Partida Rol por web

Se apartó de sus compañeros de viaje, impresionada por el cambio repentino de escenario. Miró en todas las direcciones para convencerse de que realmente habían cambiado de localización bruscamente, y se volvió hacia el que decía ser su anfitrión.

-¿Qué era todo eso? Conocía a esas personas.

Las otras dos mujeres hicieron preguntas similares antes de que Sueño interviniera.

Esas personas erais vosotros, vuestras almas más bien, en vidas pasadas. Vosotras y los otros tres, hicisteis un juramento que ha trascendido y os ha unido más allá de la muerte.

Tras esta frase, las chicas no pudieron evitar mirarse entre ellas. Quizá algún gesto les resultara familiar, pero por lo demás no se conocían de nada.

Uno de vosotros os traicionó, lo que probablemente ha provocado todo esto. Voy a daros las mismas opciones que les di a los dos que ya estuvieron aquí.

Si morís el vórtice desaparecerá. Pero una vez muertos podríais permanecer aquí, como habitantes del sueño.

Otra opción es que muera aquel que os traicionó, que no es uno de los que formáis el vórtice, es posible que esto arregle el problema. Podría hacerse, puedo encontrarlo, pero debéis saber que esa persona tendrá una vida normal y estará ajeno a todo esto.

También podría, aislaros de vuestros recuerdos pasados. Es lo que he hecho con los otros dos y…funciona. Pero las consecuencias para vosotros son impredecibles, tanto para bien como para mal.

Por último, podría negociar con los Aesir para que os eximieran del juramento, pero… preferiría no verme obligado a hacerlo. Nuestras relaciones son…tensas.

Sueño se quedó callado un instante.

¿Y bien? ¿Qué decidís?

Frunció el ceño y miró a su anfitrión, sin comprender nada. Aquel discurso había superado los límites de su tolerancia hacia todas aquellas cosas nuevas y extrañas. ¿Había dicho que iba a matarlas?

-No entiendo nada. ¿Qué significa todo eso? ¿Qué juramento, qué es un Aesir, qué...? No lo entiendo -repitió.

-Los Aesir, los Asgardianos, son los antiguos dioses escandinavos. Odin, Thor, Loki, como en los comics de Marvel…bueno, como en esos comics no.- Dijo Lola de manera despreocupada.- ¿Alguien me cuenta que ha pasado?

-A ver si me ha quedado claro, en una vida pasada hicimos un juramento a esos dioses, fuimos traicionados y por eso ahora existe ese vórtice, que está afectando a tu reino. Las opciones que nos das son: morir, matar a un desconocido, aislarnos de nuestros recuerdos, sea lo que sea lo que signifique eso o negociar con esos mismos dioses que han provocado todo esto, con los cuales no te llevas bien. ¿Es eso?- Dijo Ingrid, con una voz que tenía una cierta histeria de fondo, a pesar de que parecía querer quitarle importancia al asunto.

Sueño la miró un instante.

Sí.

Ingrid se quedó casi con la boca abierta y busco un sitio cercano donde sentarse.

-No entiendo.- Dijo Adriel, que había permanecido callada todo ese tiempo. ¿Y dónde han estado nuestras almas todo este tiempo? ¿Por qué está ocurriendo esto ahora y no antes?

Uno de vosotros ha estado viviendo lejos de aquí, al otro lado del mundo. No teníais recuerdos comunes, pero al venir y compartir memorias de los mismos lugares se ha desencadenado todo. En cuanto a dónde han estado vuestras almas, depende de muchas circunstancias pero probablemente estuvieran en el Infierno. Él porque os habéis reencarnado ahora y no en otro tiempo, lo ignoro.

Verónica se volvió hacia las que al parecer eran sus compañeras de Juramento y se cruzó de brazos.

-¿Qué queréis hacer?

De todas entre todas las soluciones que les habían ofrecido se había sentido tentada de aceptar su muerte, pero llevaba demasiado tiempo aferrándose a la vida.

-Lo que tengo claro es que no me voy a suicidar, aunque pueda quedarme en el “País de los sueños”.- Dijo Ingrid mientras hacía las comillas con los dedos. -No es justo que estemos pagando ahora por algo que hicimos supuestamente en otra vida, ¡y que ni siquiera fue culpa nuestra! Que Sueño se encargue del que nos traicionó y santas pascuas. De todas formas el resultado va a ser el mismo, el levantarnos pensando en el sueño tan raro que hemos tenido.

-Hablas de matar a alguien. Yo no estoy de acuerdo…prefiero renunciar a una parte de mi antes de sentirme culpable de una muerte. De todas formas, no tenemos por qué estar de acuerdo ¿No? 

No. Cada una podéis tomar la decisión que estiméis oportuna.

Verónica se quedó en silencio. No quería ser la causa de la muerte de alguien que no conocía, y suponía que iba a vivir mejor sin recordar los últimos días. Aún así, tenía la impresión de que ya había perdido demasiadas partes de sí misma en los últimos años.

-Sí -dijo al final. Se dio cuenta de que no había aclarado nada y se cruzó de brazos-. Es decir, opino como ella. -Señaló con la cabeza a Adriel-. Bórralo todo. Pero... ¿qué le va a pasar a Horacio? ¿Va a intentar... otra vez?

Sueño pareció entenderla al momento.

No, o al menos no por esto. Cuando muchas personas sueñan lo mismo, la realidad se acerca al sueño. Generalmente hacen falta muchos soñadores para alterarla,  pero vosotros teníais sueños muy concretos con lo que habéis influenciado. La madre de Ingrid se suicidó y ese trauma influenció. No, no creo que Horacio vuelva a planteárselo.

Supongo que mantienes tu decisión

…Dijo sueño dirigiéndose a la chica pelirroja. Ingrid había fruncido el sueño cuando habían nombrado la muerte de su madre, aunque no había dicho nada.- Sí. No veo porque he de pagar por esto.- Dijo con tono de disgusto.

Ingrid desapareció. Sueño dijo simplemente que había despertado. El Eterno se acercó a Verónica. En ese momento de sueño emanaba una sensación de tranquilidad.  Puso sus manos en las sienes de la mujer. Eran unas manos grandes pero la tocaron con suavidad, de hecho apenas las notaba.

La joya que Sueño tenía colgada de su cuello comenzó a brillar durante un momento. Tras ello, se separó de ella y se dirigió a Adriel con la que hizo el mismo ritual.

Verónica se sintió distinta, no habría sabido decir de qué forma exactamente. También sintió una breve sensación de añoranza, como si hubiera perdido un objeto querido, pero no mucho más. 

Está hecho. No tendréis más sueños como aquellos. Ignoro como os afectara el separaros de vuestra existencia anterior por lo demás vuestra vida será como hasta ahora. Podéis quedaros en el Corazón del Sueño hasta que sea la hora de despertar si así lo deseáis. Si tenéis alguna pregunta o petición podéis formularla ahora.

Sabía que había perdido algo, y esa sensación la llenó de angustia. Se sentía como después de que Fernando se muriera, cuando se despertaba en medio de la noche y, aún entre el sueño y la vigilia, no recordaba que su hijo había muerto. Y aún así lloraba porque le echaba de menos sin saberlo, hasta que recordaba lo que había pasado.

Asintió en silencio y se sentó en el suelo. No quería quedarse en ese sitio, pero no tenía ya energía para hablar más con aquella criatura. Se quedó ahí, mesándose el pelo, pero de pronto se acordó de algo.

-¿Y Lola? ¿Dónde está? ¿Puede venir?

-Si claro. Estoy aquí. No iba a meterme en esto, la decisión tenía que ser tuya, estas cosas funcionan así.- Sueño se dirigía a hablar con la otra chica.- ¿Cómo estás? Debe de ser extraño perder una vida pasada, perder algo que nunca te diste cuenta que tenías…Bueno ¡ahora solo queda salir adelante! He estado pensando, cuando despertemos, podrás olvidar todo esto como un mal sueño y seguir como si nada. Pero tienes mi número por si quieres hablar, podría contarte cosas interesantes. Tu dirás.

-No sé. Esto de la vida pasada es... No sé cómo lo voy a echar de menos si no sabía que la tenía.

Y aún así notaba su ausencia. Suspiró y se colocó el pelo detrás de la oreja. Estaba deseando despertarse de una vez.

-Sí. Es decir, me gustaría tomarme un café o algo. Supongo. Es mejor si conozco a alguien que sabe que todo esto no ha sido una alucinación. Gracias.

-Perfecto entonces.- Lola parecía bastante contenta. Se dirigió entonces a Sueño, al que le dio un apretón de manos como si fuera un amigo de todo la vida. –Un placer ver tu seria expresión otra vez, pero seguro que estarías más guapo si sonrieras más. Nosotras ya nos vamos.