Partida Rol por web

Charles empezó a examinar la escalera después de qué sus compañeros le informaran sobre sus sospechas. A decir verdad, no sabía qué clase de cosa estaban buscando, aunque se le ocurrían algunas posibilidades. Pero claro, el reciente coma y la confusión generalizada no ayudaban precisamente a que pudiera centrarse en aquello. 

Algo os dice que la combinación no debe ser demasiado difícil para que no sea común equivocarse y perder el tiempo o incluso estropear los mecanismos, pero sí lo suficientemente ingeniosa como para que no se pueda usar por error.

Saltar los últimos escalones para llegar al suelo más rápido es algo común y hasta infantil de hacer, pero nadie que no lo piense antes y realice el movimiento a propósito dejaría de pisar el primer escalón. Una vez sabido eso, es fácil asimilar que símplemente debe hacerse lo mismo con el siguiente, y que la forma de terminar de bajar es indiferente (por si se llevara prisa).

Es decir: debe bajarse la escalera sin pisar el primer y tercer escalón.

Tomo un escalpelo, estaba a mil millas de su espada pero menos era nada.

Tenemos que probar combinaciones o nos quedaremos atrapados aquí, alguien tiene idea de este tipo de dispositivos? 

Confiaba secretamente en que alguno de sus compañeros pudiese hallar la solución! Muestras examinaba con detenimiento el tramo de escaleras.

Edmond observó con detenimiento las escaleras una vez más. Sabía que la respuesta estaba al comienzo o al final de los escalones, así que se dedicó a pisar y no pisar diversos escalones finales. Básicamente los tres últimos ya que un cuarto se le antojaba demasiado lioso para cualquiera y una probabilidad podía ser evitar pisar los mencionados escalones, obligando a un salto absurdo. No, lo lógico serían tres escalones y por tanto las combinaciones no eran muchas. Aun así nada ocurrió.

Bueno, pues probemos los tres primeros escalones, se dijo mientras subió el tramo y comenzó a hacer combinaciones sobre pisar unos y otros no durante el descenso. A los pocos segundos algo sucedió...

Parecía que Edmond había llegado a idéntica conclusión que él, así que se abstuvo de seguirle y se limitó a observar sus pasos.

-Eso es. No pises ni el tercero ni el primer escalón -dijo en voz alta al verle evolucionar sobre los peldaños. 

Ante la expectativa de que la pared se descorriera y dejara a la vista una potencial amenaza, Pedro se armó con el bisturí.

Se escuchó un "click", tan leve, que nadie diría que ese sonido lo haría el mecanismo de dos grandes, y por lo que podéis comprobar mientras se abren, pesadas puertas que baten hacia el interior de la nueva sala que se abre ante vosotros.

En esa nueva penumbra, se ve un pequeño tramo de escaleras descendentes. El suelo parece de piedra maciza. Un par de metros más adelante por el pasillo que forma ese nuevo tramo, se observa una puerta que parece cerrada con una simple barra de madera a modo de pestillo, muy del estilo medieval.

El eco de la sala parece traer una respiración fuerte, del otro lado de la puerta.

Por suerte, algunos de sus compañeros sí encontraron el mecanismo adecuado para desbloquear el pasillo. El cambio en la arquitectura fue evidente para todo aquel con ojos, pasando de repente a un estilo mucho más medieval. Uno que, en cierto modo, le resultaba levemente familiar. Al menos, más cercano que las instalaciones en que se encontraban. Y detrás de esa puerta cerrada, algo aguardaba. Seguramente el guardián o guardianes sobre los que habían sido advertidos. 

-Preparaos, creo que ahí delante empieza lo difícil-replicó Charles, sosteniendo una de las herramientas quirúrgicas obtenidas. El mejor arma de que disponían, aunque no era ni de lejos lo que le gustaría manejar en esos momentos. 

Sintió su pulso acelerarse como siempre que la pelea se intuía. Su viejo hermano de armas estaba en vanguardia y no pensaba quedarse atrás.

Vayamos codo con codo, como en los viejos tiempos joder.

Y sin más, comenzó a descender hacia la puerta.

Eureka, pensó cuando vio la pared moverse, recordando una palabra aprendida recientemente y que en un idioma antiguo significaba "lo logré". O algo por el estilo.

Descendió los escalones, llave para abrir el acceso oculto, y se juntó al resto de compañeros. Miró las manos de Charles, con diverso material quirúrgico, y cogió unas tijeras alargadas y puntiagudas.

- Me quedo con esta - dijo con media sonrisa. Después miró al frente y la continuación recién descubierta. Resopló levemente y avanzó -. Vamos allá - comentó caminando junto al resto.

El estado de ánimo de sus compañeros le parecía excesivamente entusiasta, más próximo a un deseo de morir que de otra cosa. Así que manteniéndose en la retaguardia, bisturí en mano, dejó que avanzaran ante él, como un comité de bienvenida de dudoso futuro.

-Difícil, codo con codo, los viejos tiempos, vamos allá -dijo con sorna-. ¡Tened cuidado y dejad de ir de alfas!

- Eso es, ¡adelante! ¡A por ello! No podemos dejar que la dama se enfrente sola a ese monstruo. Conseguiremos nuestras armas, nos desharemos de lo que sea que haya ahí detrás, y salvaremos a... ¿cómo se llamaba? ¡Da igua! ¡La dama en apuros! De eso en Ardeyn seguro que sabéis mucho. De damas en apuros custodiadas por grandes y peligrosas criaturas. Seguro que no vamos a hacer aquí nada que no hayamos hecho antes. Así que, ¡con valentía, muchachos!

Podéis observar cómo las criaturas anfibias han tomado una postura casi marcial durante el discurso de Archibald, y parecen un ejército dispuesto a todo, y hasta vosotros mismos os sentís más capaces de cualquier cosa. Más seguros.

Pedro se situó en la pared izquierda, a falta de que alguien asumiera el mando y estableciera el orden de marcha. Comenzó a avanzar lentamente, atento a cualquier sorpresa que pudiera aguardarles, cosa en absoluto extraña a la vista de todo aquello. Si habían empezado con un juego de ocultación, no se habrían dejado nada pendienet para el resto del camino hasta su objetivo, fuera este el que acabara siendo.

Charles avanzó con el resto de sus compañeros, sabiendo que muchos de ellos no debían ser muy duchos en peleas y tampoco tendrían muchas ganas de abrir la marcha, se ocupó él mismo de dicho cometido. Avanzando por la pared derecha, con una de aquellas armas improvisadas en la mano, se mantuvo alerta. En cualquier momento, el enemigo podría caer sobre ellos. 

Se colocó sin pensarlo junto a su antiguo compañero de armas, y avanzó confiado pegado al lado izquierdo.

Acabemos con esto de una vez Gav, hemos estado peor. Y mantuvo una mirada pensativa a la escueta hoja que portaba.

Es una pequeña variación. Para quien no se fije, probablemente sólo un arañazo en la pared, pero tú has visto el patrón conocido de algo que se intenta disimular: en la pared hay algo parecido al ojo de una cerradura.