¿Qué pasaría si la naturaleza empezara a reclamar lo que es suyo?
En agosto de 1951, en Point-Saint Esprit, Francia, parte población tuvo que ser hospitalizada, y trasladada con camisas de fuerza, tras ser intoxicada por la ingesta de pan contaminado por un hongo, el cornezuelo. Los afectados sufrieron episodios de alucinaciones terribles que los llevaron a cometer actos que de otra forma no harían, desde saltar de un segundo piso hasta intentar matar a un ser querido o suicidarse.
Se calcula que más de 300 personas fueron afectadas por ese hongo, con una decena de fallecidos. Lo peor es que no había tratamiento ni cura, demostrando que la humanidad realmente no estaría preparada para algo similar a gran escala.
A pesar de las advertencias de varios micólogos y expertos, una cepa mutada de un hongo tipo Cordyceps comenzó a propagarse en los Estados Unidos a finales de septiembre de 2013. El Cordyceps se originó en América del Sur y en Asia, y llegó a los humanos de diferentes partes del mundo a través de cultivos infectados exportados.
"La investigación de la Administración de Drogas y Alimentos de los cultivos potencialmente contaminados con moho continúa en todo el país. Las listas iniciales distribuidas a los vendedores en todo el país advertían contra los cultivos importados de América del Sur, pero ahora el alcance se ha ampliado para incluir América Central y México. Varias empresas ya han retirado voluntariamente sus productos alimenticios de los estantes."
Extracto del Texas Herald, 26 de Septiembre de 2013.
Cordyceps infectando una tarántula
El Ophiocordyceps Unilateralis había mutado llegando a infectar a los seres humanos, cambiando su estructura física y psicológica, "como zombies" argumentaron algunos testigos antes de que lo peor de la pandemia arrasara ya no sólo varias ciudades de los Estados Unidos, Asia y Sudamérica, donde se había originado el brote, sino de todo el globo.
Era un enemigo contra el que no podían luchar. En varios Estados y países se declaró la Ley Marcial, tomando el control de la situación el ejército en la mayoría de casos, estableciendo zonas de cuarentena y bombardeando aquellas más pobladas que no tenían salvación, en un vano intento por erradicar la infección.
Han pasado 22 años y aún quedan algunos supervivientes y resquicios de gobierno dirigidos por paramilitares, aunque sus métodos de control y seguridad rozan la tiranía respecto a los refugiados de las zonas de cuarentena (QZ por sus siglas en inglés).
Los seres humanos sobreviven a duras penas, con más probabilidad en las zonas de cuarentena, pero no son pocos los que se arriesgan a adentrarse más allá en busca de recursos o un lugar mejor en el que sobrevivir o, quizá, aprender a "vivir" de nuevo...
Como sucedió con muchas otras ciudades, el centro de Los Ángeles fue víctima de las bombas que el gobierno de Estados Unidos utilizó como último remedio para frenar la infección que asolaba el país. Lamentablemente su propagación ya era imposible de detener y miles de personas perdieron la vida.
Después de veintidós años, sólo quedan bajo el poder de FEDRA dos zonas de cuarentena que se sepa con exactitud: la base de la Fuerza Aérea (LAAFB) en El Segundo, y otra en Pasadena. Esta última había sobrevivido tanto a las revueltas de refugiados, como a los ataques de infectados gracias a la protección que le ofrecía la sierra de San Gabriel y la sierra Pelona, además de los recursos que podían sacar del Bosque Nacional de Los Ángeles.
El problema es que los Luciérnagas poco a poco se han ido haciendo con el control de las universidades cercanas en su intento por hallar una cura, aunque FEDRA sospecha que más bien preparan una ofensiva para hacerse con el control de la QZ y es algo que el general Callaghan no piensa consentir, aplicando el dicho de "la mejor defensa es un buen ataque", por lo que está rearmando a algunas de sus cuadrillas para anticiparse a cualquier atentado orquestado por los supuestos terroristas.
La infección cerebral por Cordyceps ha causado estragos en todo el mundo por varios motivos: por un lado, el coste de vidas humanas, tanto por el caos generado por el brote como las consecuencias del mismo, la "selección" de refugiados por parte de las fuerzas del orden para ser -o no- trasladados a las Zonas de Cuarentena, el abandono de supervivientes a merced tanto de saqueadores como de los infectados y los daños colaterales de las bombas. Por otra parte: la propia infección.
Aquellos que han "sobrevivido" a alguna de las formas de contagio, han mutado hasta convertirse en peligrosas criaturas que una vez fueron humanos, pero ahora sólo existen para continuar propagando el hongo que se ha adueñado de su sistema nervioso. A esas criaturas, se las conoce como infectados.
Según el tiempo que ha transcurrido desde su infección por la cepa mutada de Cordyceps, existen (hasta donde se sabe) cuatro tipos, a cada cual más peligroso que el anterior:
- Fase 1: Corredores (Runners). Infectados recientemente. Se caracterizan por ser muy rápidos aunque sus ataques suelen ser más lentos y torpes. Atacan por lo general en grupos y aún conservan el sentido de la vista.
- Fase 2: Acechadores (Stalkers). Infectados entre 1 semana y varios meses. Tienden a esconderse para emboscar a sus presas en la oscuridad con ataques rápidos, a veces desapareciendo antes de volver a acechar y repetir el patrón hasta acabar con su víctima.
Algunos también se adhieren a las paredes y permiten que el hongo se extienda por las mismas y libere esporas, asemejándose a cadáveres engullidos por la infección... pero no hay que confiarse, pues muchos siguen vivos en una suerte de hibernación, esperando a que su presa se acerque para liberarse y atacarla.
- Fase 3: Chasqueadores (Clickers). Infectados al menos hace 1 año. El largo tiempo transcurrido ha permitido que el hongo se propague por todo su cuerpo, cegándolos y obligándolos a utilizar la ecolocalización para encontrar presas. Sin embargo, el Cordyceps les ha otorgado una mayor fuerza, velocidad, y un sensible sentido auditivo, lo que explica que sea de los infectados que más miedo dan a los supervivientes, sobre todo cuando escuchas sus chasquidos en la oscuridad.
- Fase 4: Hinchados (Bloaters). Infectados hace varios años. La cepa del hongo los ha hecho mutar del todo, convirtiéndolos en unas criaturas enormes que, aunque ciegas y lentas, son tremendamente fuertes y resistentes. Además, pueden arrancarse partes del hongo que invade sus cuerpos para lanzarlos como "bombas" de esporas. Son los menos comunes, pero no por ello menos peligrosos.