Partida Rol por web

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No conocía la historia con detalle, pero si sabía lo suficiente como para conocer su obsesión por lo que le ocurrió a su hija. Esa ira y ansia de justicia y venganza la reconocía en mi mismo, la había sufrido y saciado por lo que sus palabras hacia el cadáver de Tannen era comprensible.

Escuchaba con atención a la mujer, su voz demostraba desesperación y suplicaba auxilio, desde luego yo no era ninguna monjita de la caridad y no hacía nada sino había dinero y mi interés de por medio pero mi sentido de la justicia iba más allá de lo simplemente monetario y ver cómo ofrecía esas pocas joyas entre las que había anillos de boda demostraba al límite que habían llegado.

-Señorita, tiene mi atención y ahórrese esas baratijas que tienen más valor para usted y sus amigos que para mí-dije despreocupado-Con que me den comida y cama me daré por suficientemente pagado- miré al Coronel y al otro hombre del rifle con cara de pocos amigos.

En ese momento se montó una buena trifulca cuyo artífice parecía ser un adolescente imberbe que estaba extendiendo el caos por segundos y escuché el comentario del señorito.

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-¿Lo está diciendo en serio?- miré de reojo a aquel hombre-tendría que estar en el colegio y no aquí- mascullé estrechando los ojos. La pelea iba en aumento-Niños como ese solo traen problemas, no tenéis más que verlo pero es su decisión- miré a la mujer durante un instante, hasta que el chaval chocó con otra joven, muy guapa y con aparentes buenos modales, o era alguien de dinero o una buena ladrona ya que se movía con gracilidad entre todo ese tumulto de puños, sillas y botellas.

-Señoritas creo que será mejor que salgamos de aquí o resultarán heridas, de ésto que se ocupe el sheriff además tengo que curarme ésta herida-dije mirando con desagrado la mancha de sangre en mi brazo y esperando a que las mujeres se pusieran en movimiento intenté guiarlas hasta la salida a paso ligero ¿ese chaval había empezado la bronca? Pues que la termine..

Finalmente y aunque habia estado evitandola la pelea llego hasta mi ya que un hombre parecio golpearme y aunque quise esquivarlo no pude evitar que me golpeara aunque fuera algo ya que el espacio que teniamos era minusculo; parecia que entre ellos hablaban de incluir en nuestro grupo al niño que habia empezado aquella pelea pero yo opinaba como el cazarrecompensas, era demasiado joven y demasiado inconsciente, seguro nos traia problemas.

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Mire como el hombre se miraba el brazo y en el vi una mancha de sangre, al parecer durante el tiroteo o lo que hubiera habido antes de que nosotros llegaramos habia salido herido.
Yo llevo algo que le puede ayudar dije buscando en mi bolsa algun ungüento y enseñandoselo Mejor dejemos que el Sr. Epps se encargue de ese mocoso dije mientras me dejaba guiar por aquel hombre hasta la salida, una vez estuvieramos alli esperariamos a que los demas se nos unieran.

Una vez estuvimos en la salida me acerque a mi caballo y cogi algunos vendajes.
-Mientras esperamos dije dirigiendome al hombre al hombre que nos habia sacado de alli porque no se descubre ese hombro y me deja que le limpie la herida le dije mientras le miraba y le enseñaba los utensilios para practicarle una primera cura Sino le hacemos una primera cura tal vez se infecte y de esa manera no nos va a servir de mucho

Viste como el grupo se iba sin ti hacia la salida, y eso te distrajo lo suficiente para no darte cuenta de lo que se te venía encima. Una silla se estampó contra tu cabeza, haciendo que cayeses al suelo mientras múltiples trozos de madera salían despedidos en todas direcciones. 

Cuando te quisiste levantar, viste que una mole que no sabías de donde había salido, estaba delante de ti, sonriéndote.

-Creo que me voy a divertir -dijo, lanzándote un puñetazo que si te daba, seguramente te hundiría el cráneo.

Todo parecía ir bien, controlado, pero mi distracción por un instante es suficiente como para que una mole que me saca cuatro cabezas y cinco hombros me derribe con una silla en la cabeza. Lo peor es que el aturdimiento del golpe no me deja ser lo suficientemente rápido como para evitar un puñetazo de ese monstruo para dejarme k.o. sin la mas mínima opción.

El golpe...

No parecía que ninguno de mis compañeros fuera a ayudar a Crow, y yo tampoco es que quisiera meterme en problemas en esos momentos. Sin embargo, me sabía mal tener que dejar al chaval en una situación tan crítica y más cuando había caído de bruces en el suelo. Aquella pelea parecía que tendría un final un tanto desagradable, ya que el adversario de Crow era una auténtica mole que rondaría los dos metros.

-Lo que uno tiene que hacer por negocios... -comenté, poniendo los ojos en blanco, con cara de circunstancias.

Tomando mi cuchillo con una mano, decido aproximarme a toda prisa hacia el enfrentamiento y, mientras Crow yace en el suelo, apuñalo repetidas veces a su contrincante en las piernas. Mi intención no es matarlo, sino dejarlo lo suficientemente malherido como para que Crow pueda levantarse y escapar sin que la mole lo pueda perseguir.

Sin mirar atrás y aún escuchando la multitudinaria pelea que seguía desarrollándose en el salón salimos al exterior hasta el caballo de la joven que se había ofrecido a echarme una mano con la herida de mi hombro.

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-Es usted muy amable señorita Earp, no es la primera bala que recibo pero el dolor nunca se olvida-dije con una mueca de dolor apartando el poncho y abriéndome la camisa dejando la herida al descubierto, al parecer había atravesado el brazo de lado a lado pues tenía agujero de entrada y salida-Bueno, podía ser mucho peor al menos la bala no ha quedado dentro-dije con voz tensa, alargué el brazo y lo extendí hacia la joven para que pudiese vendarlo, miré todo el material que tenía para la cura.

-Por lo que veo viene usted muy bien pertrechada para estos casos- mostré una pequeña mueca que pretendía ser una sonrisa, aunque el dolor abrasador del brazo se tornaba casi insoportable-¿Es que es usted doctora o está acostumbrada a tener mala suerte y tener que curar heridas?- pregunté apretando la mandíbula con fuerza mientras ella rodeaba la herida con una de las vendas.

El hombre cayó al suelo entre alaridos de dolor, mientras tú recogías a Crow que estaba semi-inconsciente y lo arrastrabas fuera de la pelea, que por supuesto, continuaba.

Mientras la pelea de bar inunda todo, Sarge se vuelve hacia su comida. En cierto momento, una botella vuela cerca, así que levanta su rifle, apunta al techo y dispara. Aprovechando el silencio que se hace en ese instante, alza la voz.

- ¿Se acuerdan de Roy? - gruñe en voz alta, la boca llena, mientras señala el charco de sangre. - Si no quieren acabar igual, déjenme comer en paz. 

Y sin mucho más que decir se vuelve hacia su plato.

Es todo lo que le pide a la maldita vida. Un poco de comida en silencio.

Aquel hombre se aparto el poncho y se abrio la camisa sacando el brazo herido de ella, no entendia mucho de ello pero a primera vista parecia que la herida habia atravesado el brazo por lo que no habria que sacar la bala cosa que era mejor. Saque un poco de ungüento de un botecito y empece a ponersela en la herida a aquel hombre que por lo que parecia sabia mi nombre aunque yo no me habia presentado. Ya que conoce mi nombre le dije una vez extendi la crema Porque no me dice como se llama Sr.? le pregunte mientras le envolvia con sumo cuidado la herida con la venda.

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Sonrei cuando le oi decir aquello pues nada mas lejos de la realidad y parecia que el tambien queria sonreir pero en aquella conversacion se notaba que lo hacia para olvidar de alguna manera el dolor que sentia. -Solo soy hija de un vendedor ambulante le dije de manera cortes y realmente no mentia mi padre se dedicaba a aquello, a los elixires milagrosos y todo lo que habiamos aprendido lo habiamos hecho gracias a nuestros años con los indios asi que se podia decir que conocia algo de curas pues muchas veces tenia que ayudar a mi padre a la elaboracion de sus elixires y ungüentos pero aquello no era todo lo que mi padre me habia enseñado ni a lo que realmente me dedicaba y para mi seguia siendo una buena tapadera, asi que les dejaria que siguieran creyendo aquello.

Está bien. Si están interesados, vengan conmigo -dijo Donna, indicándole a Ben que les guiara afuera.

Ben empezó a quitarse de encima algunos de los vaqueros que aparecían delante, uno detrás de otro, sin demasiado esfuerzo, hasta que consiguieron salir.

El enorme ventanal del salón saltó por los aires cuando alguien lanzó una mesa a través suyo, pero por fortuna, para los que estaban fuera, ya no había peligro.

Siento como la visión la tengo borrosa, estoy desorientado y no soy capaz de ser consciente de lo que ocurre a mi alrededor. La brecha de mi cabeza deja una imagen desastrosa de mi en estos momentos y algo o alguien me aleja del Wendigo que si no me ha matado ya ha estado cerca de ello.

De un modo semiinconsciente trato de levantarme liberando un grito de dolor y perdiendo la fuerza en mi pierna izquierda, aunque esta no sangra me duele por la falta de reposo y el gran uso de mis pies para esquivar ataques durante la pelea, con mi rodilla en el suelo vuelvo a levantarme cojeando ostensiblemente.

Wedigo.... no lo vi.... como dice la mitología de los indios y en mi estado de confusión solo se me ocurre relacionar a ese monstruo de hombre con uno de ellos.

Había conseguido salvar a Crow de aquel grandullón y, por suerte, la pelea no me había involucrado. Observo que la otra chica que apareció en el Saloon está atendiendo la herida del tío del poncho. Aparentemente era la hija de un vendedor ambulante, o al menos eso decía.

Avanzando con paso ligero, decido seguir a Donna y a Ben, junto con el resto del grupo, a quienes nos ha reclutado para esa misión. Aún no he convencido a Crow de que se nos una, pero teniendo en cuenta que hay dinero de por medio y la posibilidad de que se nos una, apostaría cualquier cosa a que el joven pistolero aceptará de buen grado.

Pasado el enfado inicial por haber perdido su fuente de información para encontrar al asesino y violador de su hija, se sorprendió de que Ben reconociese y le encajase perfectamente la descripción ofrecida del hombre que buscaba. Nada más escuchar el apellido "Cobb", una viejo recuerdo de lo ocurrido aquel fatídico día llegó a la mente del Coronel, confirmándole que al fin había dado con el tipo que buscaba, ahora reconvertido a Sheriff.

- Cobb... Eso es lo que no recordaba... Ahora sí que se donde te escondes, sabandija... - Empezó a susurrar para sí mismo con una sonrisa, a la vez que sacaba su pipa, la llenaba de tabaco y le prendía fuego con una cerilla. Joven, me has proporcionado muy buena información y para suerte vuestra, mi destino es acabar con el sheriff que os ha amargado vuestra existencia. Si me ofrecéis comida y cama, no solo acabaré con él, si no que os ayudaré a eliminar o echar para siempre de vuestras tierras a esos maleantes. Podéis contra conmigo. Ratificó una vez más, cuando de pronto se inició una enorme trifulca en el Saloon. Al parecer un jovencito pistolero apodado "Crow", que por lo menos parecía saber defenderse con los puños, había iniciado la contienda, provocando en escasos segundos que sillas, mesas, patadas y puñetazos volasen por doquier.

Indiferente a todo aquello, se sentó en una de las mesas que acababan de abandonar unos hombres acaudalados, tomó la jarra de cerveza recién servida y comenzó a comer el plato de estofado que ni si quiera habían probado.

- Joer, esto está realmente bueno, un rico estofado de carne de res - Mencionó llevándose la comida a la boca y dando un largo trago, mientras los cristales y mesas de rompían cerca de su posición. A unos pocos metros observó que el tipo del rifle, el tal Sarge también estaba degustando su comida, por lo que en señal afectuosa levantó la jarra de cerveza y le saludó. Buen provecho. Me alegro que al fin lograses justicia por lo que te ocurrió. 

Finalmente, la mayoría de vosotros salisteis y Donna y Ben se detuvieron delante del Salón a hablar.

-Donna, debemos irnos. De lo contrario...

El rostro de Ben estaba preocupado. Al darse cuenta de ello, os miró.

-Ningún habitante de River Creek puede ausentarse del pueblo sin permiso, y en cualquier caso, solo por motivos justificados durante un tiempo determinado. Nosotros hemos venido a por provisiones, y debemos volver rápidamente. De lo contrario, tomarán represalias.

Nuestro camino no es el mismo que el vuestro. El tren sale dentro de poco y nosotros iremos en él, pero vosotros no podéis entrar siguiendo el ferrocarril. Los hombres de Cobb os detendrían inmediatamente porque están siempre en la estación. Tendréis que ir a través del desierto y llegar desde el norte. Tardaréis varios días, pero es mucho más seguro. Entrad en el pueblo de noche. Nosotros estaremos preparados para recibiros.

Donna miró a Ben y ambos se giraron para marcharse.

Qué Dios os proteja y muchas gracias por vuestra ayuda. Aunque al final no lo consigan, aunque se rindan y decidan que pueden con ello, les estaré profundamente agradecida por haberlo intentado.

Y tras decir esto, ambos se fueron en busca de sus provisiones.

Cuando se hubieron marchado, Jeff apareció corriendo por uno de los laterales del Salón, en el que cada vez se escuchaba menos ruido. La pelea estaba ya disminuyendo.

Jeff llegó con el rostro preocupado, encontrando a varios hombres y una mujer a quiénes no conocía, junto a su hermano.