Partida Rol por web

Los engendros de fuego rieron una vez más con una risa extraña que producía un curioso eco, y rugieron con todas sus fuerzas. Se acercaban con pasos torpes y patizambos... pero Moriya sabía que no eran de fiar.

El calor en el ambiente seguía en aumento. Uno de los monstruos de fuego miró instantáneamente a Moriya cuando este se movió, y se dirigió hacia él para hacerle pedazos. Los otros dos continuaron moviéndose hacia Yuki y Kaede.

El samurái sabía que el espacio era precisamente su única ventaja. Si la lucha fuera en una cueva, o algún lugar reducido, sería imposible vencer a aquella espeluznante criatura.

Y si el lugar pudiera estallar en llamas, también tendría las de perder. Al menos estaban en la parte del camino que estaba más despejada.

Moriya, como siempre, aprovecho la falta de inteligencia para provocar a enemigo. Fue dando unos pasos cortos hacia atrás, atrayéndolo hasta una zona despejada, en donde él pudiera maniobrar.

Sin embargo, sabía que tenía poco tiempo para poner en marcha sus aptitudes. Y en cuanto estuvo listo, arranco en un terrible ataque.

Se lanzo en un pequeño salto hacia adelante, buscando el costado de la bestia, y luego encadeno una serie de golpes, destinados, a minar las fuerzas del ser.

Y cuando hubo acabado, volvió a saltar hacia atrás, para ponerse a una distancia lo más segura posible.  Pues sabía que la hoja de su arma, tras cortar a aquel ser, se calentaba demasiado.

Y estar cerca de aquel gigante no era un buen plan.

Moriya atacó con más rapidez que yo, pero eso no me detuvo a hacer un par de movimientos con mi katana para dañar al enemigo.

Me acerqué ayudado por la sorpresa del ataque de Moriya, ataqué y me alejé lo suficiente del enemigo como para poder esquivar su ataque.

Tanto Moriya como Kaede se lanzaron contra los enemigos ardientes como un par de relámpagos, y sus katanas cortaron el aire con rapidez. Hacía sólo un día que no se veían, pero mucho tiempo desde la última vez que combatieron juntos en serio contra un enemigo. Les agradó comprobar que no habían olvidado cómo actuar en equipo.

Moriya conocía a los enemigos, y Kaede atacó con ímpetu. El samurai pelirrojo erró el golpe por muy poco, pero su hermanastro logró impactar en el cuerpo caliente del monstruo, hiriéndole con su afilada arma. Yuki se mantuvo más a la defensiva, pero también avanzó para luchar contra el engendro que se encaraba con ella.

El contraataque de los adversarios fue feroz, como Moriya había intuido, y los tres se concentraron en tratar de alcanzar a los hermanos con sus garras en lo que fueron terribles zarpazos abrasadores. Sin embargo, Moriya y Kaede bloquearon los golpes con sus katanas, y Yuki esquivó grácilmente la acometida. Era su oportunidad para devolver el golpe.

Mientras mis hermanos y los maestros enfrentan a sus enemigos arrojandose contra ellos, yo tomo mas precauciones, ya que aunque no parecen muy listos, ya solo el hecho de que estan en llamas hacen a estos grandotes muy peligrosos. Suerte que mi naginata es un arma muy larga y puedo golpear manteniendo la distancia!

Dejo que el monstruo se lanze a por mi, para esquivarlo en momento justo. Intuia que algo tan grande no podia ser muy agil, asi que aprovecho rapidamente para lanzar una serie de golpes rapidos a traicion, confiando en herir, o al menos mantener desestabilizado, a mi enemigo.

Moriya sabía que luchar contra aquellos entes no era precisamente fácil. Su enemigo se había movido lo suficiente para hacerlo errar, y había emprendido su ataque un segundo antes de lo que planeaba.

Igual que él había tomado conocimiento tras despachar no hacia ni un día al anterior, este parecía haberle cogido la mano.

Eran rivales duros, y empezaba a pensar que se trataba del mismo ser. Al menos, el gigante de fuego se movía y ponía las mismas caras.

Estaba claro que algo iba irremediablemente mal. Sin pensarlo, Moriya lanzo otro ataque, que estaba destinado a ser predecible, simulando el combate del día anterior, para medir de nuevo las fuerzas de su oponente.

El ataque, estaba convencido fallaría. Pero al menos le daría información útil de enemigo al que se enfrentaba. Y por otro lado, ahora que sabía que podía escupir bolas de fuego, sería mucho más prudente a la hora del combate.

Aunque el calor, lo desanimaba poco a poco a emprender acciones más suicidas. Al menos por el momento lo estaba llevando bien.

Había que acabar con aquellas criaturas con prudencia y cabeza. Era el momento de esperar y no malgastar fuerzas para poder defenderse de un posible ataque sin salir herido.

La lucha continuó durante segundos que parecieron horas, mientras los tres hermanos combatían cada uno con un monstruo ígneo. En un momento de la refriega, Moriya atacó con rapidez pero falló el golpe, trastabillando y resbalando para caer al suelo pesadamente. Su rival se lanzó contra él como un rayo para abrasarlo, pero el joven pelirrojo rodó a un lado y evitó el ataque una fracción de segundo antes de que le carbonizase.

Yuki tampoco logró dañar a su oponente, y este contraatacó con fiereza, lanzando un zarpazo contra la pierna de la chica. Falló por un pelo y gruñó con frustración. Yuki era rápida esquivando y defendiéndose con su naginata.

Por su parte, el monstruo que peleaba con Kaede reculó un momento, preguntándose por qué su rival no atacaba. Sin embargo, volvió a cargar casi inmediatamente con un rugido. Kaede bloqueó su ataque y se apartó con rapidez, asiendo su katana con las dos manos. Tal vez en esa ocasión habría una buena fisura que aprovechar.

Mis intentos de herir o desequilibrar al mosntruo no estaban siendo muy efectivos, pero al menos era bastante mas agil que el, por lo que tampoco conseguia acertarme. Pero solo hacia falta que el equilibrio se desviara un poco a un lado para que uno de los contendientes acabe mal.

Analizando rapidamente el lugar donde estamos luchando, me percato de la caida que hay junto a nosotros. Manteniedo el mismo estilo de ataques rapidos y precisos de antes, intento mantenerlo a raya, y al mismo tiempo que se vaya desplazando de forma que la caida quede a su espalda

Moriya con un rápido movimiento de ojos, dio un barrido visual al combate que tenía lugar a ese nivel. Sin duda, las cosas no iban bien. Y si seguía medio segundo más en el suelo se iban a poner peor.

El gigante ya estaba abalanzándose sobre él para descargar su cuerpo ígneo. Así que el guerrero rodo sobre el suelo, puso una rodilla para intentar levantarse y lanzo un golpe de katana destinado a las piernas de su oponente, para que este guardara las distancias con él.

Solo serviría si aquel engendro de fuego no decidía prescindir de una de sus piernas.

Ahora que tenía al enemigo desconcertado era el momento de atacar. Agarré mi katana con fuerza y ataqué

La lucha continuó durante los siguientes minutos, mientras Moriya hacía gala de su rapidez y técnica, logrando herir a su adversario aún desde el suelo. Aprovechó que este reculaba para ponerse de nuevo en pie y adoptar su pose de lucha. Yuki también logró hacer daño a su enemigo, mientras que Kaede falló el golpe por milímetros.

Los monstruos de fuego comprendieron que no estaban ante rivales sencillos y volvieron a juntarse, pues que por separado la lucha se les estaba haciendo complicada. Reunieron fuerzas y lanzaron un horrible rugido. Kaede, Yuki y Moriya notaron cómo la temperatura ambiental subía considerablemente, mientras un viento caliente arrastraba sus cabellos y les obligaba a entrecerrar los ojos.

Los monstruos no atacaron inmediatamente, pero parecían arder ahora con más fuerza y el calor era agobiante. ¿Qué estaban tramando...?

El joven guerrero se reunión de nuevo con sus hermanos.

Creo que planean algo malo. Ya lo he visto lanzar esputos de fuego hirviendo. Con tres, esto puede ser mucho peor.

Creo que debemos hacer un ataque conjunto. Estáis listos. Como en el Dojo contra el maestro.

Al decir aquello algo se partió en el alma de Moriya. Y el mismo tiempo, le dio la ferocidad que necesitaba para atacar.

Yo ataco a media altura, Yuki salta y ataca desde arriba, y cuando estén concentrados en nosotros, Kaede les destruye las piernas.

No hay tiempo que perder. Al ataque.

Moriya sabía que las piernas eran el punto flaco de aquello seres. Pues su movilidad ya era reducida. Pero también sabia, que si dejaba que empezaran a atacar a distancia, y minaban todo su entorno de focos de llamas, el combate se decantaría favor de los enemigos.

Las palabras de Moriya dejaban ver la intencionalidad del ataque, era arriesgado, pero era nuestra mejor opción - Ataquemos hermanos

Mis ataques comenzaban a tener efecto, pero no tanto como hubiese deseado, y aunque habia conseguido herir al mostruo, aun le quedaban muchas fuerzas. El combate iba a ser largo, y bastante duro.

Estoy planeando mi proxima accion, cuando Moriya se nos aproxima y propone su tactica. Sin dudar en ningun momento de su idea, me preparo para ejecutarla.- Asi se hara hermano. Preparate bestia!!!

Tal y como Moriya me pide, tomo una carrerilla corta y salto tan alto como puedo, y lanzo un ataque alto mortal con mi naginata

El ataque de los tres hermanos fue rápido y letal. Kaede se lanzó hacia delante con rabia y su katana encontró el cuello de uno de los monstruos. No llegó a decapitarlo, pero le dejó terriblemente malherido, con la sangre ardiente manando a raudales de la herida. Cayó al suelo gimiendo y llevándose las manos al lugar donde la katana del joven le había cortado.

Los otros dos recibieron el ataque de Moriya y Yuki, que no fue suficiente para derribarlos. Hacía un calor sofocante, y aunque se apartaron con rapidez, el samurai y la guerrera no pudieron evitar empezar a sudar copiosamente. ¿Qué pretendían aquellos seres? No se habían defendido, pero de algún modo estaban incrementando terriblemente la temperatura. Podían tener problemas si aquella lucha duraba mucho.

Los dos engendros que aún se mantenían en pie dieron un par de pasos hacia sus adversarios. Se echaron un poco hacia atrás y abrieron mucho la boca. El que estaba en el suelo miró a Kaede e hizo lo mismo. Moriya sintió un escalofrío. Sabía lo que iba a pasar a continuación.

¡Cuidado, van a escupir fuego. Atrás!

Con ese grito desgarrador puso su cuerpo en movimiento, intentando que sus hermanos fueran blancos móviles, y no meras estatuas dispuestas para recibir el fuego de las bestias sobre sus cuerpos.

sorpendida por ña aparente indiferencia a nuestros ataques, aquelllas repentinas llamaradas me cogen por sorpresa. Aunque un demonio de fuego no es que sea algo que se vea todos los dias, por mi experiencia habitual no suelo esperar que un enemigo me escupa fuego. Tendre que tomarlo en cuenta para mas adelante: Espera lo inesperado!

Nuestros ataques los fortalecen, o eso parece. Cuando veo el ataque me muevo para intentar esquivarlo y seguir atacando después.