Partida Rol por web

-No, por supuesto que no- digo negando con la cabeza y aferrando mis manos a los brazos de Marcos, buscando apoyo en él -Si vamos, de ésta no saldremos vivos...

Aunque a primer instancia no habíais visto nada, pues estabais concentrados en aquellos motoristas, algo pareció que dejó helados y paralizados a Isabel y a Marcos. Tras la nube de polvareda que habían levantado esos motoristas habúan una jauría de caminantes que les iba siguiendo la pista. No sabiais si aquella gente había provocado ese fenomeno a proposito o simplement habían sido inconscientes, pero gracias a sus ruidosas motos, parecía que habían despertado y activado a todos los zombis de la zona que ahora se dirigían en multitud hacía esas calles. Nunca habíais visto un enjambre de caminantes tan grande y menos dirigiéndose hacia vuestra posición.

Cuando os percatáis de lo que está pasando, las motos ya han pasado de largo y observáis como esa marea de gente infectada se dirige, tanto por la calle principal como por las laterales en dirección a ese ruido.

Tuve que tapar mi boca para ahogar un grito ante aquella devastadora situación.

-De ésta no saldremos con vida...- susurro cerrando los ojos y negando con la cabeza. No sentía mis piernas y la poca esperanza que tenía, había desaparecido.

Asiento a las palabras de Marcos, aunque dudaba que pudiéramos salir de allí con vida -Quizás las motos los ahuyenten, pero debemos avanzar... hacia allá- señalo en la dirección que miraba Marcos, era la única salida que teníamos -¡¡Deprisa!!

Empezasteis a correr en la dirección de la que veníais. Nunca habíais presenciado algo tan horrible como aquella horda de muertos andantes por todas partes. Los malditos de las motos parecían haber despertado todo el pueblo de cadáveres que vagaban por todas las calles y callejuelas. Algunos de esos seres eran torpes y apenas podían andar bien, otros que se mantenían en "mejor estado" empezaron a dar zancadas y pasos mas rápido al detectaros en movimiento.

Seguisteis corriendo de vuelta pero en seguida os tuvisteis que desviar pues en una de las esquinas a las que ibais a girar os encontrasteis de lleno con otro grupo de esos seres.

Sin deteneros, seguisteis por otro camino, teniendo la sensación que empezabais a dar vueltas sobre las mismas calles, y que en cualquier momento os podíais quedar encerrados.

Un costado comenzaba a dolerme. Por cada inspiración sentía una fuerte punzada. Necesitaba detenerme y respirar profundamente y quizás así aliviar un poco aquel intenso dolor, pero, si nos deteníamos moriríamos en cuestión de minutos o segundos.

La situación era poco alentadora. El miedo y la frustación del momento se apoderaban lentamente de mí. No había esperanza, la había perdido... estábamos perdidos y seríamos comida fresca para esas criaturas.

Era tan joven para morir, tantos sueños por cumplir, tantas cosas por decir... Aprieto fuerte la mano de Marcos y lo contemplaba, quizás pronto nos separaría la muerte y aquello era insoportable pensarlo.

Incumpliría la promesa a Liz, no podríamos regresar a salvarla y su destino quizás sería como el nuestro. ¿Qué sentido tenía seguír corriendo?.

-No quiero convertirme en uno de ellos... prefiero la muerte- digo con firmeza a los chicos, entre jadeos y una vez más, aprieto la mano de Marcos.

Dios... esto no podía estar pasando. De un posible plan de asalto a nuevos vehículos, armas y alimentos hemos pasado a ser el objetivo de una turba de zombies descontrolados... ¡No debimos dejar la casa!

Miro a ambos lados, y veo correr a Marcos e Isabel. Les sigo, apenas consciente de si es la mejor opción o no, pero el profundo miedo de la visión de lo que se nos avecina apenas me permite pensar. ¡Pensar! ¡Eso es! Me detengo un segundo, lo mínimo que necesito para poder reflexionar con coherencia. "Estas criaturas no piensan... actuan por instinto" pienso para mis adentros "se guian por el ruido de posibles víctimas... Piensa, Romo, piensa..."

Aquellos seres, aunque no podían correr mucho parecían no cansarse, tras estar corriendo un rato, veíais como no paraban de salir por todas las calles, poco a poco ibais dando vueltas sobre el mismo punto, cada vez había menos salidas. Ahora habíais llegado en un punto que parecíais rodeados.

La situación era desesperada, y muchos se habrían sumido en el caos y la desesperación. Pero tu aún no te habías rendido, con la misma determinación que habías tenido hacia tiempo para superar algunos obstáculos de tu vida personal, te mantuviste con serenidad y analizaste la situación. Dedicaste unos pocos segundos, que es el tiempo que teníais antes de que esos cadáveres andantes se abalanzaran sobre vosotros.

Aunque todas las vías de escape parecían cerradas, había un pequeño tramo de escaleras, que subía hacía lo que parecía el barrio antiguo de ese pueblo. Seguramente era vuestra mejor baza, pues solo había que esquivar un par de esos 'caminantes' para conseguir acceder a esas escaleras.

 La situación era cada vez mas desesperada, cada vez quedaban menos caminos por los que girar, y os disteis cuenta cada uno de vosotros de la cruda realidad, estabais rodeados, pues cada vez había menos salidas por las que correr. Llegados a un punto, os encontrabais en medio de dos calles y vuestros ojos contemplaron no sin miedo, que estabais completamente rodeados.

Apenas teníais unos pocos segundos para reaccionar. Buscabais como locos alguna manera de salir de esta, aunque a cada momento que pasaba, os sumíais en un gran vacío interior, aceptando casi que vuestros pasos habían llegado a su fin.

Pero algo os permitió albergar una vez mas esperanza. Isabel parecía muy concentrada, y había puesto su mirada fija en un lugar, mientras vosotros dabais vueltas buscando con desesperación una ruta de escape.

- ¿Has visto algo, Isabel? - pregunto casi gritando, pues la tensión de la situación me está superando. Miro a mi alrededor, y en dirección a donde mira la joven, pero no termino de descubrir en que se está fijando.

Acto seguido, saco de la mochila el espetón de la chimenea que cogí antes de salir de la casa, y me adelanto a mis compañeros, sujetando mi improvisada arma con ambas manos.

- ¡Vamos, moveos! - exclamo sin mirar a mis amigos - ¡Si hay alguna posibilidad de salvaros, intentadlo! Yo os cubro las espaldas...

Corrían sin cesar, sin darle tregua al cansancio y, sobre todo, sin dejar que el desánimo les quite las ganas de seguir luchando. A su alrededor solo hay muerte, cada camino solo retrasa un poco mas lo inevitable. Pero Isabel ve algo, se nota en sus ojos. ¿Es esperanza? Marcos no lo sabía, pero confiaba en ella como no había confiado en nadie en su vida.

Las palabras de Romo sonaron a despedida.

-No seas idiota, un pedazo de fierro no los va a detener-  sus ojos iban de un lado a otro, no veía ninguna salida, no entendía que podía ver Isabel que los salvara…

Los zombis estaban cerca, el hedor a carne podrida y sus gruñidos inundaban el aire haciendo que cada segundo pareciera el último.

-Isabel, para donde vamos- dijo en su oído con una tranquilidad que no sentía.

Corría con todas mis fuerzas, luchando por sobrevivir a aquellas criaturas. Por un instante me dejé invadir por el pánico, pero debía pensar con cabeza fría y quizás así lograría encontrar una solución a tan amenazadora situación.

Mi corazón dió un vuelco y levantando un brazo, señalo hacia un pequeño tramo de escaleras, que subía hacía lo que parecía el barrio antiguo de ese pueblo.

No prestaba a las palabras de los chicos, ni a las criaturas que deseaban deborarnos, aquel tramo era nuestra única esperanza.

Una ligera sonrisa se dibuja en mi rostro -Allí...- digo con un hilo de voz -¡¡Allí!!- ésta vez con entusiasmo y en voz bastante alta, casi un grito y acto seguido, me encamino hacia allí, tirando de la mano de Marcos y mirando a Romo por encima del hombro, sonriente.