Partida Rol por web

Al ver que se están marchando, y antes de que vengan más "visitantes", termino de cerrar el taller, le pongo los candados y me dirijo hacia mi "oficina", o lo que podía llamarse así a un cuartito de 1,5 x 2 metros con un pequeño escritorio y 2 sillas enfrentadas.

En una de las paredes está el botiquín, el cual agarro y me tiro un buen chorro de alcohol sobre la herida. El ardor me atonta bastante y pego un pequeño grito de dolor. El que sea grande no significa que sea inmune. Después agarro un pedazo de gasa y cinta esterilizada y me tapo la herida, que más allá de todo sigue sangrando y empapa rápidamente la gasa de color rojo rubí.

Espero un par de minutos hasta lograr componerme un poco del dolor, agarro el móvil y marco el número de mi "amiguito" Jota.

El teléfono suena unas pocas veces hasta que descuelgan y reconoces la voz de Jota al otro lado.

Hombre, Marc. ¡Qué de tiempo! Ya pensaba que habías cerrado, ¿Cómo va la cosa? ¿Necesitas alguna cosa o quieres liquidar material?

Jota es un tío más o menos serio, dentro del mundillo de trapicheo del que estamos hablando. Tiene más o menos tu edad y le gusta marcar musculito y vacilar de coches y ropa cara y nueva. Es una persona un tanto superficial, sí, pero también puede ser un tipo sorprendentemente listo.

Ante la supuesta sorpresa que denota al contestarme el teléfono algo de mi desenfreno para putearlo y mandarlo a freír churros baja un cambio. Respiro un par de veces antes de hablar.

- Oye Jota, ¿qué ahora mandas niños a hacer tus negocios? Acabo de tener una visita de 3 niñatos que decían ser tus voceros y me quisieron apretar cuando les dije que si necesitaba algo me comunicaba directamente contigo. Me extraña que, después de tantos años de trabajar juntos me hagas este tipo de puñaladas por la espalda.

Me quedo esperando a ver que opinaba, en relación a lo que diga le comentaré que casi mato a uno de sus voceros, cosa que le quede claro que no tiene que andar jodiendo conmigo. 

Me cago en la puta con los niñatos. Un tirillas con gafas de sol y otros dos, un sudaca y otro español, ¿No? Ya me han llamado otros talleres con la misma historia, escucha... No les hagas ni puto caso, esos no trabajan para mi, están intentando captar clientes para otro tipo que nos está comiendo el negocio a los dos o tres que nos dedicamos a ésto, y el día que averigüe donde viven les voy a mandar a dos tipos con bates de hierro para enseñarles quién coño manda.

Deja una pequeña pausa, alguien le interumpe, pero él le manda callar.
Si vuelven a pasarse por ahí o lo que sea avísame que iré yo a hablar con ellos, que yo también quiero ponerme en contacto con su jefe...

- No creo que vuelvan por estos lados, al cabecilla creo que le partí unas cuantas costillas y le quebré una de las manos. Los otros se amilanaron cuando me lo cargue. Igualmente espero que no sea algo que te esté afectando significativamente. No quisiera tener que encontrarme con nuevos expansores territoriales en los próximos días. ¿Cómo van las cosas?

Ya distendido un poco al saber que no era él y que no iba a tener mi casa llena de balasos, me pongo a hablar frivolidades como para que el contacto quede bien y no queden fricciones en el medio.

Jota se ríe.

Eso está bien, que se lo piensen un poco cuando le quieran apretar al siguiente. Deja una breve pausa. Hombre, la verdad es que jode un poco, ya hay algunos que creo que los ha captado. Con todo, no me puedo quejar de como va el negocio, hasta lo he 'ampliado' un poco.

Oye, mira, te has zurrado con esos, eres un tipo duro, con los cojones bien puestos... Eso ya lo sabia yo. Estoy ofreciendo una recompensa por averiguar quién me está jodiendo el negocio, aún no los tengo pero no quiero llegar a tener problemas. Si me consigues información sobre ésta banda, yo seré bueno contigo, tengo contactos que te pueden conseguir lo que quieras... y no hablo solo de piezas de coche, hablo de casi cualquier cosa, y si tienes el negocio al borde del precipicio, a lo mejor te interesa más un fajo de billetes verdes, eso ya lo veremos. 

¿Qué me dices, ehm?

- Si llegan a aparecer de nuevo te voy a avisar seguro para que los "interrogues". Pero no creo que vuelvan después de la paliza que le dí al pibe. Igualmente si llego a saber algo de cualquiera de mis compañeros mecánicos vas a ser el primero en enterarte, no quiero que vengan a fastidiar en mi barrio y menos que me vengan con amenazas de bajo calibre. Nos vemos Jota, quedamos en contacto.

Jota se despide, no sin antes recordarte que te echa de menos en los negocios, y vuelves a quedar solo. Más o menos. Esa herida te acompañará unos dias.

Ahora mismo no hay muchos cabos de los que tirar si decides ir tras la pista del rival de Jota, salvo que busques a esos chavales (A algún hospital cercano habrán ido), o ya mañana, cuando estén abiertos, preguntes con tacto en otros talleres de la zona por el nuevo proveedor...

O bien puedes pasar del tema y esperar a que el grupo completo se encargue del tema en otro momento.

Al día siguiente el brazo me duele como mil demonios, así que voy al botiquín nuevamente, me esterilizo la herida nuevamente y la vendo otra vez.

Si bien no me importa mucho los problemas personales o de negocios de Jota si me importa que alguien esté apretando a la gente que trabaja dignamente para que compren elementos robados.

Así que agarro mi auto y me dirijo a varios talleres amigos para conversar un rato, ver como les esta yendo y preguntarles si alguien los ha ido a amenazar con cambiar de distribuidor. 

Marc no tiene conocimientos de medicina, por lo que más temprano que tarde ha de acabar acudiendo a urgencias a que le revisen la herida y le pongan una venda y unos puntos bien puestos. No es grave pero le recomiendan reposo. La excusa que ha puesto ha sido un atraco a mano armada, algo tan común que ni se escandalizan ni hacen más preguntas.

Ya algo más reposado, te acercas a hablar con compañeros de oficio que conoces desde hace tiempo, cercanos a tu taller. Tras algunas preguntas, te admiten que están trabajando con el nuevo, que también recibieron 'la visita', y que efectivamente es más barato. La nueva traficante se hace llamar "Gaga". Además está dispuesto a darte su teléfono, pero primero tendrá ella que autorizárselo, así que si lo quieres, primero la ha de llamar para que apruebe el contactoy luego te lo dará.

Parece que le tiene cierto respeto a Gaga, como si no quisiera por nada del mundo tener problemas.

Con los mecánicos que hablo les pido que no pregunten por el teléfono. Que no es necesario, no quiero que tengan problemas y estoy muy seguro de que esta tal "Gaga" ya está enterada que le baje uno de sus pibes, y si mis amigos empiezan a indagar probablemente los venga a apretar más seguido.

Solo les pregunto con que frecuencia los enviados de Gaga se dan una vuelta por los talleres, de esa forma voy a poder hacer algún tipo de guardia y seguirlos o sacarles información de algún otra forma que sea necesaria.

Mientras hago las guardias llamo al hospital que tenga cerca para preguntar si ingresó ayer alguien, describiendo las heridas que creo haberle provocado, en una de esas está internado y puedo hacer una pequeña charla con el chaval.

Eso no resulta demasiado complicado. Los compañeros de oficio te indican que esos chicos son los que traen las piezas cuando piden algo, y cuando no, vienen dos tipos grandes y anchos como armarios roperos, normalmente cuando se trata de piezas más grandes. Los describen como dos tipos malcarados y con pinta de peligrosos.

En cuanto a las llamadas de teléfono, logras contactar con un hospital y aunque en principio son algo reticentes a darte información, consigues que te respondan que sí, que un chico de veintipocos años vino con costillas rotas la noche anterior y que está ingresado y la habitación en la que está.
Te proponen pasar la llamada a la habitación, por si quieres hablar con él.

- No, no, muchas gracias, no será necesario que me pase la llamada a la habitación. - digo mientras corto el teléfono. Pongo en marcha el auto y me dirijo hacia allá. En el camino paro y compro unas flores. Un ramillete algo grande como para disimular cuando entre al hospital.

Cuando entro voy directamente hacia la habitación, aunque cuando estoy llegando trato de observar si hay algún tipo de guardia en la puerta, no quiero armar un escándalo en medio de un hospital.

Marc se cuela sin problemas en el hospital, disimulando y finalmente llega a la habitación donde está hospitalizado el chico.
No hay nadie en las cercanías, pero al abrir la puerta descubre que en la pequeña habitación está también el chico de la navaja, sentado en una silla, esperando la mejoría de su colega.

El herido está con respiración artificial y sujeto a la cama para que no se mueva y se le sigan dañando los órganos al moverse. Por supuesto también está sondado para ir poniéndole calmantes.

Los dos abren los ojos como platos al ver a Marc entrar, siendo que esperaban a una dulce enfermera.

La máquina de las pulsaciones se empieza a volver loca y a pitar al subirle las pulsaciones al herido, y el otro se pone de pie. Al no tener la navaja a mano, coge una botella que había a mano, de algún tipo de medicamento, pero cuando constata de que es de plástico, la vuelve a dejar y se pone en guardia.

El de a navaja parece que intenta hablar pero no le salen las palabras, el de la cama, con la mano buena intenta sin éxito, palpando, buscar el botón de aviso a la enfermera.

Al entrar a la habitación le pongo el pestillo para que nadie pueda entrar.

- Menudo susto ¿no? ¿Pensaban que no me iban a ver más? - digo con una sonrisa de oreja a oreja. - Tú - dirigiéndome al que esta en la cama - tranquilo y Tú baja la guardia, vengo a charlar un rato. Quiero información y me la van a dar por las buenas, no quiero dejarte internado - dirigiéndome al que está en guardia.

Agarro una silla y la apoyo contra la puerta y me siento, cosa que si el pestillo no funciona mi peso si va a aguantar.

El herido se queda quieto como puede, aunque las pulsaciones no bajan, y empieza a respirar más deprisa.

El otro chico traga saliva.
Oye mira yo no quiero más problemas, ¿Vale? Tú pregunta, yo largo, y no te veo más la cara.

Aún no tiene la guardia del todo baja, sigue tenso, y está de pie junto a la silla

- Muy bien, así me gusta. - digo mientras me cruzo de brazos, cosa que vea que mi intención no es atacarlo. - Vamos a lo nuestro y dejémonos de pelotudeces. Ustedes trabajan para la tal Gaga ¿no es así? Quiero saber quien es y donde puedo encontrarla. Hay ciertos asuntitos que quiero hablar con ella personalmente.

¡No! Grita el chaval, asustadísimo. No puedes simplemente ir a hablar con Gaga! ¡Estás loco! ¡Te matará a tí por acercar el hocico y a mi por decírtelo!! ¡Por ahí si que no paso!

Desde luego, le tienen más miedo a Gaga que a ti. Por ahora.