Partida Rol por web

feLIX AÑO!! Y DE PASO MENSAJE GLOBAL

EStoy teniendo diversos problemas con mi conexion y ordenador, intentar3e estar presente mañana para poner todo en orden.

-Bueno... es una opción.-Pensé sin reparar en el silencio de arriba, después de todo esperaba que hubieran terminado de hacer lo que tuvieran que hacer y yo pudiera salir tranquilamente de aquel lugar.

Así que me quite la mochila, metí la culata del arma dentro de ella, con la esperanza de amortiguar el posible sonido que surgiera al golpear el cristal, para poder entrar y hacerme con esos mandos, que con suerte me dieran la ansiada libertad.

Colocando cuidadosamente la mochila para hacer el menor ruido posible, te preparas para dar un fuerte golpe contra la ventana y... 

¡CRASH!

Como si todos los ruidos del mundo se hubieran puesto de acuerdo para sonar a la vez, te quedas algo aturdido tras el golpe. Una multitud de pequeños cristales, provenientes del que ha explotado, te hieren el brazo. Por si fuera poco, parece que la pistola se había disparado del golpe, provocando una respuesta de múltiples disparos en otro lugar del parking, cada vez más cerca. 

La parte buena es que has podido abrir la ventana y parece que en el interior de la caseta hay unos controles para manejar la puerta del garaje.

-Joder. -Ahogue un grito al sentir los cristales en el brazo, al parecer como la noche, la suerte se me estaba acabando y todo empezaba ha ir de culo o peor. Pero no tuve mucho tiempo para quejarme al escuchar disparos en respuesta al mio. Por lo que procure darme prisa, quitándome los trozos mas grandes de cristales en mi brazo, vendarlo con el pañuelo de los mocos, que por suerte hoy estaba limpio, y coger las llaves que abrieran mi infierno personal, de aquella garita que me había dado tantos quebraderos de cabeza en tan poco tiempo.

-Vale... la entrada tiene que estar por allí. -Me mentalice con el momento y me puse en camino hacía la salida, para poder abrir la puerta y salir del sitio ha escape, pero caminaba entre los pilares y los coches, en al zona mas oscura de aquel garaje, esperando que fuera menos visible que un pedo en una discoteca.

Mi mano abandonó con dureza el escote de la hermosa presa que me habían traido y mis facciones se tensaron por un momento, pero era un hombre de negocios después de todo. Podía hacer concesiones, pero hasta un límite. Repasé al tipo con disimulo dejándome claro que seguramente sería un marine frustrado.

- Está bien, su preciosa socia puede acompañarlas - aquel plural remarcado en mis labios sonrientes indicaba que mi secretaria iria también si o si.

Esperé a que las tres desaparecieran tras la puerta para ofrecerle una copa de uno de los camareros al desconocido - Disfrute de la exposición. Solo una cosa. El arte no se daña - esperaba que quedara claro, que una cosa era disfrutar de las delicias que nos proporcionaban aquellas chicas expuestas y otra, maltratarlas o hacerles daño.

Candy te había dado un suave apretón en el codo para que estuvieras tranquilo. Ella protejeria a Wendy. Las viste irse y preguntaste al tipo por el baño. Indicó a un camarero que te acompañara al aseo, el cual también estaba tras la misma puerta por donde se habian ido ellas, solo que ellas habian girado a la derecha en el pasillo y tu a la izquierda. Entonces te fijaste en el bulto que se remarcaba levemente bajo la chaqueta. Seguramente sería una pistola. Te dejó en el baño y esperó fuera

Era un aseo típico pero minimalista. Pudiste mirar la foto y comprobar que el de fuera, no era Tony. Entonces, sobre la musica que llegaba amortiguada, se iban clareando otros sonidos cercanos. Parecian gemidos que no dejaban muy claro si eran de dolor o de placer. Quizás ambos.

Nena, te dejo en stand-by en la habitación con Candy. A no ser que quieras que te rolee algo.

A ver si no me da el bajón de nuevo, porque he estado a punto de decirte de cerrar la partida, pero bueno, me gustaria darles un final a los dos que quedan

Después de coger la llave-mando que abre el garaje, sales de la caseta del guardia, intentando ocultarte... cuando se encienden todas las luces del lugar. Al parecer alguien ha tenido la buena idea de darle al interruptor de la luz para buscar a otro alguien.

- ¡Ahí está! ¡Cogedlo! - grita uno de ellos desde otro lugar del aparcamiento. 

Estás cerca de la puerta y te basta con pulsar el botón para que la puerta comience a abrirse, aunque no sabes cuánto tardará. Sea como sea, tres hombres vestidos con máscaras y bien armados echan a correr hacia ti, disparando por el camino. 

Sólo fue un instante, pero pudo observar la reacción de Marshall cuando le apartó a Wendy de sus "garras". Estaba claro que era un tipo que no estaba acostumbrado a recibir negativas por nada, ni a ceder… Pero también era la suficientemente diplomático como para no generar problemas y aún así, seguir imponiendo sus condiciones.

Asintió e hizo un gesto con el brazo otorgándole esa condición. No le importaba que la secretaria estuviera con Wendy, lo que más le importaba era que no estuviera sola. El gesto de Candy le proporcionó algo de tranquilidad. No quería perder el control de la situación… Ni de Wendy, por si perdía la cabeza al ver a Tony…

Tras ver cómo las tres se marchaban, aceptó la copa de Marshall y se dirigió al baño.

Como había supuesto, la vigilancia estaba armada, había que andarse con pies de plomo.

Y si los seguratas iban armados, era porque esa zona no sería tan segura. Marshall desconfiaba de alguien, o de todo el mundo… O quizá era el propio Marshall quien no era de fiar.

Desde luego, montar una fiesta así era una trampa con un cebo muy apetecible y que todo acabara en un baño de sangre…

Esta noche ya no daría para más, pero para el año siguiente, si la cosa no cambiaba mucho, Edgard Marshall formaría parte de su lista.

Una vez dentro del baño, rápidamente comprobó la foto de Tony, no parecía ser él. Igualmente, se la envió a Candy.

Ahora que disponía de privacidad, era hora de improvisar un arma, por si acaso. Afuera estaba complicado, más seguridad de la esperada. Un momento… Esta gente son unos pervertidos, no sería nada extraño que hubiera cámaras incluso en los baños. ¿Quien iba a denunciarles?

Introdujo los dedos tras los espejos, los lugares más probables para instalar cámaras espías, con el fin de apartarlos un poco de la pared y ver si había las supuestas cámaras.

Si las había, no le importaba que pensaran que no quería que vieran sus "intimidades", así que tenía la excusa para ponerse a buscar.

En caso de no encontrar nada, una de esas toallas de mano y un trozo de cristal roto con cuidado podrían formar fácilmente un pincho carcelario. La varilla del portarollos del papel higiénico también era otra opción, si ésta resultaba ser metálica.

Algo era algo… Pero estaba condicionado a que no hubiera cámaras.

Que encendieran la luz fue lo peor que me hubieran podido hacer, sin contar el dispararme que eso vendría poco después, pero aquel fogonazo me cegó por casi un segundo completo y en lo que tarde en orientarme ya llovían las balas al grito de algún cabrón que quería mi cabeza.

No se si era porque les había robado la presa, porque eran parte de la seguridad de ese capullo sado o simplemente porque querían engordar sus marcas de muertos antes de que tocara el alba, pero no pensaba pararme a preguntarles. Así que eche a correr hacia la salida tan pronto diera al botón, intentando poner pies en polvorosa antes de que las balas decidieran darme.

-Joder... al menos son tres tíos y yo solo uno.... Vale... Jousi es hora del humo. -Me susurraba para darme ánimos, mientras quitaba la anilla a una de las tres granadas de humo que me quedaban y la soltaba entre ellos y yo, para evitar ser visto y disparado.

El sonido del disparo rebota por todo el aparcamiento, pero por suerte no parece haberte dado. La bomba de humo rueda por el suelo con un claqueteo y empieza a soltar su caracterísco humo blanco, cubriendo el espacio entre los mercenarios y tú. Oyes otro par de disparos, uno en tu dirección que te pasa por encima sin llegar a darte y otro que suena algo más lejos. No ha sonado el rebote de la bala, pero sí suena un grito de dolor en otro de los mercenarios. 

- ¡GILIPOLLAS! ¡QUE SOY YO! - ruge uno de ellos. Para entonces, la puerta metálica se ha abierto lo suficiente para que alguien se pueda escapar rodando o lo suficientemente agachado...

La idea había funcionado, al menos la parte del humo, pero la maldita puerta se movía tan jodidamente lenta que no parecía subir nunca, o tal vez mi corazón bombeaba a tanta velocidad que me parecía que le mundo se movía mas lento a mi alrededor, fuera lo que fuera, estaba en una mala situación y no podía continuar eternamente evitando la confrontación. O eso pensaría si no tuviera aun un par de granadas de humo en la mano, listas para lanzar una de ellas a la propia puerta, para salir de ella sin llevarme una bala en la espalda a las puertas de la libertad. Así que memorice la linea que debía recorrer hasta la puerta, lance la granada y corrí hacia la salida, con suerte estaría fuera antes de que las balas silbaran a la muerte mi nombre.

La siguiente bomba de humo se acumula con la que ya había, creando una nube un poco más densa que impide la visión. Los disparos nuevamente suenan, bastante más lejos de tu posición, aunque uno suena demasiado cerca...

Pero lo más importante es que la puerta del garaje está casi abierta, por lo que puedes salir corriendo al exterior. Las calles parecen menos oscuras y debe de quedar muy poco para que salga el sol y sea el fin de esta terrible noche. La pregunta es ¿podrás sobrevivir hasta entonces? ¿Adónde irás y cuánto más te querrán perseguir esos mercenarios?

-¡HM! -Mientras las balas volaban solo pensaba en escapar de aquel puto infierno de humo y acero. Apenas hice ruido cuando una de aquellas balas me mordió, solo pensaba en buscar el exterior, esperando que mis perseguidores aun pensaran que estaba allí, con ellos entre el humo, para poder salir a escape. Buscar el amparo del día. Ahora mi esperanza era escuchar las campanas que indicaban el final de la noche o al menos un sitio lo suficientemente oculto y alejado, para pillar un coche y salir de allí. ¿Donde estaba el mio? Que hice con ello. Ahora mismo solo tenia en mente salir del garaje sin reparar en nada mas que sobrevivir un minuto mas.

Por suerte consigues encontrar lo que parece la única cámara detrás del espejo, y la mueves para evitar que te vean "hacer tus cosas". La varilla del portarrollos es metálica, pero no parece especialmente resistente y casi es más posible que entorpezca tu misión a que te sirva de algo. Por otro lado, hay dos espejos y uno es más o menos fácil de romper. Consigues aislar el sonido de los cristales rotos con la toalla y preparar tu arma improvisada.*

Después de aprovechar para aliviarte y para preparar tus herramientas, te acercas a la puerta para salir y escuchas algunos gritos al otro lado. No has llegado a oír disparos, pero sabiendo que los camareros van bien armados, no te extrañaría que eso pasara de un momento a otro.

Sientes un intenso dolor en el brazo izquierdo cuando uno de los disparos te alcanza, un golpe de frío tan intenso que te arde. La adrenalina consigue que ignores en parte ese dolor y sigas corriendo, huyendo de ese maldito garaje. Llegas a la calle mientras más disparos resuenan a tus espaldas, donde los primeros rayos del sol se han comenzado a filtrar entre los grandes edificios de Manhattan. 

Oyes los pasos de los tres mercenarios acercándose más mientras te intentas ocultar entre los coches. Si no se han cansado ya, es porque tal vez ya no les interesa seguir vigilando el edificio sino porque están buscando alguien con quien divertirse lo que queda de noche. Y estás seguro de que no necesitarán mucho tiempo para poder conseguirlo. 

Cuando parece que están demasiado cerca, echas a correr a la desesperada y entonces lo oyes. No es un disparo, es la misma sirena que ha sonado al principio de esta misma noche, indicando el final de la misma. Los mercenarios se detienen y te miran un momento, antes de negar con la cabeza y volver por donde han venido. En tu móvil compruebas la hora: Las 7 en punto. Has conseguido sobrevivir a esta noche y llevarte un buen pellizco por dos presas, lo suficiente como para tener una vida más "cómoda", si es lo que te interesa. Aunque el dolor del brazo te indica que lo mejor es que acudas a un hospital.

-¡Sí joder! Jousi eres el cabrón con mas suerte de la purga. -Esas fueron mis palabras de auto-celebración cuando sonó la campana del fin de la noche. Y pese a que tenia un tiro en el brazo y el tobillo tocado, había sobrevivido y no solo eso, tenia algo mas de 60.000 pavos limpios entre apuestas y encargos, para poder pagar las jodidas deudas y empezar una vez por todas de cero. Ademas con las armas que había recuperado, seguro que podía sacarme un dinero extra.

-Bueno hora de ir al hospital a que me miren el brazo. Tendría cojones que me diera algo y muriera por no curarme la herida, tiene que a ver una ambulancia por aquí, suelen haber bastantes al amanecer después de la purga. -Tranquilo de que nadie me buscara para darme el susto final, caminaba tranquilo pero sin pausa hacia el hospital mas cercano, pero si por el camino me encontraba una ambulancia seria la primera al que pedirle ayuda.

-Creo que después iré donde Nibb, si es que esta vivo, seguro que acepta una copa del Jousi renacido... y puede que sepa de alguna buena pelea de gallos. -Había sobrevivo, seguramente gracias a la suerte del novato, y necesitaba celebrarlo.

Esbozó bajo la máscara una mueca al examinar su nueva "arma". No sería la más efectiva del mundo si entablaba combate, pero para pillar desprevenido a su objetivo y clavársela en el cuello sería suficiente. La disimuló como pudo en la manga y se dispuso a salir de nuevo al salón.

Justo en el momento en que iba a estirar del picaporte de la puerta escuchó el jaleo de fuera. Algo se había ido de madre. No había disparos todavia, y sólo deseaba que las chicas no estuvieran involucradas.

Casi de forma automática, se colocó tras la puerta y empuñó el pincho improvisado. Si alguien entraba podría "emboscarlo" antes de que lo viera… y si ese alguien resultaba ser uno de los seguratas, mejor que mejor, esto le podría hacer conseguir un arma…

Tenía que comprobar si Candy y Wendy estaban involucradas y no quería perder la posible ventaja de su escondite… Cogió el móvil, sin dejar de estar pendiente de la puerta y los sonidos más próximos a ésta. 

Puso el teléfono en silencio, marcó rellamada (a Candy) y esperó respuesta mientras seguía acechando la puerta.