Partida Rol por web

Fenrir antento a todo lo que realizaban sus compañeros había seguido a Jotum hacia la casa, lo primero era asegurarse de que no habían más enemigos.

Gracias a la providencia hemos sacado a Karlsko del mal. Y podríamos aprovechar esta pausa para reorganizarnos y conocer la situación que nos rodea

Los valientes Thyrianos, se habían reunido en el alto florido donde estaba el hogar de lo que fueran unos Thyrianos solitarios. Antes de que Thyra completara el retorno en busca de su arco, Sjá se lo devolvió caballerosamente, por lo que no tuvo la necesidad de desandar toda la senda. Sjá previamente se había entretenido en registrar el cadáver del Dasahu que había derribado en el desfiladero.

Jotum y Fenrir mientras, se habían adelantado a revisar la casa y sus alrededores, mientras Karlsko y Thur, después de recuperar sus piedras, comentaban y se disculpaban, también Thyra por cómo había sido el rescate tan peculiar que casi le costó la vida al propio Karlsko.

Cuando Jotum y Fenrir llegaron a la vivienda, encontraron la desolación. En la entrada como habiendo estando defendiendo la misma, primero el cadáver acribillado a flechas de un hombre y detrás una mujer, también ensartada en flechas, junto con un escudo desecho a puros flechazos. Dentro de la misma el espectáculo era peor. Dos criaturas, dos niños pequeños, de no más de 7 años, degollados en un rincón de la choza.  El escenario era evidente, los Dasahu, debieron sorprenderlos en su casa y apenas pudieron salir cuando los acribillaron a flechazos. Sus hijos indefensos, seguramente fueron pasados por los sables de esos endemoniados seres.

La choza estaba ligeramente revuelta, pero a diferencia de las otras, todavía conservaba sus enseres. Se ve que vuestra aparición fue antes de lo que esperaban para montar su emboscada.

En el exterior el aire fresco de la colina, mezclado con el aroma de la diversidad de plantas que coronan la cima, relajan un poco la situación.

Efectivamente he recogido las flechas, el arco corto y el sable. La armadura del Dasahu trato de tocarla lo más mínimo posiblemente, me dio asco verla e imaginarla llena de sangre de la lagartija. Las flechas las hecho en mi carcaj, el arco en mi bolsa y si el Dasahu lleva portasable, se lo quito con el sable, sino entonces acomodó el sable en el mismo cinto de mi falcata.

-Mi señora Thyra que alegría encontraros bien de salud, he aqui tu arco. Qué novedades hay?

Y dirijo una mirada disimulada hacia donde esta al extraño, al cual recuerdo haber visto en el templo cuando era interrogado

- Veo q todos tenéis armas arrojadizas, os importaría q me quedara con las hachas?. Espero q me sirvan mejor q las piedras.Lo siento pero, de momento, debo ir improvisando mi equipo.

La escena era Horrorosa, no entendía por que los Dasahus podían ser tan crueles, que sentido tenía.

Cada uno de sus compañeros se afanaba con sus tareas y después de un rato Jotum escuchó a Karlsko pedir las hachas.

- Por mi parte podéis coger todo lo que queráis, eso sí cuando acabe de recoger madera quiero leer el pergamino.

Dejó las armas en el caballo y comenzó a recoger madera para preparar la pira funeraria.

Sintiéndome avergonzado por no haber pensado primero en los muertos, dejo todo y ayudo a Jotum a preparar un entierro propio de Thyrianos para estas pobres gentes.

La escena era realmente horrible. Los cadáveres descubiertos en la cabaña mostraban el horror al que se enfrentaban. Miró a Karlsko y se dio cuenta de la suerte que había tenido aquel hombre de no acabar igual.

Ayudó a Jotum a juntar madera y preparar la pira. Cuando los cuerpos estuvieron colocados, Thur recogió el escudo y lo colocó sobre el pecho del hombre. 

- Ya que este escudo no ha conseguido protegerte, que sirva para llevarte al seno de Thyr. - susurró con voz queda.

Thyra agradeció enormemente a su compañero de caminos Sja, que le trajera su arco y le informó de lo sucedido allí, con todo detalle.

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- Creo que debemos honrar a los muertos y después continuar el camino- respondió con un tono de pena por lo que estaba observando a Thur, que le había preguntado.

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Después del proceso de honra a los muertos, Thyra se preparó arco en mano, y continuó por el camino que tenía delante.

Tras honrar a los muertos y si mis compañeros no se oponen, recojo las tres hachas arrojadizas para tener un arma de ataque a distancia. Espero poder vengar con ellas todos los males que están cometielo los Dasahus.

Tras escuchar atentamente el relato de Thyra y ver la tragedia ocurrida ayudo a Thyra y a mis compañeros a preparar y honrar los caídos. Luego de la ceremonia quedo un momento de silencio.

Cuando veo que Karslko va a coger las hachas le llamo con voz seria:

-Hey tú ...

lo miro seriamente y luego le digo, con voz más normal

-Date prisa y cuéntanos que fue lo que pasó, sabes algo de los que iban con vos?

y mientras el termina de coger las hachas me dirijo a Fenrir

-Como debemos disponer de los otros cuerpos, hay que quemarlos por precaución o enterrarlos o los dejamos hay tirados para alimento de los animales del bosque?

Fenrir estaba paralizado. Sabía que los Darasu no conocían la compasión pero en el fondo de su corazón no creía que fueran tan. Sistemáticos y tan crueles.

THYRA:- Creo que debemos honrar a los muertos y después continuar el camino

-Yo te ayudaré. Dijo Fenrir con la voz aún temblorosa.

Además de ayudar con los cuerpos, Fenrir recoje los pañuelos de lino, las bayas, el orbe de vino y la taza con la belladona. Siempre preguntando a los demás antes si a alguno le interesa los objetos que recoje.

En cuanto al equipamiento de los enemigos caídos Fenrir ni se digna a observar lo que llevan. No se permitiría a si mismo llevar equipamiento marcado por el mal.

Al sentirme interpelado por Sjá dejo muy despacio las hachas en el suelo y me incorporo muy lentamente. Le dirijo la misma mirada q les dirijo a los gatos monteses q quieren atacar mi rebaño y le digo, marcando levemente las sílabas:

- Soy Karl, hijo de Sko, del clan de la Llama Verde, de las Colinas Quebradas.

Suavizando el gesto y esbozando una sonrisa triste continúo,

- Apenas recuerdo lo sucedido en la Secuoya. Sólo se q el capitán Hudqvar me trató firme pero cortésmente. Llegamos a un asentamiento hacia el mediodía. Los lugareños nos trataron bien y nos dieron un buen almuerzo. Todos me repudiaron cuando supieron lo q había "hecho". Todos menos un zagal de mirada despierta llamado Estofausen, q no creía q yo hubiera podido hacer tal cosa.

Poco después comenzó la pesadilla. Apareció lo q ellos llaman una Dava. Son  guerreros con distinto armamento. Creo q eran los q debían ir a la Secuoya para apoyar a la bruja. 

Al rato aparecieron muchos más y nos vimos rodeados por, al menos, un centenar de esos demonios.

Conseguimos una posición elevada y nos pusimos espalda contra espalda. El capitán me devolvió mis armas para q redimiese mis actos a los ojos de Thyr mediante el combate. Honor para el capitán Hudqvar.

Matamos a muchos demonios ese día. La fatiga y un golpe en la cabeza acabaron conmigo.

Cuando desperté estábamos en un campamento cerca de la  Ermita. Había un gran contingente mandado por lo q llamaban un Dasarpa. El capitán Hudqvar y el dewafi Ashorten seguían vivos. Atados y desnudos como yo. Vi como ese Dasarpa se acercaba a ellos y les miraba con sus ojos saltones mientras les susurraba. Cambiaron. Ahora obedecían ciegamente sus órdenes.

Les pusieron unos harapos, una máscara, algunas piezas de armadura y les dieron sus armas.

Después fue mi turno. El Dasarpa hablaba en una lengua desconocida para mi q envenenó mi mente y me hizo estar a su servicio. Después saqueamos todos los enclaves Thyrianos de la zona, secuestrando a las mujeres y matando a los hombres q no podían controlar. Los niños....

Hace una hora os detectaron y nos mandaron tenderos una emboscada mientras el resto de la Dava volvía con el contingente para marchar hacia la casa de la bruja donde les espera el Gran Sarpa.

El resto ya lo conocéis.

Recojo las hachas del suelo y me aparto un poco del grupo.

- Amigos, antes de encargarnos de los muertos quiero rezar un momento.

Me arrodillo sentándome sobre mis  pies y dispongo mis armas delante de mí. Luego comienzo mi oración.

Thyr, te ofrezco mis armas Martillo de diablos, mi maza, Áspid, mi hacha de batalla y mis tres nuevas armas q serán Furia, Justicia y Venganza. Impregnalas con tu Furia y otorga tu Fuerza a mis brazos para barrer a tus enemigos de la faz del mundo.

DIcho esto, ayudo a mis compañeros a dar sepultura a los caídos.

Después les digo:

- Alguno de vosotros sabe de hierbas?, Tengo este saquito con la hierba venenosa q nos obligaban a mascar. Puede q le podamos encontrar uso para nuestras armas y así devolverles su propia medicina.

Thyra se paró ante el énfasis de Fenrir, no comprendía lo que le quería decir exactamente, pues le estaba repitiendo lo que ella acababa de decir. Por lo que le ignoró extrañada y preguntándose los misterios de las mentes de los Ensis. Y como este no había respondido a la pregunta de Sja, ella misma se tomó la libertad de contestarle por todos:

• Si bien no soy entendida en los asuntos religiosos, estos seres son dignos de mi más profundo desprecio por lo que dejarlos para alimentar a las bestias es el mayor favor que podemos hacerles y estoy segura que nuestro Dios, que tanto se alegra cuando los eliminamos estaría de acuerdo con nosotros….

Luego se replanteó darles facilidades a las bestias con los cadáveres de los Dasahus, terminando de machacarlos con su propio martillo, claro que la historia de Karlsko el filosofo, la volvió a la realidad de su misión.

Se acercó a Karlsko llena de emociones y le sacudió los hombros.

-¡Mi padre está vivo! Me temía que hubiera muerto luchando, pero ni eso le dejaron- entonces se volvió hacia el Gnomon-.

-Tengo la mente confusa y tu eres el más sabio de todos los presentes, quizás deberíamos estudiar un plan ya que a mí lo único que se me ocurre es cazar a esos diablos y salvar a nuestros compañeros y familiares de la Secuoya.

Tras escuchar a Thyra y a Karlsko, suelto estas palabras al aire

-De mi parte yo los quemaría para erradicar lo más posible su inmunda presencia de estas bellas tierras, pero desconozco los mandatos de nuestro señor Thyr al respecto... realmente no quiero enojarlo

luego me acerco a Karlsko amigablemente y dando una leve palmada en su hombro le digo

-Eres muy afortunado, gracias a Thyr que te hemos logrado recuperar. No sé si lo sepas, pero después de que vosotros salisteís de la Sequoya hubo una investigación y se descubrió que fuisteis victima de una bruja, así que salimos en vuestra búsqueda para regresarte y evitaros un castigo del que no eres merecedor.... por cierto, Thur parece ser el más apropiado para darle manejo a esas hierbas... mmmm... de casualidad sabes como os hacen resistentes a ese veneno?

-Aparte de eso, por dónde llegaron para preparar la emboscada y sabes que camino siguieron los demás?

Las palabras de Thyra me hacen recapacitar, tal vez la máscara nos pueda ser de utilidad. Quizá nos pueda ayudar a liberar a nuestra gente. 

- Amigos, mi repugnancia por estos seres me hizo quitarme la máscara y tirarla en esos arbustos. Tal vez nos pueda ser de utilidad para tender algún tipo de trampa a nuestros enemigos. Me ayudareis a buscarla?

No sé por dónde fueron Sjá, nos ordenaron permanecer aquí para tenderos la velada. Yo era el cebo. Hablaron de q iban a la casa de la bruja, no sé si sabéis dónde está. Su campamento está o estaba en la ermita q hay cerca de la casa del final.

Creo q es posible salvarlos eliminando al Dasarpa, su ausencia hizo q pudiera liberarme, por tanto si lo matamos todos aquellos bajo su influencia podrían liberarse, tu padre incluido Thyra.

Podría presentarme ensangrentado para informar. Nos daría una oportunidad. Cómo lo veis?

Mientras piensan comienzo a buscar la dichosa máscara.