Partida Rol por web

El viaje transcurrió sin hechos reseñables, era el propio Abraham quien le traía la comida y sus peticiones más básicas, tales como un poco de café y un par de libros no demasiado buenos que había ido recopilando por el barco para que se mantuviera entretenida, no podía hacer mucho más, por lo que los escasos dos días que tardaron en llegar a Isla Norte se le antojaron eternos a la doctora. No hubo más intercambio de información acerca de prometeo, debían esperar a tener más datos.

Desde la ventana, Fionna pudo observar el enorme ajetreo que había en el puerto debido al Festival del Verano, la celebración más importante de todas las Islas, donde se daban cita una imnumerable cantidad de personas cada año, y es que se decía que al menos había que venir una vez en la vida. Duraba alrededor de dos semanas, pero lo realmente bueno se reservaba para los tres últimos días. Había perdido un poco la noción del tiempo, pero debían andar más o menos por ese último fin de semana visto lo visto. Cuando el barco se detuvo, pasó más de hora hasta que el Rector vino a buscarla.

He esperado a que el barco estuviera prácticamente vacío.

No se toparon con nadie cuando salieron, ni Lena ni ningún otro miembro del equipo militar, y sin pasar ningún control ni espera, una de las ventajas de ir con un Rector, salieron del puerto adentrándose en las calles de Green City, cuya población prácticamente se triplicaba en esta época del año. No usaron ningún vehículo, sino que fueron andando, algo que no agradó a las piernas de las doctora al principio, pero que luego resultó edificante tras tanto tiempo encerrada en alta mar.

El paseo duró alrededor de media hora, y les fue introduciendo cada vez más en el concurrido centro de la ciudad, aunque no en plena parte de la playa, que era donde estaba el centro de la fiesta. Se detuvieron al llegar a una tienda que vendía todo tipo de accesorios para hacer surf y otros deportes acuáticos. Dos chicas jóvenes y un hombre de unos cincuenta atendían el mostrador del abarrotado comercio. Abraham intercambió una mirada con el hombre, y este hizo un gesto con la cabeza señalando la parte de atrás. Traspasaron una puerta que ponía privado, que daba paso a una especie de cuarto de descanso/almacén, y luego pasaron por otra sin rótulo, era obvio que el Rector conocía el lugar, que les condujo a una especie de taller en la que un hombre rubio, con barba y unos bonitos ojos marrones trabajaba en lo que parecía el motor de una embarcación. Abraham esperó paciente a que este se dirigiera a ellos. Cuando finalmente tuvo su atención, habló a la doctora.

Este es Theo, te quedarás con él, harás lo que te diga y sólo confiarás en quien él te diga tenía que dejar muy claro ese punto yo iré a buscar a la persona de la que hablamos, pero es mejor que lo haga en solitario, sólo serías un estorbo no lo dijo con mala intención, sólo era pragmático ¿queda claro? Preguntó antes de dirigirse al recién presentado.

Ella es Fionna, quiero que la ocultes y la cuides hasta que vuelva.

No era una petición, sino más bien una orden, aunque al chico no pareció importarle y asintió con la cabeza.  

Tierra firme. Fionna necesitó unos segundos para afianzar sus botas en la calzada salpicada de arena de playa. El sol despuntaba en lo alto de un inmenso cielo azul, limpio y despejado, arrancando destellos de colores a los pequeños mosaicos, farolillos y demás adornos que engalanaban la festiva Green City. Después de su interminable periplo, primero en alta mar y después sobrevolando las densas nubes rumbo al norte, tenía que admitir que volver a sumergirse en el apabullante ajetreo de la ciudad se le antojaba una perspectiva mucho menos desagradable de lo que había esperado.

Con Fred, a menudo habían hablado de traer a Alicia al Festival del Verano, seguros de lo mucho que ella habría disfrutado, sin embargo por uno u otro motivo, nunca habían encontrado el momento apropiado. Fionna no era precisamente la persona más festiva del mundo, nunca se había sentido especialmente atraída por grandes eventos ni celebraciones de esta, ni de ninguna otra índole (se aburría y solía considerarlas una pérdida de tiempo). Sin embargo dada su situación actual, la multitud de gente que entraba y salía de los comercios le otorgaba una falsa sensación de seguridad. Nadie había dado muestras de haberla reconocido y ella, a pesar de su escasa experiencia como fugitiva, se esforzó por que continuará siendo así. Además, una diminuta parte de ella agradecía el cambio de rutina.

Recordaba las conversaciones de algunos de los hombres de Seadox, quien más y quien menos, se había mostrado satisfecho con la idea de pasar unos días libres en el famoso festival de Isla Norte. Dudaba que pudieran dar con ella, no obstante. Había tenido tiempo de sobra en el acorazado para calcular su velocidad y por lo que sabía, a estas alturas los militares deberían llevar al menos un día de ventaja al barco de Jean. Por otra parte y aunque no tenía muy claro si podía contar con ello, no olvidaba su petición de dirigirse al este por ella. Ronnie era la mejor opción para Valentina, el curso de acción más razonable dadas las circunstancias. Sin embargo el capitán tenía una irritante inclinación por lo inesperado. Maldita sea. Se daba cuenta de que le echaba de menos, y se detestaba por ello.

Apenas llevaba equipaje, sus escasa pertenencias cabían de sobra en la mochila que llevaba al hombro. La lesión de su brazo estaba mucho mejor y ya apenas necesitaba utilizar el cabestrillo. Se limitó así a seguir al rector, silenciosa y atenta a cualquier movimiento extraño entre el gentío, mientras cavilaba sobre sus precarias opciones. Huir no parecía ser una de ellas, admitió fijándose en los detalles de los dependientes de la tienda a la que Abraham había terminado por conducirla. Además algo en su naturaleza, imposible de ignorar, la impulsaba a continuar siempre hacia delante, a desvelar el misterio. La misma punzada de curiosidad intrépida y obstinada que había hecho que se embarcara en un primer momento rumbo al sur, hacía ya tantos meses.

Suponía que el negocio de los deportes acuáticos era solo una tapadera, y suponía bien. Cuando el rector se marchó dejándola a cargo del tal Theo no protestó, despidiéndose del hombre con un gesto vago de la mano. Una vez a solas se tomó unos minutos para estudiar tanto al tipo encargado de su supuesta seguridad, como al lugar en el que se encontraba. No parecía un rector.

- ¿Hace mucho que trabajas con él? - Preguntó descargando por fín su mochila a sus pies.

Durante el tiempo que Fionna tardó en evaluar al desconocido, este aprovechó para terminar de pulir un par de detalles en lo que parecía una reparación de una tabla rota. Cuando le preguntó dejó lo que estaba haciendo y miró a la mujer que tenía delante.

Si, hace mucho contestó reforzando sus palabras con un movimiento afirmativo de su cabeza es una persona de fiar, por eso le ayudo cuando lo necesita se movió hasta un grifo que había en uno de los laterales y se empezó a lavarse las manos normalmente me pide que oculte y cuide a una persona, y hasta ahora no ha tenido queja sonrió mientras se giraba secándose con una toalla que había colgada a la derecha del funcional lavabo.

Lo primero será un cambio de look, necesitas ropa adecuada al clima de la isla y al ambiente en el que nos encontramos, lo mejor para pasar desapercibido es comportarse de forma normal desde luego la ropa que la doctora lucía no era la más indicada para el calor del lugar, pero ni siquiera había tenido tiempo de pedirle a Seadox o a Patty algo más apropiado así que vamos a por algo de ropa, y luego, si te apetece, iremos a la playa a comer algo, es importante que conozca la zona en la que estamos por si tienes que huir sola había que ser prácticos, y quedarse encerrados no era la mejor opción.

Le hizo un gesto para que lo siguiera, y salieron de nuevo del taller, pero sólo para cruzar la calle hasta el edificio de enfrente, una vivienda de dos plantas, no demasiado nueva, pero si decentemente conservada. Abrió la puerta sin llave y subieron por la escalera dejando dos puertas a cada lado. En el piso de arriba entraron en la puerta de la derecha, que daba a un piso de tamaño medio que revisaba vitalidad y colorido, a lo que ayudaban unas buenas vistas a la bulliciosa calle.

Ven

Se introdujeron en el pequeño pasillo que tenía tres puertas más, la del baño estaba abierta, pero fue la de justo enfrente la que abrió.

Esta es la habitación de mi hermana, en el armario hay ropa de sobra, elige una que te vaya bien el mencionado mueble estaba abierto y de un primer vistazo casi todo era con aire juvenil, con muchos colores y prendas un poco más “provocativas” de las que estaba acostumbrada a usar mi habitación es la otra señaló la cerrada hay un sofá cama en el salón en el que podrás dormir, es cómodo se encogió de hombros, era lo mejor que tenía en la casa a lo mejor te encuentras con mi hermana no te preocupes por ella, no te hará preguntas incómodas sonrió de nuevo no demasiadas no tenía claro si bromeaba o no.

Siguió al desconocido. Recelar se había convertido en parte de su rutina diaria desde hacía unos meses, sin embargo por algún motivo, esta vez no era el temor quien guiaba sus movimientos, si no más bien la curiosidad. El tal Theo no la trataba como a una prisionera, es más, ni siquiera parecía pensar que pudiera ser remotamente peligrosa. No lo era, claro, los militares habían puesto todo su empeño en desacreditarla tachándola de terrorista, sin embargo ella apenas sí se las arreglaba con un arma. Con todo, Theo no tenía porqué saberlo por lo que verdaderamente debía confiar en Abraham. ¿Significaba eso que el rector se fiaba de ella?

- ¿Cuantos años tiene tu hermana? - Preguntó echando un vistazo al armario. Fionna no era aprensiva, o al menos no solía serlo. Seadox había estado a punto de tirarla por la borda y aun así, no había conseguido amedrentarla. No estaba tan segura de poder decir lo mismo de aquella colección de coloridos trapitos minúsculos… ¿¡Qué se suponía que iba a hacer ella con una cosa así?! Admitía que el chico tenía razón, si seguía un minuto más con el jersey puesto le iba a salir un sarpullido, pero… ¿Esto? Ni siquiera en su adolescencia había llevado atuendos semejantes. Nunca se había interesado especialmente por la moda, siempre había tenido otras cosas que hacer (como machacar a sus oponentes y ser la primera de su promoción, por ejemplo) Estudió con disgusto como las prendas no seguían ningún orden en el armario, ni de color, ni de tamaño.

Piensa que es un experimento sociológico. Se dijo a sí misma. Claro que todo el mundo sabía que la sociología no era una ciencia de verdad… Demonios.

Escogió unos pantaloncitos tejanos y una camiseta de tirantes. Era rosa, pero también era la única que no tenía estampados llamativos. Cuando terminó de vestirse y salió al pequeño salón seguía sintiéndose desnuda. Con disimulo, trató de estirarse un poco los pantalones con la vana esperanza de que místicamente, se volvieran más largos. No sucedió, claro, así que terriblemente incómoda, terminó de soltarse el pelo que hasta entonces había mantenido sujeto con una goma.

- No se si yo llamaría a esto pasar desapercibida – comentó insegura. -Y eh… ¿siempre has vivido aquí? - siguió. No es que estuviera verdaderamente interesada en su vida, pero necesitaba distraerse de algún modo. Se sentía ridícula.  

Diecisiete...

Contestó Theo desde el exterior de la puerta a una pregunta que a lo mejor no esperaba respuesta.

Bueno, cuando salgas a la calle te darás cuenta de que ese tipo de ropa es bastante común entre las chicas de la isla, sobre todo en época del festival.

El muchacho la miró con una sonrisa divertida cuando la descubrió tirando del pantalón. Estaba claro que no aquella mujer no estaba acostumbrada a usar ese tipo de ropa, y también que no salía mucho, por lo menos en ambientes festivos, pero su piel morena hacia que no se notara su ausencia de exposición a la luz solar.

Si, nacido y criado en la Isla parecía bastante orgulloso de ello, y es que ese sentimiento era común para casi todos los del lugar la verdad es que nunca he sentido necesidad de buscar otros sitios, este es un buen lugar para vivir en paz y sin embargo ayudaba a los rectores sin hacer preguntas.

Te queda bien volvió a mirarla, pero siempre mantenía una distancia prudencial mira, si te están buscando, se fijarán en otras partes de tu cuerpo antes que en tu cara tenía unas piernas largas y un pelo oscuro bastante bonito y eso, eso es bueno, porque lo que queremos es que tu rostro pase desapercibido había que ser prácticos, y si Abraham la había traído era porque no quería que nadie la encontrara.

¿Te apetece salir a comer algo? Tengo que enseñarte las mejores opciones en caso de huida, y de paso aprovechamos también por si necesitas comprar alguna cosa más.

Quería que se sintiera cómoda, que confiara en él, era la única manera de que las cosas funcionaran y nadie corriera ningún peligro en caso de que llegaran a reconocerla.

¿Y tú? ¿De dónde eres?

Fionna arqueó una ceja. Puede que a él le resultara la mar de divertido pero ella no terminaba de  sentirse muy cómoda con la idea de convertirse en un trozo de carne ambulante. A efectos prácticos probablemente tuviera razón, pero eso no hacía que la perspectiva se le antojara menos desagradable.

- ¿A las chicas de por aquí no les molesta que no les miren a la cara? -Preguntó terminando por cruzarse de brazos en un gesto instintivo de autoprotección. Tampoco era como si hubiera conseguido cubrirse mucho más, pero se sentía menos expuesta. Estaba familiarizada con el concepto de mujer florero, sin embargo la razón por la que alguien querría representar un papel tan denigrante le resultaba completamente alienígena. Theo le dedicó una sonrisa sin mala intención, no obstante. Probablemente solo estaba tratando de ser amable.

- Lo de la comida sí que parece buena idea - Concedió devolviéndole una pequeña sonrisa a modo de disculpa. No había pretendido ser borde, después de todo tampoco era culpa suya que ella se encontrara hundida en la mierda hasta las rodillas.

Después de lograr que sus piernas volvieran a obedecerle y caminaran con naturalidad a pesar de la incómoda desnudez, abandonó el marco de la puerta y se acercó hasta su mochila. Le cabreaba sentirse vulnerable así que se esforzó por tranquilizarse y recuperar el control. Mantenerse ocupada siempre había sido la clave. Sacó parte del dinero que le había cogido a Klay y su libreta de notas, lo guardó todo en una bolsa de tela que había encontrado en la habitación de la hermana de Theo y se la cargó al hombro. Parecía más apropiado así.

- ¿Y cómo terminaste trabajando para un rector? -Preguntó. No le había pasado desapercibido el hecho de que con semejante atuendo, sería imposible que pudiera ocultar ningún arma. Tampoco consideraba que le hubiera podido servir de mucho, pero nuevamente, eso él no tenía porqué saberlo. Interesante elección, tenía que admitir... -Soy del este, por cierto - En todo momento el chico mantuvo las distancias y a ella le pareció que lo más prudente sería hacer lo propio.

Bueno, no son sólo las chicas las que van con poca ropa por aquí aclaró encogiéndose de hombros es un cuestión práctica, hay mucha humedad y es lo más aconsejable sino quieres terminar sudando como un pollo él llevaba una camiseta de manga corta algo degastada de color amarillo pálido y unas bermudas azul oscuro y bueno, el festival del verano es un buen punto de encuentro si buscas encuentros ocasionales, es la época del año donde vale todo sonrió en plan “a mi no me mires, así son las cosas”.

Perfecto, iremos a un sitio que conozco, a esta hora todavía encontraremos un lugar donde sentarnos y no esperar dos horas para la comida.

Se dirigió a la puerta tras recoger las llaves que había dejado en un bol de bambú que había en una mesita cercana a la salida y la invitó a salir cerrando tras ellos.

No trabajo para un rector, simplemente ayudo a alguien que me ayudó en el pasado especificó me gusta pensar que él también me considera su amigo, pero su forma de ser es bastante peculiar eso no podía negarlo nadie y de todas formas, los rectores hacen mucho por nosotros, así que echarles una mano me parece una buena manera de colaborar casi todo el mundo respetaba a los rectores, y era ese propio respeto el que muchas veces los aislaba del resto de los mortales, eran un grupo extraño, pero no podía concebirse la forma de vida que tenían actualmente sin ellos, pero eran pocos los que reconocían abiertamente su labor.

No podías ser de otra isla, tienes toda la pinta uso un tono un poco jocoso, sin ser ofensivo tu forma de hablar, la reticencia con el asunto de la ropa... sonreía con frecuencia, parecía un hombre feliz con lo que tenía no te lo tomes a mal ¿eh? Y tranquila, que no indagaré más sobre quien eres le dedicó una mirada de complicidad mientras la guiaba a través de las abarrotadas calles, deteniéndose en varias esquinas para explicarle los mejores lugares para salir, ya que las organización de las calles en la zona era bastante caótica.

¿No habías estado nunca en el festival?

Le preguntó mientras Fionna confirmaba que no era la única, ni mucho menos, que vestía con el tipo de ropa que ahora lucía. Tampoco los chicos ocultaban demasiado.  

- ¿Qué pinta se supone que tengo? ¿y qué le pasa a mi forma de hablar? - Se quejó mientras callejeaban, después se acordó de la ropa que llevaba puesta y apretó los labios. -¿Sabes? Mejor no contestes…- Rezongó fijándose en los puntos de referencia que de vez en cuando Theo le iba mostrando mientras caminaban. No lo diría en voz alta, pero tenía que admitir que en algo si que tenía razón. No destacaba y eso era bueno. No obstante, no dejaba de vigilar por encima del hombro un tanto paranoica. Bien pensado, no era paranoia cuando de verdad te persiguen.

Volvió a negar con la cabeza mientras observaba con curiosidad el ir y venir de la gente, los adornos y el ambiente festivo general. - Mi trabajo es exigente, no suelo tener mucho tiempo para estas cosas. - Aclaró en referencia a su última pregunta. Dificilmente se le ocurría un escenario menos apropiado para celebraciones que el embrollo en el que se había metido. Protomoleculas que conferían habilidades sobrehumanas, experimentos ilegales, los rectores, los militares… y sin embargo, ahí estaba, en mitad del festival más multitudinario de toda la Tierra Emergida. - ¿Esos son bollitos de canela? - Murmuró casi más para sí misma que para Theo, reparando repentinamente en uno de los puestecillos ambulantes. Demonios, le encantaba esa absolutamente insana mezcla de especias, monosacaridos para parar un tren y almidones refinados.

No le pasa nada a tu forma de hablar, es sólo que tienes un acento muy marcado Theo seguía sonriendo, estaba muy claro que aquella mujer se encontraba totalmente fuera de lugar y en serio, deja de preocuparte por la ropa, está bien, te has integrado con la gente, somos dos turistas más en medio del festival lo dejó ahí, no le preguntó por su trabajo, no era asunto suyo, mientras menos supiera de las personas a las que tenía que esconder mucho mejor, así no podría mentir si alguna vez se encontraba en problemas.

Por supuesto que eran bollos de canela, los vendedores ambulantes copaban gran parte de la calle, y antes de que pudiera darse cuenta, Theo ya estaba pidiendo un par de bollos que pagó con su propio dinero están bastante bien le entregó ambos a Fionna uno para ahora y luego otro de postre se rio de nuevo antes de centrar su mirada en un punto detrás de la mujer.

¿Qué?

No parecía nervioso ni nada por el estilo, y cuando la doctora se fijó descubrió que el chico estaba mirando un periódico en cuya portada destacaba la fotografía de una enorme mansión abarrotada de gente corriendo en todas direcciones vista un poco desde un punto lateral y elevado.

CAOS EN LA FIESTA DE ROCCESTER

Abrupto fin de la fiesta más importante del año. Diversos testigos afirman que un monstruo atacó el lugar durante la actuación de Kai Shandaloo, según estas mismas fuentes, la propia cantante resultó herida durante el ataque, aunque nadie sabe con exactitud cual es su estado.

El artículo continuaba

Lo que parecía el acontecimiento más importante de la década, la presentación del nuevo combustible que va a revolucionar el mercado, se convirtió en todo un desastre tras el supuesto ataque de un monstruo. Se han confirmado ya siete víctimas mortales y decenas de heridos. Patrick Roccester ha lamentado profundamente el incidente, y afirman que es más que posible que se trate de algún tipo de ataque orquestado por alguno de sus competidores directos, pero que ha dejado el asunto en manos de los rectores. Cuando fue preguntado por Kai Shandaloo, se negó a realizar cualquier comentario.

Joder...menuda se tuvo que armar.

La noticia copaba las portadas de los periódicos locales.

Aunque hubiera querido, no habría tenido tiempo de protestar. Antes de darse cuenta, Theo les había conducido a ambos hasta el desfile de tenderetes y ya tenía un paquetito con dos bollitos de canela recién horneados en las manos.

-Puede que esta fiesta no este tan mal, después de todo -Admitió mientras abría el paquete de papel marrón y dejaba que el aroma le llenara las fosas nasales. Sonreía, no es que fuera el alma de la fiesta, pero estaba sonriendo. Maldita sea, no tenía que ser así. Pese a todo una parte de ella se resistía a bajar la guardia. No tenía que ser divertido.

- Gracias - Añadió igualmente antes de aventurarse a dar el primer bocado. A la mierda... El valor alimenticio era una porquería, pero estaba tan bueno que merecía la pena el riesgo de glaucoma. - ¿Seguro que no quieres? - Preguntó ofreciéndole también a Theo un trozo del humeante bollito. Honestamente, prefería engullirlo ella sola, pero parecía el momento apropiado para una ofrenda de paz. Fue entonces cuando reparó en su repentina expresión de sorpresa y aun con el carrillo lleno de masa giró sobre sus propios talones para poder seguir la dirección de la mirada de su compañero, más allá de su espalda. Casi se dio de bruces con toda una hilera de ejemplares del diario matinal, el Green Post Journal, cuya primera plana exponía una morbosa fotografía de lo que parecían los asistentes de una fiesta huyendo caóticamente.

Roccester… ¡PyD!

La doctora tragó con dificultad la bola mantecosa con la que casi se atraganta, le puso el paquetito de bollitos a Theo en la mano y cogió uno de los periódicos para poder leer el resto de la noticia. Cualquiera diría que alguien tenía prisa por presentar a Prometeo al resto del mundo, claro que las cosas no habían salido según lo planeado. 7 muertos y otros tantos heridos a causa del supuesto ataque de un “monstruo”. Pensar en aquellos a los que los rectores combatían parecía lógico, pero ¿aquí, en mitad de la ciudad?

Sacó unas monedas de la bolsa de la hermana de Theo y se las entrego al hombre del kiosko. - ¿Sabes si Abraham tardará mucho? - Preguntó recuperando su habitual gesto serio y reservado. El precioso instante en el que Fionna parecía relajada se había esfumado tan rápido como se hunde una bala de plomo en el mar.

Cogió el bollo que le había sido entregado apresuradamente y observó divertido como la mujer devoraba el periódico con la misma voracidad con la que se había comido el bollo de canela. Cierto que la noticia tenía poco de graciosa, pero era complicado preocuparse por algo así en las circunstancias que lo rodeaban, además, esos pijos vivían en su mundo particular, así que tampoco tenía porque afectarle demasiado.

No tengo ni idea, habitualmente no suelen pasar más de un par de días, pero algunas veces ha sido más, otras menos... siento no poder ser más preciso.

La dejo espacio para que pudiera leer con calma mientras echaba un vistazo a su alrededor pausadamente.

La noticia ocupaba unas cuantas páginas en el interior, la mayoría eran opiniones de testigos que afirmaban que un monstruo atacó el auditorio de la mansión antes de la actuación de la conocida cantante. Una minoría afirmaba que el monstruo era mecánico, y otros que era un hombre disfrazado. Se afirmaba que en la fiesta, por fortuna, había varios rectores que evitaron males mayores. Eso significaba que Prometeo contaba con el respaldo del grupo, o por le menos de algunos de sus miembros, y también que había gente con mucho dinero interesada en una rápida incorporación de la sustancia al mundo.

También se hacía mucho hincapié en la desaparición de Kai Shandaloo, incluso se apuntaba la posibilidad de que ambos sucesos estuvieran relacionados, y que en realidad el ataque fuera planeado para asesinar o secuestrar a la joven de moda.

Nadie mencionaba nada negativo sobre Prometeo, es más, el ataque había desviado toda la atención de la sustancia.

Había una buena cantidad de material gráfico, pero nada respecto al monstruo. Si que había fotos de la cantante a la entrada de la fiesta, vestida con un elegante vestido y acompañada por una chica rubia desconocida para los medios y de la que se decía que era la nueva pareja sentimental de Kai, y también de un sonriente Roccester acompañado de su guapa esposa y su hijo durante el discurso de bienvenida a la fiesta.

Se prometía más información en la siguiente edición del periódico.

Tanto si se trataba de una máquina, como de un hombre disfrazado, en algo si que estaba de acuerdo con las declaraciones de Roccester: había sido premeditado. ¿Quizá fuera esta la razón por la que los militares se dirigían a Isla Norte?. Patrick Roccester acusaba a sus competidores del ataque y gracias a Abraham, ella también estaba al corriente de las intenciones de Mikah. ¿Tenía alguna relación con lo sucedido en la fiesta? ¿Quién podría estar detrás de aquel ataque tan deliberada y burdamente espectacular? Dicen que el enemigo de tu enemigo es tu aliado, pero tras lo ocurrido durante los últimos meses, Fionna no lo tenía tan claro. Mikah, después de todo, estaba tan muerto como el resto de su equipo.

Por otro lado, toda la atención parecía desviarse hacia la desaparición de la famosa cantante, la tal Kai Shandaloo. ¿Que pintaba un personaje semejante en todo este asunto? ¿También esto era intencionado, o solo una suerte de desafortunadas coincidencias?. Ya fuera por instinto o por por pura paranoia, después de lo que había sucedido con ella misma, Fionna se  inclinaba más bien por lo primero. En cualquier caso, si todos aquellos titulares eran la razón por la que los militares habían movilizado el enorme acorazado volador hasta Green City, no quería estar en el mismo sitio cuando empezaran los fuegos artificiales. Con un poco de suerte, quizá hasta se hubiera convertido en un objetivo de prioridad inferior. La zorra de Lena no la habría dejado escapar tan fácilmente sin una buena razón... Claro que tampoco tenía intención de quedarse para averiguarlo.

- Deberíamos marcharnos - Comentó tratando de contener su inquietud. Con cuidado, dobló el periódico por la mitad mientras centraba su atención discretamente en la multitud que les rodeaba. Dos días... No estaba segura de tener tanto tiempo.

Theo estuvo de acuerdo con Fionna, más que nada por cortesía, dudaba mucho que alguien los estuviera siguiendo, se habría dado cuenta, pero la mujer parecía ahora algo nerviosa, y por experiencia sabía que eso no era bueno en estas situaciones.

De acuerdo, regresaremos pero deja que pille algo de comida antes o tendré que volver a salir.

Se encaminaron de vuelta al apartamento del muchacho tras coger un par de pizzas en un de los puestos ambulantes, con calma, integrándose de nuevo en aquel amasijo de gente que provenía de todos los lugares de la Tierra Emergida. No tardaron en llegar, y, tras cerciorarse una vez más de que nadie los seguía, menos aún en introducirse de nuevo en el piso que los hermanos compartían.

Todo seguía exactamente como lo habían dejado, con aquel desorden lleno de vida.

El chico dejó la comida en uno de los pocos huecos libres de la encimera, dispuesto a sacar alguna servilleta...

¿Qué quieres beber? Hay refresco, cerveza, agua... miró en el interior del refrigerador uhm, creo que eso es todo... concluyó mirando a la doctora.

Justo en ese momento se abrió la puerta del piso dejando a la vista a una chica joven, alta, con el pelo rubio y largo y vestida de una manera muy similar a Fionna. Con una camiseta azul marino y blanca que no le llegaba a cubrir el ombligo y una falda tan pequeña como la de ella, en un alegre tono amarillo con algunas flores adornándola de variados colores. Unas sandalias y completaban su atuendo. Llevaba en la mano un vaso con pajita de la que bebía cuando entró.

Theo, te necesitan abajo para … fue entonces cuando descubrió a la intrusa ehm la miró y sonrió de una manera muy parecida a la de su hermano ostras, no sabía que había alguien aquí dijo aún sorbiendo algo ruidosamente soy Zoe, la hermana de Theo aclaró por si las moscas, no estaba segura de si era un ligue de su hermano oye, ¿es esa mi ropa? Le preguntó más divertida que otra cosa.

!Zoe!

Le reprendió suavemente su hermano.

Es Fionna, una amiga de Abraham que se quedará con nosotros un par de días la chica se encogió de hombros, como si no le importara demasiado

Eh tío, por mi bien, ya lo sabes, es sólo que eso que ha elegido no combina demasiado bien, pero no le queda mal del todo dejó el vaso sobre la mesa de madera, goteando ligeramente y cogió un trozo de la pizza de su hermano, eran iguales, así que no podía fallar es broma tía, todo lo que tengo queda genial Theo parecio ligeramente avergonzado y tú baja antes de que la lien anda, yo le haré compañía.

El mucho se disculpó antes de marcharse diciendo que no tardaría mucho. Zoe se dejó caer en el sofá.

Hace un calor de la hostia y la playa está petada, al menos esto se llena de tíos buenos, es casi lo único positivo del jodido Festival

Le sonrió con complicidad

Theo se marchó, dejándola sola con una lata de refresco en la mano y una adolescente con los niveles de GnRh por las nubes, despanzurrada sobre el sofá. Aún en pie, mientras hacía un esfuerzo colosal por ignorar tanto la abarrotada encimera de la cocina como el vaso de cartón goteante que ya empezaba a dejar marca sobre la mesa, Fionna estudió a la hermana de Theo con la curiosidad de un entomólogo que acaba de descubrir una especie rara de insecto. Suponía que ella también debería de haber pasado en algún momento por una fase similar, sin embargo su tránsito por la adolescencia había resultado ser más bien un mero trámite previo a su ingreso en la universidad, que una etapa vital reseñable. Al parecer, al contrario que el resto de sus congéneres ella tenía cosas importantes que hacer, ambición y aspiraciones en la vida para variar, no recordaba haber tenido tiempo para la rebeldía, la irresponsabilidad y las decisiones estúpidas como perforarse partes del cuerpo o teñirse el pelo de un color antinatural y absurdo.

- Ya… La comisión debería plantearse cambiarle el nombre por Festival de la Clamidia o algo así. -Comentó acercándose hasta la ventana para echar un discreto vistazo. Estaba empezando a replantearse su decisión de traer a Alicia a este sitio algún día. Ciertamente, la playa, como el resto de la ciudad, estaba atestada. -¿Sabes si el Herusalem, el hospital, queda muy lejos de aquí? - Preguntó en un tono casual, antes de darse la vuelta para volver a mirar a la rubia. - Gracias por la ropa, por cierto. -Añadió con lo que pretendía ser una sonrisa cordial.

Estaba segura de que en lugar de estar perdiendo el tiempo despanzurrada sobre el sofá, Zoe debería estar estudiando, haciendo deberes o cultivando su inquietud de algún modo más productivo que divagando sobre los torsos esculturales que se paseaban por la playa. ¿Cuantas horas de gimnasio habría invertido el tio que se paseaba ahora mismo bajo su ventana? ¡Demonios Fionna, es un crío! Ella también estaba enferma...

¿El festival de qué?

Preguntó la joven sin haber entendido a que se refería Fionna, su gesto también delataba su ignorancia respecto al significado de la palabra pronunciada.

¿El hospital? Su rostro se iluminó más contenta mientras cogía el vaso y daba otro sorbo a su refresco, el interés por lo que significaba clamidia parecía haberse evaporado regular, está justo en la parte de abajo de la colina, donde empiezan los barrios pijos, andando desde aquí unos veinte minutos movió la mano en un gesto que quitaba importancia al asunto de la ropa hay que ayudar a quien lo necesite, eso dice Theo y a ella no le importaba hacerlo, sobre todo en asuntos tan nimios como el de la ropa.

Sus ojos se movieron en dirección al periódico, que reposaba en la mesa cerca del lugar donde había estado sentada Fionna ¿Has leído lo del monstruo? Le preguntó con renovado interés ¿Y lo de Kai? La miró interrogante joder, que fuerte, espero que no le haya pasado nada, un montón de gente ha venido porque han dicho que su último disco es la hostia, que va a ser algo que nunca se ha visto antes negó con la cabeza claramente contrariada un grupo de colegas van a ir a buscarla, debería apuntarme, que coño, todo el mundo debería apuntarse, no me puedo creer que haya alguien tan hijo de puta para secuestrarla, o tan capullo, porque cuando lo pillen... mordió otro trozo de pizza se te va a enfriar le advirtió ¿quieres ir al hospital? ¿te pasa algo? Volvió a saltar de tema.

Zoe volvió a llamar su atención. ¿Ir en busca de la diva del pop? ¿Es que se había vuelto loca? Probalemente era otro de los efectos secundarios intrínsecos a la adolescencia. Demonios, que molesto. Definitivamente había sido todo un acierto saltarse esa fase.

Fionna se volvió, encaminandose también hasta el sofá. - Creía que eso era ahora asunto de la policía – Repuso alargando la mano hasta alcanzar uno de los trozos de pizza de la caja que reposaba sobre la mesa. - No se si es buena idea mezclarse en algo así -Añadió conciliadora, observandola de reojo mientras se aventuraba a dar el primer bocado.

Cuando volvió a retomar el tema del hospital la doctora se limitó a encogerse de hombros fingiendo restarle importancia. ¿Podría contactar con Ronnie o sería otra trampa? - Estoy bien. Es solo que no conozco la ciudad y según están las cosas…- siguió señalando con un ademán la portada del Journal -Nunca está de más saber donde se encuentra el hospital más cercano.-

La joven bufó ante la mención de la policía esos no hacen ni el huevo, joder, si se las ha colado un monstruo en la fiesta de Roccester para ella era tan evidente que eran unos inútiles que le sorprendió que alguien pensara que podían servir de algo si todo el mundo está pendiente de encontrarla, será mucho más fácil, no será peligroso, iremos en grupos, y si la encontramos nos haremos famosos, y seguro que ella nos estará agradecidos le brillaron los ojos antes semejante posibilidad joder, eso si que sería la hostia de verdad, hacerse colega de Kai, y ella conoce a todos los tíos ricos, guapos y famosos del mundo si, eso estaría de puta madre según la perspectiva de Zoe.

Ah, vale se encogió de hombros repitiendo el gesto de Fionna también hay un par de puestos de atención médica en el paseo principal, uno al principio y otro al final, no son un hospital, pero atienden urgencias básicas informó señalando con la mano las direcciones, como si eso sirviera de algo dentro de la casa...luego se quedó callada durante unos instantes...

Oye, ¿por qué te está escondiendo Abraham? Le preguntó en un tono de voz más bajo se supone que no debo preguntar, pero, ¿no crees que estaría bien saber si eres una peligrosa delincuente? No tenía mucha pinta de ello, pero a saber ¿has visto alguna vez uno de esos monstruos? Señaló la portada del periódico, ver uno sería la leche, joder, eso si que molaría.

Fionna cabeceó no muy convencida con los argumentos de Zoe. Le seguía pareciendo un riesgo innecesario y estúpido, ¡y todo solo para conseguir un buen polvo! - Precisamente - Repuso apoyando la espalda en el respaldo del sofá, pensativa y concienzuda, como siempre. - No he visto nunca nada parecído pero si la policía no pudo hacer mucho contra ese “monstruo”, ¿que te hace pensar que vosotros tendréis más suerte?. -volvió a negar con la cabeza. - Una cosa es estar atento a lo que ocurre a tu alrededor para poder echar una mano y otra inmiscuirse en una investigación en curso. Más que ayudar, podríais poner en peligro a esa chica. ¿Qué crees que pasará si los secuestradores se sienten amenazados? -

La pregunta flotó en el aire durante unos instantes. Ella también parecía preocupada, no obstante. ¿Qué pintaba esa mujer en medio de todo esto?. Era evidente que había detalles que se le escapaban. Alguien con suficiente potencial y armamento irrumpió en la fiesta de Roccester con la intención de ¿qué? ¿qué buscaban en la fiesta?. Por razones obvias, enseguida había descartado a los militares, además, ¿todo esto para secuestrar a una simple cantante? No tenía sentido. Tenía que haber algo más y ese algo, sospechaba que estaba relacionado con Prometeo. No podía ser casualidad. Puñetas, lo sabía...Viajar al Norte había sido un error.

Zoe siguió hablando y una pequeña sonrisa resignada afloró en los labios de Fionna ante la comprensible curiosidad de la chica. Una peligrosa delincuente... - ¿Cambiaría algo si lo fuera? – Respondió tomandose unos segundos antes de volver a negar con aire cansado – Si te sirve de algo, no tienes que preocuparte por eso, no soy tan interesante. Simplemente estaba en el lugar indicado, en el momento menos oportuno. Eso es todo. -

La lógica de Fionna no pareció impresionar a la joven, que fuera peligroso era algo difícil de meter en la cabeza de una persona como Zoe nosotros tenemos ganas de encontrarla, según he oído por ahí, los militares no están haciendo mucho para buscarla, ellos están más concentrados en el asunto del monstruo, además, no correremos ningún riesgo, no somos estúpidos era una clásica respuesta cuando se carecía de otra argumentación más convincente.

También pareció decepcionada cuando la doctora le aseguró que no era peligrosa, aunque bueno, tampoco es que la creyera del todo, y parecía dispuesta a seguir preguntando cuando de nuevo la puerta del apartamento se abrió y Theo reapareció.

Ya estoy de vuelta.

Saludó y miró con resignación como su pizza había menguado, pero conociendo a Zoe casi podía dar las gracias por haberle dejado algo.

Entonces yo me piro, he quedado con unos colegas.

Dicho y hecho, sin darle tiempo de réplica a su hermano mayor, abandonó el piso tras despedirse con una sonrisa de Fionna.

El chico lanzó un suspiro y se sirvió una cerveza, ofreciendo a Fionna durante dicho proceso. Tras esto, se sentó en uno de los taburetes altos que rodeaban la atestada encimera espero que no te haya molestado mucho, es buena chica, pero a veces no sé como hacer para que me haga caso decir a veces era una apreciación muy optimista, así que como suponía que había dicho algo inadecuado, prefiero casi disculparse por adelantado.

Yo esta tarde debería echar una mano abajo, así que creo que lo mejor es que te quedes aquí descansando le sugirió, allí estaría a salvo luego cuando termine podemos volver a salir a por algo de comer y así también puedes hacerte una idea de la ciudad por la noche todas las precauciones eran buenas aunque si tienes otra cosa en mente... después de todo, no era una prisionera.