Partida Rol por web

Melissa tras una última despedida abandona la posada y viendo que poco tenéis que hacer en la habitación de Ameko, bajáis de nuevo al piso inferior.

Nana se encuentra recogiendo los cuencos del desayuno y al ver que todos bajáis a la vez pregunta. - ¡ Oh ! ¿ Ha pasado algo ?

Para su sorpesa la respuesta de la chica solo hizo que su sonrisa se volviera aun mas irreverente mientras continuaba avanzando. Luego de unos minutos de silencio estuvo a punto de decir algo mas solo para ver si la chica seguia alli cuando de repente sintio un tiron en su manga y de un momento a otro escucho su voz mientras le chica se hacia visible-pues una posada es el lugar donde tienes una cama para dormir cuando estas lejos de casa-dijo intentando controlar la sorpresa en su voz mientras la veia alli flotando en el aire,se veia muy tierna con su blanco rostro todo ruborizado pero no podia dejar que eso lo distrajera otra vez, tenia demasiadas preguntas para hacerle y cada vez que la veia solo generaba mas preguntas de las que contestaba. Era una hechicera poderosa de eso estaba seguro ahora mismo porque de otra forma no se explicaba como podia estar alli flotando frente a el como si no fuera nada y a juzgar por lo que habia visto lo habia estado siguiendo invisible todo este tiempo,eso parecia encajar pero al mismo tiempo el echo de que no supiera lo que era una posada y que la noche anterior hubiera tenido que explicarle para que era el balde con agua parecia hablar de una niña que jamas habia dejado su pueblo y eso era exactamente lo que parecia alli delante de el pero cual era la verdadera chica?-si gustas puedes acompañarme dentro,supongo que no tienes otro lugar donde quedarte verdad-dijo ahora ruborizandose el un poco mientras desmontaba de su caballo y lo llevaba por las riendas hacia el establo de 'El cuervo rojo'.

-Una cama para dormir...- Me quedo pensando en voz alta un rato con la mirada perdida. -Eso es como el balde con agua caliente?- Ahora sí voy atando hilos, entonces era eso, la cama con agua caliente era para bañarse y dormir. Pero es raro, porque cuando me quedo dormida en las aguas termales siempre me despierto mareada, no se si sea del todo bueno dormir en un balde.

En eso el chico me ofrece quedarme con él. No me hace mucha gracia, me niego a dormir con él en un balde, estaremos apretados y seguro huele feo. -No.- Contesto mirando hacia otro lado.

Bajo de dos en dos las escaleras y observo como la damisela se sale de la posada, miro al grupo recien formado.

---Bueno,chicos!! Aqui os dejo- digo sonriendo y miro a Capri- Adelante Tio capri, hay una damisela a la que hay que proteger ¡Que suenen los cuernos!

Tras eso salgo corriendo cual caballero andante tras la damisela

Tras despedirte sales de la posada seguido por Capri que suelta un suspiro de resignación.

- Mi señor, ¿ Por qué tiene que seguir siempre sus impulsos ?. Comenta casi más para sí mismo que esperando una respuesta.

La mañana es fría, aunque poco a poco el manto dorado que extiende el sol comienza a calentar las calles y a las gentes de la ciudad. Los niños comienzan a corretear, los comerciantes abren sus negocios y la urbe entera parece que por fin comienza a desperezarse.

No te toma mucho encontrar a Melissa y tras correr un poco la alcanzas.

- ¡ Oh ! Parece que mi héroe se toma a pecho su labor. Dice mientras esboza una ligera sonrisa. - Está bien, si os quedáis más tranquilo acompañadme a los barracones, pero después he de ir a trabajar y me temo que no podré llevaros conmigo.

---Vamos, Capri, sí no siguieramos nuestros impulsos seriamos exclavos ¿no es divertido ser libre y no tener ataduras?*- le comiento mientras camino por la calle, mi cabeza no para de girar de un lado para otro sin saber donde centrar mi atención exactamente, hasta que finalmente encuentro a la chica- Holaaaaaa ¡Aqui estan tus caballeros protectores, te escoltaremos hasta donde haga falta! ¿En que trabajas, por cierto?

Al llegar abajo intente retornar a la normalidad que había antes del incidente con la chica.

Sorprendentemente, mi cuenco seguía en el mismo sitio donde lo había dejado. Intenté continuar con el desayuno.

- Se ha quedado frío... - Me quejé un tanto estupido de mi y deje reposar mi espalda sobre la silla.

Entonces, fue cuando preguntó la anciana. Salí de mis pensamientos para dedicar unos minutos a sus preguntas y, así de paso, satisfacer alguna mía.

- Ha pasado que tiene una bonita mancha de sangre en el suelo - Declaré directamente siendo fiel a la realidad.

Después de que la joven saliera y Wander la siguiera, me atrevo a preguntar.

- ¿Conoce a esa joven de algo? -

- Soy sirvienta en una casa de renombre. Te contesta Melissa mientras recorre las calles de la ciudad. Se mueve con pericia sorteando la numerosa gente con la que os encontráis, es evidente que conoce muy bien la ciudad. - ¿ De dónde sois ? Si no es mucho preguntar, no parecéis de por aquí. El camino no es muy largo y en tan sólo cinco minutos llegáis a los barracones.

Los barracones es uno de los edificios en los que la guardia de la ciudad tiene su base. Un guardia os saluda y al escuchar la intención de Melissa os pide que le acompañéis. En el interior os cruzáis con varios de ellos que se preparan para salir a patrullar por la ciudad, y otros dos que escoltan a un tipo con malas pintas, le conducen escaleras abajo fuera de vuestra visión. Finalmente te piden que esperes mientras Melissa relata lo ocurrido. Debido a que te hacen esperar a cierta distancia y a los ruidos del lugar no logras oír muy bien, pero eres capaz de discernir que al parecer Melissa fue asaltada por un grupo de cuatro individuos y que uno de ellos tiene algún tipo de marca distintiva.

Tras terminar, de vuelta en la calles, Melissa te pregunta. - ¿ Sabréis volver a la posada desde aquí ? Si lo necesitáis os puedo acompañar como agradecimiento, pero si no es necesario me iré de inmediato pues llego tarde al trabajo.

Tras la salida de Wander y Traian, Nana retira el cuenco ya frío de Ameko y trae uno humeante de la cocina. Te sonríe mientras lo sirve. - Toma toma joven, caliente sabe mucho mejor. Tras eso escucha la explicación de Ameko y con gesto de sorpresa continúa. - No la conozco de nada, he estado en la cocina hasta hace nada y al verla bajar seguida de todos vosotros supuse que sería una conocida vuestra. Nana se tranquiliza un poco después de que Ameko le explica que la muchacha se encuentra bien y que os habéis hecho cargo de sus heridas. - ¡ Uf ! Suspira aliviada. - Parece que mis huéspedes son gente muy altruista, os lo agradezco. Permitidme que hoy la comida corra de mi cuenta. ¿ Os encontráis vosotros bien ?. Cuando escucha que vosotros estáis ilesos os pide disculpas, coge un cubo con agua y un trapo y se dirige al piso superior.

Cuando la mujer se lleva el cuenco y vuelve con uno humeante, a punto estoy de tirarme a sus brazos y darla un abraza. Luego, pienso un poco en el acto en si, y me refreno.

- Gracias, no tendría que molestarse - La contesto intentando ser lo máximo educado posible.

Espero pacientemente a que hable antes de meter mano a la comida y, me sorprendo cuando al parecer, tampoco ella tiene ni idea de quien es. Es impresionante el manto de dudas que surgen en torno a Melissa, si es que se llama así en realidad.

- Parece entonces que ha sido una chica que ha aparecido sin más - digo a modo de conclusión - A lo mejor, lo único que tenemos que hacer es dejar de darle importancia.

Luego, aún me alegro más cuando parece que vamos a comer gratis. Cosa que no dejo sin agradecer también.

- La disfrutaré a su salud - La respondo mientras veo como vuelve a sus labores.

Parto un mendrugo de pan y me dispongo a meterlo directamente en el cuenco cuando me percato de que no estoy solo en la mesa. Levanto la mirada y observo a las dos damas que me acompañan: Una rubia, de conducta ligeramente aniñada y la otra misteriosa, con cierta tendencia a infravalorar a los hombres.

Dejo el pan en la mesa y señalo el plato.

- Si gustais - Las indico a modo de invitación - Supongo que lo normal, ya que compartimos mesa es que hablemos de algo - Algo espontaneo para romper el hielo - ¿Qué os trae por aquí?.

Shiba y Yukie aceptan la invitación. Shiba rechaza comer más y tras preparar un poco de tabaco comienza a fumar. Yukie sin embargo devora su segundo desayuno con un vigor que rebosa energía. Finalmente eres capaz de terminar de comer en condiciones y tus compañeras de mesa charlan un rato contigo. Yukie es extraña, de mirada franca y parcas palabras parece que simplemente no está muy acostumbrada a tratar con gente, aunque no parece mala chica. Shiba envuelve un halo de misterio alrededor de su persona; puede ser por su forma de contestar, aunque lo que llama la atención es su mirada, pues parece cargada de una experiencia más allá de la que su edad permitiría.

El tiempo transcurre y ambas se excusan, parece que Shiba tiene asuntos que atender en sus aposentos y Yukie va a dar una vuelta.

Un mozo de cuadra saluda a Mat y tras intercambiar unas palabras con él, se hace cargo de los arreos y le indica que la posada tiene habitaciones libres. - La dueña de la posada se llama Nana, ella le informará de lo que necesite. Te indica el mozo.

La posada a estas horas comienza a estar más viva. Es un lugar amplio y sorprendentemente limpio. Una pareja de jóvenes taberneros sirven jarras de cerveza a las mesas con clientes, mientras una mujer anciana pero de aspecto afable, conversa con los parroquianos detrás de la barra de piedra. Cuando Mat se acerca a la barra la anciana se presenta como Nana y tras sólo un breve intercambio de palabras, queda muy claro que Nana es una persona tranquila y de carácter muy amable. Te indica que poseen habitaciones libres. - ¿ Vienes de muy lejos joven ? Si lo deseas antes de comer puedo hacer que te suban a la habitación una gran tina de agua caliente para relajarte. Si prefieres comer primero sientate en una mesa libre y enseguida te sirvo. Te dice con una sonrisa.

Tras la marcha de tus compañeras de mesa, Nana se acerca y conversa contigo. Se interesa por saber si te encuentras bien, y te pide disculpas por el extraño incidente aduciendo que nunca había pasado algo así en su posada.

El tiempo pasa y finalmente casi es mediodía cuando la posada empieza a cobrar vida y dos mozos jovenes que saludan afectuosamente a la anciana comienzan a servir a la gente que va llegando. Todos parecen de por aquí excepto un joven apuesto que tiene pinta de haber viajado bastante y acaba de entrar y reservar habitación.
 

La anciana se ve amable, le ofreció una tina con agua caliente. Una tina es igual que un balde? Dormirá Mat en una tina?

Mientras miro en todas direcciones curioseando el lugar, descubro algo que luce asombroso, hay un pastel en una vitrina. Una vez probé uno de esos, me lo regaló una niña que conocí justo el día de mi cumpleaños, en verano. El que se hallaba en la vitrina era bastante parecido, con fresas y crema. -...- Le jalo la manga a Mat y me quedo mirándolo fijamente a los ojos, cuando logro captar su atención señalo el pastel.

Para su sorpresa el dueño de aquella posada era una anciana de aspecto maternal quien le informó que tenía habitaciones disponibles lo cual era un alivio dado lo llenó que parecía estar el salón común. Había pensado en sacarse primero el polvo del camino pero al ver la forma en que la chica miraba aquel pastel le hizo cambiar de opinión-si no le molesta preferiría comer algo ahora, con una porción de aquel pastel por favor--dijo señalado el pastel mientras le daba una sonrisa a la niña divertido ante su actitud tan infantil con respecto a los dulces.

Mat toma asiento en una mesa y Nana se interna en la cocina varias veces para traer la bandeja a rebosar de platos. La mesa rebosa comida, desde un humeante caldo hasta un trozo de cerdo asado cuya sabrosa carne se deshace en la boca tras morder la crujiente piel. La cocina de Nana es exquisita a falta de una palabra mejor. - Que te aproveche caballerete, espero que todo esté de tu agrado. Dice la anciana tras depositar el último manjar; un trozo de pastel de tamaño considerable que parece haber sido horneado hace poco, es de crema con trocitos de granada que parecen pequeñas fresas y con una pinta sabrosísima.

Agradezco la compañía de la posadera. Siempre es grato disponer de una visión sabia, ajena al mundo actual y basada en tiempos en los que vivir se llevaba de otra manera, donde el honor era algo más que una palabra escrita en alguno de esos maltrechos libros de las bibliotecas que dicen que hay en Gaia.

Me mantengo expectante, un poco sin saber que hacer. Toda la gente "extraña" con la que me había topado aquella mañana parecía haber desaparecido y, después de estar un rato entretenido con los viajeros que iban y venían, contando sus historias. Entra un chico que llama mi atención: No es como el resto, no se es extraño.

Encargo a Nana un cuenco más de comida ya que, al ver a todo el mundo comer, se me abre el apetito. Y, cuando lo trae, lo tomo con una mano y me acerco a su mesa.

- ¿Te importa si te acompaño? - después de hacer la petición me doy cuenta de que quizás mi acercamiento se pudiera malinterpretar. ¡Nada más lejos de la realidad!

Cuando veo a la anciana dejar la porción de pastel en la mesa se me abren mucho los ojos y me lo quedo mirando con admiración y luego miro a Cau-kun. -...- 

Doy un respingo cuando veo que otro chico se acerca a hablarle, y antes de que se de cuenta cojo el pastel y me escondo bajo la mesa para devorarlo a toda velocidad. -Ohm.. nom...- Está bueno, no recuerdo mucho como sabía el que me regalaron en mi cumpleaños, pero no creo que haya sido muy diferente. Una vez terminado el pastel asomo la cabeza por el borde de la mesa y me quedo mirando a los chicos conversar mientras me lamo los dedos con la boca llena de merengue.