Partida Rol por web

Arqueó una ceja y miró a su gemelo.

¿Y quién no te dice que vaya a decirle a Adelphos vuestro plan?

Pensó cruzándose de brazos... chasqueó la lengua y siguió mirando a Nerhu, sin sonreír y sin mostrarse amable o dulce.

Pues será mejor que sea rápido, hermano... no eres el único que tiene que crear su raza.

Era quizás la primera vez que Asura se mostraba tan fría y distante.

Arezos observaba a Asura y a Nerhu alternativamente, definitivamente esto no estaba bien, Adelphos se habia vuelto debil... Pero tal y como el dios de la muerte planteaba las cosas dudaba mucho que el pudiera hacerlo mejor con esa actitud.

-Nerhu. ¿Que te parece si nos dices que es lo que pretendes directamente? Se que esta en tu naturaleza el misterio y demas pero... Quizas si no te andas por las ramas puedan entenderte mejor y asi tomar una decision nuestras hermanas.

Nerhu suspira, y de pronto parece, a los ojos de los dioses, más pesado y cansado que un instante antes. El sonido que emerge bajo su capucha no desmiente esa impresión.

No quiero revelar mis planes más personales a unos dioses que ni tan siquiera expresan su conformidad con mi causa, y los planes conjuntos no son más míos que de ningún otro. -El dios de la muerte y el pensamiento se alza de nuevo, y las palabras cobran fuerza y decisión.

Si deseáis luchar a mi lado, os doy esa oportunidad. Los misterios cuyo esclarecimiento requiráis os serán revelados incondicionalmente si lo hacéis, pero no como moneda de cambio sino como signo de colaboración.

Sin embargo, hay algo que puedo adelantaros: Mi intención es que mis sigilosos espectros sean mis ojos frente a todos los demás dioses, y, como sabéis, mis pensamientos pueden ser proyectados a vuestras mentes igual que yo puedo percibir los vuestros si vosotros queréis. Así pues, yo sería la red de conocimiento que uniría la resistencia a la tiranía de Adelphos; vuestro perfecto informador.

Nada más puedo revelaros por ahora, y siento tener que atender a otras... -Observa a Asura con ademán invitador- obligaciones. Si la diosa de la belleza accede a acompañarme...

Nerhu tiende su mano al vacío que le separa de aquella luz divina que tan poco tiene que ver con su preciado inframundo, pero que tanta fascinación le suscita. Su voz no es amenazante; de hecho... de no proceder de quien procede, parecería... suplicante.

Asura entrecerró los ojos... y miró a Arezos solo unos segundos, para volver a mirar a su gemelo Nerhu. Suspiró y tomó su mano, caminando junto a él.

No dijo nada, solo miró al frente.

Vamos, pues.

Nerhu hace un extraño gesto de despedida, y ambos dioses desaparecen en medio de una agitada niebla que se disipa lentamente.

Asura se ve conducida vertiginosamente, en medio de una niebla fantasmal, a través de los góticos corredores que penetran, insensibles a la gravedad, en el suelo de la laberíntica fortaleza de cristal negro. El dios del pensamiento avanza ciegamente por ellos, pues la visión no podría más que engañarle, y la inconcebible estructura no es más que un reflejo de sus propios sueños, que tan bien conoce.

Abajo, abajo, abajo...

Ya hemos llegado -el susurro no necesita ser pronunciado para que Asura lo oiga con toda claridad.

Donde convergen todos los retorcidos pasillos abismales, en el mismo núcleo del poder del dios, en lo más íntimo de su conciencia, se alza una bóveda espectral donde se ven proyectadas, como lienzos de negro sobre blanco, escenas de belleza incomprensible y dramática representada por pensamientos enmascarados.

En el centro de la sala que, como piedra angular, parece ser la clave que sostiene el Inframundo en su totalidad, un solitario orbe duerme suspendido a una pequeña distancia de un elegante pedestal. Sin embargo, las dos presencias divinas parecen agitarlo en sueños, y Nerhu alza la mano para calmarlo.

Ahora, por primera vez, el dios parece delicado, frágil, cansado. Arroja su capa al suelo, que se retuerce hecha girones, y su acompañante contempla por primera vez que posee un cuerpo material, plateado, como difuminado con todo aquello que le rodea. El cuerpo parece, realmente, un esqueleto.

No siempre soy así -Asura nunca había visto a su hermano tan vulnerable, como si cediera a todo y se pusiera en sus manos en gesto de rendición. Su voz es apagada y refleja su alma perdida- El esfuerzo... me ha debilitado.

Hace una pausa.

Acércate a la esfera -Le pide el dios fantasmal- y verás, bajo una superficie aparentemente impenetrable, el mundo de hielo y fuego que han creado nuestros hermanos.

Su cara adopta una expresión de preocupación cuando ve a su gemelo tan débil, no le ha hecho mucha gracia lo que ha dicho, pero... es su gemelo, es algo más que sus demás hermanos... o al menos así lo siente ella.

Deberías descansar...

Dijo sonriendo dulcemente de nuevo, con aquella expresión de inocencia que la envolvía.

Entonces le habla de la esfera, y Asura la mira, la observa... y finalmente se acerca a ella para mirar.

La esfera responde a la atención de Asura deteniéndose dócilmente. Gira cuando ella quiere que lo haga, y en ella los detalles que captan su interés aparecen ampliados. En la tierra de fuego aparecen diminutas lucecitas. Nerhu, apoyado en la áspera pared, deja volar las palabras casi con pesadez debido a su desfallecimiento.

Son los monstruos de Adelphos. Los verás más claramente si acercas la imagen. Toda la vida creada puede ser contemplada desde éste sitio, y nosotros decidiremos desde aquí el destino de cada alma.

El silencio se impone en la mística sala.

Toca mi mano izquierda -alza las dos- y decidirás sobre la muerte. Toca la derecha y dominarás la inmortalidad. Una conlleva la otra, y si no das muerte cuando vida y vida cuando muerte... ninguno de esos poderes surtirá efecto.

He querido que seas tú quien lleve conmigo esta carga porque tú eres la única diosa cuya esencia no está a mi alcance. Tú eres la única que puede superarme en mi propia creación. No estás al alcance de mi pensamiento, porque tienes todo lo que yo no tengo, y mi juicio no estará completo si tú no pones el peso de tu alma en la balanza de la vida y la muerte.

La Diosa se quedó mirando ambas manos de Nerhu, se apartó el pelo de la cara, pensando... parpadeó un par de veces un poco confusa, en un primer momento no supo que elegir, pero finalmente alzó su mano y agarró suavemente la mano izquierda de Nerhu.

Elijo decidir sobre la muerte de los seres... la inmortalidad podría conllevar demasiada responsabilidad... pero...

Lo mira a los ojos.

Me gustaría que mi raza fuera inmortal, viviendo alejada de todas las demás razas... quería saber tu opinión.

Nerhu la mira pensativo.

La inmortalidad es un don muy caro... tu raza inmortal nunca crecerá; no podrá reproducirse. Es mi condición.

Mientras observa la creación a través de la esfera, el dios de los muertos se da cuenta de que no puede esperar más.

He de decirte que siempre que quieras podrás ver la esfera del mundo a través de la palma de tu mano y hacer tu voluntad en el juicio de los muertos... ah, y ésta sala -agita los brazos- Siempre te recibirá gustosa... como yo.

Su silueta es más definida y se asemeja más a la de un cuerpo vivo cuando su manto insondable la recubre de nuevo.

Supongo que querrás irte. He de pedirte un favor... nunca reveles nada a nadie de éste lugar. Si lo haces, podrán destruirme, y si me destruyen... -Nerhu se da cuenta de que ha hablado demasiado cuando una punzada de intenso dolor estremece su cuerpo. Su voz tiembla cuando prosigue- Por favor... no me delates a los demás dioses. Tal vez sea mucho pedir, pero ahora no... Todavía no.

¿Nunca crecerá...? ¿No podrá reproducirse...?

Se queda pensando un momento... llevándose un dedo en los labios e imaginándose su raza, al final se acabaría aburriendo, sí, ella tenía el poder de la Música... y consigo el baile y la diversión, pero... incluso cuando todos los días eran fiesta, acababan siendo aburridos si no pasaba nada interesante... eso ella lo sabía muy bien.

Me lo pensaré, entonces. - sentenció con una sonrisa.

Se miró la mano cuando él le habló de ella, curiosa, aunque no había nada... miró a Nerhu, parecía que el conflicto de antes, la "discusión" que habían mantenido, había desaparecido de la mente de Asura... lo volvía a mirar con calidez.

Sí... estoy segura que vendré a pedirte consejo sobre el destino de algunos mortales...

Pero cuando habló de no revelarlo, la Diosa alzó las cejas un poco sorprendida... lo miró entre curiosa y preocupada de nuevo, y finalmente, y como siempre, acabó sonriendo amablemente... lo coge de la mano y se la acaricia con la otra mano, ahora, calmarlo era más importante que irse.

No debes temer nada, hermano... parece que no me conozcas. - mira alrededor y vuelve a mirarlo a él, elevando su mano hasta su mejilla y acariciándosela con ternura - Yo nunca desearía hacerte daño... al contrario. Así pues... tu secreto está a salvo conmigo.

Melenunde observa a Nerhu fria y con detenimiento, ignora las infantiles y pueriles palabras de su hija y se limita a intentar asimilar lo que Nerhu propone, no se fia de nosotros y pretende que con esas desconfianzas que muetra, nosotros nos abramos a el, le contemos que queremos y conectemos nuestras mentes con la suya? a perdido la poca lucidez que le quedaba Observa como se van Asura y este y entonces se acerca a Arezos - Hermano, tu que todo lo sabes ya... que opinas de todo esto? no me da buena espina, teniamos nuestros planes, pero en esta situacion no me gustaria plantearlos aqui....

Melenunde no tenia ninguna intencion de permanecer mas tiempo en este lugar Adelphos no sabia llevar las cosas pero Nerhu tenia mucha menos idea de todo esto.

Gracias -susurra quedamente- De todas formas, no habría querido que tomaras partido en ésta guerra. Las guerras pueden llegar a envenenar la belleza...

Se estremece. De su faz surge una sincera sonrisa al tiempo que Asura percibe un cambio en él: parece más... vivo.

Su manto repta hacia él y comienza a trepar por su cuerpo plateado, que pronto, como sus sentimientos, será eclipsado de nuevo. El dios solitario cincela una puerta y, antes de que la capucha le cubra por completo el rostro, la abre para ella: Buen viaje, princesa.

Sonríe amablemente a Nerhu cuando este le abre la puerta, hace una reverencia con la cabeza... y entonces cruza el umbral decidida.

Nerhu toca el hombro de Asura, deteniendo momentáneamente su decidido avance.

Si es necesario, no dudes ni un momento en hablar de mis planes a los demás dioses; hazles entender como sea que tú eres uno de ellos... -Hace una dolida pausa- Ereymos te odia, y hará lo posible por condenarte. Tú véndeme; véndenos.

Sin darle tiempo a replicar, el dios de la muerte acciona la magia de la puerta.

Siempre encontrarás ésta puerta -oye, o cree oir, mientras ésta se cierra tras de sí- Vayas adonde vayas.

Mira a su hermana a los ojos, al menos el tiempo que se le puede aguantar la mirada a la Diosa de la guerra.

-¿Mi opinion? Mi opinion no es importante pues en poco va influir en lo que ocurra... Pero eso que a dicho de mantener nuestras mentes abiertas unos a otros... Ninguno de los aqui presentes estamos preparados para aguantar lo que ahi en mi mente demasiado tiempo y yo mismo me incluyo y soy el vivo ejemplo.

Con sus particulares parpadeos se traslada de un lado a otro de la habitacion.

-Puedo decir que las intenciones de Nerhu en este tiempo son buenas, pues el liderazgo de Adelphos debe detenerse hasta que vuelva a estar preparado... Pero la forma de ejecutar sus actos... Dejemos al tiempo pasar...

Pues a mí me gusta. Antes era demasiado poco directo. Ahora al menos se lo que quiere. Aunque... no sé. Tal vez haya sido imprudente al invitar a tanta gente. A lo mejor no es tan listo como parece.

Frean bosteza apaciblemente. El desdén de su madre no le importa en absoluto. Hace aparecer un pedazo de trapo rosado y lo retuerce sin tocarlo, concentrada pero sin darle importancia. El trapo muta de textura, forma y volumen, y, sumida como está en sus meditaciones, casi se sorprende cuando adquiere la curiosa forma de un pringoso pulpo amorfo que se escapa de sus manos.

Sin embargo, ni mucho menos el extraño monstruo deja de cambiar: constantemente surgen y desaparecen de su inestable figura apéndices extraños y a veces inútiles que desafían la imaginación, ojos viscosos y escrutadores de inquietantes pupilas... todo en un irrefrenable y no siempre eficaz correteo que no parece llevarlo a ninguna parte.

De pronto se derrumba estrepitosamente y, patéticamente, se arrastra a las acogedoras manos de su dueña, que lo acaricia como a un lindo bebé y le reprende dulcemente: Mal sitio para buscar víctimas vivas el país de la muerte, ¿no te parece? tienes mucho, mucho que aprender... darás mucho mucho miedo, pequeño. muuuucho miedo.

¡Quién ha hablado de liderazgo! ¡Sólo los debiles necesitan un líder! -Habló levantando el tono de voz- Tú y yo teníamos un proyecto en mente -miró de reojo a Frean; ese error del cosmos- ¿Qué hay de nuestro proyecto? ¿Aún sigue en pie? ¿O busco mis  metas por separado?

Claro que voy a dejar el tiempo pasar... no hay mucho más que hacer de momento -Melenunde caminaba de un lado a otro, firme y lentamente, observando aquel lugar oscuro, y de reojo a Frean. ¿Qué había hecho para merecer semejante castigo?... una niña estúpida y sin modales, de diosa tenia muy poco... quizas la poca esencia que se le infundió, tendría que aprender a comportarse si queria ser una diosa, pero eso Melenunde no se lo iba a decir.

Se te traba la lengua, mamá -se burla su hija. El liderazgo es precisamente lo que Nerhu dice querer combatir, porque no somos débiles, porque no necesitamos un líder... y porque Adelphos no está de acuerdo. Pero esa es otra cuestión. Lo que importa es que sería el primer cambio importante en el panteón, y ésto sería... -Parece esforzarse por hayar la palabra adecuada- Divertido.

La niña diosa se distrae de nuevo, acariciando a su grotesca creación, que ha empequeñecido visiblemente, y habla prácticamente sólo para sí. No ve. Se alimenta de emociones, y busca lo delicado, lo sensible, lo frágil. Se mete dentro de ello y explota su debilidad como un parásito terrible. Y, cuando ha acabado de enloquecer a su víctima, la domina por completo y puede poner huevos en ella.

Sonríe.

Arezos se acerco atraido a la nueva creacion de Frean, era interesante como mutaba y se retorcia se acerco tanto como para que faltaran milimetros para que los tentaculos del ser rozaran su piel. Pero luego se alejo como si le aburriera un instante despues. Solo el cosmos puede saber los eones que Arezos estuvo cotemplando esa criatura hasta que le aburrio en esa fraccion de segundo.

-Los seres inferiores necesitan el liderazgo pues... En caso contrario el caos cunde entre ellos.- Observa a sus dos interlocutoras- Claro nosotros no somos seres inferiores asi que no necesitamos el liderazgo ¿no es asi? Pero... Nosotros hasta hace poco si teniamos liderazgo es decir...¿Que hasta hace poco eramos seres inferiores? Jujujujajajjaja -El dios rie con su propio comentario- Necesitemos o no liderazgo... Esta claro que si no hacemos algo no pasara nada y nada es lo peor que puede pasar mis queridas Diosas os lo aseguro.

Arezos abre su mano en la que poco a poco se forma una especie de orbe que gira sobre si mismo en varios planos alternando en los giros entre unos ejes y otros.