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The Sandman: La vida es sueño

Adriel: errores y nueva vida

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11/11/2010, 18:16
Director
Sólo para el director
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14/11/2010, 15:13
Director

 

Adriel vivía con sus padres. Tiene también un hermano pero este optó por quedarse en España cuando la familia decidió volver a Argentina. Su vida no ha sido fácil. Dejó el único país que conocía por la tierra a la que sus padres querían volver, tierra que para ella no eran más que un lugar en el mapa. Dejó a sus amigos, a su hermano, toda su vida por la patria de sus progenitores.

Fue sin duda una etapa complicada para una chica de 12 años. Una edad siempre difícil y más aún si todas tus relaciones se cortan de cuajo. Además el regreso a Argentina no se hizo en las mejores condiciones y Adriel pasaba su tiempo entre el estudio y el trabajo que ejercía para ayudar a sus padres a sufragar los gastos del viaje y la situación precaria en la que se encontraba la familia.

 

Llevaban ya un tiempo así, Adriel debía contar 16 años y ya había establecido nuevas relaciones en tierras sudamericanas. La adolescente volvía de su jornada en el instituto. Su madre estaba preparando la comida. La llamó.

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14/11/2010, 15:16
Madre de Adriel

 

Adriel, ¿Podéis venir un momento? 

La chica entró en la cocina dejándose caer sobre una silla. Su madre guardó silencio durante unos instantes, atareada con la cocina, hasta que dijo.

¿Vos creéis que hicimos bien en irnos de España?

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14/11/2010, 16:34
Adriel

Adriel se encontraba pintándose las uñas en su cuarto con la puerta cerrada y el pestillo echado. Tenía los pies puestos encima de la mesa, y si su madre entraba y lo veía empezaría a gritar como una energúmena, así que procuraba no hacer ruido. De fondo sonaba un CD que le había prestado una de sus amigas y cuyas canciones tarareaba a ratos. En teoría debía estar haciendo los deberes, pero los nuevos cotilleos de la SuperPop eran mucho más interesantes que cualquier problema de matemáticas.

Pasó la página con cuidado de que el esmalte no rozase el papel y al ver una foto del nuevo ídolo femenino juvenil, (un actor guapísimo) le hizo un roto a la página para luego recortar la foto y añadirla a las otras cinco que tenía de él en el cabecero de la cama.

La voz de su madre la sobresaltó, haciendo que bajase los pies deprisa y, de paso, volcase el pintauñas. El líquido azul empezó a manchar la mesa.

-Mierda… -gruñó por lo bajo-. ¡Ya voy, mamá!

¿Se habría dado cuenta de que le estaba robando cigarrillos a escondidas? Se le hizo un nudo en la garganta ante la posibilidad, pero procuró darse prisa en ir a la cocina.

Adriel se dejó caer en la silla, escondiendo las manos debajo de la mesa con disimulo. Miró a su madre de hito en hito, sin llegar a cruzar la mirada con ella. Lo que le preguntó la dejó bastante descolocada. ¿Y ella qué sabía? Tardó en contestar, y su primera respuesta fue encogerse de hombros.

-No lo sé. Es lo que vos querías, ¿no? ¿Por qué me preguntás eso, mamá?

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14/11/2010, 19:24
Madre de Adriel

Somos tus padres. Queremos lo mejor para ti. Lo sabés ¿verdad? Pero he estado preguntándome si realmente hicimos lo mejor volviendo a la Argentina.

Estaba claro que le estaba costando mantener la conversación. Era mujer de pocas palabras y no solía mostrar sus sentimientos abiertamente. No es que fuera insensible, simplemente era más de pequeños detalles para dar a entender lo que sentía.

Tanto tu padre como yo queríamos volver. La vida en España no era más fácil que aquí y echábamos de menos nuestra tierra. Pero llevo años preguntándome si eso fue lo mejor para vos. No sabría decir si sois feliz aquí y, como madre, me entristece.

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17/11/2010, 16:15
Adriel

Adriel miró a su madre por fin, esta vez fijando los ojos en ella con una expresión neutra que poco a poco fue tornándose exasperada. La joven cerró los párpados y contuvo un suspiro agónico. ¿A qué venía aquello? A los padres a veces les daba por remover la mierda que había, y eso no hacía más que empeorar las cosas.

A ella le había sentado, mal no, lo siguiente el volver a Argentina. Adaptarse había sido un problema, y entre el cambio y que estudiar no se le daba bien, iba con dos cursos de retraso en el instituto. ¿Ahora venían a decirle que lo sentían? Pues era un poco tarde. Pero claro, eso, por mucha confianza con la que le hablase su madre, sabía que no se lo podía decir. Que primero siempre venían de buenas pero luego la metían doblada.

-¿Y yo que sé, mamá? Ustedes querían volver y eso hicieron. Ya está. Si hubiese sido mayor de edad me habría quedado allá en España, como Iván. Pero eso ya lo sabés.

Y, por supuesto, eludía la pregunta principal: ¿era feliz? La respuesta era bien sencilla: no lo sabía.

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17/11/2010, 22:43
Director

 

Su madre se fijó en Adriel un momento. Se había dado perfecta cuenta de lo que había dicho y también de lo que había dejado entrever. Su mirada se tornó triste y melancólica mientras se levanta. Quedó un instante apoyada con ambos brazos en la mesa y murmuró:

-Lo siento hija.

Dicho esto recuperó su enérgico porte habitual y se dirigió a atender la comida que por el olor parecía estar casi lista. Como si nada de lo anterior hubiera pasado le dijo a Adriel.

-¿Podés ir arreglando la mesa, la comida esta casi lista?

 

A esta frase le siguió un ruido de platos y utensilios de cocina que no dejaba lugar a muchas réplicas.

Notas de juego

Si quieres comentar como le va a Adriel en los próximos años puedes hacerlo. En el siguiente mensaje ya me pondré con nuestro amigo Cristian Velleo ò.ó

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24/11/2010, 21:47
Adriel

-Vale.

Adriel se levantó y comenzó a poner los platos con la cabeza gacha, no por vergüenza sino porque no le apetecía hablar más. Parecía que el tema ya estaba zanjado, así que respiró tranquila y obvió la mirada abatida y cansada de su madre. Ellos la habían traído aquí, así que era su problema.

Lo cierto es que tampoco lo llevaba tan mal. Ya no. Tenía amigas con las que salir de fiesta, sacaba los cursos a pesar de que iba con un año de retraso, y sus padres no eran especialmente restrictivos. Sólo a veces. Esas veces en los que les odiaba con toda su alma, pero por lo general se ignoraban. Una familia normal.

Los años siguieron sucediéndose con la misma dinámica. Sólo en dos ocasiones volvió a relucir el escabroso tema de su mudanza a Argentina, y en ambas la conversación no duró lo suficiente como para hacer mella en Adriel. Sus amistades cambiaron, sus aficiones y su forma de ser, pero no lo suficiente como para llegar a reconciliarse con sus padres y con ella misma. El tiempo le daría la razón en parte, pero también la haría conocer la vida desde otro punto de vista menos agradable.

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26/11/2010, 22:38
Director

Pasaron algunos años, la vida de Adriel transcurrió sin incidentes realmente reseñables. Aunque quizá a ella no le pareciese así, ella pensaba que tenía problemas, pero lo creía así porque simplemente no había tenido problemas de verdad.

Un día su padre volvió muy excitado del trabajo enarbolando una carta. Era de la empresa y el padre les comentó alegremente que lo invitaban a él y a toda su familia a una cena del grupo empresarial al que su pequeña compañía pertenecía en uno de los hoteles más lujosos de buenos aires. A dicha cena acudiría el presidente del consorcio, uno de los hombres más influyentes de Argentina, Cristian Velleo.

Por como lo contaba su padre casi parecía que los hubieran invitado expresamente a ellos a una entrevista privada con el tal señor Velleo.

Después de hablar “tranquilamente” sobre el tema quedó claro que todos debían ir a dicha cena. Debían dar buena imagen. La carrera profesional del padre y por tanto el futuro de la familia dependían de ello.

Después de unas semana de las que no se habló en casa de otro tema. De gastarse un dinero que casi no tenían en trajes se acercó el gran día. Adriel tuvo que soportar bastante tensión y bromas por parte de su padre referidas a que quizá ella encontrara un buen novio entre los magnates que allí se reunirían.

Llegaron al hotel en taxi por supuesto. Su padre se negaba a aparecer por allí cerca con el destartalado coche que tenían. La obsesión por quedar bien en esta cena por parte de los progenitores de Adriel rallaba la paranoia.

Entraron en el hotel y vieron gente que, como ellos,  iban a la misma reunión. Aunque en honor a la verdad hay que decir que algunos iban como ellos, otros iban mucho mejor. Se lucían trajes que valían más que el coche de la familia, algunas podrían valer más que la casa.

El lujo que ya se veía desde el exterior era en el interior aún más ostentoso. El mármol y la madera de caoba abundaba doquiera que mirases.

Era imposible perderse. Había carteles que anunciaban donde se realizaba la cena. Según parecía la empresa había reservado la mitad del hotel. La familia de Adriel no podía imaginarse cuanto podría costar algo así.

Llegaron al comedor.

Era enorme.

En el podrían comer fácilmente cerca de las 700 personas. En esos momentos no estaba aún al completo pero faltaba poco para que se completara el aforo.

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16/12/2010, 22:21
Director

Notas de juego

Por donde me andas dony? Que tenemos que ir avanzando

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19/12/2010, 21:56
Director

Notas de juego

Tenemos que ir avanzando con esto lo antes posible, que algunos jugadores ya están para empezar la escena conjunta.

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11/01/2011, 01:02
Adriel

Notas de juego

Disculpe, máster, pero antes de escribir nada, me gustaría saber qué edad exactamente tiene Adriel en esta parte de la historia.

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11/01/2011, 09:43
Director

Notas de juego

19 años, lo pone en la historia.

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13/02/2011, 16:11
Adriel

Adriel salió del taxi nada más se detuvo frente al hotel, harta del viaje. Desde que habían salido todos de la casa hasta entonces había habido un silencio que los incomodaba a todos, interrumpido de vez en cuando por su padre para dar indicaciones al taxista.
Se había dedicado a pensar en cómo le iban las cosas últimamente: No sabía qué carrera escoger para el año siguiente. Mientras que sus compañeros de clase ya tenían una idea más o menos clara de lo que querían estudiar, a ella ninguna carrera le convencía. Ciencias, desde luego que no. No le gustaban esos "cerebritos" impecables, y desde luego no era uno de ellos. La literatura hacía tiempo que empezaba a aburrirle al ver cómo se complicaban los escritores y poetas para decir una cosa. Para arte tenía algo de imaginación, pero no era capaz de pasarse más de media hora garabateando en el papel, y además le faltaba práctica porque no le atraía demasiado la idea.
La mejor opción eran los idiomas, y aún así veía que el tema le venía grande. Le gustaban y se le daban bastante bien, pero hasta el punto de estudiar una carrera, lo dudaba.
Sus padres, sospechaba, hubieran preferido algo de economía o empresariales con lo que ganar un dinero lo menos decente, pero a Adriel le aburría a matar el tema y sus padres al darse cuenta abandonaron la idea de inmediato. Eso es todo lo que dijeron respecto a sus estudios.

Por fin dejó atrás esos pensamientos al salir a la calle, justo ante la puerta del hotel.
Mientras su padre pagaba al taxista, se quedó mirando la entrada del edificio: Nunca pensó que fuera a cenar en un sitio así.
Tenía un aspecto bastante clásico tanto por fuera como por dentro, menos pomposo pero más lujoso de lo que ella imaginaba.
Con un vestido rojo de ligeros pliegues por el torso que le había costado los ahorros acumulados durante medio año -que gastó de mala gana por orden de sus padres para aparentar lo que no eran- entraron ella y sus padres vestidos de etiqueta.

Por un tiempo breve, los tres se quedaron mirando lo amplia que era la sala y la decoración de las paredes y el techo. Después caminaron hacia donde según los carteles se realizaría la cena, aún explorando un poco el ambiente.
Adriel no quiso estimar el dinero que podía costar todo aquello, y tampoco le importó demasiado puesto que no tendría que pagar nada más.

Al llegar al comedor, los tres se sintieron perdidos al no saber dónde debían sentarse. El padre fue a preguntarle a un camarero, mientras Adriel y su madre permanecieron a un lado de la entrada.

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17/02/2011, 16:44
Director

El camarero indicó a la familia la mesa que tenían asignada tras algunos minutos de buscar en una larga lista de invitados. Durante un tiempo, el comedor se fue llenando poco a poco de comensales mientras los camareros iban y venían con canapés.  El padre de Adriel comenzó a hablar con compañeros de trabajo y ella tuvo la oportunidad de charlar con algunos chicos y chicas de su edad que también se habían visto arrastrados a aquel lugar, la mayoría estaban bastante incomodo.

Aunque las conversaciones se sucedían por toda la sala el ambiente era tenso. La mayoría de los asistentes estaban nerviosos ya que su futuro podía depender de lo que ocurriera aquella noche. Finalmente apareció el hombre de la noche, el que había pagado toda aquella ostentación. Cristian Velleo.

El presidente dio un discurso con el contenido de cualquier otro discurso sobre superación y rendimiento, pero le dio espíritu propio y cuando terminó la sala explotó en aplausos.

La comida fue copiosa y entre plato y plato el presidente se paseó por las mesas. Cuando Adriel lo tuvo cerca pudo ver que, aunque bastante mayor que ella aquel hombre seguía siendo atractivo y si que era joven para el puesto en el que se encontraba.

Aquel hombre se dirigió hacia su padre.

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17/02/2011, 16:45
Cristian Velleo

 

Su superior me ha hablado muy bien de usted. Creo que tiene un gran futuro en esta empresa.

Adriel ya se había dado cuenta de que eso era lo que le decía a prácticamente todos los asistentes, pero lo hacía con mucha naturalidad y los padres de Adriel parecían muy felices.

Finalmente se dirigió a la chica a la que dirigió primero una amplia sonrisa. Desde luego, estaba arrebatador, la mezcla de belleza física y erótica del poder parecía personificarse en aquel hombre.

Cogió la mano de Adriel y se la llevo a los labios.

Señorita, usted debe ser Adriel ¿Me equivoco?

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21/02/2011, 23:05
Adriel

Adriel, que había estado fijándose en la naturalidad del hombre al tratar con todos los miembros de la empresa, desvió la mirada cuando vio que se dirigía a su familia. Pensando que hablaría con su padre y, como mucho, también con su madre, intentó entablar conversación con uno de los presentes de su edad que por suerte estaba sentado a su lado.

Cuando alguien cogió su mano la pilló completamente desprevenida. Se le puso la piel de gallina y rápidamente se giró hacia Cristian Velleo, que la acercó a él con la misma facilidad que un imán para entablar conversación con ella de una forma más cercana.
A Adriel le había sorprendido que se tomara la molestia de dirigirse también a los hijos de los miembros de la compañía.
Al darse cuenta de que sabía su nombre, se preguntó en qué momento su padre lo mencionó.

Le respondió con formalidades rituales que seguramente todos los de la sala le habían dicho uno tras otro:

Em... sí, soy yo. Y usted es... Cristian Velleo, ¿no? Muy buen discurso el que hizo. Muy interesante.

Lo cierto es que Adriel lo había escuchado sólo a medias. Al principio resultaba entretenido, pero al entrar en el vocabulario de empresa sencillamente desconectó. Ya no encontraba más que decir, y esperaba o bien a que aquel hombre diera de qué hablar con tanta espontaneidad como había demostrado tener, o que se finalizara la conversación en breves.

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26/02/2011, 19:46
Cristian Velleo

¿Vos creés? Tampoco es que tenga mucho merito, lo escribió alguno de mis ayudantes, yo solo hago la puesta en escena. Pero gracias.-Dijo quitándole importancia. Perdonadme pero debo marchar aún tengo que hablar con la mitad del comedor. Esto lo dijo haciendo un gesto burlón imitando a una persona hablando con su mano. Ha sido un placer y espero volver a veros. ¡Hasta pronto!-Se alejo con una sonrisa hacia la siguiente mesa.

Lo normal hubiera sido no volver a escucharlo en persona. ¿Acaso era distinto lo que había dicho a su familia que al resto? Adriel pensaba que volvería a su monótona vida y que nadie cambiaría después de aquella reunión. De hecho no volvieron a ver Velleo (de cerca) aquella noche.

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26/02/2011, 19:47
Director

Pero a los pocos días su padre recibió una llamada. Velleo los citaba para hablar de trabajo, pero lo citaba en su casa e invitaba a toda la familia. De nuevo revuelo en casa para ir como Dios mandaba a aquella cena. De nuevo nervios y prisas.

Al final todo fue bien.

La cena fue bastante informal dentro de lo que cabía siendo en el lujoso piso de Velleo (uno de los lujosos pisos de Velleo). Pero ya estaba claro que prestaba una especial atención a Adriel.

Estos encuentros se repitieron y llegado a un punto llamó simplemente a Adriel. Al final la chica, casi sin darse cuenta, salía con uno de los hombres más poderosos de Argentina. Y, entre otras cosas, casado.

Pero el decía que lo daría todo por ella, que se divorciaría. Y desde luego por ahora la colmaba de regalos y todo era romanticismo. Por entonces todo era precioso…

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10/03/2011, 17:38
Adriel

Cuando Adriel recordara lo que pasó con Cristian Velleo se daría cuenta de que realmente sabía muy poco, y que nunca conocería hasta qué punto la utilizaron por capricho y hasta qué punto la quería. Era difícil de calibrar cuánto era amor y cuánto una farsa.

Empezaron a salir, si era eso lo que Velleo pretendía, en tan sólo un mes. Ponía tanta atención en Adriel que se sentía importante para alguien como nunca se había sentido. Lo que Adriel quería tenía poco que ver con lo que pasaba a su alrededor, pero Velleo tenía la elegancia y los medios para hacer que se sintiera necesitada, esencial.
Podía comprarle casi cualquier cosa que Adriel deseara, y así lo hizo, colmándola de regalos para convertirla en alguien especial.
Pero Adriel no tenía ni idea de cuánto poder había en las manos de su amante, ni tampoco de la realidad acerca de su relación ni del carácter mimado y antojadizo de Velleo.

Les guarda cierto rencor a sus padres, que sabían como poco que estaba casado y que era un hombre prepotente, y sin embargo nunca dijeron nada del tema. Para ellos lo que pasara con Adriel y aquél hombre era cosa suya.

Tan difícil era no caer en sus palabras cada vez que le decía cuánto la quería y cuánto daría por ella, que pasó mucho tiempo antes de que las dudas de Adriel hacia Velleo crecieran hasta igualar la fuerte atracción que sentía hacia él. Y aún así siempre había una pequeña duda de si estaba exagerando, siendo demasiado impaciente. Un matrimonio no se rompe de la noche a la mañana, se decía cada vez que desesperaba porque la situación no cambiaba, tengo que ser paciente y darle tiempo para que pueda arreglarlo.

Por supuesto, nunca llegó a arreglar nada, y Adriel empezaba a darse cuenta de que estar con él era un ciclo que nunca acababa como se lo prometían. Una vez, por casualidad, vio de lejos el matrimonio. Le había estado insistiendo tanto a Velleo que éste acabó por decirle que ya lo había hablado con su mujer, pero que permanecerían juntos por un tiempo por la imagen en el trabajo y los niños.
La forma en que su mujer, sonriente, le cogía de la mano y le besaba, lo desmentía.

Habían pasado dos años. ¿Cuánto más debía esperar?

Velleo, que empezaba a ver que Adriel se impacientaba demasiado y que cada vez le costaba más convencerla con sus alabanzas y regalos caros, desapareció. Ni una llamada, ni carta, nisiquiera noticias de él a su padre cuando Adriel, angustiada por el abandono, le fue a preguntar. Se sabía que seguía con su familia y que dirigía el trabajo desde lejos, pero nada más llegó a oídos de Adriel.
Tan rápido como se dirigió hacia ella en aquella cena de empresa, se fue.