Partida Rol por web

The Strange: Ruido Blanco

Bloque B

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16/05/2017, 18:40
The Strange

Por fin pareces despertar de lo que ha sido un profundo y pesado sueño. Incómodo, demasiado largo, quizás. Te da la sensación de que para poder volver a estar consciente luchas contra la pesadez de tu propia cabeza, que sientes como si estuviera llena de un denso líquido que te impide escuchar, ver, pensar con claridad. Una pesadilla que, aún sabiendo que sólo es eso, no puedes escapar de ella.

Pero sí, tan sólo es un sueño y al final consigues abrirte camino, teniendo como guía un sonido agudo y acompasado.

Al principio, no abres los ojos. A través de los párpados sientes la luz que te llega casi de frente, y parece demasiado brillante para unos ojos que te da la sensación de que hace días que no abres, así que prefieres esperar e intentar darle sentido a tu entorno con el resto de tus sentidos.

Completamente despierto, ahora escuchas el sonido con claridad. Reconoces perfectamente la señal acústica que emiten los monitores de constantes vitales de los hospitales.

Y sí, tu sentido del equilibrio te dice que estás tumbado. Parece una cama, no muy cómoda, pero funcional, y estás arropado, aunque no demasiado. Desde luego, no llevas la ropa que crees recordar que llevabas antes de quedarte dormido. Aunque tampoco recuerdas haberte quedado dormido.

Te atreves por fin a abrir los ojos, y te encuentras con un techo blanco dispuesto en láminas cuadradas, con luces halógenas que no iluminan demasiado. La luz más brillante procede de un fluorescente pegado a la pared de tu cabecero.

Mueves la cabeza a los lados para ver tu entorno, y ves justo lo que esperabas.

A tu derecha, lo que parece una cajonera metálica de color blanco hueso con cuatro cajones, y cerca, un taburete. Sobre la cajonera hay un vaso de plástico que parece vacío pero usado, pues está ligeramente aboyado por donde alguien habría apretado demasiado el dedo pulgar al cogerlo.

A tu izquierda, hay un soporte de pie para bolsas de medicamentos intravenosos. En este momento hay un saco, y de él sale una manguera, que sigues con la vista y termina en una vía introducida en tu brazo.

Tu vista entonces se dirige a la pared que tienes en frente. Todas parecen ser de cristal, pero mientras que las paredes de los lados están cubiertas con cortinas, ésta te deja ver lo que hay al otro lado, o al menos la parte que el ángulo de tu cuerpo al estar tumbado te deja. En ella hay una puerta, también de cristal, que hasta ahora ha permanecido cerrada.

Pero precisamente, lo que te ha llamado la atención, es que en este justo momento, una mujer con bata blanca entra por ella.

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16/05/2017, 21:24
Pedro Mondragón
Sólo para el director

El dolor de cabeza ronroneaba agazapado en la base de su nuca, como los ecos de los truenos de una tormenta lejana. Parpadeó pesadamente, consciente de su deseo de romper el estado de vigilia en el que llevaba cómodamente recogido durante varios minutos, remoloneando, como si no quisiera terminar de despertar de un sueño pesado y negro, sin recuerdos ni sensación de descanso.

Pero el pitido, como un faro erigido para salvar a los barcos de un naufragio casi obligado, lo reclamaba, le llamaba, rompía su duermevela. No era un sonido agradable. Al contrario, tenía un punto enervante dentro de su tempo constante, un ritmo que hablaba de enfermedad y muerte. Abrió los ojos, y la luz reinante le obligó a cerrarlos nuevamente, fruto de unas pupilas demasiado dilatadas por le telón opaco de sus párpados cerrados durante no sabía cuánto tiempo. ¿Qué había ocurrido? No lo recordaba bien. Tan solo una angustiosa sensación de caída, un estómago contraído al sumergirse en un vórtice hecho a partir de vacío. Volvió a abrir los ojos. Lentamente. Primero entreabiertos para acostumbrarse a la diáfana claridad de la habitación.

Sabía que estaba tumbado. No era algo complicado de saber. Lo complicado era situarse. Miró en torno a sí. El mobiliario, la iluminación, el color de las paredes, su propia cama, su vestimenta, el tubo que parecía parasitarlo absorbiendo su esencia en vez de alimentarlo... Un hospital. Su primera reacción fue retirar aquella excrecencia plástica de su vena, pero algo lo detuvo. Una sombra, la intuición de una presencia, algo indeterminado pero real. De algún modo amenazante y así lo demostraron sus riñones que parecieron estrangularse arrojando una sobredosis de adrenalina a su riego sanguíneo.

No giró la cabeza. Solo los ojos. Y entonces la vio. Y supo que lo que le había advertido era el sonido amortiguado de sus pasos sobre el linóleo del suelo. Quiso hablar pero su garganta, habituada al silencio, apenas emitió una cadena de sonidos inarticulados. Carraspeó al tiempo que medio se incoporaba. Con una mano apoyada en la cama, el brazo en ángulo, el tronco medio ladeado, miró a la mujer directamente. Casi de forma peligrosa. Volvió a carraspear.

-¿Dónde estoy? ¿Cómo he llegado aquí? ¿Cuánto tiempo llevo? -dijo con voz ronca y de forma rápida, como si tuviera miedo de volver a caer en la inconsciencia y no tener oportunidad de preguntar lo que quería.

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18/05/2017, 00:48
Archibald T. Crawford
Sólo para el director

- "¿Quién soy?"

Buena pregunta. E importante. Desde hacía milenios los filósofos habían intentado responderla y aun no se había puesto de acuerdo. Ríos y ríos de tinta se habían vertido sobre esa cuestión en la que no pocos de los interesados se habían terminado ahogando. Por suerte el que en la cama se encontraba, bastante más práctico, tenía una solución:

- "Yo..."

¿Pero quién es ese yo?, hubiera replicado uno de los filósofos ahogados no sin falta de razón. Y quien tumbado se encontraba, cagándose en metáfora en la cuestión, tuvo que hacer un esfuerzo por encontrar lo que sabía que tenía y que la caprichosa inconsciencia había escondido en algún rincón.

- "Archi..."

La simple mención, o mejor dicho pensamiento, de aquel apócope hizo que quien estaba en la cama, fuera quien fuera, diera un fuerte respingo. Hasta la maquinita que a su lado marcaba el ritmo de su corazón aceleró sus pitidos durante el breve instante de conmoción.

- "Archí no.¡ Jamás! Archibald. Archibald T. Crawford."

Sí, ese era su nombre. Lo recordaba. Eso era buena señal, siempre que no estuviera equivocado, claro. Si no era Archibald y decía ser Archibald tenía un grave problema de personalidad. Pero de momento mejor pensar que era quien creía ser porque si no lo hacía no podría avanzar en el proceso mental en el que se encontraba inmerso. Así que tocaba continuar:

- "¿Dónde estoy?"

Importante pregunta, sin duda, y con muchas posibles respuestas. El sitio en el que se estaba siempre era como un círculo rodeado de infinitos círculos concéntricos y contenido a su vez en un número de círculos igual. Así, por ejemplo, él estaba bajo las sábanas que formaban parte de una cama que estaba en una habitación que formaba parte de algún edificio... Y hasta allí llegaba. No sabía qué edifico era ese, ni en qué calle o ciudad se encontraba. El problema era que no creía poder responder a aquellas preguntas sin ayuda externa; no al menos mientras las brumas de su memoria no se despejaran del todo, y aquello era algo que no sabía cuándo llegaría a ocurrir.

- "La preguntaré a ella."

Fue su conclusión cuando vio entrar a la desconocida, desconocida con la que comenzó un proceso similar al suyo para intentar identificar quién era. Obviamente fracasó.

- Perdone, señorita, ¿dónde estoy? ¿Qué hago aquí? Y, bueno, ¿quién es usted?- Y lo que era aún más importante:- Por cierto...- añadió levantando las sábanas para ver si tenía un tubito saliendo del sensible sitio del que nunca y bajo ninguna circunstancia debería salir ningún tubito- ¿tiene por ahí una cuña?

¡Qué importante era esa pregunta cuando se tenían ganas de mear y no había catéter uretral!

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18/05/2017, 15:19
Melissa Earhart, enfermera

La mujer, atractiva y de raza negra, te mira directamente y te sonríe.

- Me alegro de que haya decidido seguir entre los vivos, señor Mondragón. Permanezca tranquilo, por favor.

Camina hacia el soporte y parece comprobar el gotero.

- Mi nombre es Melissa Earhart, soy enfermera. Está en el hospital. Concrétamente en el Saint Robert, en Waynesville, en Carolina del Norte. Su tren descarriló y sufrió un grave accidente. Me temo que no sobrevivió mucha gente. Algunos murieron en el acto, otros aquí en el hospital. Usted nos dio un buen susto. Lleva en coma casi dos días.

Aparentemente satisfecha con el estado del gotero, te mira directamente con expresión de madre protectora. Se coloca las olivas de los auriculares del estetoscopio que lleva al cuello y, tras echar la manta que también es de color blanco (como todo lo que parece haber allí excepto vosotros dos) hacia abajo lo suficiente para descrubirte el torso (aunque aún quedas cubierto por la camisola que llevas, típica de los pacientes de hospital), comienza a auscultarte.

- ¿Le duele algo? ¿Respira con dificultad? ¿Siente hambre o sed?

Notas de juego

Tirada de Percepción para hacer memoria a raíz de un estímulo.

Tarea de Intelecto. Dificultad inicial: 18.

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18/05/2017, 20:17
Tamara Garrison, enfermera

La mujer entra en la estancia con gesto severo, como si desconfiase de algo, aunque es evidente que en su mirada hay cierto alivio.

- Por favor, permanezca tranquilo, señor Crawford. Está en el hospital. Concrétamente en el Saint Robert, en Waynesville, Carolina del Norte. Su tren descarriló y sufrió un grave accidente. Me temo que no sobrevivió mucha gente. Algunos murieron en el acto, otros aquí en el hospital. Usted nos dio un buen susto. Lleva en coma casi dos días.

La mujer se dirige al soporte y parece comprobar algo del gotero.

- Mi nombre es Tamara Garrison. Soy enfermera. Por favor, tenga cuidado. - Dice cuando ve que apartas la sábana. Puedes ser consciente entonces de que, efectivamente, hay un tubo que sale por la parte inferior de aquella camisola de hospital que ahora llevas, que también es blanca, como todo lo que hay en aquella habitación. - Si se mueve demasiado podría salirse de su sitio.

La mujer entonces aprovecha para hacer que te incorpores lentamente y, colocándose las olivas de los auriculares del estetoscopio que lleva al cuello, comienza a auscultarte mientras hace lo que se podrían llaman preguntas rutinarias, con tono neutro.

- ¿Le duele algo? ¿Respira con dificultad? ¿Siente hambre o sed?

Notas de juego

Tirada de Percepción para hacer memoria a raíz de un estímulo.
Tarea de Intelecto. Dificultad inicial: 18.

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19/05/2017, 10:31
Archibald T. Crawford
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Notas de juego

Gasto esfuerzo y por tanto 2 puntos de Inteligencia (por Ventaja 1). La dificultad pasaría a ser 15.

Si la siguiente habilidad (competente en todas las acciones que estén relacionadas con memorizar cosas que experimentas de forma directa) dada por el descriptor Inteligente es aplicable, la dificultad pasaría a ser 12.

Y da igual la dificultad porque pifio. Ahora mismo posteo, que me lo voy a pasar teta XD

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19/05/2017, 15:54
Pedro Mondragón
Sólo para el director

La confusión aumentó. Aquellos nombres no le decían nada, carecían de significado para él. Se recostó, súbitamente consciente de su cansancio.

-¿Un accidente de tren? -repitió interrogativamente aunque no esperaba respuesta alguna-. Dos días... Yo... Me temo que no recuerdo nada -dijo en voz baja mientras dejaba que la mujer lo auscultara-. ¿Eh? No, diría que no. No lo sé. Acabo de despertar y es todo tan confuso...

Suspiró quedamente y se frotó el entrecejo.

-Tengo sed. ¿Podría darme algo de agua?

- Tiradas (1)
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22/05/2017, 11:24
Archibald T. Crawford
Sólo para el director

Tan pronto vio el tubito, Archibald respiró con resignación. Si había algo que no le gustaba a su edad, y había tenido experiencias suficientes con ellos como para ser un desprecio fundado, eran los catéteres. Esos tubitos ávidos por raspar las paredes de la uretra y las enfermeras poco habilidosas al ponerlos, eran los enemigos más acérrimos de todo hombre que apreciaban a su minihombre, es decir de todos, hasta los de ficción. Tanto era así que Sherlock hubiera preferido ir a hacer turismo a las cataratas del Niágara con Moriarti a que le pusiera un catéter una enfermera inexperta. No obstante, a pesar de sus muchos y dolorosos defectos, el catéter no carecía de virtudes y una de ellas hacía las delicias de todo hombre perezoso, y aunque Archibald no lo era se decidió a aprovecharlo.

Como ausente, asintió a todo lo dicho por la enfermera sin prestar demasiada atención mientras un ojillo se le medio cerraba de vez en cuando por el gustillo que le daba vaciar la vejiga después de haberla tenido bien llena. Y es que lo hizo allí, delante de la enfermera. ¿Y por qué no hacerlo? Ella no se iba a dar cuenta (a no ser que prestara atención a la bolsita junto a la cama). Además Archibald, igual que toda persona que alcanza cierto número de lustros, sabía apreciar lo suficiente la vida como para liberarse de los inútiles pudores con los que los jóvenes condicionan su vida. Era algo que se podía comprobar yendo a cualquier playa, de esas en la que los slips ajustados medio ocultos por rebosantes barrigas velludas torturaban la vista de toda aquella persona con un mínimo criterio sobre el buen gusto y la estética.

Cuando terminó las palabras dichas por la mujer empezaron a llegar a su cabeza.

- ¿Un accidente? ¿Caro...li...- Apretó un poquito más. Eran las últimas gotitas.- ...na del norte? ¿En serio?

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22/05/2017, 20:50
Tamara Garrison, enfermera

- Sí, señor Crawford. - Contesta mientras continúa con su rutinario quehacer comprobando aquí y allá si te quejas cuando aprieta o escucha algo raro en tu interior. - Por lo que sabemos, cogió el tren en Richmond. Es posible que se dirigiera usted a la convención sobre ordenadores cuánticos de Atlanta. Respire hondo, y dígame si le cuesta o le duele algo.

Notas de juego

Resultado de la tirada: no recuerdas absolutamente nada, pero lo que te dice la enfermera tiene sentido.

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22/05/2017, 20:57
Melissa Earhart, enfermera

- Claro, en cuanto compruebe que todo lo que tome no será regurgitado, le traeré algo de beber, pero que tenga sed es buena señal, significa que su cuerpo funciona correctamente. Aguante un poco. Iré a buscar al doctor.

La enfermera sonríe, y sale caminando con cierta prisa.

Notas de juego

Resultado de la tirada: tanto la voz como la forma de moverse de la enfermera te son terriblemente familiares. La cara no te suena de nada, pero estás completamente seguro de que no es la primera vez que estás en su presencia, a pesar de que es la primera vez que estás en Carolina del Norte. Un nombre que te suena extraño pero es lo más nítido que se te viene a la mente, como si fuese una verdad absoluta, resuena en tu cabeza: Mérima Edea.

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23/05/2017, 17:47
Pedro Mondragón
Sólo para el director

Aquel nombre explotó en su cabeza como si lo hubiera alcanzado un rayo en plena tormenta. Carecía de sentido pero por alguna extraña razón parecía definir completamente a aquella mujer que se había presentado ante él como Melissa Earhart. La vio empezar a andar, dispuesta a marcharse con paso vivo en busca de un médico que no creía necesitar.

-¡Espere! -dijo con un tono de premura y cierta angustia al tiempo que se bajaba de la cama, arrastrando tras de sí el gotero con un golpe seco. Se detuvo tras trastabillar un par de pasos, apoyándose en la barra de metal de la cama-. No se vaya, por favor. Mérima... Mérima Edea -tartamudeó inseguro sin saber por qué actuaba de aquella manera ni por qué pronunciaba aquel nombre.

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24/05/2017, 00:36
Archibald T. Crawford
Sólo para el director

- ¿Convención de ordenadores cuánticos en Atlanta? ¿De verdad?

En principio lo dijo como aquellos que pretenden hacer creer a su interlocutor que les prestan atención por el simple hecho de repetir lo que acababan de decir añadiendo alguna que otra interrogación, pero lo cierto que después de pensarlo sí que le interesaba eso de los ordenadores cuánticos. Debía ser una gran convención si se había decidido a acudir a ella, después de todo si algo se puede decir de alguien que lleva americanas con coderas es que tiene buen criterio a la hora de elegir a reuniones científicas y tecnológicas a las que acudir.

- ¡Oh, genial! Una pena que no me acuerde de nada. ¿Sabe qué ponentes había? ¿Y cuántos días duraba? A lo mejor aun estoy a tiempo de ir- añadió esperanzado.- Ah, sí, sí, que respire hondo...- continuó tras ver la mirada de reproche de la enfermera.- Ahora mismo.- Y respiró hondo.- Y no, no me duele nada. La cabeza un poco, quizá, pero supongo que eso es normal, ¿no? Sí, seguro que lo es.

Suspiró sin saber cómo llenar el silencio incómodo que se había formado entre enfermera y paciente. Además no estaba seguro de a qué se debía tanta verborrea, pero quizá algún psicólogo lo achacase a un trastorno de estrés postraumático, una forma más de sobrellevar la tragedia, aunque la verdad es que Archibald no recordaba nada. Quizá ni siquiera recordaba cómo se debía comportar aquel que había estado en coma durante dos días después de un accidente de tren.

- Y dígame, si puedo preguntarlo, ¿cómo fue el accidente?

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25/05/2017, 14:46
Tamara Garrison, enfermera

La enfermera va contestando a tus preguntas de forma calmada y sistemática, como quien hace lo mismo cada día.

- Sí, señor Crawford. Es todo normal. Quizás demasiado teniendo en cuenta el accidente. - Sonríe tranquilizadora. - De todas formas, vendrá a verle el doctor, pero no creo que le dé permiso para salir en un buen tiempo. Ahora descanse. - Hace amago de tumbarte de nuevo y arroparte. - Del accidente, la verdad, no sabemos gran cosa. Parece que símplemente el tren descarriló, y aún están estudiando la razón. En seguida vuelvo.

Tamara se dirige a la puerta.

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25/05/2017, 14:52
The Strange

Casi en el mismo momento en el que la enfermera está saliendo por la puerta, escuchas algo de jaleo en el pasillo. Varias personas con pijamas y batas de enfermeros y auxiliares pasan por delante de la pared acristalada al trote, de tu derecha a tu izquierda, y su destino parece uno de los boxes del bloque que hay en frente del tuyo.

Sin embargo, las cortinas echadas en las paredes laterales te impiden la visión.

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25/05/2017, 14:54
The Strange

Justo en el mismo momento en el que la enfermera está saliendo por la puerta, escuchas algo de jaleo en el pasillo. Varias personas con pijamas y batas de enfermeros y auxiliares pasan por delante de la pared acristalada al trote, de tu derecha a tu izquierda, y su destino parece uno de los boxes del bloque que hay en frente del tuyo.

Sin embargo, las cortinas echadas en las paredes laterales te impiden la visión.

Al escuchar aquel nombre, Melissa ni siquiera se gira para mirarte, como si no le dijera nada, o como si no te hubiera escuchado, quizás por el jaleo. Te das cuenta de que no puedes ir muy lejos, al menos no de forma brusca. Nada más bajarte de la cama notas un tirón molesto en el meato del pene. Al mirar, ves que llevas puesto un catéter que termina en una bolsa enganchada de un lateral de la cama.

Uno de aquellos enfermeros que corrían por el pasillo entra en tu estancia y con cuidado, pero con cierta fuerza, te obliga a volver a la cama.

Notas de juego

Puedes tirar para una tarea de vigor si intentas resistirte. Si no, a la camita, y el enfermero se va.

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26/05/2017, 11:37
Pedro Mondragón
Sólo para el director

-De acuerdo, de acuerdo, volveré a la camilla -dijo conciliador -. Pero, ¿podría ayudarme retirando esto? -pidió en referencia al catéter que emergía de su pene como si de un largo parásito de plástico se tratara-. Por favor. Me molesta bastante -añadió para convencer al enfermero de la necesidad de aquello y poniendo un gesto de auténtica molestia-. ¿Y qué ocurre? ¿A qué se debe todo este movimiento?

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26/05/2017, 16:30
Archibald T. Crawford
Sólo para el director

Archibald obedeció como buen paciente, aun cuando probablemente no lo era, pero la enfermera por suerte todavía no había pasado tiempo suficiente con el paciente despierto como para saberlo. Así pues el científico desmemoriado se recostó en su cama y se tapó con las sábanas las partes que habían quedado al descubierto, no demasiadas por supuesto, sino el sonrojo del anciano brioso hubiera sido de órdago.

- ¡Enfermera!- gritó cuando esta salía por la puerta.- Perdone la molestia, ¿pero hay una tele? ¿Puedo verla? ¿Y un periódico?

No es que fuera demasiado aficionado a la caja boba, en realidad no lo era en absoluto, pero sin un libro ni otro divertimento no concebía más entretenimiento que la posibilidad de ver las noticias sobre su accidente en una pantalla, o en su defecto en una hoja entintada. Y Archibald lo hubiera hecho con gusto -por mero afán científico- si su atención no hubiera sido ganada por el jaleo en la habitación al otro lado del pasillo.

- ¿Qué ocurre? ¿Qué pasa?- preguntó irguiéndose intentando responder él mismo a las preguntas mirando por encima de la maraña de cabezas, pero nada.- ¿Es otro de los supervivientes del accidente?

La pregunta era tan lógica como lógico que era pensar que la respuesta era afirmativa. Si él había sido trasladado allí el resto probablemente no estaría muy lejos.

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30/05/2017, 20:41
The Strange

El enfermero duda un momento ante tu petición, y al final, te pide que te recuestes y te relajes para extraerte el catéter. De uno de los cajones saca un se pone unos guantes de látex desechables, y una caja de papel secante. La sensación es bastante molesta, pero dura poco.

- Otro paciente. El monitor nos ha avisado de una parada cardiorespiratoria. Debo ir a ayudar.

Deja el papel a tu alcance.

Notas de juego

Depende de si le preguntas algo más, se marcha o se queda.

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30/05/2017, 20:46
Pedro Mondragón
Sólo para el director

Relajarse mientras el enfermero manipulaba su pene no fue sencillo. Aun así, el resultado era mejor que tener aquel cordón umbilical uniendo su vejiga a la bolsa de orina.

-Gracias -dijo escuetamente y algo pálido-. ¿Algún otro superviviente del accidente de tren? -preguntó súbitamente inspirado-. Pero vaya, vaya. No quiero entretenerle -añadió cogiendo el papel secante y preguntándose qué debía hacer con él.

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30/05/2017, 20:50
Tamara Garrison, enfermera

- No, no hay nada de eso aquí. En la UCI, los pacientes deben estar tranquilos y descansar. Las noticias del exterior les alteran.

Tu segunda pregunta no es contestada. No estás seguro de si no te ha oído, o no ha querido oírte, pero finalmente se marcha corriendo en la misma dirección que el resto.