Partida Rol por web

Melenunde siente en el interior de su mente como su hermano Nerhu la llama por un método que sólo él, como dios del pensamiento, sabe dominar.

A ella le inquieta que lo haga, pero sabe que su hermano es completamente incapaz de hacerle daño por ese método. Entre sus hermanos, ella siempre le ha considerado uno de los más débiles, aunque al mismo tiempo uno de los más astutos y sabios. Ella nunca crearía la discordia empezando por él, pues sabe que, de algún modo, él le comprende. Se siente intrigada por la inesperada comunicación...

El mensaje es una invitación adonde quiera que esté Nerhu en forma de la certeza de que con un mero pensamiento de confirmación puede llegar hasta allí.

La etiqueta y la compostura que trataba de mantener ante sus hermanos se disolvía por fin en sus habitaciones. Aquí podía demostrar los sentimientos que bullían en su interior avivados con las llamas de su espíritu. Atrayendo a su amada Ereymos la besó en los labios, sintiendo el frío que emanaba de ellos. Un frío que templaba su alma y le aliviava.

- Querida Ereymos - dijo, separándose apenas de su esposa. - Estoy bien, pero inquieto. Como dices, queda mucho trabajo que hacer.

Volvió a darle un corto beso antes de separarse de ella. Paseando por sus habitaciones emanaba oleadas de calor.

- Todos tiene sus propios planes, ideas y aportaciones a la Creación. Es lo correcto, pero debemos hacerlo bien. No podemos precipitarnos, aunque el fuego interior me empuje a actuar. Debemos trabajar en grupo, ninguno de nosotros podrá terminar sus planes sin la ayuda del resto.

Se acercó hasta una ventana que se abría a lo que antes era el vacío. Ahora se podía ver un brillante astro girando alrededor de un pequeño punto en la oscuridad del espacio.

- Es difícil equilibrar los deseos de todos sin ejercer una fuerza excesiva.

Volvió a girarse hacia su consorte y le regaló una sonrisa con sus ojos refulgentes.

- Me alegro de que estés a mi lado. Ahora que estamos solos, puedes contarme lo que realmente piensas de todo lo que ha ocurrido hasta ahora.

Los besos de Adelphos la devolvían a la única realidad donde estaba dispuesta a mostrarse tal cual era. Con él no había que guardarse nada y su tibieza le reconfortaba el alma por muy irónico que pudiese parecer aquello. Lo observó andar por la alcoba unos instantes, disfrutando de los destellos de luz cálida que acompañaban sus pasos y luego le sonrió mirándole a los ojos.

-Creo que hay mucho de soberbia en la creación, las manos de nuestros hermanos no tienen limites y en cierto modo eso está bien pero creo que debemos ser poco más prudentes.

Se acercó a él tomándole ambas manos, rara vez su sonrisa afloraba cuando no estaba con él pero ahora, en la intimidad de sus aposentos podía y quería darse el lujo de tranquilizarlo, de ser un remanso de paz; a lo lejos observó aquel punto luminoso que momentos antes había sido objeto de la mirada de su esposo. Se sentó sobre el lecho y apenas lo movió y lo instó a él a sentarse a su lado.

-Antes de seguir creando seres a nuestra imagen y semejanza, deberíamos poner sobre la mesa lo que quiere cada uno y recién entonces crear. Aunque desde mi punto de vista, yo creo que no haremos una raza por cada uno... Yo preferiría no hacerlo, ¿y tú?-lo miró a los ojos.-¿Qué tal si más adelante necesitamos crear algo o alguien? ¿Qué tal si nos quedamos sin nada ahora? Me da un poco de miedo, lo acepto pero dejaré que tú nos guies...

Los dioses habían hablado, sus sentencias pesaban sobre la nueva vida del mundo. Nimya, paciente, esperaba como si de un auténtico peñasco se tratara. Ella ha visto a los dioses, les ha escuchado, abajo, pequeños pero de un poder inconmensurable. Y ha sabido de sus propios labios las diferencias que hay entre ellos, sus diferentes cualidades, sus diferentes actitudes para con ella. Nimya se debía a su creador, en cuerpo y alma. Durmeg había lidiado por ella con los demás dioses en lo más parecido a un enfrentamiento que se había dado hasta el momento. Había llegado el momento de mostrar el agradecimiento a su dios. SU dios.

Durmeg, por su lado, era un dios paciente, pero sabía que ese nuevo factor, el tiempo, jugaba en su contra. Había que comenzar a crear su raza, ahora que las especificaciones y limitaciones habían sido establecidas. Si no lo hacía ahora posiblemente se vería en desventaja...

Arezos mira los ojos de Asura, y solo con su mirada es capaz de ver que ella tambien esta siendo invitada por Nerhu.

-Nerhu nos convoca ahora, sabra que estamos en la misma habitacion... O quizas sospecha que mantendria una conversacion con su querida hermana... Seguro que pronto saldremos de dudas jujuju..

Arezos rie divertido, esperando que el mensaje que les quiere hacer el mortecino Dios se haga definitivo en sus mentes.

Asura mira a Arezos...

Te agradezco mucho que me ayudes con mi raza, Arezos... a cambio, tú podrás pedirme lo que sea para crear a tuya... haré lo que esté en mis manos para complacerte.

Le coge de la mano y se acerca hasta darle un leve beso justo debajo de los huecos que representan sus ojos... al mirarlo, sonríe de nuevo.

Inconscientemente mira hacia el techo, esperando que Nerhu les dé el mensaje.

La aceptación de los dioses se ve casi inmediatamente respondida por una fuerza que les lleva a la velocidad del pensamiento a un mundo recién creado... Al inframundo.

Infinitas galerías de negro diamante, moldeadas por el dios de la muerte, se extienden majestuosamente con la inquietante grandeza de una ciudad nunca habitada que sólo vuestros ojos de dioses pueden comprender en su extraña armonía, ignorando las barreras opacas que habrían limitado la visión de un ser menor. Sin embargo, hay algo subyaciente en todo aquel entramado de materia virgen que no lográis entender; un patrón voluptuoso en el que se hayan encriptados los más íntimos pensamientos de su creador.

Allí, Nerhu espera.

Bienvenidos -Les espeta- a mi mundo.

¡Vaya! - Asura sonríe mirando todo aquello... - Sin duda es de tu estilo, hermano... ¿me has llamado por qué quieres que ponga un poco más de "vida" a este lugar...? - no lo dice con ningún tipo de mala intención, y eso los demás Dioses lo saben.

Camina por aquel paraje sin dejar de sonreír, observándolo todo con algo de cautela, aunque no deja de sonreír en ningún momento...

Arezos observa a su alrededor sin demasiada sorpresa, aunque las cuencas en las que deberian existir sus ojos observaban de un lugar a otro.

-El inframundo... -susurra el Dios, aunque no parece su voz la que proyecta sino la de otra persona- Bienvenidos a mi mundo...

El dios se mueve con mas cautela de la habitual, como si parte de ese mundo le hubiese contagiado.

-Asura no creo que puedas crear nada aqui... -Dice el Arezos sin apartar la mirada de Nerhu- Si no me equivoco, este mundo, no es fisico ¿verdad? Solo existe en las mentes.

Era bastante improbable que su hermano menor hubiese desarrollado de la noche a la mañana el increible poder de teleportar, sin embargo la capacidad de crear un mundo que solo existiese en las mentes, el poder de afectar a las mentes de los propios dioses si era un poder propio de Nerhu.

;)

Oye... Creo que ya es hora de hacer una escena aparte para Nerhu y los demás. ¿No te parece?

Total, se están desviando un pelin y ya es hora de que le metas el gusanillo dentro a los tres para crear la raza superior, sin seguir las ordenes del cosmos, ¿no?

Yo voy a retrasar todo lo posible la llegada de esa facción al Templo, y que los que allí estén piensen lo que quieran, ¿estás de acuerdo?

Y cuando tengas convencido a los demás de crear unas razas guays, el cosmos le chivará todo a su hijo y ya la tenemos montada, ¿que te parece?

Es una idea nomas. :)

La escena se puede llamar... ¿Infierno? :)

Si los demás Dioses intentan buscarte, diré que has montado una barrera que impide que vean o sientan algo de lo que sucede allí dentro, ¿ok?

Nerhu, el Dios Oscuro se ha ido.

Arezos también lo ha hecho, desapareciendo del Templo del Infinito.

Lo mismo que Asura, la bella Asura. Ya no está entre los Dioses.

Melenunde tampoco.

Los cuatro parecen haber hecho oídos sordos a la llamada de Adelphos para coordinar pensamientos en el Templo del Infinito.

Y Nimya seguía allí, de pie.

Alguno de vosotros intentáis expandir vuestra mente por todos los niveles de energía del lugar, pero nada. No podéis encontrar a Nerhu, ni a los demás.

Sentís una pequeña perturbación en algún sitio del Cosmos, pero no podéis precisar de donde proviene.

Éste mundo está hecho con la sustancia de la mente: es un alma en sí mismo. Vosotros, sin embargo, al haber viajado aquí físicamente, podéis interactuar con él como si fuera físico. Yo lo manipulo como a mi propio pensamiento.

Nerhu hace una pausa.

Hay muchas razones para que os haya traido aquí en éste preciso momento. Algo muy grande va a suceder, y de hecho ya ha empezado. He llamado a otros dos dioses que no tardarán en llegar. Entonces sucederá lo más grande que ha vivido la Creación.

Ok, Director.

Vamos a ello.

Crea la escena y ya.

Y a Frean si la quieres llevar tu, mejor que mejor, así haces con ella lo que quieras.

xD

Vamos a hacer que estos se den de ostias pronto, hombre ya, que son unos amuermados.

xD

No, no, lleva tu a Frean, que si no me entran tentaciones de que favorezca a mi dios incondicionalmente...

Bueno, la discordia sigue su curso. Voy a ilustrar lo que pasa para que de repente deje de haber una escena, a ver si suena coherente.

Pasea por la habitacion dando vueltas, todo esta saliendo demasiado bien, ella lo sabe y no le gusta, que a pasado con esos planes que tenia arezos, habia algo que le incomodaba, y queria saber que era para quitarselo de encima cuanto antes, con o sin la ayuda de nadie esas razas que con tanto cariño creaban iban a acabar mal... eso era lo que necesitaba.

Derrepente ese mensaje, que querria su hermano nerhu... en fin, vamos alla asintio con la cabeza y se concentro intentando llegar ante su hermano.

La aceptación de la diosa se ve casi inmediatamente respondida por una fuerza que le lleva a la velocidad del pensamiento a un mundo recién creado... Al inframundo.

Infinitas galerías de negro diamante, moldeadas por el dios de la muerte, se extienden majestuosamente con la inquietante grandeza de una ciudad nunca habitada que sólo tus ojos de diosa pueden comprender en su extraña armonía, ignorando las barreras opacas que habrían limitado la visión de un ser menor. Sin embargo, hay algo subyaciente en todo aquel entramado de materia virgen que no logras entender; un patrón voluptuoso en el que se hayan encriptados los más íntimos pensamientos de su creador.

Allí, Nerhu espera. Pero no está solo, sino que le acompañan Arezos y Asura.

Nerhu se sume repentinamente en una especie de ensoñación, y asiente con la cabeza, complacido.

Melenunde está en camino. No tardará en llegar. Tengo muchas cosas que contaros, pero prefiero hacerlo con los demás dioses ya presentes. Quiero decir con Melenunde y Frean, por supuesto.