Partida Rol por web

INVIERNO

Estado: Nebraska · Nevado y lloviendo, 6ºC con sensación térmica de 2ºC · 11:20

Han pasado días, semanas y finalmente incluso meses pero al fin ambos están cerca de su objetivo. El coche dejó de funcionar hace unos diez días y desde entonces avanzar por carreteras y senderos nevados ha sido una auténtica pesadilla. Si ninguno de los dos ha caído en estado de hipotermia ha sido precisamente por mantenerse en constante movimiento y aceptar dormir juntos para superar las duras horas nocturnas.

El viaje ha sido duro pero ha conseguido que inevitablemente Valk y Elim se hayan unido hasta convertirse en buenos amigos. Quizá no es ese tipo de cosas que gente como ellos admitirá en voz alta pero se cubren las espaldas, se cuidan a su manera y se apoyan sin dejarse atrás en ningún momento. Ya se han salvado la vida varias veces de forma recíproca pero están convencidos de que eso seguirá pasando, la diferencia respecto a cuando se conocieron es que ahora no dudan en arriesgarse el uno por el otro. Después de tantos días haciéndose compañía sería difícil adaptarse a su anterior soledad.

-Hemos llegado, es aquí -la mujer se aparta un poco la capucha para observar mejor el pueblucho al que han llegado, si es que se le puede llamar así. No son más que varias casas distribuidas de manera más o menos ordenada. El sitio parece abandonado y es que lo único bueno que tiene el frío intenso de esa época y la zona en la que se encuentran es que tanto infectados como bandidos quedan algo aletargados y con menos ganas de tocarles las molestarles -Tara tiene que estar  cerca... -las últimas semanas ya ha estado explicándole a Elim que ese sería el punto de encuentro con la joven pero sigue sin ser algo seguro.

Un mayor análisis del lugar hace que Elim lo reconozca. Fue el primer lugar en el que se detuvo con los soldados después de la fuga por lo que la base de los Luciérnagas, si sigue ahí, no queda a más de dos días de distancia a pie.

Invierno. Lo prefiero con mucho al verano...o bueno, lo prefería antes. Si te da frío te pones un jersey...sin embargo con el calor, llega un momento en que no hay nada más que quitar. Pero claro...ahora el peligro de congelación es muy real. El calentamiento global ha desaparecido, los gases de las fábricas y coches que calentaban el mundo ya no lo hacen. No es tan fácil encender la calefacción. A veces, ni encontrar un jersey o una manta.

Pero al menos, los infectados son menos activos, y los saqueadores esconden el culo y encienden fuegos. Ven menos y se les ve más. Es algo.

-O puede que no esté. Hace mucho que te fuiste. En cualquier caso...estamos cerca de la base de los luciérnagas. Tenemos que hablar sobre eso más tarde. Ahora...busquemos donde encender un fuego. Tengo ganas de hacer un buen estofado de conejo. Aunque hay nieve, el clima no es húmedo aquí. No humeará.

La ballesta es realmente útil, para muchas cosas. Cazar entre otras.

-Cuando descansemos un poco, tras comer, ojeamos esto. A ver que, o quien, hay. Y tenemos que redistribuir las armas. Es una lástima que se rompiese el hacha anoche. No es lo mismo, pero la culata del rifle o de la ballesta pueden ser muy útiles.

Mi machete no, mi querido Ripper se queda conmigo.

Valk mira a Elim un momento pero enseguida vuelve la mirada a esas casitas que les rodean. A esas alturas ya sabe que ella misma vivió en una parecida anteriormente con su familia pero ahora parece que todos esos recuerdos pertenezcan a otra vida. La mayoría de veces duele recordar momentos así, cuando todo era cómodo sin que nadie fuera consciente de ello, pero también sirve para que no se olviden de su propia humanidad y de que un día existió la civilización. Con los niños que ya han nacido durante el desastre la cosa es muy distinta.

-Es una chiquilla lista, seguro que ha sabido apañarse. Si dejamos que vea el humo se lo pondremos más fácil -vuelve a mirarle mientras empieza a caminar a su lado -Sé que es arriesgado pero podría valer la pena si no damos con ella -después de eso se limita a sujetarse a las correas de la mochila que carga en la espalda. Últimamente está un poco más callada y lenta de lo habitual pero es normal considerando el cansancio acumulado. También podría ser que esté incubando algún tipo de resfriado, algo para nada extraño considerando el clima y las condiciones de vida a las que se someten a diario.

-Tengo mi subfusil y la daga, ¿para qué quiero más? -se encoge de hombros sin darle mayor importancia, señalando repentinamente una de las casas como destino, simplemente porque le parece bonita y acogedora -Hacía tiempo que no estábamos en un sitio así -susurra para no alterar la tranquilidad del lugar.

El casa está en buenas condiciones, al ser un pueblo pequeño el Cordyceps no ha hecho tanta mella en él como en las ciudades así que a parte de la suciedad acumulada hay poco más que destacar -Ayúdame con esto -arrastran un armario del salón para tapiar una ventana rota, depsués Valk se asoma por la chimenea para comprobar que no esté obstruida -Quizá podamos darnos un día de descanso, así llegaremos con las pilas bien cargadas -se nota que el sitio le ha gustado aunque también hay cierta parte que ansia llegar cuanto antes a las dichosas instalaciones -¿Te encargas de la caza y yo de la leña? -propone a pesar de saber que a su ahora amigo no le entusiasme que se separen.

-No sabemos quien hay por aquí...dejar que el humo se vea podría ser peligroso. Pero si crees que es lo mejor...de acuerdo. Coge algo de leña húmeda. Yo cazaré. Si regresas antes que yo -cosa probable pues en cazar se puede tardar bastante más -revisa la casa, puede que haya cosas.

La miro, serio en cierta manera. Pronto tendré que tocar un tema que no me gusta. Y que a ella tampoco le gustará.

-Y abrígate, Valk. Pareces a punto de pillar un resfriado. Y me dejé el frenadol junto a la navaja.

La cantidad de cosas que "me dejé" en esos pantalones crece día a día. Es ya casi una vieja broma. Se me ocurre algo y me rasco la nuca.

-En realidad...puede que si termino pronto la caza y no me queda lejos me de un paseo*. Hay un sitio...bueno, quizá es una tontería pero igual voy. En fin, nos vemos.

Voy hacia los árboles para intentar rastrear algo.

Elim accede a la idea de Valk y por eso mismo no le sorprende recibir esa especie de encargo a cambio. Es como si así la petición de uno equilibrara la otra.

-Esa navaja se ha convertido ya en el Arca Perdida. Cuando recoja la leña ya verás, ya. Te daré una sorpresa -sonríe haciéndose la interesante pero termina haciendo rodar los ojos -Y no me dirás qué sitio es ese, ¿verdad? Está bien, ten cuidado -a esas alturas ya tiene más que asumido que Elim posee sus propios secretos y de vez en cuando necesita su espacio. No es algo que la entusiasme especialmente pero ha aprendido a resignarse y aceptarlo.

Elim se aleja pues de la casa. El bosque está cerca y ahora que han pasado años enteros sin que la acción del hombre les interrumpa los animales campan a sus anchas. En invierno es más difícil conseguir una presa pero de todos modos son más abundantes que antaño, por eso no le cuesta demasiado encontrar una madriguera. Con algo de paciencia su presa se deja ver y consigue un conejo que les irá de fábula para reponer fuerzas como es debido.

Podría cazar algo más pero en lugar de eso se adentra más entre los árboles hasta llegar a un pequeño claro que reconoce perfectamente. Debajo de unas piedras escarba un poco, aunque se le congelen los dedos, y ahí sigue el paño que envuelve su antiguo colgante identificador como miembro de los Luciérnagas -No muevas ni un músculo -una voz desde atrás le amenaza.

Elim ha bajado la guardia debido a la nostalgia y otros sentimientos producidos por el reencuentro con ese simple objeto pero reconoce perfectamente la voz de la joven pelirroja que probablemente le esté apuntando con alguna arma, Tara.

El colgante...sigue ahí, donde lo dejé. Es casi como un encuentro con un viejo amigo, uno que no sabes is te cae bien o mal pero que aún así te alegras de ver. Es esa sensación la que me hace viajar al pasado...algo que siempre es peligroso, y más ahora. Como queda demostrado.

Me tenso un instante al escuchar una voz, pero enseguida me relajo. No por que sea la voz de Tara -¿Cómo es posible que la reconozca tras tanto tiempo?- sino porque me ha ordenado que no me mueva. Y en esta situación ella manda...muchas cosas pasan por mi cabeza ¿Está cabreada por algo? ¿Es una broma? O puede que no me reconozca, la barba más larga y la capucha.

Alzo las manos de manera bien visible, alejadas de mi cuerpo. Ya tendré tiempo de alegrarme, o no, por verla.

-¿Ahora te dedicas a robar a los viejos, Tara?

Mientras hablo trato de averiguar si hay más gente cerca, cualquier cosa que me pueda ayudar en un posible enfrentamiento.

Tara apunta a Elim con un fusil de asalto de aspecto robusto, se nota que está bien cuidado y es que era su arma reglamentaria como militar aunque ya no usa el uniforme. El pulso no le tiembla ni un ápice pero en cuanto él se gira y empieza a reconocerle baja el arma -¡ELIM! -ignora por completo su comentario, demasiado emocionada como para darle importancia, y corre hasta él para darle un abrazo efusivo. Quizá sea un gesto extraño para él pero se nota que para ella no, siempre ha sido más efusiva, quizá debido a su juventud.

-Sabía que llegaríais... ¿está Susan contigo? -le mira con una sonrisa animada mientras él observa alrededor, entonces se aguanta la risa -No hay nadie, he comprobado el perímetro antes de acercarme a ti por si eras una especie de cebo. Este sitio lleva tranquilo desde que empezó la nieve -le explica dando a entender que lleva por ahí un tiempo esperándoles.

Le devuelvo el abrazo. Y cuando se ríe la separo de mi la distancia que dan mis brazos, con mis manos en sus hombros.

-Te ves genial, Tara. De verdad. Me dijeron que pasaste casi una hipotermia y todo...te esperaba...peor, no sé.- sonrío -Me alegro de que no sea así. Y te sienta mejor sonreír.- la última vez que la vi acababa de llorar, y no quería mirarme.

Giro la cabeza levemente, curioso.

-¿Susan, eh? Supongo que será Valk. La dejé buscando leña mientras yo iba a cazar...y me desvié aquí. Vamos, se alegrará de verte. Regresemos.

-De eso hace ya algún tiempo, ¿sabes? Sé cuidarme pero todos nos tropezamos de vez en cuando, incluso tú -le señala de manera acusadora mientras empiezan a caminar, chasqueando la lengua en cuanto menciona lo de sonreír porque eso le recuerda lo mucho que se enfadó con él cuando se largó y no le apetece nada volver a ese punto.

-¿No te ha dicho que se llama Susan...? -inquiere mirándole algo extrañada -Creía que habríais tenido tiempo de sobra para hablar y haceros amiguitos pero quizá era mucho pedir. No me digas que os habéis peleado -esta vez parece un poco preocupada pero también hay cierto deje travieso al respecto.

Pronto ambos llegan hasta la casa elegida por Valk anteriormente pero parece que todavía no ha llegado. Lo más probable es que no tarde mucho más -No está mal el sitio. ¿Aprovechamos para preparar eso? -señala vagamente el conejo que ha conseguido Elim, sacando una lata de judías de su mochila para dejarla sobre una mesa de la cual aparta todos los trastos para tener espacio -Cuéntame qué tal ha ido el viaje

-Tranquila, nos entendemos.- en realidad, nos llevamos bastante bien por decir poco. Al menos por mi parte la incluyo como una amiga.

Asiento algo distraído cuando dice que preparemos el conejo. Valk no está. No me gusta.

-Igual exagero pero...en encontrar leña se tarda mucho menos que en cazar. Quizá deberíamos buscarla, puede haber tenido problemas. Quizá no eres la única por aquí.

Ni siquiera parece haber regresado y haberse ido a investigar casas cercanas. ¿Le habrá pasado algo? Contarle el viaje a Tara puede esperar, quizá Valk no.

-Mejor busquemosla, o no me quedaré tranquilo.

No dudo de Valk, pero en una tarea que debería llevarle menos tiempo que a mi la mía...no me gusta.

Tara arquea ambas cejas según Elim expresa su preocupación. Mira alrededor y después a una de las ventanas pero finalmente se encoge de hombros -A mí me parece que Susan puede patearle el culo a cualquiera que se le interponga pero vale, vamos. No quiero que estés preocupado por ella -le sonríe de manera cómplice, dándole un suave codazo mientras salen de nuevo de la casa.

No tardan demasiado en encontrar el rastro de pisadas creadas por Valk hacia otra zona del bosque cercana y justo cuando están llegando se la encuentran de frente, cargada con un buen montón de ramas de diferentes tamaños -¡Ahí estás! Elim estaba preocupado por ti, me ha obligado a venir -no tiene reparos en "chivarse" de manera despreocupada.

Valk la observa un poco desconcertada pero enseguida le sonríe y se acerca para darle una especie de abrazo como puede, con un solo brazo -Me alegro de verte, cuantos más seamos más posibilidades tendremos de conseguirlo -Valk se muestra más animada ahora que queda confirmado que Tara está bien y les ayudará.

Después de devolverle el gesto Tara carraspea sin disimulo, mirando a Elim y el montón de leña que lleva Valk para que se dé por aludido.

-Anda, Susie, trae la madera o Tara me encañonará. Otra vez...- cojo las ramas antes incluso de que pueda procesar que la he llamado "Susie". -He conseguido un conejo, y encontré lo que buscaba. Para ser sincero, me muero de hambre.

Una vez regresamos a la casa miro a Tara. ciertamente contento, pero también con un punto triste.

-Bueno, querías saber sobre el viaje ¿No? No ha sido...imposible. Algunos tramos más complicados que otros y más de un tropiezo pero al final aquí estamos, enteros. Y yo sé lo dura que es Valk y ella lo chalado que estoy. Dudo que yo solo hubiese llegado, he perdido la cuenta de las veces que me ha salvado.

Comienzo a desollar el conejo.

-¿Y tú? ¿Qué pasó cuando nos separamos? Pensé que regresarías con los militares.

Tara parece sumamente satisfecha y divertida cuando Elim toma el relevo de la leña, entonces los tres se ponen en camino, de vuelta a esa gran casa unifamiliar de paredes amarillas. La joven observa a Susan con curiosidad cuando Elim menciona "lo que buscaba" pero como la mujer niega con la cabeza ella no se corta en saciar su curiosidad -¿Y qué era?, ¿una motosierra? -bromea antes de entrar en la casa.

Una vez ahí deja el abrigo y su mochila sobre el sofá, arremangándose mientras sigue y atiende a Elim -Eso suena como a la pareja perfecta. Seguro que te ha venido bien... -mueve las cejas varias veces al referirse a Valk, después le ayuda a desollar el conejo y a lavar algunos utensilios básicos para poder cocinarlo con algo de nieve derretida en el fuego.

-Sí, la idea principal era volver con ellos pero me di cuenta de que mi sitio ya no estaba ahí. No sé, después de experimentar lo que es que alguien abuse de ti y te maltrate de esa forma... Ya no podía seguir haciéndoselo a otros -frunce el ceño, poniéndose seria por primera vez desde el reencuentro.

Valk se queda tan aturdida con el nuevo apodo y el hecho de que Elim le arrebate la leña de entre las manos que ni se molesta en reaccionar, solo deja que ellos dos caminen delante para poder ponerse al día mientras ella les sigue a poca distancia.

Una vez dentro se encarga de preparar la leña y prenderla con la ayuda de un mechero. Ya no es necesario llamar la atención más de la cuenta así que evita las ramas húmedas y pone menos cantidad de la que le gustaría para evitar el exceso de humo. La sala tardará un rato en calentarse pero es más agradable que nada, eso seguro.

Escucha la conversación entre ambos de forma lejana y de fondo, mientras prepara una cazuela con agua que primero hierve y a la que después añade algunas hierbas aromáticas que ha conseguido recoger en el bosque. No es gran cosa pero aportarán un poco de sabor al conejo junto a las judías proporcionadas por Tara -Cuanta cháchara, será verdad que teníais ganas de veros -se acerca a ambos con una sonrisa nostálgica, planteándose si el reencuentro con su hermano podrá ser igual de tranquilo. Sabe que no pero fantasea con la idea de que así sea.

-¿Iremos mañana a ese sitio...? -intenta disimular la impaciencia pero es difícil cuando ya están presumiblemente cerca de su objetivo.

Le doy un toque a Tara en la barbilla, con los nudillos.

-Arriba ese ánimo. Ambos grupos empezaron bien, con buenas intenciones, pero los dos son una mierda ahora...luciérnagas y militares. Al menos, la mayoría de sus componentes con cierto poder. Bah...Pareja perfecta ¿eh? Bueno la vi ducharse una vez...- sigo la broma.

Saco la medalla del bolsillo y se la lanzo a Valk.

-Mi viejo colgante. Lo dejé en un claro concreto cuando me fui...o me echaron, según se pregunte. La verdad es que no sé que dijeron. A ojos de la mayoría puedo ser un traidor...o un cobarde. O estar muerto. No lo sé.

Suspiro cuando menciona lo de ir.

-Eso es algo que hay que hablar. ¿Qué...es exactamente lo que pretendes hacer, Valk? Quiero decir...si tienen a tu hermano, no lo dejarán ir así sin más. Entrar a saco sería muy peligroso, y no tenemos recursos para eso en realidad. Además...no os dejaré.

Las miro a ambas unos largos segundos, esperando alguna protesta.

-Yo tengo dos ideas. Una es, probablemente, más lenta y puede que no sirviese. La otra es más arriesgada y podría ser directamente imposible.

Valk coge la medalla al vuelo y la observa por ambos lados con curiosidad y mucho cuidado. Es una prueba física del pasado de Elim, uno que cuesta creer considerando quien es ahora -No tenía intención de irrumpir ahí como si fuéramos a la cena de Acción de Gracias pero de todas formas puede ser arriesgado, claro. Por lo que sé si no les atacamos directamente podemos ahorrarnos alguna reprimenda más severa aunque depende mucho de las circunstancias -mira de reojo a Tara pero enseguida vuelve la atención a Elim.

-Si vamos los tres uno podría encargarse de llevar a cabo una distracción mientras los otros dos se infiltran intentando pasar desapercibidos. Sería algo parecido a lo que hiciste en el Centro Comercial pero esta vez te necesitaré dentro porque eres el único que conoce la distribución de ese sitio -se acerca para devolverle el colgante y se lleva el plato con los pedazos de conejo ya preparados y desollados, incluyendo algunas tripas que no van a desperdiciar -Somos todo oídos -se mueve hasta la chimenea para unir la carne y las judías al guiso que estaba preparando en la chimenea.

Los tres son conscientes de que cualquier tipo de plan para conseguir su objetivo será arriesgado o incluso una completa locura pero cuantas más ideas tengan más posibilidades habrá de conseguirlo o cambiar de una a otra en caso de imprevistos.

-Opción uno...observar y esperar. Cuando algún grupo salga, emboscarlo e interrogarlos. Podríamos averiguar donde está, por qué lo querían, cuantos son...

Me encojo de hombros. Eso es complicado y probablemente no seamos capaces de hacer hablar a nadie sin tortura...y no es algo que me atraiga.

-Opción dos...infiltrarnos. La base tiene una entrada muy defendida...y muchas otras bloqueadas. Dudo que queden muchos como yo, que saben donde están todas. Han pasado 17 o 18 años desde que se sellaron. Túneles, sótanos...si no se sabe que están ahí, son difíciles de encontrar. Podemos probar...puede que no haya manera de abrirse paso. Puede que resulte que sí están vigiladas. Puede que haya cosas peores, aunque no debería. No lo sé. Pero podría ser una vía de entrada.

-Opción tres, la distracción de la que habla Valk. Pero estos no son infectados imbéciles. Y tienen armas.

Tara toma asiento en la única butaca de la sala, acomodándose con una posición algo extraña, como si alguien la hubiera arrojado ahí sin cuidado -Creo que lo mejor es combinar las opciones dos y tres. Acceder por uno de los viejos túneles y a la vez distraerlos con un incendio, apagón o lo que sea. Algo que pueda parecer un accidente no provocado -se queda un poco pensativa mientras Valk asiente de manera algo distraída pero sin interrumpir.

-Lo lógico es que le tengan en las mismas celdas que estuve yo retenida, tampoco creo que hayan tantas, ¿no? -observa a Elim un momento y duda unos segundos pero finalmente añade -O en los laboratorios. Depende de... -decide dejarlo en el aire para no poner más nerviosa a Valk pero no descarta la opción de que esté siendo utilizado como conejillo de indias. Eso podría ser peor que estar encerrado, quien sabe cual será el estado de Luke si consiguen dar con él.

O, afrontemoslo, puede que esté muerto. Esa opción...existe.

Pero, aunque lo saben, no creo que sea buena idea decirlo ahora.

-Si no lo encontramos...será inevitable que tengamos que capturar a alguien e interrogarlo. Bueno...primero se pregunta amablemente pero...rara vez responden. Bien, distracción más camino oculto. Antes de nada, debemos reconocer el terreno. Si creamos un incendio y el camino que tomamos no es viable, no valdrá de nada la distracción.

Me rasco la nuca, un poco en blanco.

-¿Ideas para un incendio que parezca natural en pleno invierno?

-Espero que no haya que llegar a eso, sería demasiado complicado conseguir algo después de secuestrar a alguien -eso implicaría que todo el lugar estaría en alerta y por tanto sería mucho más difícil volver a acceder a él. Lo ideal es que lo consigan en el primer intento y Valk está decidida a que eso sea así. Ella lo hace por su hermano y Elim por su hija, ambos son motivos de mucho peso para seguir adelante.

-Una avería en los generadores, por lo que sé tienen varios, ¿verdad? Es lo más lógico, si no habría que recurrir a algún accidente entre los vehículos o el almacén de combustible pero eso sería más sospechoso -la segunda opción no parece convencerla demasiado, tuerce el gesto mientras se apoya en el respaldo del sofá pero repentinamente recuerda algo -¿Y Sara?, ¿como vamos a encontrarla? -no está segura de si Elim quiere sacarla o solo hablar con ella así que es el momento de aclararlo.