Partida Rol por web

La reina de Hyrule contemplaba en la soledad los pasos que habían tomado hasta ese momento, para lograr recuperar a la princesa, a su hija. Los sacrificios realizados... ¿Habrían sido suficientes? ¿Había hecho ella suficiente por su pueblo, por su reino, por su legado, por Tetra? Ya no quedaba en sus manos más que esperar...

Apretó algo más la herida de su costado con un quejido. La oscuridad y el silencio hacían todo más terrible, más desolador. De pronto aquella sensación la hizo estremecerse, alerta. Intentó ponerse en pie, pero el esfuerzo la hizo apoyarse contra la pared, respirando pesadamente. Si se trataba de más esqueletos, o un enemigo peor, no creía que podría sobrevivir. Pero si debía caer, lo haría peleando. Sostuvo el arco roto con las dos manos a modo de defensa, mordiéndose el labio para resistir el dolor de su herida, y buscó con la mirada la fuente de aquella sensación.

Entre la oscuridad una penetrante mirada se introdujo en tu mente. El miedo se hizo más fuerte, el frío se convirtió en paralizante. Las lágrimas comenzaron a brotar de manera involuntaria sobre las manchadas mejillas fruto de jornadas de viaje intenso y sin descanso.

Fue poco después, cuando tu cuerpo parecía totalmente a merced de algo desconocido cuando el sueño empezó a apoderarse de todo tu ser. Tus últimos pensamientos fueron dirigidos a tus tres grandes amores: tu esposo Link, tu hija Tetra y tu amada Hyrule... tu TriFuerza particular.

Reconocía esa sensación, la del sueño que comenzaba a apoderarse de ella. No era el final de su vida, pero sabía que era un final. Y trató de aferrarse a la claridad de la mente, escapar de lo onírico. Sin embargo, sabía que esa pelea no podía ganarla...

"Link... Tetra..." Trajo a su mente todos sus recuerdos de ellos, y quiso visualizar un futuro donde su reino se encontraba libre de la amenaza del terrible mal que se cernía sobre ellos. Y con su fe puesta en su esposo, en su hija que era su heredera como protectora de Hyrule, no se resistió más a la magia extraña.

Ahora un momento importante para tu PJ.

Te hago un resumen:

- Tu personaje, debido al debilitamiento y al estar a solas, ha sido atacado por la esencia de Ganon, el cual no tiene aún cuerpo físico.

- Zelda ahora mismo está poseída por Ganon, habiéndose convertido en una herramienta para el Rey Demonio.

- Zelda (o Zeldanon jaja) sabe que Tetra está en la mazmorra, junto con la Trifuerza. Sabe que Link la ha encontrado y ahora tu misión es engañarle a él, hacerle creer que Zelda es la de verdad y no la versión poseída por Ganon.

- Tu objetivo pasa a convertirse en uno muy claro: ir a la estancia donde está Link con Tetra y acabar con Link de una vez por todas. Con Link eliminado y Zelda poseída por Ganon, la Trifuerza será pertenecerá en su totalidad al Rey Demonio sin que haya rival que le detenga.

- Tendrás que interpretar ese doble juego, en apariencia deberás ser la de siempre pero llegado el momento tienes que atacar a Link, o puedes ir directamente a la sala actuando como tu versión malvada (eso lo dejo a tu criterio)

La idea a fin de cuentas es que te acabas de convertir en la herramienta definitiva de Ganon para acabar con Link y hacerse con el control de la Trifuerza :D

Escríbeme cualquier duda que te surja (o que has entendido todo) para seguir dándote instrucciones. (así no te agobio XD)

Una muy suave risa, misteriosa y escalofriante, salió de los labios de la reina dormida...

Zelda abrió los ojos, que se adaptaron de prisa a la oscuridad. El lugar seguía siendo el mismo, y sin embargo, ya nada lo era. Sus labios se curvaron un momento en una media sonrisa, sólo un instante, aprovechando ese momento de soledad. Había llegado la hora.

“Tetra...”, dejó Link escapar en un hilo de voz. No tenía fuerzas para gritar, para clamar su alegría, y, por supuesto, no pensó en lo más mínimo en regañar a su hija. Simplemente estaba completamente aliviado, aliviado que, tras todo este tiempo de tensión, finalmente pudo tomar a Tetra de nuevo en sus brazos.

Cerró por un momento los ojos, dejándose aflojar, permitiendo que la tensión le dejara…

Pero nada más que un momento. Aún no estaban a salvo. No estarían a salvo antes de que no hubieran salido de esta mazmorra junto con Zelda… y la Trifuerza.

Tras dar de nuevo un abrazo fuerte a su hija, miró sobre su espalda el objeto reluciente que había dejado caer. Sí… tenía que ser ella, la Trifuerza. “Tetra, tenemos que tomar la Trifuerza y dejar este sitio. No hay que pensar en nada más, ¿comprendes? De momento, es lo único que importa.”

Apartó un poco su hija para acercarse al objeto, agacharse y tomarlo cuidadosamente en mano.

Volvió la mirada otra vez a su hija. “Ahora vamos a reuniros con tu madre. Acompáñame, mi niña querida.”

Lágrimas silenciosas resbalaron de sus mejillas cuando, su hija caminando a su lado, emprendió el camino de regreso hacia el lugar, felizmente cerca, donde había dejado a Zelda.

Las voces estaban cada vez más cerca. Bien. Revisó su cuerpo herido, más no moribundo. Podría soportarlo, pero por el momento era mejor que pensaran que no podría hacerlo. Tomó en sus manos una de las flechas, y apoyándola bajo su pie la rompió en la mitad, que sólo quedara la punta y parte de la madera en su mano.

La escondió en su palma, y esperó...

-¿Quién... quien se acerca?- Dijo, su voz temblorosa, débil. -¿Link?-

Tetra, tras abrazar con fuerzas entre lágrimas a su padre, no dudó en abrir la boca de par en par al contemplar a su madre en cuerpo presente.

- ¡Madre! ¡También estás aquí! - sin dudarlo corrió como alma que lleva el diablo al regazo de su progenitora. Se abrazó a ella con tantas fuerzas que podría incluso herirla.

- No lo volveré a hacer... se lo he dicho a padre... estoy muy arrepentida... aceptaré todo lo que me digáis... tan solo quiero volver a casa... tenía miedo pero ahora que estáis aquí... ahora irá todo mejor -

Link percibió una presencia detrás de él e inmediatamente llevó una mano a la empuñadura de la espada, pero alivió el gesto cuando descubrió de quién se trataba. Zelda, pese a estar malherida, se había personado allí, ella sola y sin ningún tipo de ayuda. “¿Cómo es posible? Con la sangre que ha perdido no deberían quedarle fuerzas… Está claro que yo no soy el único que es capaz de soportar de esa manera el dolor...”

-No tendrías que haberte movido de donde estabas... -susurró acercándose a ella, tendiéndole la Trifuerza-.Sujétala tú entre tus manos, te dará energía para el resto del camino. Es hora de terminar este viaje –concluyó abrazándola con cuidado, pues se la veía ostensiblemente  frágil.

Hubiera soltado una carcajada en ese momento. El gran héroe de Hyrule, quien buscaba destruirlo, le estaba entregando la trifuerza por su propia voluntad. La joven princesa Zelda estaba indefensa junto a él, confiada...

Con un brazo abrazó la trifuerza contra su cuerpo, absorviendo su poder, su energía. En su otra mano, a la espalda del héroe que le abrazaba, brilló por un instante la flecha rota. -Gracias, Link. Ahora todo estará bien, como debe ser.- Le aseguró al confiado idiota, antes de descargar un golpe con la flecha hacia donde debía estar su corazón.

Sólo al instante que la flecha se hundió en su pecho, sabiendo que no podría haber venido de otra parte, se dio cuenta de su terrible error. Y habían cometido antes el error más grave : confiarse a la magia de Baba Yaga. La bruja les había puesto una trampa para poner las manos sobre la Trifuerza.

- ¡Baba Yaga! - gritó Link a la par que, por el dolor repentino del impacto de la flecha, tuvo que ahincarse. Soltó la mano de su hija. - !Tetra, detrás de mí! -

Se volvió en un movimiento brusco que le dolía infinitamente hacia su mujer que estaba inhabitada por la conciencia de la bruja. Sólo quedaba el cuerpo de Zelda. - Baba Yaga… -, soltó en una voz acusadora, - nos engañaste cruelmente. Invadiste la conciencia de mi mujer, tomando posesión de su cuerpo. -

Pero Link supo, al instante, que se trató de una lucha que iba a perder, que tenía que perder. No podría atacar al cuerpo de su mujer. Su espada la tuvo sin ningún uso pesado en su mano derecha. Podría arrojarla lejos, si quería: no haría ninguna diferencia.

No podría evitar que Baba Yaga se escapara con la Trifuerza.

Tetra comenzó a llorar, la alegría del reencuentro con sus padres se vio truncada por una escena totalmente contradictoria para sus sentimientos.

- Padre... madre... ¿por qué discutís? Tengo miedo... tengo mucho miedo... si todo esto es para castigarme he aprendido la lección... pero por... por favor parad... parad os lo ruego - las lágrimas de la joven princesa comenzaban a salir a la luz ante la presión de vivir una experiencia así.

El golpe se había desviado en el último instante, aunque igual había logrado atravesar el cuerpo del héroe. Link...

Se miró la mano, por un instante hubo confusión en la mirada. Había sido un golpe fácil, tan fácil. ¿Cómo era que había fallado? Bien, no volvería a fallar. Los lloriqueos de la niña le estaban cansando.

-Cállate, princesa.- Soltó, veneno en su voz, en sus palabras, mientras se hincaba frente al héroe caído, el héroe moribundo. La risa musical que le había pertenecido a Zelda se escuchó nuevamente, tenebrosa, discordante en aquella oscuridad. Puso su mano en la mejilla del hombre, sabiendo que no llegaría a levantar la espada contra ese cuerpo, que ahora le pertenecía.

¿Le pertenecía? ¿Podía realmente asegurarlo? Aquel ataque fallido...

La mano bajó a la garganta de Link, y comenzó a apretar. -No puedo permitir que dejes este mundo con una idea falsa, querido. Ninguna bruja tiene el poder que yo, el señor de las tinieblas, poseo. La Trifuerza me pertenece, y ahora también tu reina. Y pronto, la princesa...-

Su mano estaba temblando, impidiéndole cerrarse por completo alrededor del cuello de Link. Tenia que protegerlo, tenía que...

Sacudió la cabeza en un movimiento rápido. Era una voluntad fuerte, pero no podría evitar lo inevitable...

De nuevo, notas como todo comienza a volverse oscuro.

¿Por qué de nuevo esta sensación?

¿Qué significaba?

La negra espesura terminó por rodearlo todo, ahora tan solo había silencio y un vacío infinito.

¿Ganon había ganado? ¿O se trataba de otra cosa?

De pronto, una luz comenzó a concentrarse en un punto. Ese punto empezó a tomar forma y antes de que te dieses cuenta comprobaste que frente a ti estaba Link, semidesnudo, con un semblante de vulnerabilidad... sin embargo parecía que él también acababa de percatarse de tu presencia ¿dónde estabais? ¿qué había pasado?

Era como si durmiera, pero un sueño sin imágenes, una pesadilla de oscuridad y silencio que no terminaba. La reina se llevó una mano al pecho, sintiendo ese inexplicable vacío en su interior. Cuando sus ojos se acostumbraron, vio a su esposo, y sintió miedo por él.

-Link...- Murmuró, acercándose hasta él, intentando abrazarlo. -¿Donde está Tetra? ¿Que ocurrió?-

Un instante, en tan solo un instante la oscuridad devoró por completo la estancia y se vio envuelto en ella. Todo parecía indicar que su final había llegado, sin saber con exactitud cómo. Había pasado de estar buscando la Trifuerza a verse abocado a una oscuridad que imaginaba iba a ser perpetua. Salvo por un detalle… pudo distinguir una luz, al principio tenue y lejana, pero conforme avanzaba en esa dirección, ésta iba tomando forma. Y cuando la alcanzó, se trataba de Zelda. Contempló a su esposa con cierta estupefacción, puesto que pensaba que todavía Ganon quería jugar con su mente; aunque, al ver su rostro anegado por las lágrimas y el cálido abrazo con el que se fundieron, supo que era realmente ella. La auténtica.

-No sé dónde estamos, querida. Quizá se trata de un trance o de algún tipo de magia. No estoy seguro… O quizá, estamos muer… -no quiso finalizar la frase. No quería decir esa palabra, y menos delante de Zelda.

Escucháis una voz distorsionada que parece provenir de todos lados.

Vor..

Ed... ved...

....

Des... tad...

..

..... ....

os necesito!

Aún cuando su esposo no había pronunciado por completo la última palabra, la reina tuvo que aceptar que esa era una posibilidad. Quería preferir que se trataba de cualquier otra cosa, que fuera alguna magia oscura...

La voz distorsionada la hizo mirar hacia todos lados. -Es... es Tetra...- Dijo, aunque no podía estar segura. Las palabras, que no llegaban por completo, eran un mensaje claro. -Tenemos que volver. Tenemos que salvarla.- Dijo Zelda, mirando a Link. ¿Pero como volver, cuando no ódían estar seguros donde estaban?