Partida Rol por web

Tiempos de magia

Escena 3ª - Osrkuth

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27/04/2015, 11:44
Director

Notas de juego

Tenéis tiempo, si queréis, de preparar algo en el sótano. Recordad marcaros solo a vosotros dos como destinatarios hasta que os volváis a juntaros con Casandra u os comuniquéis mentalmente con ella.

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27/04/2015, 11:46
Director

Notas de juego

De momento estás sola y a la espera. Si quisieras rolear algo, debes desmarcar a tus dos compañeros.

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29/04/2015, 11:33
Casandra

Ya sólo quedaba esperar. Acurrucada en el lugar desde el que había vigilado la casa los días anteriores, a Casandra se le hacía más llevadera la espera pensando que aquella era la última noche de guardia. El plan iba bien encaminado, nadie les había visto entrar ni salir de la casa y no habían dejado ninguna señal. Sin embargo, si las personas fueran capaces de prever todos los posibles contratiempos jamás saldría mal ningún plan. Quizá la señora de la limpieza hubiera avisado al inquisidor de lo sucedido, quizá habían dejado algún indicio de que habían estado allí sin darse cuenta, quizá aquella noche el inquisidor entrara con alguien en su cuarto... todo podía pasar. Y sin embargo, lo único que podían hacer era esperar.

Sin otra cosa que hacer hasta las 12 de la noche, Casandra decidió que no podía seguir huyendo del tema que dejaba su conciencia intranquila ¿Qué iban a hacer con el inquisidor? Representaba una amenaza, eso era seguro, y Casandra era la primera que no dudaba en tomar medidas contra cualquiera que supusiera un riesgo para su vida. Pero en varias semanas de vigilancia tan sólo le había visto entrar y salir de su casa. Era una amenaza, pero una amenaza potencial. Tan sólo tenía la palabra de Albidion y la de Rufus como única certeza de que aquel hombre no podía seguir libre ¿Merecía el inquisidor Osrkuth la muerte por eso? La respuesta que le dictaba su conciencia era no. Casandra entró en la Logia porque sabía que no podía seguir viviendo aislada. Lo hizo para sobrevivir, no para hacer que otros sobrevivieran menos. Necesitaba una prueba de que aquel hombre era el monstruo que le habían descrito, hasta entonces no aceptaría que lo ejecutasen. A la maga no le agradaba la idea de tomarse la justicia por su mano, pero era preferible a que nadie la impusiera, y por desgracia esa era la realidad que le había tocado vivir.