Partida Rol por web

No contábamos con demasiado tiempo, habida cuenta de que los matones de Petrovsky ya se habían internado en el pasillo de los baños, y su patrón iba ya en esa dirección junto a sus acompañantes. Así, nos separamos de mi hermana y mi amiga para acudir en dirección a aquel acceso que nos metería en los baños por la puerta trasera. Pablo encabezaba el grupo, mejor o único conocedor de la ruta a seguir, y yo traté de quedarme en la retaguardia tras los hermanos Tammer, arrojando furtivas miradas a nuestra espalda y cada recoveco del camino, tratando de asegurarme de que nadie nos siguiera.

El camino nos introdujo en una especie de sala de mantenimiento, múltiples pasillos y puertas metálicas que Pablo tenía forma de abrir con un manojo de llaves. Era la ventaja de jugar "en casa", supuse. Todo ese recorrido no estaba al alcance de cualquiera, y jugaba a nuestro favor, tanto para alcanzar nuestro objetivo como para salir de allí. Sin embargo, lo que más me sorprendió fue alcanzar un rellano por el que se descendía por una rampa a un garaje, pero que contaba con una escalera que, tal como compartió Pablo, daba acceso al palco del Oso. Observé aquella disposición detenidamente, alzando una ceja. Aquello representaba que contábamos con una ruta directa al palco, zona segura puesto que estaría plagado de hombres del Oso y posiblemente de Strickland. Pero también podía significar otra cosa.

- ¿El Oso tiene pensado hacer acto de presencia en algún momento? -Pregunté, casi asumiéndolo dado lo cercano de su palco a la sala de interrogatorios. No se había dicho en ningún momento, pero mucho me extrañaría que esperase allí arriba sin permitirse al menos presentar sus "respetos" al prisionero.

El garaje tenía acceso directo a la famosa sala auxiliar, desde la que una puerta nos permitiría acceder al baño. Sin embargo, los Tammer comenzaron a hablar de la localización, planteándose un cambio, llevar al prisionero hasta el garaje en lugar de permanecer en la sala auxiliar. Me encontraba precisamente echando un vistazo rápido a la distribución de aquel garaje, cuando uno de ellos me pidió mi opinión al respecto. Le miré un instante, antes de acudir junto a la puerta del garaje que daba a la sala, comprobando el tamaño de ésta y la factura de ambas puertas, tanto la que daba a los baños como la que separaba la sala del garaje.

- Mayor aislamiento acústico y doble protección. -Concluí, asintiendo- Un hombre puede controlar esta sala para saber si sus hombres vienen a por él. Dos a ambos lados de esta puerta serían suficientes para contenerlos un tiempo. O podemos cerrar esta puerta, también. Tardarían en derribarla.

Entre unas cosas y otras, si esos guardaespaldas vinieran por guerra tendríamos una gran ventaja para poder aguantar o salir por patas. Antes de que pudieran hacer nada, estaríamos ya en pleno palco. Sin embargo, tampoco había tiempo para mucho más, puesto que Pablo nos mandó callar mientras me hacía gestos para que me acercase a su posición junto a la puerta de los baños. No parecía oír nada, así que silenciosamente me situé junto a él y apoyé la oreja en la superficie de la puerta, cerrando los ojos y tratando de concentrarme.

Decisiones. Rápidas y... certeras. A eso se había reducido la vida. No había margen de error. Un sempiterno cara o cruz en el que fallar implicaba entregar la cuchara. Un ces't fini en toda regla, bendita fuera su puta madre.

Y en esa tensión, en ese caldo de estrés y nervios, es donde Jeff Strickland destacaba por encima de la media. No es que no me hubiera equivocado, si, lo había hecho, pero había sabido minimar los efectos de mis errores, o enterrarlo bajo una densa capa de sangre y mentiras. Ventaja competitiva: falta de escrúpulos y conciencia.

Young, tú encabezarás la marcha, cuando alcances dos tercios de la distancia te seguirá Sunny, Scherezade, Kyle, yo, Walker, Chad, el gitano, Tony, Beltran y por último Angus (lo siento, amigo, te han mordido, estás jodido, así que cerrarás la comitiva si el techo no se cae antes y nos manda a todos al infierno).

Los tres primeros comenzad ya, y no miréis atrás.

Chad, ayuda a Beltran a subir aquí arriba. Gitano, a Tony. Rápido. Walker, Kyle, Angus... abrid fuego, a las piernas, no podemos matarlos de manera rápida, démosle tiempo a subir al resto. ¡¡YA!!

Vika estuvo de acuerdo en que nosotras nos ocupáramos de crear una distracción para ayudar a que el resto pudiera hacerse con Petrovsky con mayor seguridad, y en que comenzáramos a operar en la manera en la que había sugerido, así que en cuanto tuvimos ocasión nos dispusimos a tomar posiciones. A mi mentora no le faltaba razón, y quizás la trifulca en torno al cuadrilátero nos resultara ventajosa finalmente, pero aquello era ya algo que se escapaba de nuestras manos. De momento, todo lo que podíamos hacer era crear una distracción lo suficientemente buena y segura como para mantener a los guardaespaldas del informante con la atención lejos de aquel baño.

Terminamos ambas llegando al baño de mujeres, encontrándose a apenas diez metros aquel en el que se internaría Petrovsky, cerca del cual se situarían los matones a vigilar. Al salir del baño de mujeres, tan sólo uno de los guardaespaldas estaba allí, no tardando en sacar el otro del baño a un hombre que pasó rápidamente frente a nosotras. Mientras los llamados Angus y Randall hablaban entre ellos, bajando pronto Petrovsky con aquellas dos mujeres para meterse en el baño, yo hablaba con Vika en voz baja.

- No tenemos tiempo para planear esto, pero empezaré fingiendo que me estás dando la turra, ¿vale? Si lo ves de utilidad, puedes golpearme, pero espero que no haga falta. Creo que sé cómo darle a uno de los matones en su punto débil. – le dije a mi mentora con media sonrisa, de espaldas a aquellos dos, pareciendo que el tal Randall iba a quedarse solo. – Parece que la suerte nos sonríe. A ver si voy a tener que quitarle el sobrenombre a mi hermano… - bromeé, antes de respirar profundamente para tratar de aplacar los nervios.

Esperé a que Angus se alejara, poniendo rumbo al otro baño de hombres, y comencé a pronunciarme alzando la voz lo suficiente como para que Randall pudiera escucharnos; fingiendo estar cabreada.

- ¡QUE YA SOY MAYORCITA! – grité a Vika. - ¡Si me apetece colocarme, lo voy a hacer! – con cara de enfado, me alejé algo de la puerta del baño de mujeres, acercándome algo al de hombres, aunque no tardaría en girarme hacia mi mentora para seguir hablándole malhumorada. – Y no insistas, esto no es por ese imbécil que me dejó la semana pasada. Ahí se pudra. Si prefiere liarse con Tracy, Daisy, o como se llame la camarera esa, allá él.

Buen trabajo chicos, ahora cada quien a lo suyo, ya escucharon al cliente. - anuncio con seriedad, mientras veo como el techo de escayola amenaza con ceder bajo nuestro peso.

Mierda, mejor me hago a un lado, al menos así, si caigo lo haré sobre mis pies. - ​​​​​​pienso mientras mi recortada vuelve a aparecer en la mano.

¿Piernas? Bueno lo intentaré. - digo un tanto dubitativo, no por la dificultad del disparo, sino por la eficacia del mismo, con soltura apunto el cañón de la recortada y tiro del gatillo.

¡Clack! Carajo se trabó, debe ser el puto polvo. - rezongo mientras  intento abrir la cámara para desatascar el arma.

Recuperado tras el esfuerzo de la escalada, Liam trató de apuntar al infectado para acabar con él. Sin embargo, la visión de la precariedad en la sujección del falso techo donde se encontraban, junto a la suma de otros infectados de clase 2, hizo cuestionar la acción considerándola un gasto inútil de balas. En principio, aquellos seres no habían demostrado una coordinación como para poder trepar, así que ahí arriba y mientras el techo no cediera, estaban seguros.

Así pues, haciendo caso a Strickland, enfundó su arma y se tumbó para repartir su peso lo mejor posible sobre la superficie. Después, comenzó a moverse lentamente. Sunny, que ocupaba un lugar mas alejado, al subir antes parecía querer tomar la iniciativa. - No muchacha, espera, podría romperse. No sabemos si está dañado. Deja que vaya primero... - Pero el falsificador sabía perfectamente que la adolescente no atendería su rogativa. Dejaría que ella avanzara uno o dos metros por delante y le seguiría.

- ¿Alguien tiene una cuerda? Ataría el otro extremo al llegar y así facilitaría la labor al resto - Con cuerda o sin ella, avanzaría tras la joven confiando que el techo no cediera.

Miró en cuanto Chad la avisó de la frágil estructura sobre la que tendrían que desplazarse mientras los infectados seguían acercándose, y los fase dos a su entender eran casi tan peligrosos como los chasqueadores, porque encima eran ágiles, rápidos y expertos en emboscadas.

—Sí, yo iré primero...— dijo, aunque Strickland parecía querer que fuera antes Liam —Señor, con todo respeto... yo soy más ligera y, si me caigo, no es lo mismo sujetar o levantar a alguien de cuarenta kilos que a uno de setenta... no me importa ir delante.

Y se puso a ello mientras Scherezade hacía lo propio por el otro lado. Sunny caminaba cuidando cada pisada. Tenía el corazón a mil pero la chica avanzaba sin prisa pero sin pausa, hasta que escuchó tras ella el crujir del yeso bajo los pies de Liam y lo miró asustada —Ten cuidado... por favor— le dijo la adolescente antes de continuar —. Si tenéis una cuerda, no es mala idea si encontramos algo donde atarla al otro lado.

Podía ayudar y mejor que quedarse de brazos cruzadas era. También le pareció bien a Michelle y procedimos. Primero bajó ella hasta el baño de mujeres que había al fondo y pasados unos segundos bajé yo. Por suerte no vino ningún matón del ruso a revisar aquellos baños, se habían quedado en los más próximos. De allí sacaron a un individuo de malas formas y esperaron a que su jefe bajara. No tardó mucho, rodeado de aquellas dos mujeres iba camino del baño marcado por Oso.

Pudimos comprobar como de los dos matones que había en el pasillo se redujo a uno, quedando allí para controlar la situación mientras el otro se internaba en uno de los baños. Michelle me contó rápidamente lo que había ideado - ok. La turra.

La hermana de Barry ya era una mujercita y se sabía cuidar bien, además de que ingenio no le faltaba. Sin duda los hermanos estaban avanzando con paso firme en la vida. Esperaba que no sufrieran ningún obstáculo, les fuera todo bien en aquel mundo de mierda. Lo merecían.

Empezó el show. Ella a voz en grito, como si estuviera enfadada conmigo, tratando de despacharme por la vía rápida. Generando una discusión en el baño, llamando así la atención del matón del pasillo. Ahora necesitaba que yo cumpliera mi parte del papel - ¡Pero, ¿De qué vas? Encima que trato de ayudarte! - me acerqué al igual que ella hacia la puerta, aunque traté luego de distanciarme para hacer verosímil que la situación de ambas se correspondía con una discusión real - ¡Mírate, joder. Se te va de las manos! ¡Ya no lo controlas!

 El Oso estaba siendo trasnportado a tierras de puro placer y goce, algo que sentía se merecía después de todo el día que le había tocado. Nomi era un exótico premio para el cansado y excitado capo. No podía esperar para ver a esa chica saboreando su miembro y siendo montada con la fuerza de mil caballos. En efecto, el amiguillo de allí abajo estaba por reventar los botones del pantalón y salir por cuenta propia, mientras que El Oso manoseaba los senos de Nomi y besaba su cuello con completa impunidad.

- Dios, nena, eres preciosa... ¿cómo pueden existir muerdealmohadas habiendo mujeres como tú?

 Por supuesto, las últimas noticias y los eventos del día seguían dando vueltas por la cabeza de El Oso. Solo que en un volumen menor al usual. No se llegaba a ser el segundo al mando de una organización criminal de semejante envergadura si eras capaz de cometer el descuído de desconectarte de la realidad. Era en esos momentos donde tus enemigos encontraban el momento para finiquitarte.

 Por eso, el Eso hacía un esfuerzo para mantenerse atento a lo que pasaba a través del vidrío. Aunque sin alertar a su compañera, quien ahora había descendido para finalmente darle amor al "osito" en el pantalón del contrabandista. Tenía la ligera sensación de que la chica intentaba distraerlo, pero... que te hicieran una mamada luego del día más estresante de tu vida dejaba feliz a cualquiera.

Así nena... ohhh así...

 Llegó el momento de embestir a la muchacha con toda la artillería. Luego de unos profundos besos de lengua, el capo tomó a la chica de la cintura y se posicionó para comenzar el sexo. Aunque, debido a desconocidos factores, la performance del criminal fue poco excelente. Quizá el estrés, la ansiedad, o el hecho de que pesaba 140 kg y no se veía el amiguito, hicieron que el acto sexual sea torpe y poco calculado. Aún así, Samuel estaba completamente encendido. Como una bestia... pero una bestia bruta.

- ¡Aquí viene EL OSO!

- Yo tengo una cuerda en mi mochila, señor Young - respondió al instante el señor Sanders ante la brillante ocurrencia del falsificador a quién consideraba un buen amigo, sacando del interior de la bolsa que llevaba a cuestas una soga de unos doce metros de longitud - Tomad este extremo y aseguradlo tras cruzar. Yo haré lo propio en una de estas columnas cercanas... - expresó con determinación y poniéndose manos a la obra al instante, esbozando una sonrisa tras felicitarle - ¿Cómo no se me habría ocurrido antes?

Aunque Liam Young se dispuso a movilizarse en primer lugar, el crujido de la estructura a sus pies nada más iniciar el desafío le hicieron dudar momentáneamente, siendo Sunny la que tomaría la delantera. Con la muchacha encabezando la marcha y movilizándose cuidadosamente, no tardarían ambos en alcanzar el otro lado de la superficie, dando con una especie de respiradero o conducto de ventilación cuya apertura estaba abierta por ese lado pero cerrada unos metros más allá por una rejilla. ¿Sería posible abrirla y alcanzar el exterior? ¿Era la luz de la luna y aire fresco lo que les llegaba a través del conducto?

Tras Sunny y Liam, fue Scherezade la que se desplazaría a la retaguardia, alcanzando el otro extremo sin dificultad y sin hacer si quiera crujir ligeramente el techo, momento en que levantó el pulgar hacia Kyle Sanders para que este le secundase, una vez aseguró su lado de la cuerda. ¿Estaría ya atado el extremo del señor Young?

Kyle avanzó con lentitud, cuidando cada paso en el avance, pero aún con todo, su mayor peso hizo bastante mella en la estructura, abriéndose sin que fuese posible evitarlo amenazantes grietas por la escayola. ¿Estaba por ceder de un momento a otro?

- ¡Cuidado! ¡El techo de escayola no deja de fracturarse a su izquierda! - exclamó con preocupación Queen, dándole advertencia al señor Sanders de que vigilase especialmente aquel lado y tratase de moverse más por su derecha, aunque fuese más distancia a recorrer. 

Solo al lograr su cometido, el ex historiador respiraría aliviado.

- Dios mío, lo he logrado. - mencionó Sanders tratando de recuperar el aliento, tras llegar cerca del conducto de ventilación donde aguardaban los que iban cruzando. Allí el pavimento volvía a ser firme, sin posibilidad de que este se viniese abajo. Cuatro ya lo habían logrado.

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(En el pasillo)

Un escalofrío erizaría los vellos de Tony y Dave Beltrán, al igual que provocaría en ambos hombres el aflorar de un perlado sudor frío en sus rostros estupefactos, en el preciso instante que escucharon las palabras inmisericordes y carentes de empatía del Gitano. ¿De veras valoraba seriamente aquel al que consideraban un buen camarada, el dejarles tirados y a su suerte en aquel momento de extrema necesidad? ¿Se trataba de una broma de muy mal gusto o escondía aquella frase verdaderos tintes de realidad?

Para alivio de sendos mafiosos, especialmente de Tony, quién había dirigido una mirada suplicante a Jeff, las palabras que llegaron a continuación por parte del capo contrabandista lograron hacerles sonreír y respirar aliviados. Tanto Chad como el propio Gitano se apresuraron a obedecer las instrucciones del señor Strickland y acercarse al borde de la pared, extendiendo sus firmes brazos para tratar de ayudarles a subir al rellano, momento en que tanto el colosal Dave Beltrán como Tony ignorarían todo a su alrededor, únicamente centrándose en salvar como fuera menester aquella altura. Dave dejó a sus espaldas la puerta que hasta entonces había bloqueado con su cuerpo, la cual cayó en la siguiente embestida del chasqueador al otro lado, mientras que Tony por su parte guardaría la pistola en el cinto con presteza, antes de arrancar a correr e impulsarse hacia la pared para tomar el brazo extendido del Gitano.

- Maldita sea, gracias... - fue todo cuanto susurró el propio Tony, después de que los brazos y manos se entrecruzasen con su par, y empezase a sentir como hacían fuerza para levantarle a pulso y ayudarle a ascender. Por un momento dudé seriamente si...

Sin embargo, algo no andaba bien en todo aquello. Si bien Jeff lograría proporcionar fuego de cobertura desde su posición ventajosa contra el primero de los dos acechadores que llegaban a la carrera, logrando en el proceso reventarle la pierna derecha y hacerle caer pesadamente al suelo, no habría más disparos que se efectuasen en aquella ronda por parte de los supervivientes en dirección a la amenaza inminente. ¿Qué había sucedido?

Por un lado, la escopeta recortada de Walker se había encallado justo en el peor de los momentos, sonando un ruidoso e inconfundible "clack" que no auguraba nada bueno. No solo eso, una pieza metálica de la propia arma salió despedida y rodó hacia el borde del rellano, perdiéndose de sus vistas una vez se precipitó hacia el pasillo. El arma había quedado inutilizada, al menos provisionalmente. 

No obstante, un problema de mucho mayor calado y gravedad se vislumbraría en el horizonte, cuando para sorpresa de todos el hasta entonces silencioso Angus no solo no dispararía contra el acechador restante, si no que se voltearía lentamente hacia Jeff, apuntándole directamente con el arma que sostenía entre sus dedos. Desde ese preciso instante, sin dejar de apuntar al líder contrabandista ni perder de vista al resto de mafiosos que le acompañaban, enteramente dispuesto a abrir fuego al primero que le apuntase con un arma, Angus empezaría a deslizarse por el techo de escayola por donde precisamente Kyle Sanders había sido el último en avanzar pocos instantes antes.

- Lo siento viejo. Nadie va a dejarme atrás y meterme a placer un tiro en la cabeza, cuando ya todos hayáis cruzado al otro lado... - mencionó en un tono amenazante y hostil, intuyendo cual zorro viejo que Jeff Strickland no había confeccionado el orden para cruzar dejándolo meramente al azar, si no con una clara intencionalidad de dejar atrás los posibles "lastres". ...yo mismo decidiré mi destino como bien me venga en gana. Es más, conociendo a la gente de vuestra calaña... me pregunto si quizá debería aprovechar la situación y... - Angus amartilló la pistola y colocó su dedo índice sobre el gatillo...

Una flecha cruzaría de diestra a siniestra el cuello del hombre que había osado amenazar a Jeff, segando la vida del infeliz abruptamente, el cual reposaría inerte en el suelo. La vista de la multitud se desvió hacia el origen del disparo, comprobando todos que había sido la propia Scherezade la artífice de aquel providencial tiro.

- Señor Sanders, ¿cierto? - se escuchó la voz de la fémina dirigiéndose a Kyle, quién se había colocado las manos a la cabeza ante tal terribles circunstancias - Ejem, confío en que entenderá que no me quedó más opción, ¿verdad?

Sanders no supo que responder en un primer momento bastante estupefacto, aunque al poco fue capaz de ir entendiendo por qué la joven de hermoso cabello bañado por el fuego se dirigía a él en particular. Obviamente Scherezade, desconocedora del impacto psicológico que su acción habría ocasionado en Kyle y de la cercanía ambos hombres, buscaba templar los ánimos o prevenir que la tensión fuese a mayores.

- Descuida. Ha hecho lo correcto y... necesario. - suspiró un tanto apesadumbrado por lo sucedido, pero logrando con sus palabras que la tensión se desvaneciese. Lo comprendo.

Desgraciadamente, no todo se había solventado en aquel museo abandonado. Si bien Angus había dejado de ser una amenaza para el grupo, sus acciones habían propiciado que nadie lograse obstaculizar a tiempo el avance del acechador en carrera, quién se abalanzó sobre Dave Beltrán.

Por suerte, el fornido hombre fue capaz de tomar por el cuello a la criatura "in extremis" con ambas manos, evitando con ello su letal y temible mordedura. Había iniciado un forcejeo, cuyo desenlace era toda una incógnita.

Sanders le ofreció su cuerda y Liam cargó con ella hasta llegar a la altura de la joven. Su cuerpo mas esbelto había podido pasar con mayor ligereza y rapidez. - Ayúdame Sunny, esto tiene que quedar bien sujeto. -  El nudo corredizo resultante se mostraba muy convincente. - Listo. Gracias chica. Bien id pasando, la cuerda aguantará - Dijo el falsificador mirando a Kyle confiando que éste hubiera afianzado el otro extremo.

Tras la llegada de Scherezade y Sanders, por si la situación fuera poco tensa, Angus reaccionó de manera hostil. Liam no daba crédito, pues apuntar a uno de los mayores capos de la QZ era un suicidio. El silencio reinó, pendientes de que la situación se resolviera de alguna manera, tan sólo roto por el sonido de los infectados, cuando un siseo que rasgó el aire reveló la acción de Scherezade. La bella y la bestia en una persona, pensó Young al ver en ella la misma frialdad en los ojos que en Strickland. No cabía duda de que eran tal para cual. - Dios mío - Dijo casi sin atreverse a mirar a su hermoso rostro.

Con la obra teatral de ambas jóvenes dando comienzo, siendo Michelle la primera en levantar la voz visiblemente cabreada y respondiendo Vika de igual modo, no tardaría Randall en aguzar el oído y prestar cierta atención a lo que allí sucedía, sonriendo levemente a medida que escuchaba la conversación. 

¿Una pelea de gatas? Mmm, interesante... Al menos la espera se me hará más amena, jaja.  

Nena, hazle caso a tu amiga... colocarte no va a ser la solución... Nunca lo es...

Espera, ¿qué coño ha dicho? ¿un imbécil la dejó la semana pasada? jaja. 

¿¡DAISY!? Imposible, habré escuchado mal... ¿¿¡¡CAMARERA!!?? NO ME JODAS

Como un resorte, Randall dejó de apoyarse contra la pared y terminó de incorporarse, para de inmediato iniciar la marcha hacia ambas féminas. Precisaba aclarar si lo que había escuchado había sido una confusión o si por contra, algún malnacido había puesto sus manos donde no debía. De ser el segundo escenario, el infeliz que hubiese cometido tal insensatez la llevaba clara.

- Ey, preciosas. - trató de ser elegante y seductor al intervenir, buscando romper aquella discusión sin sentido e informarse de lo que realmente le importaba y podía realmente tocarle la fibra sensible - Disculpad que os interrumpa. Me ha parecido haber escuchado el nombre de Daisy... ¿Os estáis refiriendo a mi novia, la preciosa camarera de allí arriba? - señaló con el dedo índice en dirección a las escaleras ascendentes, más allá de las cuales se encontraba la cafetería que habían dejado atrás previamente, y donde "su" Daisy estaría en esos instantes sirviendo cócteles al personal. ¿Decís que un tipo se está liando con ella AHORA MISMO?

E inconscientemente, aún sin prácticamente aguardar respuesta, Randall se estrujaría sus manos enrabietado, haciendo crujir sonoramente los nudillos en el proceso. Dispuesto a avanzar raudo hacia las escaleras y abandonar su lugar, momentáneamente dudaría si esperar unos breves instantes a la posible vuelta de su compañero al tiempo volteaba la vista hacia el baño donde Ted Petrovsky estaría todavía a lo suyo, pero al regresar su mirada en dirección a las escaleras, la visión de un tipo atractivo y sonriente, quién al parecer antaño había sido la pareja de Daisy, terminaron de sacar de sus casillas al mafioso.

- Gary "Ojos azules" Specter... de la banda de Robert Downes. Hay que joderse. - rezumaría odio por todos sus poros Randall, inyectados los ojos en sangre, susurrando por lo bajo - Yo lo mato... lo mato.

¡Carajo el percutor! Eh Sunny, el percutor de la recortada cayó por allí. Búscalo - ordeno en voz alta mientras ve como el condenado percutor sale disparado hacia el pasillo.

Cuando veo al infeliz de Angus apuntar a Strickland y soltar su estúpida diatriba, maldigo por lo bajo y busco una oportunidad de cargarme al fiambre antes de que actúe, pero por fortuna Queen Sherezade se lo carga antes.

Acto seguido, enfundo la recortada y echo mano de mi rifle ligero y sin mediar palabra, apunto al acechador que se le echó encima a Beltrán.

Sr. Strickland esa cosa aún no ha caído, si quiere salvar a Beltran le sugiero apuntar hacia allí. - anuncio apuntando con mi rifle hacia el acechador al que le había disparado segundos antes para luego deslizarme hacia el cadáver de Angus pues pensaba despojarlo de  cualquier cosa de utilidad luego que Beltrán estuviera a salvo.

Después de todo, no tenía sentido dejar que un arma y balas en perfecto estado se desperdiciaran en ese lugar olvidado del quinto infierno.

Lo más probable es que Angus llevase encima incluso parte de su paga por guiar a Sanders por estos túneles, un trabajo que evidentemente no supo hacer, pues de lo contrario no tendría una flecha atravesando su cráneo de lado a lado.

La pregunta lanzada por Barry tomaría distraído al mayor de los García, quién se tardó más de la debida cuenta en responder. Muy probablemente el segundo del Oso estaría todavía valorando el escenario general, y analizando los pros y contras de la acción, antes de actuar.

- Perdona Barry, ¿qué dijiste? - le instó a volver a formular la pregunta que solo había pillado a medias al tener la mente en lo que iban a hallar al otro lado de la puerta - Ah, el Oso. Sí, lo más probable es que baje esas escaleras una vez termine de ultimar sus asuntos... - señaló en dirección a la rampa, a las escaleras que ascendían como ruta directa a la sala VIP. - ...seguro que estará aquí para cuando iniciemos el interrogatorio, si todo marcha como debería.

Una vez ambos interlocutores estuvieron posicionados contra la puerta, agudizando los oídos y tratando de determinar que sucedía al otro lado, no se demorarían en llegar las respuestas que esperaban.

- ¡Tú, zorra! Quítate también el sostén para que te vea bien esas jodidas tetas a través del espejo... Ahora abre bien las piernas (Palmada sonora en las nalgas) y apóyate con ambas manos en la encimera del lavamanos... ¡Voy a penetrarte y desvirgarte como si no hubiera un mañana, sucia esclava! - exclamaría la voz de quién muy probablemente sería Ted Petrovsky, en un rol claramente dominante y de poder.

- Como deseéis, mi amo. - se escuchó casi de forma imperceptible la voz sumisa de quién supuestamente sería una de las dos furcias - Soy toda vuestra...

- ¡Y tú, no dejes de tocarte ahí abajo! - le ordenó Petrovsky a la segunda, la cual además debía de estar trabajando el miembro viril del líder mafioso mientras se masturbaba, habida cuenta de las palabras que se escucharon a continuación - Eso es. Sigue chupándola así. Uff, joder sí.  Vale, ya estoy listo... ¡Ahora aparta zorra!

Claramente Ted Petrovsky y ambas féminas estaban enfrascados a lo suyo, completamente ajenos a lo que estaba por suceder. Solo el tema del espejo había hecho torcer el gesto a Pablo, dudando si era aquel el momento propicio para intervenir o si era preferible aguardar un poco más a que la situación cambiase. ¿Podían permitirse la espera o debían actuar sin mayor demora?

- Eh Barry, ¿cómo lo hacemos? ¿Abro ya mismo y entramos los dos a saco a por él? - buscaría el mayor de los García la aprobación de Barry antes de dar luz verde - ¿O mejor aguardamos un poco a que Petrovsky descargue, y quizá se acerque a alguno de los WC a mear, pudiendo tomarlo desprevenido?

También podría abrir e ir abriendo muy lentamente la puerta, para ver más claramente donde se encuentra ese malnacido...

Los dos hermanos Tammer y Elliot permanecían a la espera de instrucciones, listos para afrontar cualquier posible eventualidad. 

Al escuchar la orden de Walker la pelirroja se encogió de hombros mientras ya estaba casi al otro lado. No podía hacer nada, y eso que no sabía que la pieza había caído donde estaban los infectados en el nivel inferior, en cuyo caso se habría negado en rotundo.

Tras cruzar, aunque Sunny quería examinar el conducto ante la posibilidad de hallar una salida de aquel infierno, era primordial asegurar la cuerda para que Chad y el resto pudieran tener algo a lo que agarrarse mientras cruzaban el quebradizo pasaje. Por eso la pelirroja acudió rauda a ayudar a Liam, siguiendo sus indicaciones para atar correctamente la cuerda.

Horrorizada vio cómo al otro lado las cosas parecían complicarse, con el tipo mordido apuntando a Strickland con un arma y la rápida acción de Scherezade con el arco para proteger al mafioso, acabando con la vida del otro. En parte Sunny pensó que era mejor así, ya que no había cura o solución para evitar la infección. 

Para colmo, vio cómo Chad seguía en el borde, al parecer ayudando a alguien a subir pero no tenía una visual demasiado clara. Sintió miedo por su amigo, sobre todo al verlo tomar su fusil para disparar hacia el pasillo. No era creyente, era una chica de ciencias, pero en aquellos momentos rezó porque no le pasara nada al chico de color o para ella nada de aquello que estaban haciendo tendría ya sentido.

Tras la confirmación de que el Oso sí tenía pensado acudir a "disfrutar" del interrogatorio, nos concentramos en tratar de escuchar a través de la puerta para tratar de determinar si Ted Petrovsky se encontraba ya al otro lado. Y sí, las voces y sonidos que se filtraban a través de la puerta dejaban bien claro, no sólo que estaba allí, sino que estaba ya enfrascado en plena faena.

De hecho, mientras escuchaba con la oreja apoyada en la puerta, mi ceño fue frunciéndose poco a poco, mostrando con cada frase que oía cómo aumentaba mi desprecio por aquel hombre, a todas luces despreciable. La forma en que trataba a aquellas dos mujeres, por muy prostitutas que fueran, daba auténtico asco. Oyendo todo aquello, no me daba la más mínima pena el destino que aguardaba a aquel hombre. Al menos, si todo iba como pretendíamos.

No me pasaría desapercibida la súbita preocupación de Pablo, como tampoco el motivo. Estaban frente a un espejo, mirando Ted directamente hacia él. El reflejo en el espejo jugaba en nuestra contra, y podía delatarnos y evitar que le pillásemos desprevenido.

- Si entramos a saco, hay muchas posibilidades de que hagamos ruido y alertemos a los guardaespaldas de fuera. -Negué con la cabeza, bajando la mirada con preocupación- Y si dejamos que acabe, nada nos garantiza que se meta en un baño en lugar de largarse directamente. -Indiqué rascándome la nuca un instante- Esperemos a que esté terminando. Estará demasiado excitado para prestar atención a nada que no sea su polla, y puede que hasta cierre los ojos mientras se corre. -Señalé encogiéndome de hombros, con un gesto de complicidad entre tíos, pues suponía que hacer algo así era bastante común. Al menos, yo lo hacía. Hacía mucho de eso, pero lo recordaba- Seguirá con los pantalones bajados, así que no podrá correr. Podemos entrar en silencio, apuntando a las chicas y solicitándoles silencio con gestos. Si le alcanzamos sin que se cosque, le pillamos y lo traemos a rastras. Si nos descubre antes, pues qué remedio que saltarle encima. ¿Os parece? -Consulté con todos, a fin de acordar cómo proceder- Vosotros dos podéis centraros en la otra entrada a los baños, cubrirnos si alguien entra a ver qué pasa. -Propuse a los hermanos Tammer, presuponiendo que iban armados con, al menos, pistolas.

No tenía mucho tiempo para contarle a Vika la manera en la que pretendía que distrajéramos a aquellos dos, pero al menos pude anticiparle por dónde comenzaría con aquel teatrillo. Mi mentora tomó nota, y pronto nos vimos montando una escena fuera de los baños, contando además con la suerte de que el tal Randall se había quedado solo; algo ventajoso para nosotras, y para la idea que tenía.

La cuestión era sencilla, interpretar un enfado con el que llamar la atención y terminar soltando algún dato en referencia a la que parecía ser la novia de aquel matón, aunque había muchas cosas que podían salir mal en el proceso. Sin embargo, no fue así, y la forma en la que hilé unas ideas con otras, sumado a la magnífica interpretación que llevamos a cabo, improvisando mi mentora realmente bien, terminó dando incluso un mejor resultado del que esperaba.

Había podido ver por el rabillo del ojo cómo la atención del matón de Donovan se centraba en nosotras, pero en cuanto mencioné a la camarera se apresuró a acercarse, dejando el baño en el que Petrovsky se encontraba sin vigilancia. Por muy contenta que pudiera sentirme, debía continuar mostrándome molesta, y así fue, disponiéndome a replicar a las palabras de Vika cuando Randall nos habló. No tardó en preguntar por la llamada Daisy una vez se disculpó por la interrupción, mirándole de mala gana en un principio, como si hubiera interrumpido una discusión de verdad; aunque en seguida relajé mi rostro.

- ¿Es tu novia? – comenté con extrañeza en un principio, mirando en la dirección que señaló, queriendo perder tiempo deliberadamente.

Sin embargo, Randall no sólo había entendido que Daisy se estaba liando con otro, sino que estaba en ello en aquel mismo momento, y no tardó en preguntar por ello. No había sido aquello lo que había querido decir, pero resultaba muy conveniente que lo hubiera entendido, sobre todo porque parecía estar dispuesto a salir pitando de allí; así que no me di prisa en contestar, terminando el matón por comenzar a alejarse antes de que respondiera.

Durante unos instantes, pareció ir a regresar, pero terminó viendo a alguien en el que parecía ir a descargar toda su rabia. No conocía a aquel chico, pero sentía igualmente la paliza que iba a llevarse como no se diera prisa en aclarar el asunto. Sin embargo, no sería yo quien impediría aquel altercado. Necesitábamos que Randall estuviera entretenido, estando en juego el éxito de la misión, lo que incluía la integridad de Barry, Elliot y los demás.

- El otro matón no tardará en regresar. – le dije a Vika en voz baja. - ¿Si vuelve le contamos lo que ha pasado para que vaya en busca de su compañero? ¿O se te ocurre algo mejor? – añadí, levantando la voz de nuevo para disimular. - ¡Que no seas pesada! Lo controlo perfectamente.

Alcé la vista cuando la flecha atravesó la garganta de aquel que me amenazaba, y vi resolución en los ojos de Scherezade. Asentí, como muestra de gratitud, aunque no creía necesaria su intervención. Ese pobre diablo no cumpliría su amenaza, y tal vez su concurso nos vendría bien después. Lástima no haber tenido la oportunidad de haberselo hecho saber.

Pero, él eligió. Y eligió... mal.

Soy el Gran Hombre. El tipo malo. El que paga las facturas. El masca. El puto boss. Y amenazar al de todo lo alto solía traer consecuencias. Antes y ahora. Siempre.

Así pues, no dediqué más de un segundo a todos estos pensamientos ya que asuntos más importantes se nos venían encima. Aparté el cadáver como quien limpia las migajas de la mesa y avancé un poco por la cornisa.

Schere, muñeca, te toca cruzar, después iré yo cuando estés a dos tercios. Chad, revienta a ese - dije, señalando al acechador que se debatía con Beltran mientras avanzaba pegado al culo de Queen Scherezade - y ayuda a Beltran a subir aquí, rápido. Si el tiro no es óptimo... dispara igualmente.

Walker, cuando esté a dos tercios vendrás tú. Olvida el percutor... ya habrá más armas después...

Y cuando vi que Scherezade ganaba ya la distancia, me tumbé tratando de dividir el peso de mi cuerpo en el mayor espacio posible, y avancé...

Aunque la muerte de Angus hubiese dejado bastante impactados y sorprendidos a los allí presentes, viendo de primera mano como el cuello del guía había sido atravesado de un extremo a otro por la saeta de Scherezade, y como tras caer inerte sobre el falso techo de escayola, el cuerpo todavía realizaría unos inconscientes e involuntarios espasmos mientras la sangre brollaba de la herida fatal y parecía ahogarse en su propia sangre, la situación continuaba exigiendo el pronto actuar del grupo si pretendían quedar a salvo y salir de aquel infierno. No había tiempo para relajarse o dudar, sus vidas dependían de ello.

Por un lado, Beltrán estaba en serios aprietos tras haber sido alcanzado por el acechador y empezar ambos a forcejear en aquel lúgubre y oscuro pasillo, sin apenas más visibilidad que el de las linternas de los nerviosos supervivientes moviéndose de aquí para allá. Entre la escasa visibilidad ambiental, con sendos objetivos moviéndose y rodando por la superficie del suelo en un eterno forcejeo, y la presión añadida de que una horda de infectados corría inexorable hacia el lugar, Chad no era capaz de concretar un tiro limpio, temblando sus manos y sudando a mares ante la responsabilidad que había recaído en él. 

- ¡Joder, no tengo un disparo limpio! - gritó exasperado, temblando ante la gravedad de la situación y temiendo que cuando abriese fuego con el fusil semiautomático, algunas de las balas terminaran alojándose en el cuerpo del colosal guardaespaldas de Jeff. ¿Y si por tratar de salvarle la vida acababa arrebatándosela por error y recibiendo, no solo el odio y el desprecio de la banda del mafioso contrabandista, si no tambié la culpa personal que haría mella en él para siempre? No dejan de moverse... hay escasa visibilidad y... ¡Joder, no creo que pueda hacerlo! Esto me supera... - reconoció cabizbajo, hundiéndose más y más en una vorágine de pensamientos negativos.

Un fuerte y ensordecedor disparó resonaría a su derecha, el cual lograría que cesara abruptamente su exacerbado pesimismo. Se trataba de John Walker, quien haciendo gala de su característico e imperturbable frío temple, no habría dudado en abrir fuego contra el acechador con su fusil, aun cuando estaba más alejado y en peor ángulo que Chad. Aunque el impacto había sido certero, abriendo un brutal agujero en la parte superior de la cabeza de la criatura y salpicando en el proceso sesos, quitina y sangre putrefacta sobre el rostro de un sudoroso y agotado Dave, sorprendentemente todavía seguía ahí tratando por todos los medios de forcejear para hincar el diente en su presa. ¿Cómo después de tiros así seguían vivas esas cosas? ¿Ni si quiera había reacción alguna al dolor? Ver para creer.

Serían dichas acciones y posteriores palabras de Walker hacia Strickland, y el alegato final del propio contratante a Chad, las que le infundieron la suficiente valentía y aplomo para hacerlo. Solo le quedaba disparar, no había de otra, se viese como se viese. Si no lo hacía, indefectiblemente Dave Beltrán sería rodeado y mordido por la horda que estaba por llegar. En cambio si disparaba, ¿no restaba la posibilidad de que acertase en el blanco? ¿Y si con ello le salvaba la vida? Héroe o villano.

Dispara Chad, no dudes joder. ¡Debes hacerlo! ¡Tú puedes! ¡No sobrevivirá si no le ayudas!

Y Chad disparó. Un ráfaga corta que por escasos milímetros no agujereó el rostro de Dave, pero que sin embargo si acabaría con todas las aspiraciones del infectado en fase 2, quién tras ser eliminado, rápidamente sería echado su cuerpo a un lado por el mismo Dave. El rostro del guardaespaldas solo profesaba en esos instantes profunda admiración, respeto y agradecimiento hacia sus salvadores... y la imperiosa necesidad de salir de aquel pasillo demencial.

- ¡Por lo que más quieras Dave! ¡Dame la mano y sube aquí, joder! ¡Ya los tienes encima!- exclamó Tony, quién extendiendo su brazo apremió a su compañero a levantarse y salir de allí - ¡Gitano, échame una mano! ¡No voy a poder levantarlo yo solo!

Con Tony y el Gitano ayudando a levantar a plomo al fornido hombretón, y un Jeff que en aquellos instantes ya había recorrido más de tres cuartas partes del recorrido siempre pegado a un lateral de la endeble estructura, sería Walker quién emprendería la marcha, aunque tomado una cuestionable decisión de la que muy pronto casi con toda seguridad se arrepentiría. Movido por sus ansias de despojar de sus pertenencias a Angus, el mercenario se desplazaría por la superficie hasta el cadáver, y aunque logró en un primer momento hacerse con la pistola del tipo, desgraciadamente el falso techo terminaría cediendo, precipitándose abruptamente al vacío.

La caída fue brutal, de más de nueve metros de altura, solo amortiguada por dos circunstancias que quizá fueron críticas para que Walker no terminase en peores condiciones. Por un lado, el mercenario logró asirse al borde de la escayola, y aunque terminó precipitándose, pudo hacerle en una mejor posición en vertical. Por otro, fue el cuerpo sin vida de Angus el que impactó directamente e hizo estallar en cientos de pedazos la vitrina de cristal en primero lugar, llevándose los peores cortes y laceraciones pese a estar ya muerto. Walker cayó pesadamente sobre Angus en segunda estancia, lo que aminoró en parte el daño letal que podría haber sufrido, solo siendo nuevamente abierta la herida de bala recibida en el Giocomo's, la cual empezó a sangrar... y algunos cortes de escasa profundidad en la mano derecha, que si bien no le impedirían disparar, si mermarían su desempeño(*). Por suerte, aparentemente no había infectados a la vista en aquella zona de la planta baja del museo, lo cual ya de por sí era de agradecer, pero desde ese preciso instante precisaría encontrar una ruta alternativa para salir de allí o aguardar la ayuda de los de arriba.

- Señor Walker, ¿Está usted bien? ¿Sigue... vivo? - preguntó el ex historiador desde su posición, intentando ver que había sido del mercenario desde la caída. La oscuridad allá abajo era abrumadora, y en los compases iniciales no parecía haber respuesta alguna por parte del hombre. ¿Seguiría vivo? Se preguntaba Sanders. Maldita sea, no parece dar señales de vida... - lamentaría de forma sincera, agachando la cabeza.

...

Por su parte, Liam Young habría logrado atar su extremo de la cuerda con la inestimable ayuda de la joven Sunny, lo cual tras el derrumbe del falso techo de escayola, constituía la única forma con la cual el resto de supervivientes podrían cruzar. Con Jeff habiendo llegado de puro milagro antes del colapso, ahora Tony, el Gitano, Chad y Beltrán valoraban con seriedad si serían capaces de cruzar tirando de sus condiciones atléticas. Creían que la caída habría sido fatal, no dando un chelín por que el mercenario hubiese sobrevivido a aquello.

- Jeff, creo que el chaval y yo podremos cruzar sin problemas, siempre que la cuerda aguante lo suficiente... - mencionó en clara alusión a Chad, tomando un breve respiro tras la frenética escalada y comprobando la tensión de la cuerda. - El Gitano dice que le echará huevos y se arriesgará pese a temerle a las alturas, pero Dave... - lanzó una mirada al fortachón de casi 150 Kg, el cual todavía respiraba a bocanadas, tremendamente agotado. ejem ...con Dave las cosas no van a ser fáciles...

- Tony, dame un par de minutos a que recupere el aliento... - respondió de forma entrecortada el hombre, sabedor de que sí o sí deberían seguir avanzando - ...de seguro lograré cruzar aunque me lleve una vida y mis energías estén al límite,... y si caigo... pues bueno, no seré el primero. ¿De veras no hay chances de sobrevivir a una caída así? Joder, quién iba a imaginar que bajo el falso techo de escayola había dos niveles... Deben haber caído directamente a la planta baja del museo...

El Gitano parecía estar entreteniéndose con algún asunto, habiendo de su bolsa lo que parecía una lata de gasolina. Desde el rellano miraba con infinito desprecio a los infectados apostados en el pasillo, quienes pegados a la pared extendían las manos tratando de alcanzar a los supervivientes en alto. Tras derramar el contenido del bidón sobre sus rostros, no dudó en encenderse un pitillo con el mechero, dar un par de largas caladas, y lanzarlo todavía encendido para que al entrar en contacto con el líquido inflamable, se obrase el milagro.

- Arded, hijos de puta - fue todo cuanto susurró para sí mismo, no importándole desprenderse del preciado contenido de la lata - No debisteis tomarla con mi hermano...

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