Partida Rol por web

Finn avanzó al interior. Habia mucha gente, pero el fixer era consciente de que tenian que estar atentos y no dejar pasar la oportunidad de encontrar al cintífico. Tenían una ligera descripción, pero con la cantidad de implantes cibertnéticos que se ponía la gente era fácil ir descartando a pesar de todo. Pasaron por delante de algunas tiendas, muchas de ellas vacías a pesar de sus luminosos carteles. Finn buscaba a alguien que tuviera aspecto de científico escondido, por mucho que se hubiera disfrazado (y Finn suponía que así seria) siempre es dificil para un tipo de oficina pasar desapercibido en un sitio de mala muerte como aquel callejon.

Tras un primer vistazo Steve comprendió que iban a necesitar algo más para facilitar la posible entrada en esos túneles. Echó un vistazo alrededor y pronto se dio cuenta del puesto que había en la otra acera, justo a la entrada del túnel. Era el típico puesto de comida rápida a pie de calle pero tenía vista directa a la zona donde estaba la entrada del túnel.

Steve golpeó en el hombro de Finn, le señaló el puesto e inmediatamente se puso en camino hacia el puesto.

—Atento Ripper —susurró al oído del gigante.

Sin pensárselo dos veces Steve cruzó la calle y caminó tranquilo hacia el puesto. Durante unos segundos estuvo echando un vistazo a toda suerte de grasientos víveres listos para tomar.

—Ponme una salchicha —dijo señalando una de las expuestas en el mostrador.

Una vez el tipo le sirvió la salchicha sobre un trozo de pan, Steve sacó algo de dinero y se lo entregó al hombre, un pakistaní que había venido a buscar esa tierra de esperanzas prometida.

—Demasiado tráfico, ¿no? —le dijo dejando caer un par de monedas extras a modo de propina—. ¿Es habitual por esta zona?

Una vez el hombre hubo respondido Download se acercó a él y habló en un tono algo más bajo.

—Hemos perdido a alguien por esta zona —dijo señalando al resto del grupo—. Tenemos alguna sospecha de que alguien lo ha llevado contra su voluntad hacia dentro de esos túneles. Seguro que algo has visto en los últimos días, ¿verdad? Y tranquilo, no soy poli, puedes hablar libremente. Por cierto, por ahí está muy oscuro, ¿qué tal si me vendes una de esas barras luminosas?

El puesto estaba iluminado con tres barras luminosas fluorescentes que no parecían estar enchufadas a nada. Quizá eran recargables o estaban alimentadas por alguna fuente de energía alternativa. ¡Serían perfectas!

Finn se dio una vuelta por la calle y llegó a una rápida conclusión. En este lugar nada era lo que parecía: una prostituta en una esquina le resultaba familiar, y no tardó en darse cuenta de que era una runner que seguramente estuviese haciendo un trabajo de espionaje. La tienda de instrumentos de un callejón próximo era una tapadera para un negocio de venta de armas. El puesto de helados en la acera de enfrente vendía droga oculta en los cucuruchos... Por mucho que en apariencia esta zona de la ciudad fuera diferente a los suburbios, en realidad lo único que cambiaba era eso, su apariencia.

Tardó un momento en darse cuenta de que estaba sonriendo bajo su máscara. Después de todo, él sabía moverse en este tipo de entornos, así que recuperó algo de confianza al darse cuenta de que estaba en casa.

Jay empezó a dar una vuelta por la zona, pero en seguida Steve le llamó la atención para que le acompañara. El tipo del puesto parecía aburrido y agradeció algo de conversación mientras cogía una de las salchichas especiadas con curry y la preparaba para el hacker.

- ¿Tráfico? - pregunta sorprendido justo antes de sonreir. - No es de por aquí, ¿verdad? De noche la avenida es más o menos tranquila, pero durante el día no hay quien se escuche a más de cinco metros. De hecho, tengo que mover el puesto para no tragarme todo el humo de los coches... Estropea el sabor de la comida. - Dice, como si su comida tuviera algo de sabor, pues en cuanto Steve le da un bocado le queda perfectamente claro que la cantidad excesiva de curry lo único que pretende es tapar el sabor de una carne que no habría pasado una inspección de sanidad ni en un país del tercer mundo tras sobornar a sus inspectores.

Cuando Steve le pregunta por los túneles frunce un momento el ceño. Luego sonríe nuevamente, confiado.

- ¡Claro que le puedo vender una de las luces! - dice desmontándola de su carrito y pidiendo por ella una cantidad excesiva que, a su modo de ver, incluye el pago por la información. Steve saca un billete de la cartera, seguro de que el tipo no tiene ni idea de lo que significa el cred para su gente. - Bueno, si le han metido ahí de noche, pueden darle por perdido. Le habrán robado hasta los calzoncillos y se habrán deshecho del cuerpo... - Donwload mira nuevamente la salchicha, planteándose una vez más qué tipo de carne tiene. - No es un buen lugar para ir a estas horas, aunque con su amigo no creo que tengan problemas - dice haciendo un gesto hacia Jay.

Steve niega con la cabeza, recordando la hora a la que Thomas pasó por aquí. - ¡Ah! Eso es muy distinto... Hora punta, ¿sabe? A última hora de la tarde hay demasiado tráfico ahí dentro como para que ningún peatón se atreva a entrar. Si se han llevado a su amigo ahí dentro, seguro que iban en un coche o accedieron desde las alcantarillas.

El grupo se dividió, y antes de quedarse en la estacada, Key eligió quedarse al lado de Finn, procurando no perder de vista a los otros dos. No dijo nada, se limitó a quedarse en un segundo plano, una sombra del hombre de la máscara. No tenía muy claro qué esperaba encontrar, pero si se le ocurrió algo.

La ciudad entera se alzaba encima de los restos de su versión 3.0. Y ésta, sobre la versión 2.0. Y así, hasta quedar por encima varios niveles, enterrando cientos de cadáveres urbanitas que quedaron obsoletos. Los túneles, el alcantarillado, todo era reutilizado. Key lo sabía porque, cuando las cosas se torcían y tocaba huir, eran los pasos más seguros. Enrevesados, auténticos laberintos cimentados con lo que quedaba del trazo de una línea de metro, aprovechando lo que se podía y cortando el paso en las zonas que se caían a pedazos. Y para todo eso, para que se supiera qué zonas eran peligrosas y cuáles no, cuáles había que cortar y cuáles abrir para un nuevo túnel de paso, los trabajadores necesitaban mapas.

Siguió a Finn como una autómata mientras se abstraía en su commlink, buscando el trazado de las líneas subterráneas.

En seguida os volvéis a juntar y os adentráis juntos por el túnel.

El tráfico es escaso, pero el estrecho arcén hace que cada vez que pasa un vehículo os desequilibréis ligeramente debido a la ráfaga de viento que desplaza a vuestro lado. Encendéis las linternas de vuestros commlinks y el tubo que Steve acaba de comprar, lo que consigue iluminar aceptablemente bien vuestro alrededor.

Seguís avanzando, sin estar completamente seguros de lo que estáis buscando, hasta que Finn os hace un gesto para que paréis. Entre la basura del túnel, junto a la pared, podéis encontrar un terminal commlink completamente destrozado, como si alguien se hubiera encargado de romperlo a conciencia antes de lanzarlo por la ventanilla de un vehículo.

A unos diez metros de vuestra posición se encuentra uno de los túneles que está monitorizando Key, seguramente el acceso a ese antiguo alcantarillado que os comentó el vendedor de salchichas. Esa distancia se puede recorrer fácilmente a estas horas, pero con el volumen de tráfico de la hora punta hay que tener nervios de acero (tal vez literalmente) para poderse mover por un arcen como este con cientos de vehículos pasando a penas a unos centímetros de distancia.

- ¿Puedes hacer algo con aquello? - le dijo Finn a Download.

La situación era un poco peliaguda, sabian a donde tenian que ir, pero la situación del túnel y sobre todo lo estrecho que era, generaba una situación de peligro innecesaria.

Jay empezaba a estar hasta las pelotas de la gymkana "Busca al cerebrito perdido", y eso que aún no habían ni comenzado, como aquél que dice. No habían demasiados coches en ese momento, pero a saber cómo se habían llevado al cerebrito en plena hora punta. Le dio por mirar arriba. ¿Porqué no? A lo mejor habían pasarelas o alguna mierda de mantenimiento para cambiar las luces sin tener que jugarse el culo los curritos.

Efectivamente, habían unas pasarelas a las que se subía por unas escaleras de mano. Para bajarlas había que abrir un candado. Se suponía, claro, porque estaba roto, y daba la sensación que hacía bastante tiempo. Ripper agitó un poco las escaleras, aguantarían.

Al mirar arriba frunció el ceño. Un par de sintechos con máscaras antigás parece que vivían en las pasarelas de aquél túnel, seguramente rebuscando en la basura y manteniéndose calientes y a salvo de las inclemencias del tiempo.

-Hay un par de gilis ahí arriba, lo mismo vieron algo. Via preguntar amablemente a ver ké coño saben.

Sin esperar a los compañeros empezó a subir las escaleras.

Steve tenía en las manos aquel commlink destrozado. Casi con toda seguridad era del commlink del objetivo. Ahí se había perdido la pista así que estaba prácticamente seguro de que ese era su commlink. Pero, ¿por qué tanto énfasis en destrozarlo? Es cierto que un commlink se puede rastrear incluso apagado pero bastaba con quitarle la batería.

El objeto bailaba entre los dedos del hacker hasta que Jay atrajo su atención. Con un gesto del pulgar aprobó la acción del grandullón. Steve se encontraba con una rodilla apoyada en el suelo, examinando el terminal pero con un ojo observaba las acciones de Jay. Le enseñó el terminal roto, seguro que esos tipos habían visto algo y podían contarles algo de ese terminal o de su portador.

Steve observa un momento el commlink y no tarda en llegar a una conclusión: alguien de gran fuerza lo aplastó antes de lanzarlo por la ventana de un vehículo. Las marcas en los laterales parecen de dedos, así que es posible que quien hiciera eso tuviera una mano de cromo. Parece claro que, quien lo hiciera, no sólo quería que no rastreasen el terminal, sino que tenía intención de destrozarlo con saña.

Por su parte, Jay se separa de los demás hasta que encuentra unas escaleras que suban a la pasarela de mantenimiento, a unos 20 metros de vuestra posición. Desanda parte del camino hacia la entrada del túnel donde encuentra un par de mendigos allí tumbados. Uno de ellos se gira para verle, sonriendo con una boca a la que le faltan bastantes dientes.

- Bonita chupa, chaval... - dice. - ¿Qué vienes a hacer por aquí? Con esas armas que llevas, no creo que busques un sitio donde pasar la noche.

Jay llegó arriba y le tocó desandar por aquella pasarela de chapa. Aunque había bastante altura no temía caerse, le joderia más el pitorreo a sus espaldas si eso pasaba. Cuando llegó junto a los mendigos, la sonrisita no le hizo demasiada gracia... significaba que no le estaban tomando en serio.

Pero lo que le acabó de tocar los huevos fue el comentario sobre su chupa, que por cierto se le estaba ensuciando con la mugre de humo y aceite que había pegada en cada punto de ese lugar.

-Sí, pero no es tan wapa como la ostia ke te vas a pegar con el suelo como vuelvas a mencionarla, muerto d'hambre. -Tomó algo de aire- Ha habido movida este mediodía por aquí, unos tipos llevándose a un cerebrín por alguno de estos túneles.

El tipo al que le preguntaba empezó a decir no-se-ké-mierda sobre que estaba muy tieso de pasta, que le haría falta algo de ayudica o que si no no había visto nada.

Jay enseñó los dientes con rabia, recorrió en unos pocos pasos la distancia que los separaba, y tras estamparle los nudillos en la cara un par de veces, hizo lo propio con la cabeza contra la barandilla, lo levantó sobre su cabeza y lo lanzó contra el suelo, tratando que cayese justo delante de algún vehículo, aunque no se molestó en mirar el resultado.

Volvió a mirar al otro tipo, se acercó a él y se limpió la sangre de los nudillos en la chaqueta mugrienta del sintecho.

-¿Y tú? ¿Estuviste más atento, kolega?

Finn y Download tenían trabajo con el commlink que encontraron. El nivel de Key con esa clase de máquinas era bastante limitado, y aunque su mapa le dejase bastante claro que podían seguir el túnel que se sumergía en el subsuelo, no tenía ninguna gana de adelantarse al grupo de momento. Siguió con la mirada a Jay alejándose, y no volvió a mirarle, pendiente de las operaciones de recuperación de Download, hasta que no escuchó el golpe.

Dejó escapar un suspiro y recorrió el camino hasta llegar a su altura, aunque se quedó un poco atrás. Podría haberle dicho a Jay que esas no eran formas, pero… después de lo Rittermann, mejor mantener la boca cerrada. En todo caso, hizo ademán de asomarse por la barandilla, aunque en realidad miraba a cualquier parte menos al cuerpo tirado en el suelo. Como a la pared, por ejemplo, o a la esquina del arcén. Dejó escapar un silbido.

─ Yo de ti -le sugirió a la siguiente víctima de Jay -, le haría caso si no quisiera quedar como el otro.

—Si pudiera recuperar la memoria —dijo mientras trataba de deslizar el módulo de memoria para conectarlo en su terminal.

Levantó un instante la cabeza para vigilar alrededor.

—Finn, cúbreme —dijo mientras centraba su atención en su tarea.

Steve sacó un par dese conectó rápidamente al terminal a través de su interfaz. No tardó más que unos segundos en corroborar que el commlink era, o más bien, había sido, propiedad de Thomas Rittermann y, tal y como había comprobado antes, su última llamada fue a Ray Nguyen. Sin embargo también descubrió el motivo por el que la llamada se interrumpió bruscamente: no fue por un fallo de cobertura ni nada parecido (dentro de la ciudad eso es prácticamente imposible), sino por un súbito fallo del hardware del commlink de Rittermann. Las llamadas anteriores no son demasiado relevantes, pero también pude comprobar que la última vez que se comunicó con Mary fue hace varias semanas, tal y como la mujer le dijo a Key en su apartamento.

Por su parte, Jay subió a la pasarela y caminó hacia los medigos. No tuvieron tiempo de hablar más de medio minuto antes de que el runner agarrase a uno de los dos tipos y le lanzase pasarela abajo.

- ¡Estás como una puta cabra, tío! - gritó el otro antes de que Jay se volviese hacia él. No hizo falta el consejo de Key para que levantase las manos, intentando interponerlas entre su cuerpo y Jay. - Tranqui, tranqui... Yo te digo todo lo que sepa...

Se calló un momento, hasta que estuvo razonablemente seguro de que el hombre no iba a lanzarle antes de que hablase.

- No fue este mediodía, sino ayer... Bueno, si tú quieres, este mediodía también vale... - Dijo aterrorizado, pensando que corregir al tipo podía fácilmente costarle la vida. - Había bastante tráfico y un coche enorme, un Frontier Anvil* negro se paró, como si fuera por el atasco. Dos tipos salieron rápidamente y se fueron a por el coche de atrás y sacaron al conductor. El Anvil aceleró y los otros le siguieron rápidamente... No sé nada más, te lo juro.

El chirrido de unos frenos en la calle impiden escuchar más el balbuceo del mendigo. Un pequeño vehículo de transporte da un volantazo para esquivar al "paracaidista" y pierde el control mientras avanza. Un par de giros más le encaran directamente hacia el lugar en el que se encuentran Finn y Donwload analizando el terminal...

Finn vigilaba, como le habia pedido Download. Lo que no sabia era la que iba a liar Jay en la pasarela. Los gritos despistaron al Fixer que miró como de pronto Jay tiraba a un tio a la carretera. Eso provocó un problemón.

Mientras el coche se dirigía hacia ellos, Finn se quedó mirandolo fijamente. - ¡Cuidado! - consiguió decir. Pero el coche, que era ancho como el carril entero, ocupaba gran parte de la calle, y Finn veía poca salida. Por suerte, habia un montón de basura a su izquierda, si consiguiera cubrirse con algo de lo que allí hubiera, podría incluso desviar el coche. En esas situaciónes de estrés era dificil mantener la frialdad necesaria y actuar con serenidad.

-No tienes ni idea. Respondió cuando el mendigo dijo que estaba como una cabra. Jay iba con cara de pocos amigos asintiendo a lo que escuchaba del tipo, cuando oyó el chirrido de las ruedas. Miró para abajo, al principio sin hacerle demasiado caso, pero cuando vio que iba directo a los compañeros resopló.

-Hay ke joderse...
Haciendo uso de sus nervios sintéticos, desenfundó la recortada con un movimiento fugaz y disparó contra la furgoneta, esperando que, hiciera lo que hiciera, no siguiese en la misma dirección que iba. No le apetecía despegar a Fish de la pared, sería un retraso bastante cojonero para la misión.