Partida Rol por web

Hoy era un día más movido de lo normal en el trabajo, aunque desde luego, eso no era mucho decir. 

Sin prisa, el oficial (pues el aprendiz hoy libra) está reparando un coche familiar, y tienes otro pendiente de material, una correa de distribución que cuesta un poco de encontrar, porque o bien es cara o los desguaces han agotado sus existencias (Es una pieza común de muchos modelos). Has estado en tu despacho haciendo algunas llamadas a proveedores, pero el precio es caro, como era de esperar. Con ese precio en mente, has llamado a algunos desguaces y uno te ha localizado una usada, que vende al precio de nueva, pero... es lo que hay, en los desguaces siempre se aprovechan.

Has cogido el coche y has ido allí, y tras comprobar la pieza has constatado que está igual que la que tiene, sólo un poco mejor. Muhammad, el encargado del desguace, dice que te puede conseguir una para dentro de unos días. Sabes lo que eso significa, que la pedirá a un ladrón de coches que le pueda conseguir una... Si fuera por eso, tú también tienes contacto con algunos tipos que se dedican a ese mismo trabajo.

Suspirando, haces esperar al encargado del desguace mientras te lo piensas... Puedes intentar convencer al cliente que repare con la pieza nueva, que le costará la reparación casi el triple, y te ganarás, para dejárselo a un precio razonable, unos 250€. Puedes comprar la pieza de desguace, te ganarás unos 150, al cliente le costará por un precio razonable pero no será una reparación que le dure mucho... O bien puedes pedir ayuda a Muhammad, que te consiga otra, te ganas unos 200,y la reparación será de mucha mejor calidad. La última opción es contactar tú mismo con un ladrón desguazador con los que tienes contacto, te sacarás unos 300€, y la reparación le costará más barata.

Miras al cielo, es casi mediodía pero las dudas están ahí. Una cosa es comprar material usado en un desguace, aunque sea malo, siempre puedes elegir si avisar o no al cliente, otra muy diferente es contribuir al robo de coches... y desde luego intentar hacerle tragar con la pieza nueva va a ser difícil, pero siempre lo puedes intentar.

Al ver la pieza quedo pensativo un rato, después levanto la mirada hacia el vendedor.

- Oye, hace rato que te vengo comprando cosas. ¿te parece que está en buen estado? Mirala, no pasa de los 300 km y se rompe de nuevo.

Ante la encogida de hombros del vendedor no me queda otra más que suspirar. El costo de la nueva pieza es demasiado caro, aunque no dista mucho de lo que me quieren cobrar por esta. La otra es contactar a "alguien" que me la consiga, pero si yo estoy tratando de hacer una diferencia por mi cuenta no puedo ser tan hipócrita y hacer la vista gorda en este caso.

Agarro el celular y hago una llamada al cliente.

- Oye, si, soy Marc, el mecánico. Mira, la correa que quieres solo se consigue nueva, o tengo una medio deteriorada que, para que mentirte, no te durará demasiado. Vos decidís. ¿Quieres la nueva y que te dure bastante o quieres la utilizada y me vuelves a ver en un par de meses?

Puf... El cliente se lo piensa un poco. Mira, necesito el coche, sin coche no puedo trabajar. Pónmela y que dure lo que tenga que durar. El cliente parece agradecido por tu sinceridad aunque no sean buenas noticias. A ver si ahorro un poco para cambiarla por la buena, y me aguanta hasta entonces.

Haces el trato con Muhammad, le compras la legal y vuelves a tu taller. A última hora de la tarde ya tenéis listos los dos coches que habían para hoy, así que dejas a tu compañero salir un poco antes, mientras tú te quedas hasta la hora de cerrar por si saliera algún otro encargo.

Solo, esperando una llamada, trasteando con el ordenador o escuchando la radio, pasa cerca de una hora, y cuando vas a cerrar y tienes las llaves en la mano para bajar la persiana, tres chavales entran al taller.

Dos son españoles, y el otro tiene rasgos latinos. Colombiano, venezolano o algo así. El que va delante sonríe y te habla mientras los demás miran el local. No los conoces, y seguramente no pasen de los 25 años ninguno de ellos.

¡Eh viejo! ¿Qué tal, ¿Como va el negocio? Vengo de parte de Jota*, Qué te iba a decir... Dice mientras se quita las gafas de sol, sin perder la sonrisa de piraña. Está un poco picado porque ya no le llamas cuando tienes encargos. ¿Tienes otro amigo que te lo hace? Cree que te hacía un buen precio ¿Sabes? Quiere charlar al respecto, y me manda para ver si podemos llegar a un acuerdo para volver a hacer negocios. 

Normalmente Jota te llamaría él, o vendría él mismo, te resulta bien extraño que mande a tres chavales a negociar por él. Mucho tienen que haber cambiado las cosas en estos tres años para que ahora mande pandilleros a hablar por él.

A pesar de que entraron esos 3, cuando escucho el nombre de Jota se me tensan un poco los músculos. Hacía tiempo que no hablaba con él, no quería saber más con el tema del robo de autos ni repuestos por izquierda, ahora estaba legal, todo en regla, todo en norma. Y gracias a eso también tengo a mi esposa en el hospital.

- Oye niño, tengo cosas que hacer. ¿Desde cuando Jota manda a otros a hacer el trabajo de él? Si quiere que volvamos a hacer tratos que me llame, sabe donde ubicarme y tiene mi celular, no lo he cambiado así que me tiene entre sus contactos seguramente.

Al llegar a mi mesa de herramientas agarro una llave inglesa por las dudas la cosa se ponga pesada.

El chaval mira cómo te acercas a la llave inglesa, mira la herramienta y te vuelve a mirar.

Tranqui, colega... Dice levantando una mano. ¿No te gusta Jota? Bueno, pues siempre te puedo conseguir otro proveedor, a ver qué te parece... Un tercio más barato que Jota, cualquier cosa, coche, moto y furgoneta. ¿Quieres escuchar? Porque Necesitas un proveedor... Ese 'Necesitas' ha sonado más a 'has de cogerlo' que a 'necesitas'.

Los otros dos están algo más tensos.

- ¿Como que "necesito"? - le digo ya con un tono un poco menos agradable - Y me gustaría saber que opina Jota de tu modalidad de trabajo, siendo que primero vienes ofreciéndome negociar nuevamente y después lo apuñalas por la espalda. Se que no es muy afín a este tipo de juego a dos o tres puntas como quieres hacer.

Suelto la llave inglesa y me paro al frente de él como para intimidarlo, es un flacucho y yo tengo una diferencia física bastante más amplia. Quizás surta efecto.... ojalá surta efecto.

Mira, Dice, algo tenso pero tampoco impresionado. Piensa en mi como en un representante, ¿Vale? A la gente que juega con los cochecitos no les gusta la competencia, y tú estás jugando solo, y eso no mola. Si reparas con cosas robadas, y no hay Dios que no lo haga, va a tener que ser con uno de mis representados. Todos ganamos: tú no te ensucias las manos y mis clientes siguen contentos (Y seguramente él se lleve una comisión)

Así que... Jota, ¿O te busco otro?

Los otros dos se tensan más. Uno se echa la mano a un bolsillo y otro mira otra herramienta pesada que tienes en el taller.

Esto no va a terminar para nada bien, pero que se pudran si creen que me van a venir a apretar.

- Ya te lo dije, yo contacto en persona con Jota, no con niños en alquiler. Y dile que, si necesito algo se lo haré saber. Por ahora no necesito absolutamente nada, así que se las toman de mi taller.

Al ver el movimiento de los otros dos manos se cierran y los nudillos quedan blancos de la fuerza, tensos y listos para partirle la cara a alguno de ser necesario.

El chaval frunce el ceño y pone las manos en posición de pelea. No lo has pillado tío. Tú no hablas con Jota, y yo no me quedo sin mi diez. Te voy a dar para el pelo para que entres en razón.

El otro español saca una navaja y el latino coge una llave inglesa. Con un gesto del que lleva la voz cantante, se tiran a por tí, pero tú eres más rápido y coges la llave inglesa más grande que tienes en el banco. Una realmente grande, que podría hacer avergonzar a algunas mazas medievales.

Viendo que no hay una forma sencilla de salir de eso, agarro mi llave inglesa y trato de golpear al que estaba hablando conmigo en medio del estómago.

El primer chaval, el que lleva la voz cantante, se lleva un golpe de refilón en el brazo con la llave inglesa de Marc, y lanza un par de golpes con los puños, uno falla y el otro es tan insignificante que no merece ni ser mencionado.
El chico de la navaja sí logra dar un corte importante a Marc, que puede seguir peleando perfectamente, aunque tendrá que empezar a tomarles en serio. El tercer chaval, el latino, coge una barra de hierro que tenías por ahí para soldar, y aunque lanza un golpe, falla miserablemente.

El tajo que me hizo el tipo que estaba atrás fue profundo, pero no lo suficiente como para que pueda seguir en pie, así mismo me duele como mil demonios. Por suerte pude pegarle al que estaba hablando, si es el cabecilla y lo bajo seguramente los otros dos dejarán de atacar. Así que lanzo nuevamente un golpe contra el mismo al que ataqué antes.

El niñato se estaba sonriendo cuando recibiste el navajazo, y mientras se cubría, le golpeaste un puño con la mano zurda. Inexperto, creyó que ese era el golpe, pero entonces la llave inglesa, grande y pesada, recorrió la distancia hasta sus costillas, ahora descubiertas, en una fracción de segundo.

Desde fuera del local se pudo oír el crujir de huesos, el alarido de dolor y el sonido sordo al caer al suelo. El chaval estaba tosiendo, intentando gritar y con evidentes y gravísimas dificultades respiratorias, sin duda le habías roto algunas costillas, lo que hacía que se pusiera más nervioso, y más le costase respirar.

Los otros dos se apartaron de inmediato de un salto hacia atrás, consternados. Se miraron entre sí un momento y después a ti y a su compañero herido. Querían acercarse a auxiliarlo, pero de ninguna manera querían acercarse a ti. La visión del mastodonte sin inmutarse con una herida en el costado y la llave inglesa ensangrentada era demasiado, pero la 'banda sonora' de tos, gemidos y aullidos ocasionales le daba aún peor aspecto.

El herido intentaba en vano arrastrarse, y cuando no, alargaba la mano a sus compañeros, mirándolos con ojos de cordero: Las gafas habían caído rodando por el suelo.

Al ver como el niño caía al suelo y quería rogar por ayuda a sus compañeros, con mi bota piso con fuerza la mano extendida y quedo parado con un pie sobre la misma sin recaer en cuanto pueda añadirle de dolor eso en comparación a la llave inglesa que le acabo de meter. 

Levanto la llave inglesa dirigiéndome hacia los dos que quedaban.

- ¿Y bien? ¿Quieren seguir jugando? Que tengo para rato todavía - digo mientras muevo en semicírculo el talón de la bota sobre la mano del caído. 

El herido trata de gritar, pero solo le sale un gruñido ahogado y un gimoteo cuando le apretas la mano.

Los otros dos se piensan si salir corriendo, pero aunque tienen ganas de alejarse de tí, no quieren dejar ahí a su compañero. El latino responde a Marc:

No, ya tuvimos juego por hoy... suéltale y nos lo shevamos, y aquí no pasó nada... está bien?

Doy un paso al costado y levanto mi pie de la mano del charlatán, me pongo de cuclillas y lo miro fijamente:

- Si llegas a poner un solo pie aquí de nuevo, tan solo UN dedo del pie en mi cuadra, y la próxima vez no tendrás tanta suerte niñato. Cuando necesite algo yo los buscaré, mientras tanto desaparece de mi vista.

Me levanto y espero a que los otros dos se lo lleven, pero siempre teniendo en mano mi llave inglesa por cualquier movimiento raro que quieran hacer.

Entre toses y gruñidos de dolor, el chaval asiente, y los otros dos al ver que te apartas lo cogen y se lo llevan arrastrando, lo que le hace gritar más. Cuando están afuera, el latino te deja caer la barra rodando por el suelo, y el otro guarda la navaja, cogen algo mejor a su compañero, llevándolo en pie ayudándole uno por cada hombro y se lo llevan a saber dónde a que le revisen las fracturas.

Ésos difícilmente volverán por aquí, pero a lo mejor es momento de desinfectarse y vendarse la herida y hacerle una llamadita a Jota...