculos por doquier.

La sangre ardiente manó libre e impregnó la espada del joven, que estaba prevenido y la limpió rápidamente. El engendró profirió un alarido y se llevó las manos a la pierna. Miró con furia a Moriya, gritando aún, y dio un par de pasos atrás. Parecía menos decidido que antes. Otro paso atrás... y otro. Se veía claramente que estaba a punto de huir. No había calculado que Moriya sería un rival poderoso.

Tras el joven samurai, Michiko se había levantado y acercado a la lucha con fascinación, mientras que Ko no dejaba de aullar y ladrar. Moriya tenía la oportunidad de rematar al ser ahora que dudaba...

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06/12/2011, 11:16
Moriya

El joven samurái sabia que tenía que dar en aquel momento el todo por el todo. El ser flamígero estaba retrocediendo, pero no podía darle cuartel. Y para empeorar las cosas la chica se acercaba. Insensata.

¡Aléjate, ahora!

Tras esto, y mientras el ser, tomaba un único y precioso segundo para sopesar si atacar a la joven o a su perro, una vez más, el samurái enfundo su arma con rapidez y tras colocarse a una distancia prudencial concentro su mente y su cuerpo.

Había una manera de atacar con rapidez, y desplazando el propio aire tan rápido que este formara una cuchilla asesina al servicio de aquel que supiera usar la técnica.  Moriya aun no la dominaba del todo, pero era el momento de ponerla en práctica.

Desenvaino con tal rapidez que la hoja aun parecía estar dentro de su saya, y sin embargo, ataca en el mismo segundo a la cabeza, al tronco superior y luego a las piernas nuevamente. Era un ataque mortal y directo, que podía acabar con cualquier enemigo, y que exigía una plena concentración.

Pero Moriya tenía que acabar en aquel momento, en aquel preciso instante, porque el ser de fuego podría atacar a la chica, podría recuperarse y atacar a traición. Aquel ser no era un enemigo honorable, y era demasiado peligroso para dejarlo suelto por el mundo.

Así que con un dolor terrible en los músculos de los brazos, haciendo un esfuerzo terrible para no perder la espada que empuñaba al quebrase su muñeca, repitió, no uno, sino dos veces más el ataque casi instantáneo y fulgurante a su enemigo. Primero a la cabeza, al tronco y a las piernas.

Casi sin energía, dio un paso atrás, deseando que aquel hubiera sido el final del combate, porque sudaba y respiraba con dificultad, y el esfuerzo que había hecho en aquel momento le pasaría factura.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Movimiento:

Ataque: 20
Daño: 5

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14/12/2011, 12:13
Director

Los tajos de Moriya impactaron en el cuerpo ardiente de aquél engendro, que emitió un alarido horroroso y cayó de espaldas, con la sangre candente manando de sus heridas. Pasaron dos segundos de silencio, roto únicamente por el crepitar de las llamas en los troncos, y luego el ser estalló con fuerza en una lluvia de chispas y líquido fundido. Moriya se apartó hacia atrás justo a tiempo...

La lucha había terminado, pues del ser no quedaba más que un pequeño cráter ennegrecido. No podían saber si había muerto o simplemente regresado a su plano de existencia. Lo que importaba era que ya no estaba allí. Pero Moriya estaba preocupado ahora. Aquella cosa era mucho más peligrosa que los espíritus que había encontrado la noche anterior. Si eso continuaba, podían tener muchos problemas... Y no sólo ellos...

Michiko se acercó dubitativa.

Moriya-san... -susurró asustada-. ¿Estáis bien? ¿Qué era eso...?

Parecía temblar de pies a cabeza como un flan. No sabía muy bien qué hacer a continuación. ¿Y si había más cosas como esa por ahí fuera?

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16/12/2011, 19:35
Moriya

El joven guerrero espero unos segundo sin quitar la vista del cráter del que salía el humo. No estaba seguro de que aquel ser de fuego estuviera completamente vencido.

Finalmente la joven se acerca lo suficiente como para que Moriya vuelva de golpe al plano de la realidad.

Con un hábil movimiento coloca la hoja de la katana sobre el brazo, y recorre con los ojos cada centímetro de esta para comprobar el estado de salud de la misma.

Sabía que la lucha contra aquel ser había sido dura, y no solo a nivel físico o de concentración. La exposición prolongada contra aquel ser había debilitado la hoja. Si el combate hubiera durado quizás un minuto más, era posible que se hubiera quedado sin arma.

Se incorporo, y con un gesto fluido volvió a guardar el arma. Tras sacudirse el polvo miro a la joven que temblaba de miedo por lo vivido.

El había podido sobrellevar quizás aquel encuentro porque la noche anterior había tenido uno más peligroso si podía ser.

Pero si aquellas cosas llegaban a los pueblos y las ciudades de Japón, la población podía llegar a pasarlo muy mal.

Vamos, estamos perdiendo demasiado tiempo, la naturaleza se ocupara de arreglar este desaguisado.

Empezó la marcha y miro de reojo como había quedado el trozo de campo donde había luchado contra la bestia ígnea.

Era una zona que tardaría en recuperarse. Aquel fuego quemaba cosas que no solo eran físicos, quemaba la propia esencia de la realidad.

Cuando se hubieron alejado lo suficiente, y la joven Michiko a regañadientes había dejado de mirar atrás y de temblar continuamente, para hacerlo esporádicamente el samurái aprovecho para explicarse un poco.

La naturaleza está cambiando, los caminos no son seguros, o puede que solo se vea afectada aquella senda que yo recorro. Ignoro que tiene que ver todo esto con el asesino de mi maestro, pero debo encontrarle solución, y debo hacerlo rápido.

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17/12/2011, 12:35
Director

Michiko se limitó a asentir. Se veía que estaba admirada de la sabiduría de Moriya, pero no quiso exteriorizarlo demasiado. Continuó andando, guiando al samurai, con la vista baja. Anduvieron durante un largo trecho, antes de detenerse para descansar al anochecer.

Montaron un pequeño campamento a un lado del camino, con una fogata y poco más. Moriya comprobó el estado de su brazó y se permitió una leve sonrisa al ver que mejoraba notablemente. La capacidad de recuperación de un guerrero era excepcional, dado su dominio de la energía interior y la voluntad. Su maestro habría estado orgulloso de él...

Montó guardia durante toda la noche, para que Michiko pudiera descansar, acompañado por Ko. El perrito tal vez fuera pequeño, pero sin duda era valiente y parecía que Moriya le caía bien ahora. Al amanecer volvieron a ponerse en marcha, y cerca del mediodía entraron en una región abrupta, con caminos que serpenteaban entre las rocas y abundantes cascadas. El rumor del agua estaba por todas partes.

Michiko lo guió hasta una hoquedad grande en la roca, de la que manaba un hilo de agua. Había un poste santo en la entrada.

- Es aquí... -le dijo a Moriya.

El guerrero lo sabía. Nada más llegar había sentido cosas. Su intuición le decía que ese lugar era especial, pero además, notó algo que le puso en guardia. Su rival, Kagami, había estado allí antes. No sabía por qué, pero estaba seguro...

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19/12/2011, 11:06
Moriya

El guerrero se puso en guardia. Aun no había posado su mano en el arma, pero sus sentidos se pusieron alerta.
Podía notar aquella sensación de nuevo. La de estar persiguiendo a su presa. Fuera cual fuera el camino que había tomado su némesis, le había conducido a aquel lugar.

Se giro y miro a la chica. Había sido valiente, y lo había traído hasta allí. Agradecía la compañía, a pesar de que no le gustara mucho compartir su viaje. Incluso el pequeño y curioso animal se había ganado alguna muestra de cariño por parte de Moriya.

Pero su camino se separaba allí, en aquel lugar remoto. Ella tenía que volver con su abuelo, con su vida normal, alejado de espíritus destructivos.

Durante el largo camino hasta aquel momento, había sopesado el mandarla de vuelta. El posible peligro que supondría mandarla sola de vuelta, sobre cuando había seres que podían fácilmente hacerle daño.

Pero más peligroso era dejarla más tiempo en su senda. Pues allí habitarían demonios que la cambiarían para siempre. Debía despedirse y devolverla a su mundo.

Michiko. Muchas gracias nuevamente por haberme mostrado el camino. Eres una gran guía, y una buena exploradora. Pero a partir de este punto es más seguro que viaje yo solo.

No sé lo que me espera aquí, y que pistas encontrare. Pero mi enemigo mortal ha pasado por aquí. Puedo sentirlo en el alma, en el aire. Y no puedo permitir que te pongas más en peligro. No me lo perdonaría.

Por favor, vuelve con tu abuelo, y dale las gracias una vez más de mi parte.

Luego, el joven samurái realizo una cortes y muy educada reverencia, para indicar el punto y final de cuento tuviera que decir.

Sin esperar mucho una respuesta, se volvió a la roca, por donde el hilillo de agua discurría ajeno a las eventualidades que ocurrían a su alrededor.

En algún punto tendría que haber una oquedad. Sabía que debía empezar a buscar por allí. Pues tras la roca, había algo. Algo importante.

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19/12/2011, 11:41
Director

Michiko escuchó las palabras de Moriya. Al principio parecía que iba a replicar algo, pues se había quedado sorprendida. Pero luego pareció aceptar que el joven samurai tenía razón. Se mordió el labio inferior y en un visto y no visto, se lanzó hacia delante y le dio un rápido beso en la mejilla a Moriya. Luego le sonrió ampliamente mientras se sonrojaba.

Ha sido un placer, Moriya-san -dijo, correspondiendo a la reverenicia-. Cuando vuestro viaje concluya, no olvidéis visitarnos de nuevo. Sólo para saber que estáis bien...

Y cogiendo su pequeña bolsa, se dio la vuelta con una última sonrisa hacia el guerrero y le hizo un gesto al perrito.

¡Vamos, Ko! ¡Volvamos a casa!

Entonces echaron a andar con paso ligero, mientras Ko miraba atrás y le lanzaba ladridos de despedida a Moriya. En poco tiempo se perdieron de vista entre la espesura. El samurai volvió entonces a envolverse en la sensación de soledad que tanto le gustaba y le tranquilizaba. Ahora no debía cuidar de nadie más que de sí mismo. Tomó aire un par de veces y se dispuso a entrar en la gruta. 

Al principio sus ojos no pudieron ver demasiado, y sólo podía oírse el murmullo del agua y un goteo lejano. El ambiente era frío y, de alguna manera, sobrenatural. Moriya tenía la sensación de que era observado continuamente. Finalmente, cuando sus ojos se acostumbraron a la luz, percibió un tenue resplandor al fondo de la galería. Caminó hacia él, pues no había otra senda posible, y al volver una esquina descubrió algo que le dejó sin aliento.

El lugar era realmente impresionante, y Moriya no tuvo duda alguna de que se trataba de un recinto sagrado excavado en la piedra. Aquí y allá podían verse ofrendas, cirios y fórmulas sacras. En el centro de la gran estancia, podía distinguirse una enorme roca, rodeada de cuerdas aseguradas con sellos de contención. La atmósfera era solemne, e incluso parecía que el tiempo no transcurría en el interior de aquel templo secreto. Sin embargo, Moriya seguía sintiendo aquella presencia que escrutaba cada uno de sus pasos...

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19/12/2011, 11:58
Moriya

El samurái no dudo mucho más de un par de latidos. Si había algo que hubiera impulsado a Kagami a entrar en aquella cueva, era mancillar su altar principal.

Camino tranquilo y decidido. Si alguien pensaba atacarlo, lo haría cuando llegara a mitad de recorrido, cuando las paredes, la salida y cualquier cobertura estuvieran literalmente fuera de alcance.

Moriya recorrió con ojos curiosos todo cuanto veía. Pero al mismo tiempo estaba atento a todo lo que el resto de sus sentidos le decían. Y le avisaban de que allí había algo más. Algo más de lo que parecía.

Estaba dispuesto para luchar de nuevo. Estaban alerta y mentalizado. Tranquilo. Y sobre todo, preparado para atacar al menor indicio de peligro.

Sus pasos resonaban por la sala a causa del chapoteo que hacían sus sandalias al entrar y salir del agua. Agua que por otro lado, estaba helada.

Calculo lo que ahora pesaban de mas sus pantalones, y el ruido que tendría que hacer cualquier que pudiera atacarlo por tierra.

Paso la mitad del camino. Y aun no se había producido el ataque, y siguió sin vacilar, con destino a la piedra del fondo del templo natural. Necesitaba respuestas, incluso siendo consciente de que no conocía las preguntas.

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20/12/2011, 12:16
Director

Aquí y allá, a todo lo largo y ancho de la estancia, los cirios parecían observar a Moriya mientras avanzaba. El sonido de las gotitas cayendo al agua era lo único que parecía romper la paz del lugar. La gran piedra aguardaba, quieta y reflejando las trémulas luces de las velas.

Moriya superó la mitad del camino, el punto a partir del cual el peligro se hacía más amenazador... pero nada ocurrió. Todo a su alrededor seguía estando en calma, una calma solemne y perturbadora. Fue entonces cuando Moriya escuchó algo que le hizo llevarse la mano a la empuñadura de la katana. Una voz grave resonó de forma extraña en la caverna... casi como si proviniera de su propia mente.

- Ayúdameee... -dijo con lentitud, como un moribundo en el lecho de muerte suplicando a su médico.

El samurai se detuvo, mirando alrededor por todos los rincones, pero aún no se veía a nadie en la sala de piedra.

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21/12/2011, 12:06
Moriya

El guerrero se tenso al escuchar las palabras. Casi seguro que las había escuchado con su propia mente.

Se paro durante un par de segundos donde sus ojos y sus oídos buscaron por toda la sala en busca de algún hombre herido. Sin embargo, nada había a su vista.

Decidió que tendría que llegar hasta la piedra. Estaba convencido de que las respuestas que hallara en aquel lugar, las obtendría en ese mismo lugar.

Volvió a caminar, y destino unos pocos segundos a reflexionar sobre la petición de ayuda.

Su primer instinto fue ponerse en marcha para ayudar. Lo habían enseñado a ser bueno con los ciudadanos, a poner la vida de los demás delante de la suya en caso de ser necesario.

Pero según pasaron los segundos tomo consciencia de que podía ser una trampa. Que desde hacía días, sus encuentros habían tenido lugar en circunstancias extrañas, y que bien podía ser un intento de que bajara la guardia.

Se prometió no ayudar a menos que determinara que era estrictamente necesario. No quería caer ahora que estaba tan cerca de volver a encontrar el rastro del asesino Kagami.

Así que apretó ligeramente el paso para llegar hasta la roca. Sus respuestas llegarían rápido. De eso estaba seguro.

Notas de juego

Uy uy uy.... que Chultiano. Que miedito. XD