Partida Rol por web

¡¡¡This is Sparta!!! END

Preparaos para la Gloria

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02/10/2008, 13:38
Director

El grupo de Espartanos se da cita en los cuarteles de Esparta, preparandose para marchar bajo el mando del Capitan Dilios.

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02/10/2008, 13:38
Director

Esparta.

Ciudad natal de los mas grandes guerreros que el Mundo haya conocido jamas.

Hace apenas un año que su Rey, Leonidas, cayo en el campo de batalla luchando frente a los Persas, junto con sus valientes hombres. Dilios, unico Espartano superviviente de aquel tragico destino, llego con noticias hacia el parlamento, con las noticias de Leonidas, y toda Grecia comenzo a prepararse para la batalla... La ultima que librarian ante el ejercito de Jerjes.

En las tierras de Esparta, valerosos guerreros se preparan para partir hacia una nueva batalla sin cuartel, esta vez, apoyados por sus camaradas Griegos.

Dilios es el Capitan de las tropas y obedecemos sus ordenes como si fuesen del mismisimo Leonidas, pues todos sabemos que nuestro Rey cedio su cargo como Capitan de los Espartanos a el, y ahora estamos todos bajo su mando.

En los cuarteles de Esparta, muchos Espartanos se atesoran con sus armas y escudos, preparandose para su marcha hacia Platea, lugar donde tendra lugar la ultima batalla.

Un grupo de Espartanos, conocidos todos de antiguas batallas, habiendo luchado codo con codo, se despedian de sus familias y se reunian en los cuarteles para aprovisionarse y prepararse.

Numerosas batallas han librado desde bien jovenes, pero ahora, esta seria la mas grande de todas ellas y la iban a disfrutar por todo lo alto...

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02/10/2008, 13:41
Diomedes

Diomedes observó un momento las líneas firmes y marciales de su ciudad, Esparta, mientras su hijo volvía del hogar.

Una ciudad fuerte, poderosa, recia y firme. Así somos nosotros, sus hijos. Así hemos sido criados y entrenados desde hace generaciones. Así es como como caeremos en el campo de batalla, fueres, poderosos, recios, firmes y con un mar de cadáveres enemigos a nuestros pies.

- Padre. - La voz de Parlemio, su hijo, le hizo volver el rostro. El chico era el vivo reflejo de su padre. Rubio, de gesto fiero y amplios pectorales. Ya no era un niño, un par de cicatrices cruzaban su amplio pecho. Pero tampoco era un pleno Espartado aún. El chico había sacado los ojos de su madre, un profundo e intenso color verde y las facciones de su rostro todavía seguían recordándola ya que se debatía aún entre la infancia y la edad adulta.

Diomedes se acercó dos pasos y tomó de las reverentes manos de su hijo su xiphos* colocó la espada en la cadera izquierda y asintió. Su hijo se giró y con paso vivo, pero sin correr, cogió la doru* de su apdre y se la entregó. La poderosa mano de Diomedes se cerró sobre el asta y el cuero del refuerzo crujió.

- Hijo mío, recuerda, fuerza y honor. Los actos que hacemos en vida tienen su eco en la eternidad. - Con un gesto firme y rápido extendió la diestra, apuntando con la lanza al cielo. Después la bajo. - Habla con Pertalco, fu él quién forjo mis armas. No encontrarás mejor armero que él.

No añadió mas. No hacía falta. Su hijo tampoco lo necesitaba.

Se giró y acercó a su esposa. La miró a los ojos fijamente y asintió levemente. No hacian falta mas palabras. Ambos lo sabía, lo sentían y por encima de todo lo aceptaban con orgullo y entrega.

- Espartano, vuelve con tu escudo o sobre él. - Anfígona despidió a su marido con la fórmula tradicional espartana. No hacía falta decir nada mas.

Diomedes asintió. La miró por última vez y se giró para unirse a sus hermanos espartanos, a esas viejas glorias, veteranos de decenas de batallas, que sembrarían la muerte y el terror en los corazones de no solo los soldados persas, sino en los corazones de los hijos de los supervivientes e incluso en los hijos de estos.

Si había supervivientes, claro.

Notas de juego

* Xiphos: Espada típica de los hoplitas.
* Doru: Lanza de los hoplitas.

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02/10/2008, 14:34
Tindáreo

La muchedumbre se apelotona ante la vuelta de Dilios, sus palabras inflaman el corazón del senado y de los espartanos con los hechos acaecidos en las Termopilas, pesar y orgullo se mezclan por la valentía y tesón de los 300 valientes que acompañaron a Leonidas,valiente entre valientes.

Un hombre de aproximadamente 20 años de gran corpulencia se vuelve al escuchar su nombre.Es Dilios quién lo llama tras pronunciar su discurso ante el senado.

-Tindaréo joven amigo,tu padre murió como un valiente, permaneció junto a Leonidas hasta el último momento, tan solo quería que lo supieras, ha conocido la gloria en batalla.

Conocieron el nombre de mi padre, y sintieron el filo de su lanza en sus estrañas, y el miedo en sus corazones, ahora conocerán el mio,disculpadme he de despedirme de mi mujer e hijo, gracias por tu palabras dice apoyando su mano sobre el hombro del vetusto capitán

El hombre se dirige hacia su hogar donde su hijo , un joven de 6 años lo espera con su escudo, al recoger el escudo el hombre apoya su mano sobre la cabeza de su hijo, la siguiente generación de guerreros que serán temidos en todo el mundo, recuerda hijo este día.

Luego el hombre dirigue su mirada hacía su bella esposa, las palabras no son necesarias, su mirada orgullosa es necesario para expresar todo cuanto ha de decirse, solo las mujeres espartanas son madres de verdaderos hombres. Solo ellas entienden la vida del guerrero.

Espartano vueve con tu escudo o sobre él dice su mujer orgullosa

El hombre asiente antes de diriguirse hacía las filas ya formadas.

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02/10/2008, 14:47
Pharos

Mi esposa Basha me dio el aspis, el pesado escudo que acompañaba a todo espartano durante la batalla.

Nos miramos estudiándonos, como una especie de juego en el que uno intentaba encontrar alguna reacción fuera de lo normal en el otro. Pero ambos sabíamos que eso no iba a ocurrir. Ya eran muchas despedidas como esta las que habíamos vivido.

Espartano, crea un mar de viudas Persas para mi Me dijo, como tantas veces antes.

Con el escudo... le dije.

...o sobre el me repondió asintiendo sobriamente.

Tras eso me dirigí a la falange dando ligeros bandazos con el escudo para acabar de ajustarlo al antebrazo.

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02/10/2008, 15:38
Lisímaco

Pertrechado ya con los avios propios de la batalla, y sin nadie de quien despedirme, camino entre mis compañeros.

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02/10/2008, 16:01
Julius

julius... un espartano que perdió a sus hijos y su mujer en manos de los persas...
Cogió su espada y su escudo... desde aquello sus ojos ve habían quedado fríos y sin sentimientos... solo le quedaba el honor... y las ansias de venganza...
Es hora de mi venganza... piensa el uniéndose a las filas de las tropas... a la orden de dilios...

Notas de juego

PD: Se supone que la mujer hacia medio año que se fue con sus hijos... y un día encontró sus cabezas colgadas de un árbol... y la señal de los persas

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02/10/2008, 16:29
Lisímaco

Mientras camino entre nuestras tropas, me encuentro con otros veteranos compañeros de anteriores combates.

Los saludo con un leve movimiento de cabeza mientras paso delante de ellos.

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02/10/2008, 17:09
Tesar

Se habia despedido de su hija una vez mas.... el tiempo pasaba rapido y ella ya habia cumplido los 16 años, no sonrio, no dijo palabras no eran necesarias en aquel momento.

Tras aquella despedida tomo su escudo, envaino su espada y cargo la lanza qeu tenio apostada contra la pared.... - Es hora de marchar - Musito el Espartano con la vista al frente

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02/10/2008, 18:59
Lisímaco

Sigo caminando, ahora por delante de las falanges recién formadas. En ellas veo a los espartanos más jóvenes,más que dispuestos a recibir su bautismo en combate.

Comienzo a sonreir cuando recuerdo mi primera llamada a filas.

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02/10/2008, 19:12
Achilles

Achilles era hijo de uno de los 300 valerosos guerreros que lucharon al lado de Leónidas contra los persas. Su padre era el único miembro de su familia que le quedaba, no tenia nadie en la ciudad, no tenía miedo a la muerte, no tenía miedo a nada, pero tenía mucha sed de venganza, así que se unió a la filas de sus compañeros deseando acabar con los persas.

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02/10/2008, 22:44
Altius

Altius contemblaba a su esposa Bazana sabiendo que quizás sería la última vez que la vería. Las lágrimas que emanaban del delicado rostro de la joven le daban más fuerza para la cruzada. El corazón del apuesto guerrero se rompía por momentos, no por la separación sinó por el recuerdo de las veces en que había amancebado el honor de su hermosa dama entre las piernas de mujeres a las que no quería.

Altius sabía que su propia muerte le era totalmente indiferente. Con paso lento se acercó a su esposa y le besó las lágrimas. No volveré. Al fin serás feliz. Mi lecho estará siempre frío pero no quiero que el tuyo lo esté.

Altius se volvió sin mirar atrás. Ahora estaba preparado para combatir.

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02/10/2008, 23:11
Menelao

 Menelao, quien había recibido su nombre en honor al gran rey de la época de Aquiles, Agamenon y Ulises, erá hermano de uno de los 300 hombres que habían partido junto con Leonidas a combatir en Thermopilas. Desde el regreso de DIlios que había estado esperando el día para tomar venganza por la muerte de su tan querido hermano y finalmente el día había llegado. Se despidió de su hijo, aun joven e inexperto y tras colocar su es espada en el cinturón, colocarse el casco y otras protecciones, y tomar la lanza y escudo se despidió de su esposa quien le repitió las palabras que toda mujer de Esparta decía a su marido cuando este partía al combate.

Vuelve con tu escudo, o sobre el

Las palabras rezonaron en su cabeza. El cuerpo de su hermano nunca había regresado, esos malditos persas nunca habíad devuelto los cuerpos de los valientes hombres.

Así sea. le respondió, para luego darse vuelta y retirarse de su hogar. Cuando finalmente cruzo la puerta, dedicó sus últimas palabras a su hijo. Cuída de tu madre, y no descuídes tu entrenamiento.

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02/10/2008, 23:23
Lisímaco

Me paro frente a la última de nuestras falanges, la que se acaba de formar con los espartanos más jóvenes de entre los jóvenes, los que en otras culturas son tomados por niños.

En Esparta la niñez finaliza nada más nacer, casi toda nuestra educación se encamina al combate.

Apenas sobrepaso los treinta años y llevo más de veinte combatiendo.

En las caras de los niños que tengo enfrente, veo mi cara, hace años, cuando iba a disputar mi primer combate.

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02/10/2008, 23:59
Cratos

Cratos se dirigió a la fila ya formada con lagrimas en los ojos, la mayoría de sus compañeros tenían de quién despedirse, él no. Los Dioses se llevaron a su esposa justo después de contraer matrimonio,  muy posiblemente embarazada de su primer hijo, hacía muy poco de aquello y el espartano se sentia injustamente tratado por unos dioses que le habían arrebatado lo que más queria. Desde entonces Cratos clamaba venganza y maldecía a las deidades que ahora al parecer lo volvían a poner a prueba, daría su vida por esparta, sí, pero también iva a aniquilar toda aquella creación divina que se le pusiera por delante.  nada ni nadie lo pararían, ni siquiera los miserables dioses podrían detenerle, ¡¡que lo intenten!! ya poco me importa la muerte se decía a si mismo desde hacía unas horas.

Justo antes de llegar a la fila el recuerdo lo atormentó una vez más y no tuvo más remedio que parar, su mirada en el suelo, los hombros caidos y su xiphos rozando el suelo delataban el mal momento por el que el soldado estaba pasando. Justo en ese preciso instante la esposa de uno de aquellos soldados, que sin duda conocia su triste historia, se acerco y le toco el hombro

Vuelve con tu escudo, o sobre el

El espartano levanto la cabeza, miro a los ojos a la joven, respiro, e hizo un gesto de profundo agradecimento; cuando miro hacia las filas vio como el marido aprobaba el gesto de su esposa hacia el guerrero. Cratos se caló fuertemente su casco y con un golpe su mano en el pecho se unió a sus hermanos

 

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03/10/2008, 03:18
Cleomenes

Cleomenes miraba a su alrededor el podria ser el padre o el abuelo de cualquiera de sus compañeros de armas, lel destino lo lo maldijo al vivir para enterrar no solo a su hijo sino tambien a su nieto.... su esposa se dejo morir al morir su hijo y el aun seguia alli sin importar los años, las batallas, las heridas.

Si las cicatrices eran las medallas de las batallas el era sin duda uno de los soldados mas condecorados aun con vida, se ajusta su escudo a su mutilado brazo derecho, le faltaba la mano, coloca su espada al costado toma su lanza y se dirije a las filas listo para partir.

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03/10/2008, 06:51
Lisímaco

Pienso en aquel primer enfrentamiento, tenía miedo cuando me colocaron en el centro de la primera línea, pero mi determinación era mayor que el temor.

Recuerdo cómo avanzábamos, protegidos por nuestros pesados hoplones que apenas podíamos portar, contra aquel ejército de Tebas.

Éramos inexpertos, y sólo estábamos preparados para el cuerpo a cuerpo. Los arqueros tebanos diezmaron la falange.

Peleamos bien aquella vez, pese a las bajas continuamos el avance y arrasamos a los tebanos. Mi falange se comportó muy bien pese a las bajas, y entró rápidamente en un descarnado combate, primero contra unos psiloi y luego contra los arqueros.

No logré causar ninguna baja, pero eso despertó una sed de sangre en mí que nunca pararía.

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03/10/2008, 09:02
Pharos

Veo alguna esposa llorar, e incluso a algún espartano y esto me llena de indignación. Miro hacia donde se encuentra Basha y veo que también está mirando con desprecio tal derroche de sentimentalismo absurdo.

Las lágrimas no estaban hechas para los hijos e hijas de Esparta, sino para sus víctimas.

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03/10/2008, 09:06
Tindáreo

Tindaréo forma filas junto a sus compañeros, una hilera de rostros vetustos, orgullosos, como esculpidos en piedra.Hombre forjados en la guerra, tan duros como sus espadas, henchidos de honor claman venganza contra el invasor Persa.

Todos  son los rostros son conocidos por Tindáreo, a pesar de su juventud ha tenido el honor de participar en más de una batalla con aquellos hombres, sus compañeros, sus hermanos de armas.Al ver incorporarse al viejo Cleomedes, Tindáreo inclina su cabeza en señal de respeto por tan experimentado guerrero.

 

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03/10/2008, 09:24
Lisímaco

Observo a nuestros niños con sus pesados hoplones, estos grandes escudos son tan grandes cómo ellos mismos.

Y recuerdo mi primera muerte. No fué ni mucho menos gloriosa, sino casual.

Apenas habían pasado dos ciclos lunares desde la batalla contra los tebanos cuando nos encontrábamos frente a una fuerza de Mileto, inmensamente más grande que nuestro pequeño ejército.

Toleastro, un valiente emigrado persa, era nuestro comandante. En esa batalla se ganó nuestro reconocimiento, la cuidadanía espartana, y una herida que le desfiguró el rostro y que lo mató setenta y tres días más tarde.

Todos esperábamos que el persa utilizara tácticas defensivas, pues eran su especialidad al ser un excelente ingeniero. Pero Toleastro sentía que esa batalla era su examen para que nosotros no lo vieramos como un extraño. Y mando cargar en masa a toda nuestra línea de combate.

Todos obedecimos a la vez y los soldados de Mileto se vieron enseguida sorprendidos y superados.

Cargamos sobre una falange enemiga y del propio ímpetu, la desbandamos. Al contactar contra ellos, con mi hoplón aplasté al hoplita que tenía enfrente. Murió aplastado por nuestra carga entre nuestras filas y las suyas.

A esa muerte, siguieron muchas más, algunas muy gloriosas.