Partida Rol por web

Darren se aferra a Willow mientras su última mirada es hacia Ben -¡¡¡HUYE!!!- grita con su voz desgarrándose, pero la criatura que era antes su amiga no parece dispuesta a darle tregua. Sin más, Willow, o lo que era Willow hace unos minutos, se lanza a por el cuello del chico, mientras ahora ella le rodea con sus brazos y sus manos se clavan en su cuerpo con violenta fuerza: ahora es él el atrapado. La sangre brota de la herida mientras el chico emite un grito de dolor cargado de angustia. Willow arranca un pedazo de carne del muchacho, rasgándolo con brusquedad, haciendo que la vida se le escape a borbotones al joven... y en su garganta se ahogan sus últimos gritos, asfixiados en un torrente de sangre que escapa por su boca, mientras sigue abrazado al zombie para evitar que se mueva.

En los ojos de Darren hay miedo, hay dolor, pero también hay un destello de libertad... como si hubiese estado buscando aquello para liberarse de sus propios demonios. La última mirada que le dedica es a Ben, a su compañero, antes de que otro mordisco en su cuello, esta vez recibido sin sonido pero con una mirada de sufrimiento. Sus músculos fallen desplomándose sobre su atacante, y ésta se da un festín con él. Se había inmolado para darle una ventana, aunque fuese minúscula, de oportunidad a su grupo.

Y para Ben sólo había dos opciones. Limpiar el desastre o huir cuanto antes. No había ya nada allí que valiera la pena y los otros habían partido en busca de medicinas. Estaba sólo y probablemente a merced de los caminantes y los peligros del apocalipsis.

Los últimos extertores de Darren Kindelán fueron la señal de que era el momento de tomar una decisión.

Tara abre la puerta, pero en lugar de recibir una embestida y hacer blanco fácil en los chuchos, se encuentra con una falsa tranquilidad. La ex-combatiente tiene el arma en frente, presta a disparar... pero la temporal ausencia de los animales parece dejarla pasmada por unos preciosos instantes...

...Valiosos segundos en los que los dos canes aprovechan para escabullirse junto a ella, quien no puede alcanzar a alertar a sus compañeros tras ella. Un ladrido hambriento se escucha y Kat trata de hacer blanco, pero los animales parecen haber elegido su propio blanco.

Y Enrien está en la cola, aferrándose a su arma, blandiéndolo con fuerza tratando de hacer un blanco. No obstante, nada de ello era ni remotamente similar a las artes marciales a las que estaba acostumbrado, aquellas criaturas hambrientas y extrañas, que habían estado alimentándose de carne de caminante parecían estar en un frenesí rabioso, soltando una babaza rojiza por la boca, emitiendo un gruñido furioso. Lo primero que sintió es el mordisco en su pierna, un mordisco fuerte, un dolor insoportable... al que siguió un desgarrón que lo hizo perder el equilibrio soltando su bate. El eco metálico sobre el suelo sirvió distrajo su oído, mientras sentía el hedor espantoso del aliento del otro perro y luego los colmillos del mismo clavándose en su rostro, apretándole... las mandíbulas se abrían, se cerraban y halaban su piel inclementemente, arrancando porciones de su cara, cegándolo en medio de un aluvión de su propia sangre y del dolor agudo y penetrante cuando su ojo derecho fue arrancado sin piedad. No pudo resistirlo, no pudo soportarlo demasiado antes de tener que gemir y gritar, tratando de quitarse a los animales con sus brazos...

PUM, PUM

El sonido de un disparo y el chillido de uno de los animales acabó el ataque, luego la furiosa estocada de Kat con un machete acabó con el segundo. El primer animal se alejó cojeando unos pasos para caer al suelo mal herido, el otro moría con el lomo atravesado.

Y entre los dos, estaba Enrien. Respira con dificultad. Su rostro es apenas un montón de carne deforme, el cuenco vacío de su ojo derecho deja brotar sangre profusamente, y sus labios no existen ya. Su pierna también sangra profusamente y es poco probable que pueda levantarse ya, al menos como el mismo Enrien de antes, y las dos mujeres contemplaban impotentes como su compañero había caído en el ataque relámpago de esos malditos animales, sin poder salir de su asombro, ni de su horror.

Enrien casi desesperado y azuzado por el dolor, agarra el bate del suelo. Medio ciego y enfurecido arremete contra el animal que aun pervivia, casi sin darle tiempo a reaccionar reventandole la cabeza con el bate.

Entra y realiza lo propio a los de la bata en una danza de muerte que riega de sesos el suelo de la consulta.

Ya una vez acaba "mira" con su ojo tuerto a donde estan las chicas. Suelta el bate y se acerca hasta donde estan ellas y les sonrie con lo que queda de cara.

- Esta claro.... que me tengo que buscar compañeros con las mismas pelotas que mis compañeras.

Les dice al tiempo que desarma a Tara y se apunta dentro de la boca al paladar. No queria morir... no queria, pero menos queria convertirse en una bestia de esas y aun cuando consiguiera no convertirse por un milagro de vete a saber tu quien, la herida de Willow se estaba complicando y era un rasguño en comparacion a la tortilla de carne que tenia por cara en esos momentos. Dedico su ultimo pensamiento a su escuela y sus alumnos.

Un disparo sono en la estancia ante la mirada atonita de ambas muchachas. Antes era poco probable que Enrien se levantara, ahora era una certeza.

No podía creer lo que había ocurrido ante sus ojos, la chica dulce, amable y que lo había ayudado, ahora se había transformado en un zombie. Ni él ni Darren estaban preparados para esa escena tan terrible, por lo que nada pudieron hacer cuando ella se lanzó contra ellos viéndolos como alimento. Para suerte de Ben Darren se puso en medio salvándole la vida, aunque a un precio muy alto...El zombie le arrancó la garganta a mordidas al muchacho ante la mirada impotente del bombero. 

Ese chico que siempre pareció un cobarde encontró la valentía de un héroe en sus últimos momentos y Ben se prometió que su muerte no sería en vano. Con lágrimas en los ojos levantó su hacha para matar a ese monstruo en el que se había convertido Willow, cegado por la tristeza, el miedo y la ira no le importó dañar las provisiones y la auto caravana en el proceso, lo único que le importó en ese momento fue ponerle fin a esa bestia para finalmente permitir a la dulce chica descansar en paz. 

.-¡¡¡LO LAMENTO!!! Fue lo único que pudo decir mientras trataba de impactar a su antigua compañera. 

Una vez más Ben se encontraba luchando por su vida, una vez más Ben vio a un amigo ser devorado y una vez más tuvo que presenciar la transformación de alguien a quien apreciaba. La vida del bombero en esos momentos se había convertido en un verdadero infierno. 

Todo sucede demasiado deprisa, los perros atacan y para cuando nos libramos ellos la cara de Enrien es un amasijo de carne.

Afectada por lo ocurrido apenas soy consciente de que me arrebata el arma  -¡¡No!!- Digo reaccionando cuando se mete la pistola en la boca, pero la reacción llega tarde. El disparo resuena en la habitación y Enrien se desploma.

-¿Que has hecho?- Pienso mientras me acuclillo a su lado. Era un cabeza de chorlito pero empezaba a caerme bien, siempre dispuesto a correr riesgos por peligroso que fuera, quizás nos parecíamos demasiado.

Un charco de sangre se va formando a su alrededor mientras impotente intento detener la hemorragia de su cabeza, aún a sabiendas de que es inútil. Tardo un rato en resignarme a su muerte.

Finalmente le cierro el único ojo sano que le queda y recupero mi arma de entre sus dedos ya sin vida. Sin duda echaremos en falta la fuerza de Enrien, pero no puedo derrumbarme ahora, no cuando Willow quizás aún pueda salvarse.

-Traigamos al resto.

-¡¡No, Enrien!! -Kat intentó detenerlo al adivinar su intención, pero.. ¿realmente era necesario? Sin duda Enrien hizo lo que debía, tales mordiscos habían sido infecciosos sin duda.

El disparo resonó en la estancia, y Tara y Kat de pronto estuvieron realmente solas. Si algo más se movía en la estancia sería un podrido, así que mejor sobreponerse a la pérdida, y reaccionar.

La chica se acercó a Enrien, y buscó sus armas. Con un gesto cómplice se despidió de él murmurando "Que descanses, valiente", y se puso en marcha tras Tara.

-Vamos a por lo que haya, Tara. Enrien debe quedarse aquí. -Ahora tocaba volver a la realidad, y al riesgo. Un respiro hondo, y a revolver los cajones en busca de los ansiados medicamentos.

Para cuando ha terminado, el AC es un desastre. El cuerpo de Willow exhibe varias heridas en el rostro y en la mano, producto de la furia de Ben. Y Darren está a su lado, su cuerpo aún intacto en la cabeza, ha tomado un color pálido debido a la herida de la que mana toda la sangre. Todo está roto, en su furia, Ben ha terminado dejando el AC inservible. Cuando toma consciencia de sí mismo, está cubierto de sangre de pies a cabeza, mientras gruesas gotas de sudor caen por su rostro mezclándose con el rojo que lo cubre.

Ya no hay nada allí, no queda nada de aquel lado, Willow había muerto sin dar espera alguna a sus compañeros y Darren se había sacrificado por él. Afuera, los muertos parecían deambular sin haberle prestado demasiada atención a la furia asesina del bombero.

PUM PUM

Se escuchó el eco lejano de un disparo desde alguna parte del pueblo. El silencio se mantuvo durante unos minutos, presagiando una mala noche por venir.

PUM

Un último disparo, y ahora los escasos muertos empezaban a ponerse en camino en dirección de los fuertes sonidos...

El cuerpo de Enrien parecía una estatua, un monumento al horror. Tara, con sus manos llenas de sangre y Kat, deciden dejarlo allí y entrar al cuarto. El sitio tiene un hedor espantoso a mierda y a muerte. Los cadáveres en el sitio y los animales muertos o medio muertos en las jaulas han apestado  hasta hacerlo poco soportable. Las dos mujeres pasan por el lado de los desgraciados caminantes que apenas si pueden moverse, después de haberle servido de comida durante vaya dios a saber cuánto tiempo a aquellos malditos animales. Ni siquiera gimen, sólo tratan de arrastrarse con movimientos torpes e inútiles.

En el almacén del fondo encuentran varios antibióticos más y otras medicinas básicas que pueden emplear para ayudar a Willow e incluso para ellos mismos si un desafortunado accidente llegase a ocurrir. Aquello es un alivio, una luz en medio de la tragedia... Enrien había dado su vida por este tesoro después de todo, pero quizás la situación empezara a cambiar a partir de ahora.

Afuera, sin embargo, no había tan buenas noticias. Un par de zombies se tambaleaban hacia la casa, atraídos seguramente por el ruido. No eran demasiados, por ahora, pero seguro que no habían sido los únicos en escucharlos... y de alguna manera tenían que volver con Ben, Darren y Willow para poder traerlos a un lugar más seguro.

Aunque no dejaba de pensar que lo sucedido a Enrien podía haberle pasado a ella, pues fue una cuestión de suerte*, Kat se recompuso, y comenzó a saquear los cajones sin tiempo que perder.

Unas botellitas que parecían medicamentos estaban en unos armarios, y no dudó en meterlos en la mochila que cargaba. Todo, sin detenerse a leer. Ya habría tiempo más adelante.

Pero un desagradable sonido familiar llamó su atención, aún lejano, pero el instinto de supervivencia le hacía reconocerlo a distancia: gruñidos de los caminantes acercándose.

-¡Tara, se acercan! ¡No hay tiempo que perder, larguémonos de aqui! -detrás de ellos vendrían más, posiblemente atraídos por el disparo de Enrien, o lo que fuese. Tenían que escapar ya mismo.

Asiento afirmativamente.  

No creo que encontremos un refugio mejor, zombies hay por todas partes y este parece un buen lugar para guarecerse… Suspiro cansada.    

Sea como sea de nada sirve pensarlo ahora. Nos quedemos aquí o no primero debemos reunirnos con el resto de modo que me apresuro en llenar los bolsillos de la chaqueta con cuanto pueda cargar, comida y medicamentos, por si no volvemos. Antes de acercarme a la salida recojo el bate de Enrien.

-Vamos- Le digo a Kat, dejando que salga primero antes de cerrar la puerta de la clínica tras de mí.

–No podemos enterrarte pero al menos no te comerán.

Silencio...tan solo eso quedaba luego de los terribles acontecimientos que se dieron en ese lugar. Agotado, triste, frustrado, Ben permanecía ahí, quieto, recostado. Ya nada quedaba ahí para él pero nada quedaba afuera tampoco. No podía irse solo, sabía que debía esperar el regreso de sus compañeros. 

Hasta que de repente el silencio fue interrumpido por el estruendo que producían los disparos, uno tras otro hacían que el bombero se sacuda, pues él sabia que solo había una explicación para ellos. Tara..Por el sonido pudo apreciar que ella se encontraba cerca y en peligro. Debo ir a ayudarla. Pensó en un principio, pero luego cayó en cuenta que si salía del AC lo más probable es que se perdiera antes de llegar a donde ella. Lo único que podía hacer era esperar que todo salga bien y que sus compañeros logren llegar sanos y salvos. 

Se sentó con la mirada al horizonte, expectante. Pues nada más podía hacer en esos momentos. La verdad era que Ben ya había hecho suficiente. 

Tara y Kat, solas, atraviesan la marea, aún con pocos muertos y logran dar esquinazo a la mayor parte del peligro camino vuelta al AC. Un empujón allí, un corte limpio con el machete, y el silencio de tener que arrastrar la tragedia consigo. El AC está relativamente a salvo, un par de muertos golpean la puerta, pero no es nada que ambas chicas no puedan lidiar con rapidez. La verdadera sorpresa las esperaba adentro.

Ben les abrió la puerta y la escena en el interior era una amasijo de sangre y destrucción. Ben mismo estaba cubierto de sangre hasta en el rostro, con una mirada perdida, pero el resto del AC parece haber sido atacado por una furia asesina que ha dejado su marca en el tablero, en las camas, en el baño y todo está lleno de sangre...

Y allí en el ojo del huracán, el cuerpo sin vida de Willow, blanco y horriblemente mutilado, sin sus brazos y con una mirada blanca y perdida hacia el techo, y el cuerpo de Darren sin vida a su lado, con una profunda y sangrante herida a la altura del cuello, inmóvil y con una expresión congelada de dolor en su rostro, que incluso llegaría a ser posible imaginarse lo mucho que habría sufrido en sus últimos instantes. Ambos, como monumentos a la muerte, ambos más allá de toda salvación, impregnando el interior del vehículo con los icores de la muerte y el horror que han marcado este día, que han marcado todos y cada uno de estos días desde el inicio del apocalipsis zombie.

Y Ben estaba allí, sosteniendo su hacha con sangre todavía, sin decir palabra alguna, en medio de un aluvión de sangre, caos y muerte no muy diferente al que ambas mujeres acababan de dejar atrás...

Reloj Zombie

Pese a todo lo ocurrido el día aún nos deparaba más sorpresas, la dantesca escena de la caravana me deja sin palabras, aunque el estupor da paso a la ira al ver el cadáver mutilado de Willow sin brazos y sumar dos más dos deduciendo lo ocurrido.

 –Estaba empeñado en cortarle el brazo a Willow, al final lo hizo y la mató, ella se transformó y mordió a Darren.    

-¿Qué coño has hecho?! –Acuso más que pregunto con rabia, agarrando al bombero por la pechera con una mano mientras amartilleo la pistola con la otra haciendo acopio de voluntad para no pegarle un tiro allí mismo.

La escena produce en Kat una repulsión instantánea. ¿Qué diablos había sucedido? ¿Para eso habían ido a buscar las medicinas? Joder, ¡¡sólo quedaban los tres!!

-Ben, ¡maldita sea! ¡¡Fuimos a buscar las medicinas!! Mierda.. NO hay nada más que hacer aquí, Tara. Larguémonos y ya arreglaremos ésto. Están todos muertos.. Conduce tú, Ben parece catatónico. No pienso quitarle ojo de encima. A la mínima, lo atravieso. O con la pistola. Ben, dame ese hacha ya mismo. -la joven dijo esas palabras decidida, y sin bajar la voz, de modo que Ben, que parecía no reaccionar a nada, las escuchase. No había tiempo para finuras.

Se acercó con la mano extendida para quitarle el arma a Ben, que parecía no ofrecer resistencia alguna. Estaba en shock, como ido. Ni de broma iba a dejarlo armado. Hasta pensó en atarle las manos.

La falta de respuesta por parte de bombero no ayuda apaciguarme.

-¡Que qué has hecho!?- Le grito furiosa exigiéndole una respuesta mientras lo zarandeo y lo encañono con la pistola.

Su falta de respuesta me enerva, durante unos eternos segundos me debato entre matarlo o no, finalmente en un supremo acto de voluntad retiro la pistola y le doy un puñetazo acompañado de un gruñido en el que vuelco toda mi frustración.

Sujetándome la mano dolorida por el tremendo golpe abro la puerta de la auto caravana y saco al bombero a puntapiés. Por una parte no quiero matar a un ser humano y por la otra tampoco él se merece una muerte rápida. Le dedico una última mirada cargada de desprecio y resentimiento antes de entrar y cerrar la puerta.

Me quedo apoyada contra la puerta con los ojos cerrados y dejo caer la pistola. Ha sido un día muy largo, demasiado, todo ha salido mal o peor, estoy agotada tanto física como anímicamente y finalmente me derrumbo, voy resbalando hasta quedar sentada en el suelo, abrazo mis rodillas y lloro cómo no lloraba desde que era una niña. Lloro por mi hermana y mi sobrino, lloro de impotencia, lloro porque me siento derrotada, me rindo, no sé que hacer ni a donde ir y aunque lo supiera ¿De qué serviría?

Ben apenas si se defendió, apenas si dedicaba una mirada perdida, como si no quisiera hablar, como si no quisiera explicar nada. Su rostro ensangrentado, su respiración aún agitada, el maldito desastre que había en todo el AC. Cuando Tara lo saca a la fuerza, parece recomponerse, parece mirar en un último intento de pedir clemencia... pero su boca se abre y él no dice nada. 

Se puede sentir cuando pega su espalda contra la puerta del AC, cuando los muertos se dan cuenta y se dirigen hacia él. -¡No! ¡NO! ¡Aléjense!- dice, pero no voltea hacia atrás. El metal se relaja cuando él comienza a moverse y a correr, mientras sigue profanando gritos en contra de los zombies. Los muertos se ven atraídos por él, y a la distancia, se escucha sucesivamente -!NOOOO! ¡NOOOOOOOO!- hasta que los ecos de su voz no son más que un recuerdo eclipsado por el viento.

Ahora sólo los sollozos de Tara se escuchan, durante un largo tiempo... así como el silencio respetuoso de Kat. De todo el grupo que se había refugiado en el supermercado, sólo quedaban ellas dos. Cada uno había ido cayendo ante los muertos (o ante los vivos), y ahora sólo las dos chicas se tenían la una a la otra en medio de un mundo que parecía... abandonado.

Afuera había algo de tranquilidad, Ben había distraído a algunos de los caminantes y con algo de suerte podrían escabullirse hasta la veterinaria con la última hora de luz, para poder pasar la noche en un lugar mucho más seguro que el AC...

El mundo verdaderamente parecía haberse ido a la mierda...

Verdaderamente todo parecía estar perdido, y Kat así lo sentía. Hace nada estaban bien en aquel supermercado. Tenía a Angus, había hecho amistades (si es que se podían considerar así, aunque en otro tiempo hubiera ignorado a la mayoría de personas con las que se relacionó en el supermercado).. Todo dió un giro, un giro horrible, y ahora tan solo estaban Tara y ella.

Lo que esas dos muchachas habían visto y vivido en un solo día de horrores superaba con mucho los meses anteriores desde la aparición de los caminantes.

Kat se acercó a Tara, que sufría una catarsis post-traumática, y la abrazó. Ambas necesitaban ese abrazo, aunque la ya nunca más profesora no se descuidó en mirar a su alrededor para asegurarse de que no había peligro.

Tras recomponerse un poco, sujetó la cara de la militar para que la mirase a los ojos, comprensiva con su estado:

-Tara, tenemos que salir de aquí, ¿vale? No podemos quedarnos. Ha sido un día de mierda, pero tú y yo seguimos aquí, y vamos a largarnos. Ten tu pistola lista, y no perdamos un minuto más. Cuando estemos a salvo, podremos descansar.. ¡Vamos, prepárate!

Kat no se olvidó el hacha de Ben, ni todo lo que podría servirles de arma. Se recompuso en un minuto, y, una vez más sacando fuerzas de flaqueza, se dispuso a defenderse y defender a Tara hasta que estuviese recuperada. Sólo era un bajón emocional, sin duda.. Kat se sorprendía de no haber estallado ella también. Ni siquiera cuando mataron a Angus.. Debía ser más fuerte de lo que pensaba.. Y no sólo por cómo rompía las cabezas de los caminantes.

Si mis alumnos me viesen ahora.. Desechó rapidamente ese pensamiento. Quizás algunos de los caminantes a los que clavó su barra de hierro habían sido estudiantes suyos.

Mejor no pensar en ello, y seguir viviendo.

Llevaba demasiado peso sobre mi conciencia, necesitaba desahogarme aunque ahora el orgullo me hace sentirme cómo una tonta. Acepto el abrazo y ya más calmada recupero la pistola que me tiende Kat.

-Si, vamos- Mascullo, parca en palabras como casi siempre. Tras secarme los ojos con el dorso de la mano me levanto tratando de conservar algo de dignidad.   

La rutina de sacar, comprobar y volver a meter el cargador en el arma me ayuda a disipar el momento de flaqueza. Asiento con la cabeza dando a entender que estoy lista.

Los muertos deambulan y las dos chicas se hacen su camino dejando atrás el horror del AC. Al menos estaban fuera de aquel carnaval de horrores. Con cuidado y en silencio realizan el camino de vuelta a la veterinaria y allí abren la reja y dejan atrás a los muertos por lo que queda del día.

Sólo queda disponer del cuerpo de Enrien, quien parece apacible, tranquilo. Estaban ellas solas, escuchando sólo los gemidos de los muertos, los ruidos de los insectos y la brisa que parece colarse entre las ventanas. Estaban a salvo por aquella noche, pero ambas tenían la seguridad de que aquella tranquilidad no iba a durar para siempre. Los zombies siempre encontraban una forma, siempre se acumulaban, siempre aparecían y acababan con las esperanzas de esperar a que todo sucediese.

Casi que podían escuchar la voz del viejo refunfuñando por haber salido, la sonrisa de Willow y el gracioso acento de Enrien. Casi podían ver a Darren observando por las rejas de la ventana y nervioso cuando los números de los caminantes se incrementaban.

Y ahora sólo estaban ellas, mientras la noche caía, tratando de comer algo para distraer el hambre y pensar en el nuevo día.

Reloj Zombie

Suministros

Valor del Refugio