Partida Rol por web

Tecnovirus se agarra a un asidero del furgón cuando escucha el aviso de Marc, y éste enseguida empieza a acelerar, girando y yendo a por el chino del lanzagranadas. Éste estaba apuntando a Francisco.

Como en un slow-motion, la granada de Francisco vuela por la parte trasera superior de la furgoneta de los chinos, mientras Tecno se zarandea a la derecha y Marc recarga su arma. El furgón de los ases termina el giro, y el chino ve de reojo la maniobra.
​Marc comienza a acelerar y Tecno se zarandea hacia atráscuando el chino empieza a pensar si lanzarle la granada a la nueva amenaza. Francisco maldice.
El furgón se acelera contra el del lanzagranadas mientras éste piensa que ya es demasiado tarde. Tecno se zarandea a la derecha, y el chino trata de escapar del furgón y del maníaco con el subfusil en la ventanilla.

El golpe es fortísimo, lanzando al chino lejos, pero se apartó lo suficiente para no quedar aplastado entre los dos furgones. Francisco maldice de nuevo y mira la operación, mientras el chino del rifle oye el grito de su compañero y se gira.
Para entonces, marc está haciendo un giro en J y ametrallándole con la MP9. Las balas impactan certeras en el chaleco y dejan al tirador bastante molido, pero aún vivo.
Tecno se zarandea y termina soltándose, cayendo de culo, y al fondo, la granada de Francisco toca el suelo, explotando pasado el cruce con calle Balmes.

Fuck yeah.

Al otro lado del campo de batalla, la 7.62 de Xavier cruza media calle, directa hacia el tipo del lanzagranadas. La bala atraviesa la mano entre los nudillos del índice y el anular, haciendo que 'salten' con un salpicón rojo y poniendo a gritar a la víctima del balazo. Con una mano no se maneja un M203, muchacho.

Cerca de allí, Katia deja caer por la ventanilla una granada de humo. Los chinos gritan, hasta que ven que todo se empieza a llenar de un humo denso y molesto. La conductora pasa por encima de la acera rodeando un árbol, golpea una moto, y frena colocando su maltrecho furgón como barrera entre los nuevos enemigos y sus compañeros.
Los GEO y Bello se sorprenden al escuchar una voz de mujer bajo la máscara de guerra, pero no así el artificiero, que cargando con el herido y con su propia lesión de la pierna, corre hacia el furgón de sus amigos. El primer chino en salir del furgón enemigo es el tirador. Lázaro dispara al pasar su revólver recién adquirido, mientras las esposas aún cuelgan de la muñeca del arma. El disparo termina en el capó, rebotando en el blindaje.

Francisco maldice.

Los chinos mueven ficha. Animados por los refuerzos, los hombres de los furgones del bloqueo disparan contra el GEO.
Los cuatro tipos, conscientes que a esa distancia las ametralladas a lo loco no iban a ayudar demasiado, obedecen a uno de ellos que grita, y disparan a Alfa, que recibe una cantidad nada despreciable de impactos, quedando malherido en el suelo, inconsciente.
 Novato... Gruñe Bello al verlo caer.

Los chinos de dentro del parking parecen estar reorganizándose a juzgar por el griterío. No pueden atacaros, pero parece que les ha quedado claro que tampoco pensáis atacarles. Por supuesto, no van a salir corriendo a través del humo, pero algo traman.

Bravo, sin ganas de meterse en más fregados, pero sin querer dejar a su compañero en el suelo, corre hacia él y le agarra, llegando al furgón y metiéndole con ayuda de otros de los 'pasajeros' saltando luego adentro junto con los tres ases. Bravo echa mano al intercomunicador, mientras Bello que ha sacado al policía herido del coche patrulla llega en una carrera con un grito de esfuerzo, lo lanza adentro y salta con él.
 ¿Cabe otro, o q-...? ¡¡Ostia, una ametralladora!!

Bravo echa una mirada de reojo a Bello, pues ante él ha de disimular.
 ¡Salamanca! Esto se ha ido a la mierda, Delta está muerto y Alfa y Charlie abatidos, los chinos nos estaban esperando con lanzagranadas! Deja una pausa No, la comunicación está comprometida, y el furgón policial ardiendo. Deja otra, más breve aún. Estamos con Talión, pero hay como veinte tíos ahí fuera y varios granaderos. No, no podemos. Nos largamos de aquí con el vehículo de Talión, y si es que nos dejan. Deja otra pausa. ¿La escolta!? JA! El coche de atrás huyó, y del delantero tenemos a uno con nosotros y otro abatido. Parece escuchar y mira a la gente que hay en el furgón. No, imposible, completamente.

Mierda…- pensé cuando Katia me señaló a los refuerzos de los chinos, asintiendo para indicarle que la había entendido, agarrándome en cuanto aceleró para no perder el equilibrio mientras iba a por Lázaro y los polis.

SUBID TODOS- les grité sin ser consciente de ello pues levantaba instintivamente la voz para escucharme por encima del maldito pitido causado por la explosión, al tiempo que me movía hacia el asiento del copiloto para hacer sitio a los nuevos pasajeros. Ahora solo necesitábamos impedir que los chinos de la furgoneta acabasen con nosotros. Por suerte, Xavier, o al menos supuse que sería Xavier, reventó de un disparo la mano del que llevaba el lanzagranadas, lo que mejoraba bastante la situación.

ACERCANOS Y USEMOS SU FURGONETA PARA SALIR DE AQUÍ- le grité a Katia mientras apuntaba con el fusil al chino de la ametralladora -VOSOTROS, AYUDADNOS A ENCARGARNOS DE ELLOS- les dije tanto a Lázaro como a los policías un instante antes de disparar sobre el chino, acertándole de lleno con las dos primeras ráfagas.

Tal vez no fuese precisamente alguien que pudiese darles órdenes a los policías, ni yo ni nadie de Talión… pero si querían salir de allí con vida, estaba claro que tendrían que cooperar con nosotros, al menos hasta que nos hubiésemos librado de los chinos.

Tecnovirus abre una caja que tienen en la furgoneta en la que Francisco puso con letras grandes 

¨NO TOCAR, ESPECIALMENTE TU, SI, TU, TECNO, MAMON, NI SIQUIERA TENDRÍAS QUE ESTAR LEYENDO ESTO¨

Pero el zarandeo que Marc le ha pegado a la furgoneta, con loopings y tirabuzones incluidos, ha hecho que esa etiqueta no esté visible porque la caja se ha volcado y Tecnovirus decide sacar los juguetes divertidos.

Puesto que Marc, tan amablemente les ha acercado a la furgoneta de los chinos, Tecno decide que la mejor manera de quitarse de enmedio a los tres chinos que están dentro de la furgoneta, especialmente al que tiene una ametralladora, que puede suponerle un problema a Francisco es hackear la furgoneta, y para ello tiene un exploit en la mano.

Un exploit con forma de granada de fragmentación.

Asoma la cabeza y lanza la granada con clase, estilo y, lo más importante en esta situación, acierto.

Tecnovirus no tiene un sitio claro donde colar la granada dentro del furgón, ya que la única abertura está por el otro lado, y las ventanillas, blindadas, están cerradas. Su opción es tirar la granada debajo del furgón, para inutilizarlo y que al menos no les puedan perseguir.

La granada cae bajo la furgoneta y explota, sacudiendo el furgón, que se apaga de inmediato. Los dos chinos que estaban abajo resultan heridos en los pies a causa de la explosión, y gritan cabreados.

El chino que había sido golpeado por el furgón va dando brincos doloridos al otro lado de la furgoneta blindada, algo más a salvo de los ataques de Marc y Tecnovirus, quedando a la vista solamente Francisco, el tipo que había intentado volar la furgoneta. Haciendo de tripas corazón, apunta con mucho acierto y la granada explota a solo unos metros del As, que por fortuna, al estar tumbado evita la mayor parte del daño. Los furgones se desplazan levemente, y aunque sordo, Francisco sigue ahí, a pie de cañón.

El tirador que ha sido acribillado por Marc en el chaleco con el subfusil también se pone al otro lado del furgón y trata de disparar al conductor con máscara sonriente a la cabeza. El balazo atraviesa el cristal, pero fallando al impactar el casco del As. 

El conductor del furgón pasa al asiento del acompañante y baja la ventanilla, apuntando un rifle de asalto también contra Marc. A diferencia de la morralla que dispara a lo loco, éstos tipos saben cómo hacerlo: Las ráfaga corta es más precisa, y termina atravesando el cristal, golpeando el chaleco del conductor. Nada serio, pero más que suficiente para cabrearle más aún.

El tipo de la ametralladora no da por muerto todavía al As del suelo, y casi abandonando su pose a cubierto y cuidadosa, apunta contra él y dispara unas ráfagas esperando poder terminar de liquidarlo. A pesar de rociar la zona con balazos, el As sigue vivo, pues tan solo un par o tres de ellas han dado en el pequeño blanco tumbado en el suelo.

Al otro lado, los tipos no demuestran menos 'profesionalidad'. El chino del rifle descubre a Xavier al haber destrozado el dedo de su compañero, y apunta contra los tejados. No consigue ver a Xavier, porque no dispara.

El chino de los ocho dedos grita furioso y dejando colgada la M4, saca una pistola con la que dispara a lo loco contra los tejados, sin efecto alguno, salvo quizá alguna maceta rota.

El conductor, que también fue herido por Xavier, se siente algo más a salvo, y baja la ventanilla intentando liquidar a la conductora. La bala atraviesa el cristal con poca fuerza y se incrusta sin apenas fuerza en el casco de Kevlar, unos centímetros sobre el ojo derecho.

El tipo de la ametralladora, sintiéndose a punto de ser eliminado, centra su vista rabiosa en Ángel, y grita algo en chino mientras empieza a vaciar el cargador contra el As. La escandalosa ametralladora apunta al cristal, golpeando con bastante fuerza al médico, que queda bastante maltrecho. El ametrallador ha arriesgado mucho, y se ha expuesto demasiado con tal de acabar con el acompañante.

El impacto del disparo en el casco hace que mi cabeza rebote contra el asiento, aunque el cristal blindado y el propio casco hacen que la bala no haga el más mínimo daño.

- Hijo de puta, vas a lamentar haber bajado esa ventanilla - digo mirando al conductor que me ha disparado. Pero entonces Ángel recibe la ráfaga de ametralladora a mi lado. - ¿Estás bien, Álamo? - pregunto a mi compañero.

Pero no espero una respuesta; me giro en el asiento y salto a la parte de atrás de la furgoneta. - Tú, Bravo - le digo al GEO que está hablando con Salamanca. Dado que se ha referido a Alpha, Charlie y Delta, no quedan muchas alternativas para conocer su designación. - Al volante. Ahora. En cuanto te diga, aceleras y nos pones en paralelo a esos cabrones. - Nunca digo tantos tacos, pero con esta gente aquí, cuanta menos información dé sobre mi forma habitual de ser, mejor. Por una vez no me va a importar que alguien piense que soy una choni de barrio.

- Nos habrían venido bien un par de tus juguetes para acabar con esos blindados - le digo a Lázaro. - Pero te hemos dejado un calibre alto para que te diviertas - añado señalando la SAW. - Cuando les sueltes una buena ráfaga, tu colega y yo bajamos por el otro vehículo. El furgón está tocado y puede que no aguante con todos encima. ¿Te hace, señor veterano? - No conozco el nombre de Bello, así que me dirijo a él contraponiendo el apelativo de novato que le ha dirigido al GEO caído, sin poder evitar pensar que es un gilipollas por tratar así a un compañero. Mientras hablo, desenfundo otra vez las dos Desert Eagle.

- Álamo, si nos cargamos a esos cuatro cabrones, haz fuego de cobertura hacia el parking. Que se les quiten las ganas de asomar por allí.

El tipo que sigue escondido en el Autolavado permanece ahí, ya que las explosiones continúan, y no pretende salir todavía. El grupo del parking se está movilizando tras unos segundos de confusión, y los tipos de los dos furgones salen a perseguir a los objetivos, quizá algo envalentonados al ver que los Ases intentan huir.

Uno de ellos dispara a Francisco desde la furgoneta. Contra todo pronóstico le acierta, aunque el chaleco absorbe el impacto del subfusil.

 El GEO ve salir a Katia de su asiento, y cuando se lo explica, asiente. Hecho. Vuelve a hablar por el comunicador. Tengo que dejarle Salamanca. Hay lío. Una vez en el asiento del conductor, con el disparo en el cristal a la altura de la frente, sacude la cabeza y arranca, poniendo la ametralladora apuntando al furgón de control de plagas. ¡Vuestros!

 Bello sonríe a Katia, una sonrisa gamberra. Claro que hace, cielo. ¿Qué hombre le negaría ná a una señorita con dos Desert?  Ríe un poco agarrándose para que el movimiento no le tire y poder disparar cuando estén en posición. Parece estar auténticamente en su salsa, hasta pasándolo bien a pesar de haber recibido unos cuantos balazos en el chaleco.

Lázaro no ha acabado de entrar en la furgoneta cuando ve como el copiloto, cree que podría ser Ángel, recibe una brutal descarga de plomo en el pecho. Afortunadamente el chaleco parece aguantar el tipo, al menos el torso de Ángel no estalla en una nube de confeti encarnado, que hubiese sido lo normal de atizarle semejante andanada a alguien desprotegido.

- Joder como está el patio...

Rápidamente, deja el cuerpo del GEO inconsciente en el suelo de la furgoneta, le coge prestado el casco (que se pone) y su fúsil, dejando junto al cuerpo el fúsil dañado con el seguro puesto. Estaba revisando el fúsil nuevo cuando Katia salta a la parte trasera y comienza a repartir instrucciones, como el tiempo apremia y no es momento de ponerse a discutir planes, decide colgarse el fúsil a la espalda y hacerse cargo de la ametralladora SAW.

- Visto.

Un rápido vistazo le hace decidirse por los objetivos más evidentes: rojo 3 y 4. Como sabe que en una ráfaga larga el único tiro certero es el primero, comienza tomándose un segundo para apuntar a la cabeza de rojo 3 para inmediatamente y sin soltar el dedo del gatillo pasar a rojo 4, sobre el que mantiene la presión tirando a bulto y soltando una lluvia de plomo que dada la temperatura que empieza a coger la ametralladora parecería que en cualquier momento va a empezar a salir por la bocacha lava líquida en lugar de proyectiles sólidos.

A pesar de todo y dentro de sus posibilidades, trata de dañar el vehículo enemigo lo menos posible, dado que probablemente tengan que incautarlo antes o después.

El inspector se agachó cuando el chino al que a partir de ahora llamarían "el manco" disparó en su dirección general, más por precaución que por otra cosa. Su compañero del rifle, que le preocupaba más, tampoco consiguió localizarlo. Todo parecía ir según el plan (si el plan podía resistir una encerrona de dos grupos de chinos de élite, podía resistir cualquier cosa).

Entonces escuchó los estallidos de las granada en el otro lado de la calle. Marc había sembrado el caos haciendo gala de sus habilidades de conducción, pero parecía que el otro lanzagranadas seguía operativo. Por suerte alguien había lanzado otra granada bajo el furgón chino.Y veía moverse (levemente) a Francisco, que seguía tirado en el suelo.

-Ases, quizás no he sido suficientemente claro. ¡Matad a esos cabrones, EMPEZANDO POR LOS QUE LLEVAN LAS M4! Furgón2, concentrad el fuego y acabad con los recién llegados. Podéis usar su furgo luego para escapar.

Furgón1, dejad de jugar al Carmaggeddon urbano, recoged a Foxtrot y dirigíos al punto de reunión. Y yo que vosotros no le daría otra oportunidad al lanzagranadas.

X-Ray abandona el nido. Buena caza.

Tomando el rifle, el policía se dirigió al interior del edificio. Echó un vistazo a las escaleras, pero como de todas maneras tenía que desmontar el Dragunov, pulsó el botón del ascensor mientras lo hacía...

El GEO se queda un poco más lejos de lo que esperaba, sobre todo si vamos a tener que pasar a la otra furgoneta mientras otras dos vienen por detrás. Pero tendrá que valer; dado que no le ha dado por actuar por su cuenta, no me voy a quejar ahora.

- Copy - contesto a Xavier por el comunicador.

Me asomo un momento por la puerta lateral de la furgoneta y sonrío bajo la máscara con un gesto sádico al ver al conductor al otro lado de la ventanilla que ha bajado. Tengo una bala reservada para él, pero ahora mismo no es mi principal amenaza. Apunto con cuidado a la cabeza del tipo del fusil que está detrás de la furgoneta y abro fuego. El movimiento de su cabeza deja claro que le he impactado, pero no creo que haya conseguido atravesar su casco. Pese a todo, con suerte le he dejado suficientemente atontado como para que lo remate Bello.

Levanto la mano izquierda y disparo con la otra pistola, esta vez a mi amigo el conductor. A pesar del enfado porque me haya disparado, no le escojo como objetivo por venganza, sino para evitar que la furgoneta se mueva de su posición actual. - Nadie le estropea el conjunto a una mujer - digo cuando veo que sus sesos salpican toda la furgoneta por el interior.

Francisco no había acabado de maldecir su perra suerte, cuando literalmente le llovieron hostias por todas partes. Un granadazo en toda la jeta… disparos desde todas partes…  ¡¡¡Joder!!! Tal vez no había sido tan buena idea intentar estrenar el lanzagranadas tan pronto.

Había polvo por todas partes, y un pitido penetrante le había ensordecido los oídos. Contra todo pronóstico estaba vivo, pero le dolía todo el cuerpo.

   - Puta suerte la mía…- Maldijo entre dientes dolorido.

Estaba un poco aturdido aun por la explosión, pero aun así acertó a reaccionar. Sabía que si se quedaba ahí tirado, iba a ser la piñata de la mitad de los putos mafiosos chinos de Barcelona. Así que era hora de mover el culo.

Impulsándose con ímpetu, rodó por el asfalto hacia su derecha para salir fuera de la visión del tipo de las granaditas y su amigo de la alegre ametralladora usando el furgón blindado de muro. Sin perder el tiempo y aprovechando el impulso, se levantó a la carrera, algo mareado por el aturdimiento, pero consciente y centrado gracias al dolor producido por sus heridas. Aceptó ese dolor, y lo usó para permanecer consciente.

Si de algo le había servido practicar boxeo, era a saber encajar bien los golpes.

Moviéndose a la carrera, se dirigió hacia la cabina del vehículo y abriendo la puerta del conductor empujó el cadáver del chino que allí había y subió al puesto de conductor. Dejando las armas encima del cadáver, miró hacia la furgo donde estaba a cubierto el cabronazo que le había disparado con el lanzagranadas.

   - Prepárate hijo de puta.- Gruñó entre dientes.- Voy a por ti.-

Encendiendo el motor, le dio caña a la furgoneta, y acelerando con ella giró en un arco cerrado para intentar atropellar al tipo.

A pesar de lo certero de mis disparos, el chaleco que llevaba el maldito chino impidió que este acabase lleno de agujeros, claro que eso no impedía que le hubiesen hecho bastante daño… aunque no lo bastante para incapacitarle, pues, con el rostro lleno de rabia, devolvió el fuego en forma de una lluvia de balas que acribilló la puerta, atravesó el cristal y me impactó más veces de las que eran recomendables.

Maldita sea…- me dije, apretando los dientes para soportar el dolor que se sumaba al molesto pitido. Debía acabar con él antes de que pudiese volver a disparar, por lo que apunté el rifle hacia él… y la furgoneta se movió de repente.

¡Mierda!- grité, girándome para descubrir que ahora era un GEO el que conducía, el cual había puesto la furgoneta de forma que pudiesen dispararle desde el lateral con la ametralladora… algo lógico, pero que me había quitado de vista al chino de improviso al no haber podido escuchar nada a causa del pitido. A pesar de ello, estaba decidido a acabar con él, por lo que asomé el cuerpo por la ventanilla, lo justo para tenerle de nuevo a tiro, y disparé una ráfaga corta directa al pecho, esperando que fuese suficiente, ya que entre el daño acumulado y la complicada línea de tiro, no quería arriesgarme con ráfagas más largas.

Mientras giraba,  Marc vio como una granada explotaba cerca de Francisco, pero este, ni corto ni perezoso, se metía dentro y arrancaba la furgoneta de los chinos para intentar repetir el atropello que él mismo ya había hecho. Por desgracia el sonido de la furgoneta (Marc lo oyó incluso con el ruido de la balacera) ya le indicó que la cosa no iba bien. La furgoneta de los chinos había recibido de lo lindo con el granadazo, y no estaba bien. Cogía poca velocidad y no llegaría antes de que el amarillo le metiera candela con el M203.

Flogoprofén, con esa furgo tocada no vas a llegar... dijo por el comunicador.

Venga Filomena, vamos a darle un besito a la otra furgoneta.  Agárrate Topogigio! Era la enésima vez que le decía esto a Tecnovirus en lo que iba de acción.

Marc clavó el freno de mano, volantazo, disparar ráfagas de MP9 al rifle de francotirador por la ventana asi de gratis mientras gira, bajada de freno de mano, cambio de marcha y acelerón. Filomena derrapó en un giro cerrado y empezó a correr hacia la furgoneta de los chinos con una rápida aceleración.

El chino del rifle cayó como un saco de patatas al suelo al recibir tantos gramos de amor a alta velocidad. 

Banzai asshole.

CATAPUM! 

La furgoneta de los chinos giró violentamente mientras el cinturón paraba  el impulso para Marc

-Mongolillo que no estamos en los coches de choque!

Dice Tecno tras abrocharse el cinturon antes de que Marc golpee a la otra furgoneta.

-Hay que sacar a Fumanchu de la que se ha metido. Intenta pasarte por donde esta, a ver si se sube y podemos largarnos de aqui.

A continuacion, para putear mas a los chinos, tecno lanza una granada de humo, para cubrir ambas furgonetas accidentadas, si no sabian donde estaban, no podrian dispararles hasta que Marc sacara la furgoneta del humo y entonces ya seria demasiado tarde para reaccionar. O eso esperaba.

Francisco apartó el cadáver sin mandíbula del chino, y al arrancar el furgón, algo no sonaba bien. En cuanto comenzó a moverse, algo en el eje trasero había quedado hecho polvo por la granada, y parecía estar arrastrándose, por lo que no llegó demasiado lejos.

Por suerte, Marc golpeó el furgón, atropellando al chino del rifle, y después acribillándole, por si acaso. Vivo o muerto, el tipo no se movió del suelo al caer, y el furgón enemigo había quedado suficientemente volteado como para no poder disparar a Francisco, al menos el de la ametralladora.

Cuidando de su jefe, Tecnovirus lanza otra granada de humo, que rápidamente empieza a extenderse por la zona, impidiendo que los restantes, uno de ellos aún con un M203, puedan apuntar a nada.

En el otro lado, Katia dispara a la cabeza del tipo del rifle, y lo hace caer al suelo. Vivo, pero inconsciente por el golpe. El conductor no tuvo tanta suerte, y el disparo en la cara dejó el asiento del conductor hecho un asco de sangre y sesos.
Al mismo tiempo, Lázaro y Ángel disparaban, acertando en el cuerpo y, de rebote, en el casco del tipo de la ametralladora.

Como una especie de bersérker oriental, el tipo sigue aferrado a su ametralladora, tosiendo sangre, pero con la mirada inyectada en sangre, siguiendo con el cañón de la M60 al furgón de los ases, listo para disparar.

Bello salta del furgón cuando Bravo frena, y mientras camina al furgón, apunta al tipo que aún queda vivo y más peligroso: El bersérker de la M60. El primer balazo falla, el segundo acierta al pecho, y el chino por fin suelta su ametralladora.
¡Chinorri de mierda!
Antes de seguir avanzando, apunta al tipo rabioso de la pistola, apuntándole al pecho también. El balazo no hace caer al tipo, pero disparando una pistola con la mano mala, ni un soldado de élite sería un peligro... ¿No?
 

La furgoneta que había cogido estaba en las últimas y prácticamente lo dejó a mitad del camino. Por suerte la intervención de Marc y Tecno le salvaron el culo al llevarse por delante el vehículo de los chinos y al hijo de perra del lanzagranadas.

Solo lamentaba no haber podido cargarse él mismo a ese cabrón...

Al menos, el zumbido de sus oídos se había apagado y volvía a poder escuchar de nuevo.

Era evidente que la furgoneta en la que estaba no iba a ir a ningún sitio, así que era hora de volver con sus compañeros. Cogiendo sus armas, bajó de la furgoneta y se dirigió hacia sus compañeros a paso firme, mientras cargaba el lanzagranadas. 

   - Que bueno que vinisteis chicos, me sentía un poco como si me hubiera quedado tirado.- Comentó bromeando mientras subía al vehículo.- ¿Que os parece si nos vamos con la fiesta a otro lado?-

Marc golpea por segunda vez al desgraciado del lanzagranadas, que estampa contra el frente del furgón y luego le pasa por encima. Al chino del rifle le da algunos balazos, pero el bajo calibre del MP9 hace que apenas se entere de los impactos.
Francisco llega al furgón y carga una de las granadas por si pudiera desquitarse. El humo impide a los ases ver lo que están haciendo los chinos del furgón golpeado. Al menos, aunque algo golpeado y manchado de sangre, el furgón de los ases sigue en pie y funcionando perfectamente.

El chino manco, disparando su pistola con la mano izquierda, consigue acertar un balazo a Katia, aunque el chaleco absorbe la mayor parte del daño.

Lázaro ve con estupefacción como el chino manco al que acaba de ametrallar todavía es capaz de pegarle un tiro a Katia.

- Pero coño, ese maldito chaleco debe de ser de adamantium por lo menos... si debe de llevar un par de kilos de plomo extra.

Decidido a comprobar la resistencia del chaleco, mantiene la mira de la ametralladora fija en el, lanzándole otra devastadora descarga de plomo, y observando con incredulidad, como si no tuviese claro si el tipo fuese todavía a resistir o no.

- Como esto no acabe con el os juro que me bajo y me lo cargo a ostias.

Cuando  finalmente cae el chino, y mientras observa como sale humo de la bocacha de la ametralladora, comenta:

- No os fieis un pelo de los que parecen inconscientes, estos hijos de puta tienen siete vidas y seguramente sólo les hemos partido algunas costillas, no creo que hayamos penetrado es magníficos chalecos que llevan.

Recibo el impacto de la bala en el chaleco.

- Hijo de... - empiezo a exclamar mirando al tipo al que Xavier dejó manco hace un momento. Pero antes de que me baje de la furgoneta para volarle la cabeza a quemarropa, Lázaro descarga una ráfaga de la SAW contra él.

Asiento con satisfacción y miro a Bello. - Tú, conmigo a la otra furgoneta. Hay demasiado peso en esta - le digo. Me vuelvo hacia Ángel y asiento. - Os cubrimos desde atrás, largaos de aquí.

Miro un momento el cuerpo del chino que acaba de caer y corro hacia él para quitarle el M203. Nos será útil con esas dos furgonetas acercándose por detrás. Mientras lo cuelgo al hombro, intento recordar el rifle que llevaba el copiloto, para decidir si merece la pena coger la munición de este tipo o el otro arma.

Mierda, tenía que ser un HK... Pienso mientras miro el cinturón de granadas. Pero es posible que haya más dentro de la furgoneta y no tenemos muchas opciones para conseguir armamento, porque poco a poco vamos quemando nuestros contactos para el grupo.

Echo una rápida mirada a Lázaro por su tuviera tiempo para cogerlas y rodeo la furgoneta. Parece que el tipo que me disparó cuando iba conduciendo aún sigue vivo; igual que a mí, el casco seguramente le haya salvado la vida, aunque mi disparo fue más preciso que el suyo. Pero no tengo tiempo para rematarle, mietras agarro el rifle por el cañón, abro la puerta de la furgoneta y lanzo el arma al interior.

Joder, esto está completamente pringado de sangre, pienso mientras subo al asiento de copiloto para esperar a Bello.