Partida Rol por web

El reloj marca las 10 de la noche y te preparas para salir de cacería otra noche más. Al ponerte el abrigo te das cuenta que hay un sobre en uno de los bolsillos interiores...

Tu sorpresa dura unos pocos segundos; el tiempo justo para que tu cerebro recuerde el "incidente" con aquel mendigo a la salida del local donde fuiste de caza. Aquel mendigo chocó contigo a propósito de eso no hay duda, y seguramente en un rápido movimiento te colocó ese sobre el en bolsillo interior del abrigo. Te sonríes al recordar que encima le diste dinero a ese pobre diablo porque te dio pena.

Pero tu sonrisa dura poco, ya que tus ojos se dirigen de nuevo al sobre. Así que sin miedo lo abres y encuentras un papel con solo un par de líneas escritas apuradamente.

Tengo que hablar contigo. Museo de Historia Natural a las 02:00 de la mañana. Ezequias

¿Ezequias? Que extraño, no sabía nada de él desde...desde 1985 al menos. Debe ser algo importante. ¿La Ordo?

El peso de las noches aciagas parece levantarse solo un poco, luego de esta inesperada nota. Ezequias deseaba verme. Eso era todo un acontecimiento, ya que nos conocíamos de hace tiempo, pero nuestros encuentros eran muy espaciados. Haría honor a quien me había reclutado para la Ordo, e iría a verlo, tanto por la compañía como por la grata sorpresa.

Me terminé de colocar el abrigo, y tomando mi bastón (muy demodée en estas noches) y algo de dinero (unos 200 de los nuevos dólares), salí a la calle desde mi refugio. Comprobé primero las inmediaciones, con la fuerza de la costumbre nacida de la prudencia. Muchos peligros acechan en la noche para el que no repara en detalles. Como ese vagabundo que está tirado en la esquina. Ya lo he estado vigilando, y no es, como aparenta ser, un lisiado. Sólo hace gala de heridas supurantes falsas para despertar la piedad. Pero cada noche lo veo, ocultándose de las miradas de los mortales, cambiarse las ropas y acudir a un bar alejado para beber. Un actor de las estafas, menores por cierto. Quizás alguna noche sea su tiempo de responder a la justicia, mas por ahora no ha hecho nada demasiado malo.

Camino lentamente durante unas seis cuadras, mirando hacia atrás disimuladamente, y hacia los lados, buscando pistas de que me sigan. Luego, un taxi hacia el Museo de Historia Natural. Era temprano, si, pero prefería (tal como había aprendido tiempo atrás) llegar antes y vigilar el entorno.

Al llegar allí, como siempre, buscaría un lugar tranquilo y solitario, revisando con la vista aguzada* que me prevee la vitae los lugares mas favorables y la falta de testigos (muy útil en estos casos), antes de invocar los poderes de la noche para que me acoja en su seno**. Asi, esperaría a ver a Ezequias, aunque mas probable era que el me viera primero, aun amortajado en la noche, ya que sus habilidades superaban con creces las mías.

Observas minuciosamente cada rincón de la entrada del Museo con la intención de poder predecir la llegada de tu viejo amigo pero este no da llegado y tu nerviosismo aumenta por momentos. De repente ves un sobre que se desliza hacia tu situación a pesar de que estas claramente ofuscado y solo un vampiro experto en la disciplina de Auspex ha podido encontrarte. Das un par de pasos para recoger el sobre y compruebas que es del mismo color que el que encontraste en tu chaqueta. Lo abres rápidamente y ves otra nota escrita con la misma cuidada caligrafía que la anterior.

Dublin House en la 79th entre Amsterdam Ave y Broadway.Nada de taxis. Mesa al fondo. Ten cuidado y vigila que no te sigan. Ezequias

Mmm...parece preocupado por algo. Debe de estar en peligro para que tome tantas precauciones.

Puesto en alerta por la misiva, me dirijo a pasos rápidos hacia dónde me señaló Ezequias. Una fuerte preocupación inunda mi mente.

¿Estará en peligro, o habrá enloquecido?

Conocía historias de vampiros que no pueden llevar sus no-vidas, y la locura lentamente se apodera de ellos. Aunque la Danse Macabre no es algo para niños, era posible sobrevivirla tomando precauciones. Y Ezequias era precavido. Pero esta carta, este encuentro...mas que precavido, era casi paranoico.

Con mucho cuidado de que no me siguieran, me dirigí hacia el punto de cita marcado, no directamente, sino dando rodeos. Yendo dos cuadras, volviendo sobre mis pasos para doblar a la derecha en lugar de la izquierda, siempre mirando quién estaba en la calle. No me arriesgaría ni a mi ni a Ezequias pensando que eran tonterías de un loco.

Tirada de Astucia + Investigación con un bonificador de +2 (tiras dos dados más ya que estas atento a lo que te rodea).Dificultad 8. Repite los dados donde obtengas un 10.

Camino hacia el pub, revisando que no me sigan. Los poderes de la sangre que conlleva mi no-vida me ayudan en eso. Mi vista es mas penetrante que la de un humano, y puedo ver en la oscuridad.

Al poco rato de empezar a caminar te das cuenta de que claramente alguien o algo sigue tus pasos. Ezequias tenia una razón para no aparecer en el museo.

Si lo llevas al pub darán con Ezequias. Asi que tienes dos opciones:

a)Tenderle una trampa al incauto/s que te sigue/n. Para ello una Tirada de Inteligencia + Astucia y otra de Astucia + Sigilo. Ambas con Dificultad 8. Repite las tiradas donde obtengas un 10.

b)Intentar darle esquinazo, para ello Tirada de Astucia + Sigilo + Atletismo. Dificultad 8. Repite las tiradas donde obtengas un 10.

Alguien me está siguiendo. Puedo sentir sus pasos acelerar cuando yo acelero los mios, y frenarse cuando yo me freno. La furia lentamente sube desde mi interior. Podría haber puesto a Ezequias en peligro por culpa de este que me sigue. Primero pense en perderlo, pero luego la furia me lleno por completo. Perderlo no era mas una opcion. Quería, necesitaba confrontarlo y ver porqué me seguía.
Era un vampiro, casi seguro. Nadie, ningún mortal podría haber rasgado el velo de la noche con que me protegía. necesitaba saber quién era ese vampiro, y que quería.

Di vuelta en una esquina, rápidamente, y giré hacia la derecha. Allí me oculté entre unos arbustos, y esperé.

Esperas escondido entre los arbustos para poder sosprender al que te viene siguiendo. Solo transcurren unos segundos que te parecen eternos hasta que ves al individuo en cuestión torcer la esquina.

Es un hombre joven, sobre la treintena. Viste con una trenca negra de tres cuartos, unos pantalones vaqueros bastante gastados y unas playeras oscuras. Su rostro no lo puedes ver bien ya que una bufanda cubre su boca; lleva puesta una gorra de los New York Yankees de color azul. Te sorprende verlo con gafas de sol siendo de noche pero tampoco le das mayor importancia porque Nueva York está lleno de locos.

Tras girar la esquina el extraño mira en varias direcciones y se para en seco en medio de la acera. Está a tan solo unos 5 o 6 metros de ti totalmente inmovil. De vez en cuando mira a los lados pero en ningun momento dirige su vista hacia los arbustos donde estas escondido.

El enojo al comprobar fehacientemente que me seguían, se vuelve una marea que inunda casi por completo mis sentidos. Aprovechando la desorientación del joven (que calculo que es un vampiro, por haber traspasado mis habilidades y por utilizar gafas oscuras de noche), me acerco discretamente, y sacando el estoque de su sitio oculto en el bastón, lo ataco.
Intentaré no matarlo, ya que necesito información, pero los vampiros no mueren fácilmente, y no puedo controlar mi ira al er que me han seguido. ¿Quién es el que osa amenazar mi privacidad y mi seguridad, además de la de Ezequias?

Te mueves sigilosamente hacia el objetivo; el pobre diablo no se da cuenta de que un depredador nocturno se encuentra justo detrás de el. En el momento en que clavas tu estoque; el manto de la ofuscación que te cubre desaparece y las miradas de los transeuntes se dirigen hacia vosotros. Por suerte no hay muchos y la mayoría de ellos corren hacia sus casas para no presenciar la pelea.

El extraño no grita, ni muestra signo alguno de dolor. Con un movimiento rápido se separa de ti varios metros y puedes comprobar como la fina hoja de tu estoque se encuentra cubierta por una fina capa de polvo de color marrón.

El extraño se gira y se queda mirandote fijamente sin hacer nada mas. Tiene los brazos extendidos y puedes observar que lo único que ha hecho es cerrar los puños que están recubiertos por unos guantes de cuero de color acre..

Te fijas mejor en su rostro...no muestra emoción alguna. Sus facciones son rígidas como esculpidas en piedra...y ahora sabes perfectamente que ese individuo no puede ser humano, y tienes tus dudas de que sea vampiro.

Te mira fijamente mientras cierra sus puños preparandose para el combate.

Una criatura extraña! Una sorpresa en la noche!

Algo desconcertado, aunque paradójicamente alegre por la sorpresa, ataco nuevamente a la criatura, que ya sé que no es humana, mientras le digo:

-¿Quién eres? ¿Qué quieres?-mientras aprovecho un resquicio en su guardia para dejarle una amplia herida en su pecho.

Tu ataque coge por sorpresa al extraño. El filo de tu estoque rasga su ropa y le abre une herida de unos 20 centimetros en el pecho, pero de esa herida no mana sangra sino un liquido barrulento.

Te sigue mirando fijamente como si el dolor no existiera para el. Tu dirias que sin pestañear. En ese momento oye un voz que proviene de el pero que sin lugar a dudas el no es el que esta hablando.

Del ser proviene una voz clara aunque la oyes distante, lejana:

- Buenas noches señor de la noche...creo que le he subestimado claramente y por ello le pido disculpas. Le aseguro que no volveré a subestimarlo de esta manera...- hace un descanso y prosigue hablando con tranquilidad -...mi querido siervo no es rival para su destreza con ese fino estoque asi que intentemos llegar a un acuerdo...su vida a cambio de la de su amigo Ezequias...dígame donde puedo encontrarlo y podrá volver a la rutina de su no-vida...¿acepta usted o en cambio prefiere la muerte?

Escucho la voz lejana, y por unos instantes pondero su propuesta. Mas no sería justo vender a quien me ha buscado para la Ordo a un extraño, aunque el pago sea mi vida. O no-vida.

-Me temo que debo rehusar. Hay ciertas obligaciones contraídas que no deseo romper. Y debo agregar que usted no posee mi vida. Y, ni aunque sí fuera...

Vuelvo a atacar con mi estoque, esta vez intentando herirlo en la cabeza. Quizás sea un punto débil de la marioneta que está utilizando quien habla, puesto que no es de ese ser del que proviene las frases que escucho.

Mientras ataco nuevamente, observo los alrededores. Muchos deben haber huído ante mi proceder (errado, cierto es, mas aún no he infringido las reglas de la Danse Macabre), pero quizás quede alguno. Y pbservo (precaución que siempre hay que tomar) una posible vía de escape, de probarse que esta criatura es mas habilidosa que yo.

No ves a nadie por la calle aunque puedes intuir las sirenas de policia a lo lejos. No te queda mucho tiempo hasta que los chicos de azul tomen la calle.

Te lanzas contra el y le clavas tu estoque en la frente. Lo retiras rápidamente...y vuelves colocarte en guardia. Te quedas mirando fijamente a la marioneta intentando observer algún cambio. En ese momento escuchas perfectamente las sirenas de los coches patrulla y puedes ver claramente las luces rojas y azules reflejadas en los cristales de los edificios que os rodean.

- Veo que ya te has decidido...será un placer acabar contigo...- dice la cada vez mas lejana voz

Tras decir esto el extraño ser comienza a desmoronarse. En solo unos pocos segundos su cuerpo se ha convertido en una masa de barro y agua.

Ahora ya no solo escuchas a los coches patrulla...también los ves...estan a tan solo 100 o 150 metros.

Toca correr para escapar del los agentes de policía.

Al parecer, mi intento de acabar con la marioneta funciono solo a medias...ya que era una herramienta que podía permitirse tirar, quienquiera que sea el que la manejaba.

La policía estaba llegando. Correr, no estaba en mis planes, ya que no era demasiado rápido. Intenté con todas mis fuerzas levantar un velo sobre las mentes de los policías que legaban a lo lejos, para así escabullirme entre ellos.

A duras penas logré cubrir mi presencia allí. Es más difícil cuando intentan prestar atención, estos mortales. Pero lo logré, gracias a muchos años de práctica. Salí de la zona, haciendo uso de las sombras de la calle y de los obstáculos en la visión, ya qur sospechaba que el marionetista poseería otras herramientas. Intenté, de esa manera, adentrarme en calles poco concurridas.

Luego, impulsé mi sangre a que me diera velocidad, para salir rápidamente de esa zona, aunque siempre revisando que no me siguieran.